INTRODUCCIÓN
Antecedentes
En México existen 30,7 millones de jóvenes entre 15 y 29 años, que representan el 24,6 % de la población total (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2019). Este importante sector poblacional tiene gran impacto e influencia nacional, por lo que las dificultades y oportunidades que enfrentan deben ser objeto de estudio. En este sentido, se ha descrito que uno de los problemas que enfrentan con mayor frecuencia los jóvenes de la Ciudad de México (CDMX) es que perciben ser objeto de exclusión por parte de sus pares y de otros grupos. Los motivos por los cuales se excluye están relacionados con bajo nivel socioeconómico, etnia o color de piel, rasgos o composición física, preferencia sexual, vestimenta, creencias o lugar de residencia (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación [CONAPRED], 2017; Mora & De Oliveira, 2014; Cordera, Ramírez, & Ziccardi, 2008; Pérez, 2015).
El fenómeno de exclusión social tiene sus orígenes en la escena política, y posteriormente, se desarrolló en la económica y la sociología (Silver, 1994; Diprete, 2007; Tezanos, Villalón, Díaz & Bravo 2009). En esencia, el discurso de la exclusión social se centra en el rechazo y las asimetrías en la estructura social derivadas de un esquema de estratificación social dicotomizado: la clase alta (upper class) y la clase baja (underclass), por lo que los grupos más pobres y marginados de la actividad social, eran considerados los excluidos, incluso, en algunos discursos, “los peligrosos” (Castillo, 2011; Dubet, 2006). En este sentido, la premisa central es que los excluidos tendrían que ser incluidos; para lo cual los planes de integración han sido limitados y poco eficaces; por ello, el presente escrito pretende abrir las puertas a la incorporación del fenómeno de exclusión social al campo de la psicología social en la se considera fundamental la visión de los individuos y sus interacciones sociales con otros grupos y colectivos. Consideramos que esto permitirá a mediano plazo favorecer el desarrollo de intervenciones sociales encaminadas a dicha inclusión de los grupos menos favorecidos de la población.
Desde esta perspectiva, la exclusión social es entendida como un fenómeno en el que un individuo se enfrenta a múltiples factores desventajosos como la falta de acceso o mala calidad de servicios de salud, educativos, de vivienda y calidad del medioambiente local, los cuales, al combinarse, afectan su participación e integración social, así como su bienestar global (Rojas, 2012; Tezanos, et al. 2009; Tezanos, 2001). La exclusión social puede ser estudiada desde un punto de vista colectivo que alude a las instituciones, el Estado y la cultura, o desde una visión individualizada que contempla la personalidad, actitudes, creencias y comportamientos de los individuos. Sin importar desde donde se aborde la exclusión social, esta se encuentra vinculada con “la negación de” o “restricción de acceso” a fuentes de recursos para la integración social, incluidos los recursos no materiales y simbólicos como la confianza, la estima o la identidad (Bayram, Bilgel, & Bilgel, 2012; Raya, 2010; Sen, 2000).
Considerando lo anterior, desde la propuesta de Castells (2001) que define a la exclusión social como:
Un proceso por el cual a ciertos individuos y grupos se les impide sistemáticamente el acceso a posiciones que les permitirían una subsistencia autónoma dentro de los niveles sociales determinados por las instituciones y valores en un contexto dado. [Normalmente] tal posición suele asociarse con la posibilidad de acceder a un trabajo remunerado relativamente regular al menos para un miembro de una unidad familiar estable. De hecho, la exclusión social es el proceso que descalifica a una persona como trabajador en el contexto del capitalismo”. (p.98)
Mientras, Bayram et al. (2012) consideran que:
La exclusión social ocurre cuando diferentes factores se combinan para atrapar a los individuos, generando una espiral de desventajas. Los ingresos, el acceso a instalaciones de salud de calidad, la educación, la vivienda y la calidad del medio ambiente local son algunos de los factores que afectan el bienestar de las personas. Los aspectos causales de la exclusión social están vinculados a la denegación o restricción del acceso a las estructuras de recursos necesarias para la pertenencia social, incluidos los recursos no materiales como la confianza y el respeto interpersonal necesario para la autoestima, tanto individual como colectivamente. (p.110)
Con base en lo anterior, consideramos que la integración de definiciones y componentes de la exclusión social, desde una propuesta psicosocial es un proceso que excluye a parte de la población [en el caso de este estudio a los jóvenes], de las oportunidades económicas y sociales; es decir, que expone al sujeto a desventajas en el ámbito económico (privación material), institucional (educación, empleo y salud) y deficiencias en la relación con los demás (desintegración social y cultural).
Por tanto, la exclusión social es un fenómeno multifactorial que presta vital importancia a las relaciones sociales y a las dinámicas que conducen a la fragmentación social que se expresa de manera poliédrica, formado por la interrelación de un cúmulo de circunstancias desfavorables y, a menudo, fuertemente interrelacionadas (Plan Nacional para la Inclusión Social, 2001 en Jiménez, 2008; Sen, 2000). En dicho fenómeno se destacan dos dimensiones centrales: (a) el aspecto económico (objetivo), y (b) el aspecto sociocultural (subjetivo y relacional) que integran el carácter colectivo e individual de la exclusión social . Dichas dimensiones se engloban en tres factores: (a) el distributivo que es entendido como privación material y deficiencias en relación con las necesidades básicas y los bienes materiales, principalmente de alimentación, vivienda y vestido; (b) los derechos sociales y humanos que consisten en el acceso inadecuado a las disposiciones gubernamentales y semi-gubernamentales, además de otros obstáculos para el cuidado de la salud, la educación y el empleo, y (c) un factor de índole relacional que integra a la familia y la sociedad general, refiriendo así la integración social y cultural que se manifiesta en la falta de participación en las redes sociales formales e informales incluidas las actividades de ocio, apoyo social insuficiente o aislamiento social y una incipiente integración cultural con la falta de cumplimiento de las normas y los valores fundamentales asociados con la ciudadanía social (violencia) (Bayram et al., 2012).
