INTRODUCCIÓN
La remolacha (Beta vulgaris L crasssa) tiene un alto potencial de producción forrajera y una buena palatabilidad para el ganado bovino y otras especies menores. La investigación ha demostrado que sus características nutricionales son variadas, desde un aporte elevado de minerales hasta la presencia de un lactógeno de primera calidad por su elevado contenido de azúcar; sin embargo, su cultivo es exigente en agua, como mano de obra para las labores del cultivo [1].
La remolacha forrajera puede producir grandes cantidades de alimento muy nutritivo para toda clase de animales [2]. Se puede obtener rendimientos de 10 a 16 ton/ha y 12 a 20 ton/ha de MS para raíz y hojas respectivamente. La raíz es alta en energía (12 Mj/kg) y baja en proteína cruda (6%). Su alto contenido de azúcar en la raíz favorece la palatabilidad [3]. Por otra parte, el contenido de proteína cruda es más alto en las hojas (15%), las cuales pueden ser pastoreadas o convertidas a ensilajes [4]. En la raíz se ha obtenido valores de fibra detergente neutro (FDN) de 10 a 15%, fibra detergente acido (FDA) de 5,5 a 6,8%, mientras que la digestibilidad aparente de la MS para bovinos se encuentra entre 90 a 93,6% [5].
La remolacha forrajera crece entre 1500 a 2800 msnm, con una alta capacidad de resistencia a las heladas, por lo que su siembra, a nivel de trópico alto, permite mayor disponibilidad de materia seca y energía para especies zootécnicas de clima frío [6]. Los resultados en ganado bovino lechero han mostrado buenos rendimientos cuando se incorpora con alimentos de baja digestibilidad, ya que la remolacha forrajera tiene un contenido de energía altamente fermentable que favorece la actividad y crecimiento microbiano en el rumen y con ello la disponibilidad de proteína para el animal [7].
Junto a lo anterior, los subproductos de remolacha forrajera como las hojas y el tallo también son utilizados en la alimentación animal [8]. Como se mencionó anteriormente, su contenido proteínico es más elevado que en la raíz, pero su nivel energético es menor y el contenido de minerales es alto, especialmente el contenido de potasio, lo que afecta la productividad de los animales cuando se suministra en grandes cantidades [9].
En la siembra de especies promisorias para la nutrición animal, el cultivo protegido es un sistema agrícola especializado importante para la producción. Permite tener un mayor control del entorno natural como el suelo, la temperatura, la luminosidad, la composición atmosférica, el viento y la humedad, que ayuden en la productividad de las especies cultivadas [10].
La deficiencia de CO2 dentro de estructuras cubiertas como invernaderos limita la productividad de los cultivos. Al respecto, Yildizhan [11] menciona que en lugares con problemas de ventilación y cubiertos, los niveles de CO2 se ven reducidos y pueden llegar a caer por debajo de los 200 ppm, por lo que este elemento se constituye en un factor limitante, que debe tomarse en cuenta a la hora de evaluar un cultivo.
El cuy (Cavia porcellus) es un animal de los países suramericanos, que se cría con fines de consumo en Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia [12]. Es una especie rústica de fácil adaptabilidad, sin embargo, como toda especie zootécnica necesita un correcto manejo nutricional y sanitario, que le permita expresar su potencial genético [13]. Para esta especie, la alimentación representar el 70% de los costos de producción, por lo que conocer alternativas de alimentación puede mejorar la productividad de este tipo de sistemas [14,15].
De acuerdo a lo anterior, se investigó la productividad de la remolacha forrajera (Beta vulgaris crassa) bajo microtúnel y en campo, y se evaluó los parámetros productivos del cuy con una ración suplementada con esta alternativa alimenticia.
MÉTODO
El Proyecto se realizó en las instalaciones de la Granja Experimental Botana, propiedad de la Universidad de Nariño, a una altura de 2800 msnm en las coordenadas geográficas 01º 09' 12" LN y 77º 18' 31" LW; cuenta con una temperatura promedio de 12,6°C, 900 horas de sol/año, humedad relativa del 79% y una precipitación anual de 820 mm/año.
