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Praxis Filosófica

versión impresa ISSN 0120-4688versión On-line ISSN 2389-9387

Prax. filos.  n.25 Cali jul./dic. 2007

 

EL PROBLEMA DE LA GENERALIDAD EN LA EPISTEMOLOGÍA CONFIABILISTA*

 

Carlos Emilio García Duque

Universidad de Caldas, Universidad de Manizales

Recibido Julio de 2007; aprobado Septiembre de 2007.


RESUMEN

Las discusiones sobre epistemología confiabilista suelen centrarse en el examen de teorías de proceso confiable, según las cuales una creencia es justificada syss es producida por procesos que son generalmente confiables. Pero la noción de "proceso-tipo confiable" es muy controvertida. Por ejemplo, autores como Conee y Feldman consideran que las teorías de la justificación de proceso confiable son irremediablemente defectuosas, debido al "problema de la generalidad". En este trabajo me propongo bosquejar la idea central de justificación en términos confiabilistas, y determinar hasta qué punto se pueden sostener las críticas de Conee y Feldman contra la noción alstoniana de confiabilismo de proceso. Finalmente, sugiero una estrategia para neutralizar las objeciones de Conee y Feldman, y una propuesta esquemática para justificar los procesos-tipo que generan las creencias confiables.

Palabras clave: Epistemología confiabilista, confiabilismo de proceso, proceso-tipo confiable, justificación, Alston, Conee, Feldman.

 


ABSTRACT

Discussions on reliabilist epistemology use to focus in the examination of reliable process theories, according to which, a belief is justified iff is the outcome of processes that are generally reliable. But the notion of "reliable type-process" is a very controversial one. For example, authors like Conee and Feldman think that theories of justification of reliable processes are hopelessly defective due to the "problem of generality". In this paper I intend to give an outline of the central idea of justification from a reliabilist perspective, and to determine the point up to which Conee and Feldman’s criticisms against the Alstonian notion of reliabilism of process are tenable. Finally, I suggest a strategy to neutralize Conee and Feldman’s objections and I give a schematic proposal to justify the type-processes generated by reliable beliefs.

Key words: Reliabilist Epistemology, Process Reliabilism, reliable type-process, justification, Alston, Conee, Feldman.

 


1. Introducción

Según el confiabilista, el si una creencia es justificada o no depende de si está vinculada con la verdad de manera confiable. La idea se puede retrotraer a Ramsey, si bien su confiabilismo hace parte de una teoría del conocimiento en lugar de una teoría de la justificación. Aparte de la distinción entre teorías confiabilistas del conocimiento y teorías confiabilistas de la justificación, es posible hacer una distinción adicional entre teorías de indicador confiable y teorías de proceso confiable. Una teoría de indicador confiable afirma que una creencia es justificada syss está basada en razones que son indicadores confiables de la verdad. Una teoría de proceso confiable sostiene que una creencia es justificada sólo en el caso de que sea producida por procesos que son generalmente confiables. Ha habido muchas críticas contra la noción misma de "proceso-tipo confiable". Se ha argumentado que todas las formulaciones de lo que ha de contar como proceso-tipo confiable son defectuosas debido al "problema de la generalidad". Por ejemplo, Conee y Feldman concluyen que las teorías de la justificación de proceso confiable están completamente perdidas. En este artículo me ocuparé exclusivamente de la noción de "proceso confiable", con el muy modesto objetivo de bosquejar la idea central de justificación en términos confiabilistas, de determinar hasta qué punto son consistentes las críticas de Conee y Feldman contra la noción alstoniana de confiabilismo de proceso y de presentar una propuesta esquemática para justificar los procesos-tipo que generan las creencias confiables.

2. Una teoría confiabilista de la justificación

En "What is Justified Belief?" Alvin Goldman ofrece una teoría de la justificación en términos confiabilistas. Su teoría está motivada por el fracaso de otros análisis tradicionales de la justificación. Goldman rechaza el análisis de la justificación que apela a la indubitabilidad o auto-evidencia sobre la base de que: (a) estas explicaciones usualmente se dan en términos epistémicos (una característica que él quiere evitar en una cláusula-base apropiada); y (b) si conseguimos una formulación en términos no epistémicos, entonces dicha formulación es presa fácil de contraejemplos. En su opinión, hay algo incorrecto en todos los análisis tradicionales, que confieren "el estatus de ‘justificada’ a una creencia sin ninguna restricción sobre las razones por las que se sostiene la creencia, i.e., sobre aquello que inicia o sostiene causalmente la creencia"1 .

Para remediar este problema, Goldman propone tomar en cuenta los procesos causales que hacen que una persona crea algo. Él anota que todos los procesos que "confieren justificación" a las creencias (e.g. recordar, emplear el buen razonamiento, o hacer introspección) tienen la propiedad de la confiabilidad. Goldman plantea su propuesta positiva así: "el estatus de justificación de una creencia es función de la confiabilidad del proceso o procesos que la causan, donde (como una primera aproximación) la confiabilidad consiste en la tendencia de un proceso a producir creencias que son verdaderas más bien que falsas"2 .

