SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número102Contribuciones de los estudios globales al análisis de la política exterior: una aproximación metodológicaNormas internacionales para afrodescendientes en América Latina: interacción entre movimientos sociales, Estados e instituciones internacionales índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • En proceso de indezaciónCitado por Google
  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO
  • En proceso de indezaciónSimilares en Google

Compartir


Colombia Internacional

versión impresa ISSN 0121-5612

colomb.int.  no.102 Bogotá abr./jun. 2020

https://doi.org/10.7440/colombiaint102.2020.06 

Dossier

La diplomacia desde abajo: una herramienta teórica para los estudios globales

Diplomacy from Below: A Theoretical Tool for Global Studies

“Diplomacia de baixo para cima”: uma ferramenta teórica para estudos globais

Dario Ghilarducci* 

* Dario Ghilarducci es doctor y magíster en Ciencia Política de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia; magíster en Estudios Latinoamericanos de la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, Colombia; Master in Human Rights and Conflict Management, Scuola Superiore di Studi Universitari e Perfezionamento Sant’Anna, Pisa, Italia; graduado en Scienze Internazionali e Diplomatiche, Università degli Studi di Trieste, Italia. Actualmente es docente de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, Bogotá, Colombia.


RESUMEN.

Objetivo/contexto:

El objetivo de este trabajo es introducir la diplomacia desde abajo como una herramienta conceptual invocada y desarrollada en el discurso y en las prácticas de un actor de los movimientos políticos de la posautonomía italiana durante sus actividades transnacionales entre 1997 y 2004.

Metodología:

Este artículo utiliza un enfoque cualitativo y multidisciplinario para ofrecer una herramienta teórica de referencia para el estudio de las relaciones globales de actores políticos no estatales de la sociedad civil. El objetivo de dicha herramienta es entender cómo se ubica la diplomacia desde abajo en el horizonte teórico de las ciencias sociales y propone un marco híbrido que toma en cuenta aportes diferenciados y multidisciplinarios. Las fuentes de información para el estudio fueron autores pertenecientes a las corrientes de la Italian Theory, de la English School y de los posestructuralistas.

Conclusiones:

Con este estudio se ofrece una nueva herramienta teórica para entender cómo se relacionan entre sí, en la arena global, los actores políticos no estatales de la sociedad civil.

Originalidad:

Esta investigación introduce una herramienta teórica original e inédita para los estudios globales.

PALABRAS CLAVE: Diplomacia; movimientos políticos; English School; posestructuralismo.

ABSTRACT.

Objective/context:

The present study wants to introduce 'diplomacy from below' as a conceptual tool invoked and developed in the discourse and practices of an actor of the political movements of the Italian post-autonomy during its transnational activities between the year 1997 and 2004.

Methodology:

This article uses a qualitative and multidisciplinary approach to provide a theoretical reference tool for the study of global relations of civil society non-state political actors. The objective of this tool is to understand how ‘diplomacy from below` is placed in the theoretical horizon of social sciences by proposing a hybrid framework that takes into account differentiated and multidisciplinary contributions. The sources of information for the study were authors belonging to the Italian Theory, English School and poststructuralist currents.

Conclusions:

This study offers a new theoretical tool to understand how civil society non-state political actors relate to each other in the global arena.

Originality:

This research introduces an original and unpublished theoretical tool for global studies.

KEYWORDS: Diplomacy; Political Movements; English School; Post-structuralism.

RESUMO.

Objetivo/contexto:

O objetivo deste trabalho é introduzir a “diplomacia de baixo para cima” como uma ferramenta conceitual invocada e desenvolvida no discurso e nas práticas de um ator dos movimentos políticos da pós-autonomia italiana durante suas atividades transnacionais entre 1997 e 2004.

Metodologia:

Este artigo utiliza uma abordagem qualitativa e multidisciplinar para oferecer uma ferramenta teórica de referência para o estudo das relações globais de atores políticos não estatais da sociedade civil. O objetivo dessa ferramenta é entender como a diplomacia de baixo para cima é posicionada no horizonte teórico das Ciências Sociais e propõe um referencial híbrido que considera contribuições diferenciadas e multidisciplinares. As fontes de informação para o estudo foram autores pertencentes às correntes da Italian Theory, da English School e do pós-estruturalismo.

Conclusões:

Com este estudo, é oferecida uma nova ferramenta teórica para entender como são relacionados entre si, na arena global, os atores políticos não estatais da sociedade civil.

Originalidade:

Esta pesquisa introduz uma ferramenta teórica original e inédita para os estudos globais.

PALAVRAS-CHAVE: diplomacia; movimentos políticos; English School; pós-estruturalismo.

Introducción

Este estudio quiere introducir la diplomacia desde abajo como herramienta conceptual invocada y desarrollada en el discurso y en las prácticas de un actor de los movimientos políticos de la posautonomía italiana(2) durante sus actividades transnacionales entre los años 1997 y 2004.(3) La diplomacia desde abajo, en tanto forma de paradiplomacia (Butler 1961),(4) tiene un potencial explicativo que permite leer otras experiencias de actores políticos no estatales en la arena internacional.

Este artículo ofrece un marco teórico de referencia para entender cómo se ubica la diplomacia desde abajo en el horizonte teórico de las ciencias sociales, proponiendo un marco híbrido que toma en cuenta aportes diferenciados y multidisciplinarios. Hace referencia a la corriente filosófico-política de la Italian Theory, a la tradición de la English School en relaciones internacionales, al análisis del discurso y al mapeo conceptual propio de los autores posestructuralistas internacionalistas.

1. La Italian Theory y la práctica teórica

La corriente filosófica conocida como Italian Theory es particularmente relevante para entender tanto el concepto como la práctica de la diplomacia desde abajo por varias razones. En primer lugar, semejante construcción política nace en los mismos espacios culturales y físicos que dan vida a la corriente de la Italian Theory. En segundo lugar, esa corriente reconoce en las ideas y teorías una forma de práctica política, en línea con la postura de los pensadores franceses posestructuralistas. En tercer lugar, aquello que distingue a los italianos de los franceses es el hecho de considerar la práctica como una forma de teoría; no se trata de construir teoría desde la práctica, sino más bien de reconocer contenido teórico inmanente a la práctica.

Cuando se habla de Italian Theory se hace referencia a un campo teórico que gira alrededor de los trabajos de unos autores que empezaron a escribir en los 1960 y 1970 y cuya influencia filosófica ha crecido en años recientes.(5) Probablemente el posicionamiento de la etiqueta intelectual en lengua anglosajona se deba a la revista Diacritrics del 2009(6) y a las conferencias de la Universidad de Cornell (Estados Unidos) en 2010 tituladas “Commonalities: Theorizing the Common in Contemporary Italian Thought”(7) (Mitrano 2017, 87). Marchesi escribe sobre la Italian Theory:

La acogida del pensamiento de algunos filósofos italianos contemporáneos en los departamentos de literatura comparada y humanidades de universidades estadounidenses, así como, en gran medida, en universidades sudamericanas, inglesas y australianas, dio lugar a la etiqueta de Italian Theory o Italian Thought. Un fenómeno evidente en particular con respecto a la difusión del trabajo de autores como Giorgio Agamben, Toni Negri y Roberto Esposito, y a un redescubrimiento general de la tradición obrerista, desde Tronti hasta Cacciari. También en Italia hay una discusión sobre la existencia y la naturaleza de un campo de posiciones, en lugar de una corriente en sentido estricto, centrada en lo que en Estados Unidos se llama “biopolítica italiana”, es decir, una reflexión sobre la relación entre las formas del poder biológico y la vida como una característica sobresaliente de la modernidad política. A este respecto no solo hay tesis divergentes sobre la triangulación entre la vida, la política y la historia, temática que se encuentra en el centro de este problema, sino también sobre las hipótesis acerca de su génesis, para algunos relacionadas a la historia del obrerismo italiano de los años 60, para otros relacionadas con una larga duración, que se remonta a la primera formación de un “pensamiento italiano” en autores como Maquiavelo, Bruno y Vico. (Marchesi 2017, 510- 511)