Inicialmente se hizo un análisis químico de suelo, previo a la siembra, para luego distribuir los tratamientos en parcelas. Luego de establecido el cultivo en camas y se procedió a instalar el sistema de riego, para lo cual se derivaron 60 cintas de una línea principal en la parte superior del lote. Cada cinta de riego se ubicó en medio de las camas (figura 1). Para la investigación se utilizó un cuarto de hectárea (250 m2) y las semillas fueron sembradas a una distancia de 0,50 m entre plantas.
Para la ubicación de los microtúneles se colocaron arquillos con diámetro de 1 cm, a una distancia de 1 m entre arquillo, posteriormente se cubrieron con plástico. Luego de instalados los microtúneles, el control de malezas fue realizado de forma manual.
Para evaluar el cultivo de remolacha forrajera se trabajaron tres tratamientos:
Ta: testigo- cultivo remolacha forrajera campo abierto (tradicional).
Tb: cultivo remolacha forrajera en microtunel.
Tc: cultivo remolacha forrajera en microtunel y con CO2
Se determinaron las variables agronómicas altura de planta, alto y ancho de hoja y peso de raíz y los parámetros materia seca, proteína bruta, energía bruta, fibra bruta, extracto etéreo, cenizas y extracto no nitrogenado.
Por otra parte, se evaluó el efecto de la suplementación con remolacha forrajera sobre los parámetros consumo de materia seca, digestibilidad de la materia seca, ganancia de peso y conversión alimenticia del cuy durante la fase de levante (figura 2).
Se utilizaron 50 cuyes destetos con un peso promedio de 305 ± 0,19 g y se distribuyeron en cinco tratamientos, tres réplicas por tratamiento y dos animales por réplica. Los animales se ubicaron en 30 jaulas de tipo rectangular con su respectiva pastera y comedero con dimensiones de 50 de ancho por 65 cm de largo.
Se evaluaron diferentes porcentajes de inclusión de remolacha de la siguiente manera:
T0: cuyes alimentados con una ración estándar (solo pasto aubade: Lolium sp.)
T1: cuyes alimentados con 50% de pasto aubade (Lolium sp) y 50% de remolacha forrajera bajo campo abierto.
T2: cuyes alimentados con 30% de pasto aubade y 70% de remolacha forrajera bajo campo abierto.
T3: cuyes alimentados con 50% de pasto aubade y 50% de remolacha forrajera en microtunel.
T4: cuyes alimentados con 30% de pasto aubade y 70% de remolacha forrajera en microtunel.
La digestibilidad aparente se determinó mediante la siguiente fórmula (Ec. 1):
Dónde:
DMS: digestibilidad aparente de la materia seca
A: alimento efectivamente consumido.
B: alimento excretado.
Letras distintas en las fila indican diferencias significativas (p<0,05). Ta: campo abierto, Tb: microtunel, Tc: microtunel y CO2.
Las variables agronómicas del cultivo de remolacha forrajera se estudiaron mediante un análisis de varianza de una vía con tres tratamientos y 5 repeticiones (n=15). Para determinar el efecto de los tratamientos en la productividad del cuy, se usó un análisis de varianza de una vía con cinco tratamientos y 5 réplicas de dos animales (n=50). Se determinó la diferencia de medias con la prueba de Tukey. Los datos fueron procesados y evaluados mediante el paquete estadístico Statgraphics Centurión XVI.II, con un nivel de significancia del 5%.
RESULTADOS
Variables Agronómicas
Los resultados de las variables agronómicas se presentan en el cuadro 1. No se observó diferencias estadísticas en las variables largo de hoja y ancho de hoja (p> 0,05), lo que indica que el tipo de cultivo no tiene un efecto significativo sobre las variables. Sin embargo, la altura y peso de la raíz mostraron diferencias significativas (p< 0,05). Se observó mayor altura de la planta en los tratamientos con microtúnel (Tb y Tc), mientras que el peso de la raíz difirió en todos los tratamientos, con un mayor peso en el Tc, seguido por el Tb y finalmente el Ta.