Goldman precisa la noción de "proceso" anotando que un "proceso" es "un procedimiento u operación funcional" que genera un solapamiento de ciertos estados –"inputs" – con otros estados –"outputs" –. Un proceso formador de creencias es confiable si produce creencias, y la mayor parte del tiempo dichos resultados son creencias verdaderas3 . Goldman denomina a su teoría "confiabilismo histórico" ya que hace que la justificación de una creencia dependa de su historia. Esto contrasta con lo que Nozick denomina teorías del "segmento de tiempo actual" que convierten el estatus justificacional de una creencia en una función de lo que es verdadero del conocedor al momento de la creencia.

Resulta llamativo anotar que algunos contraejemplos de Goldman al análisis tradicional de la justificación también parecen ser contraejemplos a su propia teoría. Imaginemos por un momento que, de hecho, el Papa es infalible y que hay una persona que emplea el siguiente procedimiento para formar creencias:

Si escucho que el Papa afirma que p, entonces creo que p.

Puesto que suponemos que el Papa es infalible, el asentimiento papal será claramente una guía confiable para la verdad de una proposición.

Supongamos que la persona en cuestión no tiene fundamentos para pensar que el Papa es infalible –él simplemente acepta de manera dogmática que el Papa siempre está en lo correcto. En tal caso, su proceso de formación de creencias satisface las condiciones de Goldman, pero es intuitivamente obvio que su creencia no está justificada. Goldman sugiere una maniobra mediante la cual podemos poner una restricción en los procesos condicionalmente confiables. Podemos agregar el requisito de que los procesos condicionalmente confiables tienen que ser capaces de aceptar cualquier forma de creencia como input, y no solamente creencias que tengan un contenido de la forma "el Papa dijo que p". Esta maniobra, aunque un tanto ad hoc, elimina el contraejemplo.

Sin embargo, es fácil producir otro contraejemplo que no sea vencido por la maniobra de Goldman. Como contraejemplo a su (6a), podríamos imaginar un agente cognitivo que tiene poderes de clarividencia totalmente confiables, pero no es consciente de tenerlos. Si bien las creencias que esta persona forma mediante la clarividencia son verdaderas, parece intuitivamente obvio que no son justificadas, aunque satisfacen la condición establecida. Otro tanto ocurriría si suponemos un mundo mágico en el que todo lo que la gente quiere que sea verdad, se convierte realmente en verdadero. Incluso, podemos imaginar que nadie comprende que este fenómeno está ocurriendo. En un mundo así, desear sería un método confiable para obtener creencias verdaderas. Sin embargo, aún no produciría creencias justificadas. Goldman, responde a este tipo de contraejemplos afirmando que un proceso no es conducente a justificación a menos que sea un proceso confiable en el mundo real, y no en algún otro mundo posible o ejemplo fantástico.

Se ha sugerido que esta jugada tampoco es muy satisfactoria. ¿Cómo sabemos que pensar con el deseo no es confiable en este mundo? Por ejemplo, puede haber un demonio benevolente que ha permanecido durmiendo hasta el momento presente pero que garantizará que todos nuestros deseos sean realidad en el futuro (este es el argumento escéptico tradicional en una forma nueva). Goldman realmente no responde a este problema. Al parecer su maniobra implica en última instancia renunciar al análisis conceptual. En realidad, estipular que los procesos confiables que confieren justificación a nuestras creencias tienen que ser procesos en el mundo real, parece apuntar en esa dirección. En lugar del análisis conceptual, Goldman sugiere que su meta consiste simplemente en explicar por qué sentimos que ciertas creencias están justificadas y otras no. Tal explicación podría hacer uso de las creencias preexistentes, tales como la creencia de que pensar con el deseo no es un proceso confiable de formación de creencias.

En realidad Goldman no toma muy en serio problemas como el del clarividente. Sin embargo, un problema adicional que él si toma en serio aparece ilustrado en el siguiente ejemplo:

Supóngase que, con base en una autoridad completamente confiable, se le informa a Jones que cierta clase de sus creencias es casi toda errónea. Sus padres inventan una historia totalmente falsa, según la cual Jones sufrió de amnesia cuando tenía siete años y posteriormente desarrolló pseudo-memorias de ese período. Aunque Jones escucha lo que sus padres dicen y tiene razones excelentes para confiar en ellos, persiste en creer los recuerdos ostensibles de su pasado4 .

En este caso, parece que las creencias de Jones no están justificadas, aunque están basadas en un proceso confiable. Goldman considera un número de alternativas (que no discutiré aquí) para manejar este tipo de caso. Su planteamiento final (llamémoslo CF, por contrafáctico) sostiene que:

Si la creencia de S en p en el momento t resulta de un proceso cognitivo confiable, y no hay un proceso confiable o condicionalmente confiable disponible para S, que si hubiera sido usado por él, además del proceso que efectivamente usó, habría resultado en que S no hubiera creído en p en el momento t, entonces la creencia de S en p en el momento t es justificada5 .