De todas formas, y más allá del debate historiográfico sobre el tema (Marchesi 2017, 514), uno de los temas fundamentales del pensamiento italiano, incluso desde la Antigüedad, es su atención al entrelazamiento entre vida, política e historia. Esposito escribe:

Desde su exordio -entre el comienzo del siglo XVI y la primera mitad del XVIII- vida, política e historia constituyen el eje de movimiento de un pensamiento en buena medida externo al giro trascendental en el que se queda, por el contrario, enredada la sección más consistente e influyente de la filosofía moderna. Diversamente de la tradición que, entre Descartes y Kant, se instituye en la constitución de la subjetividad o en la teoría del conocimiento, la reflexión italiana se presenta invertida […] en el mundo de la vida histórica y política. (Esposito 2010, 12)

Según (Bodei y Hakopian 2009), la filosofía italiana sería una filosofía de la “razón impura” (179), cuyo centro, según el autor, es una fuerte vocación cívica (178). Un pensamiento con semejante vocación cívica aterriza necesariamente sus análisis y propuestas en el mundo de las acciones e interacciones humanas, o en las dimensiones histórica y política. Esto no implica que los pensadores italianos no estén interesados en temas de carácter general, todo lo contrario. Los italianos están interesados en la búsqueda de soluciones a problemas colectivos, soluciones que deben tener un contenido práctico y no solamente abstracto y especulativo. Bodei y Hakopian (2009) vuelven a afirmar que los italianos se ocupan de temas que interesan a la mayoría de los seres humanos, pero lo hacen de manera absolutamente peculiar, alejándose de la tradición escolástica anglosajona y alemana (178). La peculiaridad del acercamiento italiano a temas de carácter general se encuentra en su capacidad de mezclar la dimensión universal y particular, lógica y empírica. Bodei y Hakopian (2009) escriben:

La filosofía italiana es una filosofía de la razón impura, que tiene en cuenta las condiciones, imperfecciones y posibilidades del mundo, en oposición a la razón pura,(8) que se ocupa del conocimiento de lo absoluto, lo inmutable y lo rígidamente normativo. La filosofía italiana da lo mejor de sí cuando se trata de resolver problemas donde lo universal y lo particular, lo lógico y lo empírico, chocan. (179)

Es una filosofía para la que es impensable dividir el mundo de la vida del mundo de la política, como propone (Habermas 1999). Semejante división, según los italianos, resulta totalmente ficticia, pero sobre todo muy poco útil desde un punto de vista estratégico. En El Príncipe, (Maquiavelo 1961) escribe que le parece mucho más importante ir directamente a la “verdad efectiva”(9) de los hechos que a la imaginación de estos (55). ¿Qué entiende el florentino con esta referencia a los hechos y su verdad efectiva? (Bodei y Hakopian 2009) contestan a la pregunta cuando escriben:

Semejantes problemas surgen de la intersección de la vida asociada y de varias redes sociales; desde la consciencia individual, que combina la concientización de los límites impuestos por parte de la realidad con la proyección de los deseos; la opacidad de la experiencia histórica con su transcripción en imágenes y conceptos; y la impotencia de la moralidad frente a la crudeza del mundo. (179)

Universal y particular se mezclan en el análisis de los hechos para buscar soluciones y salidas a problemas inherentes a la dimensión de las relaciones humanas entre lo individual y lo colectivo. Es la base del pensamiento realista que desde Maquiavelo en adelante se vuelve una constante de la filosofía política italiana. El realismo es y puede ser tal, siempre y solo cuando tome en consideración que los hechos nacen de una interacción permanente entre sujetos sociales, con necesidades y deseos diferentes y potencialmente contrapuestos, que interactúan en un entorno solo parcialmente moldeable. Se trata de reconocer la existencia de una interacción permanente entre agencia humana y estructura, que implica y promueve cambios recíprocos entre los dos factores, pero sobre todo es de subrayar la centralidad de las relaciones de poder como motor de dichas interacciones. En otros términos, el realismo italiano se refiere a una idea de realidad dinámica compuesta por las restricciones de los hechos y condiciones de un determinado momento histórico y los deseos y voluntades que se encarnan en las relaciones de poder de los sujetos que viven su propio tiempo. En esta óptica, también la filosofía y las ciencias sociales en general adquieren sentido si su producción intelectual está direccionada al cambio de las relaciones sociales. Afirma (Negri 2017):

Sin haber amado nunca abrumadoramente aquella que llaman “filosofía eterna” y confiando más a menudo en las ciencias históricas y sociales, para averiguar la verdad, y en la acción política de clase, para construir mis acciones, aprendí que los procesos sociales son siempre contingentes y que la historia es discontinua y solo es posible que esté atravesada esporádicamente por tendencias estables. Por lo tanto, razonar de manera afirmativa y constituyente significa ponerse a sí mismo “allí” y ordenar el propio pensamiento para actuar -en la contingencia- en relación con esas eventualidades y esas tendencias. […] Estar dentro de lo real significa más bien estar siempre frente a las alternativas, elegir entre lo positivo y lo negativo, entre ser y no ser. Hacer política es esta acción de elegir -colectivamente- y es en esta lucha por el conocimiento que se expresa una práctica de la verdad. Porque la verdad no es algo fijo o la correspondencia desnuda con lo real, sino la construcción de lo común.

Según Negri, es evidente cómo las fronteras entre pensamiento y acción, teoría y práctica, filosofía y ciencia social son cada vez más borrosas. Incluso se pone en duda la existencia de una verdad desconectada de la acción política, que según Negri es la construcción de lo común. En esta reflexión no hay espacio para una dimensión trascendente o metafísica, el pensamiento está conectado con la práctica. La división entre filosofía y ciencia política -o, en general, ciencias sociales- en el pensamiento italiano es poco relevante, aun desde el nacimiento de ambas corrientes.

En Italia, Maquiavelo no es solamente un importante filósofo político, sino también el fundador de la ciencia política moderna y, con ella, de las ciencias sociales en su conjunto. Maquiavelo escribe sus obras alrededor de un siglo antes de que Galileo introdujera su visión matemática de la naturaleza, considerando este lenguaje -el matemático- como el lenguaje de las ciencias (Galilei 2017). El Príncipe de Maquiavelo -y en buena medida también los Discursos y el Arte de la guerra- tiene una estructura lógico-matemática, que convierte la obra en un código binario de antítesis contrapuestas con controles y moderaciones. El matemático norteamericano John Forbes Nash, en una conferencia dictada en la Universidad de Bérgamo el 30 septiembre 2013, respondiendo a las preguntas de un periodista y hablando de El Príncipe, afirmaba:

Los consejos de Maquiavelo no están ligados a la moral. Pero es difícil lograr que la ética sea científica, sobre todo cuando se pretende hacerla derivar de la religión. Ya que la ciencia requiere cientificidad, Maquiavelo hizo bien en dejar la ética afuera del discurso de sus decisiones. (Odifreddi 2013)

La cientificidad del autor florentino sería debida a su capacidad de analizar la política de manera desligada de otros campos del pensamiento y de la acción humana. Según Ludovico (Geymonat 1981), la edad del Renacimiento dio lugar “al desarrollo y a la acentuación ilimitada de la especialización” (15) en todos los campos del conocimiento humano. Según el autor, Maquiavelo lleva a sus consecuencias extremas las capacidades de la racionalidad humana y, al mismo tiempo, su acercamiento “científico” al campo de investigación -la política- de derivaría del hecho de que el florentino parte siempre de la observación de eventos históricos concretos y nunca de afirmaciones a priori (100), cosa que anticipa una vez más el método de Galileo. Resumiendo, los italianos consideran que deben a Maquiavelo la introducción del método científico en el estudio de la política y de las ciencias sociales, por haber sido el primero en especializarse analizando y diferenciando el campo de la política de todos los otros campos del conocimiento humano, como investigación empírica sobre el ejercicio del poder. También le deben el método experimental lógico-racional basado en la observación directa de las acciones humanas, con sus cursos y recursos históricos.