Los resultados demuestran que el ancho y largo de hoja no muestran diferencia con la forma de cultivo. La investigación realizada por Atefi et al. [16] mostró que el microtunel no tiene efecto significativo en los parámetros ancho de hoja y largo de hoja de las plantas cultivadas bajo este sistema; estos resultados fueron corroborados en la presente investigación.
A pesar que el aprovechamiento de su hoja es secundario para algunas industrias, su uso en alimentación animal es muy extendido por su aporte nutricional y productivo [17].
En el cuadro 2, se observa los resultados del análisis bromatológico de la remolacha forrajera en los tres tratamientos. El tratamiento control (Ta) presenta un mayor contenido de materia seca, cenizas y el valor más bajo en extracto etéreo y proteína. Para el caso del microtunel sin CO2 (Tb) se observa un mayor contenido de extracto no nitrogenado y energía, y un menor contenido de cenizas y fibra cruda. La remolacha en microtunel y con CO2 (Tc) muestra contenidos superiores en fibra cruda y proteína y valores inferiores en materia seca, extracto no nitrogenado y energía.
Hum: humedad; MS: materia seca; Cnz: cenizas; EE: extracto etéreo; FC: fibra cruda; P: proteína; ENN: extracto no nitrogenado; Ener: energía. Ta: campo abierto, Tb: microtunel, Tc: microtunel y CO2.
Rojas et al. [6] sostienen que en los bovinos, ovinos y cuyes, se suministra las hojas frescas y secas en su mayoría, ya que gustan muchas más de ellas. Según la FAO, no se debe suministrar más de 15 kg de coronas y hojas de remolacha forrajera por día a los bovinos y preferiblemente mezclarse con heno.
Para el caso de la altura de planta el Tb microtunel y el Tc microtunel con CO2 mostraron los mejores resultados. Esto debido, al efecto de factores propios que influyen en el ambiente del microtunel como temperatura, calor, entre otros. Al respecto Lodhi et al. [18] señalan que el cultivo protegido o en ambiente semicontrolado es un sistema agrícola especializado que afecta la variable altura a medida que avanza el tiempo de establecimiento del cultivo, como consecuencia de una mayor necesidad de adquirir luz, ya que a pesar de tener una alta luminosidad, esta es mayor en los sistemas sin cobertura. De igual manera, Liakatas et al. [19] sostienen que este sistema de cultivo protegido tiene muchas ventajas para los usuarios, tales como ahorro de agua, incremento en la producción precoz y producción total, además de un cierto control de plagas, enfermedades y malezas.
Según Mishra et al. [20] la adición de CO2 representa una nueva tecnología aplicada a fertilización de cultivos, y su efecto como nutriente es cada vez más reconocido debido a su impacto en el desempeño productivo de la planta. Además, el mismo autor [20] menciona que la tecnología de fertilización CO2 mejora la calidad de los productos de las plantas y reduce enfermedades. A pesar de no encontrarse diferencias significativas entre los tratamientos con el sistema de microtunel, los resultados para las plantas con CO2 tuvieron menor variabilidad, que se refleja en una menor desviación estándar, lo que indica un comportamiento más estable en este sistema.
Los resultados del peso de raíz mostraron que los tratamientos Tc y Tb fueron mayores, con un incremento en el tratamiento con adición de CO2. La remolacha forrajera está clasificada como una planta C3 y su capacidad de utilización del dióxido de carbono incrementa su productividad [21]; al parecer el efecto conjunto del microtunel (manejo del ambiente) y la adición de CO2 tuvieron un efecto importante en esta variable, dado que la diferencia entre los tratamientos con microtunel fueron de 2,10 kg, que traducido a producción por hectárea muestra mejores resultados. La raíz es uno de los principales recursos alimenticios utilizados en el aprovechamiento de la remolacha, representando una fuente alternativa en la alimentación animal, siendo aprovechada por su riqueza energética [22]. En este sentido, Münnich et al. [23] afirman que los productores de ganado bovino lechero son los principales interesados en su siembre, ya que representa un lactógeno de primera calidad para la nutrición de sus animales. En la producción pecuaria, los alimentos de remolacha suelen suministrarse a los animales debido a que son muy palatales y pueden ser incluidos en su ración alimenticia [24].
