Introducción
La adecuación de oficinas y espacios laborales en casas o espacios que originalmente tenían otra finalidad trae consigo problemas ambientales que pueden perjudicar la salud de quienes laboran en estas áreas. En muchas de estas adecuaciones, factores como la climatización, ubicación de equipos electrónicos, materiales originales de construcción y la capacidad de los trabajadores son difíciles de controlar. Todas estas condiciones pueden generar lo que actualmente se conoce como el síndrome del edificio enfermo (SEE)1. Este síndrome comenzó a caracterizarse aproximadamente en los años 70 y ha sido discutido por diferentes estudiosos en el tema. Algunos han preferido llamarlo como enfermedades relacionadas con un edificio, enfermedad del edificio o simplemente, enfermedad de los edificios mal ventilados. Sin embargo, actualmente la denominación más común y aceptada es el SEE. Definida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1982 como "Fenómeno que se presenta en ciertos espacios interiores no industriales y que produce, en al menos un 20 % de los ocupantes, un conjunto de síntomas tales como sequedad e irritación de mucosas, dolor de cabeza, fatiga mental e hipersensibilidades inespecíficas, sin que sus causas estén perfectamente definidas"2. Aunque su diagnóstico es difícil, la OMS declara que el síndrome puede ser diagnosticado cuando al menos uno de los síntomas es experimentado por más del 20 % de los ocupantes de la edificación3. Dentro de los factores involucrados al SEE se encuentran factores físicos, químicos, biológicos e incluso psicosociales4. Estos factores se potencian cuando existen problemas de mantenimiento y limpieza, grandes áreas de archivo de papel, ventilación artificial, humedades no controladas, hacinamiento, entre otras causas5. Factores físicos como olores procedentes de gases y vapores que ocasionan disconfort sensorial y molestias que pueden producir también ansiedad y estrés, especialmente cuando no se logra identificar la fuente6. Los niveles de presión sonora se convierten en un problema para la salud de los ocupantes de un edificio cuando sobrepasan los 50 db, además, propician pérdida de atención y la disminución del rendimiento laboral1. Así mismo, las vibraciones de baja frecuencia pueden no ser percibidas, pero tienen efectos en la salud de los trabajadores4. La inadecuada iluminación puede generar problemas visuales y oculares que producen fatiga y disminuyen el rendimiento2. En el ambiente térmico participan factores como humedad relativa, temperatura y velocidad del aire. La humedad relativa es un factor importante relacionado con la contaminación microbiológica y el SEE. Una humedad relativa por encima del 60 % promueve el crecimiento de hongos y otros microorganismos7, además, reduce la pérdida de calor por transpiración o evaporación, por lo que se obtiene un aumento de temperatura. Las humedades relativas bajas también están relacionadas con problemas en la salud, así, humedades relativas inferiores al 40 % pueden generar resequedad en las membranas mucosas8. A esto se suman los problemas de ventilación debidos al insuficiente suministro de aire fresco, especialmente en recintos cerrados con aireación mecánica o artificial por aires acondicionados, donde se recicla el aire contaminado y no hay recambios3.
Finalmente, se encuentran los factores psicosociales, y aunque se establecen mayormente por las interacciones entre el trabajador y su trabajo, sus capacidades individuales, necesidades y expectativas, también pueden generar síntomas relacionados con el síndrome.
Esta asociación se pudo establecer en un estudio sobre SEE realizado en Taiwán, donde se relacionaron factores psicosociales y síntomas de las vías respiratorias inferiores9. El problema se genera cuando hay un desequilibrio entre las demandas del entorno (físico, psíquico y social) y las capacidades del individuo. Boldú y Pascal declaran que un bajo estatus laboral, al igual que la insatisfacción laboral favorecen la aparición del SEE. Así mismo, condiciones ergonómicas como el espacio disponible para el trabajador, la concentración de máquinas de oficina y el tiempo que pasa un trabajador frente a un computador están relacionados con los síntomas asociados5.
La normativa colombiana incorpora la obligatoriedad de generar condiciones aptas para el trabajador, sin embargo, no hay una reglamentación en cuanto al SEE en nuestro país. Esta condición precisa evaluar la presencia de este síndrome en Colombia, especialmente en edificaciones como Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS), cuya actividad laboral en sí misma presenta riesgos para la salud de sus ocupantes. Con el fin de enfocar los esfuerzos a la prevención del potencial problema y contribuir a la información científica al respecto, el objetivo de este estudio fue la evaluación de la presencia del SEE y factores asociados en una IPS ubicada en una edificación con más de 40 años de antigüedad.
