Los enfoques basados en procesos apoyan la idea de que hay procesos subyacentes implicados en la aparición y el mantenimiento de diversos síntomas (Egan et al., 2011). En el campo de la conceptualización de los trastornos mentales, la desregulación emocional se ha encontrado asociada al desarrollo y mantenimiento de alrededor del 75 % de los trastornos mentales presentes en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) (APA, 1994; Gross & Jazaieri, 2014; Kring & Werner, 2004). A su vez, la desregulación emocional representa el proceso de mayor injerencia en la fenomenología de los trastornos emocionales, los cuales han sido descritos como los más prevalentes en diversos estudios epidemiológicos (Cía et al., 2018; Kessler et al., 2012). Del mismo modo, se han reportado asociaciones significativas entre la desregulación emocional y la autoestima (Heimpel et al., 2002; Setliff & Marmurek, 2002). En este sentido, cobra gran relevancia el instrumental que permita la evaluación de la desregulación emocional.
Con el fin de estudiar la desregulación emocional se han diseñado diversas escalas (Catanzaro & Mearns, 1990; Garnefski et al., 2001; Gratz & Roemer, 2004; Lavender et al., 2015; Newhill et al., 2004; Niven et al., 2011). Al ser un constructo que fue investigado desde distintas teorías, no existe una definición consensuada y unívoca de la desregulación emocional dentro de la comunidad científica. A partir de esta situación, Gratz y Roemer (2004) realizaron una revisión de los diferentes modelos de regulación emocional e identificaron puntos en común: 1) la capacidad de tomar conciencia del surgimiento de diversas emociones y comprenderlas; 2) la aceptación de estas; 3) poder actuar en dirección a metas deseadas, tras controlar conductas impulsivas, cuando se experimentan emociones negativas; y 4) la posibilidad de usar estrategias de regulación emocional flexibles para modular las respuestas emocionales y así responder a las demandas del ambiente y lograr metas individuales.
Con base en estas dimensiones, las autoras diseñaron la Difficulties in Emotion Regulation Scale (Escala de Dificultades en la Regulación Emocional, DERS) (Gratz & Roemer, 2004). Esta escala cuenta con distintas adaptaciones y estudios psicométricos en diferentes culturas, convirtiéndose en un instrumento con apoyo empírico y relevancia transcultural (Coutinho et al., 2009; Dan-Glauser & Scherer, 2012; Giromini et al., 2012; Guzmán-González et al., 2014; Hallion et al., 2018; Hervás & Jódar, 2008; Mitsopoulou et al., 2013; Newman et al., 2010; Ruganci & Gencöz, 2010; Tejeda et al., 2012).
En Argentina, la DERS fue adaptada y validada para ser usada en estudiantes universitarios de la provincia de Córdoba (Medrano & Trógolo, 2014), siendo una de las limitaciones de este estudio que solamente contó con una muestra de población universitaria, lo que restringe la generalizabilidad de los resultados (Hanel & Vione, 2016). Así mismo, el estudio no exhibió la solución factorial del modelo. Considerando que la desregulación emocional es un proceso involucrado en el surgimiento y mantenimiento de la mayoría de los trastornos mentales, la calidad de vida y la autoestima (Balaguer et al., 2018; Brown & Barlow, 2009), el constructo refleja una importancia relevante para la psicología clínica. Es por tales motivos que el presente trabajo pretende hacer la adaptación, validación y baremización de la Escala de Dificultades en la Regulación Emocional (DERS) para ser utilizada en adultos de población general del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) (Argentina). Esto permitirá avanzar en la investigación en dicha temática y brindará una técnica válida y confiable para evaluar la eficacia de intervenciones clínicas centradas en la regulación emocional.
Método
Participantes
La muestra de este estudio estuvo conformada por 315 participantes (69.5 % de mujeres) de población general del Área Metropolitana de Buenos Aires. El muestreo fue no probabilístico con una estrategia de bola de nieve. La media de edad de la muestra fue de 32.44 años (DE = 12.64; rango = 18-65). En términos de escolaridad, el 0.6 % de la muestra contó con primario completo; un 7 %, con secundario completo; el 44.8 %, con terciario/ universitario incompleto; un 32 %, con terciario/universitario completo; el 9.2 %, con posgrado incompleto; y un 6 %, con posgrado completo. En cuanto al nivel socioeconómico percibido, el 2.5 % de los participantes refirieron pertenecer a un nivel bajo; un 15.2 %, medio bajo; el 59.7 %, medio; un 20.3 %, medio alto; y el 2.2 %, alto.