Considerando esta concepción, podemos afirmar que gran parte de los jóvenes mexicanos padece situaciones de exclusión social, la cual se documenta con evidencia sólida de que un gran porcentaje de jóvenes se enfrenta a un panorama desalentador por múltiples factores como no contar con recursos económicos suficientes para satisfacer las necesidades básicas de educación, tanto en el acceso como permanencia en los niveles medio superior (bachillerato) y superior (universidad) (Blanco, 2014; INEE, 2014, 2019); que a su vez es considerado el medio o mecanismo idóneo para el acceso a un empleo formal (Yaschine, 2014), lo que resulta entonces en posibles dificultades laborales. En relación al área laboral se ha documentado que los jóvenes trabajadores sin experiencia y las mujeres son los grupos más vulnerables para desempeñarse en trabajos informales en los que frecuentemente perciben ingresos menores a 6,000.00 pesos mensuales y que tienden a ser insuficientes para satisfacer sus necesidades básicas (Cota & Navarro, 2015; INEGI, 2015; Mora & De Oliveira, 2014; Yaschine, 2014).
Estas condiciones generales de vida repercuten a corto y largo plazo al impactar de manera negativa el acceso a los estándares económicos y sociales que les permitan tener una adecuada calidad de vida, e incluso, dicho impacto puede llevarlos a presentar o mantener condiciones de precariedad (Blanco, 2014; Mora & De Oliveira, 2014; Raya & Hernández, 2014; Encuesta Intercensal, 2015) perpetuando así el fenómeno de exclusión social en esta población. Como ejemplo, en un estudio realizado en jóvenes, los participantes consideraron al desempleo como tiempo perdido que genera pobreza y necesidades, además de ser producto de los problemas sociales como la desigualdad, falta de oportunidades, que a su vez de desprenden del sistema social. Asimismo, una consecuencia del desempleo son las situaciones delictivas e impactos comunitarios y la vivencia de emociones negativas (Torres-López, Acosta- Fernández & Parra-Osorio, 2019).
De manera certera podemos afirmar que el fenómeno de exclusión social en la juventud representa un problema central para el futuro de la población en la vida adulta y de la sociedad mexicana en general. Ante este panorama se pueden observar esfuerzos importantes por mostrar a la luz este problema y buscar alternativas de solución viables tanto a nivel nacional (Alcántara & Navarrete, 2014; Ordóñez, 2018) como internacional (Estivill, 2003). Sin embargo, el principal abordaje ha sido desde políticas públicas y opinión de expertos, ante lo cual consideramos indispensable para su estudio integral retomar una perspectiva psicosocial que se adueñe de la percepción de quien padece exclusión social y permita entonces integrar el componente subjetivo del fenómeno. Este enfoque complementaría de manera innegable su comprensión y para ello no hay más alternativas que comenzar con el desarrollo de herramientas de evaluación que permitan obtener información de primera mano para, en un futuro, poder identificar factores contextuales y ambientales asociados al fenómeno y su influencia en el individuo. Bajo esta línea de acción, el objetivo de este trabajo fue desarrollar un instrumento válido y confiable que permita evaluar la percepción de exclusión social en jóvenes mexicanos.
MÉTODO
Con el objetivo de satisfacer el objetivo del presente estudio, se llevó a cabo un diseño de investigación instrumental (Ato, López, & Benavente, 2013) que en una primera fase contempló el desarrollo del instrumento y en la segunda fase se obtuvieron sus propiedades psicométricas.
Etapa 1. Diseño y construcción de la primera versión del instrumento
Participantes
Se contó con la colaboración de cinco jueces expertos en psicología social, sociología o actuaría, quienes contaban con un mínimo de cinco investigaciones publicadas desde su área de dominio y relacionadas con la exclusión social en México. Adicionalmente se incluyeron 30 jóvenes entre 15 y 25 años, residentes de la Ciudad de México y Estado de México quienes aceptaron participar de manera voluntaria en el estudio. Del total de participantes, 21 (70 %) fueron mujeres, la media de edad fue de 19.03 años, con una desviación estándar de 3,27; en cuanto al estado civil 9 (30 %) reportó estar casado, 14 (46,67 %) se encontraba en una relación de pareja y 7 (23,33 %) reportaron ser solteros; en relación a su ocupación, 12 (40 %) eran estudiantes al momento del estudio, 7 (23,33 %) trabajaban, 5 (16,66 %) estudiaban y trabajaban y 6 (20 %) se dedicaban a apoyo en actividades del hogar o no reportaron alguna ocupación formal o informal.
Instrumento
La creación de la primera versión del instrumento derivó de una revisión de literatura, tras la cual se determinó que, para fines de este estudio, la exclusión social es entendida como un proceso que segrega a parte de la población de una comunidad de las oportunidades económicas y sociales; es decir, que son expuestas a desventajas en el ámbito económico (privación material), institucional (educación, empleo y salud) y en la relación con los demás (desintegración social y cultural) (Bayram, Bilgel, & Bilgel, 2012).