¿En qué medida resuelve ésto el caso de la memoria? Jones dispone de un proceso confiable que, si lo usara, lo haría pensar que las creencias basadas en sus recuerdos no serían justificadas (i.e., un proceso basado en el testimonio de sus padres, en quienes, según el ejemplo, él tiene excelentes razones para confiar). Por lo tanto, según la explicación revisada, Jones no tiene justificación para creer los recuerdos de su pasado. CF nos permite lidiar con todos los casos donde se sigue un proceso, confiable incluso cuando hay buena evidencia de que no es confiable. Pero, como lo reconoce Goldman, CF tiene el problema de que el significado del término "disponible" no está bien definido. No queremos incluir entre "procesos confiables" procedimientos de los que no sabemos nada, ni incluir la recolección de nueva evidencia. Según Goldman "... tenemos en mente aquí procesos adicionales que rememoran evidencia previamente adquirida, y evalúan las implicaciones de dicha evidencia etc."6 . El problema con esto es que términos como "evidencia" y "evaluar" son ellos mismos epistémicos y, por lo tanto, también requieren justificación.

El análisis confiabilista no exige que una persona tenga acceso cognitivo a la relación de confiabilidad que justifica una creencia para ella. La persona no tiene que comprender los procesos confiables que justifican sus creencias. En la mayor parte de los casos, si la persona no tuvo tal acceso, entonces no tendría buenas razones para pensar que la creencia es verdadera. Sin embargo, según el confiabilista, aún tendría justificación para aceptarla. La clave para este enigma ha de encontrarse en la noción de confiabilidad.

3. ¿Cuándo es confiable un proceso cognitivo?

La respuesta parece ser clara: un proceso cognitivo es confiable cuando produce verdad más bien que falsedad. Pero el análisis tradicional de la justificación es vulnerable a los argumentos escépticos. ¿Cómo respondemos a estos argumentos en el confiabilismo de proceso? Una sugerencia que hace Goldman implica restringir su tratamiento de la noción de "proceso" a casos que encontraríamos en ambientes no manipulados7 . Alston plantea algo similar, cuando nos urge a restringir su análisis a los procesos de creencia efectiva que se encuentran en las "situaciones típicas". Solicito que mis comentarios se critiquen contra un transfondo similar. En particular, deseo suscribirme a los siguientes planteamientos.

1. Parto de la presunción de que el conocimiento es posible y, en consecuencia, que ciertas creencias son justificadas; que tenemos (para el propósito general de este artículo) un buen ejemplo de conocimiento en los resultados pragmáticos de las teorías científicas, y que ya que el sentido común es un caso límite del conocimiento científico, muchas creencias de sentido común gozan de un grado comparable de justificabilidad.

2. Sólo me ocuparé aquí del conocimiento humano, y mi comprensión de la palabra "humano" se restringe a individuos adecuadamente desarrollados que son capaces de formar meta-creencias. No tengo interés en individuos no reflexivos, y mucho menos en criaturas irreflexivas.

3. Deseo rechazar por anticipado contraejemplos provenientes de mundos posibles y ambientes manipulados contra los puntos de vista implicados por el confiabilismo de proceso.

Hechas estas advertencias, aquí están mis sugerencias:

El principal problema para las teorías confiabilistas de la justificación parece ser el de la generalidad. Se arguye que no hay forma de relacionar instancias particulares (tokens) de creencias que son el resultado de procesos de formación de creencias con un proceso-tipo individual o pertinente, porque cada instancia puede ser una realización de muchos procesos-tipo diferentes (esto excluye la idea de un tipo único) y porque la noción de "tipo pertinente" es ambigua o mal formulada (y esto impide la posibilidad de encontrar el proceso-tipo relevante).

Me parece que en análisis conceptual y en las discusiones sobre confiabilismo se suele oscilar entre las complejidades presentes en fenómenos causalmente determinados y aquellas complejidades que pueden jugar un rol determinante en nuestro conocimiento de ellos. En mi opinión, el problema radica en que los análisis comunes de este paralelismo caen inadvertidamente en una falsa analogía. Se sostiene que ya que incluso el evento aparentemente más simple del mundo es realmente muy complejo y que no podemos agotar todos los detalles que lo rodean, no es posible justificar adecuadamente una creencia sobre dicho evento, en razón de su incapacidad para capturar complejidad tan grande. Por otro lado, algunas veces se apela a la naturaleza compleja de un proceso de formación de creencias, como una manera de desalentar a los partidarios de las teorías confiabilistas de proceso de la esperanza de proporcionar una explicación funcional de dichos procesos. La falsa analogía ocurre cuando apareamos la versión simplificada de un evento con una explicación detallada del proceso de formación de creencias putativamente correspondiente. En otras palabras, la falsa analogía ocurre cuando queremos simplificar un evento, y concentrarnos en una de sus características o propiedades notables, pero nos abstenemos de hacer lo mismo con la creencia correspondiente.

