Introducción
La COVID-19 es una enfermedad infecciosa causada por el SARS-COV-2, la cual fue notificada por primera vez a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 31 de diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, República Popular China. El 11 de marzo de 2021, la OMS declaró la situación como una pandemia1. Su transmisión se da de persona a persona, principalmente a través de aerosoles2.
La OMS emitió recomendaciones específicas para que los ciudadanos se protegieran del coronavirus como el lavado de manos, limpieza de superficies, evitar áreas muy concurridas, mantener el distanciamiento social, uso de mascarilla, aislamiento de personas infectadas y la vacunación3,4.
A nivel mundial, hasta el 11 de septiembre de 2022 se obtuvo un total acumulado de aproximadamente 630 832 131 millones de casos de COVID-19, incluidas 6 584 104 de muertes. De acuerdo con las estimaciones de la OMS se muestra que el número total de muertes, asociadas directa o indirectamente a la pandemia de COVID-19, descrito como "exceso de mortalidad" entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de diciembre de 2021 fue de aproximadamente 14,9 millones. El exceso de mortalidad incluye las muertes asociadas a COVID-19, directamente cuando es debido a la enfermedad e indirectamente debido al impacto de la pandemia en los sistemas de salud y la sociedad. Las muertes vinculadas indirectamente a la COVID-19 son atribuibles a otras condiciones de salud, como es el caso de aquellas personas que no pudieron acceder a la prevención y el tratamiento debido a que los sistemas de salud estaban sobrecargados por causa de la pandemia5.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportó que la situación para Colombia al 11 de noviembre de 2022 fue de 6 311 359 casos y de 141 837 defunciones, con una mortalidad general por millón de habitantes de 2816,3. En relación con los casos de COVID-19 por regiones, la región Central concentra más del 46,8 % de los casos y más del 43,2 % de las defunciones6.
Para mitigar la propagación del SARS-CoV-2, el agente etiológico del COVID-19, los gobiernos de 192 países del mundo tomaron medidas como aislar a la población, incluida la aplicación de confinamientos, cuarentenas y el cierre de jardines de infancia, escuelas y colegios afectó a millones de niños en todo el mundo y creó una crisis sin precedentes en el sector educativo. En Colombia, el Ministerio de Educación de la Nación (MEN) ordenó la suspensión de clases presenciales en colegios públicos y privados a través de la Circular N° 20 del 16 de marzo de 2020. El cierre de colegios en el país duró 77 semanas7,8, asociado al cierre de parques de juegos y la limitación para las reuniones. Además, se vio afectada la atención en salud, especialmente la relacionada con los servicios de promoción de la salud y prevención de la enfermedad9.
Ante el temor de posibles brotes, si los niveles de cobertura en vacunación disminuían, la OMS y la OPS insistieron a los diferentes estamentos sobre la importancia de mantener los programas de atención primaria, en especial los relacionados con el programa de inmunización de la población10. Con las encuestas periódicas realizadas por la OMS se ha podido evidenciar una mayor disponibilidad de servicios de salud, una vez los países han finalizado la fase de cuarentena total. Sin embargo, la demanda de estos servicios se ha vio afectada, principalmente por el temor al contagio con el virus SARS-CoV-2, lo que sumado a las limitaciones por políticas de restricción de movilidad y reubicación de los servicios de atención en salud conllevó a una disminución en la demanda, especialmente en los servicios de atención primaria como vacunación, crecimiento y desarrollo, planificación familiar, entre otros11.
Adicionalmente, se ha realizado seguimiento al posible impacto ocasionado por el retraso en las campañas de vacunación para sarampión en países de Latinoamérica, incluido Colombia, por causa de la pandemia, además de realizar un llamado a fortalecer la vacunación contra influenza durante este crítico periodo10. En un reporte de 170 países se encontró una disminución considerable en la administración de vacunas, hasta un 33 % en el caso de la DPT3 en el primer semestre del 2020 y una disrupción de los servicios de vacunación en 65 países12. Además, informes a nivel mundial muestran una disminución entre el 12 y 14 % en las dosis de DPT y MMR administradas a niños en el año 2020, comparado con el año anterior13.