Metodología
Se seleccionó una IPS ubicada en el departamento del Valle del Cauca, Colombia, de 130 años de fundación y cuya planta física fue modernizada en su totalidad entre los años 1975 y 1979. Este estudio descriptivo de corte transversal fue desarrollado en el mes de septiembre del año 2020, tiempo en el cual el país se encontraba en la etapa de mitigación de la pandemia COVID-19, lo que implicó diferencias en cuanto a las dinámicas regulares de los trabajadores administrativos, como el uso de tapabocas y distanciamiento preventivo, trabajadores que recientemente habían regresado de un aislamiento o incapacidad por esta enfermedad. La institución cuenta con 181 trabajadores administrativos, de los cuales solo fueron incluidos aquellos que voluntariamente accedieron a ser evaluados y que cumplían con los criterios de llevar más de un mes laborando en la institución y pasar al menos 6 horas y 5 días a la semana en su lugar de trabajo. Se excluyeron aquellos trabajadores que sufrían de afecciones alérgicas o respiratorias crónicas, obteniéndose un total de 130 trabajadores encuestados.
Inspección visual del área de estudio
Durante la fase inicial se determinaron las condiciones generales del edificio mediante la observación directa a 41 oficinas y la aplicación a estas de la lista de chequeo adaptada de acuerdo con la Norma Técnica de Prevención NTP 289, que fue nombrada "Cuestionario descriptivo del edificio"6. La lista incluyó aspectos de infraestructura tales como presencia de ventanas, humedades y mohos, iluminación, materiales de construcción, mobiliario, equipos, sistemas de ventilación, material de oficina, fugas de agua, cantidad de personas, entre otras.
Aplicación de la encuesta NTP 290
Para evaluar los factores de riesgo relacionados con SEE se utilizó el cuestionario señalado en la Norma Técnica de Prevención NTP 290 del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, adscrito al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de España10. Este cuestionario recoge información sobre la percepción de las condiciones físicas del entorno, el ambiente laboral y la prevalencia de signos y síntomas relacionados con el SEE. Luego de la explicación del cuestionario y firma del consentimiento informado se aplicó la encuesta a 130 trabajadores. La información fue ordenada en una base de datos que incluyó las 61 preguntas de tipo escalar, nominal (dicotómica y politómica) y ordinal.
Análisis estadísticos
La base de datos fue analizada mediante la configuración de lectura del programa Statistical Package for Social Sciences (SPSS) versión 23. Con ello se realizó una revisión, buscando encontrar coherencia, orden y plenitud de las respuestas para que finalmente la tabulación fuera correcta. Posteriormente, se plantearon varias pruebas no paramétricas para la generación de análisis de la información, dejando como conclusión que la prueba logística binaria era una de las más confiables por sus posibles modelos de respuesta. Por lo anterior, se aplicó una revisión de pruebas de regresión logística binaria con el programa SPSS mediante técnicas explicativas (bivariadas, multivariadas y coeficientes de determinación) para las categorías de caracterización, condiciones físicas y organizacionales versus síntomas con mayor del 20 % en frecuencia.
Resultados
Área de estudio
El edificio administrativo corresponde a dos bloques de oficinas concentradas en aproximadamente 1120 m2, con muros en ladrillo, piso terrazo y en algunos lugares piso tipo tablón. La mayoría de los encuestados estaban ubicados en esta área, sin embargo, había oficinas administrativas en las áreas asistenciales que para efectos de este estudio se denominaron bloque 3.
Teniendo en cuenta las observaciones directas y la aplicación de la lista de chequeo se pudo evidenciar que en el bloque 1, con 12 oficinas administrativas y donde se encuestaron 65 personas, el área por persona era en promedio de 2 m2 a 3,14 m2. Las oficinas presentaban buenas condiciones de limpieza, sin embargo, en algunas las condiciones de orden eran regulares, en varias de las oficinas se destinaba gran parte del área a almacenamiento de documentos, por lo que el espacio para el trabajador se reducía al mínimo. La mayoría de las oficinas (67 %) tenían ventanas, aunque solo el 17 % se podían abrir. En el 42 % de las oficinas se observó humedad o grietas y algunas de estas presentaba crecimiento fúngico. La iluminación mediante lámparas fluorescentes y Light-emitting diode (LED) parecía apropiada. En el 83 % de las oficinas existía aire acondicionado que la mayoría de las veces era regulable. En el 50 % de las oficinas había fuentes de ruido como aires acondicionados, sistema Uninterruptable Power Supply (UPS) y se escuchaban conversaciones provenientes del exterior.