En este contexto, la materia seca es una variable nutricional importante en el contenido de la remolacha forrajera, en promedio de acuerdo con la literatura presenta un porcentaje de materia seca variable entre 8 y 19%, dependiendo del cultivar [25]; los valores encontrados en la presente investigación se encuentran dentro de este reporte, lo que indica que los tratamientos no tuvieron un efecto sobre esta variable.
Los bajos contenidos de fibra cruda y su contenido de sacarosa le confieren la característica de rica en energía digestible siendo comparable al grano de la cebada [26]. Lo anterior hace importante a esta planta como suplemento en la ración de animales. Su elevada digestibilidad y altos niveles de energía hacen de ella una buena candidata para incorporarse con alimentos proteínicos y en algunos casos con materiales altamente fibrosos [27,28]
La elevada digestibilidad y excelente palatabilidad de la remolacha forrajera permite que se eleve el consumo de materia seca [29]. Zhan y Huang [30] informó de aumentos de hasta 23% en el consumo de materia seca al suministrar remolacha forrajera a vacas lecheras que además recibían ensilaje y concentrado. En algunos casos se han registrado leves aumentos en la producción de leche al suplementar con remolacha forrajera, en respuesta a un mayor consumo energético, y tanto la materia grasa como láctea tienden a aumentar [28,31].
Comportamiento productivo en cuyes (Cavia porcellus).
En el cuadro 2 se observa los resultados para el análisis bromatológico del pasto aubade suministrado a los cuyes, se observa un alto contenido de fibra cruda y extracto no nitrogenado, con bajos niveles de proteína. En el cuadro 3 encontramos los resultados obtenidos para las variables productivas del cuy con el suministro de remolacha forrajera.
Se observa diferencias significativas en el consumo de materia seca (p< 0,05), hubo un mayor consumo en el tratamiento T0, seguido por los tratamientos T1 y T3, y finalmente T2 y T4. La digestibilidad de la materia seca mostró diferencias entre tratamientos (p< 0,05), el tratamiento T0 obtuvo la digestibilidad más alta, seguido por los tratamientos T1 y T3, y los valores más bajos se observaron en los tratamientos T2 y T4. La ganancia de peso total y diaria mostraron igual comportamiento con diferencias significativas entre tratamientos (p< 0,05), la mayor ganancia se observó en los tratamiento testigo (T0) y el T1, seguidos por el T2 y T3 y una menor ganancia en el T4. La conversión alimenticia muestra que los tratamientos T2 y T4 obtuvieron las conversiones más bajas, seguidos por T1 y T3 y el T0 mostró la conversión más alta (p< 0,05).
T0: solo pasto aubade, T1: 50% de pasto aubade y 50% de remolacha forrajera bajo campo, T2: 30% de pasto aubade y 70% de remolacha forrajera bajo campo, T3: 50% de pasto aubade y 50% de remolacha forrajera en microtunel, T4: 30% de pasto aubade y 70% de remolacha forrajera en microtunel. Media ± desviación estándar. Letras diferentes en fila muestran diferencias estadísticas significativas (p<0,05). CMS: consumo de materia seca; D_MS: digestibilidad de la materia seca, GP: ganancia de peso total; GDP: ganancia diaria de peso; CA: conversión alimenticia. EE: error estándar de la media.
En cuanto a la productividad de los cuyes alimentados con la remolacha forrajera, se observa que su suministro tiene efectos importantes para mejorar los parámetros productivos. En los estudios realizados por Lema-Toapanta [32] se encontró que la aceptabilidad de la remolacha forrajera es muy buena por parte de los cuyes, sin embargo, su elevado contenido de agua puede alterar el comportamiento de consumo, reduciendo la cantidad a suministrar. Estos resultados son similares a los observados en la presente investigación, puesto que los tratamientos con mayor inclusión de remolacha en la ración tuvieron menores consumos de materia seca.