De hecho, son exactamente los cursos y recursos históricos que posicionan el pensamiento político y filosófico-científico en relación directa con la vida, la existencia humana, las interacciones y la construcción del común. La teoría, según los pensadores de la Italian Theory, no se limita a observar la realidad, los hechos, las contingencias y los cursos de acción. Tiene razón de ser si nace de prácticas comunes y las prácticas son una forma de teoría. En otras palabras, las prácticas tienen una dimensión teórica inmanente y el pensamiento compartido es considerado una forma de práctica. La relación y tensión entre los dos componentes -teoría y práctica- sigue siendo problemática y quizás aporética, pero es en esta tensión que nacen productos originales y herramientas analíticas que definen la particularidad del pensamiento de esos autores italianos. Según (Hardt y Virno 1996):

Estos italianos insisten más en la relación inversa: la teoría revolucionaria solo puede abordar eficazmente las cuestiones que se plantean en el curso de las luchas prácticas, y a su vez esta teorización solo puede articularse a través de su aplicación creativa en el campo práctico. La relación entre teoría y práctica sigue siendo una problemática abierta, una especie de laboratorio para probar los efectos de nuevas ideas, estrategias y organizaciones. La revolución no puede ser otra cosa que este proceso continuamente abierto de experimentación. (2)

Se trata del concepto que activistas e intelectuales italianos cercanos a la autonomía y posautonomía conocen intuitivamente e invocan como “práctica teórica”. En este sentido, la diplomacia desde abajo se inscribe entre las prácticas teóricas como una expresión política concreta de un deseo y una voluntad común de reapropiarse de la acción política en todas sus dimensiones. Por lo tanto, la diplomacia desde abajo es una práctica teórica que permite experimentar una reapropiación, entre ciertos márgenes, de un protagonismo directo en el campo de las relaciones internacionales por parte de sujetos políticos colectivos no estatales.

2. La English School, la diplomacia y los estudios diplomáticos

La English School permite ubicar la diplomacia desde abajo entre los estudios diplomáticos, que han sido particularmente relevantes para esta corriente teórica de las relaciones internacionales. Sobre todo, hace posible considerar esta práctica como una institución internacional, entendida como un mecanismo entre actores políticos en el entorno global. Igualmente, la diplomacia desde abajo se desprende de la ortodoxia de los estudios diplomáticos de la English School, afirmando la existencia y el protagonismo de actores globales no estatales.

La English School reunió a estudiosos de varias disciplinas y nacionalidades en el primer encuentro del Comité Británico sobre la Teoría Política de las Relaciones Internacionales en 1959. Como subraya (Buzan 2014): “no hay nada particularmente inglés respecto a sus ideas, que podrían ser entendidas como una amalgama europea de historia, derecho, sociología y teoría política” (5). Sus autores mantienen una posición intermedia entre las posturas realistas y liberal-idealistas, entendiendo las primeras como aquellas que enfocan sus estudios en las relaciones de poder y en la naturaleza conflictiva del entorno internacional y las segundas son las que se concentran en la dimensión cooperativa, en los intereses e identidades de los Estados. Según Martin (Wight 1992), existen tres tradiciones teóricas de relaciones internacionales:

Las tres tradiciones de la teoría internacional pueden ser más o menos diferenciadas con referencia a tres condiciones interdependientes de las relaciones internacionales. Los realistas son aquellos que enfatizan y se concentran en el elemento de la anarquía internacional; los racionalistas, los que enfatizan y se concentran en el elemento de la cooperación internacional; y los revolucionarios son los que enfatizan y se concentran en el elemento de la sociedad de los Estados o la sociedad internacional. (7-8)

Las tradiciones de Wight serán retomadas por parte de Headley (Bull 2012), que asociará cada una a un autor, al hablar de una tradición hobbesiana o realista -Hobbes-, de una kantiana o universalista -Kant- y de una grociana o internacionalista -Grocius- (23). Las tres tradiciones conviven en los autores de la English School, porque cada una permite explicar y describir diferentes aspectos del entorno internacional. (Little 2000) explica: “desde la perspectiva de la English School, una comprensión exhaustiva de las relaciones internacionales debe abrazar las tres tradiciones” (398).

La English School hace un acercamiento teórico complejo y multidisciplinario cuya característica principal es analizar el entorno internacional desde una perspectiva sociológica. Su enfoque fundamental considera el entorno internacional como una sociedad internacional, una sociedad anárquica, parafraseando el título de un famoso texto asociado a esa corriente teórica (Bull 2012). La sociedad internacional es una sociedad de Estados, que existe cuando algunos de ellos, que comparten intereses y valores comunes, empiezan a considerarse en cierta medida atados por un conjunto de reglas que definen en principio sus relaciones recíprocas.

Según Headley (Bull 2012), existe una diferencia entre sistema y sociedad internacionales. El primero puede existir sin la segunda, porque que haya una sociedad implica compartir ciertos valores comunes que terminan actuando como principios sobre los cuales se construyen las reglas compartidas que permiten la interacción entre los actores (13).(10) En sus interacciones, los Estados construyen instituciones internacionales, que “no implican necesariamente [la existencia de] una organización o una maquinaria administrativa, más bien pueden ser un conjunto de costumbres y prácticas construidas para la realización de finalidades comunes” (71).

Por lo tanto, las instituciones, que no pueden ser reducidas a la existencia de organizaciones internacionales, se caracterizan por ser mecanismos, dispositivos que permiten la existencia y reproducción de una sociedad internacional en un determinado periodo histórico. La idea de institución internacional del autor australiano se acerca mucho a la definición de régimen internacional de Stephen (Krasner 1982), como “principios, normas, reglas y procesos de toma de decisiones alrededor de los cuales las expectativas de los actores convergen sobre una determinada área temática” (185). Hablar simultáneamente de expectativas y convergencias de intereses implica la existencia de una dimensión común, adentro de la cual se comparten valores y reglas construidas de manera colectiva. Dicha dimensión es el espacio político de una sociedad internacional de los Estados modernos que se ha consolidado históricamente desde el siglo XV en adelante como un proceso de progresiva extensión de los valores y estructuras políticas europeas -en primer lugar, el Estado nacional- a todos los rincones del planeta (Bull 2012, 26-38).(11) Las instituciones internacionales a las cuales Bull se refiere son: los Estados, la balanza del poder, el derecho internacional, el dispositivo diplomático, el sistema de manejo de las grandes potencias y la guerra (71).

Barry Buzan define estas instituciones -con la excepción de la guerra- como “solidaristas” y relacionadas en particular con la tradición kantiana de la English School que busca subrayar los valores comunes y universales de los seres humanos y la búsqueda de formas no violentas de solución de controversias (Buzan 2014, 134-163).(12) Para la presente investigación, merece una mención particular la diplomacia.

Según (Bull 2012), la diplomacia es una institución antecedente a la sociedad internacional, aunque presuponga la existencia de un sistema internacional (160). Surgió en el siglo XV entre los principados italianos para extenderse más allá de los Alpes durante el siglo XVI (30-31). La diplomacia es más antigua que la balanza de poder, y quizás que el mismo derecho internacional,(13) y Bull dedica un capítulo completo de su texto a definir su relación con el orden internacional (156-177).

El autor define la diplomacia como “la conducta de relaciones entre los Estados y otras entidades que mantienen una posición en la política mundial” (156). Considerando los Estados como los actores fundamentales del entorno internacional, subraya que los delegados diplomáticos deben ser delegados oficiales (157). Los diplomáticos son depositarios de conocimientos especializados y son formados para responder a funciones específicas: la comunicación, la negociación, la información, la minimización de las fricciones y una dimensión simbólica (172-177).

La diplomacia y los estudios diplomáticos han sido uno de los ejes de investigación centrales de los autores de la English School, desde sus primeras publicaciones hasta algunas más recientes (Butterfield, Wight y Bull 1966; Der Derian 1987; Mayall y Navari 1980; Sharp 1997, 1999, 2009; Watson 2005). Todavía, como subraya Neumann, la mayoría de los autores de la English School, con la excepción de Der Derian -que se irá alejando de esa línea teórica- han privilegiado el análisis de carácter histórico sobre los estudios diplomáticos, dejando de lado los acercamientos más propiamente sociológicos (Neumann 2003, 364).(14) En particular, se trata de estudios sobre la reconstrucción de las relaciones oficiales entre los Estados que se concentran poco en otras formas emergentes de diplomacia.(15)

Dentro de los estudios diplomáticos, existe una corriente que estudia la paradiplomacia, definida por Rohan (Butler 1961). Se trata de “una diplomacia personal y paralela que complementa o compite con la normal política exterior” (12). La definición de Butler fue la primera en abrir la posibilidad de pensar formas de diplomacia no estatales, imaginando otros actores que se mueven paralelamente a las cancillerías de los Estados.