Instrumentos
DERS (Gratz & Roemer, 2004). Se utilizó la escala inicialmente desarrollada por Gratz y Roemer (2004), traducida y adaptada para ser usada en adultos de población general del AMBA. Esta evalúa el grado en que las personas usan diversas estrategias de regulación emocional. La escala original cuenta con 36 ítems autoadministrados, con un formato de respuesta Likert de cinco opciones, de 1 (casi nunca) a 5 (casi siempre), y una estructura de seis factores: 1) dificultades en el control de impulsos (ítems 3, 14, 19, 24, 27 y 32); 2) acceso limitado a estrategias de regulación emocional (ítems 15, 16, 22, 28, 30, 31, 35 y 36); 3) falta de aceptación emocional (ítems 11, 12, 21, 23, 25 y 29); 4) interferencia en conductas dirigidas a metas (ítems 13, 18, 20, 26 y 33); 5) falta de conciencia emocional (ítems 2, 6, 8, 10, 17 y 34); y 6) falta de claridad emocional (ítems 1, 4, 5, 7 y 9). La escala original presenta una consistencia interna adecuada (a = 0.93), al igual que cada subescala (coeficientes alfa de Cronbach mayores a 0.80).
Trait Meta-MoodScale 27 (TMMS-27) (Salovey et al., 1995; adaptación argentina de Mikulic et al., 2019). El instrumento evalúa la destreza con que las personas son conscientes de sus propias emociones, así como de sus capacidades para regularlas. La escala cuenta con 27 ítems autoadministrados, con un formato de respuesta Likert de 5 opciones, de 1 (totalmente en desacuerdo) a 5 (totalmente de acuerdo). La escala tiene una estructura de tres factores: 1) atención emocional (9 ítems), 2) claridad emocional (9 ítems) y 3) reparación emocional (9 ítems).
Dimensión de regulación del inventario de competencias socioemocionalespara adultos (ICSE) (Mikulic et al., 2015). El instrumento fue diseñado para evaluar las competencias socioemocionales a partir de 72 ítems autoadministrados, con un formato de respuesta de tipo Likert de 5 opciones, de 1 (desacuerdo) a 5 (acuerdo). La subescala regulación mide la habilidad de los participantes para manejar sus emociones a partir de siete ítems. La consistencia interna de la escala es adecuada con un coeficiente alfa de Cronbach promedio de 0.72 (en un rango de 0.60 a 0.87).
Dimensiones de ansiedad y depresión del Symptom Checklist-90-R (Inventario de Síntomas, SCL-90-R) (Derogatis, 1994; adaptación argentina de Casullo & Pérez, 2008). La escala cuenta con 90 ítems autoadministrados, con formato de respuesta Likert de 5 puntos, de 0 (nada) a 4 (mucho), en función de cómo se ha sentido en los últimos siete días. La subescala ansiedad evalúa la presencia de signos generales de ansiedad, como nerviosismo, tensión, ataques de pánico y miedos, a partir de 10 ítems. La subescala depresión evalúa la presencia de las principales manifestaciones clínicas de un trastorno depresivo a partir de 13 ítems. La consistencia interna presenta coeficientes alfa de Cronbach que oscilan entre 0.70 y 0.90, tanto para la escala total como para las diferentes dimensiones, en diversos grupos etarios.
Dimensión de neuroticismo del International Personality Item Pool-Five Factor Model Measure (Cuestionario de personalidad-Modelo de los cinco grandes, IPIP-FFM) (Goldberg, 1999; adaptación argentina de Gross et al., 2012). Este cuestionario se compone de 50 ítems autoadministrados, con formato de respuesta Likert de 5 puntos, de 1 (muy en desacuerdo con esta descripción de mí mismo) a 5 (muy de acuerdo con esta descripción de mí mismo), construido sobre la base del modelo de los cinco grandes factores de personalidad. La subescala neuroticismo describe el comportamiento de las personas consideradas inestables emocionalmente a partir de 10 ítems. La escala presenta una consistencia interna adecuada (valores a comprendidos entre 0.75 y 0.86).
