Introducción
La conmemoración de los cincuenta años de los disturbios de Stonewall es una buena excusa para indagar la historia de la movilización de la diversidad sexual en Colombia(1). La poca historiografía nacional al respecto ha interpretado la fecha de los disturbios como un momento fundamental para el movimiento homosexual en el país(2). Sin embargo, recientes investigaciones han demostrado que la influencia de los disturbios de Stonewall en el movimiento de liberación homosexual no se extendió de manera directa de Nueva York hacia el resto del mundo(3). Esta idea, que fue sugerida por los mismos movimientos al establecer una identidad propia a través de la conmemoración de los disturbios, ha permeado la opinión pública(4). La creciente fama de las marchas del “Orgullo” o “Pride” ha perpetuado esta noción, a pesar de la insistencia de académicos y activistas. De esta manera, el mito de Stonewall ha consolidado un punto inflexivo en la forma como se narra públicamente la historia de la diversidad sexual, incluso más allá de Estados Unidos(5). Aunque muchas veces resulta útil fijar un punto de referencia para comprender un proceso histórico, vale la pena hacernos nuevas preguntas sobre la extensión de la influencia de dicho acontecimiento y sus límites, en una fecha como el quincuagésimo aniversario de los disturbios.
Teniendo esto en cuenta, el presente artículo tiene dos propósitos. Por un lado, busca exponer la trayectoria del Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia (MLHC). Esta organización, activa entre 1976 y 1989, ha sido poco estudiada por la disciplina histórica nacional, a pesar de que representa una de las primeras experiencias organizativas del movimiento de diversidad sexual colombiano(6). En este sentido, en este artículo se presentará un esquema explicativo del MLHC, dividido en tres momentos generacionales que caracterizaron sus dinámicas tanto internas como externas(7).
El segundo propósito del artículo es poner en evidencia una serie de redes comunicativas que operaron durante las décadas de los setenta y ochenta entre las organizaciones de diversidad sexual a lo largo de todo el hemisferio occidental. Para ello, se hará una revisión de las distintas influencias que las organizaciones de liberación homosexual ejercieron sobre el MLHC. Con esta idea de las redes, se busca sacar a la luz las complejas relaciones transnacionales que los diversos movimientos de liberación homosexual tuvieron entre sí. Es importante aclarar que detrás de esta “red” no hay una voluntad centralizada que dirige su rumbo. Precisamente, se quiere llamar la atención sobre la sorprendente capacidad de comunicación que desarrollaron activistas en diversas partes del mundo para compartir noticias, ideas o propuestas políticas respecto a una idea común: la liberación homosexual.
El texto se dividirá en cuatro partes. Primero, se presentarán los orígenes del MLHC y sus primeros años, con el fin de hacer énfasis en las distintas corrientes políticas que influyeron en su conformación. Segundo, se pasará a estudiar su época de apogeo, que contó tanto con un primer ciclo de protestas de diversidad sexual en el país como con una ampliación geográfica e ideológica. Tercero, se presentarán los últimos años del MLHC y su lucha contra el VIH/SIDA, en donde desaparece dicho movimiento entre nuevas organizaciones y hostigamientos. Por último, el artículo concluirá con unas observaciones respecto al grupo, su papel dentro del movimiento de sexualidades diversas colombiano y unas posibles proyecciones investigativas.
Antes de iniciar, es importante hacer unas aclaraciones. La propuesta cronológica y temática de este artículo se basa en una investigación que, como todo trabajo histórico, debe reconocerse como provisional. El uso de fuentes poco conocidas por la historiografía nacional, y el énfasis que se les da a las transcripciones de textos, es un intento por presentar un aspecto poco conocido de la historia de la diversidad sexual en el país. Esto pretende animar a que futuras investigaciones tengan en cuenta dichas fuentes para complementarlas o refutarlas.
Influencias y origen, 1977-1989
El aura mítica que rodea a los disturbios de Stonewall es un motivo de debate en la disciplina histórica(8). Sin embargo, su estatus fundacional parece inalterado a pesar de que hay numerosos registros que evidencian que no fueron las primeras manifestaciones públicas del movimiento de sexualidades diversas, ni tampoco fueron las primeras confrontaciones violentas entre este y la policía en Estados Unidos(9). Algunos historiadores como John D’Emilio y Susan Stryker han propuesto una forma alternativa de aproximarse a los disturbios. Para estos autores, la disciplina histórica no debe empeñarse en negar la importancia de Stonewall. En su lugar, debe explicar la razón de su fama, pues así es posible comprender la fuerza de su significado.
Para ambos, lo que hizo especial a Stonewall, más allá de la violencia espontánea, fue el impacto que generó en los participantes y las ideas que allí se gestaron(10). Lo importante de los disturbios yace en la organización de numerosos grupos de activistas en todo Estados Unidos que siguieron a la noche del 28 de junio, bajo la bandera de la liberación homosexual(11). Apenas un año después, la influencia de las organizaciones post-Stonewall llegó a Europa(12).