La definición de paradiplomacia de Butler evolucionó en el tiempo y, según algunos autores (Constantinou y Der Derian 2010; Kuznetsov 2014), se utiliza sobre todo para indicar acciones diplomáticas por parte de instituciones del Estado, aunque no pertenecientes directamente a las cancillerías y a las instituciones encargadas de elaborar e implementar la política exterior. Es el caso de las instituciones locales, como por ejemplo alcaldías, departamentos, regiones, etc. (Borja y Castells 1996; Aldecoa y Keating 1999; Alger 1990; Betsill y Bulkeley 2005, 2006; Bontenbal 2009; Botenbal y Mamoon 2017; Davenport 2002; Miranda 2005). Es importante considerar el concepto de diplomacia de los pueblos del expresidente de Bolivia Evo Morales que, desde una perspectiva descolonial, propone nuevas formas de integración entre comunidades autóctonas e instituciones estatales (Díaz 2011, 2013; Vargas 2013).

Esta investigación vuelve a la definición originaria de Butler porque, aunque controvertida (Costantinou y Der Derian 2010, 94), parece ofrecer el mejor punto de partida para identificar plenamente la diplomacia desde abajo como acción diplomática paralela, a veces complementaria, pero en la mayoría de los casos en contraste con la diplomacia oficial de los Estados nacionales.

Aunque los autores de la English School se concentraron en los actores estatales del entorno internacional, Headley Bull escribe en 1972:

Acepto el argumento de que ahora existe un sistema político global del que el “sistema internacional” o sistema de Estados es solo una parte (aunque sea la más importante) y que muchos de los temas que surgen dentro de este sistema político global (las relaciones de los que tienen y los que no tienen, de la dominación y la subordinación, de los donantes y los receptores de la ayuda al desarrollo, la resolución de las demandas de “orden” y “justicia”) no pueden ser tratados satisfactoriamente en un marco que limite nuestra atención a las relaciones de los Estados soberanos. Para tratarlos adecuadamente, necesitamos considerar, al lado de los Estados, no solo las organizaciones de Estados globales y regionales, sino también las organizaciones no gubernamentales internacionales, los grupos transnacionales y subnacionales, los seres humanos individuales y, en general, la magna communitas humani generis, que en los escritos de los fundadores del derecho internacional siempre ha sido tanto histórica como lógicamente antecedente de la idea de una sociedad de príncipes o Estados. (255)

Bull tiene una visión de largo plazo, gran lucidez y sobre todo una conciencia histórica relacionada con la agencia del actor fundamental que se mueve en el telón de fondo del entorno internacional: la comunidad del género humano (magna communitas humani generis). Como afirman (Alderson y Hurrel 2000) en un estudio sobre la importancia y actualidad del trabajo del autor australiano, incluso durante el proceso de globalización es fundamental entender cómo sigue funcionando el sistema de los Estados; la cuestión de la relación permanente entre ética y política sigue siendo un reto central para toda teoría normativa y finalmente el trabajo de Bull permite unas miradas diferentes a las corrientes teóricas dominantes en la disciplina (Alderson y Hurrel 2000, 66).

Aunque Bull no investigue las implicaciones de sus afirmaciones relativas al creciente protagonismo de actores no estatales en la arena global, reconoce que sus configuraciones son históricamente determinadas y, como tales, pueden cambiar. Incluso, contienen las semillas mismas del cambio y quizás de su futura disolución en su propia esencia. Bull (2012) escribe: “Hay, de todas formas, incompatibilidad entre las reglas e instituciones que ahora mantienen el orden adentro de la sociedad de los Estados y las demandas para una justicia global, que implican una destrucción de dicha sociedad” (89).

Como corolario, hay que esperarse una evolución histórica de los eventos que, a partir de la existencia de nuevos actores relevantes en el entorno global, produzca también nuevas instituciones. En este sentido, la diplomacia desde abajo se entiende como un experimento para la creación de una nueva institución perteneciente a un actor político no estatal en búsqueda de satisfacer la creciente demanda de justicia global.

Las funciones de la diplomacia oficial según (Bull 2012) -la comunicación, la negociación, la información, la minimización de las fricciones y una dimensión simbólica- pueden ser aplicadas completamente al análisis de la diplomacia desde abajo. Esta, como herramienta teórica de la disciplina de las relaciones internacionales, se desprende de las sugerencias teórico-analíticas de la English School y pretende añadir una pieza a los estudios del subcampo de la paradiplomacia.

3. El posestructuralismo: genealogía de una cartografía de la esperanza

El posestructuralismo, como corriente teórica de las relaciones internacionales, es particularmente activa desde la década de los años 1990.(16) Aplica las herramientas teóricas elaboradas por parte de algunos filósofos franceses, y en particular de Michel Foucault y Jaques Derrida (Edkins 1999), al estudio del entorno internacional. David (Campbell 2013) subraya cómo el posestructuralismo no se autoconsidera como una teoría, una escuela o un paradigma, sino más bien como una actitud crítica que plantea una serie de cuestiones de carácter metateórico (224-225).

Ese enfoque pone particular atención a la importancia de las ideas en la construcción de la realidad y por esta misma razón considera, de manera parecida a la corriente de la Italian Theory, que la teoría es una forma de práctica.(17) Escribe Der Derian:

A través de un análisis riguroso del lenguaje y de los métodos de las relaciones internacionales, el posestructuralismo ha disturbado muchas de las convenciones que por mucho tiempo se erigieron como verdades naturales en el campo. Las prácticas posestructuralistas han sido utilizadas críticamente para investigar cómo el sujeto […] de las relaciones internacionales es constituido con y a través los discursos y textos de la política mundial. (Der Derian y Shapiro 1989, IX)

Además, las teorías de las relaciones internacionales son materia de investigación en sí, porque los posestructuralistas consideran que la asociación entre poder y conocimiento es imprescindible y es importante investigar todas las formas del conocimiento a partir de las teorías y de cómo han nacido y se han estructurado a lo largo del tiempo. El texto de (Ashley 1984) sobre la pobreza del neorrealismo es un ejemplo de aplicación del análisis posestructuralista a la corriente teórica hegemónica en la disciplina (el neorrealismo). Demuestra cómo muchas de sus asunciones y presupuestos se deben a una construcción cultural y política, y por lo tanto históricamente determinada, y no tienen valor absoluto (Ashley 1984). Sobre ese tema, escribe (Devetak 1999):

Empeñarse en la posmoderna teoría-como-práctica es, por lo tanto, un intento de evitar caer en visiones totalizadoras de la epistemología y la ontología y de las aplicaciones técnicas de la teoría a la práctica. En última instancia, es una negativa a aceptar que existe un modo único y adecuado de relacionar la teoría con la práctica. En cambio, el posmodernismo sostiene que una reflexión seria sobre la relación entre la teoría y la práctica debe estar dispuesta a cuestionar verdades evidentes sobre el “mundo real” y los agentes de cambio. Solo entonces será posible introducir modificaciones a las formas en que pensamos y actuamos políticamente en las relaciones internacionales. (73)

Por lo tanto, el posestructuralismo asume como interés investigativo problemáticas de carácter ontológico y epistemológico importantes para un entendimiento menos superficial, más profundo, cuestionado y sobre todo crítico de las teorías, paradigmas y herramientas analíticas de la disciplina de las relaciones internacionales. Es un método investigativo que enfoca su atención en el análisis del discurso político tanto en la teoría como en las relaciones internacionales. El discurso, avanzando sobre binomios antitéticos basados en la contraposición fundamental adentro/afuera (Walker 1993), construye y deconstruye sujetos políticos.