Rosenberg self-esteem scale (escala de autoestima de Rosenberg, RSES) (Rosenberg, 1965; adaptación argentina de Góngora & Casullo, 2009). El instrumento evalúa la actitud positiva o negativa hacia sí mismo. Tiene 10 ítems autoadministrables y un formato de respuesta Likert de 4 opciones, de 1 (extremadamente en desacuerdo) a 4 (extremadamente de acuerdo), que dan cuenta de un factor. Su consistencia interna es adecuada con un coeficiente alfa de Cronbach de 0.70.
Procedimiento
Adaptación lingüística y cultural
Considerando que la escala original fue desarrollada por Gratz y Roemer (2004) en idioma inglés, el primer objetivo del proceso de adaptación fue arribar a una versión en español cuyo estilo lingüístico fuera propio de la población local. En este sentido se efectuó una backward translation. Se le solicitó a un traductor independiente con conocimientos de la temática de regulación emocional, de la población meta y del campo de la psicometría (ITC, 2016) que realice la traducción del inglés al español. Luego, otro traductor con los mismos conocimientos tradujo la versión en español nuevamente al inglés y se verificó que el significado de los ítems fuera congruente.
Una vez obtenida la versión en español, se llevó a cabo un juicio experto para aportar evidencia de la validez de contenido. Se solicitó a cinco expertos en regulación emocional y con conocimiento de la población meta que puntuaran entre 0 y 2 la relevancia y la claridad de los ítems, y que emparejaran los ítems con las dimensiones de la escala. Se obtuvo un V de Aiken en relevancia de toda la escala de 0.95 (con valores que oscilaron entre 0.85 y 1 para las diferentes subescalas). Para claridad se obtuvo un valor V de Aiken de 0.9 (con valores que oscilaron entre 0.8 y 0.98 para las diferentes subescalas). En cuanto al emparejamiento ítem-dimensión, 12 ítems obtuvieron un valor V de Aiken de 1; 11 ítems, un valor de 0.8; 7 ítems, de 0.6; y 6 ítems (8, 17, 30, 33, 34 y 36), valores de 0.4 o menos. Se descartaron los seis ítems con V de Aiken menores a 0.6 por considerarse que no eran indicadores adecuados de las dimensiones de regulación emocional medidas en la DERS. Tres de ellos pertenecían a la dimensión conciencia; dos, a estrategias; y uno, a metas.
Posteriormente, se realizó una prueba piloto bajo criterio de saturación. La muestra estuvo conformada por quince participantes pertenecientes a la población objeto a quienes se les administró la escala y se les solicitó opinar con relación a la claridad (tanto de la consigna como de los ítems), a la comodidad con la cantidad de opciones de respuesta y a otros posibles comentarios.
Recolección de datos
Se confeccionó una encuesta en Google Forms que contenía: un consentimiento informado, una encuesta sociodemográfica, la escala DERS, la TMMS (Salovey et al., 1995; adaptación argentina de Mikulic et al., 2019), la subescala de regulación del ICSE (Mikulic et al., 2015), las subescalas de ansiedad y depresión de la SCL-90-R (Derogatis, 1994; versión argentina de Casullo & Pérez, 2008), la subescala de neuroticismo del IPIP-FFM (Goldberg, 1999; versión argentina de Gross et al., 2012) y la RSES (Rosenberg, 1965; adaptación argentina de Góngora & Casullo, 2009). El cuestionario fue difundido por redes sociales solicitando a las personas que lo completen y reenvíen a conocidos. Para garantizar la anonimidad de los datos se generó una planilla aparte con los correos electrónicos de los participantes y sus ID. Dicha planilla fue almacenada en el archivo maestro del proyecto y solo puede ser visualizada por la investigadora principal. En otra planilla se organizaron las respuestas de los cuestionarios solo con los ID. Todos los análisis estadísticos fueron efectuados con el lenguaje de programación R (R Development Core Team, 2012).