Sin embargo, la influencia de los disturbios no llegó de la misma manera a todas partes. La experiencia francesa fue radicalmente distinta. En este país, desde las jornadas de mayo de 1968, se había establecido una organización política de sexualidades diversas. Es el caso del Comité D’Action Pédérastique Révolutionnaire, que representó un punto fundamental en el autorreconocimiento de sexualidades no hegemónicas, a pesar de que fue tachado de broma, e incluso perseguido por los mismos estudiantes(13). Aunque los disturbios de Stonewall no pasaron desapercibidos, fueron estos experimentos políticos locales los que definieron la organización de la liberación homosexual francesa en los setenta. De esta acumulación política surgió el Front Homosexuel d’Action Révolutionnaire (FHAR), en 1971, que mantuvo una activa vida política e intelectual hasta 1976, cuando se disolvió en pequeños grupos locales(14). Los fundadores de esta organización, desencantados de la izquierda ortodoxa francesa, reconocen sus influencias de la siguiente forma:
“Desafortunadamente, hasta mayo del 68, el campo revolucionario era uno de orden moral heredado de Stalin. Todo lo que había era gris, puritano, deplorable […] Pero de repente, el estallido de un trueno: la explosión de mayo, la alegría de vivir, de luchar […] Baile, risa, celebración […] Y así, enfrentados a esta nueva situación, nosotros los homosexuales revoltosos (y algunos de nosotros ya politizados( descubrimos que nuestra homosexualidad (aquella que podíamos reafirmar al frente y en contra de todo( nos hacía auténticos revolucionarios, pues de esta manera cuestionábamos todo lo que estaba prohibido en las civilizaciones europea y americana […] No lo dude: Queremos la aniquilación de este mundo. Nada más… la libertad de todo el mundo, por todo el mundo, para todo el mundo, es la meta”(15).
La vertiente francesa de la liberación homosexual fue condensada en los trabajos de Guy Hocquenghem, un exmiembro del Partido Comunista Francés expulsado por su orientación sexual, que fundó el FHAR y participó activamente en él(16). En su más famoso texto, El deseo homosexual, de 1972, Hocquenghem explicaba la necesidad de una visión revolucionaria de la homosexualidad, ligada a un proceso de transformación social. Esta visión era crítica con respecto de la burocratización del marxismo ortodoxo, que en la URSS había demostrado ser homofóbico(17). Hocquenghem veía necesaria la transformación social, pero creía que esta debía manifestarse en todas las dimensiones humanas, incluida la sexualidad, sin priorizar opresiones(18). Esta visión de la lucha social y sexual, a través de los trabajos de este intelectual, es la que mayor influencia tendrá en la emergencia de un movimiento de liberación homosexual en Colombia.
Las reflexiones del FHAR fueron recogidas por León Zuleta, quien hoy es reconocido como una de las figuras clave en la configuración del movimiento de diversidad sexual en Colombia(19). La trayectoria de Zuleta, curiosamente, compartía varias similitudes con las del intelectual francés. Hizo parte de una familia de tradición política de izquierda. Esto lo llevó a vincularse al Partido Comunista Colombiano (PCC) de manera temprana, pero diferencias irreconciliables “en nombre de la libertad” lo llevaron a separarse(20). Es en esta separación donde inicia una profunda reflexión sobre el papel de la sexualidad en los procesos revolucionarios. Esta reflexión lo acercará, a través de la lectura de la filosofía francesa, a la obra de Hocquenghem, y, posteriormente, a construir una propuesta propia sobre la liberación homosexual(21). El primer esbozo de esta idea fue publicado en forma de entrevista en 1977, en la conocida revista de izquierda colombiana Alternativa:
“Luchamos por las libertades sexuales, el derecho al cuerpo y su expresión. Frente al homosexual es permitirle su expresión abierta y des culpabilizada. Ante esto hay dos salidas; una reformista, que permita reproducir las relaciones de pareja heterosexual (matrimonio, adopción de hijos, etc.) en la misma dirección de la familia edípica compuesta por mujer (ser pasivo) y hombre (activo). La otra salida acepta la anterior como táctica, pero va más allá: la completa descodificación sexual, la destrucción de las diferencias hombre-mujer, niño-adulto, normal-perverso, dicotomías que originan fascismos y represiones”(22).
Esta primera aproximación a la liberación homosexual evidenciaba elementos importantes para la definición sectorial. Por un lado, proponía una visión desculpabilizada de la homosexualidad, algo novedoso en el contexto colombiano, pues desde 1890 existía una penalización de los actos homosexuales en el país, alimentada por prejuicios moralistas religiosos(23). Por otro lado, construía una ruta de trabajo político que incluía tanto las disputas institucionales como socioculturales por la liberación, al incorporar reflexiones en torno a otras formas de violencia social más allá de la homofobia. La publicación en Alternativa no debe obviarse. Zuleta era un activista reconocido en los círculos políticos de Medellín, y la publicación de la entrevista deja ver su tendencia hacia una izquierda flexible, algo que marcará las primeras posturas del MLHC.
Después de la publicación, un grupo de personas de Bogotá manifestó su interés a Zuleta por articularse al proyecto político, y de allí nació el Grupo de Estudio por la Liberación de los Gueis (GELG), primera organización del MLHC. Este proyecto, basado en Bogotá y con una participación mayoritaria de jóvenes hombres cisgénero, retomó elementos iniciales de Zuleta, y bajo su tutoría inició actividades periódicas de discusión sobre la condición homosexual(24). La emergencia del grupo debe entenderse también como parte de una tendencia de movilización social que vivió el país en la segunda mitad de la década de los setenta. Esto continuó, en menor medida, con la movilización estudiantil y de mujeres, pero también el furor del paro cívico de 1977(25).