Los posestructuralistas estudian la genealogía de las ideas y de los sujetos políticos existentes en el entorno internacional, con particular atención a aquellos que han sido históricamente considerados como los ejes de la disciplina: los Estados, el concepto de seguridad, la diplomacia. Por ejemplo, D. (Campbell 1992) estudia cómo la permanente construcción, deconstrucción y reconstrucción del concepto de seguridad define la identidad misma de los Estados Unidos en la implementación de su política exterior:

En tanto comunidad imaginada, la identidad de un Estado es el efecto de acciones ritualizadas y prácticas formalizadas que operan en su nombre o al servicio de sus ideales. Discursos de peligro y las múltiples éticas de la segregación: estas son las modalidades de una política exterior que […] es animada por el ideal regulativo normal/patológico y que […] establece una geografía del mal que inscribe fronteras de adentro y afuera. (143)

En otras palabras, la otredad -el afuera- se identifica como la dimensión del peligro, una dimensión maligna y anormal que debe controlarse y normalizarse con acciones y discursos que construyen un imaginario colectivo definiendo una identidad nacional contrapuesta a otras. La dimensión interna del Estado sería relativamente ordenada, mientras que el entorno internacional, en tanto otredad, representa la amenaza constante al orden y, por lo tanto, a la seguridad. Semejante construcción se vuelve relevante cuando produce políticas exteriores estatales belicistas, y dibuja de esa forma cartografías de la violencia (Shapiro 1997, IX; Shapiro 2012, 180).

Desde este enfoque se han desarrollado estudios sobre la identidad del Estado y el análisis de la política exterior (Bleiker 2000; D. Campbell 1992, 1998, 2013); estudios sobre el carácter de género de la identidad del Estado, de la disciplina y de los estudios de seguridad (Leigh y Weber 2018; Weber 2011, 2016); estudios sobre las relaciones entre el norte y el sur del mundo (Doty 1993, 1996; Escobar 1998); estudios sobre la formación de los movimientos sociales en América Latina (Escobar 2018); estudios sobre la diplomacia y la seguridad en Europa (Constantinou 1994, 1996, 2006; Opondo y Shapiro 2012); y estudios sobre biopolítica y seguridad (Dillon y Lobo-Guerrero 2008).

Para la presente investigación es particularmente interesante el modelo analítico propuesto por Lynn (Doty 1993) en su estudio sobre la política exterior norteamericana en relación con el Gobierno de Filipinas. Doty reafirma la importancia del discurso en la construcción de la realidad y de la estricta relación entre conocimiento y poder. Según esta perspectiva, el poder no es algo preexistente que emana de un sujeto preconstituido. El poder produce los sujetos a través de la actividad discursiva que los posiciona como tales en un determinado contexto (302).

(Doty 1993) propone tres herramientas para el análisis del discurso en la construcción de la subjetividad política de un actor en el entorno internacional: la presuposición, la predicación y el posicionamiento del sujeto (306). Define la presuposición como “un importante mecanismo textual que crea el contexto del conocimiento y por lo tanto construye un particular tipo de mundo en el cual las cosas son reconocidas como verdaderas” (306). Cualquier presuposición puede ser entendida como uno de los bagajes semánticos y culturales que existen a priori y que de alguna manera otorgan forma y sustancia al discurso y lo llenan de sentido. En la presente investigación hablar de diplomacia desde abajo implica la existencia de un mecanismo diplomático y de diferentes jerarquías sociales en el plano interno como en la dimensión global. Sin asumir como verdad la existencia del mecanismo diplomático y de una jerarquía social que ordena y divide a “los de abajo” (subalternos(18)) de “los de arriba” (dominantes), invocar la existencia de una diplomacia desde abajo no tendría ningún sentido.

La predicación es la operación lingüística mediante la cual se atribuyen unos adjetivos y calidades a un determinado sujeto. (Doty 1993) afirma que la “predicación implica el relacionamiento entre ciertas calidades y sujetos particulares a través del uso de predicados y los adverbios y adjetivos que los modifican” (306). La misma expresión diplomacia desde abajo es una predicación, porque asocia al sustantivo diplomacia una calificación particular. No se habla de cualquier tipo de diplomacia, sino de un tipo de diplomacia específica que viene supuestamente “desde abajo”, desde una postura de subalternidad.

(Doty 1993) considera que la construcción semántica de un sujeto o de un objeto depende de su relación directa con otros sujetos y objetos. La naturaleza y el contenido del sujeto se definen en su posicionamiento con respecto a sujetos externos. Según Doty, algunas de las relaciones más importantes que se pueden establecer entre diferentes sujetos en su posicionamiento recíproco son: oposición, identidad, similitud y complementariedad. En la diplomacia desde abajo es posible identificar varias de las relaciones enumeradas por Doty, y en particular aquellas que se refieren a la oposición y complementariedad en los discursos de los activistas que identifican y reivindican sus acciones políticas.

El análisis del discurso en la diplomacia desde abajo es importante para mapear y reconstruir la genealogía de una cartografía de la esperanza dibujada por parte de un actor político no estatal. Cuando (Shapiro 1997) escribe su obra sobre una cartografía de la violencia, subraya que, para entender la guerra, la dimensión espacial es tan importante como la cultural. En palabras del autor:

La geografía está inextricablemente ligada a la arquitectura de la enemistad. Pero, más que una “variable explicativa” exógena, es una parte primaria de la ontología de un colectivo. Junto con varios imaginarios etnográficos -los paisajes étnicos que forman parte de los imaginarios geográficos- constituye una estructura de la fantasía implicada en la forma en que las colectividades territorialmente elaboradas se sitúan en el mundo y, por lo tanto, en la forma en que practican los significados del yo y del Otro que proporcionan las condiciones de posibilidad para considerar a los demás como amenazas o antagonistas. Gramaticalmente, entonces, es apropiado para mí reconocer la violencia cartográfica en lugar de hablar de las causas geográficas de la violencia. (XI)

La geografía no se compone simplemente de coordenadas espaciales, sino también de una carga y un contenido simbólico estrictamente conectados con la naturaleza misma de las comunidades humanas y su agencia en determinados espacios y tiempos. (Campbell 2013) toma el ejemplo de la proyección de Mercator dibujada en 1569 para evidenciar cómo esa visión del mundo, que ponía a Europa en una posición central, ha sido una representación con un fuerte contenido político apoyada por parte del Imperio británico (224).

Mapear un concepto que es a su vez una práctica, como en el caso de la diplomacia desde abajo, significa reconstruir su genealogía a través de los discursos y acciones del sujeto político que los produjo y que se volvió al tiempo actor político en la arena global al producirlos. Parafraseando a Shapiro en clave antitética, se debe mapear una cultura de la esperanza, o sea, concentrarse en aquellas condiciones y construcciones de imaginarios que se enfocan en las similitudes y no en las diferencias. En este sentido, la diplomacia desde abajo dibuja una cartografía de la esperanza porque se presenta como una forma de “homo diplomacia”, esto es, una diplomacia que nace desde las relaciones interpersonales que subrayan los trazos comunes de las diferentes comunidades de homo sapiens (Constantinou 2006) con su racionalidad y su carga de emociones. El concepto añade una pieza ulterior a la deconstrucción posestructuralista de los binomios seguridad/inseguridad y amigo/enemigo posicionados en el centro de la disciplina de las relaciones internacionales, en búsqueda de dimensiones semántico-espaciales comunes orientadas a condiciones de convivencia pacífica que permitan el surgimiento de nuevos actores en la arena global.