Tomemos, como ejemplo, el caso de la creencia proposicional (g): "x fue asesinado de un disparo". Este parece ser un caso fácil. Me parece que hay una clara cadena causal que conecta los siguientes eventos: un arma de fuego que se dispara, una persona que resulta herida por la bala y la muerte de esa persona como resultado de la herida ocasionada por el impacto de la bala en su cuerpo. Por supuesto, esto presupone una simplificación. En gracia a la explicación se dejan muchos detalles por fuera, aunque también podría alegarse que dichos detalles son irrelevantes. Por ejemplo, para creer correctamente que (g) no necesitamos saber si x fue víctima de un asalto, ni si su asesino era adicto a las drogas, ni cual era el calibre de la bala. Todas estas piezas de información pueden ser cruciales para formar muchas otras creencias relacionadas que tienen como objeto el evento principal que (g) expresa, pero no cometeríamos la falacia de conclusión apresurada si hacemos caso omiso de esta información cuando lo único que importa es si la creencia de que (g) es justificable. Me parece que aquellos filósofos que se molestan en formular preguntas acerca de si el disparo pudiese ser una realización de tipos como "ser un asalto", "haber sido disparado en tal y cual dirección", "ser una bala de tal o cual calibre", etc, buscan en la dirección incorrecta. Para ver por qué, consideremos a qué equivale este planteamiento de conocimiento. Si el planteamiento de conocimiento es "saber que la persona x fue asesinada de un balazo", sostengo que podemos aislar lo que es realmente importante para justificarlo, y preocuparnos de los antecedentes causales del evento en cuestión sólo en la medida en que contribuyan algo importante al planteamiento de conocimiento.

Conee y Feldman sostienen que no podemos encontrar la solución al problema de la generalidad en los campos del sentido común, la clasificación científica o los contextos especiales. Puesto que considero que el sentido común es simplemente un caso límite del conocimiento científico, comenzaré por explorar sus contraejemplos en busca de posibles debilidades al rechazar el sentido común, y luego haré algunos comentarios sobre el campo de la ciencia. Las principales quejas sobre el sentido común son (i) que no es posible proporcionar una identificación única del tipo relevante para cada instancia de proceso, porque hay muchos tipos de sentido común; (ii) que "las clasificaciones del mero sentido común resultan muy amplias para hacer las distinciones epistémicas correctas entre las creencias" y que (iii) "no todas las creencias que resultan de alguno de estos tipos son justificadas o aproximadamente justificadas por igual"8 .

Los planteamientos anteriores parecen adecuados. No parece posible objetar ni (i) ni (ii) porque, en efecto, no hay un tipo único que pueda ser considerado como el "tipo relevante" para subsumir bajo sí la amplia variedad de instancias de proceso que son realizables bajo categorías tan amplias como "percepción cuidadosa" o "memoria vívida". Pero quizá la multiplicidad de tipos que se trae a escena sea espurea. Conee y Feldman arguyen que la creencia, formada visualmente, de que hay un arce, es el resultado de un proceso que instancia todos los tipos siguientes: proceso visual, proceso perceptual, proceso identificador de árbol, proceso diurno, proceso de interior, etc. Sin embargo, no todos estos procesos pueden tener el mismo grado de relevancia. Alston nos pide explícitamente excluir de la identificación de tipos de procesos relevantes, candidatos indeseables como "procesos que ocurren un miércoles", o "procesos que ocurren en la ducha" que ciertamente no desempeñan ningún rol (determinante) en el proceso de formación de creencias. Por otra parte, los procesos "identificadores de árboles" o "diurnos" parece que tienen algo importante en relación con el resultado de la clasificación correcta de arces. Ahora bien, puesto que la habilidad para clasificar objetos requiere conocimiento previo y creencias antecedentes, me parece que este caso se ajusta mejor al campo de la "clasificación científica". Cambiemos el ejemplo ligeramente, al caso más inocente de la creencia formada visualmente de que hay un árbol en frente.

Se puede argüir que la capacidad de identificar un árbol requiere, de nuevo, conocimiento previo y creencias antecedentes, pero ignoremos esta objeción en gracia al argumento. Supongamos que Smith, un sujeto normal, bajo circunstancias cotidianas mira al frente y forma la creencia "aquí hay un árbol". Me parece que el tipo relevante podría ser identificado apropiadamente como "percepción cuidadosa". Pero, probablemente, esto no es satisfactorio. Alguien estaría tentado a mencionar los tipos "proceso visual", "proceso perceptual" y tal vez quiera argüir que la mera percepción es suficiente para formar esta creencia, y que Jones, un sujeto cognoscente desatento, cuando se enfrenta a circunstancias similares, formará la misma creencia. Creo que esta acusación simplemente reitera un planteamiento que no quiero desafiar aquí, a saber, que la misma instancia de proceso puede ser el resultado de diversos tipos. Lo que realmente importa ahora, es determinar si podemos o no identificar razonablemente el tipo relevante y si podemos o no decir algo sobre su grado de confiabilidad.