Además de la inspiración de la corriente francesa de la liberación homosexual, el GELG se acercó a la vertiente ibérica, encabezada por el Front d'Alliberament Gai de Catalunya (FAGC)(26). Esta organización fue uno de los grupos que emergió de la ruptura del Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH), fundado en 1970 y disuelto con la muerte de Franco, en 1975. Altamente nacionalista, el FAGC se había convertido en una organización protagonista en las movilizaciones de la diversidad sexual en el país, y era uno de los impulsores más fervientes de una organización federativa de homosexuales, la llamada Coordinadora de Frentes de Liberación Homosexual del Estado Español (COFLHEE)(27). Este proyecto le proporcionó al GELG uno de los primeros marcos teóricos que usaron para el análisis de la homosexualidad: el materialismo histórico. Este marco teórico complementó la heterodoxia del FHAR y fue desarrollado con mayor profundidad en los siguientes años. Así lo recuerda un exmiembro del GELG:
“En algunos de los documentos internos del FAGC encontramos importantes aportes en los que observamos la importancia que este movimiento daba al análisis marxista de la sexualidad, ya que consideraban que el modo de producción capitalista necesita la reproducción de fuerza de trabajo, y ven en ello la causa para que no se admita la homosexualidad. Afirmaban que la liberación homosexual y la total de todo individuo pasan por la liberación de la clase obrera a partir de la lucha de clases”(28).
Apenas un año después de la fundación del GELG surgió en Medellín el Grupo de Estudio de la cuestión Homosexual (GRECO), que, al igual que el GELG, se organizó alrededor de la idea del MLHC. También, al igual que el GELG, el GRECO agrupó a jóvenes inquietos por el papel de la homosexualidad en la sociedad colombiana(29). Este grupo fue la base que estabilizó el proyecto teórico de Zuleta y le permitió impulsar una nueva etapa del MLHC: la creación de la primera publicación de la organización, El Otro: Órgano de difusión del Movimiento de Liberación Homosexual de Colombia. En esta revista, Zuleta buscó consolidar un corpus teórico que le diese sentido a la movilización homosexual en Colombia. Se publicaron ocho números entre 1977 y 1979, que lograron llegar a diferentes ciudades del país: Bogotá, Medellín, Armenia, Cali, Bucaramanga y Barranquilla(30).
El Otro buscó ser la voz de un proyecto político novedoso en el país. Allí se consignaron rutas de trabajo y reflexiones orgánicas que buscaban fortalecer los grupos ya creados en Bogotá y Medellín, y al mismo tiempo fomentar la emergencia de proyectos locales similares en otras ciudades del país. La intención de fondo era darle al MLHC un carácter de organización nacional, que se basara en una horizontalidad federativa, donde cada grupo autónomamente construía agendas que después serían discutidas en espacios asamblearios nacionales(31). Aunque esto nunca se llevó a cabo en su totalidad, la estructura del MLHC mantuvo nominalmente una definición federativa y cubrió bajo su nombre diversas iniciativas locales que mantuvieron cercanía con la propuesta inicial de Zuleta. En este sentido, la revista funcionó como una fuente de información que dio lineamientos e insumos para que los grupos discutiesen y proyectaran sus distintas actividades. El Otro puede entenderse como una de las primeras experiencias de producción ideológica del movimiento de sexualidad diversa colombiano sobre sí mismo(32).
Otro aspecto fundamental del proyecto editorial fue el intento por invitar al lector homosexual a crear una visión positiva de sí mismo. Para esto, se inició un proceso de revisión de las ideas negativas que existían sobre la homosexualidad y se propició la construcción de imágenes positivas. Estas estaban, por supuesto, imbricadas en la intencionalidad política del MLHC y, por lo tanto, fueron entendidas en este plano:
“Ningún ser humano en la historia de las sociedades y de la arbitrariedad se pudo ganar tantos títulos excluyentes y negativos como el homosexual: poseído, pecador, inmoral, antinatural, delincuente, loco y enfermo. Solo esto es posible en una sociedad ególatra, que les rinde culto a las jerarquías, las autoridades y los poderes. Solo una sociedad enferma y culposa podría buscarse un enemigo fantástico como el homosexual. La ACCIÓN HOMOSEXUAL interpela directamente al poder, la ley, el orden y la norma del macho. Lucha por superar toda sociedad que fundamenta su poder en la exclusión y la opresión. De ahí que esta Acción no vaya solo hasta la simple liberación sexual sino hasta la conmoción de toda sociedad clasista y falocrática”(33).
Esta reflexión constituyó el pilar fundamental de esta primera etapa del MLHC. Fue en especial importante la influencia del Frente de Liberación Homosexual Argentino (FLHA), que había construido toda su propuesta política alrededor de la idea del homosexual como el sujeto más oprimido socialmente, y, por lo tanto, el más revolucionario en potencia(34). El FLHA había nacido en 1971 como la agrupación de diversas organizaciones homosexuales, feministas y anarquistas (algunas activas desde antes de Stonewall)(35). La organización intentó incorporarse a la izquierda nacional de la mano del peronismo, pero fue rechazada por el sector más reaccionario y conservador del justicialismo, obligado a la autonomía política y luego empujada a la disolución, con la llegada de la dictadura, en 1976.
La búsqueda por la consolidación de un proyecto político revolucionario, de la mano de homosexuales comprometidos con la transformación social, llevó a los miembros del MLHC a desarrollar diferentes estrategias para consolidar una base de activistas. Por un lado, se crearon campañas de solidaridad que buscaban construir una conciencia política del ser homosexual. Esto se ejemplifica en el seguimiento que desde Medellín se hizo a la campaña “Save Our Children”, encabezada por Anita Bryant, que tenía como objetivo revocar una ordenanza estatal de Florida que eliminaba la discriminación, en razón a la orientación sexual(36). En un reportaje sobre la marcha conmemorativa de los disturbios de Stonewall de 1977, en Estados Unidos, El Otro consignó:
“LAS GENTES gritaban: ‘Anita (Bryant) y el Klan (Ku Kux Klan) ¡van codo con codo!’, haciendo referencia a la reciente campaña que esa histérica señora lanzara contra los homosexuales bajo la consigna ‘¡Salvemos a nuestros hijos de los homosexuales!’, la que unida a los racistas lograron ganar el referéndum en Miami que desaprobó las leyes de libertad homosexual. Asimismo, los homosexuales parodiaron su consigna voceando ‘¡Salvemos a nuestros hijos de los fascistas!’ y ‘¡Anita, perra, tenemos más argumentos que garrotes!’ en referencia a la violenta opresión física que ella y sus secuaces han empleado contra el movimiento homosexual en USA. […] LO ANTERIOR es apenas una muestra de la lucha y la organización homosexual en USA. Nosotros, en Colombia, ¿cómo, qué y cuándo?”(37).