Resultados
Validez de constructo
Se llevó a cabo un análisis factorial confirmatorio (AFC) con los 30 ítems para testear si la estructura factorial de la DERS en población del AMBA es equivalente a la estructura original. Se introdujeron en el modelo las seis variables latentes correspondientes a las propuestas por los autores originales (Gratz & Roemer, 2004). El ajuste del modelo fue determinado por el índice de ajuste comparativo (CFI = 0.89), el índice de Tucker-Lewis (TLI = 0.88) y el error cuadrático medio de aproximación (RMSEA = 0.06). Dado que las cargas factoriales de todos los ítems presentaban valores mayores a 0.4, se optó por conservarlos, quedando una escala conformada por 30 ítems (ver figura 1).
Covarianzas entre las subescalas
Así mismo, se examinaron las covarianzas entre las dimensiones del modelo (ver figura 1). Valores entre 0.50 y 0.85 fueron considerados como evidencia de independencia; valores superiores a 0.85, como indicadores de validez convergente; y valores menores a 0.50, como indicadores de validez discriminante (Rial Boubeta et al., 2006). Ocho de las 15 covarianzas que integran el modelo se ajustaron al rango de referencia; 7 se encontraron por debajo del rango: estrategias-conciencia (0.37), conciencia-impulsos (0.17), conciencia-metas (0.23), conciencia-aceptación (0.14), impulsos-claridad (0.45), metas-aceptación (0.39) y claridad-aceptación (0.44).
Análisis descriptivos de los ítems
Se analizó la media, desvío estándar, asimetría y curtosis de cada ítem. Todos los ítems presentaron valores de asimetría y curtosis comprendidos entre -2 y 2, sugiriendo una distribución normal (George & Mallery, 2007), con excepción del ítem 4 ("No tengo idea de cómo me siento"), que presentó un valor de curtosis de 2.64. La distribución de frecuencias de la escala es acampanada (M = 65.54; DE = 20.67) con asimetría positiva (0.58).
Análisis de discriminación de los ítems
El nivel de discriminación de los ítems fue analizado mediante las diferencias en la comparación de las respuestas dadas a cada ítem entre los grupos de alta y baja desregulación emocional, por un lado, y calculando la correlación ítem-total corregida, por el otro. En cuanto a las diferencias de la comparación entre grupos, con base en la distribución en cuartiles de las puntuaciones de la DERS, se creó un grupo con el 25 % de las personas con mayores puntajes (>77) y otro con el 25 % de los participantes con menores puntajes (<50) en la DERS por diferencia intercuartil. Luego, se realizó una prueba t de Student para dos muestras independientes para cada ítem, hallando diferencias significativas en todos los casos (p <0.001) (ver anexo 1). Dado que el supuesto de normalidad no se cumplía en los subgrupos de participantes con puntajes altos y bajos, también se hizo una prueba no paramétrica (prueba de Wilcoxon para diferencia de grupos independientes), con lo que se corroboraron las diferencias significativas en todos los ítems (p <0.001), con tamaños de efecto entre moderados y altos (los valores de Wilcoxon Effsize oscilaron entre 0.44 y 0.81). Por otro lado, se calcularon las correlaciones ítem-total corregidas y se obtuvieron coeficientes r de Pearson mayores a 0.40 en todos los casos (ver anexo 1).
Validez convergente y divergente
Se exploró la relación entre la regulación emocional y las variables cuya definición se asemejaron al constructo. Igualmente, fue examinada la relación de la regulación emocional con otras variables reportadas en varios estudios por su carácter convergente. Para tal fin, se calcularon correlaciones r de Pearson entre los puntajes de las escalas.
Sintomatología ansiosa y depresiva En línea con lo planteado en la literatura previa (Egan et al., 2011; Sloan et al., 2017), al calcular correlaciones r de Pearson entre la escala DERS y las subdimensiones de ansiedad y depresión de la SCL-90, se encontraron asociaciones significativas positivas -r(114) = 0.52, p <0.01 para ansiedad; r(114) = 0.63,p <0.01 para depresión-.
Neuroticismo Diferentes estudios han sugerido que la variable de personalidad neuroticismo estaría asociada a una mayor reactividad a los estímulos y a menor capacidad de regulación emocional (Cassiello-Robbins et al., 2020; DeYoung, 2015). En apoyo a esta idea, al calcular una correlación r de Pearson entre los puntajes de la subescala de neuroticismo de la IPIP-FFM y de la DERS, se encontró una asociación significativa positiva -r(114) = 0.71, p <0.01-.