En el bloque 2, en donde se encuestaron 53 personas, se ubicaban 17 oficinas, algunas con menos de 2 m2 por trabajador, contando espacios libres de circulación. El piso era tipo terrazo y de tablón rojo, paredes en ladrillo y cemento, cielos altos de color blanco. El 90 % de las oficinas presentaba buenas condiciones de limpieza, aunque en el 53 % se observó gran almacenamiento de papel y gran cantidad de mobiliario. Un total de 15 oficinas tenían ventanas y de estas, solo 6 se podían abrir. Todas las oficinas contaban con equipos de impresión, telefonía y computadores. En el 94 % de las oficinas existía aire acondicionado y en más del 80 % los trabajadores tenían acceso al control de la temperatura. En el 65 % de las oficinas había corrientes de aire natural y la iluminación era tipo LED. No se identificaron fuentes potenciales de ruido ni olores.
Las oficinas ubicadas en el edificio asistencial o bloque 3 eran 12 y se encontraban dispersas en los pisos 1, 2 y 3 del edificio. En este bloque se encuestaron 12 personas, el promedio de área por persona era de 3,90 m2, cabe mencionar que existían oficinas con 2 m2 por persona, contando con espacios de circulación interna. Aunque las condiciones de limpieza eran buenas y solo 3 de estas almacenaban gran cantidad de papel, 2 de las oficinas presentaban crecimiento fúngico. El 75 % de las oficinas tenían ventanas y de estas solo el 78 % se podían abrir. El piso era de terrazo, muros en ladrillo y cemento pintados con pintura blanca. La iluminación se daba a través de lámparas LED. El 58 % de estas oficinas contaba con aire acondicionado y en la mayoría de las áreas se podía controlar su temperatura. Alrededor del 50 % tenían corrientes de aire natural. Se evidenciaron fuentes generadoras de ruido tales como equipos biomédicos, vehículos, conversaciones y aires acondicionados en el 67 % de las oficinas.
Población de estudio
La caracterización de la población se realizó mediante la aplicación de la NTP290, preguntas 1 a 13 (Anexo 3 Tabla A. Caracterización). Las mujeres representaron la mayoría de la población (61 %) encuestada. El área con mayor número de trabajadores fue Facturación, que en su mayoría trabajaba en el bloque 1, con una participación del 22 %. El 61 % de los encuestados fueron auxiliares administrativos y la mayoría (92 %) estaban ubicados en el primer piso de la edificación. En total, el 75 % de los trabajadores habían completado sus estudios profesionales, técnicos y tecnológicos. Más de la mitad de los empleados (53 %), al momento de la encuesta, tenían una antigüedad de 1 a 5 años en el cargo, al igual que el tiempo de trabajo en el oficio (42 %). En cuanto al número de horas que trabajaban al día, el 68 % respondió 9 horas. El 100 % de los trabajadores manifestó que no fumaban.
Percepción de las condiciones físicas del entorno
En cuanto a las condiciones físicas del entorno, se resalta que más de la mitad de la población (58 %) no presentaba molestias con respecto al área de trabajo. El 23 % manifestó que el aspecto más molesto era las divisiones o la distribución del área. El 70 % estaba ubicado en oficinas cerradas, de las cuales el 71 % tenía ventanas selladas. Dentro de los aspectos físicos, de acuerdo con la NTP 290, se pudo establecer que el ruido provenía especialmente de los sistemas de ventilación (45 %) y los equipos de oficina. Solo el 9 % de la población manifestó que no había ruido; aunque, el 90 % informó tener en la oficina fotocopiadora, teléfono y computador. Se pudo establecer que el 42 % no presentaba problemas con respecto a la ventilación, pero el 31 % percibía el aire estancado. La humedad y temperatura no representaban un problema para la mayoría de la población (61 %), sin embargo, para el 19 % había exceso de calor. Más de la mitad de los trabajadores no percibían olores (53 %) y dentro del porcentaje que los percibían, relacionaban el olor a comida como el más frecuente (31 %). El 77 % manifestó tener buenas condiciones de iluminación. Solo el 18 % expresó sentimiento de encierro y a pesar de lo manifestado con respecto a las divisiones, solo el 7 % mencionó falta de intimidad.