Esta campaña de solidaridad concluyó con un boicot a Coca-Cola en Colombia, empresa que financiaba la campaña “Save Our Children”, y fue retomada por algunos “espacios de ambiente”, nombre con el que se conocía a bares o cafés que permitían el comportamiento abiertamente homosexual:
“DEL OTRO LADO, COCACOLA ha destapado una verdadera reacción entre los grupos gays locales, pues trascendió y se informó en toda la prensa internacional, que los directivos de la empresa no admiten gays entre sus trabajadoras. De nuestro lado no tenemos problema alguno en consumir otros productos de mejor sabor natural”(38).
La producción de conocimiento también se convirtió en un aliado fundamental para desmentir la enorme cantidad de prejuicios que giraban en torno a la homosexualidad. Esto incluía las tertulias realizadas por los grupos locales y los artículos publicados en El Otro. Pero fue Ebel Botero quien, reconociendo la necesidad de una contundente respuesta a los discursos tanto médicos como religiosos y políticos antihomosexuales, decidió elaborar uno de los textos más completos en América Latina para la época sobre la homosexualidad: Homofilia y homofobia, publicado en 1980(39).
Botero conoció al MLHC en Armenia y pronto dejó el grupo político que había creado en esa ciudad para mudarse a Medellín y acercarse al GRECO. Allí socializó poco a poco los avances de su investigación, que concluyeron en la publicación de Homofilia y homofobia ( 40 ) . El texto recopilaba los datos más importantes en Latinoamérica y Estados Unidos de medicina, psicología y derecho sobre la homosexualidad. Altamente sofisticado para la época, incluía análisis del estudio Kinsey, con proyecciones cuantitativas nacionales, estudios lingüísticos de las formas como se mencionaba la homosexualidad en Iberoamérica, reflexiones teológicas que enfatizaban en la ausencia de prejuicios hacia los homosexuales en el nuevo testamento, e incluso discutía la legislación nacional y las posibilidades de cambio que se creaban con el MLHC.
Aunque el texto no tuvo la recepción deseada debido a la estigmatización del tema trabajado, es posible reconocerlo como un elemento más en la búsqueda de crear una nueva imagen de la homosexualidad por parte del MLHC, y, con ello, avanzar un paso hacia la conformación de un sector desculpabilizado, indignado y militante.
Consolidación y protesta, 1980-1986
El inicio de los ochenta representó un repliegue para la liberación homosexual en muchas partes de Occidente. En Inglaterra y en Estados Unidos, los gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan, respectivamente, fomentaron agendas conservadoras que buscaron minar los avances que la movilización social había conquistado en los setenta(41). Además, la llegada de dictaduras a países latinoamericanos también limitó la expansión del proyecto político y frenó los intentos organizativos que estaban emergiendo en Argentina y Chile. En otros países, sin embargo, esta década representó un periodo de florecimiento.
En Colombia la década inició con un proceso de reforma a la justicia, de la mano del gobierno de Turbay, que buscaba nuevas herramientas en la lucha contra la insurgencia armada del país(42). En medio de las discusiones dadas, se sugirió la abolición de la penalización a la homosexualidad, establecida parcialmente en Colombia desde 1890 y reforzada por el Código Penal de 1936. El MLHC, después de una serie de reflexiones, decidió abstenerse de organizar una campaña pública, para evitar así repercusiones negativas, y confió en que el tema pasara por debajo de la mesa. Para 1981, la medida penal despareció para dejar en papel un margen de posibilidades que antes no existía para la organización política(43).
Esta despenalización generó una percepción positiva por parte de los activistas, lo que impulsó a muchas personas dentro del MLHC a seguir trabajando activamente. Aunque este nuevo aire influyó en los distintos grupos que existían dentro del MLHC, fue sobre todo fuerte en Bogotá, donde se inició un nuevo proyecto editorial: la revista Ventana Gay. La creación de este nuevo medio fue un cambio en el eje del movimiento, ya que en 1981 Zuleta había partido de Medellín hacia Pasto, una vez terminado El Otro. Esto posibilitó la emergencia de nuevas perspectivas:
“Ventana Gay está dedicada a todos los homófilos de la nación, y es un brindis de unión con nuestros bellos hermanos mundiales. Está dirigida a ser el medio de expresión de todas las variantes que tenemos. Es la contemplación de nuestras situaciones y el punto de acción sobre ellas. Es la confluencia de todos los homófilos. Es la manifestación viva, la afirmación, de la belleza de ser GAY”(44).
Las directrices del nuevo proyecto editorial ampliaron la visión mucho más militante de izquierda abanderada por Zuleta al incluir, además de reflexiones políticas orgánicas y teóricas, discusiones sobre la emergente cultura gay, que incluía la fiesta, el sexo, el entretenimiento y el buen vivir. El mismo nombre desafiaba una convención impulsada por Zuleta de no usar el término anglosajón gay, pues se percibía como un elemento imperialista estadounidense (por eso el GELG usaba la castellanización de la palabra). La nueva revista, que alcanzó a publicar 20 números entre 1980 y 1983, llegó a tener presencia en siete ciudades colombianas, e incluso en Caracas(45).