Otras medidas de regulación emocional Tras la búsqueda de escalas adaptadas para su uso en población general de Argentina, que midieran un constructo similar al de regulación emocional, se optó por la TMMS y la subescala de regulación del ICSE, que miden la habilidad de los participantes para manejar sus emociones de modo adaptativo. Como era esperable, se hallaron asociaciones significativas negativas tanto entre la DERS y la TMMS -r(114) = -0.46, p <0.01- como entre la DERS y regulación del ICSE -r(114) = -0.65, p <0.01-.
Autoestima Investigaciones previas han sugerido la existencia de una relación negativa entre autoestima y desregulación emocional (Balaguer et al., 2018). De forma similar, en este estudio se encontró una asociación significativa negativa entre los puntajes de la RSES y los de la DERS -r(114) = -0.60,p <0.01-.
Análisis de la consistencia interna
Para el análisis de la consistencia interna, se calculó el coeficiente alfa de Cronbach para la escala total (DERS) y para cada subescala. Los valores obtenidos fueron: α = 0.936 para la escala DERS total, α = 0.874 para dificultades en el control de impulsos, α = 0.848 para acceso limitado a estrategias de regulación emocional, α = 0.907 para falta de aceptación emocional, α = 0.880 para interferencia en conductas dirigidas a metas, α = 0.690 para falta de conciencia emocional y α = 0.810 para falta de claridad emocional.
A su vez, se calcularon los coeficientes omega (McDonald, 1999) por haber una creciente evidencia en la literatura a favor de su uso en reemplazo del alfa de Cronbach en variables psicológicas medidas en escalas ordinales (Dunn et al., 2014). El valor obtenido para la escala completa fue satisfactorio. Los valores reportados fueron: ω = 0.938, 95 % IC [0.93, 0.95]. En la misma línea, los valores conseguidos en las subescalas fueron: dificultades en el control de impulsos para la escala DERS total (ω = 0.881, 95 % IC [0.85, 0.91]), acceso limitado a estrategias de regulación emocional (ω = 0.854, 95 % IC [0.82, 0.88]), falta de aceptación emocional (ω = 0.907, 95 % IC [0.88, 0.92]), interferencia en conductas dirigidas a metas (œ = 0.884, 95 % IC [0.86, 0.90]), falta de conciencia emocional (ω = 0.704, 95 % IC [0.63, 0.75]) y falta de claridad emocional (ω = 0.814, 95 % IC [0.77, 0.85]).
Análisis en función de la edad y el sexo
Finalmente, se quiso evaluar si existían diferencias significativas en los puntajes de la DERS en función de la edad y el sexo de los participantes. Para evaluar si la edad de una persona era un buen predictor de la capacidad de regulación emocional, se realizó una regresión lineal que mostró una capacidad predictiva significativa -β = -0.54, F(1, 314) = 38,p <0.001, R2 = 0.11-. Por cada año transcurrido los niveles de dificultades en el control de las emociones disminuyen 0.54 puntos.
Por otro lado, se efectuaron pruebas de Wilcoxon para muestras independientes con el fin de comparar los puntajes de la DERS total y de las diferentes subescalas en función del sexo. Se reportó una diferencia estadísticamente significativa para la escala total (W = 7734,p <0.001), siendo las mujeres las que presentaron mayores puntajes en dificultades en la regulación emocional. A su vez, se encontraron diferencias significativas en 4 de las 6 escalas: estrategias (W = 8183.5, p <0.01), aceptación (W = 7962,p <0.001), metas (W = 7657.5,p <0.001) y claridad (W = 7876.5, p <0.001). En todos los casos las mujeres manifestaron puntuaciones significativamente más elevadas que los hombres. Se optó por realizar pruebas no paramétricas dado que no se cumplía el supuesto de normalidad en los dos grupos.
Análisis percentilar de la DERS
Con el fin de aportar un baremo que facilitara la interpretación de los puntajes de la DERS, se calcularon los puntajes percentilares. Estos fueron reportados para diferentes grupos etarios, considerando que la edad fue identificada como un predictor en la disminución de la dificultad en la regulación emocional. Los percentiles fueron calculados para tres rangos: de 18 a 30 años, de 31 a 45 años y de 46 a 65 años (ver anexo 3). No se pudo subdividir por género por no contar con una muestra lo suficientemente grande que permitiera obtener una cantidad considerable de participantes en todos los subgrupos.