Consideremos el planteamiento (iii) arriba. El punto es que algunos supuestos tipos relevantes son de tal modo que producen creencias con distintos grados de justificabilidad y esto, por supuesto, plantea un problema para el confiabilista. Conee y Feldman piensan en sub-casos de procesos perceptuales como creencias que resultan de una mirada rápida. Es fácil dar ejemplos en los que una mirada rápida no produce una creencia justificada, y otros ejemplos, en los que, por contraste, lo hacen. Prima facie, esta objeción no debería perturbar al confiabilista. Después de todo, él no está planteando que todas las creencias formadas por el tipo de proceso relevante estén igualmente justificadas. En su lugar, él sostiene que un proceso es confiable si genera creencias verdaderas en una gran proporción de una serie de casos adecuada. Sin embargo, el profundo contraste del contraejemplo amerita una respuesta mejor que, a propósito, los mismos objetores sugieren. Ellos construyen la situación de tal modo que dos nuevos aspectos entran en escena: simplicidad extrema y experticia. Primero, es obvio que cuando la creencia se reduce simplemente a algo vago "hay algo afuera", entonces una mirada rápida resulta suficiente para formarla. Si la creencia en cuestión es "hay una cabrá montes allí", entonces necesitamos más que una mirada rápida, a menos que (1) la distancia sea muy corta, o (2) el observador realmente sepa como es este animal. Segundo, si la creencia es "hay un cocodrilo en la playa", entonces, de nuevo necesitamos más que una mirada rápida y, me temo, incluso tendríamos que agregar que (3) el observador es un experto que puede identificar la diferencia entre un caimán y un cocodrilo.... Podríamos agregar indefinidamente nuevas condiciones que simplemente modificarían la situación original introduciendo distintos marcos de referencia. Cada nuevo marco parece mostrar que la identificación del tipo de proceso relevante es una empresa sin esperanza, en el modo en que Conee y Feldman sugieren. Sin embargo, podemos adherirnos a la sugerencia general de confiabilismo de proceso y ver si puede proporcionar una explicación razonable de lo que está involucrado en el proyecto de identificar el tipo relevante.

Conee y Feldman continúan su crítica del confiabilismo de proceso examinando la explicación del "tipo relevante" mediante la noción de "hábito" (Alston) o "estrategias de formación de creencias" (Wallis). Ya que los hábitos y las estrategias son clasificaciones de sentido común de algunas de las formas en que formamos creencias, ellos aceptan que la idea es que "el hábito mental" empleado para formar una creencia particular que determina su grado de justificación es plausible9 . Por lo tanto, el principio sería:

H. El tipo relevante para cualquier instancia de formación de creencias es el hábito mental, o la estrategia de formación de creencias que él instancia10 .

Sin embargo, H no se puede usar para identificar un tipo relevante único porque muchas instancias de proceso son ejemplos de más de un hábito. Los autores ofrecen el ejemplo de un experto identificador de árboles que no apela a un "hábito mental" único para identificar exitosamente un árbol, sino que usa un paquete de estrategias que producen el resultado deseado11 . En mi opinión, aquí se esconde algo más que el problema de la generalidad. Primero, porque aparentemente ellos usan la palabra "hábito" en dos sentidos diferentes cuando discuten la sugerencia de Alston. El primer sentido corresponde aproximadamente a lo que Alston quiere decir, cuando nos pide entender el tipo de un proceso de formación de creencias como un hábito cognitivo. El segundo es más cercano al sentido ordinario de la palabra que designa un comportamiento particular en el que el sujeto se involucra con frecuencia. Segundo, porque cuando ellos mencionan los hábitos de pensamiento para resolver un problema cognitivo (clasificar un árbol) traen a colación estrategias metacognitivas y éstas no se pueden comparar, de ningún modo, al "hábito" de leer el último párrafo de un artículo para juzgar su tema. El primero revela buenas estrategias de resolución de problemas, el segundo es sólo un mal hábito de lectura.