Con la nueva revista vinieron nuevas discusiones sobre la participación del MLHC en el espacio público. Esto dio como resultado lo que se puede llamar el primer ciclo de protestas del movimiento de diversidad sexual en Colombia ( 46 ) . Aunque las acciones de protesta de este ciclo se basaban en repertorios locales y no fueron particularmente masivas, sí resultaron ser desconcertantes al sacar a la homosexualidad de la clandestinidad a la que había sido relegada durante años anteriores(47).
El repertorio de acciones de este primer ciclo de protestas estaba encabezado por las marchas del Día del Trabajador cada Primero de Mayo. La tradición de acompañar con una comparsa de trabajadores homosexuales las manifestaciones del día de los trabajadores, se consolidó como una estrategia bastante popular usada por las organizaciones de liberación homosexual en todo el hemisferio occidental. Su origen se puede remontar a las distintas experiencias de las jornadas europeas de protesta de 1968, donde la colaboración entre obreros y estudiantes, aunque controversial en muchos casos, como Italia, probó ser contundente a la hora de paralizar el país, en el caso de Francia. Tempranamente el MLHC, ansioso de buscar legitimación del movimiento en sectores sociales más convencionales, reprodujo un llamado que hizo el Grupo de Liberación Homosexual de Burdeos, heredero del fracturado FHAR, en donde se explica la necesidad de apoyo mutuo entre obreros y homosexuales:
“Afirmamos que nuestra lucha confluye con la del movimiento obrero por su emancipación, y este era el sentido de nuestra presencia en el primero de mayo en París en la marcha obrera. Consideramos que nuestra lucha en tanto que militantes homosexuales es una parte de nuestra lucha global por un cambio de sociedad. Los partidos de izquierda no pueden ignorar nuestra lucha ni contentarse con tolerarla. La represión más insidiosa, repugnante y pegajosa es la represión cotidiana que se traduce en insultos como ‘cacorros’, ‘maricas’, ‘culiadores’ y ‘locas’”(48).
Experiencias como la francesa y luego la española dieron resultados positivos que animaron al MLHC a realizar tal práctica(49). En Colombia, la primera vez que se salió a marchar de esta manera fue en Cartagena, en 1979(50). Tal hazaña resultaba impresionante, por la vigencia de la penalización de los actos homosexuales, lo cual evidencia que la prohibición no fue un impedimento para la organización política o la protesta. A partir de 1981, se realizaron marchas conmemorativas hasta 1985 en Medellín y 1986 en Bogotá(51). El objetivo de este tipo de acciones era atraer el apoyo del movimiento obrero, tradicionalmente uno de los más activos en Colombia, a la lucha de liberación homosexual. Por esta razón, las pancartas usadas y las arengas proclamadas hacían alusión a una unión entre sectores que compartían un mismo horizonte: la emancipación (ver la figura 1).
En otras regiones de Latinoamérica, estas acciones dieron resultados diversos. Durante la década de los setenta, el FLHA intentó ganar aliados dentro del peronismo con el apoyo a las marchas del 1 de Mayo, pero desistieron cuando en las mismas manifestaciones los sectores más conservadores empezaban a cantar la siguiente arenga: “Ni putos, ni faloperos, somos los solados de Evita, los montoneros”(52). Diferente fue el caso de Brasil, donde en 1980 el emergente movimiento de liberación homosexual se dividió entre autonomistas e izquierdistas en un encuentro nacional en São Paulo. La causa de tal división fue que el sector izquierdista quería apoyar el paro de trabajadores metalúrgicos que se venía adelantando en São Bernardo. El encuentro se rompió y el sector izquierdista terminó participando en la marcha del 1 de Mayo. Este apoyo fue un primer paso hacia la integración de reivindicaciones en materia de diversidad sexual en el programa del Partido de los Trabajadores un año después(53).
Un segundo tipo de acciones se llevaron a cabo durante septiembre de 1981, y consistieron en la irrupción en espacios públicos con muestras de afecto entre personas del mismo sexo, ya sean besos, abrazos o bailes(54). Estas acciones, llamadas por los activistas performances, fueron la respuesta inmediata a la despenalización de los actos homosexuales, y eran consideradas por los activistas como elementos pedagógicos que permitirían dar a conocer la reciente reforma judicial. En palabras de ellos mismos:
“Los objetivos de actuar los performances ante estos públicos son: hacer del arte una experiencia comunicativa que posibilite la reflexión sobre la legislación, los derechos y la sexualidad; lograr que los asistentes vivan por sí mismos la posibilidad comunicativa haciéndose participes de la construcción de las obras a partir de sus propias experiencias, emociones y conocimientos; proveer a los participantes información sobre los cambios en la norma, utilizables en la construcción de sí mismo como sujeto de derechos y que además puede ser utilizada para sensibilizarse como sujeto de una norma que ni siquiera conoce que existe pero que igualmente le afecta; autorizarse a vivir a partir de las posibilidades encontradas en el cambio del Código Penal colombiano […] Tomarse de la mano con una persona del mismo sexo, besarse en un espacio público con otro homosexual, bailar con alguien que también es homosexual son además de procesos comunicativos educativos, actos políticos por cuanto desestabilizan al sistema social, transforman la norma cultural y nos exponen públicamente como sujetos auto determinados en su sexualidad, en su cuerpo y en las expresiones afectivo corporales propias de un sujeto homosexual”(55).
De esta manera, este tipo de acciones, que se realizaban tanto en la calle como en los espacios de ambiente, retaban las tradicionales imágenes clandestinas y avergonzadas de la homosexualidad. El respaldo legal, que no significaba la desaparición de abusos por parte de la autoridad, dio a los activistas un estímulo que se encaminó hacia la tarea, ya reconocida desde años anteriores, de cambiar la imagen del homosexual.
