Introducción
Numerosas regiones de Argentina han sido afectadas por distintos tipos de desastres a lo largo de la historia. Por su daño y recurrencia, los más predominantes han sido aquellos procesos que tienen causas de origen hidrometeorológico, por ejemplo, las inundaciones (Celis et ál. 2008). Los peligros por inundaciones se relacionan con un aumento de la frecuencia de eventos climáticos. Los modelos de desarrollo que no contemplan la dinámica del medio natural derivan en un crecimiento no planificado de los asentamientos humanos, en la ocupación de áreas de elevado riesgo y la ausencia de controles en el uso del suelo (Rodríguez y Suvires 2016).
Diversos procesos geológicos exógenos afectan el borde occidental de Argentina. Las lluvias torrenciales y los deslizamientos ocurren frecuentemente en la cordillera de los Andes y la precordillera de San Juan. Debido a sus características impredecibles, estos fenómenos dan lugar a eventos peligrosos y costosos cuando se producen cerca de la civilización (Alonso 1992; Esper 2012; Groeber 1916; Igarzábal 1979).
Cuando las lluvias torrenciales en los meses de verano alcanzan un cauce seco, originan un gran caudal durante un corto periodo. Este fenómeno, en el que se produce un incremento de descarga de agua, se denomina aluvión. Este consiste en crecientes caracterizadas por su alta velocidad, poca profundidad, gran carga de sedimentos y detritos (Ocaña, Suvires y Flores 2016; Perucca y Paredes 2005). Estos fluidos viscosos tienen la capacidad de transportar grandes bloques de rocas, árboles e incluso viviendas con relativa facilidad (Cruden y Varnes 1996).
El estudio de los peligros y los riesgos no siempre contempla la susceptibilidad de cada ambiente geomorfológico. La respuesta de cada unidad geomorfológica o unidad territorial es diferente ante un mismo peligro o amenaza, debido a las variaciones de sus propiedades intrínsecas (naturaleza y característica del depósito, cementación, suelos y otros aspectos) y externas del ambiente regional donde se encuentra (Lloret y Suvires 2006).
Este artículo es la síntesis de un análisis multiescalar de la geomorfología de Zonda, en el que se diferencian además los tipos de peligrosidad hidrometeorológica que afectan a la zona y que amenazan a una población de aproximadamente 5.000 personas (INDEC 2010). La región de estudio se halla ante el peligro de dos riesgos naturales, uno de origen endógeno (los sismos-terremotos) y otro de origen exógeno-climático (los aluviones e inundaciones). Las amenazas hidrometeorológicas en esta región provienen de cuencas de regímenes de alimentación diferentes.
Ubicación del área
El área de estudio se ubica a 40 km hacia el oeste de la ciudad capital de San Juan, en el valle denominado depresión tectónica de Zonda (figura 1). Se localiza, según coordenadas Gauss Kruger, en la intersección del paralelo X= 6510000 m y el meridiano Y= 2525000 m, a los 680 m.s.n.m. El paisaje está compuesto por serranías perimetrales con vegetación xerófila (Flores y Suvires 2012) y una región central, donde se asienta la cabecera departamental de Villa Basilio Nievas, que cuenta con 4.863 habitantes (INDEC 2010).
Datos: a) Imagen Landsat 7, combinación de bandas RGB 741, abril del 2009; b-c) Fotografía de los autores, octubre del 2014. Nota: en la fotografía b, los puntos corresponde a: cuencas pedemontanas (a), cuenca del río Seco de la Ciénaga (b) y cuenca del río San Juan (c).
El clima árido de esta región pertenece al tipo BWWKA (Köppen 1923), en donde BW corresponde a clima seco de desierto con vegetación xerófita o sin vegetación y concentración estivales de las precipitaciones (W), inferiores a un promedio menor a 100 mm/anual. El término K hace referencia a temperatura media anual menor de 18 ºC y el término a indica temperatura del mes más cálido mayor a 22 ºC. Existe gran radiación solar y transparencia atmosférica, además de una notable amplitud térmica anual y diurna/nocturna (Poblete y Minetti 1989). Los vientos provienen del sur y del noroeste. La vegetación pertenece a la provincia fitogeográfica del Monte (Cabrera 1994).