Con base en ello, el instrumento consideró la perspectiva de dos dimensiones incluidas en tres factores: (a) satisfacción de necesidades y derechos primarios como alimentación, educación, trabajo y acceso a servicios de salud; (b) acceso a servicios y productos de segundo orden como ropa de determinadas marcas, viajes o actividades recreativas; (c) integración social incluyendo la falta de participación familiar y en redes sociales; así como dificultades o alteraciones en la integración cultural como incumplimiento de normas, valores y comportamientos antisociales y delictivos.
Procedimiento
Con base en la revisión de literatura, los autores de este trabajo desarrollaron una serie de reactivos para cada uno de los factores; los cuales fueron sometidos a evaluación por cinco investigadores expertos en exclusión social en México. A cada experto se le explicó el objetivo del estudio y se le invitó a participar. Quienes aceptaron recibieron vía correo electrónico y en impreso el total de reactivos propuestos y un formato de evaluación en el que se les solicitaba que valoraran cada reactivo en términos de claridad, coherencia y relevancia (cada criterio de evaluación era descrito en el formato) con un puntaje de 1 “no cumple el criterio”, 2 “bajo nivel”, 3 “moderado nivel” o 4 “alto nivel”. Adicionalmente ponderaron con la misma escala de calificación si el total de reactivos propuestos para cada factor era suficiente o recomendaban la incorporación de algún elemento particular. Con base en los comentarios de los expertos se ajustaron los reactivos y, se eliminaron o agregaron nuevos reactivos procurando una mejor evaluación del constructo de interés.
A la versión compuesta por los reactivos ajustados con base en los comentarios de los expertos se le denominó “primera versión”, la cual fue aplicada a una muestra por conveniencia a 30 jóvenes (10 de la Delegación Tlalpan de la Ciudad de México, 10 del municipio de Ecatepec, en el Estado de México y 10 del municipio de Chalco en el Estado de México). Todos los participantes tenían entre 15 y 25 años y fueron abordados en lugares públicos donde se les invitó a participar de manera voluntaria y, a aquellos que aceptaron participar, se les solicitó que contestaran la primera versión del instrumento y posteriormente que valoraran cada reactivo en términos de claridad, redacción y uso de palabras difíciles de comprender, así como si consideraban ofensivo algún ítem. Todos los comentarios de los participantes fueron anotados en los formatos previamente diseñados para este fin y se tomaron en cuenta para el ajuste de los reactivos.
Etapa 2. Evidencia de confiabilidad y validez del instrumento
Participantes
Se conformó una muestra no probabilística estimada con base en el criterio de Nunnally y Bernstein (1994) de por lo menos cinco sujetos por cada reactivo; de esta forma, debido a que la primera versión contenía 60 reactivos se requería un mínimo de 275 participantes; sin embargo, se incorporaron al estudio un total de 415 sujetos. Del total de participantes 216 (52,05 %) fueron mujeres, la media de edad del grupo fue de 18,93 (d.e.=2,95); en cuanto al grado de estudios 8 (1,93 %) refirieron haber cursado la primaria, 50 (12,05 %) contaban con estudios de secundaria, 239 (57,59 %) realizaron estudios de nivel medio superior, 116 (27,95 %) de licenciatura, y 2 (1,38 %) cursaba estudios de posgrado. En cuanto al estado civil 251 (60,48 %) eran solteros y sin hijos, 87 (20,96 %) eran casados o vivían en unión libre, 42 (10,12 %) reportaron ser madres solteras, 34 (8,19 %) afirmaron estar separados y 1 (0,24 %) reportó ser viudo; en relación con su ocupación, 193 (46,61 %) eran estudiantes al momento del estudio, 84 (20,24 %) trabajaban, 75 (18,07 %) estudiaban y trabajaban y 63 (15,18 %) se dedicaban a apoyo en actividades del hogar o no reportaron alguna ocupación formal o informal.
Instrumento
Con base en los comentarios de expertos y del piloteo con jóvenes se conformó un instrumento con 60 reactivos en formato de respuesta tipo Likert con cinco opciones de respuesta que van de “Siempre” (1) a “Nunca” (5) o de “Totalmente de acuerdo” (1) a “Totalmente en desacuerdo” (5). Además, se agregó una ficha de identificación donde se registraron los datos sociodemográficos y condiciones de vivienda de los participantes.
Procedimiento
Se invitó a participar al estudio a jóvenes entre 15 y 25 años edad, a quienes se les explicó el objetivo del estudio y se les informó que su participación sería voluntaria. A aquellos que aceptaron participar se les solicitó que contestaran el instrumento de manera individual. Para el análisis de datos, todos los reactivos fueron codificados de manera que el mayor puntaje representara menor percepción de exclusión social.
Análisis de datos
Los datos se analizaron mediante el programa estadístico SPSS. Se realizaron análisis descriptivos de cada reactivo para conocer la distribución de frecuencias entre las opciones de respuestas y evaluar su variabilidad. Posteriormente se calificó el instrumento codificando que todos los reactivos tuvieran una dirección de mayor puntaje igual a mayor percepción de exclusión social y se determinaron los grupos extremos (cuartil 25 y 75); los sujetos de ambos grupos fueron comparados mediante una t de Student para muestras independientes por reactivo para poder determinar la capacidad de discriminación de cada reactivo y se consideró como criterio de eliminación del reactivo el que tuviera una p > 0,05.