Teniendo en cuenta lo anterior, se desarrolló una encuesta virtual para conocer la dimensión de los efectos de la pandemia en el bienestar integral de las familias. Se tomó como base la definición de determinante social de la OMS "las circunstancias en que las personas viven, incluido el conjunto de fuerzas y sistemas que influyen sobre las condiciones de la vida; sistemas económicos, programas de desarrollo, normas y políticas sociales los cuales pueden ser diferentes para varios subgrupos de una población y pueden dar lugar a diferencias en los resultados en materia de salud".
Metodología
Se trata de un estudio observacional, descriptivo de corte transversal, en el cual se aplicó una encuesta anónima donde se interroga sobre los efectos en diferentes aspectos del desarrollo y bienestar de los menores de edad y sus familias en el Área Metropolitana de Bucaramanga.
Población del estudio
Se incluyeron menores de edad entre neonatos y menores de 17 años pertenecientes a varias comunidades escolares, residentes en el área metropolitana de Bucaramanga y sus familias que asistieron por motivos de atención médica a varios centros de salud.
Entidades educativas
Se realizaron reuniones con las secretarias de educación del área metropolitana donde se solicitó información sobre las instituciones educativas para allegarles el proyecto de investigación, y con su apoyo hacer extensiva la invitación a los padres y cuidadores candidatos a participar, de igual forma se realizó la socialización con los docentes para que estos apoyaran en la difusión de la encuesta.
Encuesta
Previa explicación de los objetivos del estudio y autorización para el tratamiento de datos, se obtuvo el consentimiento de los padres o cuidadores y el asentimiento de los menores para la aplicación de la encuesta. Se detallaron los procedimientos, riesgos y beneficios de su participación, se diligenció de forma autónoma y voluntaria, fue realizada de forma virtual por diferentes medios como teléfono, correo electrónico y WhatsApp, lo cual permitió un acceso sencillo a la población encuestada y facilitó la alimentación automática de la base de datos.
Esta encuesta se llevó a cabo entre los meses de junio y agosto de 2021 y estuvo conformada por preguntas de selección múltiple por medio de REDcap, plataforma que permite gestionar la información de manera centralizada y garantiza la integridad y confidencialidad de la información.
Variables
El instrumento estaba compuesto por 5 secciones, a continuación, se enlistan las variables que fueron evaluadas para la caracterización de la población y medición del efecto:
Identificación del hogar y características de la vivienda que incluía estrato, tipo de vivienda, número de cuartos, acceso a los servicios básicos, número de familias, menores de edad y adultos que habitan en la misma casa.
Acceso a los servicios de salud la cual estaba compuesta por afiliación al sistema de seguridad social en salud, tipo de régimen, percepción de la atención, procesos suspendidos o reprogramados y servicios con más difícil acceso.
Desarrollo y crecimiento el cual estaba conformado por la preocupación por este aspecto, acceso a la vacunación, actividad física, cambios en el comportamiento, hábitos de alimentación y estilo de vida.
Convivencia en el grupo familiar que comprendía motivos de conflicto, estrategias de disciplina y cambios del estado de ánimo.
Condición socioeconómica que abarcaba los ingresos, accesibilidad a internet y afectación económica.
Para el análisis estadístico, se describen las variables categóricas y ordinales en frecuencias absolutas y porcentajes. Las variables continuas se describen en medidas de tendencia central y dispersión. Para las variables de distribución no paramétrica se empleó la mediana como medida de tendencia central. Los datos recopilados fueron depurados en Microsoft Excel y se realizó el análisis en el paquete estadístico STATA 17 S/E.