Discusión
Este trabajo presenta la adaptación conceptual, lingüística y métrica de la Escala de Dificultades en la Regulación Emocional (Gratz & Roemer, 2004) para ser usada en la población adulta del Área Metropolitana de Buenos Aires (Argentina). En él se propuso: a) arribar a una versión en español cuyo estilo lingüístico fuera propio de la población local; b) examinar evidencia de validez de contenido; c) estudiar la consistencia interna de las puntuaciones; d) aportar evidencia de la validez de constructo; e) analizar la capacidad de discriminación de los ítems; f) brindar evidencia de validez convergente y discriminante; y g) establecer valores normativos.
La escala adaptada quedó conformada por 30 ítems distribuidos en las seis dimensiones propuestas por los autores originales: dificultades en el control de impulsos, acceso limitado a estrategias de regulación emocional, falta de aceptación emocional, interferencia en conductas dirigidas a metas, falta de conciencia emocional y falta de claridad emocional (Gratz & Roemer, 2004) (ver anexo 2).
Al analizar la validez de contenido, se descartaron los seis ítems con V de Aiken menor a 0.6 ("Me importa cómo me siento", "Cuando estoy molesto, pienso que mis sentimientos son válidos e importantes", "Cuando estoy molesto, empiezo a sentirme mal conmigo mismo", "Cuando estoy molesto, tengo dificultades para pensar en otra cosa", "Cuando estoy molesto, me tomo el tiempo para entender qué es lo que realmente siento" y "Cuando estoy molesto, mis emociones me sobrepasan"). Se consideró que dichos ítems no eran indicadores adecuados de las dimensiones a las que fueron asignados por los autores originales. Al evaluar la consistencia interna, los índices obtenidos tanto con el alfa de Cronbach como con el omega (coeficientes que oscilan entre 0.70 y 0.91) fueron buenos en todas las dimensiones (Campo-Arias & Oviedo, 2008).
El ajuste del modelo fue determinado por el índice de ajuste comparativo (CFI, buen ajuste >0.85), el índice de Tucker-Lewis (TLI, ajuste exacto >0.99, muy buen ajuste = 0.95-0.99, ajuste aceptable = 0.90-0.95) y el error cuadrático medio de aproximación (RMSEA, ajuste exacto <0.01, muy buen ajuste = 0.06-0.01, ajuste aceptable = 0.080.06) (Brown, 2015). Si bien los valores obtenidos no son los ideales (CFI = 0.89, TLI = 0.88, RMSEA = 0.06), se acercan a los propuestos por la literatura.
La estructura de la DERS es una cuestión controversial dado que en sus diferentes adaptaciones se encontraron distintas estructuras. La versión portuguesa (Coutinho et al., 2009), la alemana (Newman et al., 2010), la turca (Ruganci & Gencöz, 2010), la italiana (Giromini et al., 2012), la francesa (Dan-Glauser & Scherer, 2012), la griega (Mitsopoulou et al., 2013) y la de Córdoba (Argentina) (Medrano & Trógolo, 2014) conservan una estructura de seis factores. La versión española (Hervás & Jódar, 2008), la chilena (Guzmán-González et al., 2014) y la de Estados Unidos (Hallion et al., 2018) están conformadas por cinco dimensiones.
Finalmente, la versión mexicana (Tejeda et al., 2012) contempla solo cuatro factores.
Sin embargo, en este estudio, se logró mantener la estructura original de seis factores en la escala DERS. Además, los valores obtenidos en la consistencia interna respaldan la robustez de la estructura de seis factores de la DERS en este contexto específico y sugieren que las dimensiones subyacentes se mantienen coherentemente definidas y medibles. Este resultado es relevante, ya que sugiere una consistencia en la estructura de la DERS en el contexto de la población estudiada, a pesar de las variaciones encontradas en otros estudios transculturales.
En cuanto a la discriminación de los ítems, todos demostraron tener una buena capacidad discriminativa. En todos los casos se hallaron diferencias significativas entre el grupo con puntuaciones más elevadas en la escala y aquel con puntuaciones más bajas (Muñiz, 2005). A su vez, al calcular las correlaciones ítem-total corregidas se obtuvieron coeficientes r de Pearson mayores a 0.40 en todos los casos, indicando un muy buen nivel de discriminación (Cristobal et al., 2007).