El tercer y último tipo de acciones de protesta fue la movilización sectorial, que en este caso se centró exclusivamente el 28 de junio de 1982, en la primera marcha de conmemoración pública de los disturbios de Stonewall en Colombia(56). Aunque los disturbios se conmemoraban desde 1978 con diversas actividades privadas, esta actividad representó la primera vez que se organizaba de manera exclusiva una movilización pública sobre la liberación homosexual en el país. La marcha, que se realizó en Bogotá, contó con la participación de aproximadamente treinta personas, dentro de las cuales había activistas de grupos del MLHC de todo el país y algunos invitados internacionales. Entre estos, el más destacado fue le grupo venezolano “El Entendido”, que editaba una revista homónima que logró circular en Colombia. Dicha publicación estableció una relación de reciprocidad que permitió a Ventana Gay circular en Caracas hasta la disolución del grupo, unos años más tarde(57).
Aunque la marcha se realizó con relativo éxito, al lograr llegar a la Plaza de Las Nieves sin ningún altercado, se decidió no volver a realizarla, por miedo a una “auto-segregación” que evitase la colaboración con otros sectores(58). De esta manera, se priorizaron las acciones que permitieran una aproximación amplia a otros sectores sociales, lo que evidencia un afán por crear lazos de solidaridad que potenciaran al movimiento.
Como ya se mencionó, este ciclo de protestas le dio un nuevo aire al movimiento, lo que también posibilitó su expansión geográfica. Aunque en un inicio sólo se encontraban grupos en Bogotá y Medellín, para 1982 existían grupos de discusión reconocidos dentro del MLHC en cinco ciudades del país, incluidas Cali, Barranquilla y Bucaramanga. En algún momento existieron experiencias cortas en Armenia, Santa Marta y Cartagena(59). También se fomentó la diversificación de trabajo del MLHC. Surgieron, así, grupos de trabajo religiosos que buscaron conciliar la fe con la identidad sexual(60). Se continuaron las campañas de solidaridad y boicot, esta vez dirigidas a Sábados felices, por sus prejuiciosas representaciones de la homosexualidad(61).
También se establecieron lazos estrechos con las organizaciones feministas y lesbianas, con las cuales se sentía una particular afinidad al retar la heterosexualidad masculina hegemónica, y de quienes se retomaron las bases teóricas del análisis social(62). Es importante aclarar que en Colombia el movimiento lésbico se desarrolló separado del homosexual y más cercano al feminismo(63).
La consolidación de la cultura gay colombiana se dio junto con la expansión de la visibilización de la diversidad sexual, alejándose un poco de la militancia política, que en el contexto colombiano fue fuertemente asociada con la insurgencia armada, aunque no dejándola completamente de lado. Esto no distaba de la tendencia internacional, donde la idea de liberación homosexual fue dando paso a la de vida gay, una experiencia menos confrontacional que construía un nicho cultural dentro de una sociedad que empezaba a abrirle paso a la diversidad sexual. La figura de Harvey Milk es un ejemplo de esta transformación. Este político fue elegido por voto popular para ocupar una oficina administrativa de San Francisco en 1977, algo bastante desconcertante, aunque no inédito(64). Su carisma lo convirtió en un símbolo del cambio dentro del sistema, y su asesinato lo convirtió en mártir bajo esta idea. La expansión de la posición reformista y menos “ideologizada” vino de la mano con la creciente popularidad de su imagen, que incluía la bandera arcoíris, que él mismo había comisionado para una marcha(65).
Desaparición, 1985-1989
En 1983 despareció Ventana Gay, y, con ella, el GELG. No obstante, la intención de continuar el proyecto del MLHC persistió, y una nueva generación de activistas retomó la tarea de crear espacios de discusión política sobre el papel revolucionario del homosexual. Esta discusión política recuperó los postulados más de izquierda relegados en los años inmediatamente anteriores. Este nuevo grupo, llamado Colectivo del Orgullo Gay (CORG), aprovechó la desaparición de la anterior revista para crear una nueva publicación: Revista de Ambiente ( 66 ) . El símbolo de esta nueva revista no fue la bandera arcoíris, que empezaba por entonces a popularizarse afuera de Estados Unidos. La intención de un regreso a una perspectiva más combativa los obligó a buscar un símbolo que encarnase ese afán por la lucha social:
“Nuestra revista se identifica en su portada con el símbolo del triángulo rosa, ese que portaron en sus ropas y conciencias nuestros compañeros masacrados por Hitler, ese símbolo que hoy desde estas páginas rinde merecido homenaje ante un aniversario del tristemente célebre genocidio en los campos de concentración. […] Por eso amigos del movimiento gay de liberación de Bogotá, nuestro Triangulo Rosa siempre será baluarte de nuestra lucha y con su delicado color mostrar con lealtad; el respeto a la memoria de nuestros compañeros homosexuales sacrificados”(67).