A continuación se llevó a cabo un análisis de tablas cruzadas para conocer la correlación entre reactivos y determinar el tipo de análisis factorial exploratorio a emplear para el cual se estableció como criterios para conservar un reactivo el que mostrara una carga factorial > ,40 y que cada factor tuviera un mínimo de tres reactivos; por otro lado, fueron denominados indicadores aquellos casos en que dos reactivos se agruparan o uno de ellos cumpliera el criterio de la carga factorial pero se agrupara con otros reactivos. Adicionalmente, se estimó la consistencia interna del instrumento a través del Alfa de Cronbach tanto para la escala total como para cada uno de los factores o indicadores.
Con el fin de obtener validez empírica del instrumento, la estructura factorial mostrada en el análisis exploratorio fue sometida a prueba mediante análisis factoriales confirmatorios para los cuales las cargas factoriales de las variables latentes se establecieron en 1,0, mientras que la varianza de error se especificó en parámetros libres y se usó un método de estimación por máxima verosimilitud. Adicionalmente se estimaron los puntajes para normalización e interpretación de los puntajes.
RESULTADOS
Etapa 1. Diseño y construcción de la primera versión del instrumento
A partir de la revisión de literatura se crearon 55 reactivos que fueron evaluados por los expertos. 53 (96,36 %) de los reactivos fueron considerados claros, coherentes y relevantes; mientras que 2 (3,64 %) requirieron ajustes de redacción por considerarlos poco claros. En relación con la suficiencia de los reactivos para la evaluación de los factores, se consideró que el factor “acceso a servicio y productos de segundo orden” y “participación en actividades delictivas” requerían la integración de por lo menos un reactivo más; por lo que se generaron cinco reactivos nuevos que fueron añadidos a la primera versión.
Estos 60 reactivos fueron evaluados por 30 jóvenes que recomendaron el ajuste de redacción en cinco reactivos al considerar que tenían palabras de difícil comprensión. Dichos cambios fueron realizados y con ello, se integró la versión para validar el instrumento.
Etapa 2. Validez y confiabilidad del instrumento
Se realizaron análisis de dispersión por reactivo, los cuales demostraron la adecuada distribución de las respuestas entre las opciones disponibles; además de que solo los reactivos 4 “Tenemos que pedir dinero prestado para poder pagar los gastos del mes” y 7 “Mi casa cuenta con los servicios básicos (agua, luz, drenaje, gas, teléfono e internet)” mostraron una simetría superior a 2 con valores de 2,11 y 2,62 respectivamente. Para identificar la capacidad de discriminación de los reactivos se calculó el puntaje total del total de sujetos, y se obtuvieron las medidas de tendencia central y desviación; estas pruebas arrojaron una media de 142 con un puntaje máximo del cuartil inferior de 122 y una puntuación mínima del cuartil superior de 159.
Con base en ello, se identificó a los sujetos pertenecientes a los cuartiles extremos para determinar la capacidad de discriminación de los reactivos; dicha comparación se realizó a través de una t de Student para muestras independientes en la que se consideró como criterio de eliminación del reactivo que la prueba mostrara un p>,05; condición que se cumplió en los reactivos 33 “Hay muchas oportunidades de empleo para los jóvenes como yo” y 37 “Es difícil obtener un buen empleo” por lo que no fueron incluidos en análisis futuros.
Con los 58 reactivos que discriminaron, se evaluó su direccionalidad mediante cuadrados cruzados, lo que dio paso a la prueba de confiabilidad interna del instrumento mediante el alfa de Cronbach, donde se consideró como criterio de eliminación que el alfa del instrumento incrementara si se quitaba un reactivo, lo que no se cumplió en ningún caso, por lo que se conservaron todos los reactivos.
El análisis correlacional entre elementos arrojó magnitudes bajas y moderadas, por lo cual se efectuó un análisis factorial ortogonal de componentes principales bajo el método de Varimax en el cual se obtuvo una prueba de esfericidad de Bartlett una p <,001 que indicó la no identidad de la matriz de correlaciones y el índice de adecuación muestral Kaiser Meyer Olkin (KMO=,841) que determinó la utilidad de la estructura de los componentes obtenidos.
De acuerdo con el gráfico de sedimentación y la matriz de componentes rotada resultante se conservaron 35 reactivos incluidos en nueve factores con cargas factoriales mayores o iguales a ,40 y autovalores superiores a 1, que en conjunto explicaron el 62,30 % de la varianza con una confiabilidad total igual a ,863 (Tabla 1). En la Tabla 2 se muestra la confiabilidad interna de cada uno de los factores que van de ,641 a ,857; su varianza explicada que está distribuida de manera equilibrada entre 5,22 % y 9,34 %, así como las medias y desviaciones estándar de los puntajes obtenidos por factor y el valor de T cuadrada de Hotelling que demuestra la pertinencia de cada uno de los factores en la contribución del instrumento.
