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Avances en Enfermería
versión impresa ISSN 0121-4500
av.enferm. vol.33 no.1 Bogotá ene./abr. 2015
https://doi.org/10.15446/av.enferm.v33n1.40105
http://dx.doi.org/10.15446/av.enferm.v33n1.40105
Asociación de la funcionalidad familiar entre padres e hijos adolescentes en Neiva
Associação de recursos da família pais e adolescentes em Neiva
Association of family functionality parent-adolescent in Neiva
Alix Yaneth Perdomo Romero1, Claudia Andrea Ramírez Perdomo2, Edna Fabiola Galán González3
1 Magíster en Atención al Adulto-Anciano y en Educación. Docente Asociada, Universidad Surcolombiana. Neiva, Colombia. e-mail: alixyaneth3@yahoo.es
2 Candidata a Doctora en Ciencias de la Enfermería, Universidad de Antioquia. Docente Asociada Universidad Surcolombiana. Neiva, Colombia.
3 Candidata a Doctora en Ciencias de la Salud y del Deporte.
Recibido: 17/04/2013 Aprobado: 15/12/2014
Resumen
Objetivo: Analizar la asociación de la funcionalidad familiar determinada por los padres y sus hijos adolescentes, mediante la puntuación de la escala ASF-E.
Metodología: Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal en 220 familias con adolescentes cuyos hijos tenían entre 13 y 18 años, vinculados a una institución educativa de Neiva (Colombia) en el año 2012. Se utilizaron dos instrumentos para el levantamiento de la información: una encuesta de datos sociodemográficos y la Escala de Evaluación de la Funcionalidad Familiar ASF-E.
Resultados: No se encontró diferencia significativa en la puntuación hecha por padres e hijos, dado que en el nivel bajo de funcionalidad se ubicaron el 68,6% y el 69% respectivamente, mientras que en el medio fue de 28,2% y 30,5%.
Conclusión: Las familias con adolescentes sujeto de estudio tienen un nivel de funcionalidad familiar predominante en el nivel bajo, reflejado en la insuficiente suplencia de las demandas afectivas de los jóvenes. Se encontró asociación estadísticamente significativa entre la funcionalidad familiar percibida por hijos, con respecto a la de sus padres o tutores.
Descriptores: Familia; Adolescente; Padres; Enfermería; Relaciones Familiares (fuente: DeCS BIREME).
Resumo
Objetivo: Analisar a associação de determinadas funcionalidades familiares para os pais e seus filhos adolescentes, marcando a escala ASF-E.
Metodologia: Um estudo descritivo transversal foi realizado em 220 famílias com filhos adolescentes na faixa etária entre 13 e 18 anos, vinculados a uma instituição de ensino de Neiva (Colombia) em 2012. Foram utilizados dois instrumentos para a coleta de informações, um levantamento de dados sociodemográficos e a Escala de Avaliação da Efetividade da Funcionalidade Famíliar ASF-E.
Resultados: Nenhuma diferença significativa foi encontrada na pontuação feita por pais e filhos, uma vez que em baixo nível de funcionalidade foram colocados 68,6% e 69%, respectivamente, enquanto a média foi de 28,2% e 30,5%.
Conclusão: Famílias com os adolescentes sujeitos de estudo têm uma funcionalidade de nível familiar predominante em um nível baixo, que se reflete em substituição inadequada de demandas afetivas dos jovens. Associação estatisticamente significativa entre a percepção da criança e a família funcional foi encontrada com relação ao pai ou responsável.
Descritores: Família; Adolescente; Pais; Enfermagem; Relações Familiares (fonte: DeCS BIREME).
Abstract
Objective: To analyze the association of certain familiar functionality for parents and their teenage children, by scoring the ASF-E scale.
Methodology: A descriptive cross-sectional study was conducted in 220 families with teenagers with children between 13 and 18 years, linked to an educational institution of Neiva (Colombia) on 2012. Two instruments for the collection of information were used: a survey of socio-demographic data and the Scale for the Assessment of Family Functionality ASF-E.
Results: No significant difference was found in the score made by parents and children, since the low level of functionality were placed 68,6% and 69% respectively, while the average was 28,2% and 30,5%.