Samson Opondo desarrolla ulteriormente el concepto de Constantinou y señala que existen dos formas de “homo diplomacia”: la primera, de carácter moralizante/consensual; la segunda, de carácter etológico/disensual (Opondo y Shapiro 2012, 98). La primera forma, propia sobre todo de organizaciones de solidaridad y caridad, se construye alrededor de “comunidades morales y consensuales reconocibles” (98). Se trata de buscar puntos de encuentro con la contraparte, a partir de dimensiones semánticas comunes y ya establecidas sobre las cuales se presupone la existencia de cierto consenso. En el caso de la segunda, se trata de involucrarse en un proceso que redefine las mismas identidades que entran en contacto en su interacción recíproca. No se trata de basar las relaciones simplemente sobre un conjunto de principios o valores compartidos, sino de redefinir los sujetos mismos que interactúan. Opondo hace referencia a Deleuze y su diferenciación entre el objeto del reconocimiento y el objeto del encuentro. Las prácticas etológico/disensuales serían prácticas de encuentro porque no reconfirman necesariamente un horizonte de valores compartido, más bien ponen más problemas, aumentan la complejidad, como si el sujeto mismo que se relaciona fuese parte del problema (114). Esta distinción entre prácticas de “homo diplomacia” permite afirmar una similitud entre la diplomacia oficial y aquellas formas de diplomacia paralela basadas en el modelo moralizante/consensual. Ambas formas de actuar se basan en presuposiciones previamente constituidas alrededor de principios comunes ya establecidos, que terminan fortaleciendo las identidades de los actores involucrados en las relaciones diplomáticas, sean estas oficiales o paralelas. La diferencia entre las dos formas de actuar y sus actores correspondientes reside en el hecho que los Estados nacionales dibujan mapas de exclusión, enemistad y conflictos asimétricos y violentos (Shapiro 1997; Opondo y Shapiro 2012). Los actores no estatales que animan las prácticas de “homo diplomacia” desde abajo dibujan mapas de integración, amistad y cooperación horizontal.

Sintetizando

La diplomacia desde abajo es una “práctica teórica” de una forma de diplomacia paralela (Butler 1961, 12), conocida como “homo diplomacia” (Constantinou 2006) y marca un aporte original a las teorías de las relaciones internacionales desde la perspectiva de la Italian Theory. Sus predicaciones (Doty 1993, 302) discursivas y prácticas representan el embrión de una nueva institución internacional entendida a la manera de la English School.

Siguiendo las huellas de los actores que la practican es posible mapear una cartografía de la esperanza analizando discursos y prácticas que los posicionan como sujetos políticos no estatales en la arena global.

El reconocimiento por parte de la English School de un nivel de complejidad que supera la dimensión de las relaciones interestatales y la centralidad de la diplomacia como institución humana basada en las interacciones entre diferentes comunidades del otro define el alto nivel de coherencia interna del concepto propuesto, así como su utilidad teórica e investigativa (Gerring 1999, 373-384). Considerando la acción diplomática como la suma de todos los medios, excluyendo la acción directa de la violencia, para establecer relaciones entre actores en el entorno político global, la diplomacia desde abajo es perfectamente coherente con esta definición y con la existencia de actores políticos no estatales.

La diplomacia desde abajo evidentemente se diferencia de la diplomacia oficial, no solo porque es el producto de actores políticos no estatales, sino por su estructura y sus formas de acción y comunicación. Entre los repertorios de la diplomacia desde abajo se encuentran la desobediencia civil y la cooperación horizontal, mientras que la cooperación oficial responde a una serie de protocolos que definen y restringen su campo de acción. La diplomacia oficial responde a estructuras burocráticas rígidamente organizadas, mientras que la diplomacia desde abajo tiene estructuras fluidas. Sobre la dimensión comunicativa, la diplomacia oficial se mueve en un doble binario entre una dimensión pública y una secreta, mientras que la diplomacia desde abajo utiliza un nivel de comunicación público y transparente como herramienta política. La diplomacia desde abajo ofrece también una integración a los conceptos de paradiplomacia y de homo diplomacia, en tanto tipificación específica de un particular tipo de paradiplomacia homodiplomática relacionada con actores políticos no estatales.

La utilidad teórica del concepto de diplomacia desde abajo deriva de su inserción en aquella línea de pensamiento y teorización que reflexiona alrededor de nuevas formas de soberanía y aporta una herramienta, desde la práctica teórica de la Italian Theory, al fortalecimiento de los estudios sobre la postsoberanía (Cabezas 2013; Přibáň 2016), además de proponer -como ya se ha subrayado- una herramienta desde los estudios diplomáticos para el análisis de actores políticos de la sociedad civil.

La diplomacia desde abajo se ofrece como una nueva herramienta para el trabajo investigativo aplicada al estudio de relaciones horizontales entre sujetos políticos no estatales en la arena global. En este sentido, puede ser utilizada en presencia de sujetos de este tipo que se relacionan recíprocamente, rechazando el mecanismo de delegación de las decisiones internacionales a los Estados, sus emanaciones y sus burocracias. Existe en presencia de formas de cooperación horizontal para fortalecer condiciones de resistencia y autonomía territorial. Sus repertorios de acción excluyen el ejercicio de la violencia directa e incluyen un manejo transparente de la comunicación y eventualmente prácticas de desobediencia civil como extrema ratio. Sus estructuras son fluidas y remiten las decisiones a asambleas con amplia participación.

Referencias

Aldecoa, Francisco y Michael Keating, eds. 1999. Paradiplomacy in Action: The Foreign Relations of Subnational Governments. Nueva York: Routledge. [ Links ]

Alderson, Kai y Andrew Hurrell. 2000. Hedley Bull on International Society. Londres: Palgrave. [ Links ]

Alger, Chadwick F. 1990. “The World Relations of Cities: Closing the Gap between Social Science Paradigms and everyday Human Experience”. International Studies Quarterly 34 (4): 493-518. https://doi.org/10.2307/2600609Links ]

Alighieri, Dante. 2017. La divina commedia. Turín: SEI. [ Links ]

Ashley, Richard K. 1984. “The Poverty of Neorealism”. International Organization 38 (2): 225-286. www.jstor.org/stable/2706440Links ]

Ashley, Richard K. 1987. “The Geopolitics of Geopolitical Space: Toward a Critical Social Theory of International Politics”. Alternatives 12 (4): 403-434. https://doi.org/10.1177%2F030437548701200401Links ]

Betsill, Michele y Harriet Bulkeley. 2005. “Rethinking Sustainable Cities: Multilevel Governance and the ‘Urban’ Politics of Climate Change”. Environmental Politics 14 (1): 42-63. https://doi.org/10.1080/0964401042000310178Links ]

Betsill, Michele y Harriet Bulkeley. 2006. “Cities and the Multilevel Governance of Global Climate Change”. Global Governance 12: 141-159. https://www.jstor.org/stable/27800607Links ]

Bleiker, Roland. 2000. Popular Dissent, Human Agency and Global Politics, vol. 70. Cambridge: Cambridge University Press. [ Links ]

Bodei, Remo y Sylvia Hakopian. 2009. “Goodbye to Community: Exile and Separation”. Diacritics 39 (4): 178-184. https://www.jstor.org/stable/23256459Links ]

Bontenbal, Marike C. 2009. “Strengthening Urban Governance in the South through City-to-City Cooperation: Towards an Analytical Framework”. Habitat International 33 (2): 181-189. https://doi.org/10.1016/j.habitatint.2008.10.016Links ]

Bontenbal, Marike y Dawood Mamoon. 2017. “Understanding City to City Cooperation: North South Partnerships of Local Authorities as Development Schemes”. Munich Personal RePEc Archive. https://pdfs.semanticscholar.org/3863/5f8f5e01f8b0ab7140c227f02ae84db713c8.pdfLinks ]

Borja, Jordi y Manuel Castells. 1996. Local y global: la gestión de las ciudades en la era de la información. Ciudad de México: Taurus. [ Links ]

Bull, Headley. 1972. “International Relations as an Academic Pursuit”. Australian Outlook 26 (3): 251-265. https://doi.org/10.1080/10357717208444445Links ]

Bull, Headley. 2012. The Anarchical Society: A Study of Order in World Politics. Londres: Macmillan International Higher Education. [ Links ]

Butler, Rohan. 1961. “Paradiplomacy”. En Studies in Diplomatic History and Historiography in Honor of GP Gooch, editado por Arshag Ohan Sarkissian, 12-25. Londres: Longmans. [ Links ]

Butterfield, Herbert, Martin Wight y Headley Bull. 1966. Diplomatic Investigations: Essays in the Theory of International Politics. Sídney: Allen & Unwin. [ Links ]

Buzan, Barry. 2014. An Introduction to the English School of International Relations: The Societal Approach. Nueva York: John Wiley & Sons. [ Links ]

Cabezas, Oscar Ariel. 2013. Postsoberanía: literatura, política y trabajo. Buenos Aires: La Cebra. [ Links ]