Este valle, ubicado en el centro de la depresión tectónica, es atravesado de oeste a este por el cauce y llanura del río San Juan, hasta su descarga en el embalse de Ullum. Las actividades de la población giran en torno a las épocas de cosechas, los empleos en la municipalidad, el destacamento policial, las salas de salud y los trabajos temporarios en pequeños complejos turísticos.
De 1960 a 1970, el Instituto Nacional del Agua (INA) estudió el valle de Ullum-Zonda desde el punto de vista hidrogeológico de la cuenca del río San Juan (Rocca 1969). En 1976, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria -en adelante, INTA- hizo un diagnóstico de los suelos de los valles de Ullum y Zonda para la construcción de la Presa Embalse de Ullum, con el fin de ampliar el regadío de la superficie inculta del valle de Tulum. Los suelos en el área de estudio, correspondiente a la parte central de la depresión tectónica, son empleados para el cultivo de vid y olivos, y se fundan sobre depósitos del mega abanico aluvial del río San Juan (Suvires 2014). Están constituidos por capas de gravas intercaladas con arenas, limos y con depósitos de canales abandonados. Estos suelos son altamente permeables, tienen alta pedregosidad y una pendiente media de 0,3% hacia el S-SE. Corresponden al Orden Entisol y se destacan los subórdenes TorriFuventes y TorriOrthents (INTA 1976).
Pittaluga y Suvires (2011), mediante ensayos y modelos de laboratorio, demuestran que los flujos con distintas densidades y contenidos, en la relación material sólido frente a agua, favorecen la formación de distintos segmentos de abanicos, sin necesidad de la participación de la tectónica. Suvires et ál. (2012) analizaron los subsistemas físico y biótico en el piedemonte occidental de la sierra Chica de Zonda, con ello reconocieron las amenazas potenciales de aluviones, mediante el análisis de depósitos de abanicos aluviales, y brindaron medidas preventivas de control, a través de la dispersión y revegetación con deuterocohnia longipetala (chaguar), debido a su alta resistencia a las condiciones xéricas, elevada capacidad de fijación y formación de suelos.
Marco conceptual
La geopedología es un enfoque metodológico al servicio del inventario de suelos y provee, simultáneamente, un marco para el análisis de los patrones de distribución geográfica de los suelos (Zinck 2002). El prefijo geo- se refiere a la superficie de la tierra y como tal abarca, además de la geomorfología, nociones de geología y geografía. Sin embargo, en el concepto de geopedología, el énfasis es en la geomorfología, como factor estructurante mayor del paisaje pedológico. En este sentido, el vocablo geopedología es una contracción conveniente de geomorfopedología.
McFadden y Knuepfer (1990) consideran que la relación suelo-forma de terreno es de interacción y retroalimentación mutua. Cuando mejor se entienden los suelos, incluyendo la velocidad en la que operan los procesos de formación y las variaciones relacionadas con su posición en el paisaje, mayor será la comprensión de los procesos que originan el paisaje geomorfológico.
El agua tiene un papel fundamental en la construcción y destrucción del paisaje geomorfológico, además es indispensable en los procesos pedogenéticos en cuanto que es formadora de suelos en ambientes áridos (McDonald et ál. 1996). El movimiento de los sedimentos superficiales o dentro del perfil del suelo está sujeto a la dinámica hídrica de escurrimiento superficial y subsuperficial (Evenari, Noy-Meir y Goodall 1985).
Las avenidas o aluviones se asocian tanto a las altas precipitaciones estivales, durante breves tiempos, como a las crecidas de corrientes encauzadas, que generan un pico de crecida que también pasa rápidamente, por lo que resultan ser un fenómeno estrictamente vinculado a exclusivas condiciones de superficie (González y Navarro 2004).