Percepción de las condiciones organizacionales
Respecto a las condiciones de la organización del trabajo, el 88 % declaró tener que mantener un nivel de atención alto. El ritmo de trabajo para el 57 % era normal, aunque el 41 % manifestó tener que trabajar muy deprisa, solo el 2 % indicó que se podrían hacer más cosas. El 54 % estaba satisfecho con el horario habitual. En general, más del 90 % del personal encuestado respondió tener buenas relaciones con sus compañeros, jefes y subordinados. En total, el 61 % expuso realizar tareas que no le corresponde; sin embargo, solamente el 18 % indicó tener más responsabilidades de las que quisieran (en relación con el bienestar o seguridad de los demás) y el 84 % informó que sus actividades (en relación con la cantidad) eran normales. En cuanto a la oportunidad de aplicar sus conocimientos o capacidades, solo el 18 % indicó "muy poco" y el 82 % percibe que sí se daba la oportunidad. En relación con la existencia de obstáculos que dificultan la comunicación con sus compañeros, el 87 % manifestó que no existen tales condiciones y el 11 % que percibía estos obstáculos declaró que los aspectos que dificultaban la comunicación eran, en su mayoría, por el ritmo de trabajo y otras causas.
Prevalencia de los síntomas característicos del SEE
Las respuestas a la encuesta NTP290 en las preguntas 49 a 60 evidenciaron que fueron pocos los síntomas que se establecieron con un porcentaje igual a o superior al 20 %. Dentro de los grupos de síntomas, solo los dolorosos presentaron más de dos síntomas mayores al 20 %. Entre estos se destaca el dolor de espalda, con el 53 %, seguido por el dolor de articulaciones (23 %) y dolores musculares (21 %). El segundo síntoma con mayor prevalencia fue el de tensión por agotamiento, con un 32 %, seguido por los síntomas de visión borrosa y agotamiento relacionado con falta de energía, ambos con el 25 % de prevalencia (ver Tabla 1).
Síntomas de mayor prevalencia por bloque
Debido a que las oficinas se distribuían en bloques diferentes, en este estudio se realizó un análisis de los síntomas con prevalencia mayor al 20 % presentes en cada bloque (Ver Tabla 2). Los resultados mostraron que en el bloque 1 se presentó un mayor número de síntomas con prevalecía por encima de 20 %. Los trabajadores en este bloque manifestaron con mayor frecuencia síntomas dolorosos, sobresaliendo el dolor de espalda (53,84 %), de músculos (24,61 %) y articulaciones (24,61 %). Así mismo, síntomas oculares como visión borrosa (27,69 %) y enrojecimiento (26,15 %); síntomas de agotamiento por tensión (30,76 %), trastornos generales como dolor de cabeza (20 %) y agotamiento por falta de energía (21,53 %). En este bloque los grupos de síntomas correspondientes a trastornos cutáneos o síntomas de ansiedad presentaron porcentajes menores al 20 %.
De igual manera que en el anterior, en el bloque 2 sobresale con mayor frecuencia el dolor de espalda (52,83 %), seguido por agotamiento por tensión (32,07 %) y por falta de energía (28,30 %). De los síntomas oculares, solo la visión borrosa se presenta con un porcentaje superior al 20 %.
Finalmente, en el bloque 3 el síntoma más relevante sigue siendo el dolor de espalda, al presentarse en el 50 % de los trabajadores, y otros síntomas como el dolor en articulaciones (33,33 %), agotamiento como síntoma de tensión (33,33 %) y dolor de cabeza (33,33 %) se presentaron con una frecuencia notablemente mayor que en los bloques 1 y 2.
Asociación entre síntomas y factores de riesgo
Con el objetivo de visibilizar las asociaciones y el riesgo de padecer o no los síntomas relacionados al SEE con prevalencia mayor al 20 % (dolor de espalda, dolor de articulaciones, dolor muscular, visión borrosa, agotamiento por tensión, y agotamiento por falta de energía), se tuvieron en cuenta los análisis estadísticos bivariado, multivariado y el coeficiente de determinación, estableciéndose así una asociación estadísticamente significativa entre los síntomas y algunos factores de riesgo.