Factores | ||||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Reactivos | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | Comunalidad |
FACTOR 1. Acceso a servicios de salud | ||||||||||
Recibo atención médica de calidad. | .754 | .108 | -.035 | .216 | .147 | .018 | .124 | .046 | .095 | .639 |
Tengo acceso a los medicamentos que necesito. | .728 | .198 | .074 | .052 | .223 | .020 | .120 | .121 | -.015 | .678 |
Cuando me enfermo cuento con servicios médicos dónde acudir. | .704 | .196 | .060 | .073 | .088 | .036 | -.039 | .187 | -.080 | .703 |
Las instalaciones de las instituciones de salud a las que acudo cuentan con el equipo necesario para brindar atención. | .698 | -.039 | .131 | .030 | .057 | -.056 | .164 | -.127 | .097 | .475 |
El personal de salud que me atiende está bien capacitado. | .661 | .017 | -.004 | .057 | -.038 | .116 | .059 | .102 | .133 | .365 |
Si tuviera una emergencia médica que requiriera hospitalización o cirugía, tengo dónde acudir. | .626 | .202 | -.005 | .073 | -.050 | .005 | .111 | .151 | .097 | .363 |
FACTOR 2. Apoyo familiar | ||||||||||
En mi familia se siente en confianza. | .114 | .847 | .074 | .002 | .044 | .078 | .006 | .044 | .097 | .646 |
Mi familia me ayuda cuando tengo problemas. | .173 | .846 | .081 | .059 | .072 | .093 | .092 | -.012 | .015 | .803 |
Cuento con el apoyo de mi familia. | .226 | .737 | .194 | -.036 | .073 | .219 | .088 | .073 | -.041 | .665 |
Puedo realizar actividades de ocio con mi familia. | .087 | .710 | .104 | .126 | .160 | .116 | .125 | -.015 | .170 | .479 |
FACTOR 3. Conductas disruptivas con pares. | ||||||||||
Con mis amigos, consumo alcohol en la vía pública. | -.002 | .123 | .810 | -.117 | .031 | .059 | .041 | .090 | -.117 | .616 |
Con mis amigos, consumo drogas ilegales. | .038 | .154 | .803 | -.103 | .080 | .114 | -.024 | .056 | -.038 | .620 |
En algún momento de mi vida he participado en actividades delictivas. | .033 | .065 | .784 | -.047 | .134 | .222 | .060 | .111 | -.114 | .629 |
Con mis amigos agredimos a otras personas. | .137 | .062 | .720 | -.088 | .033 | .265 | .047 | .096 | -.091 | .532 |
FACTOR 4. Acceso a bienes y servicios de segunda necesidad (Goce y disfrute). | ||||||||||
Los ingresos en mi casa alcanzan para comprar algunos “lujos” (tabletas, Smart phone o dispositivos móviles de entretenimiento). | 0.78 | .049 | -.155 | .805 | .075 | -.110 | .198 | .037 | .079 | .697 |
Puedo comprar cosas de marca. | .198 | .103 | -.105 | .770 | .002 | -.010 | .110 | .042 | .111 | .553 |
Puedo comprar ropa aunque no sea necesaria. | .093 | -.023 | -.112 | .752 | .000 | .059 | .177 | .022 | .104 | .486 |
FACTOR 5. Acceso a servicios educativos | ||||||||||
He descuidado mis estudios porque tengo que trabajar para cubrir mis gastos. | .105 | .100 | .116 | -.089 | .781 | .048 | .076 | .100 | -.046 | .609 |
He tenido que faltar a la escuela por falta de dinero para los pasajes o el material. | .033 | .178 | .083 | .108 | .670 | .085 | -.023 | .293 | -.069 | .425 |
No puedo seguir estudiando por motivos económicos. | .244 | .109 | .018 | .050 | .644 | .042 | .108 | .123 | .034 | .431 |
No hay escuelas cercanas a mi casa (medio superior y universidad). | -.074 | -.060 | .050 | .123 | .558 | .116 | .347 | -.208 | .054 | .138 |
FACTOR 6. Violencia intrafamiliar. | ||||||||||
En mi familia se humillan y ofenden. | .055 | .075 | .123 | -.040 | .051 | .821 | .020 | .074 | -.015 | .460 |
En mi familia se agreden o golpean. | .095 | .210 | .252 | -.064 | .073 | .780 | .060 | .085 | -.128 | .752 |
Siento que no me quieren en mi familia. | -.033 | .207 | .291 | .063 | .116 | .705 | -.016 | .017 | -.003 | .515 |
FACTOR 7. Acceso a bienes y servicios de primera necesidad (alimentos y servicios básicos). | ||||||||||
En mi casa, tenemos dinero para comprar la comida de la quincena. | .108 | .193 | .040 | .182 | -.036 | .058 | .666 | .252 | -.002 | .385 |
Mi casa cuenta con los servicios básicos (agua, luz, drenaje, gas, teléfono e internet). | .134 | .112 | -.044 | .074 | .094 | .014 | .660 | .315 | .037 | .389 |
Podemos reparar los desperfectos de la casa cuando se presentan (Ej. Problemas con las tuberías, impermeabilización, pintura). | .211 | -.034 | .046 | .303 | .207 | .046 | .611 | -.013 | .050 | .357 |
El ingreso familiar de mi casa es suficiente para cubrir nuestras necesidades básicas. | .174 | .085 | .121 | .353 | .218 | -.070 | .559 | .060 | -.091 | .380 |
FACTOR 8. Limitaciones económicas en el hogar. | ||||||||||