Características morfoneotectónicas que influyen en los peligros de aluviones
La región de la depresión intermontana de Zonda se encuentra bajo la influencia de la subducción subhorizontal de la placa de Nazca por debajo de la sudamericana (Alvarado, Beck y Zandt 2007; Alvarado et ál. 2009). Esta situación origina una elevada sismicidad de intraplaca y numerosas expresiones morfológicas de actividad tectónica moderna (Costa et ál. 2000; Ramos et ál. 1986). Perucca, Lara y Vargas (2012) realizaron un análisis de fallamiento moderno de la depresión en el sur del río San Juan y, de este modo, separaron las unidades de precordillera: oriental y central. Hacia el borde occidental del valle, en el piedemonte del cerro Zonda, afloran unos sistemas de fallas denominados Cerro Zonda Sur (de vergencia oriental), que expone rocas sedimentarias de edad devónica de Formación Punta Negra (Bracaccini 1949), y Cerro Zonda Norte (de vergencia occidental), que provoca el afloramiento de arcilitas y areniscas de edad miocena correspondientes a la Formación Albarracín (Leveratto 1968).
Por su parte, hacia el borde oriental del valle, se encuentra el piedemonte occidental de la sierra Chica de Zonda, atravesado por el sistema de fallamiento regional denominado Villicum-Zonda (VZ) de vergencia occidental, que expone calizas y dolomías de edad cámbrica-ordovicica (Baldis et ál. 1981; Bordonaro 1980; Kobayashi 1937a, 1937b) que caracterizan la precordillera oriental. Esta falla regional corresponde a un sistema de fallamiento profundo que involucra al basamento y lo eleva cerca de la superficie (Gardini 1993) dejando una zona triangular de piel gruesa. El eje de esta zona triangular se ubica en coincidencia con el trazado del cauce del río Seco de la Ciénaga (al sur del oasis de Zonda). Esta disposición morfoneotectónica de los piedemontes aledaños a la población de Zonda influye notablemente en los perfiles de equilibrio de los cauces, los modifica y genera condiciones de inestabilidad hídrica. Suvires (2013) observa en el piedemonte noroccidental de la sierra Chica de Zonda diferentes depósitos cuaternarios, dispuestos en un piedemonte de elevada pendiente, y con evidencias de actividad tectónica reciente. Esta autora destaca la existencia de una alta carga detrítica que se moviliza a lo largo de los cauces secos activos ubicados en los abanicos aluviales del piedemonte. Estas cargas constituidas por bloques y fragmentos de calizas, pedernal y dolomías, se movilizan gravitacionalmente a la manera de flujos de detritos, acelerados por lluvias ocasionales de verano. Los factores climáticos (extrema aridez) y litología sedimentaria en la cuenca de aporte crean condiciones especiales para generar altas cargas detríticas, para ser transportadas por futuros aluviones. Los piedemontes que bordean por el oeste y este al valle de Zonda son de tipo tectónico, lo que indica altos volúmenes de carga sedimentaria cuaternaria, que está disponible para el transporte y acumulación en estas cuencas de recepción sedimentarias.
Metodología
Las imágenes satelitales Landsat 7 y los modelos digitales de elevación -en adelante, DEM-, descargados desde el sitio web Global Land Cover Facility (sf), fueron usados para delimitar las áreas y las cuencas. A partir del procesamiento del dem con el software SAGA GIS v2.1, se calcularon las propiedades morfométricas y se delimitaron las cuencas pedemontanas con el módulo terrain analysis. De este modo se obtuvieron los atributos de las unidades geomorfológicas, tales como superficie, densidad de drenaje, pendiente media, altura máxima y mínima, con sus contenidos edafológicos o litologías de sus depósitos determinados, en campo y con antecedentes bibliográficos (INTA 1976; Suvires 1990).
Las tres cuencas han sido diferenciadas según su régimen de alimentación: una corresponde a las cuencas de bajadas pedemontanas, cuyas corrientes son alimentadas por lluvias estivales en las serranías locales; otra es alimentada por el río San Juan, de régimen nivo-glacial, y una tercera región es alimentada por las descargas hídricas estivales del río Seco de la Ciénaga y por descargas de agua subterránea provenientes del nor-noroeste del área de recarga del cauce del río San Juan. Las unidades geomorfológicas identificadas fueron nueve, donde se incluye el área montañosa serrana, según criterios morfogenéticos (Ocaña, Suvires y Pittaluga 2014). Estas unidades fueron manipuladas como archivos vectoriales en el sistema de información geográfica (SIG) Quantum Gis 1.8.0.,a partir del cual se realizó el análisis geopedológico y morfométrico.