Conclusion: Families with teenagers-subject of study have a predominant family level functionality at a low level, reflected in inadequate substitution of affective demands of young people. Statistically significant association between perceived family functioning children was found with respect to the parent or guardian.
Descriptors: Family; Adolescent; Parents; Nursing; Family Relations (source: DeCS BIREME).
Introducción
Una familia funcional es saludable cuando afronta las crisis de forma congruente y busca la estabilidad, característica que no se da de manera aislada, sino que el ambiente y los sistemas de apoyo influyen en la respuesta adecuada ante las crisis. Así lo expresa García: "Una familia es saludable y mantiene el bienestar de sus miembros en la medida en que como sistema logre la congruencia, estabilidad familiar y personal y responda a las demandas del entorno" (1).
Los cambios en la estructura familiar influyen en su funcionamiento, pues los roles de los integrantes ausentes deben ser suplidos por los integrantes permanentes, con lo cual se generan tensiones y conductas lesivas para el funcionamiento familiar (2). Es así como en Colombia, según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud 2010 (3), la jefatura familiar ha tenido un cambio hacia la feminización cercana al 10%, de tal forma que sólo el 56% de los menores de 15 años vive con ambos padres, mientras el 32% convive con la madre, un 3% con el padre y un 7% con ninguno de los dos.
En el 2010 fueron notificados 2 898 casos de violencia intrafamiliar por la Secretaría Departamental de Salud del Huila, de los que el primer lugar fue para la violencia conyugal (50,8%) y el segundo para el maltrato infantil (21,3%). En ese mismo año, los casos de violencia intrafamiliar registrados en Neiva llegaron a 356, representados en un 36,6% de violencia física y un 29,9% de negligencia (4). Éstos tuvieron lugar en familias compuestas y nucleares urbanas, cuyas principales víctimas fueron las mujeres entre los 15 y 44 años, cuyo agresor fue el esposo (5).
La violencia intrafamiliar es un problema nacional, regional y local. Algunas causas son prevenibles desde la comprensión del fenómeno del funcionamiento familiar y las intervenciones posibles, de ahí la importancia de generar investigación en torno a la familia en diferentes contextos.
Aspectos teóricos
La investigadora en familia Marie Luise Friedemann elaboró la escala Evaluación de la Funcionalidad Familiar ASF-E, que permite estudiar aspectos a través de instrumentos como el Faces y el Apgar. Para Friedemann, la familia es una unidad estructural y organizada que obra recíprocamente con su ambiente. Es un sistema con subsistemas interpersonales de díadas, tríadas y mayores unidades, definidas por vínculos de consanguinidad, afectivos y normativos, que establecen diferentes formas de relación, con responsabilidades individuales, compartidas o comunes. Los individuos que la conforman tienen distintas relaciones entre sí y como unidad tienen relaciones con otros sistemas del medio ambiente. Además, incluye todas las personas que un individuo considera son su familia, conectados emocional y funcionalmente (7).
La fundamentación para esta escala es la Teoría de Organización Sistémica (6), que describe cuatro dimensiones y metas (7), conductas que realiza la familia para conseguir los propósitos o las metas:
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Mantenimiento del sistema. Según Friedemann,esta dimensiónse dirige a la estabilidad y el control (8);se relaciona con el control y la estabilidad e incluye todas las acciones que suplen las necesidades físicas, emocionales y sociales como dormir, hacer ejercicio, comer, trabajar, el manejo del dinero y la planeación del futuro.
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Cambio del sistema. Acciones conscientes de la persona que toma decisiones de aceptar o reemplazar viejos valores y actitudes. Es necesario para permitir la adaptación a las nuevas alternativas de vida y se relaciona con el control y el crecimiento.
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Coherencia. Unión de los subsistemas de una persona en un todo unificado. Es una de las conductas necesarias, para mantener esa unidad, desarrolladas desde la infancia a través del apoyo familiar, cuyo fin es la estabilidad y la espiritualidad. La persona coherente acepta sus debilidades, al mismo tiempo que conoce las habilidades y talentos que convierte en acciones.
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Individuación. Seguridad interna. Permite al individuo aventurarse y desempeñarse en el ambiente y tiene como blanco la espiritualidad que lleva al crecimiento. Incluyen actividades físicas e intelectuales propiciadas por la familia, que enseñan acerca de sí mismo y de los otros y que llevan a una nueva perspectiva, a un nuevo sentido de la vida.
