INTRODUCCIÓN
Buenos Aires no es una ciudad, sino un conjunto de ciudades yuxtapuestas.
FedericoRaholay Tremols (1905) 1
Este artículo analiza la presencia de tres Universidades Populares (UUPP) en el período de entreguerras, en una ciudad que podemos considerar de nueva formación2, producto de la expansión territorial y de los ritmos acelerados de cambios que atravesaba, desde los nuevos asentamientos, la reconfiguración de los viejos, el desarrollo de nuevas industrias, la desaparición de algunas ramas industriales, etcétera.
Las complejidades de brindar una definición categorial de lo que son las "Universidades Populares" fueron tratadas en otros trabajos con anterioridad. A los efectos de este trabajo, de modo sintético podemos afirmar que las Universidades Populares fueron y son instituciones que brindaban una forma particular de educación popular, con diversas estrategias pedagógicas hacia un público también diverso, compuesto mayormente por trabajadores y trabajadoras adultos, sin exclusión de otros sectores que no contaban con fácil acceso a otras instancias de formación3.
Las tres UUPP a las que nos referiremos (ubicadas en La Boca, Boedo y Monserrat), se encontraban en barrios de Buenos Aires que pueden considerarse como el "sur arrabalero" y obrero de la ciudad. Canalizaron tanto los anhelos de los sectores subalternos como los temores de las élites, en épocas en que el puerto de Buenos Aires era la entrada que daba la bienvenida tanto a los sueños de un ingente número de inmigrantes que llegaban con la esperanza de "hacer la América" como a los conflictos que tanto temían las elites y escondían detrás del rótulo de la "cuestión social".
Para hacer el cruce entre identidad barrial y la presencia de las Universidades Populares nos nutriremos de una serie de textos periodísticos redactados por Juan José de Soiza Reilly para la revista Caras y Caretas entre 1930 y 1931, en los cuales se retratan catorce barrios de la ciudad de Buenos Aires. De Soiza Reilly fue un periodista de larga trayectoria y activo promotor de las UUPP en Argentina4. Estas crónicas pueden considerarse un significativo aporte a la construcción de la idea de barrio o, como lo enuncia su autor, la idea de "barrio-república", en el contexto de la consolidación de la segunda generación de barrios de Buenos Aires. El material aquí analizado consiste de dos notas publicadas entre septiembre de 1930 y febrero de 1931, con el título serial de "Viaje a través de los barrios de Buenos Aires", donde compone parte del retrato barrial y sus instituciones, haciendo una particular mención a las educativas -las Universidades de Boedo y de La Boca-.
La ciudad de Buenos Aires está situada en la región centro-este del país, sobre la orilla occidental del Río de la Plata, en la región pampeana. Promediando el año 1870 Buenos Aires era una ciudad mediana, de no más de unos 180.000 habitantes, cuyo radio alcanzaba apenas unas cuantas cuadras más allá del centro tradicional. Luego de la federalización de la ciudad (1880), Buenos Aires creció aceleradamente hasta promediar los años cuarenta del siglo XX. Mientras que en 1887 contaba con menos de medio millón de habitantes, en 1947 casi alcanzaba los tres millones5.
Los límites jurisdiccionales de la ciudad de Buenos Aires para 1910, año del centenario de la Argentina, ya se encontraban estabilizados y eran los mismos que los actuales, tal como lo revela el mapa del centenario6. Nos referimos a los límites con la Provincia de Buenos Aires por el sur, en las aguas del Riachuelo, mientras que por el oeste y el norte el límite lo demarcaba la Avenida General Paz, y por el noreste y parte del este, el Río de la Plata.
Los barrios más antiguos de la ciudad derivan, en su mayoría, de las antiguas parroquias establecidas en el siglo XIX7. Hacia fines de ese siglo surge una nueva generación de barrios determinados por diversos orígenes. Cada barrio tiene una historia local propia y características poblacionales determinadas que le imprimen un color, estilo y costumbres únicas, reflejando la variedad cultural de la ciudad, que está lejos de ser un bloque homogéneo, aunque mantiene características identitarias que funcionan de argamasa, permitiendo reconocerla como una unidad. De este modo no pierde vigencia la frase citada al comienzo, y pronto se deja descubrir, al conocer más de sus barrios, que esta ciudad no es una ciudad sino muchas y yuxtapuestas.
Muchos de los barrios son centenarios, otros han desaparecido8, no todos gozan de reconocimiento jurídico, y existen algunos que fueron determinados recientemente. Siempre existieron gran cantidad de denominaciones no oficiales de barrios, aunque en la actualidad oficialmente la ciudad se encuentra dividida en 48 barrios, que legalmente están definidos como unidades territoriales con características identitarias propias9. Las comunas de la ciudad de Buenos Aires son las unidades administrativas y suelen contener más de un barrio de la ciudad.
Una diferente posibilidad de conceptualización la recoge la literatura del siglo XX, que en general define al barrio en términos de oposición al centro10. James Scobie considera que los barrios surgen aproximadamente en torno al año 1910 con la expansión de la ciudad promovida por los tranvías, el ferrocarril y los remates, haciendo así una relación entre el barrio y el suburbio de la ciudad11. Una posición diferente es la de Adrián Gorelik, quien reconoce la expansión del centro hacia los suburbios para 1910, pero ubica la construcción del barrio entre las décadas del 20 y el 30, definiéndolo como una construcción social y cultural mucho más compleja que la definición jurisdiccional. Dicha postura es compartida por Luciano de Privitellio y está en sintonía con la de Leandro Gutiérrez y Luis A. Romero en lo que hace a la formación de las sociedades de fomentos en los barrios, que coinciden en ubicar al barrio en el período de entreguerras12. La diferenciación entre viejos y nuevos barrios es caracterizada como un proceso que influyó fuertemente en la transformación identitaria de los sectores populares urbanos durante dicho período. Los barrios tradicionales eran aquellos que rodeaban el denominado centro de la ciudad (San Telmo, Barracas, La Boca, San Cristóbal, Balvanera y el Norte) y la primera periferia que se visibilizaba hacia 1910 estaba constituida por Almagro, Caballito, Flores, Belgrano, el bajo Belgrano, Palermo o Villa Crespo13.
Podemos considerar al barrio como una subdivisión con identidad propia de una ciudad. Su origen puede ser una decisión, una iniciativa o meramente un sentido común de pertenencia de sus habitantes basado en la proximidad o historia, y muchas veces reforzado por el antagonismo con otro barrio contiguo14. En estas definiciones ya se ven las tensiones entre una lógica administrativa, una comunal y otra que podemos definir como de proyección urbanística o empresarial. Aquí nos centraremos en la definición de la lógica comunal, que hace referencia a las identidades construidas en torno a un espacio definido políticamente, o lo que para nosotros serán identidades territorializadas15. Indagaremos una posible relación con las UUPP que se asentaron en dichos barrios, especialmente las que se instalaron en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, constituyendo para el imaginario social porteño lo que puede ser identificado con el "Barrio Sur"16.