Resultados
Caracterización sociodemográfica
En los tres meses de recolección de datos, se obtuvieron 960 respuestas. En el 77,56 % de los casos, la madre del menor fue quien contestó la encuesta. En cuanto al municipio de residencia de los participantes, 455 (47,4 %) viven en Girón, seguido de Bucaramanga con el 40,42 %, Floridablanca 10,83 % y finalmente Piedecuesta 1,25 %. En la Tabla 1 se describen las principales características sociodemográficas de la muestra.
Acceso a los servicios de salud
Durante el periodo de pandemia, el 25,63 % de los participantes refirieron que les fueron canceladas o reprogramadas citas por parte de sus Entidades Promotoras de Salud (EPS) o de las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS), y el 32,50 % mencionaron no haber solicitado servicios de atención en salud durante el periodo de aislamiento. El 4,69 % de los encuestados refieren que las citas fueron canceladas por asuntos relacionados con la pandemia y el 3,96 % por no haber disponibilidad del servicio.
Los servicios que más presentaron cancelación o reprogramación de consultas fueron odontología (28,33 %), medicina general (24,79 %), crecimiento y desarrollo (18,96 %), pediatría (18,54 %), vacunación y terapias (12,19 y 8,02 % respectivamente).
Al indagar por el cumplimiento de la vacunación de los niños menores de 5 años, el 32,6 % refirió haber vacunado al menor durante la pandemia frente a un 10,63 % que no lo hizo. Las principales causas de no vacunación fueron el temor al contagio por COVID-19 (42,15 %), la no disponibilidad de biológicos en los centros de vacunación (6,86 %) y no disponibilidad de la atención en el centro de salud (5,88 %). El 26,47 % anotó otros motivos para no asistir a vacunación como la falta de información sobre la vacunación, no haber cumplido con la edad para las siguientes vacunas y la dificultad dada por la distancia desde el lugar de residencia hasta el centro de vacunación.
Desarrollo y crecimiento
En cuanto a los aspectos referentes al crecimiento y desarrollo de los menores, la principal preocupación de los padres fue la posible afectación en el aprendizaje (51,25 %), seguido de los aspectos físico y nutricional (17,81 y 17,71 % respectivamente). En la Tabla 2 se describen los hallazgos en el comportamiento y hábitos de vida saludable de los hijos durante la pandemia y aislamiento.
Convivencia en el grupo familiar
Con relación a la situación emocional de los padres de familia durante el aislamiento, el 65,10 % anotaron haber sentido inquietud en al menos una ocasión, seguido de estrés y preocupación (63,96 %) y ánimo triste (58,65 %).
Al indagar los síntomas emocionales que presentaron los padres durante la pandemia, el 31,25 % refirió haber sentido tristeza, el 31,15 % ansiedad y el 30,42 % estrés, y describieron como el principal motivo los problemas económicos, ya que el 82,81 % anotaron que los ingresos familiares disminuyeron durante la pandemia.
En el apartado de los principales motivos de conflicto en la familia, se encontró en primer lugar los problemas económicos (49,90 %), seguido de los problemas con el comportamiento de los niños (24,38 %). Los problemas de salud (6,25 %), factores externos a la familia (2,92 %), infidelidad (1,88 %) y el consumo de sustancias (1,46 %) también fueron señalados.
Efectos en la educación
Con respecto a la educación, el 68,13 % de los participantes refirieron que el menor se hallaba inscrito en una guardería, jardín o colegio y un 30,52 % indicó que su hijo no se encontraba escolarizado por diferentes razones. Durante la pandemia, el 98,00 % de los hijos de los encuestados que estaban escolarizados continuaron sus estudios, del 2 % restante, la mitad refirieron problemas de conectividad como la principal limitación para acceder a la educación. En los 12 meses previos a la aplicación de la encuesta, el 5,53 % de los hijos de las personas encuestadas suspendió en algún momento sus estudios, destacándose como causas de esta suspensión los problemas económicos (25,81 %), el paro nacional que ocurrió durante los meses de aplicación del instrumento (22,58 %) y problemas de conectividad e inconformidad con la calidad de la educación (16,13 %). De quienes suspendieron labores escolares, el 73,47 % se reintegraron posteriormente.