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Los propósitos o metas (7) orientan el propio orden del sistema familiar y lo identifican como grupo particular y estructurado, a través del cual evalúa su funcionamiento:
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Control. Los seres humanos mantienen el sistema sin cambiar o regular el conocimiento y la información para producir cambios deseables y reducen la ansiedad evocada por un sentido de vulnerabilidad e impotencia, conservando la organización familiar interna.
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Espiritualidad. La persona experimenta una conexión con el orden del universo, una defensa contra la impotencia, una búsqueda activa que emplea el intelecto y las emociones. La espiritualidad sana resulta en congruencia con otros sistemas y es experimentada como sentido de pertenencia, aceptación, respeto, sabiduría y paz interior.
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Estabilidad. Tendencia de un sistema de mantener sus características básicas e incluye valores, creencias, flexibilidad al cambio y apertura a desafiar las propias opiniones y actitudes.
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Crecimiento. Necesario en las situaciones en que la estabilidad es incongruente con el ambiente. Su finalidad es generar nuevos comportamientos, en el que los humanos saludables experimentan el crecimiento como respuesta a una crisis cuando es evidente que la estructura de un sistema tradicional y su función no son adecuadas.
Metodología
Estudio descriptivo de corte transversal, cuya muestra la conformaron 220 familias con adolescentes de 13 a 18 años, vinculados a una institución educativa. Se usó el muestreo aleatorio, estratificado proporcional, partiendo del listado de estudiantes y discriminado por cursos. Los informantes familiares fueron hijos adolescentes y uno de sus padres o tutores. Para recolectar la información, se utilizaron dos instrumentos: una encuesta de datos sociodemográficos y la Escala de Funcionalidad Familiar ASF-E, que constó de 20 preguntas con respuestas elegidas a partir de tres posibilidades, con valores entre 1 y 3 puntos, siendo el 1 un nivel bajo, 2 un nivel intermedio y 3 un nivel alto de funcionalidad familiar, para una máxima puntuación posible de 60 y una mínima de 20. El nivel de funcionamiento se clasificó como alto entre 56 y 60 puntos, medio de 51 a 55 y bajo de 20 a 50 (7), evaluando la funcionalidad familiar a partir de la descripción de las dimensiones y las metas, con una confiabilidad de entre 0,691 y 0,742 (9).
El procesamiento de los datos se realizó en el software estadístico SPSS Versión 11.5. Las consideraciones éticas se basaron en la Resolución 8430 de 1993 (10), considerándose como una investigación de riesgo mínimo. Los informantes familiares menores de edad firmaron el consentimiento, al igual que sus tutores, y se garantizó la confidencialidad para las familias y la institución educativa.
Resultados
Se realizó un tratamiento univariado a las características sociodemográficas y las puntuaciones para la funcionalidad familiar, las metas y las dimensiones y un tratamiento bivariado a la relación entre la funcionalidad familiar puntuada por padres o tutores y sus hijos adolescentes.
Características sociodemográficas de los informantes familiares
Participaron 440 informantes, 220 hijos y 220 padres o tutores. Los adolescentes en su mayoría fueron hombres (51,8%), con edades predominantes entre 14 y 15 años (52,3%), con promedio de 14,8 años. En cuanto a los padres o tutores, se destacó la participación de las mujeres (79,5%) entre los 18 y 80 años, con un promedio de 40,4 años, mientras los tutores de 18 años eran los hermanos mayores y los de más de 65 años eran los abuelos, tíos u otro pariente. Las ocupaciones principales fueron las de empleados (45%) y actividades del hogar (45,9%).
Características sociodemográficas de las familias de convivencia
Para describir la tipología familiar, se tuvo en cuenta la clasificación de Amaya (11): la familia preponderante fue la nuclear (42,7%), seguida por la familia nuclear modificada (17,3%) y la extensa (16,8%), que son tipos de familia en aumento, dadas las circunstancias sociales y económicas que ocasionan la recomposición (12).