1. SUR, / PAREDÓN Y DESPUÉS... / SUR, / UNA LUZ DE ALMACÉN...17
Podemos considerar a la Avenida de Mayo, construida en 1894, como la línea divisoria de la ciudad de Buenos Aires, trazando un norte y un sur de una ciudad dividida en un ala más rica y otra más pobre, una más nueva y otra más vieja18. Una visión caracteriza el eje sudoeste, vertebrado por el Riachuelo, como una clave de la conformación del área industrial metropolitana19. Según James Scobie, los distritos del sur quedaban muy relegados en materia de servicios, instalaciones y oportunidades. La ciudad presenta grandes diferencias entre el norte y el sur, que aún perviven. Quizás porque desde la geografía el sur fue zona de bañados, arroyos, camino de la basura, puerta de atrás de la ciudad, haciendo que estas sucesivas formas de ocupación del espacio determinaran que la zona sur se identificara con los sectores más vulnerables de la población20.
La zona sur aparece en diversos testimonios como una frontera con respecto al resto de la ciudad, o mejor dicho, con respecto a los mejores sitios de la ciudad con los que se le suele comparar. Por lo tanto, el sur es vivido como un sitio postergado por todos los gobiernos en el momento de su equipamiento y como un gran lugar de arribo, pero también como punto de partida, donde sus pobladores fueron expulsados o se trasladaron. De esta forma, es el resultado de una enorme diversidad y, aún más, es el ámbito superador de divisiones, donde confluyen identidades en constante tensión, calidoscopio siempre en movimiento, aunque sin dejar de lado su esencia popular. Un calidoscopio por el que desfilan imágenes de las principales luchas obreras y de la vida cotidiana de los sectores medios porteños, con su esplendor y su caída21.
Ricardo Lopa construye la noción de Barrio Sur de acuerdo a su "porteña subjetividad", "el mismo es comprensivo de Boedo, Patricios y Pompeya, [su] mi cuna, arrabal"22. En este trabajo extenderemos dichas fronteras comprendiendo también a La Boca y a Barracas, pero mantendremos la convicción de que todo límite barrial responde a una carga subjetiva significativa, en sintonía con lo que también afirmara Rodolfo Kusch, quien comprende como barrio "esas cuatro cuadras que uno siempre recorre, con algunas verjas y casas típicas y con las cosas que juntamos, esas que son sagradas pa'mí, que mantienen el nexo y el sentido de mi vida [...]"23.
2. LA UNIVERSIDAD POPULAR DE LA REPÚBLICA DE LA BOCA
De Soiza Reilly se refiere al barrio de La Boca como la República Genovesa, debido al origen de la mayoría de sus pobladores. Debe mencionarse que, entre mítico e histórico, el origen de esta república barrial suele decirse que está en el intento de independencia de los genoveses a fines del siglo XIX24. De este primer intento separatista los registros más antiguos los hallamos en una nota de la revista Caras y Caretas de 1904, firmada por Blas Vidal e intitulada "La República de La Boca. Los Carbonarios - La Vendetta - La Maffia - La Mano Negra".
Allí el periodista detalla que en aquel barrio de ambiente "agenovesado" uno podía sentirse extranjero, ya que más que un barrio de la capital parecía tratarse de un territorio extraño, que expresaba un odio visceral a todo lo que fuera "del centro", arrojándole piedras y proyectiles diversos a todos los que tuvieran un carácter foráneo. En aquel barrio:
"intentaban allá por el año [18]76 la defensa política del barrio, organizando un «Comité de defensa» para solicitar al gobierno central la autonomía de la Boca, que dependía municipalmente del Consejo Deliberante, y políticamente, para los efectos electorales, de la parroquia de San Telmo, que es precisamente lo que en ningún caso admitían ellos; ni querían entenderse con la municipalidad central, ni querían depositar sus votos en las urnas del atrio de la calle Comercio. Y razones tenían para ello, pues desde la primera vez que, capitaneados por don Sebastián Casares en el año 63, fueron à votar allí, no se dio el caso de que salieran con bien de ninguna elección; las puñaladas estaban a la orden del día y rara era la vez que volvían todos los boquenses que vinieron á San Telmo [...] al haberse inmiscuido algunos vecinos italianos que hicieron serios trabajos para encauzar en otro sentido aquel movimiento separatista, deseosos de que la Boca fuera algo así como una sucursal de la bella Italia en pleno Río de la Plata. Proyectaron estos [...] la nueva república que á no dudarlo rivalizaría con sus hermanas de Mónaco, San Marino y Andorra [...] Pero todas esas alzadas insurrectas quedaron luego en lo que debían quedar; ni aquellos consiguieron la autonomía, ni lograron estos ver cumplida su intentona republicana [...] de todo aquello solamente le quedó á ese rincón de Buenos Aires, simpático por muchos conceptos, el bautismo de republicano que le procuraron sus improvisados padrinos"25.
En la actualidad La Boca ya ha contado con tres "repúblicas", las dos últimas de carácter humorístico y sin la violencia que caracterizó al periodo anterior: desde la postura independentista formal de los genoveses, perdida en los albores de la historia y confundible con lo mítico, las repúblicas en clave de sátira se crearon como espacios de socialización, ocio y solidaridad vecinal. Si bien estas "Repúblicas irreverentes" -la Segunda República de La Boca contó por ejemplo con un Emperador de la Fugazza con Queso26- parecen ser un caso excepcional de la ciudad de Buenos Aires, encontramos en Francia cierta sintonía con la creación de la Comuna Libre de Montmartre27, tanto en el carácter irreverente como en el vínculo que estas comunas o repúblicas entablaron con los artistas y distintos miembros de la comunidad local -el pintor Benito Quinquela Martin es el paradigma del vínculo artístico para el caso boquense-28.
Para de Soiza Reilly el barrio mantiene una especie de simbiosis sincrónica entre su desarrollo y el del país, ya que:
"La Boca del Riachuelo no es solamente, como muchos suponen, un rincón pintoresco para la literatura de los tangos. Es, sobre todo, el barrio donde mayor puede medirse la fuerza del país. La vida entera de la República se ausculta, fácilmente, en la respiración de sus planchadas, en el trajín de sus hormigas, en el trabajo de sus guinches, en la inquietud febril de sus camiones cargados de productos. No es posible concebir la vitalidad, la multiplicación, la electricidad del país, si no se ha visto alguna vez la Boca del Riachuelo. De día, al obscurecer o por la madrugada -en invierno o verano- las calles, las avenidas, las dársenas, los cafetines, los bodegones, las tiendas, los almacenes, las barracas, palpitan y reflejan los diferentes estados de salud, las crisis, las prosperidades, las bancarrotas, los triunfos de nuestro territorio. La Boca parece la boca del mundo"29.
El historiador Antonio J. Bucich describe cómo un 2 de junio de 1917 se concretó la fundación de la Universidad Popular en el local del Comité Radical del Barrio de La Boca:
"surgió la idea de fundar un centro docente dedicado principalmente a los trabajadores. Un año antes había acicateado al doctor Anastasi alguna inquietud de este género. El joven universitario, que después de haber oteado los horizontes de su tiempo por incorporarse al radicalismo, maestro de escuela, quiso llevar al seno de la entidad política en que actuaba, los gérmenes de sus nobles inquietudes. Primitivamente se había pensado en echar los cimientos de una Academia de estudios sociales y políticos. Pero su aproximación al doctor Le Breton -que por esa época actuaba con sentido práctico atento a las aspiraciones y a las necesidades del pueblo- cambió ese primer enfoque. El doctor Anastasi vio que era mejor este campo de labor cultural, la enseñanza con un sentido netamente constructivo, capaz de dotar a los obreros manuales y a los noveles estudiantes de instrumentos eficaces para su desenvolvimiento en la vida de relación. A ese establecimiento que se esbozó en las reuniones efectuadas en el comité radical de la 4ta. Circunscripción, se dejó bien sentado desde un comienzo, "tendrían acceso todos los que deseen, sin distinción de creencias políticas (...)"30.