En cuanto a las principales dificultades que se presentaron en el marco de la pandemia y afectaron el estudio de los hijos de los participantes, se resumen en la gráfica número 2.
Al interrogar sobre la posibilidad de enviar a los hijos nuevamente al colegio o guardería, el 54,41 % no estaban de acuerdo con enviar a sus hijos al colegio y un 39,84 % sí lo estaban. Dentro de los motivos señalados para no retornar a las actividades presenciales en los colegios se encuentra el miedo al contagio (72,93 %) y respecto a quienes estaban de acuerdo con el retorno a los colegios, la preferencia por la educación presencial fue el principal motivo (27,23 %).
En lo referente al rendimiento escolar, el 33,02 % consideró que este había disminuido, el 51,67 % refirió problemas de concentración al desarrollar las actividades académicas y el 17,50 % indicó que sus hijos se negaban a asistir a clases virtuales, finalmente el 35,52 % señaló que sus hijos no tenían interés por aprender.
Discusión
En la presente encuesta se encuentran datos sociodemográficos asociados a la salud integral de las familias, que son muy significativos. Al respecto se realizará un análisis de los hallazgos descritos.
En este estudio se encontró que el 7,81 % de los niños no estaban afiliados a la seguridad social en salud, a pesar de que el derecho a la salud en menores de 18 años es incluyente y deben estar afiliados. En Colombia existen 3 regímenes de afiliación a la seguridad social en salud, estos son contributivo, al cual pertenecen las personas con capacidad de pago (afiliados) y las personas dependientes de estos (beneficiarios), régimen subsidiado, al cual se afilian las personas en quienes hay una condición de vulnerabilidad identificada, como no contar con capacidad de pago, ser desplazado o pertenecer a población indígena y el régimen especial, al cual se encuentran afiliadas personas que pertenecen a grupos especiales como las Fuerzas Armadas, el Magisterio, Universidades Públicas y trabajadores de Ecopetrol14-16. Los resultados de este proyecto arrojaron que el 44,38 % de los participantes pertenecen al régimen contributivo y el 40,31 % al régimen subsidiado, estas cifras son similares a las reportadas por el Ministerio de Salud y Protección, los cuales son 43,6 y 47,8 % respectivamente.
Frente a la atención en salud, el 58,13 % de los encuestados no recibió atención durante la pandemia por distintas causas, entre ellas no haber solicitado citas (32,5 %) o por la cancelación de estas por parte de la EPS o IPS. Los servicios más afectados por cancelaciones de citas en nuestro proyecto fueron odontología, medicina general, pediatría y crecimiento y desarrollo. Lo anterior refleja una repercusión importante sobre la atención en salud en el grupo de encuestados. Cifras similares a las reportadas en la Encuesta Pulso Social describen que los servicios a los que se dejó de asistir por causa de la pandemia fueron consultas médicas (41,7 %), citas odontológicas (22,1 %), apoyo diagnóstico (12,3 %) y farmacia (12,0 %), así mismo, el 4,1 % dejó de asistir a vacunación, en nuestro estudio, esta cifra fue del 10,63 %17.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), los servicios de salud ambulatorios se vieron parcialmente interrumpidos en 18 países de Latinoamérica, dos los interrumpieron completamente y en siete países permanecieron abiertos. A su vez, en el año 2020, un 8,6 % de los hogares de 11 países de la región no pudieron acceder a una atención de salud cuando lo necesitaron. Estas interrupciones afectaron todo tipo de atención para personas con enfermedades no transmisibles, pero más aún para servicios de diabetes, hipertensión, cuidado dental y rehabilitación. Las principales razones citadas para la interrupción de los servicios incluyen la cancelación de la atención electiva de servicios, con un 58 %, y que el personal clínico que se reasignara a la respuesta de COVID, en un 50 % de los casos18.