Usando las etapas del ciclo vital familiar de Duvall (13), la mayor parte fueron familias con hijos adolescentes (73,2%), seguida por las familias que estaban en etapa de lanzamiento (20,4%). El tipo de unión se caracterizó por la existencia de una pareja establecida mediante casamiento o unión libre (68,2%) y en segundo lugar, las parejas disueltas (21,3%). El 76,3% de estas familias recibían uno o menos de un Salario Mínimo Legal Vigente (SMLV), dato concordante con la investigación de García (14), que reportó que el promedio de ingresos mensuales era de un salario mínimo en los dos grupos de adolescentes estudiados.
Funcionalidad familiar
En las familias participantes se obtuvo una puntuación mínima de 31 y una máxima de 58, cuyo promedio fue de 47,3 puntos.
La Tabla 1 representa la funcionalidad familiar para la mayoría (68,9%) de las familias participantes en el nivel bajo, con un segundo lugar para el nivel medio (29,3%). Estas familias clasificadas en el nivel intermedio están en riesgo de pasar al bajo, ante la ocurrencia de circunstancias críticas o, por el contrario, de mejorar y pasar al nivel alto, al beneficiarse de intervenciones que modifiquen sus características débiles.
Dimensiones del sistema familiar
La Tabla 2 muestra que la Individuación se ubicó principalmente en el nivel bajo e intermedio (19,8% y 50,0%), lo cual refleja familias con deficiencias para asumir actividades físicas e intelectuales que expanden el horizonte de una persona, como compartir los gustos de los hijos, participar en grupos de estudio, alentar a los miembros a buscar sus propios intereses, escuchar ideas inusuales, resolver problemas económicos, dar libertad para elegir sus amigos, involucrarse en actividades comunitarias, disfrutar las diferencias personales y permitir expresiones individuales de personalidad.
La Coherencia ocupó el segundo lugar, con un nivel bajo de 7,5% y un nivel medio 44,8%. La coherencia significa la unión de los subsistemas y las conductas necesarias para mantener esa unidad. Se desarrolla desde la niñez, a través del apoyo de los padres, la aceptación y el estímulo, así como la respuesta a los desafíos del medio ambiente. Una persona coherente está segura y en paz consigo misma. Se refleja en acciones como pasear juntos, celebrar fechas especiales, compartir horas de comida, gestar actividades para sentirse cómodos en casa y preservar tradiciones familiares.
El Cambio del sistema se ubicó en el nivel medio con 74,5%. Según la Teoría de Organización sistémica (6), la tensión o malestar con la situación actual lleva a la persona a probar valores y a jugar con nuevas prioridades en la vida, tomando decisiones de integrar o no cierta información, que cambia los valores y las actitudes antiguas. Algunas actividades que describen el cambio del sistema son: arrendar un cuarto de la casa cuando hay problemas económicos, la salida de casa de alguno de los hijos, admitir a una persona para que cuide de algún enfermo en casa, ajustar el tiempo dedicado a la familia por causa de las responsabilidades laborales y recortar el tiempo de las vacaciones (6).
El Mantenimiento del sistema obtuvo un nivel alto con 70,2%. Abarca acciones como dormir, ejercitarse, comer, trabajar, descansar o disfrutar de actividades recreativas, las cuales están reguladas y ocurren bajo modelos repetitivos y se orientan a suplir necesidades físicas, emocionales y sociales, comparables con lo que define Orem como Acciones de autocuidado (6). Por su parte, para Friedemann (6) un sistema de mantenimiento saludable representa sentido de seguridad y autonomía.
Metas del sistema familiar
En la Tabla 3 se puede observar que la Espiritualidad se encontró en un nivel medio con 54,5%. Implica armonía de los patrones de la persona unificada, lo cual ofrece una seguridad interior que le permite un desarrollo interactivo con otros sistemas abiertos mediante lo que aprende de sí mismo y de otros, con nuevos propósitos en la vida (15).
Se destacó el Crecimiento, con un 75,7% en un nivel medio, el cual se estructura a través de las dimensiones de individuación y cambio del sistema. Requiere de una reorganización sustancial de valores básicos y prioridades. Se da cuando la estabilidad personal es incongruente con el ambiente, haciendo necesario asumir otros comportamientos que se reflejan en toda la familia, para lo es que necesaria la comunicación.