La trayectoria pública de Tomás Le Bretón, así como las de otros miembros notables y jóvenes promisorios del Partido Radical, fueron provechosas para el fundador de la Universidad Popular de La Boca (UPdLB), dotando de una impronta particular a dicha institución por su bagaje ideológico y organizativo. Tomás Le Bretón tuvo una destacada vida política: participó de la fundación de la Unión Cívica de la Juventud, de la Unión Cívica Radical (UCR)31 y de la Unión Cívica Radical Antipersonalista, y durante el período 1912-1928 desempeñó diversos cargos públicos, siendo Diputado y Senador por la Ciudad de Buenos Aires. También durante un breve tiempo -en la presidencia de Alvear- fue Ministro de Agricultura32. La Junta Directiva de la UPdLB estaba casi en su totalidad compuesta por miembros de la UCR -de posterior adscripción a la facción antipersonalista de la UCR-; entre ellos destacaron Ángel Gallardo (vicepresidente de la UPdLB), Arturo Goyeneche (vicepresidente segundo), Benjamín Bonifacio (secretario de la comisión directiva) y Leónidas Anastasi (tesorero). Ángel Gallardo fue presidente del Consejo Nacional de Educación (19161921) y Ministro de Relaciones Exteriores y Culto (1922-1928); el primer cargo lo ocupó durante las presidencias radicales de Yrigoyen y Alvear. Arturo Goyeneche llegó al cargo de Diputado Nacional y Presidente de la Cámara de Diputados por la UCR, como representante de la Capital Federal (1919- 1921); también fue Intendente de Capital Federal (1938-1940) durante la presidencia de Roberto M. Ortiz. Este último fue también colaborador de la UPdLB y tuvo una reconocida trayectoria dentro del radicalismo antipersonalista. Benjamín Bonifacio fue Diputado de la UCR por Capital Federal (1916-1919). Leónidas Anastasi, de presencia destacada en el barrio de La Boca, fue un reconocido abogado laboralista y partícipe de la política obrerista desarrollada por el presidente Yrigoyen y continuada por Alvear: en 1920 presidió la delegación argentina enviada a la conferencia de la Organización Internacional del Trabajo realizada en Washington; fue Diputado por la provincia de Buenos Aires (1920-1924) y Diputado por la Capital Federal (1938-1940). Otra personalidad dentro de la UCR fue uno de los vocales de la UPdLB, Honorio Pueyrredón, que se desempeñó también como Ministro de Agricultura (1916-1917), Ministro de Relaciones Exteriores y Culto (1917-1922) y Embajador de Argentina en Estados Unidos (1924-1928). También otro vocal de la UPdLB, Leopoldo Melo, se destacó como funcionario político de la UCR antipersonalista; fue senador por la provincia de Entre Ríos (1916-1930) y Ministro del Interior (1932-1936)33.
La UPdLB será tan relevante para la cultura barrial, que el cronista de Soiza Reilly, al describir la actividad cultural en La Boca, la incluirá del siguiente modo:
"Se creía que un barrio trabajador como La Boca carece de tiempo para su cultura. ¡Al contrario! Las escuelas hállanse repletas. Las asociaciones laicas, las congregaciones religiosas, los liberales, los católicos, los evangelistas de Mr. Morris, el Ejército de Salvación, los hebreos, todos los grupos y todas las sectas, poseen sus escuelas, sus salas de conferencias, sus bibliotecas públicas. Funciona una universidad, fundada por el doctor Tomás Le Breton, -"La Universidad de La Boca"- que es una noble institución heroica. Con escasos recursos oficiales se da en ella instrucción técnica y científica a mil y pico de alumnos. Bajo la dirección del profesor Soler, la universidad marcha como un cronómetro. Los alumnos concurren de noche después de su trabajo. Son obreros de todas las edades desde los siete años hasta los ochenta [...]"34.
De acuerdo a una crónica aparecida el 9 de julio de 1917 en el periódico El Escolar. Órgano de la Asociación Infantil General Bartolomé Mitre, el día 2 de junio se inauguró la institución en el "precioso" local de la escuela Almirante Brown, ocasión en la que Leonidas Anastasi pronunció el siguiente discurso:
"No pediremos al estado más de lo que nos ha dado. El Consejo Nacional de Educación ha cedido este soberbio edificio y proporcionado abundante material de enseñanza. La Universidad se ha ubicado en este palacio como no soñábamos tenerlo. Recuerdo que el doctor Le Breton pedía un modestísimo local para instalarla. Le pasa lo que a las heroínas de los cuentos de hadas: se acostó en una choza y ha amanecido en un palacio"35.
Esta iniciativa contó de inmediato con el amplio apoyo de la localidad, ya que los centros sociales mercantiles y culturales le dieron presto apoyo. El Consejo Escolar IV -presidido entonces por el Dr. Carlos R. Vignale- gestionó y obtuvo del Consejo Nacional de Educación -que tenía como titular al doctor Ángel Gallardo- la autorización para disponer del local de la Escuela No. 1 de varones Almirante Brown, situada en la calle Aristóbulo del Valle 47136. Recién en 1964, después de activas gestiones ante la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, fue concedida a la Universidad Popular de La Boca (UPdLB) el solar que antiguamente ocupara el viejo Hospital Cosme Argerich en la calle Pinzón 546, actual predio que ocupa totalmente para sus actividades educativas, tras dejar de realizar actividades en la Escuela Almirante Brown37.
La Revista de las Universidades Populares Argentinas'38, más de veinte años después de la fundación de la institución boquense, reconocerá la coincidencia de los suyos con:
"[...] las finalidades que se propusieron Le Breton y Victorino Ortega, verdaderos apóstoles de un grande y significativo ideal de culturación popular [...] En todas estas organizaciones se procura enseñanza técnica y práctica, siguiendo el ritmo impuesto a las Universidades Populares de los E.E. U.U. de Norte América"39.
Al igual que los objetivos, en el transcurrir del tiempo el sujeto al cual están destinadas estas propuestas también se mostrará incólume: "Se orienta a la juventud hacia los estudios prácticos en forma ascendente, de acuerdo con la evolución industrial no solo de nuestro país sino de las naciones limítrofes"40.