Nos cortan algunos de los servicios básicos por falta de pago. | -.001 | -.014 | .088 | -.055 | .034 | .125 | .141 | .759 | -.014 | .367 |
Tenemos que pedir dinero prestado para poder pagar los gastos del mes. | .161 | .109 | .063 | -.064 | -.014 | -.011 | .388 | .638 | .065 | .487 |
Tenemos carencias materiales en el hogar. | .132 | .068 | .112 | .107 | .378 | .019 | .036 | .533 | .021 | .278 |
La comida en mi casa se acaba antes de lo planeado. | .192 | -.049 | .119 | .145 | .135 | .034 | .048 | .499 | .031 | .184 |
FACTOR 9. Integración comunitaria. | ||||||||||
Participo en programas sociales de mi comunidad. | .028 | .058 | -.109 | .052 | -.007 | -.135 | .013 | -.038 | .823 | .549 |
Participo en programas deportivos de mi comunidad. | .013 | .058 | -.182 | .007 | -.023 | .022 | -.009 | -.029 | .781 | .502 |
Asisto a actividades culturales como obras de teatro, conciertos, cine, etc. | .103 | .092 | -.009 | .269 | -.005 | -.011 | .029 | .158 | .583 | .247 |
Factor | Varianza explicada | Confiabilidad | Media (d.e.) | T-cuadrado de Hotelling |
---|---|---|---|---|
Factor 1 | 9,34% | 0.823 | 13.76 (5.26) | 106.53 |
Factor 2 | 8,33% | 0.857 | 7.13 (3.37) | 75.36 |
Factor 3 | 8,17% | 0.846 | 6.82 (3.79) | 12.67 |
Factor 4 | 6,87% | 0.796 | 10.54 (3.07) | 7.58 |
Factor 5 | 6,36% | 0.678 | 8.53 (3.56) | 78.46 |
Factor 6 | 5,99% | 0.781 | 5.01 (2.58) | 23.15 |
Factor 7 | 5,94% | 0.724 | 8.00 (3.52) | 121.30 |
Factor 8 | 5,78% | 0.641 | 7.18 (2.84) | 140.477 |
Factor 9 | 5,22% | 0.647 | 9.43 (3.00) | 73.52 |
Total | 62,30% | 0.863 | 76.40 (16.78) | 1854.88 |
Con el objetivo de examinar empíricamente la estructura factorial de la escala, se efectuó un análisis factorial confirmatorio basado en ecuaciones estructurales (Byrne, 2001; Kline, 2005), mediante la utilización del programa AMOS 21. Las varianzas de las variables latentes se fijaron en 1,0 y las varianzas de los términos de error fueron especificadas como parámetros libres. Se empleó el método de estimación de máxima verosimilitud (ML). Tras asociar cuatro pares de errores de medición de reactivos [3 ↔2; 5 ↔ 4; 10 ↔ 7; 11 ↔ 12] los indicadores de bondad de ajuste obtenidos para la escala de percepción de exclusión social arrojaron una x 2 = 1,71 (valores <4,00 indican adecuado ajuste); adecuado índice de ajuste comparativo de Bentler (CFI= ,926) y adecuada raíz cuadrada media de error de aproximación (RMSEA= ,042). Con base en los valores obtenidos se consideró que el modelo presenta niveles de buen ajuste, lo cual confirma la estructura factorial obtenida en el análisis exploratorio.
F1 | F2 | F3 | F4 | F5 | F6 | F7 | F8 | F9 | Total | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Factor 1 | 1 | |||||||||
Factor 2 | .357** | 1 | ||||||||
Factor 3 | .140** | .278** | 1 | |||||||
Factor 4 | .289** | .129** | -.215** | 1 | ||||||
Factor 5 | .250** | .261** | .231** | .121* | 1 | |||||
Factor 6 | .131** | .362** | .472** | -.063 | .231** | 1 | ||||
Factor 7 | .399** | .261** | .112* | .452** | .352** | .115* | 1 | |||
Factor 8 | .327** | .191** | .250** | .149** | .352** | .194** | .422** | 1 | ||
Factor 9 | .118* | .137** | -.235** | .263** | -.016 | -.112* | .099* | .038 | 1 | |
Total | .703** | .622** | .432** | .434** | .579** | .449* | .677** | .588** | .245** | 1 |
*p<.05; **p<.01
Finalmente, se estimó la correlación entre factores y con la escala total, la cual mostró que todos los factores tienen una relación positiva estadísticamente significativa con la escala total y relaciones bajas entre factores, lo cual indica la independencia entre factores (Tabla 3).
Una vez analizadas las propiedades psicométricas del instrumento, se realizó la normalización de los puntajes, para lo cual se realizó una prueba Kolmogorov-Smirnov que mostró una distribución normal de los datos (z = 1,03; p = ,234) que, como se muestra en la Tabla 2, la media del puntaje total fue de 76,4 con una desviación estándar de 16,78.
Para la calificación del instrumento es importante garantizar que todos los reactivos sean ponderados en el mismo sentido, para lo cual se determinó que mayor puntaje representará mayor percepción de exclusión social; por ello los puntajes de los reactivos correspondientes a los factores 1, 2, 4, 7 y 9 fueron invertidos. Una vez realizado este procedimiento, se sumaron los puntajes de todos los reactivos y se establecieron los puntajes T a partir de la distribución por factores; con base en ello se obtuvieron los puntos de corte y las interpretaciones asociadas a cada rango, las cuales se muestran en la Tabla 4.