Los autores sostienen que las clasificaciones científicas no consiguen proporcionar los elementos que podrían ayudar el proceso confiabilista en su búsqueda del tipo relevante. También critican la propuesta de Baergen, según la cual un tipo que produce creencias relativamente generales es más confiable que los tipos que producen creencias más específicas. La acusación es que esta idea haría "las creencias clasificatorias más generales mejor justificadas que las clasificaciones más específicas." Conee y Feldman piensan que este resultado es inaceptable, ya que algunas veces la creencia menos general está mejor justificada, mientras que otras la creencia más general está mejor justificada. Estoy seguro de que no es difícil producir muchos ejemplos de cada caso. Sólo deseo hacer un comentario a su ejemplo de un observador que puede, con una mirada, afirmar (y creer) que lo que ve es una ballena, pero cuya creencia de que es un mamífero puede estar menos justificada. Considero que aquí hay una confusión de tipos. Todo lo que se requiere para formar la creencia de que una enorme criatura marina es una ballena, es la habilidad de usar el sustantivo "ballena" adecuadamente, es decir, la habilidad para reconocer características muy destacadas en un objeto observado. La creencia de que una ballena es un mamífero pertenece a una categoría diferente. Esta es conocimiento proposicional e involucra familiaridad con clasificaciones de género-especie. Pero tan pronto aprendo esta clasificación, no debería tener ningún problema para creer que "una ballena es un mamífero" sin importar mi habilidad para reconocer una. No discuto el hecho de que parece haber una diferencia en lo que podríamos denominar el "valor cognitivo" entre saber que una ballena es un mamífero y ser capaz de identificar una, pero este es otro problema.

El fenómeno de la formación de creencias es, en realidad, más complejo de lo que aparece a primera vista. Tengo la impresión, sin embargo, de que se puede encontrar una explicación plausible en la dirección que indican los confiabilistas de proceso. En particular, creo que la solución tiene que involucrar la idea de metacognición y la diferencia entre las estrategias de pensamiento de expertos y novicios (mencionada por Conee y Feldman). Ofrecer una formulación apropiada de las estrategias que deberíamos explorar para resolver este enigma es algo que no puedo hacer en los límites de este artículo, pero nada me impide sugerir el punto general.

El conocimiento es un asunto complejo, pero también es un hecho innegable. El reto para los confiabilistas consiste en identificar el tipo relevante que produciría creencias verdaderas bajo uso extensivo. Hasta ahora, ellos han estado buscando en el reino de los procesos cognitivos como "procesos perceptuales estándar", "recordar", "buen razonamiento" e "introspección". Los enemigos del confiabilismo afirman que algunos de estos procesos producen creencias injustificadas, y que otros instancian clases muy estrechas. Alston ha sugerido una respuesta para el "problema del caso singular" (la segunda objeción). Él considera que esta objeción se puede resolver haciendo énfasis en que la confiabilidad es una noción de "propensión" o "disposición" y no un asunto del registro real de desempeño. ¿Qué tan dañina es la primera objeción? Si entendemos "produce creencias injustificadas" como sinónimo de "no es infalible", entonces la objeción no parece ser muy dura. Confiabilidad no es infalibilidad. No tenemos problema para entender el hecho de que incluso procesos altamente confiables no siempre produzcan la verdad. Si el sujeto es desatento, por ejemplo, incluso cuando emplea procesos que involucran reglas formales, puede cometer errores. Si entendemos la objeción como "produce muchas creencias injustificadas" entonces el confiabilista tendría que abandonar su evaluación de ese tipo particular, pero este parece ser un camino sin salida, ya que los procesos perceptuales estándar de hecho podrían producir muchas creencias injustificadas y lo mismo puede ser cierto de cualquier otro proceso cognitivo.

Quizá la respuesta se encuentra en el lado metacognitivo12 . Supongamos que lo que determina la confiabilidad de un proceso de formación de creencias es la apelación a las estrategias metacognitivas correctas. En este escenario, complementamos nuestros tipos cognitivos (i.e., procesos perceptuales estándar, buen razonamiento, etc.) con estrategias metacognitivas. Cuando usamos adecuadamente las estrategias metacognitivas entonces la instancia de proceso resulta en creencias confiables. Dejar de usar las estrategias metacognitivas resultará en creencias injustificadas. Y hay diferencias apropiadas: el buen razonamiento, por ejemplo, cuando se usa en conjunción con las estrategias metacognitivas adecuadas, invariablemente produciría creencias justificadas, mientras los "procesos perceptuales estándar" solamente aumentan su grado de confiabilidad, dejando espacio para el error. Además, las estrategias metacognitivas se pueden afinar con la autocr ítica y la auto-corrección. Por esta razón, los expertos juzgan mejor que los novicios y podemos construir sobre las bases que otros han establecido. Hay pocas dudas en lo relativo al hecho de que los cognoscentes humanos emplean estrategias metacognitivas13 . Los investigadores en el campo del diseño instruccional han identificado algunas de esas estrategias y las han incorporado a teorías de la instrucción que nos dicen como enseñar a otros a convertirse en mejores pensadores o resolutores de problemas. Pero, incluso sin estos resultados, es obvio que cada vez que criticamos racionalmente nuestros juicios de percepción o nuestros patrones de razonamiento, estamos en la posición de eliminar más fuentes de error. Algunos casos son más fáciles que otros. Si veo un objeto a la distancia, sé que sería apresurado formar una creencia que determine la clase de objeto que he observado. Pero el hecho de que la justificación de hechos burdos de la experiencia, sea muy diferente de la justificación de verdades de la ciencia (o de la justificación de verdades conceptuales) no refuta la sugerencia general.