En la mencionada publicación el reconocimiento a Le Bretón es constante; no falta nunca la oportunidad de conmemorar la efeméride de cada aniversario de la UPdLB. Por momentos las conmemoraciones resultan lisonjeras en la forma en que se refieren al político argentino y sus allegados:
"Hablar del Dr. Le Breton, es hablar con lealtad de quien lanzó la chispa de la obra hoy consagrada de las Universidades Populares [...] Cuando en el año 1917, fundara la Universidad Popular de la Boca, que prosigue la obra que él inició, no se creyó que después de veinte años esta misma obra hubiera llegado a su total consagración. Diremos que Le Breton, como Diputado Senador y Ministro, nunca descuidó las necesidades de su pueblo, y se rodeó de hombres talentosos como Ángel Gallardo, Roberto M. Ortíz, Leonidas Anastasi, Arturo Goyeneche, José Antonio González y otros, para dar al país el ejemplo de que era necesaria una nueva educación para el obrero, levantando su nivel moral y dándole mejores medios para su defensa en la lucha por la vida. Se rodeó igualmente de jóvenes como Sebastián Soler, su primer Director, y con Profesores que aún hoy [1936] prosiguen colaborando con perfecto entusiasmo humano y patriótico en esta obra tan generosa como digna. Por eso Le Breton merecerá en su hora el homenaje grandioso que le debe este pueblo por su iniciativa en favor de la cultura pública"41.
La Revista de las Universidades Populares Argentinas rescata del siguiente modo la visita que realizara el pedagogo correntino José Alfredo Ferreyra a la Universidad del barrio de La Boca en 1933:
"Visité la Universidad de La Boca [...] La vi en pleno funcionamiento, y la impresión que me produjo fue digna del primer centro docente de su índole creado en la metrópoli. Funciona en la escuela "Aristóbulo del Valle", hermoso local [...] invitaba al trabajo a 700 jóvenes venidos voluntariamente no solo del barrio de La Boca, sino de todos los de la Capital, aún de los pueblos de la Provincia de Buenos Aires que la rodean.
Es un centro atrayente de cultura, acreditado por sus resultados [...] centenares de jóvenes encontraron en sus aulas lo que buscaban: obtener o aumentar sus conocimientos para realizar su vida.
Porque estos adolescentes, jóvenes y hasta algún hombre maduro, pintado en canas, trabajan en fábricas o en industrias colectivas o individuales y sienten necesidad de mejorar su arte, incitados por la mayor recompensa material y moral. Este estímulo es uno de los beneficios de los trabajos en común, la comparación de las recíprocas aptitudes. [...] Esta Escuela Popular fue un trasplante realizado por el Dr. Tomás Le Breton, después de compenetrarse, como Embajador argentino y compatriota de Sarmiento, del ambiente educador de los Estados Unidos. Encontró aquí hombres que lo secundaran, [...] el Dr. Arturo Goyeneche [...] la organizó y la administró con espíritu democrático. Contó para eso con la colaboración técnica del Profesor Soler [...] la Escuela Popular es la combinación del espíritu cívico con la habilidad técnica. Cuando más vigorosos son estos factores y mejor se combinan, es más perfecta la Escuela. [...] [Los estudiantes] escuchan, de veterinarios, agrónomos, ingenieros, electricistas, profesores de inglés o de contabilidad, personal experimentado que por saber de su materia elige lo más útil o interesante; lo que se presta a demostraciones, aplicaciones, adaptándose al temperamento y preparación de los estudiantes.
Este es un tipo de verdadera escuela nueva que no corta la unidad y continuidad de la escuela argentina, la cual viene de lejos, como concepto, procedimientos y métodos"42.
3. La Universidad Popular de la República de Boedo
Qué cosa Boedo, única calle-barrio. Barrio por prepotencia de su cultura y personalidad. Era la alternativa a las luces del centro. Eran las luces de Boedo, de Independencia a Cochabamba [...]43.
En 1882 el antiguo municipio porteño llegaba hasta el arroyo Maldonado al norte, la actual calle Boedo al oeste y el Riachuelo al sur. La calle de la cual va a tomar el nombre el barrio es uno de los límites de la ciudad. Durante el siglo XIX pertenecía a la periferia del núcleo urbano, era una zona de quintas, tambos lecheros y hornos de ladrillos. A su vez, fue una importante vía de circulación hacia el "centro", el Riachuelo o el viejo Matadero del Parque de los Patricios. Desde principios del siglo XX la calle Boedo presenta una tradición de despachos de bebidas y cafés en los cuales se desarrolló una amplia sociabilidad que vinculaba prácticas culturales muy diversas, que se relacionaban con el tango, la literatura, el teatro, el fútbol y la política44. Así comienza un artículo publicado en la revista Atlántida en el año 1930:
"El pintoresco barrio de Boedo ha dejado de ser, hace ya mucho tiempo, aquel barrio de leyenda que en determinada época llegó a tener fama poco halagüeña. Hoy, Boedo ha progresado notablemente en todas las actividades, llegando a ser uno de los barrios más importantes de Buenos Aires"45.
La pujanza de un barrio en constante desarrollo sirve de escenario para la radicación de una Universidad Popular, la Universidad Popular de Boedo (UPdB), que funcionó en el local de la escuela elemental No. 8. Según el cronista anónimo, estaba "situada en el corazón de esa zona [y] es una consecuencia del rápido adelanto cultural de ese pedazo de ciudad".
Con el correr del tiempo, la zona semi-rural que rodeaba a la calle Boedo46 se fue transformando. Era una importante vía de circulación, utilizada en las últimas décadas del siglo XIX por vehículos de tracción a sangre y por las tropillas de animales arriadas hacia el antiguo Matadero, que funcionó hasta el año 1900 en el cercano Parque de los Patricios, momento en el que fue trasladado al barrio de Mataderos. Llegaron además en aquellas décadas los tranvías a caballo y, ya entrado el siglo XX, los primeros tranvías eléctricos. La red tranviaria constituyó uno de los factores de afincamiento de los primeros pobladores en diferentes barrios de Buenos Aires porque garantizaban a bajo costo las comunicaciones con los lugares de trabajo y con las áreas centrales de la ciudad.
El proceso de crecimiento apuntado tuvo particulares características en la barriada conformada en el entorno de nuestra calle Boedo. De Soiza Reilly se refiere en una de sus crónicas al barrio de Boedo como un barrio que es un poquito gaucho y un poquito doctor:
"De todas las repúblicas porteñas, Boedo es la más fecunda en escritores, en artistas, en músicos de ingenio. Al margen de la vida inquieta y callejera -vida jugadora de fútbol y agiotista- es fácil descubrir en Boedo otra vida más alta, más serena, más pura. Se advierte un afán de aprender; un gozo de estudiar; una sed de construir. Se ha levantado con tal fin la Universidad de Boedo, magnífica institución de cultura integral que preside el brillante escritor José González Castillo. Asisten todas las noches a sus aulas mil doscientos alumnos. Son obreros, son niñas, son muchachos. Se les instruye gratis con un cuerpo de profesores y técnicos que trabajan también gratuitamente. Además, cuenta Boedo con un conjunto de escritores y artistas nativos de noble prestigio. ¡Cosa extraña! Todos ellos conservan en sus obras la huella del ambiente. El espíritu criollo, triste, inquieto, arisco, febril pendenciero inocente e iconoclasta de Boedo -aire de la calle- se ha metido en sus producciones hasta el punto que esos artistas de la pluma, del cincel y del pincel han creado un estilo propio, característico. Es un estilo estético nativo:
-El estilo Boedo"
[el estilo de la] República de Boedo!