En el análisis bivariado se estableció que existe asociación significativa entre el dolor de espalda y aspectos como ventilación (p = 0,003), temperatura (p = 0,004), molestias en el área de trabajo (decoración y falta de limpieza) (p = 0,003), ritmo de trabajo (p = 0,00), errores de trabajo (p = 0,004), y aspectos de comunicación (p = 0,002). En relación con el análisis multivariado se presentó una asociación significativa entre edad (p = 0,005), ventilación (p = 0,018), ritmo de trabajo (p = 0,003) y comunicación (p = 0,017), De igual forma, se evidencia que se puede presentar un riesgo 4 veces mayor de tener dolor de espalda producto de la edad.
Con respecto al dolor muscular se pudo observar, mediante el análisis bivariado, que existe una asociación estadísticamente significativa de este síntoma frente a la percepción de fumar es malo para la salud (p = 0,035), desempeñar otros cargos en el interior de la empresa (p = 0,039), concentración en el oficio laboral (p = 0,05), ritmo de trabajo (p = 0,028), aumento en la asignación de tareas (p = 0,017) y diferencias en la promoción laboral (p = 0,025). Cabe resaltar que en el análisis multivariado se evidenció que no existe asociación significativa, por lo tanto, no hay relevancia en riesgo colectivo de cada categoría de caracterización, condiciones físicas y aspectos organizacionales.
El análisis bivariado mostró que el dolor en articulaciones se encontraba asociado a variables como fumar es malo para la salud (p = 0,006), temperatura y humedad (p = 0,026), otros aspectos que molestan (p = 0,011), ritmo de trabajo (p = 0,043), el horario asignado en función laboral (p = 0,031) y control que aplica el jefe en el puesto de trabajo (p = 0,028). Con relación al análisis multivariado entre el dolor de las articulaciones se evidencia que existe asociación estadísticamente significativa con aspectos como el ritmo de trabajo (p = 0,015) y el horario (p = 0,026). Es de resaltar que el riesgo en el incremento de responsabilidades es de 28 veces más de padecer dolor en las articulaciones (p = 0,002). A pesar de que el síntoma de visión borrosa fue manifestado por el 25 % de los ocupantes de la edificación, no se detectó asociación significativa bivariada y solo se identificó asociación multivariada con el día de trabajo, pero no hay significancia en la prueba de Omnius para el coeficiente de determinación. Por otra parte, entre los síntomas de tensión prevalece el agotamiento (32 %) que de acuerdo con el análisis bivariado presenta una asociación significativa con el piso del edificio (p = 0,037), molestias en el área de trabajo (p = 0,08), otros aspectos que le molestan (p = 0,003), ritmo de trabajo (p = 0,00), horario laboral asignado (p = 0,007), realización de tareas que no le corresponden (p = 0,003), relación con el jefe compañeros y otros (p = 0,036), comunicación (p = 0,029). Por su parte, el análisis multivariado evidenció asociación significativa con el horario (p = 0,001), tareas de demás (p = 0,01), relación con el jefe, compañeros y otros (p = 0,030).
El síntoma de agotamiento relacionado a falta de energía, de acuerdo con el análisis bivariado, presenta asociación con un valor de p < 0,05 frente a la mayoría de las variables analizadas, entre las se puede mencionar la edad de los encuestados, el género femenino, las horas de trabajo asignado, la temperatura y humedad, molestias en el área como falta de limpieza y encierro, ritmo de trabajo, el seguimiento y control de los trabajos, entre otras. Sin embargo, en el análisis multivariado solo se evidencia asociación estadísticamente significativa entre este síntoma y la variable ritmo de trabajo. Los análisis estadísticos mostraron que se tiene un riesgo 4 veces mayor de padecer síntomas generales de falta de energía producto del trabajo deprisa.
Discusión
La IPS donde se desarrolló el presente estudio es una institución de mediana y alta complejidad, de carácter privado, cuya edificación cuenta con poco más de 40 años de antigüedad. Las incapacidades del personal administrativo directo de la institución representaron aproximadamente el 20 % del total de las incapacidades entre personal asistencial y administrativo en el año 2018. Adicionalmente, según información del área de Seguridad y Salud en el Trabajo de la institución, en muchas de estas incapacidades se pueden encontrar descripciones o tipos asociados a los síntomas que representan el SEE, tales como alergias no especificadas, bronquitis, cefalea, migraña, conjuntivitis, infección respiratoria. Así mismo, se han generado diagnósticos relacionados con sintomatología musculo esquelética, tales como lumbagos y síndrome del túnel carpiano.