Se puede argüir que dirigir la atención a lo metacognitivo no hace otra cosa que mover las dificultades del tipo relevante a otro campo. Esta podría ser una preocupación legítima, y lo único que puedo decir ahora es que no veo ninguna razón para esperar la misma multiplicidad de tipos en el nivel metacognitivo. Mi sugerencia es que hay unas cuantas estrategias metacognitivas confiables (quizá sólo una muy poderosa, flexible y capaz de auto-corrección) que funciona de manera similar a las formas lógicas, en el sentido de que pueden recibir múltiples contenidos y tratarlos bajo líneas comunes. Así como un reloj no tiene que estar en un estado diferente para dar la hora a muchas personas, en muchos momentos distintos, un proceso de tipo confiable podría identificarse de tal suerte que demuestre ser capaz de acomodar múltiples y diversas entradas de datos, procesarlos y generar resultados confiables ejecutando unas cuantas operaciones básicas. Dado que en la mayor parte de las situaciones de conocimiento estamos en la posición de tener redundancia causal, creo que podemos concebir de manera razonable unos cuantos procesos simples que operan con las entradas disponibles y producen los resultados deseados. La ciencia cognitiva podría ofrecer mejores y más estructuradas respuestas a estas preguntas, y me parece que este es uno de los lugares donde la filosofía necesita aprender algo de la psicología14 .

Mi propuesta puede plantearse del modo siguiente. Cuando aquellos que consideran que el problema de la generalidad es insoluble tratan de presentar su caso, tienden a concentrar la atención en cualquier ejemplo dado, o en una ‘disparidad’ entre los tipos de procesos que podrían ser relevantes y la creencia en cuestión (o quizá los pensamientos conexos sobre la creencia). Más precisamente, Supongamos que tenemos un ejemplo en el que S forma la creencia B. El entusiasta del problema de la generalidad tratará de hacer una de las dos cosas siguientes: (i) se concentrará en una descripción muy compleja del proceso que conduce a la creencia B y al mismo tiempo se concentrará o en una creencia simple B o en una descripción simple de las creencias conexas de S sobre el tema al que pertenece B; o (ii) se concentrará en una descripción muy simple del proceso que conduce al evento, al tiempo que se concentra o en un evento complejo B o en una descripción muy compleja de las creencias conexas de S sobre el tema al que pertenece B. El proceso tipo relevante es aquel que tiene el mismo nivel de complejidad que la creencia formada, o es conmensurable de otro modo con las creencias del sujeto acerca del tema. Por otra parte, mientras los procesos-P son igualmente confiables donde quiera que operen, no es necesario que para las creencias B y B*, si el tipo relevante para B es P, entonces el tipo relevante para B* también sea P. Tal vez el criterio de relevancia permite que los procesos-P sean relevantes para algunos casos pero no para otros, aunque, por supuesto, la confiabilidad de ese proceso tipo siga siendo la misma a través de todos los casos.

Una creencia justificada es siempre el resultado de un proceso para el cual el sujeto tiene una estrategia meta-cognitiva –es decir, alguna concepción del proceso, alguna forma de pensar sobre él y evaluarla– y esta concepción del proceso ya determina el tipo relevante. En otras palabras, el tipo relevante es aquel bajo el cual el sujeto mismo piensa –o al menos pensaría– acerca de dicho proceso. Veamos esta propuesta de manera esquemática: La creencia de S es justificada si es producida por una instancia de proceso p tal que:

(i) si S se involucrara en reflexión crítica sobre B, S usaría una estrategia cognitiva que concibe a p como de tipo P, y

(ii) los procesos de tipo P en realidad son confiables.

Al final de la jornada queda una pregunta. ¿Qué hemos de decir de aquellos conjuntos de estrategias metacognitivas que son instanciadas sólo una vez y que, en consecuencia, producen sólo una creencia verdadera o falsa? ¿Hemos de decir que son confiables o no? Creo que la solución para este problema se sugiere a sí misma. Una estrategia metacognitiva es algo que se puede instanciar muchas veces. Pero su confiabilidad no es función de los resultados o productos efectivos en un período de tiempo específico. Es una función de los resultados de sus múltiples instanciaciones, y podemos entender mucho mejor esto si adherimos al planteamiento deAlston cuando trata la confiabilidad en términos de una disposición o propensión.

 


1 Alvin I. Goldman. "What is Justified Belief?". En: Epistemology: An Anthology. Ernest Sosa and Jaegwon Kim (Eds) Oxford: Blackwell, 2000. p. 344.