Por otra parte, esta investigación demostró que la digestibilidad de la ración con inclusión de remolacha forrajera disminuye, por lo que su porcentaje de inclusión debe ser conservado cerca del 30% de sustitución y no al 70%. Los estudios realizados por Denis et al. [33] demostraron que la remolacha forrajera en animales en desarrollo, especialmente en levante puede alterar el normal transito digestivo, aumentando la motilidad intestinal y vaciando de manera rápida el alimento consumido con lo cual se reduce de manera considerable la digestibilidad y la conversión de este alimento. Para el caso de los bovinos de leche Denis et al. [33] encontraron que en hembras lactantes de alta producción, el suministro excesivo de remolacha forrajera afecta la productividad de los animales, disminuyendo la cantidad de proteína de la leche y su contenido de grasa. Los estudios realizados en ovinos muestran que la digestibilidad de la materia seca de la remolacha oscila entre el 90 a 63% [34,35]; los valores encontrados en la presente investigación están por debajo de los valores reportados, sin embargo, se debe tener en cuenta que las especies son distintas, y el comportamiento de la variable puede diferir por el tipo de sistema digestivo que presentan (fermentación pregástrico y postgástrico). De esta manera, se puede observar como los tratamientos con inclusión de remolacha forrajera en proporciones de 70% afecta la productividad del cuy.
Sin embargo, en otros estudios, se ha encontrado un elevado aporte nutricional, especialmente de azúcares y minerales, que permiten mejorar raciones deficientes en estos nutrientes, pero con suministro menores de 15 kg [36]. Para el caso del cuy es importante el contenido energético de los alimentos, dado que en las zonas de Colombia donde se produce esta especie con interés zootécnico se caracterizan por tener un buen aporte de proteína en la ración y poco aporte de energía, lo que conlleva a buscar este tipo de alternativas en la alimentación [13].
Los cuyes responden muy bien a dietas altas en energía, pero un exceso puede producir un aumento de grasa en la canal que afecta la palatabilidad del producto y el rechazo por parte del consumidor, lo que continúa corroborando que un exceso de suministro de esta planta altera los parámetros productivos [37].
En cuanto a la ganancia de peso, los resultados demuestran que la remolacha forrajera incorporada en cantidades altas (70%) tiene menores valores en ganancia de peso; mientras que los tratamientos con inclusión de 50% muestran valores más cercanos a los de la ración estándar. Bernal y Vasquez [38] encontraron ganancia de peso de 7,5 g/d en cuyes suplementados con harina de bituca (Colocasia esculenta) y Ramos et al. [39], valores de 7,3 g/d en las mismas condiciones; valores de 9,2 g/d se observan en cuyes suplementados con alimento comercial. Lo anterior muestra que los valores obtenidos en el tratamiento T4 mostraron ganancias de peso inferiores a los reportes de la literatura. Lo que demuestra nuevamente la baja productividad del cuy cuando se alimenta con 70% de reemplazo de la alimentación.
De igual manera, el contenido de humedad de la remolacha forrajera puede ser una alternativa en la alimentación del cuy durante periodos de sequía, debido a que en las zonas de Nariño no se acostumbra a suministrar agua de bebida para esta especie. Toda el agua es obtenida a través de los alimentos suministrados y por ello, el suministro de remolacha forrajera sería importante para mejorar los parámetros productivos de este animal.
CONCLUSIONES
El mejor sistema de cultivo de remolacha forrajera Beta vulgaris Crass fue el sistema en microtunel y CO2 (Tc). Además valores nutricionales de la planta cultivada en el sistema microtunel (Tb) presentaron valores más altos en fibra cruda y proteína, indicando condiciones adecuadas para recomendar y fomentar la siembra y utilización de remolacha forrajera en alimentación de especies animales. De igual manera, la remolacha forrajera es una alternativa viable para la alimentación de cuyes cuando se incorporan con valores del 50% de reemplazo en la ración.