El Control se consigue a través de las estrategias contempladas en el mantenimiento y el cambio del sistema, con el que se reduce la ansiedad producida por la inseguridad y la vulnerabilidad de las familias ante situaciones nuevas y desconocidas. Las personas mantienen el sistema inalterado o lo regulan a través del conocimiento suficiente para poder procesar la información y acomodar los cambios deseables sin desestabilizar la familia, permitiéndole conservar su organización interna.
La Estabilidad, con 67,0% en un nivel alto, se consigue a través de las acciones contempladas en el mantenimiento del sistema y la cohesión. Entrega a la familia la seguridad necesaria para establecerse como un todo, con características especiales definidas por los valores y las actitudes.
Según la teoría de organización sistémica (6), ésta disminuye la ansiedad ante el crecimiento y el estancamiento del sistema, tiene que ver con el carácter o personalidad del individuo y define la identidad corporal y la autoestima.
Análisis bivariado
Mediante el análisis bivariado de los datos se relacionó el puntaje global de la funcionalidad familiar, las metas y las dimensiones puntuadas por hijos y padres a través del Coeficiente de Spearman. El nivel alto de funcionamiento familiar no representó una cifra elevada que pudiera ser llamativa dentro del análisis. Para su verificación, se procedió a probar la hipótesis que relaciona el grado de funcionalidad familiar de padres o tutores y de hijos adolescentes:
Ho: p = 0 (no relacionados).
Ha: p ≠ 0 (relacionados).
El Coeficiente de Spearman obtenido, 0,494 (p = 0,000), señaló la correlación positiva moderada con significancia estadística, concluyendo que padres e hijos tienen similares percepciones acerca del funcionamiento de sus familias.
Dimensiones del sistema familiar
La Tabla 4 presenta una asociación positiva débil entre el nivel de coherencia, la individuación, el cambio y el mantenimiento percibidos por padres o tutores e hijos, siendo el mantenimiento el más cercano a un nivel moderado de correlación. Se observó una asociación estadística entre la funcionalidad familiar descrita por padres e hijos a través de las dimensiones familiares.
La Tabla 5 presenta las metas del sistema familiar con correlación positiva débil significativa estadísticamente, señalando que hay asociación estadística significativa entre las puntuaciones de las metas para padres o tutores e hijos.
Discusión
La distribución por género de los informantes adolescentes que dan una leve mayoría al género masculino guardó relación con las proyecciones del DANE para el Huila (16). La mayor cantidad de adolescentes tenía entre 13 y 16 años, con disminución para ambos géneros en los grupos de 17 y 18 años.
Los padres o tutores de estas familias viven la transición entre adulto joven y medio o maduro hablando del ciclo vital individual descrito por Erickson (17), que es lo esperado para familias con hijos adolescentes, lo que hace que esta época de la vida familiar sea compleja, pues en ella convergen dos etapas del ciclo vital individual en la que suele haber crisis. Además, las principales transiciones que suceden durante la adolescencia suponen asumir comportamientos libres y responsables. Con los cambios puberales y cognoscitivos se producen modificaciones emocionales, familiares, académicos o laborales que facilitan el logro de la identidad personal (18).
Predominó la familia nuclear, seguida de la nuclear modificada, lo cual fue favorable para los adolescentes por la existencia de la pareja, influyendo en el fortalecimiento de la personalidad, la figura paterna o materna modelo a seguir, la toma de decisiones y el respaldo económico (19). Se encontraron dos etapas de ciclo vital familiar, la más frecuente, la familia con hijos adolescentes, seguida de la familia en plataforma de lanzamiento, dadas las características de la investigación al trabajar familias con adolescentes.
Los resultados de la funcionalidad familiar global de la presente investigación fueron similares a los hallados en otros estudios como los realizados en familias con adolescentes por Criado (20), con un 65,3%, González (21) con 60,9%, Bolaño (22) con 81,9%, Criado (23) con 64,4% y Galán (24) con 62,7% de nivel bajo, el cual fue el más frecuente; mientras que se reportó nivel intermedio en los estudios realizados por Osorno (25), con un 60,76% y García (14), con 57,7%. Según la teoría de Friedemann (6), se puede decir que la mayor parte de las familias con adolescentes que participaron en esta investigación no responden a las demandas de sus integrantes y las del medio que les rodea, generando insatisfacción con la forma como funciona su familia y llevando a experimentar a causa de ello comportamientos y acciones de influencia negativa en la unión familiar (26).