Siguiendo la metodología geopedológica de Zinck (2002), las unidades geomorfológicas se dividieron en paisajes, tipos de relieves y facies para ser concatenadas con las categorías taxonómicas de suelos en el nivel de suborden. De este modo resultaron nueve unidades geopedológicas, cada una identificada por un índice -en adelante, ID- (figura 2). Estas id tienen distintas superficies y localizaciones dentro del valle, por lo tanto la distancia a la porción distal del piedemonte del Cerro Zonda, sitio de salida de los aluviones hacia el poblado, dependerá de la ubicación que ocupe cada unidad dentro del valle de Zonda. Algunas unidades id de escasa expresión superficial fueron desconsideradas en la figura 3, tal como los depósitos lacustres ubicados en el borde distal del piedemonte en su contacto con la parte central del valle. Las jerarquías utilizadas entre las unidades geomorfológicas fueron correspondidas con las de su jerarquía pedológica.
Datos: capas vectoriales de unidades geomorfológicas con red drenaje obtenida a partir del procesamiento de un modelo digital de elevación.
Datos: capas vectoriales obtenidas a partir de interpretación de imágenes satelitales Lansat 7 y de Google Earth, verificadas posteriormente en trabajo de campo.
Finalmente, en el oasis de Zonda, se superpusieron capas temáticas de información, provenientes del análisis geomorfológico (ID), la red de drenaje y densidad de población-actividades antrópicas, para diferenciar regiones y tipos de riegos. Los dos tipos (inundaciones y aluviones) fueron separados y diferenciados en alto, medio y bajo, en función de la exposición de la unidad geopedológica a estos dos riesgos; se usaron los niveles alto para mínima distancia y alta exposición, y medio y bajo para la distancia mayor y en consecuencia menor exposición. De este modo, las referencias se construyeron de forma jerárquica, estableciendo una interrelación adecuada entre las unidades geopedológicas (figura 4).
Datos: capas vectoriales digitalizadas, teniendo en cuenta mapas geológicos y/o litológicos del valle de Zonda y alrededores. Red de drenaje obtenida del procesamiento del modelo digital de elevación. Nota: la capa vectorial de puntos, representan la ubicación y magnitud de los centro poblacionales e industriales.
Cuencas diferenciadas
La identificación y separación de las cuencas de la región permitió diferenciar unas zonas de peligro: a) las bajadas pedemontanas occidental y oriental respecto a la depresión, con cuencas de alimentación pluvial estival de tipo local, autóctonas y temporarias; b) el río San Juan, ubicado en el norte del poblado de Zonda, cuenca de régimen nivoglacial, alóctona y permanente; y c) una zona que recibe descargas hídricas subterráneas provenientes del sector de recarga del acuífero, que coincide con el cauce y planicie de inundación del río San Juan, sumado a las descargas aluvionales distales de la cuenca del río Seco de la Ciénaga, de régimen pluvial y ocasionales nevadas invernales, temporario y alóctono que proviene del sur del valle (figura 2).
En los últimos años, la regulación del caudal del río San Juan, a través de la fundación de dos diques en el valle de Zonda, lo ha limitado en su recorrido por el valle, lo que ha provocado una disminución en la recarga natural del acuífero libre de Zonda. Esta situación ha coincidido con un ciclo climático seco, con escasas precipitaciones níveas en la cordillera. Los máximos caudales del río San Juan se registran en las estaciones de primavera-verano (diciembre-marzo), debido al comienzo y terminación de los derretimientos nivales.
Es preciso destacar que el análisis de peligros y riesgos en esta región implica un conocimiento mayor de las características hidrogeológicas y geomorfológicas, así como una atención al movimiento del agua subterránea y superficial. El terremoto de 1977 en la ciudad de San Juan, según registros de periódicos locales, produjo algunos efectos de licuación de los suelos en la región de Zonda (Suvires y Pittaluga 2011). La dinámica hidrogeológica es fácil de comprender si se tiene en cuenta que la amplia superficie central de la depresión de Zonda está ocupada por un mega abanico aluvial paraglacial (Suvires 2014), depositado por el río San Juan en épocas del derretimiento glacial cordillerano en el Pleistoceno tardío, cuyo desarrollo morfológico en superficie estuvo controlado por el obstáculo del frente montañoso de la precordillera oriental. El mega abanico tiene un relleno detrítico aluvional sedimentario de edad Cuaternario, con una potencia superior a los 800 m (Rocca 1969). Contiene un acuífero libre que provee de agua a la ciudad de San Juan a través de perforaciones o pozos, principalmente en épocas de sequía.