2 Ibíd. p. 345. Y este resultado deseable ocurre la mayor parte del tiempo. Cf. Alvin I. Goldman. (Op. Cit.) p. 347.

3 Hay ciertos detalles adicionales en la propuesta de Goldman. Él define la noción de proceso condicionalmente confiable como aquel en el que "una proporción suficiente de sus creencias resultado son verdaderas en razón de que sus creencias entrada son verdaderas". Así mismo, introduce la noción de creencia dependiente del proceso, algunos de cuyos insumos son creencias. El análisis completo es como sigue: (6a) Si la creencia de S en p al momento t resulta ("inmediatamente") de un proceso de formación de creencias independiente que es confiable (de modo incondicional), entonces la creencia de S en p al momento t está justificada. (6b) Si la creencia de S en p al momento t resulta ("inmediatamente") de un proceso de formación de creencias dependiente que es (al menos) confiable de manera condicional, y si las creencias (de haber alguna) sobre las que este proceso opera al producir la creencia de S en p al momento t están ellas mismas justificadas, entonces la creencia de S en p al momento t está justificada. Cláusula de cierre: Una creencia está justificada si y sólo si satisface (6a) y (6b). Cf. Alvin I. Goldman. (Op. Cit.) p. 347.

4 Ibíd. p. 350.

5 Ibíd. p. 351.

6 Ibíd.

7 Senso stricto, es posible resolver con el mismo expediente las críticas que él hace a las explicaciones tradicionales de justificabilidad.

8 Earl Conee and Richard Feldman. "The Generality Problem for Reliabilism". En: Epistemology: An Anthology. Ernest Sosa and Jaegwon Kim (Eds) Oxford: Blackwell, 2000. p. 375.

9 Las contribuciones de Alston yWallis a esta discusión se encuentran en la compilación de Kim y Sosa que acabo de citar.

10 Ibíd. p. 375.

11 "Smith, nuestro identificador de arces, puede tener el hábito de concentrarse mientras hace juicios visuales cuidadosos, el hábito de recordar tipos de árboles que se sabe hay en el área cuando hace la clasificación de especies, y el hábito de contar puntos en las hojas para identificar árboles aceráceos". Ibíd. p. 375. Nótese que cada uno de estos hábitos parece funcionar para formar distintas creencias (aquí hay un árbol, este árbol es de la especie x, etc.) pero no me ocuparé de este punto.

12 Las teorías en psicología educativa distinguen entre las habilidades cognitivas que se emplean para ejecutar el proceso de codificación, almacenamiento, recuperación y transformación de la información, y los procesos de orden superior (metacognitivos o ejecutivos) necesarios para poner en marcha los procesos de orden inferior y para monitorear el resultado de las transformaciones y respuestas generadas por dichos procesos. Los términos empleados para distinguir entre las habilidades de pensamiento de orden inferior y las de orden superior varían notablemente, pero hay cierto consenso acerca del hecho de que las habilidades metacognitivas están entre las competencias mentales más transferibles. Las cinco habilidades metacognitivas básicas son: el monitoreo de la comprensión; el empleo de claves propias para evaluar el propio desempeño; la planeación; el mantenimiento de metas; y la flexibilidad de pensamiento.

Por otra parte, muchos teóricos distinguen entre conocimiento metacognitivo y procesos metacognitivos en un claro paralelo con la distinción entre conocimiento declarativo y conocimiento procedimental. Los procesos ejecutivos o metacognitivos se usan para planear, monitorear, evaluar y modificar procesos de ejecución. El conocimiento metacognitivo es el conocimiento resultante de esta actividad reflexiva. Aunque el conocimiento de la propia actividad cognitiva aumenta con la edad, aún no es muy claro si los procesos metacognitivos más efectivos producen o requieren conocimiento metacognitivo de calidad superior. Es evidente que buena parte de los procesos metacognitivos se ejecutan de manera inconsciente y por lo tanto no se pueden inspeccionar mediante la introspección, mientras que el conocimiento metacognitivo, por lo general, es consciente, y en esta medida es más accesible y más fácil de reportar.Además, el conocimiento metacognitivo puede ser específico (relativo a un dominio) mientras que los procesos metacognitivos involucrados pueden ser muy generales.

Cf. Wagner, R. K. & Sternberg, R. J. "Alternative conceptions of intelligence and their implications for education". Review of Educational Research. 54 pp. 179-224 (1984). 13 Al parecer usamos estrategias metacognitivas no sólo para resolver problemas altamente estructurados, sino también para refinar y procesar entradas perceptuales adecuadamente. Cuando lo que vemos en nuestra primera inspección no parece cuadrar (o tener sentido), nuestras estrategias metacognitivas nos ayudan a tomar decisiones mejores. Algo como una actividad de auto-monitoreo parece funcionar en aquellos casos de procesos de formación de creencias atentos o informados.

14Esto nos llevaría al campo de la epistemología naturalizada. Por ahora no tengo nada que decir al respecto, pero reconozco que sería una de las implicaciones de mi sugerencia que habría que investigar con sumo cuidado.


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