En las familias del presente estudio no hubo un logro efectivo de las metas estabilidad, espiritualidad y crecimiento a través de las dimensiones: individuación, coherencia y cambio, lo que puede entenderse como un desequilibrio en las estrategias familiares para dar respuesta a las situaciones estresantes tanto familiares como individuales. Según la teoría de la Organización Sistémica, esto se presentó porque existió rigidez en las reglas y los roles, además porque no tuvieron claridad para establecer los límites, pues generalmente eran impuestos. Esto conduce a que sus integrantes busquen no cumplir las normas o a hacerlo de forma obligada, lo cual demuestra que en general no se sienten del todo a gusto.
Igualmente, se destacó que las familias participantes tuvieron dificultades en procesos como comunicación, respeto, permisividad o aceptación, frente a expresión de opiniones poco comunes, colaboración y flexibilidad para cambiar sin generar conflicto con sus valores. Según la Teoría de la Organización Sistémica (6), la familia debe actuar como un todo en la consecución de sus metas. No es viable que sus miembros vayan por diferentes caminos; si bien cada integrante debe conservar su propio espacio, es fundamental que exista un equilibrio en el cual pueda interactuar con otros sistemas y crecer individualmente, sin alterar la morfogénesis familiar, vista como la fuerza evolutiva que influye sobre las familias mientras se adaptan a los cambios sociales (6). Para los adolescentes es positivo sentirse estimados, autónomos y respetados por sus familiares, son ellos la primera fuente de apoyo frente a la crisis que generan sus cambios corporales y psíquicos. Esto se conoce como homeostasis, entendido como las formas de reforzar los antiguos patrones de funcionamiento (27).
La Individuación para estas familias fue difícil, ya que sus integrantes se expresaron libremente con respecto a comportamientos individuales novedosos o poco comunes, lo cual condicionó la aceptación individual. Por su parte, el nivel medio de individuación pudo reflejar que sólo en ocasiones las familias favorecen el acercamiento de sus integrantes a otras entidades como amigos o compañeros de trabajo.
La Coherencia fue la segunda dimensión más puntuada en el nivel bajo y, al sumarlo con el nivel medio, alcanzó el 52%, lo que explicado a través de la Teoría de la Organización Sistémica (6) reflejó que en estas familias hay dificultades para mantener la unión familiar. Por esta razón, se deben trabajar acciones que les permitan a sus miembros sentirse cómodos y aceptados por todos sus integrantes, abrir canales de comunicación que contribuyan a conocer las expectativas y pensamientos de los adolescentes y ampliar los encuentros familiares para disfrutar momentos importantes. Esto favorece la búsqueda de identidad en la adolescencia, pues en sus comportamientos introducirá las expresiones de unión aprendidas en medio de su familia.
En cuanto al Cambio del sistema, los resultados muestran que las familias que presentaron un nivel bajo e intermedio tuvieron dificultades para aceptar cambios a través de la incorporación de nuevos valores, lo que a su vez les impidió modificar factores que pueden mejorar su estado de salud, sus relaciones internas, tomar decisiones conjuntas y elegir nuevas prioridades.
Se puede inferir que estas familias podrían introducir en sus rutinas acciones de flexibilidad al cambio y mejorar el proceso de comunicación entre sus miembros. Herrera (1997) afirma que "Para lograr la adaptación al cambio, la familia tiene que tener la posibilidad de modificar sus límites, sus sistemas jerárquicos, sus roles y reglas, en fin, de modificar todos sus vínculos familiares, pues no son independientes unos de otros" (27).
La puntuación alta obtenida para el Mantenimiento del sistema significa que estas familias lucharon por proveer a sus integrantes las condiciones necesarias para su supervivencia y desarrollo, lo que los hizo sentirse seguros. Es posible encontrar miembros que disientan frente a la manera de tomar decisiones, con lo cual se hace necesario modificar y ajustar el método para hacerlo, de forma que les permita a los integrantes participar en las discusiones familiares.