Los tipos de riesgos a las inundaciones y los aluviones, según las distintas ID, fueron expresados en categorías de alto, medio y bajo.
Las unidades ID con riesgo alto a las inundaciones corresponden a la unidad 31, vinculada a la dinámica de la cuenca del río San Juan, mientras que el riesgo alto a los aluviones corresponde a la unidad geopedológica 2, asociada a las cuencas locales de las bajadas pedemontanas occidental y oriental.
El riesgo a las inundaciones de grado medio se sitúa en las unidades geopedológicas ID 3221 y 3222, vinculado a la influencia de la cuenca del río San Juan desde el norte y del río Seco desde el sur.
Por su parte, los aluviones originados en las bajadas pedemontanas de ocurrencia estival tienen su máxima frecuencia e intensidad entre diciembre y marzo. Finalmente, la combinación de los flujos aluvionales del río Seco de la Ciénaga, provenientes del sur, en unión con caudales máximos del río San Juan, ambos de ocurrencia estival (diciembre-marzo), afectan a la zona distal del mega abanico de Zonda, en las ID 3221 y 3222 (figura 3).
Los aluviones son de alta intensidad en las bajadas pedemontanas y en las áreas de contacto con la porción central del valle. Así mismo, las inundaciones son altas en las unidades vinculadas al río San Juan y de mediana frecuencia en la región donde la dinámica del río San Juan se combina con la del río Seco de la Ciénaga. Sin este análisis, la región se presenta a priori con grandes posibilidades de expansión urbana y agrícola; no obstante, estos resultados demuestran las actuales limitaciones en el uso de este territorio (figura 4).
Conclusiones
Las unidades con riesgo alto de inundaciones corresponden a las unidades geomorfológicas 31, vinculadas a la dinámica fluvial permanente del río San Juan, mientras que el riesgo alto de aluviones se presenta en las unidades de relieve de las bajadas pedemontanas occidental y oriental, unidades 2, donde su corto recorrido y alta pendiente favorecen los flujos rápidos ante las lluvias torrenciales de verano. Las unidades de relieves ubicadas en la porción distal del mega abanico de la cuenca del río San Juan presentan un grado medio a inundaciones (unidades 3221 y 3222), particularmente por descarga de agua subterránea y proximidad del nivel freático a la superficie. Las unidades menos propensas a inundaciones corresponden con la porción proximal a media del mega abanico aluvial.
El análisis del espacio para ordenar o planear el desarrollo de las regiones, minimizando los efectos de los peligros hidrometeorológicos, es sumamente necesario. Esta región se presenta, a priori de su estudio, con grandes posibilidades de expansión urbana y agrícola; no obstante, este análisis integral entre cuencas, geomorfología y datos de campo permite demostrar que el área útil para el desarrollo es mínima y queda tan solo reducida al cuerpo del mega abanico, en su porción proximal-media.
Algunos lineamientos para la gestión territorial, con base en los resultados de la presente investigación, fueron: la construcción de trampas naturales en los piedemontes aledaños, consistentes en barreras transversales a la circulación del flujo de los aluviones y embalsamiento; medidas de educación sobre el riesgo dirigidas a la población; el refuerzo de las actuales defensas en gaviones en las márgenes del río San Juan, particularmente en su salida hacia el valle de Zonda; el refuerzo de la defensas y el encauzamiento del flujo del río Seco de la Ciénaga en su terminación o proximidad con el poblado zondino; el control de las acciones antrópicas dentro de un plan de manejo total de la cuenca del río San Juan; medidas de prevención para la población, con los recursos energéticos necesarios para las fechas con probabilidad de ocurrencia de aluviones estivales.
Los dos riesgos hidrometeorológicos detectados en la región son los aluviones y las inundaciones, ambos pertenecientes a las cuencas y con causas diferentes. Los primeros se desarrollan a través de los arroyos temporarios, que descienden y drenan las bajadas pedemontanas, mientras que los segundos se presentan cuando los caudales del río San Juan superan el cauce y se desbordan hacia el sur e inundan algunas partes de la zona.