"capital del arrabal" -nos dice el tango Famoso de Julio de Caro.
En realidad, los escritores y artistas de Boedo forman una república que los defiende y los ampara"47.
En esta república de escritores ellos impulsaron la fundación de la UPdB, también conocida como la "Post Escuela", el 12 de febrero de 1928, en la sala del cine Los Andes. El acta fundacional tiene la firma de 74 personas y muestra la designación del primer Consejo Directivo, que tuvo como presidente a D. José González Castillo, con quién colaboraron el Dr. Julio Cruciani48 y Juan M. Lilla como vicepresidentes, y el Señor César Garrigós como secretario. El acto inaugural se cumplió el sábado 4 de agosto de ese mismo año en el cine Los Andes. La UPdB fue la segunda de tal tipo en constituirse en Buenos Aires, siguiendo el ejemplo de la UPdLB, creada en 191749.
José González Castillo, su principal promotor y cuyo deceso sintió de forma notable la Universidad Popular50, fue uno de los máximos escritores de las primeras décadas del siglo pasado. Afincado en Boedo, rápidamente se constituyó en la figura más relevante del barrio, al que entregó lo mejor de su pasión por el desarrollo cultural de la ciudad. Además de ser autor de innumerables obras de teatro y exitoso compositor de letras de tango, y de crear la UPdB, fundó en 1932 la Peña Pacha Camac51. En un reportaje de la revista Atlántida González Castillo dejó explicitados los objetivos de la Universidad del Barrio de Boedo:
"Nosotros trabajamos por una escuela activa que rechaza la rigidez alambicada de los programas y de los métodos y que fundamenta la instrucción en el ejercicio libre y gradual de todas las facultades del alumno, su intuición noble e intelectual aplicadas a los objetos de la enseñanza en el orden natural. Formar hombres útiles y prácticos, capaces de bastarse a sí mismos y de servir eficazmente a la sociedad"52.
En una entrevista su hijo Cátulo Castillo relata del siguiente modo la fundación de la Universidad efectuada por su padre y las características de los cursos que se impartían:
"En Boedo mi padre fundó la Universidad Popular. En ella enseñaba inglés, que sabía muy mal, pues lo había aprendido en Chile, durante el exilio, cuando trabajaba como corredor de vinos y debía ofrecer su mercadería a los comerciantes ingleses. Lo hablaba muy mal, pero lo enseñaba lo mismo. Su pasión por llevar las cosas adelante lo hacía vencer cualquier obstáculo"53.
En la misma entrevista presenta un panorama sobre el barrio y la cultura reiterado en varias fuentes
"Boedo tenía vida propia y servía además con su tradición cultural a otros barrios vecinos. La llamada "cultura de Boedo" era un gran polo de atracción. La Universidad fue visitada hasta por don Marcelo T. de Alvear. Su período más brillante fueron los años que van del 20 al 30. Después comenzó a languidecer, aunque no han desaparecido sus ecos"54.
Cátulo Castillo también nos alumbra un poco sobre la red de vínculos que permitieron el sostenimiento y expansión de este tipo de propuestas educativas, cuando en la entrevista ya citada comenta sobre la creación de la República de Boedo y la acción de su padre:
"a través de Crítica nació a «La República de Boedo» de la que fue presidente mi padre, así también la «República de la Boca», que tenía como inspirador a Benito Quinquela Martin [...]. Y hasta fomentó artificialmente un antagonismo entre ambas «repúblicas»"55.
Posiblemente dicha rivalidad artificial fuera fomentada, en los medios de comunicación masivos de la época, con la finalidad de activar una competencia agonal que posibilitara cimentar la identidad y el orgullo de pertenencia al barrio, como también la participación activa en las distintas iniciativas de la sociedad civil, ya sea por el ingenio y la creatividad propia de los vecinos del barrio, o por la imitación de las iniciativas impulsadas por el "barrio rival".
En sus comienzos el plan de estudios de la UPdB constaba de las siguientes materias: Inglés, Francés, Castellano, Contabilidad, Taquigrafía, Dibujo Ornamental y Arquitectónico, Geografía Económica y Arte Escénico. La enseñanza era gratuita y las materias estaban dictadas por excelentes docentes y profesionales. Debido al éxito de la iniciativa y la enorme concurrencia de interesados, cuyo número llegó a 700 en unos pocos días, la inscripción de los alumnos tuvo que cerrarse mucho antes del término establecido. El número de alumnos inscriptos en su primer año llegó a 1287, entre ellos 436 mujeres.
Para su inauguración, estuvieron presentes los representantes del Consejo Nacional de Educación, el Secretario de la Intendencia, los Presidentes de ambas Cámaras Legislativas, Dres. Elpidio González y Andrés Ferreira, autoridades escolares, profesores y alumnos de la UPdB. En su discurso inaugural César Garrigós, Secretario General de la Universidad, habló sobre las características sociales de Boedo y el porqué de una institución como esa Universidad, y explicó a las autoridades oficiales y a los alumnos presentes que
"Con ello, queremos demostrar que no solo se hace obra patriótica con bellas frases conmemorativas y jugando con el nombre de nuestros antepasados, sino también queremos demostrar que se hace patria por medio de obras populares, democráticas, constructivas, es decir con hechos positivos y no con hermosas frases, porque los hechos como los nuestros son los que en realidad contribuyen a afirmar el amor a la patria, el respeto a nuestros mayores, y porque así es como se trabaja por el pueblo y se contribuye a la grandeza nacional. Con ello no queremos decir que estamos en contra de la pedagogía, ni de la docencia, ni del profesionalismo más o menos letrado de nuestros días, porque consideramos que ellos son los verdaderos culpables de haber creado entre nuestras orientaciones culturales una ridícula aristocracia del pensamiento, los peligros de la burocracia, el privilegio de la educación, la oligarquía de las minorías intelectuales y de haber contribuido a formar en nuestros últimos cuarenta años una tendencia académica verbalista, vana y presuntuosa que es una vergüenza para la cultura nacional"56.
En una nota del año 1928 en el diario Crítica se detalla que las actividades de la UPdB estaban abiertas, ya que
"todo ciudadano adulto sin distinción de nacionalidad, religión ni credo político podrá inscribirse y aprender lo que desee o necesite aprender, dentro del programa establecido, para adquirir conocimientos o para completar los que ya posee, de carácter práctico y en forma racional, que aumenten o perfeccionen sus medios de defensa en la lucha por la vida, esta enseñanza será absolutamente gratuita y estará a cargo de profesionales y técnicos especializados"57.
En las memorias que publicara anualmente la UPdB también queda registro de las objetivos y actividades que realizaba esta institución en dicho barrio:
"Fomentando en nuestro Establecimiento la educación intelectual como factor de equilibrio de la educación moral; en ambos casos hemos aplicado un criterio apropiado para seleccionar los sistemas de enseñanza, como asimismo las materias a desarrollar, experimentos no terminados aún y que continuaremos hasta alcanzar el perfeccionamiento necesario para ajustar su uso en beneficio de la masa que carece de orientación y que en sus horas libres de trabajo busca la perspectiva de adquirir nuevos conocimientos para mejorar su nivel de vida"58.