Asimismo, un 10,63 % de los encuestados en este proyecto refirieron no haber llevado a sus hijos a vacunación durante el periodo de pandemia, principalmente por el miedo al contagio por COVID-19. En un estudio de diseño ecológico realizado a partir de los registros de vacunación nacional en Colombia, se encontró una disminución de aproximadamente el 14,4 % en la cobertura de vacunación en 2020 respecto al 2019, lo cual representa un grave riesgo de brotes de enfermedades inmunoprevenibles en el país19.
A nivel mundial, se estima que la cobertura de niños que durante 2020 recibieron las dosis rutinarias de las vacunas contra la difteria-tétanos-tos ferina (DTP3) y la primera dosis contra el sarampión (MCV1) fue de 78,7 % y 78,9 %, respectivamente. Esto representa una disminución de 7,7 % para la DTP3 y 7,9 % para MCV1 en relación con las dosis previstas antes de la pandemia. En términos de niños, estos porcentajes corresponden a 30 millones y 27,2 millones respectivamente que no recibieron las vacunas programadas. La región de América Latina y el Caribe fue una de las más afectadas en esta dimensión, junto con el norte de África y Medio Oriente y el sur de Asia. La estimación de disminución de dosis administradas a causa de la pandemia en América Latina y el Caribe corresponde a un 6,6 % para DTP3 y 9,2 % para MCV1, lo que implica que 2,3 y 1,8 millones de niños respectivamente no recibieron estas dosis rutinarias de las vacunas20.
Al revisar la dimensión emocional de los menores durante el periodo de aislamiento por la pandemia, se encontró que el desánimo, la inquietud y el ánimo irritable fueron los cambios más frecuentemente observados por los padres. En estudios donde se evaluó la salud mental de los niños y adolescentes se encontraron factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades mentales como la violencia doméstica, tener una condición de salud preexistente (comorbilidades), haberse infectado con SARS-CoV-2 y condiciones socioeconómicas vulnerables21. En cuanto a los padres de familia, estos refirieron haberse sentido tristes y agobiados durante el periodo de aislamiento, lo cual va en concordancia con los hallazgos del estudio SOLIDARIDAD financiado por Profamilia, en el cual se reporta un aumento en los problemas de salud mental en adultos, como ansiedad y depresión, aspectos como el desempleo y el temor al contagio por SARS-CoV-2 fueron los que más influyen en estos cambios22.
En estos periodos de emergencia, el apoyo, cualquiera que sea la vía, en ámbito de salud, especialmente de salud mental, es indispensable para disminuir la presentación de hechos como la violencia intrafamiliar, maltrato infantil, abuso sexual, abuso de sustancias, disarmonía familiar, entre otros.
A pesar de que los niños no han sido un grupo de la población particularmente vulnerable al virus, las medidas de salud pública que la mayoría de los países han implementado como respuesta a la pandemia, por ejemplo confinamientos, suspensión de prestaciones de salud, de servicios de cuidado infantil y reorientación de servicios sanitarios desde el primer nivel de atención a los de mayor complejidad, han tenido efectos en la posibilidad de acceder a programas de alimentación y vacunación rutinarios, controles de salud y monitoreo alimentario-nutricional, diagnósticos y derivaciones oportunas20.
El 98 % de los encuestados reporta que los menores continuaron las actividades académicas durante el periodo de aislamiento, la cual se dio de forma remota. Sin embargo, la calidad de esta puede variar de acuerdo con varios factores, como la dificultad para la conectividad, los recursos para estudiar en casa, menor tiempo dedicado a las actividades académicas y la falta de interacción con los docentes23. Según la encuesta de calidad de vida del DANE 2020, el 79,1 % de las personas entre 6 y 21 años asistió a un establecimiento educativo formal, de forma tanto presencial como virtual. Frente a la deserción escolar, durante el año 2020 en Colombia se presentó una deserción intraanual del 2,7 %, los departamentos más afectados fueron Arauca, Caquetá, Cesar, Guaviare y Putumayo24,25.