Puntaje crudo | Puntaje T | Interpretación |
---|---|---|
<40 | 20 | No percibe estar expuesto a exclusión social. |
41 - 59 | 30 | Mínima percepción de exclusión social. |
60 - 76 | 40 | Baja percepción de exclusión social. |
77 - 93 | 50 | Moderada percepción de exclusión social. |
94 - 109 | 60 | Alta percepción de exclusión social. |
111124 | 70 | Extrema percepción de exclusión social |
Una vez obtenida la interpretación a partir del puntaje total, se recomienda que por factor se realice una evaluación con el fin de identificar el área de mayor o menor problema; para facilitar la interpretación, se plantea obtener una regla de tres con el porcentaje de afectación a partir del puntaje máximo posible por factor y el puntaje obtenido por el sujeto.
Porcentaje de percepción de exclusión = Puntaje obtenido por el sujeto * 100 / Puntaje máximo posible para el factor
Por ejemplo, el factor 1 tiene un total de seis reactivos, por lo que el máximo puntaje posible es 30; de manera que si un sujeto obtiene 15 puntos se puede sustituir con la fórmula previa [Porcentaje de percepción de exclusión = (15*100) /30 = 50 %].
DISCUSIÓN
Raya (2010) señala que el estudio de los procesos de exclusión social presenta desde el punto de vista empírico, una doble dificultad: por un lado, se trata de medir una realidad compleja, multidimensional, dinámica; y, por otro lado, afrontar un concepto cargado de connotaciones ideológicas, a veces oportunistas, a veces aproximadas. Para ello, es preciso generar herramientas que posibiliten el diagnóstico y la evaluación del fenómeno, al mismo tiempo que pueden servir como instrumentos de planificación social a través de la creación de nuevas políticas públicas. En este caso en particular, una herramienta diseñada para un país de América Latina, ya que como bien lo señala Raya (2010), las aportaciones teóricas e instrumentales parten de países europeos.
Por ello, el objetivo de este trabajo fue construir y validar un instrumento que permita evaluar la percepción de exclusión social en jóvenes, fenómeno que resulta imprescindible para entender procesos sociales como la discriminación (Bourhis, Leyens, Morales & Páez, 1996; Callejas & Piña, 2005), la violencia (Cisneros, 2015; Sanmartín, 2010; Castillo, 2011), la delincuencia y la exclusión sociolaboral (Mora, 2018), la juventud y la identidad (Urteaga, 2011; Molina & Ito, 2016; Urteaga & García, 2015), los cuales impactan en el desarrollo económico, social y político de un país. Resulta particularmente relevante el estudio de la población joven debido a factores como la gran proporción de la población que ocupa en México (24,6 %) (INEGI, 2019) responsable del destino del país en el futuro cercano al ser quienes se mantendrán económicamente activos y en la toma de decisiones.
Además, es importante que se reconozcan las percepciones, experiencias y manifestaciones juveniles y su pluralidad; sin embargo, dadas las condiciones económicas y sociales actuales de México, se tiene que fomentar la procuración de los medios idóneos para que los jóvenes, independientemente de su propia expresión, sean “integrados” -como señala Reguillo- en actividades que los beneficien en lo individual y colectivo y no opten por ser “disidentes o no integrados” en el sentido negativo de la acepción, donde la violencia, el crimen y la delincuencia sean su única opción de vida (Reguillo, 2003; Pérez, 2015, 2018).
En lo que respecta a la construcción de la prueba psicométrica, mediante los análisis psicométricos realizados, especialmente los análisis factoriales (exploratorio y confirmatorio) se lograron identificar factores que coinciden con el plan de prueba y con los componentes descritos en literatura sobre la definición de “exclusión social” (Bayram, Bilgel, & Bilgel, 2012). En dichos factores se logra incluir una evaluación global de elementos familiares, sociales, de salud, educación y laborales que corresponden a una visión integral desde la psicología social para el abordaje de este fenómeno, los cuales además presentan valores tanto de confiabilidad como de varianza adecuados para garantizar una correcta evaluación. Es por ello que consideramos que el instrumento aporta información relevante al estudio de la percepción de exclusión social de manera global, pero también permite un análisis de áreas particulares en la vida del sujeto; gracias a los cuales se puede precisar y trabajar sobre las áreas de mayor impacto para cada individuo o grupo.
De esta forma, la validez de constructo obtenida (varianza explicada total = 62,3 %), en conjunto con una confiabilidad moderada alta (α= ,863) nos permiten recomendar el uso de este instrumento como un método de evaluación de la percepción de exclusión social en jóvenes, que contribuya al estudio integral del fenómeno aportando una visión psicosocial que hasta el momento ha sido poco explorada. Cabe señalar que el fenómeno de la exclusión social tiene sus orígenes en la política europea (Silver, 1994) después pasa a la escena económica (DiPrete, 2007) para finalmente, ser considerada en la sociología (Tezanos, Villalón, Díaz & Bravo, 2007). Asimismo, su desarrollo fue principalmente en Europa en los años 60; mientras que en América Latina pasó al argot político y científico hasta los 80. Es por ello, que se considera que el instrumento (prueba psicométrica) es una aportación al corpus de conocimiento del tema y sobre todo una herramienta para la medición del fenómeno en población hispanohablante, ya que son varios los países de América Latina que enfrentan procesos de exclusión social y desigualdad social (Pérez, 2018, 2015; Esquivel, 2015, 2018).