Con un tono casi propagandístico, en la misma memoria, correspondiente al año 1940, se menciona que, al cumplir su décimo cuarto año de existencia, la UPdB
"se encuentra colocada entre los primeros establecimientos de puertas abiertas o Universidades Populares del país; la sola mención del funcionamiento regular de sus 34 cursos de especialización y la concurrencia de 15.768 alumnos hasta el corriente año, demuestra terminantemente el valor de la enseñanza de características especiales que se imparte"59.
Más adelante, postula la causa del éxito de la institución: "Podemos afirmar rotundamente que el arraigo de la Institución es definitiva, habiendo trascendido la eficacia de su enseñanza y su buena organización, ya que concurre un buen número de alumnos de otras zonas, algunas de ellas bien alejadas de Boedo"60.
Cabe mencionar que desde principios del siglo XX comenzaron a funcionar las Sociedades Populares de Educación, cuya actividad estaba destinada a complementar la instrucción pública, ya que absorbían a los sectores de la población desatendidos por el sistema escolar (mujeres, obreros, desertores escolares, discapacitados). Pero aun cuando en el movimiento de Sociedades Populares se discutía quién se debía hacer cargo de la capacitación laboral, no se consideró tal tema como su finalidad principal, dando lugar solo a la enseñanza de algunos oficios61.
La UPdB llegó a contar con una matrícula anual que superaba los 1500 alumnos, dándose las clases en horarios vespertinos en las aulas de la Escuela No. 2, Boedo 650. En 1943, al producirse el desalojo de la escuela Patricias Argentinas, que funcionaba en un local alquilado en Av. San Juan y Colombres, los alumnos que concurrían a la misma fueron derivados a la escuela Gurruchaga, desalojando de ese lugar a la UPdB. En realidad, se trataba ya de la avanzada que el gobierno militar de entonces, surgido de la revolución de 1943, realizaba sobre las instituciones de este tipo. La actividad de la UPdB fue lentamente decayendo, al negársele los fondos de subsidio que recibía regularmente para parte de su sostenimiento administrativo.
A mediados de abril de 1943, con un despliegue extraordinario de fuerzas policiales, los profesores y alumnos de la Universidad fueron obligados a dejar las aulas. Esto manifiesta cierta sintonía con la política estatal que comienza a desplegarse en los años 1930, cuando ya desde los gobiernos de Uriburu y Justo se inició la tendencia a la atención estatal de la capacitación técnico-profesional, aunque dominaron los elementos espiritualistas y culturalistas y la preocupación por el nacionalismo, y se comenzó a hostigar a este tipo de experiencias. En algún momento un funcionario ofreció conseguir otro espacio en cualquier otra escuela "indeterminada" de la capital, pero esta no era una solución aceptable, siendo la Universidad Popular un fruto del barrio. Entonces, la gente de Boedo, con ayuda de la prensa especializada, pidió a las autoridades que les dieran otro establecimiento dentro del mismo barrio, ya que una institución tan importante no debía desaparecer. Uno de los periodistas de un diario local comentaba:
"Quien exige en tales términos la mudanza, es nada menos que el Consejo Nacional de Educación. Dicho de otro modo, resulta que el Estado, a quien ayuda y suple la UPdB, tomando para sí funciones de cultura pública que el gobierno es incapaz de realizar, se comporta en este caso como un vulgar casero sórdido ante un inquilino insolvente: lo arroja de su casa por la fuerza [...]. Si en este país los ricos tuvieran el sentido humanitario que ennoblece el caudal de los ricos de otros países la UPdB tendría a estas horas un edificio propio y magnífico. Exigimos que siga teniendo, por lo menos el desganado préstamo de un rincón de escuela fiscal"62.
Lo extraño e inexplicable fue que las autoridades del Consejo Escolar VI dispusieran la clausura de las clases de la UPdB, afectando de esta manera el normal desarrollo de los 1400 alumnos que concurrían diariamente a dicho establecimiento.
3. LA SOCIEDAD LUZ: UNIVERSIDAD POPULAR DEL PARTIDO SOCIALISTA ARGENTINO
La Sociedad Luz fue una experiencia de Universidad Popular impulsada por el Partido Socialista Argentino, que comenzó sus actividades en la ciudad de Buenos Aires en el año 1899 y que tenía por objeto "la instrucción del pueblo". La iniciativa partió de Mauricio Kliman, un estudiante de Ingeniería quien, a principios de 1899, comenzó a diagramar una entidad cultural destinada a la enseñanza con proyecciones luminosas, que en ese entonces hacían furor en Europa. Este entusiasmo por la difusión cultural y científica fue compartido por Juan B. Justo, fundador del Partido Socialista, y Ángel Mariano Giménez, médico higienista, quienes facilitaron el histórico local del Partido Socialista de la calle México para la concreción de la iniciativa de Kliman. Las primeras actividades consistieron en las conferencias y proyecciones de divulgación sobre diferentes temas, como "El sistema planetario y la tierra"63.
En la autobiografía política del militante socialista Nicolás Repetto64 se describe la fundación de esta institución y algunas de sus actividades. Repetto cuenta que a Juan B. Justo65, quien conocía la deficiente instrucción de los afiliados en general por aquella época, le preocupaba el problema cultural dentro de las filas del Partido, y se proponía suplir esa deficiencia creando una Universidad Popular encargada de divulgar en la masa del pueblo nociones generales de ciencia y problemas de actualidad, moviéndole al mismo tiempo a participar en la lucha por la solución de estos problemas. Justo tenía listo el programa de materias, el plan de organización de la enseñanza y hasta el nombre de la institución, que se llamaría Sociedad Luz. Kliman enseñó astronomía varios años con mucho éxito a los numerosos obreros que concurrían a la Casa Obrera de la calle México 2070, en el barrio porteño de Monserrat66.
Dicha sede de la calle México era también, como dijimos, la sede del Partido Socialista, una casa de amplias dimensiones y construida de acuerdo a sus fines y necesidades peculiares. Era de propiedad del compañero Haupt, un antiguo obrero alemán a quien se le había expulsado de su país en virtud de la ley bismarckiana contra los socialistas, pero que en Argentina se había enriquecido explotando un taller metalúrgico, cuyas utilidades invertía en la construcción de locales para el Partido, las sociedades gremiales y las cooperativas. La sede resultó ser una especie de escuela en la que todos se sentían estimulados a la acción. La labor cultural tenía por instrumentos principales la biblioteca, las conferencias, los cursos breves dictados por la Sociedad Luz y el instructivo material de lectura que ofrecía el periódico La Vanguardia. La Sociedad Luz despertó mucho interés y contribuyó poderosamente a la difusión de los conocimientos científicos más diversos: Kliman explicaba con muchas proyecciones y muy pocas palabras los aspectos más interesantes de la astronomía; el doctor Augusto Bunge se especializó en los problemas vinculados a la salud humana, a la higiene general y a la vivienda obrera; el entonces estudiante de medicina Enrique Dickmann67 dictaba cursos elementales de anatomía y fisiología humana; el también estudiante de medicina Ángel M. Giménez dictaba cursos sobre salud sexual y la defensa contra las afecciones venéreas. Otros cursos que se dictaron fueron de historia universal, elementos de literatura, gramática castellana, química experimental y evolución orgánica, por los profesores Enrique del Valle Iberlucea, Alberto Gerchunoff, Fenia Cheertcoff de Repetto, Carlos Roqué68 y Nicolás Repetto, respectivamente69.