El nuevo grupo buscaba retomar la perspectiva radical de las ideas de Zuleta y encauzar la creciente visibilización de la homosexualidad hacia un proyecto revolucionario que sacudiera las bases del capitalismo heterosexual(68). Sin embargo, su esfuerzo se vio fuertemente afectado por la desaparición de los otros grupos de trabajo del MLHC, hacia 1985. Sin la colaboración de otros grupos, se vieron en la dura tarea de reactivar las discusiones más ideológicas de la liberación homosexual, recurriendo a campañas de solidaridad extranjera que no fueron tan contundentes o efectivas como las de sus predecesores. Además, la idea de una cultura gay empezaba a chocar con el paradigma militante, dado que generaba rechazos en sectores menos propensos a la retórica más radical del grupo, algo que comenzaba a ser una tendencia regional. En Colombia el recrudecimiento del conflicto armado incrementó la distancia entre izquierda y diversidad sexual. Esto está ejemplificado en la respuesta que el Frente Ricardo Franco le dio al M-19 sobre las inquietudes de este último respecto a la Masacre de Tacueyó, en 1984, donde les señalaban que “deberían preocuparse por resolver problemas tan graves como el homosexualismo que afecta a parte de su dirigencia”(69).
Es por esta razón que una de las últimas actividades del CORG fue organizar en 1989 una campaña de apoyo a Rita Arauz, joven lesbiana nicaragüense, quien se había lanzado a la secretaría general de ILGA, una organización internacional que apoyó al MLHC desde principios de la década de los años ochenta.
La campaña vino de la mano con un estudio de la situación de los derechos sexuales en Nicaragua después de la revolución. Al llegar al poder en 1979, el nuevo gobierno abolió la penalización de la sodomía, que se había instaurado como un delito para la dictadura somocista, en 1973. Para el CORG, lo más importante de la nominación de Arauz eran las implicaciones políticas que traía consigo la consolidación de un gobierno revolucionario abiertamente amable con la diversidad sexual. Después de la trágica experiencia cubana, que se había apoyado contundentemente desde El Otro ( 70 ) , el hecho de que el Frente Sandinista de Liberación Nacional hubiera reconocido los derechos y la dignidad de homosexuales y lesbianas revitalizaba las apuestas más radicales del MLHC respecto al vínculo entre revolución sexual y social(71). En la campaña a Arauz, el CORG intentó presentar una propuesta real de transformación hacia la izquierda que incluyera la revolución social y la construcción de una identidad gay, algo que, según ellos, estaba representado en las políticas del gobierno sandinista(72).
La campaña se dio en medio de las duras contradicciones que el gobierno revolucionario mantuvo con la homosexualidad, algo que aparentemente el CORG desconocía. Si bien se habían derogado las viejas leyes antisodomíticas, el gobierno sandinista había demostrado gran desconfianza hacia las organizaciones de homosexuales y lesbianas. Esta tendencia se comprueba a partir de detenciones e interrogatorios numerosos a figuras prominentes de este sector durante los primeros años de la década de los ochenta, que entorpecieron su consolidación organizativa. Fue solo hasta que el Ministerio de Salud dio apertura al tratamiento del VIH/SIDA, a mediados de la década, que personas como Arauz lograron conseguir un permiso del Gobierno para trabajar con sexualidades diversas de manera abierta, pero no exenta de prejuicios(73).
A pesar de estos esfuerzos, el retorno a una perspectiva mucho más radical de la sexualidad se vio interrumpido por un fenómeno mundial que transformó la organización política de la diversidad sexual: la epidemia del VIH/SIDA. Su rápida difusión fue un fenómeno que tomó desprevenidas a las diferentes organizaciones médicas internacionales. Este fenómeno fue particularmente impactante para el movimiento de diversidad sexual, dado que, en un inicio, las personas más vulnerables fueron los hombres que tenían sexo con otros hombres(74).
El primer caso registrado de sida en Colombia se dio en 1983, y desde entonces los números aumentaron de manera exponencial(75). La respuesta del Estado fue lenta y poco operativa durante los años ochenta. Sólo hasta 1989, el gobierno de Virgilio Barco creó el primer plan nacional a mediano plazo de lucha contra el sida, que empezó a tener vigencia hasta la década siguiente(76). Antes, en 1986, se había creado un sistema de control y vigilancia del sida que sólo se encargaba de llevar un registro de las personas diagnosticadas.
Esta negativa estatal a reconocer la epidemia como un problema de salud pública llevó a que los diagnosticados sintieran un abandono completo por parte de las autoridades oficiales, lo que desembocó en la organización de redes de apoyo que se basaron en las estructuras cooperativas creadas por movimientos como el MLHC. De esta manera, surgieron organizaciones como el Grupo de Apoyo e Información sobre el Sida (GAI), con exmiembros del GELG, en 1985. Su labor se centró en recopilar todos los datos posibles sobre la epidemia y, después de una depuración, socializar la información considerada relevante(77). El creciente número de diagnosticados y la desolación que esto provocaba llevaron a que el año siguiente, en 1986, el GAI creara la primera línea telefónica de apoyo sobre el sida, la cual funcionó de manera continua hasta el año 2000(78).
De la mano con estas redes de apoyo el CORG decidió usar De Ambiente para informar sobre la epidemia de sida. Fue así como esta revista se convirtió en un vehículo de difusión de información sobre la epidemia. Allí se publicaron las últimas noticias al respecto, la mayoría provenientes de Estados Unidos:
“¿QUÉ ES EL AIDS? ‘AIDS’ es el síndrome de Deficiencia Inmunitaria Adquirida. (‘AIDS’ no es ‘GRID’, ni ‘PLAGA GAY’ (homosexual) ni ‘GAY CANCER’). SISTEMA INMUNE - LA FORMA EN QUE EL CUERPO COMBATE LAS ENFERMEDADES. POR LO TANTO: Cuando una persona padece de ‘AIDS’ su cuerpo no puede combatir apropiadamente las enfermedades. ESTO SIGNIFICA: Que el cuerpo está expuesto a enfermedades peligrosas tales como: KS- EL CÁNCER DE SARCOMA KAPOSI PSP- La PULMONÍA POR PNEUMOSIS CARINII U OTRAS ENFERMEDADES No hay evidencia conclusiva que indique que haya una droga o acto sexual que cause ‘AIDS’. Pero hasta que no sepamos más sobre esta situación, usted podría dejar de usar drogas. El uso de drogas intravenosas son definitivamente un factor de riesgo”(79).