Asimismo, contar con este instrumento se considera relevante a nivel social ya que puede facilitar la identificación de áreas de oportunidad y señalar posibles líneas de acción para la toma de decisiones y acciones políticas relacionadas con la percepción de exclusión social; fenómeno que ha sido ampliamente asociado a consecuencias negativas como violencia, delincuencia (Mora, Ceballos & Pérez, 2018; Bayón & Saraví, 2013; Pérez, 2015, 2018), deserción escolar (Mora & De Oliveira, 2014; Márquez-Scotti, 2015) e incluso homicidio y suicidio (Jiménez, 2013). De manera, que al contar con herramientas útiles para identificar tempranamente la percepción de exclusión social y las áreas de oportunidad específicas con mayor impacto para los jóvenes se abre la posibilidad de generar líneas de investigación sobre el desarrollo de programas de prevención y atención eficaz dirigidos a mejorar las condiciones de igualdad y, con ello, disminuir el riesgo de consecuencias negativas, favoreciendo el bienestar social.
En este sentido, la exclusión social es de importancia central para la calidad de vida. Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (1996) conceptualizó la calidad de vida en términos interculturales como la manera en que el individuo percibe el lugar que ocupa en el entorno cultural y en el sistema de valores en que vive, así como en relación con sus objetivos, expectativas, criterios y preocupaciones. Todo ello matizado, por supuesto, por su salud física, su estado psicológico, su grado de independencia, sus relaciones sociales, los factores ambientales y sus creencias personales (p.385).
De este modo, la percepción sobre la exclusión social puede vincularse con la calidad de vida de las personas y los grupos, ya que serían los mismos actores quienes darían cuenta de dicha realidad.
Otra de las ventajas de contar con este instrumento es que permite que dicha evaluación sea realizada a nivel individual o grupal, además de que se considera una aportación novedosa ya que es un primer acercamiento al fenómeno de la exclusión vista desde la psicología social, lo cual puede contribuir para dirigir otros métodos de evaluación de mayor profundidad, tanto en términos de sujetos clave como de las áreas que requieren mayor exploración, mediante técnicas como entrevistas o grupos focales que dependerán del juicio del experto o el grado de profundidad de la investigación (Kvale & Brinkmann, 2015; Galindo, 1987); las cuales requieren de mayor inversión tanto de tiempo como recursos, para contribuir a la comprensión de este fenómeno social de difícil aprehensión (Raya, 2010).
Es decir, bajo ninguna circunstancia este instrumento sustituiría una evaluación profunda llevada a cabo por un experto en el tema; sin embargo, puede ser una herramienta para el profesional para tener un primer acercamiento ágil con un individuo o grupo de estudio y, con ello, determinar a los sujetos clave o áreas de mayor interés para su abordaje desde otras estrategias de evaluación; optimizando así los recursos.
A pesar de las ventajas de este instrumento, debemos mencionar que cuenta con limitaciones que deben ser tomadas escala al momento de decidir su uso. Entre ellas, que no se evaluó por otro método la percepción de exclusión social ni se seleccionó de manera intencional a grupos con muy alto o muy bajo nivel de exclusión social; por lo que podrían estar sub-representados ciertos grupos sociales. En este mismo sentido, hasta el momento, el instrumento carece de evidencia sobre su sensibilidad y especificidad, al no contar con criterios externos para estimar dichos estadísticos.
Es por ello que se propone que en futuros trabajos se busque establecer su validez en grupos marginados como los grupos indígenas y de reclusos; cuya incorporación contribuiría de manera significativa a la evidencia empírica del instrumento. Aunado a ello, se podría aplicar en conjunto con un criterio externo que cuente con evidencia sólida de su asociación, como violencia o deserción escolar, lo cual ayudaría a establecer la validez concurrente y predictiva del instrumento y ampliar su aplicabilidad. Asimismo, en ulteriores análisis se deben resaltar los resultados encontrados con respecto a la percepción de los jóvenes sobre la exclusión social, paso lógico después de diseñar un instrumento valido y confiable sobre el fenómeno.
CONCLUSIÓN
Se concluye que el instrumento posee las propiedades psicométricas adecuadas de validez y confiabilidad para su uso en contextos sociales y de investigación desde la psicología social. Con base en lo anterior, consideramos que tiene adecuadas propiedades; puede aportar nuevas visiones para el abordaje de un problema social de gran impacto, contribuyendo a la comprensión de este fenómeno. Dicho instrumento permite abordar el estudio de la exclusión social atendiendo a los diferentes ámbitos vitales (salud, familia, pares, bienes y servicios, educación, violencia intrafamiliar, alimentación, economía e integración comunitaria), por lo que ofrece la posibilidad de obtener un valor de la posición social de partida de las personas, asumiendo el carácter multidimensional de la exclusión, y valorando los grados de intensidad. En la medida que el instrumento se use en diferentes momentos del proceso de intervención, en estudios longitudinales, en varios momentos del ciclo vital de las personas, podemos observar la evolución y las variaciones a lo largo del tiempo, y con ello, disponer de evidencias para evaluar los programas y los servicios de intervención.
Finalmente, dado que la exclusión se ha definido como un fenómeno multifactorial que se padece en el plano personal, grupal y colectivo resulta necesario dotar a las entidades sociales de instrumentos que les permitan desarrollar sistemas de información adecuados a sus necesidades de intervención; además, visibilizar y orientar los procesos de trabajo y valorar el avance en los resultados obtenidos. Asimismo, se requieren estudios de seguimiento en distintos grupos sociales como indígenas, jóvenes delincuentes, comunidad LGBTTTI, e incluso en grupos de altos recursos económicos y ventajas sociales, para poder encontrar similitudes y diferencias que permitan un análisis crítico sobre la percepción social de la exclusión social en las distintas formas de ser joven.