El salón de la calle México resultó pequeño para contener al gran número de obreros que concurrían. El doctor Ángel M. Giménez creó nuevos cursos, instaló una biblioteca, organizó visitas colectivas dominicales a museos, monumentos históricos, edificios públicos, alrededores pintorescos, etcétera, y editó decenas de miles de folletos sobre los temas más diversos, con predominio de los problemas escolares, de la educación laica y del estudio de la evolución en todos sus aspectos. Giménez le otorgó a la Sociedad, casi exclusivamente de su peculio, el hermoso edificio de la calle Suárez al 1301, levantado expresamente en un barrio obrero como el de Barracas, "para contribuir a la elevación cultural de la gran masa de trabajadores que lo habitan"70.
Persiguiendo nuestro objetivo de tener un conocimiento más acabado del nexo entre las identidades barriales y las Universidades Populares (interrogante que no se clausura en este trabajo), hemos encontrado en algunos autores una confusión entre la Sociedad Luz y la Universidad Popular de La Boca. Un ejemplo lo tenemos en la obra La visión de una Universidad Popular, del científico chileno Carlos Oliver Schneider71:
"En Argentina, en Buenos Aires, funciona desde hace años, la Universidad Popular de La Boca, que hasta cierto punto tiene una tendencia socialista (sic) y que he tenido el gusto de visitar detenidamente. Ahí se ha dictado un curso sobre Astronomía por el profesor Camilo Mayer, que tuvo tal rotunda resonancia que un "ricacho", como lo llaman allá, don Rómulo Chopitea, se entusiasmó hasta costear la publicación ilustrada del curso de Mayer"72.
No hemos encontrado evidencia que nos permita sostener que la experiencia de la UPdLB estuviera orientada por una "tendencia socialista", como afirma Oliver Schneider, y ni siquiera encontramos en los registros que guarda su archivo histórico documentos que mencionen cursos de astronomía o al profesor Mayer. Esta confusión se debió posiblemente a que los barrios de la ciudad de Buenos Aires no suelen tener fronteras geográficas claras, y sus límites son muy opacos, como sucede en el caso de los barrios de La Boca y Barracas. Suele ser más fácil definir a un barrio por su centro -donde se condensa la identidad del barrio- que por su periferia -donde la identidad se diluye-. Oliver Schneider comete un error, que al día de hoy resulta común, al confundir ambas instituciones:
"Recuerdo que en ocasión de mi visita, uno de los dirigentes de la Sociedad Lux (sic), que es la sostenedora de esa Universidad Popular, mi distinguido amigo el doctor Ángel Jiménez, me recalcaba el hecho de que había muchas formas de analfabetismo de orden superior, que consiste, no sé si me lo explicaba así por saberme naturalista, que consistía, digo, en no saber deletrear en el hermoso libro de la Naturaleza"73.
En otra de sus obras, Hacia la Cultura Colectiva, Oliver Schneider confunde nuevamente las instituciones de la Universidad Popular de La Boca y la Sociedad Luz:
"En nuestro continente voy a mencionar la Universidad Popular de La Boca, en Buenos Aires, sostenida por la Sociedad Lux (sic), y que es una institución vigorosa, que presta positivos servicios a la población de un extenso barrio de esa capital.
La obra de esta Universidad es tan extensa e intensa, que un día sus organizadores se empeñaron en mejorar el bienestar de la población y tras de una razonada propaganda consiguieron hacer bajar el precio del pan (sic). Otra vez iniciaron una formidable propaganda de la avicultura casera, no de la avicultura en grande escala, sino de la pequeña avicultura, obtuvieron que mucha gente de escasos recursos no solo tuviera sus gallinas, sino que las criaran bien, productivamente. Otra campaña, dedicada a los chacareros, los convenció de la necesidad de plantar un tipo de maíz que se cosechara cuarenta días después de sembrado, y hasta los niños de los pequeños agricultores llegó la obra de Universidad Popular, enseñándoles a criar cada uno un chancho por su cuenta y riesgo, para obtener con su venta el dinero necesario que costeara sus estudios elementales. Eso es lo que se llama hacer obra"74.
A diferencia de lo que relata en La visión de una Universidad Popular, en Hacia la Cultura Colectiva Oliver Schneider relata los cursos, propaganda y campañas que fueron llevadas a cabo por la UPdLB y que sí se pudieron verificar en el archivo histórico de esta institución, pero continúa sin diferenciar ambas instituciones.
CONCLUSIÓN: LA INTERRELACIÓN ENTRE LAS IDENTIDADES BARRIALES Y LAS PERTENENCIAS INSTITUCIONALES EN EL CASO DE LAS UNIVERSIDADES POPULARES
Al promediar la década de 1930 podemos identificar un considerable aumento en la cantidad de Universidades Populares a lo largo y ancho de la Argentina. Muchas de ellas se congregaron para conformar una especie de federación denominada Universidades Populares Argentinas (UPA); otras se mantuvieron autónomas, y sospechamos que algunas, con una orientación más izquierdista, conformaron su propio agrupamiento. Las UPA realizaron innumerables eventos y produjeron diferentes materiales de divulgación, entre ellos la Revista de las Universidades Populares Argentinas, que editaron para informar sobre su desarrollo.
En el folletín Cuatro Palabras sobre las UPA (Universidades Populares Argentinas), de 1939, se contabilizan las siguientes Universidades Populares nucleadas en esta organización75:
Universidad Popular | Local |
---|---|
Bartolomé Mitre | Varela 358 |
T. Achával Rodríguez | Carabobo 253 |
Guillermo Rawson | R.L. Falcón 6702 |
José M. Estrada | Charcas 3577 |
José C. Paz | Bolívar 1235 |
Nicolás Avellaneda | Besares 2900 |
Victorino Ortega | Hortiguera 742 |
José Cortejarena | V. Martínez 1780 |
Miguel Navarro Viola | Sadi Carnot 234 |
Roque Sáenz Peña | Warner 1816 |
Eleodoro Lobos | Gorriti 5470 |
Francisco Pico | Quesada 2343 |
Victorino de la Plaza | Tellier 1171 |
José de San Martín | Homero 1157 |
Pedro Goyena | Almafuerte 630 |
Marco M. Avellaneda | Larrea 854 |
D.F. Sarmiento | San Fernando |
I Figueroa Alcorta | Adrogué |
Universidad Popular | Local |
---|---|
Campana | Campana |
Baradero | Baradero |
Sarmiento | La Plata |
Mariano Moreno | Necochea |
José Hernández | Azul |
Luis Caronti | Bahía Blanca |
Manuel Belgrano | Tandil |
Zarate | Zarate |
Escobar | Escobar |
Concordia | Entre Ríos |
Concepción del Uruguay | Entre Ríos |
Colón | Entre Ríos |
Dolores | Dolores |
San Rafael | Mendoza |
Mendoza | Mendoza |
Córdoba | Córdoba |
Santiago del Estero | S. del Estero |
La Banda | S. del Estero |
San Juan | San Juan |
Santa Rosa | La Pampa |
Resistencia | Chaco |
Mar del Plata | Mar del Plata |
En esta relación podemos contar 18 Universidades Populares que funcionaron en la ciudad de Buenos Aires y pueblos suburbanos, de las cuales ninguna tiene el nombre del barrio en el cual se emplazaron. De las 22 Universidades Populares que funcionaron en el interior del país el panorama es un poco más diverso. 17 hacen referencia al sitio donde están radicadas, pero esta consideración nos puede llevar a un error ya que pudimos saber, por ejemplo, que la Universidad Popular de Baradero se llamaba Mariano Moreno76.