Dentro de los enfoques basados en procesos, la desregulación emocional se ha conceptualizado como el proceso de mayor implicación en la aparición y mantenimiento de los trastornos emocionales (siendo la ansiedad y la depresión los más prevalentes) (Sloan et al., 2017). En línea con lo planteado en la literatura, en este trabajo se encontraron asociaciones positivas significativas con ansiedad, depresión y neuroticismo; y relaciones negativas significativas con medidas de regulación efectiva y autoestima. Estos resultados no solo aportan evidencia de validez convergente y discriminante de la escala, sino que también apoyan la evidencia existente sobre la importancia de la regulación emocional. El hecho de que se encuentren correlaciones tan altas con medidas de ansiedad y depresión apoyan la teoría de que la regulación emocional podría ser un proceso subyacente a los trastornos emocionales (Sloan et al., 2017). Y la gran asociación entre puntajes altos de dificultades en la regulación emocional y puntajes bajos en autoestima sugiere que las personas con desregulación emocional tienden a tener una percepción negativa de sí mismos, lo que puede llevar a menores índices de satisfacción personal y calidad de vida (Balaguer et al., 2018).
Por otro lado, al evaluar la presencia de diferencias entre grupos por sexo, se encontró que los hombres presentan mejores niveles de aceptación, claridad, dirección a metas y uso de estrategias flexibles que las mujeres. Estos resultados contrastan con lo evidenciado en el estudio original (Gratz & Roemer, 2004), en el que solo se reportaron diferencias en la escala de claridad. Es pertinente acotar que la escala original fue estudiada en población universitaria, mientras que el presente trabajo se realizó en adultos de población general. En este sentido, se podría pensar que el nivel educativo podría tener una interacción con el género a la hora de predecir los niveles de regulación emocional.
Con respecto a variabilidad en los puntajes, se observó que un 11 % de la variabilidad en los puntajes de regulación emocional es explicada por la edad. Dichas puntuaciones van disminuyendo a medida que las personas tienen más años. Estos datos son consistentes con lo reportado en otras investigaciones en las que se encontraron asociaciones negativas entre la edad y la desregulación emocional (Hallion et al., 2018; Ortega, 2009).
En relación con el objetivo de brindar valores normativos, se ofrecen puntajes percentilares para tres grupos etarios (18-30, 31-45 y 46-65), obtenidos a partir de la aplicación de la DERS a 315 participantes de población general del Área Metropolitana de Buenos Aires (Argentina) (ver anexo 3). Si bien los valores normativos presentados pueden ser tomados como orientativos, estos deben ser interpretados con cautela debido al pequeño tamaño muestral y a la no representatividad de la muestra.
El tamaño de la muestra y el muestreo no probabilístico es una limitación no solo para la interpretación de los valores normativos, sino también para las conclusiones en general. Para futuras investigaciones se podrían evaluar las propiedades psicométricas de la adaptación de la DERS en muestras más grandes y representativas, y en diferentes áreas del país, para tener una visión global de la desregulación emocional en Argentina. Dadas las diferencias identificadas por sexo, otra tarea pendiente para futuras investigaciones es recolectar muestras más grandes y balanceadas para proponer puntuaciones percentilares no solo en función de la edad, sino también de acuerdo al sexo.
En conclusión, la adaptación de la Escala de Dificultades en la Regulación Emocional de Gratz y Roemer (2004) para ser usada en población general del AMBA es un instrumento que ha mostrado evidencias de validez y confiabilidad para medir dificultades presentes en diferentes procesos de la regulación emocional. Dado que se ha identificado a la regulación emocional como un proceso involucrado en el surgimiento y mantenimiento de la mayoría de los trastornos mentales, la calidad de vida y la autoestima (Balaguer et al., 2018; Brown & Barlow, 2009), la escala cobra gran relevancia en distintos ámbitos. Por un lado, puede ser una gran herramienta para la evaluación de progreso en procesos psicoterapéuticos. Por otro lado, puede ser usada para medir un constructo relevante en la investigación de factores que modulan la presencia de sintomatología y los niveles de calidad de vida.