Al 30 de septiembre de 2021, América Latina y el Caribe eran una de las regiones del mundo con mayor tiempo de interrupción de clases presenciales, con un promedio de cerca de 56 semanas de interrupción total o parcial, equivalente a más de un año lectivo. Se estima que ello tendrá efectos negativos tanto en términos de la educación, como, por ejemplo, en las brechas en el desarrollo de habilidades cognitivas, pérdida de oportunidades de aprendizaje y aumento del riesgo de abandono escolar, así como sobre la salud mental y el bienestar integral de niños y adolescentes, ya que en la escuela también se protegen otros derechos fundamentales de la infancia, como la alimentación, salud y recreación20.
El factor socioeconómico resulta determinante a la hora de establecer la calidad de la educación durante la pandemia por COVID-19, ya que este modifica la capacidad de los padres de brindar posibilidades de acceso a internet y dispositivos electrónicos para la continuación de estudios. En Colombia, el 73,8 % de las personas mayores de 5 años reportaron tener al menos un teléfono celular, de estos, el 79,9 % posee un teléfono inteligente (con capacidad de acceder a internet). En el territorio nacional, la proporción de hogares que contaban con un computador de escritorio en 2019 fue de 17,0 %, computador portátil 26,0 % y una tableta 7,5 %. En el año 2020, el 51,9 % de los hogares de Colombia contaban con conexión a internet, de estos, el 39,5 % eran conexión fija y 26,2 % conexión móvil26. En nuestro estudio, el 63,54 % refieren tener al menos un computador en casa y el 79,27 % de los hogares indicó tener conexión a internet (fija o móvil).
En relación con el acceso al aprendizaje a distancia (mediante televisión, plataformas en línea, ejercicios en papel), de 22 países que respondieron al seguimiento del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) de la situación de niños a septiembre-octubre de 2021, dos de ellos señalaron que su experiencia de transición a la educación a distancia había sido muy problemática (en agosto de 2020 eran 5 los países en esta categoría), un total de 16 informaron que fue parcialmente exitoso con algunas limitaciones y fueron 3 los que indicaron que fue generalmente más exitoso20.
Se deben ofrecer alternativas económicas a los núcleos familiares más desfavorecidos, puesto que una de las preocupaciones más importantes fue la subsistencia socioeconómica, que en gran parte generó dificultades en la salud física y mental. De igual forma, promover el trabajo articulado entre los diferentes actores sociales como salud, educación, gobierno, núcleo familiar y laboral con el fin de diseñar estrategias que contribuyan a disminuir los efectos negativos de las medidas tomadas para mitigar la transmisión de una enfermedad en el contexto de una pandemia.
Una de las fortalezas del proyecto fue que se contó con el apoyo de las secretarías de educación del área metropolitana, las cuales facilitaron la información sobre las instituciones educativas. Otra fue la facilidad de que la encuesta fuera realizada de forma virtual, ya que esto permitió un acceso sencillo a la población a través de diferentes medios.
Entre las debilidades y limitaciones del presente estudio se tiene que al tratarse de un estudio transversal no se determinó causalidad entre las variables. Todos los datos recopilados son autoinformados y esto podría hacer que no sean completamente confiables. En algunos casos no se recibió colaboración por parte de algunos de los docentes de las instituciones para dar al conocer el proyecto a la población. Otra limitación fue la imposibilidad de explorar, mediante llamadas telefónicas o videollamadas, la continuidad de los estudios de los menores. En algunos centros educativos no se logró acceder al número de personas invitadas a ser parte del estudio.
Conclusiones
Durante el periodo de aislamiento se presentaron barreras para la atención en salud, por lo cual ante emergencias sanitarias se deben mantener los servicios de atención en salud de la misma forma que se hacía previo al evento, como los programas de vacunación, crecimiento y desarrollo, promoción y prevención. De igual forma, la escolarización es un reto en el que influyen varios factores, por ejemplo, el temor a enfermarse en el núcleo familiar, la desigualdad (específicamente cuando se utilizan herramientas virtuales para la enseñanza) y las barreras de conocimiento en el uso de tecnologías.