Podemos suponer que la adopción del nombre vinculado con algún prócer de la historia argentina por parte de las Universidades Populares de la capital y los pueblos suburbanos, que pretendían realizar una "educación nacional" con el fin de preparar a sus estudiantes "para la lucha por la vida", al optar por abandonar la identificación barrial, utilizaban su nombre como un dispositivo pedagógico más para la nacionalización de las masas77.
Por el contrario, en el caso de la Universidad Popular de Boedo debemos tener en cuenta que el barrio de Boedo, si bien alude al nombre de Mariano Boedo78, se constituyó desde una arteria principal que para los vecinos y todos los porteños fue conocida como Boedo a secas, perdiéndose la referencia al prócer, y que el nombre de la Universidad Popular se debía más a la arteria comercial principal del barrio que al prócer. Del mismo modo podemos suponer que aquellas Universidades Populares que decidieron mantener una sólida identificación barrial/ territorial seguramente pudieron apelar a un chovinismo localista para fomentar la solidaridad con eventos diversos que realizaban para financiar sus actividades.
Siguiendo a Hoggart79, quien sugirió que las variaciones estructurales, geográficas, ambientales o étnicas complejizaban y heterogeneizaban las experiencias de una cultura obrera, que nace siempre en ambientes específicos (barrio, fábrica o comunidad local) y que, por tanto, se trata de una cultura de comunidad de núcleos sociales restringidos, sostenemos que un aporte para el conocimiento de la cultura obrera se puede realizar desde sus barrios y las instituciones de estos. El barrio fue también un enclave importante para la primera Universidad Popular que inauguró en 1899 Georges Deherme en Francia, ya que la asentó en la calle Faubourg80 Saint-Antoine en París, un barrio popular del 11° distrito81.
En tal sentido consideramos que las crónicas de Soiza Reilly, publicadas en Caras y Caretas, prensa de masiva difusión, y posiblemente replicadas en emisiones radiales, son útiles para ver de qué forma las Universidades Populares aportaban una cuota de prestigio en la constitución de las identidades barriales y cómo las Universidades Populares se retroalimentaban del prestigio que otorgaba ser "la" Universidad Popular del barrio. Esa interrelación configuraba el despliegue de una red de vínculos barriales sumamente importante en la conformación de las circunscripciones electorales, posiblemente diluyendo identidades clasistas más autónomas. Muchas veces el primer contacto para comenzar a tejer y a expandir dicha red no se constituía solo con la estatalidad, sino desde el faro cultural que significaba la radicación por la presencia de una escuela pública en el barrio. El entramado de esta red de vínculos tiene sus nodos tanto intra muros como extra muros de los barrios82.
En su alegato que autodenominó "Memorias de una época materialista", de más de seiscientas páginas, escrito tras ser expulsado del Honorable Concejo Deliberante de la Capital Federal en el año 1941, el doctor Luis L. Boffi incluyó en su capítulo tercero, que llamó "Mi foja de servicios", su desempeño como Vicepresidente de la Universidad Popular Bernardino Rivadavia, Presidente Honorario de la Universidad Popular La Argentina y Consejero de la Universidad Popular Mariano Moreno83. Ello nos permite inferir que no solo los barrios gozaban del prestigio de tener una Universidad Popular, sino que también estas nutrían de prestigio personal y político a sus integrantes.
Así es como las Universidades Populares con sede en la ciudad de Buenos Aires funcionaron generalmente en edificios escolares y tuvieron las características de las academias dedicadas a la enseñanza de múltiples disciplinas, como contabilidad, dibujo, pintura, artes decorativas, costura, cocina, motores, radiotelefonía, electricidad, relojería y tipografía, entre otras. Por ejemplo, la Universidad Popular Bartolomé Mitre inició sus actividades el 16 de junio de 1936 en un local propio construido en Varela 358. El edificio luego fue vendido al Consejo Nacional de Educación, que ocupó las instalaciones con la Escuela No. 8 del Distrito Escolar XI. Otras instituciones similares que funcionaron fueron la Universidad Popular Intendente Torcuato de Alvear (su primer presidente fue el Dr. Ernesto León Odena), que en octubre de 1938 inauguró su sede en Directorio 3043; la Universidad Popular de Flores Sud, que funcionó entre 1932 y 1948 en la Escuela No. 6 del Distrito Escolar XI (Varela 1040); la Universidad Popular Victorino Ortega, que tenía por sede la Escuela No. 9 del Distrito Escolar XI (Cnel. Ramón L. Falcón 2934); la Universidad Popular Tristán Achával Rodríguez en la Escuela No. 15 del Distrito Escolar XI (Carabobo 253), y la Universidad Popular José de San Martín en el local de la desaparecida Escuela No. 8 del Distrito Escolar XIX (Pergamino 1528), todas estas en el barrio de Flores84.
En sintonía con lo que Sandra Carli describe para la mediación de las asociaciones, centros y sociedades de la educación popular85, en las Universidades Populares encontramos también cómo estas propuestas pueden ser pensadas como intersticios a través de los cuales sectores de la sociedad civil intentaron flexibilizar, democratizar, resignificar, alterar en suma en diferente medida, la estructura y funcionamiento del sistema educativo estatal.
Estas experiencias resultaron posibles gracias a la participación de docentes y a establecimientos de educación estatal que en muchas oportunidades eran compartidos con las Universidades Populares, en lo que hoy podemos identificar como el circuito de "educación oficial". El barrio resultó ser territorio particularmente fértil para que anclaran las Universidades Populares. Las identidades del barrio y de la Universidad Popular se retroalimentaron cuando tomaron los nombres del territorio que habitaban, desechando el nombre de próceres de la historia argentina o el de celebridades barriales, sin despojarse del objetivo de impartir una "educación nacional". Al mismo tiempo, estos barrios aumentaron su prestigio al contar con dichas Universidades, que retratadas en diferentes crónicas de época incluso dejaron de ser reconocidas como Universidades Populares y pasaron a ser referidas como Universidades -a secas- del barrio donde se radicaban. Por ejemplo, la Universidad Popular de La Boca deviene en la Universidad de La Boca. De esta manera se produjo una interesante interacción en la apelación discursiva para la construcción de dos identidades -la nacional y la local- que durante el siglo XX pierden antagonismo. En el caso de la Universidad Popular Sociedad Luz, donde el carácter de universitario se convirtió en un mero epígrafe del de Sociedad Luz, evidenciamos cómo el vínculo partidario obstruyó esta relación con lo barrial e impidió toda retroalimentación, incluso tras su mudanza del barrio de Monserrat al proletario barrio de Barracas, asemejándola a una escuela de cuadros.