Además de informar, el CORG intentó desmitificar y sensibilizar a las personas. Esto incluía hablar abiertamente de la homosexualidad, pues se consideraba un factor de vulnerabilidad ante la enfermedad, y se fomentaban las prácticas sexuales seguras(80). De esta manera, se buscaba acumular la mayor fuerza posible para enfrentar una epidemia que había tomado desprevenidas a las organizaciones homosexuales. Esta situación relegó a un segundo plano el papel de la ideología o la construcción teórica.
Por último, el CORG terminó diluyéndose en la lucha contra el sida, ya fuese a través de su enfoque exclusivo en el tema o la muerte(81). Además de esto, el ascenso de grupos armados reaccionarios vinculados con el narcotráfico y el paramilitarismo iniciaron campañas de limpieza social que perfilaban a la homosexualidad como una desviación que debía eliminarse(82). Tales sucesos fueron denunciados categóricamente por el CORG, que creó un observatorio de crímenes contra la diversidad sexual y publicó informes basados en noticias publicadas en prensa de todo el país(83). Esto, sin embargo, no logró llamar la atención de las autoridades y dejó vulnerables a muchas personas, que encontraron el fin de su vida a manos de anónimos asesinos(84). El último número de De Ambiente, publicado en 1989, deja una sensación sombría al respecto:
“Nuestro país pasa en la actualidad por una oscura y triste noche, en la que la muerte amenaza constantemente cubriendo con su lúgubre manto la inmensa mayoría de los colombianos. Tal parece que los enemigos de la vida quieren acallar por todos los medios las voces que claman justicia y libertad. Teniendo como marco de referencia esta situación, se hace difícil desarrollar una labor que reivindique los derechos de los homosexuales, más aún cuando la comunidad gay es víctima de este espiral violento, manifestado en asesinatos, chantajes, redadas, discriminación, etc. En el caso de CORG se palpa en la irregularidad para publicar De Ambiente y los numerosos problemas para desarrollar otras actividades”(85).
De esta manera, desapareció el último grupo que se reconocía como parte del MLHC. Aunque esto no significó el final de la movilización de diversidad sexual, sí marcó el final de una etapa del movimiento, pues la forma de identificarse y de justificar las acciones futuras se alejó de las ideas de izquierda que le dieron origen y sentido al MLHC. Así, las nuevas organizaciones usarán la Constitución de 1991 como base de apoyo, y los derechos humanos se convertirán en el centro del discurso de movilización(86).
A modo de conclusión
Como se ha presentado, la influencia de Stonewall sobre la movilización de diversidad sexual en Colombia es mucho más compleja que una relación de imitación. La red de entramados ideológicos y organizativos que se han presentado en el artículo pretende invitar a que en futuras investigaciones se piense la heterogeneidad de un sector político que ha sido tratado de manera bastante homogénea e inoperante.
Además de lo anterior, se presentó una reseña de la historia del MLHC. En el desarrollo de esta reseña, se priorizó un estudio generacional que se basó en etapas marcadas tanto por las publicaciones como por las tendencias ideológicas. Esta es una propuesta personal que debe ser sujeta a una revisión juiciosa de los distintos elementos que comprenden al MLHC. Sin embargo, de manera preliminar podemos reconocer tres elementos importantes respecto al sector en movilización.
Primero, es importante resaltar el origen profundamente ideológico de la movilización social de diversidad sexual colombiana, que rompe prejuicios teóricos vinculados a una visión a-política de este sector. La perspectiva abiertamente clasista y muchas veces revolucionaria del MLHC evidencia un aspecto latentemente radical de la movilización que, aunque ha cambiado con intensidad en los últimos años, no deja de ser significativo para su consolidación en el escenario público. Entender al movimiento dentro de la esfera de influencia de la nueva izquierda puede ser provechoso, pues permite entender las complejas y a veces contradictorias relaciones políticas de un movimiento que en la actualidad se ha convertido en un elemento diferenciador entre sectores progresistas y reaccionarios.
Segundo, que a pesar de que existió una tendencia hacia la izquierda dentro del MLHC, no fue la única perspectiva política que se construyó en su interior. Desde la década de los años ochenta, es posible evidenciar en el sector una heterogeneidad teórica que rompe la imagen de un movimiento homogéneo y estático. Esto es importante, pues demuestra que desde temprano el sector de la diversidad sexual participó de manera activa en la producción de conocimiento sobre sí mismo.
Tercero, en medio de esta historia se puede identificar un primer ciclo de protestas de diversidad sexual en Colombia. Lo particular de estas protestas es que, aunque se constituyeron a partir de repertorios tradicionales, resultaban novedosas, por cuanto incorporaban elementos propios de las luchas sexuales, lo que las convertía en fenómenos completamente extraños en el panorama nacional. Una aproximación juiciosa a estas acciones de protesta y al sentido político que el movimiento les dio, nos permitirá reconocer el valor de movilización, que se ha negado a muchas otras experiencias de lucha.
Lo que se ha presentado acá es una propuesta de análisis de la historia del movimiento de diversidad sexual colombiano. La intención con ello es impulsar una perspectiva mucho más curiosa sobre el tema que permita la consolidación de un corpus investigativo dinámico, con el fin de develar el papel que este movimiento ha tenido en las diferentes dimensiones de la sociedad colombiana. Sólo así será posible reconocer las tendencias mundiales que desde mediados del siglo XX han modificado la sexualidad de la especie humana.