Campbell, David. 1992. Writing Security: United States Foreign Policy and the Politics of Identity. Minneapolis: University of Minnesota Press. [ Links ]

Campbell, David. 1998. National Deconstruction: Violence, Identity, and Justice in Bosnia. Minneapolis: University of Minnesota Press. [ Links ]

Campbell, David. 2013. “Poststructuralism”. En International Relations Theories, editado por Tim Dunne, Milja Kurki y Steve Smith, 223-246. Oxford: Oxford University Press. [ Links ]

Campbell, Timothy, ed. 2009a. “Contemporary Italian Thought 1”. 2009. Número especial, Diacritics 39 (3). https://www.jstor.org/stable/i23252632Links ]

Campbell, Timothy, ed. 2009b. “Contemporary Italian Thought 2”. 2009. Número especial, Diacritics 39 (4). https://www.jstor.org/stable/i23252616Links ]

Castro-Gómez, Santiago y Eduardo Mendieta, eds. 1998. Teorías sin disciplina. Latinoamericanismo, postcolonialidad y globalización en debate. Ciudad de México: Porrúa. [ Links ]

Chakrabarty, Dipesh. 2002. Habitations of Modernity: Essays in the Wake of Subaltern Studies. Chicago: University of Chicago Press. [ Links ]

Chakrabarty, Dipesh. 2010. “Una pequeña historia de los estudios subalternos”. En Repensando la subalternidad, compilado por Pablo Sandoval, 25-52. Popayán: Envión IEP. [ Links ]

Chatterjee, Partha. 2006. La nación en tiempo heterogéneo y otros estudios subalternos. Lima: IEP; Clacso; Sephis. [ Links ]

Clark, Ann Marie. 1995. “Non-Governmental Organizations and their Influence on International Society”. Journal of International Affairs 48 (2): 507-525. http://www.jstor.org/stable/24357601Links ]

Clark, Ian. 2005. Legitimacy in International Society. Oxford: Oxford University Press. [ Links ]

Clark, Ian. 2007. International Legitimacy and World Society. Oxford: Oxford University Press. [ Links ]

Commonalities: Theorizing the Common in Contemporary Italian Thought. 2010. Cornell University. Consultado el 11 de septiembre de 2019. https://commonconf.wordpress.comLinks ]

Constantinou, Costas M. 1996. On the Way to Diplomacy, vol. 7. Minneapolis: University of Minnesota Press. [ Links ]

Constantinou, Costas M. 2006. “On Homo-diplomacy”. Space and Culture 9 (4): 351-364. https://doi.org/10.1177/1206331206290135Links ]

Constantinou, Costas y James Der Derian, eds. 2010. Sustainable Diplomacies. Nueva York: Springer. [ Links ]

Constantinou, Costas. 1994. “Diplomatic Representations… or Who Framed the Ambassadors?”. Millennium 23 (1): 1-23. https://doi.org/10.1177/03058298940230010201Links ]

Davenport, David. 2002. “The New Diplomacy”. Policy Review 116: 17-30. https://www.hoover.org/research/new-diplomacyLinks ]

Der Derian, James. 1987. On Diplomacy: A Genealogy of Western Estrangement. Oxford: Blackwell Publisher. [ Links ]

Der Derian, James y Michael Shapiro. 1989. International/Intertextual Relations: Postmodern Readings of World Politics. Lexington: Lexington Books. [ Links ]

Devetak, Richard. 1999. “Theories, Practices and Postmodernism in International Relations”. Cambridge Review of International Affairs 12 (2): 61-76. https://doi.org/10.1080/09557579908400243Links ]

Díaz Martínez, Karla. 2011. “La diplomacia de los pueblos, relaciones internacionales alternativas desde el sur”. Ciência & Trópico (Fundação Joaquim Nabuco, Recife) 35 (1): 95-137. https://periodicos.fundaj.gov.br/CIC/article/viewFile/884/605Links ]

Díaz Martínez, Karla. 2013. “Diplomacia de los pueblos, propuesta contra-hegemónica en las relaciones internacionales”. Revista Búsquedas Políticas (Universidad Alberto Hurtado, Santiago de Chile) 2 (1): 213-37. http://repositorio.uahurtado.cl/bitstream/handle/11242/5125/V02N01_pp_213-237_Karla_Diaz.pdf?sequence=1&isAllowed=yLinks ]

Dillon, Michael y Luis Lobo-Guerrero. 2008. “Biopolitics of Security in the 21st Century: An Introduction”. Review of International Studies 34 (2): 265-292. https://www.jstor.org/stable/40212521Links ]

Doty, Roxanne Lynn. 1993. “Foreign Policy as Social Construction: A Post-positivist Analysis of US Counterinsurgency Policy in the Philippines”. International Studies Quarterly 37 (3): 297-320. https://www.jstor.org/stable/2600810Links ]

Doty, Roxanne Lynn. 1996. Imperial Encounters: The Politics of Representation in North-South Relations, vol. 5. Minneapolis: University of Minnesota Press. [ Links ]

Dussel, Enrique. 2000. Europa. Modernidad y eurocentrismo. Buenos Aires: Clacso. [ Links ]

Edkins, Jenny. 1999. Poststructuralism and International Relations: Bringing the Political Back In. Boulder: Lynne Rienner Publishers. [ Links ]

Escobar, Arturo. 1998. La invención del tercer mundo: construcción y deconstrucción del desarrollo. Bogotá: Editorial Norma. [ Links ]

Escobar, Arturo. 2018. The Making of Social Movements in Latin America: Identity, Strategy, and Democracy. Londres: Routledge. [ Links ]

Esposito, Roberto. 2010. Pensiero vivente: origine e attualità della filosofia italiana. Turín: Einaudi. [ Links ]

Galilei, Galileo. 2017. Il saggiatore. Edición en Kindle. [ Links ]

Gentili, Alberico. 1924. De Legationibus Libri Tres. Reproducción fotográfica de la edición de 1594, introducción de Ernest Nys y lista de erratas. Oxford: Oxford University Press. [ Links ]

Gentili, Alberico. 1933. De iure belli libri tres. Oxford: Clarendon Press. [ Links ]

Gerring, John. 1999. “What Makes a Concept Good? A Criterial Framework for Understanding Concept Formation in the Social Sciences”. Polity 31 (3): 357-393. https://www.jstor.org/stable/3235246Links ]

Geymonat, Ludovico. 1981. Storia del pensiero filosofico e scientifico. Vol. 2: Il Cinquecento. Il Seicento. Milán: Garzanti. [ Links ]

Ghilarducci, Dario. 2019. “La diplomacia desde abajo. Una cartografía de la esperanza”. Tesis de doctorado en Ciencia Política, Universidad de los Andes, Colombia. [ Links ]

Gramsci, Antonio. 1977. Quaderni dal carcere. Turín: Einaudi. [ Links ]

Grotius, Hugo. 2014. Hugonis Grotii. De Jure Belli AC Pacis Libri Tres: In Quibus Jus Naturae & Gentium, Item Juris Publici Praecipua Explicantur - Primary Source Edition. Charleston: Nabu Press. [ Links ]

Guha, Ranajit, ed. 1982. Subaltern Studies I: Writings on South Asian History. Oxford: Oxford University Press. [ Links ]

Habermas, Jürgen. 1999. Teoría de la acción comunicativa II. Madrid: Taurus. [ Links ]

Hardt, Michael y Paolo Virno. 1996. Radical Thought in Italy: A Potential Politics, vol. 7. Drogheda: Choice Publishing. [ Links ]

Holsti, Kalevi Jaakko. 2004. Taming the Sovereigns: Institutional Change in International Politics. Cambridge: Cambridge University Press. [ Links ]

Hurrell, Andrew. 2007. On Global Order: Power, Values and the Constitution of International Society. Oxford: Oxford University Press. [ Links ]

Iglesias Turrión, Pablo. 2011. Desobedientes. De Chiapas a Madrid. Madrid: Popular. [ Links ]

Krasner, Sthephen D. 1982. “Structural Causes and Regime Consequences: Regimes as Intervening Variables”. International Organization 36 (2): 185-205. www.jstor.org/stable/2706520Links ]