Todo lo anterior llevó a la evaluación de los factores de riesgo asociados al SEE en esta institución. Según lo establecido por la OMS, los resultados confirmaron la presencia del SEE, al registrase en varios de estos una frecuencia mayor al 20 %.
Los síntomas dolorosos, específicamente el dolor de espalda, de músculos y articulaciones fueron los más sobresalientes. Estos dolores en general y especialmente el dolor lumbar han sido asociados a permanecer sentado prolongadamente frente al monitor del computador11, una condición muy habitual en los trabajadores de la IPS objeto de estudio, los cuales permanecen más de 8 horas en esta posición. Otros autores indican también que hay circunstancias del individuo como la obesidad y el sedentarismo que son altamente condicionantes para la presencia del dolor osteomuscular12. Sin embargo, se conoce que los trastornos músculo esqueléticos de variada localización han sido asociados a diferentes factores psicosociales, en donde la exposición combinada a estos incluso presenta efectos más graves que la exposición a un solo factor de riesgo13. En el presente estudio, factores psicosociales como ritmo de trabajo debido a factores externos, aspectos de comunicación, molestias en el área de trabajo, entre otros, mostraron una asociación estadísticamente significativa con este tipo de dolores. Además, se conoce que condiciones como las tareas repetitivas y nivel de atención, condiciones también demostradas en este estudio, aumentan las molestias en la parte baja de la espalda con el tiempo de exposición14,15. El dolor musculoesquelético en general es considerado en Europa y Corea como la afección más común en trabajadores16,17, sin embargo, se atribuye normalmente a carga postural y posturas incorrectas, a condiciones como género, edad y demanda física en el trabajo16-18, a movimientos repetitivos y a insuficiente tiempo de descanso17,19. En este estudio, también se encontró una relación significativa con factores ambientales como la temperatura, humedad y ventilación; factores que deben ser evaluados más a fondo para contribuir en la prevención del problema. Otros factores físicos como los relacionados con el orden y disposición del espacio, que fueron percibidos en la inspección visual, tales como decoración, divisiones, acumulación de papel y gran cantidad de documentos, espacio disponible para trabajar, entre otros, son aspectos que se han establecido como críticos en el SEE7. Autores como Castillo M y Ramírez19 los han asociado a síntomas osteomusculares, aduciendo que la selección de la infraestructura para el puesto de trabajo es realizada solo con criterios de producción y economía, lo que imposibilita realizar acciones de prevención de riesgos ocupacionales19.
Se debe resaltar que el dolor de espalda fue el síntoma más frecuente en todos los edificios. Al respecto, el análisis multivariado mostró un riesgo cuatro veces mayor de tener dolor de espalda producto de la edad, lo que ha sido confirmado en la literatura16-18. Sin embargo, en el presente estudio más del 80 % del personal encuestado eran personas jóvenes, en el rango de 20 a 49 años. Esto lleva a pensar que, aunque se estableciera una asociación estadísticamente significativa entre la edad y el dolor de espalda, el síntoma es multifactorial, como lo confirman nuestros hallazgos al identificar la presencia del SEE en la IPS. Igualmente, otros autores afirman que el dolor de espalda puede generarse en cualquier edad, especialmente en la edad productiva20.
Los síntomas de tensión por agotamiento y agotamiento por falta de energía también fueron encontrados con porcentajes que superan al 20 %. Estos síntomas, en entornos laborables se han asociado a patologías como el síndrome de Burnout, en donde la tensión laboral y en este caso el agotamiento emocional se asocia a más demandas laborales y a menos control del quehacer laboral21. Sin embargo, en el estudio se evidencia el agotamiento por falta de energía y no emocional, como se identifica en el síndrome de Burnout, por lo cual es importante profundizar también en este aspecto. En general los síntomas de tensión por agotamiento y agotamiento por falta de energía pueden ser atribuidos a múltiples factores. El análisis de la regresión logística mostró su asociación con factores como molestias en el área de trabajo, ritmo de trabajo, horario laboral, realizar tareas que no corresponden; factores psicosociales que en muchos aspectos pueden deberse a la demanda laboral, al orden en los espacios físicos y en general a aspectos organizacionales de la institución. Además, el 50 % de la población encuestada eran auxiliares administrativos, personas con cargos de menor autonomía que no tienen el control total sobre sus horarios o actividades y cuyo ritmo de trabajo depende de otros.