En la familia con adolescentes, la comunicación ofrece un medio para solucionar problemas y encontrar salidas favorables. Así lo concluye el estudio realizado por Musitu y colaboradores, con 431 adolescentes de una comunidad valenciana, en la que se analizaron las relaciones existentes entre la conducta delictiva, las características del sistema familiar y el apoyo social percibido. Uno de los hallazgos fue que "La variable familiar que explicaba un porcentaje significativo de la varianza en la conducta delictiva era los problemas de comunicación" (28). Esto quiere decir que cuando los adolescentes reciben mensajes de contenido negativo, críticas y mensajes de doble significado de parte de sus familias, tienden a asumir conductas delictivas.
La primera meta que tuvo mayor frecuencia de puntuación en un nivel bajo y segundo lugar en un nivel medio fue la Espiritualidad. Se infiere que estas familias no tienen claramente establecidas las fuentes de apoyo externo: instituciones educativas, lugares de trabajo, amigos, que podrían ser útiles a la hora de afrontar una crisis familiar o individual. Los seres humanos hacen de la espiritualidad su forma de luchar contra la impotencia o la imposibilidad para realizar sus sueños.
El mayor predominio de respuestas en nivel intermedio para Crecimiento indicó que estas familias tienen creencias y actitudes que afectan la incorporación de cambios en la vida familiar aún por encima de la necesidad de integrarlos, lo que supone problemas en la comunicación y en el uso de estrategias para superar situaciones difíciles. Las familias con adolescentes tienen la tarea de apoyar las labores propias de la adolescencia, como favorecer la adaptación de los cambios corporales, permitir el establecimiento de relaciones sociales y cierta independencia de los padres, aprender a manejar el dinero y desarrollar un sentido de identidad satisfactorio.
La proporción de respuestas obtenidas para Control en un nivel intermedio fue relevante, de lo cual se concluye que estas familias ejercen algunas estrategias de control para analizar la información y admitir cambios deseables en su funcionamiento. Existió temor frente a la introducción de cambios y en ocasiones pudieron sentirse inseguros cuando recibieron apoyo de parte de sus amigos y familiares.
Las familias participantes de esta investigación consideraron que su alto nivel de Estabilidad les da la seguridad que les permite transformarse y crecer como sistema, mediante la conservación de los valores básicos y la atención de las necesidades físicas. A pesar de considerar que tienen un alto nivel de estabilidad, es importante recalcar que las relaciones interpersonales e intrafamiliares enseñan a los adolescentes a interactuar con los demás, buscar ayuda, aceptar eventos diferentes y comprenderlos, pero también a buscar su propio bienestar intentado lo mejor para sí mismos. Al comparar la frecuencia de las respuestas entre hijos y padres o tutores, se observó que las proporciones de respuesta principalmente en niveles bajos y medios fueron similares. Hubo una leve diferencia en un nivel alto, puesto que un 2,7% los padres percibieron más que los adolescentes este nivel.
Asociando estadísticamente los puntajes de funcionalidad familiar global de padres o tutores con sus hijos participantes en esta investigación, no hubo diferencias significativas entre las opiniones de unos y otros. En cuanto a las dimensiones y las metas, sucedió igual que con el puntaje global: se halló un Coeficiente de Spearman diferente de 0 y un valor de p significativo, de lo cual se concluye que hubo concordancia entre las percepciones de padres o tutores y sus hijos.
Lo anterior llama la atención porque generalmente hay discrepancia entre las opiniones de adolescentes y padres, generando incomunicación y aislamiento. Por otra parte, se esperaría que los adolescentes no tuvieran una visión positiva frente al funcionamiento de sus familias, dado que se pueden sentir incomprendidos, mientras que los padres suelen afirmar que todo en su medio familiar funciona adecuadamente porque cumplen con sus responsabilidades.
Conclusiones
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La familia prevaleciente fue la nuclear, seguida de la nuclear modificada, siendo interesante porque en estas familias la funcionalidad familiar está en su mayoría en nivel bajo. Esto sugiere la necesidad de profundizar en el conocimiento y en la intervención de aspectos que deterioran el funcionamiento familiar y potenciar esta característica propia de la familia nuclear.
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La mayoría de las familias involucradas en esta investigación no atendieron las demandas de sus integrantes y las del medio en el que se desenvuelven y las del medio que les rodea, generando insatisfacción con la forma como funciona su familia y llevando a experimentar a causa de ello comportamientos y acciones de influencia negativa en la unión familiar.
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