Por otra parte, el SEE se asocia con factores biológicos como contaminación microbiológica, un aspecto ampliamente relacionado con la acumulación de papel, el mantenimiento de aireación mecánica y humedades relativas mayores al 60 °%7. Respecto a este, en la inspección visual se identificó la presencia de humedad, gran concentración de papel y ventanas selladas que no permiten la adecuada ventilación en algunas áreas, condiciones que podrían estar relacionadas con que en la institución un buen porcentaje de las incapacidades, antes de la pandemia por COVID-19, se debieron a alergias no específicas, bronquitis, cefalea, migraña, conjuntivitis e infección respiratoria. No obstante, con la aplicación de la NTP 290 los síntomas que podrían relacionarse a estas afecciones (alergias, síntomas oculares y respiratorios), con excepción de visión borrosa, no presentaron porcentajes por encima del 20 %. No obstante, es imprescindible notar que este estudio fue realizado posterior a la puesta en marcha de las medidas de bioseguridad y aislamiento para la mitigación de la transmisión del SARS CoV-2, en donde el uso de tapabocas y limpieza de áreas es constante. Esta situación, indirectamente asociada a la disminución de otras afecciones respiratorias22, o enfermedades infecciosas por contacto, puede explicar la frecuencia menor al 20 % en el grupo de síntomas oculares, respiratorios, alérgicos y digestivos, aspecto que se sugiere sea evaluado en paralelo con la realización de análisis microbiológicos y otras pruebas. El síntoma de visión borrosa que podría relacionarse con el aspecto anterior, no presentó una asociación significativa de acuerdo con la prueba de Omnius para el coeficiente de determinación, por lo que su presencia podría deberse a largas jornadas laborales, donde el trabajador se mantiene expuesto a equipos de cómputo e iluminación artificial23, además de factores ambientales como la reducción de la humedad relativa del aire, el aire acondicionado y la disminución de la iluminación, que tienen un impacto negativo en la superficie ocular24. Con todo esto, es importante considerar que el SEE es una afección multifactorial que no solo tiene en cuenta las características estructurales de una edificación, sino también las relaciones de sus ocupantes con el entorno, llámese a estos factores físicos, químicos, biológicos y psicosociales. Por lo cual, si en una edificación se identifica el SEE, es importante profundizar con más estudios sobre la etiología de los síntomas que fueron identificados con más del 20 %, para de esta manera, tomar acciones correctivas y minimizar su aparición.
Los estudios de SEE constituyen una aproximación global al análisis de los riesgos que pueden causar afecciones de diverso tipo en los ocupantes de los edificios. Por otro lado, llaman la atención, factores de riesgo que generalmente no son tenidos en cuenta y que pueden acentuar las afecciones de tipo ocupacional. Sin embargo, los estudios de corte transversal tienen la limitación de no establecer una causalidad directa y es necesario realizar estudios de corte prospectivo longitudinal, enfocados en los factores identificados para establecer relaciones de causalidad directa.
Conclusiones
De acuerdo con los hallazgos, se identificó que existe SEE en la institución. Sin embargo, es necesario profundizar en el origen de los síntomas con una frecuencia mayor al 20 % para poder mitigar su aparición. El síntoma de dolor de espalda fue el más frecuente, y aunque este se ha asociado a aspectos ergonómicos o de la edad, su presencia, de acuerdo con los hallazgos obtenidos en este estudio, puede relacionarse, además, con múltiples factores psicosociales. En la institución estos aspectos pueden deberse más a la organización del trabajo y en menor medida a factores físicos o de caracterización, por lo que es necesario fortalecerlos.
Mediante la aplicación de la NTP290 no se pudo establecer que las afecciones relacionadas con alergias no especificadas, bronquitis, cefalea, migraña, conjuntivitis, infección respiratoria sean debidas a la presencia del SEE, ya que los grupos de síntomas directamente relacionados con estas afecciones, como son los respiratorios, la mayoría de los oculares, los asociados a alergias o trastornos digestivos no presentaron frecuencia mayor al 20 %.
Finalmente, las condiciones de bioseguridad y aislamiento debidas al programa de mitigación del COVID-19 pueden estar asociadas a los porcentajes menores al 20 % que presentaron algunos grupos de síntomas. Por tal razón, es aconsejable seguir manteniendo estas condiciones para evitar síntomas relacionados con factores biológicos o físicos asociados al SEE y a enfermedades infecciosas por contacto, digestivas o respiratorias.