Kuznetsov, Alexander S. 2014. Theory and Practice of Paradiplomacy: Subnational Governments in International Affairs. Londres: Routledge. [ Links ]

Lander, Edgardo, comp. 2000b. La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires: Clacso. [ Links ]

Lander, Edgardo. 2000a. Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos. Buenos Aires: Clacso. [ Links ]

Leigh, Darcy y Cynthia Weber. 2018. “Gendered and Sexualized Figurations of Security”. En The Handbook of Gender and Security, editado por Caron E. Gentry, Laura J. Shepherd, Laura Sjoberg, 83-93. Londres: Routledge. [ Links ]

Little, Richard. 2000. “The English School’s Contribution to the Study of International Relations”. European Journal of International Relations 6 (3): 395-422. https://doi.org/10.1177/1354066100006003004Links ]

Maquiavelo, Niccolò. 1961. Il Principe. Turín: Einaudi. [ Links ]

Marchesi, Francesco. 2017. “Italian Thought: ámbito filosófico y problemática historiográfica”. Tiempo Devorado 4 (3): 509-528. https://revistes.uab.cat/tdevorado/article/view/v4-n3-marchesiLinks ]

Mayall, James y Cornelia Navari, eds. 1980. The End of the Post-War Era: Documents on Great-Power Relations 1968-1975. Cambridge: Cambridge University Press. [ Links ]

Miranda, Roberto. 2005. “Paradiplomacia y gobierno local: indicios de un modo diferente de hacer relaciones internacionales”. Anuario del Instituto de Relaciones Internacionales (Universidad Nacional de la Plata, Universidad Nacional de Rosario). Consultado el 11 de septiembre de 2019. http://www.iri.edu.ar/publicaciones_iri/anuario/CD%20Anuario%202005/Cerpi/00-Miranda%20listo.pdfLinks ]

Mitrano, Mena. 2017. “American Studies as Italian Theory”. Review of International American Studies 10 (1): 87-110. http://www.journals.us.edu.pl/index.php/RIAS/article/view/5408Links ]

Modonesi, Massimo. 2014. Subalternity, Antagonism, Autonomy: Constructing the Political Subject. Londres: Pluto Press. [ Links ]

Negri, Antonio. 2017. “Pensiero costituente. In risposta a Roberto Esposito”. Opera Viva. Consultado el 11 de septiembre de 2019. https://operavivamagazine.org/pensiero-costituente/Links ]

Neumann, Iver B. 2003. “The English School on Diplomacy: Scholarly Promise Unfulfilled”. International Relations 17 (3): 341-369. https://doi.org/10.1177/00471178030173006Links ]

Odifreddi, Piergiorgio. 2013. “Il Nobel Nash Machiavelli i leader coreani e il presidente Assad”. La Repubblica, 6 de octubre. https://ricerca.repubblica.it/repubblica/archivio/repubblica/2013/10/06/il-nobel-nash-machiavelli-leader-coreani-il.html?refresh_ceLinks ]

Opondo, Samson y Michael Shapiro, eds. 2012. The New Violent Cartography: Geo-analysis after the Aesthetic Turn. Londres: Routledge. [ Links ]

Přibáň, Jiří. 2016. Sovereignty in Post-sovereign Society: A Systems Theory of European Constitutionalism. Londres: Routledge. [ Links ]

Quijano, Aníbal. 2000. Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. Buenos Aires: Clacso. [ Links ]

Sandoval, Pablo. 2010. Repensando la subalternidad: miradas críticas desde/sobre América Latina. Lima: Instituto de Estudios Peruanos. [ Links ]

Shapiro, Michael. 1997. Violent Cartographies: Mapping Cultures of War. Minneapolis: University of Minnesota Press. [ Links ]

Shapiro, Michael. 2012. Michael J. Shapiro: Discourse, Culture, Violence. Londres: Routledge. [ Links ]

Sharp, Paul. 1997. “Who Needs Diplomats? The Problem of Diplomatic Representation”. International Journal 52 (4): 609-634. https://doi.org/10.1177/002070209705200407Links ]

Sharp, Paul. 1999. “For Diplomacy: Representation and the Study of International Relations”. International Studies Review 1 (1): 33-57. https://www.jstor.org/stable/3186365Links ]

Sharp, Paul. 2009. Diplomatic Theory of International Relations, vol. 111. Cambridge: Cambridge University Press. [ Links ]

Spivak, Gayatri Chakravorty. 1994. “Can the Subaltern Speak?”. En Colonial Discourse and Post-Colonial Theory: A Reader, editado por Laura Chrisman y Patrick Willians, 66-111. Nueva York: Harvester-Wheatsheaf. [ Links ]

Stopford, John M. y Susan Strange, eds. 1991. Rival States, Rival Firms: Competition for World Market Shares, vol. 18. Cambridge: Cambridge University Press. [ Links ]

Vargas, Andrés. 2013. “Reinterpretando la diplomacia de los pueblos”. Trabajos y Ensayos. Revista del Máster y Doctorado en Estudios Internacionales (Universidad del País Vasco, Bilbao) 17. http://www.diprriihd.ehu.es/revistadoctorado/n17/Vargas17.pdfLinks ]

Walker, Robert B. J. 1986. “Culture, Discourse, Insecurity”. Alternatives 11 (4): 485-504. https://doi.org/10.1177/030437548601100403Links ]

Walker, Robert B. J. 1993. Inside/Outside International Relations. Cambridge: Cambridge University Press. [ Links ]

Watson, Adam. 2005. Diplomacy: The Dialogue between States. Londres: Routledge. [ Links ]

Weber, Cynthia. 2011. “I Am an American”: Filming the Fear of Difference. Bristol; Chicago: Intellect Books; University of Chicago Press. [ Links ]

Weber, Cynthia. 2016. Queer International Relations: Sovereignty, Sexuality and the Will to Knowledge. Oxford Studies in Gender and International Relations. Nueva York: Oxford University Press. [ Links ]

Wight, Martin. 1977. Systems of States. Leicester: Leicester University Press. [ Links ]

Wight, Martin. 1992. International Theory: The Three Traditions. Nueva York: Holmes & Meier. [ Links ]

2Ese término se refiere a los colectivos políticos organizados alrededor de la herencia sociopolítica de la autonomía obrera de los 1970 en Italia (Iglesias 2011).

3Las experiencias que marcan el nacimiento de la diplomacia desde abajo han sido materia de investigación doctoral del autor de la presente investigación (Ghilarducci 2019).

4Con esa expresión se entiende cualquier tipo de acción diplomática no estatal. El término será explicado en detalle más adelante en la presente investigación.

5Michael Hardt escribe sobre la creciente influencia de la filosofía italiana: “In Marx’s time revolutionary thought seemed to rely on three axes: German philosophy, English economics, and French politics. In our time the axes have shifted so that, if we remain within the same Euro-American framework, revolutionary thinking might be said to draw on French philosophy, U.S. economics, and Italian politics” (“En el tiempo de Marx, el pensamiento parecía apoyarse sobre tres ejes: la filosofía alemana, la economía inglesa y la política francesa. En nuestros tiempos el eje se ha deslizado de manera tal que, si quedamos adentro del mismo marco euroamericano, se puede decir que el pensamiento revolucionario se alimenta de la filosofía francesa, de la economía de los Estados Unidos y de la política italiana”) (Hardt y Virno 1996, 1). Todas las traducciones son del autor.

6Véase el doble número especial de la revista Diacritics, “Contemporary Italian Thought” (T. Campbell 2009a, 2009b).

7La conferencia tuvo lugar en la Universidad de Cornell en Estados Unidos el 24 y 25 de septiembre 2010. Algunos materiales y videos se pueden consultar en https://commonconf.wordpress.com

8Probablemente el autor quiere hacer una referencia polémica a una parte de la tradición filosófica alemana, que, de Kant en adelante, se ve particularmente interesada a la especulación casi contemplativa y la búsqueda de “absolutos”.

9En el italiano del florentino: “Ma, sendo l’intento mio scrivere cosa utile a chi la intende, mi è parso più conveniente andare drieto alla verità effettuale della cosa, che alla immaginazione di essa” (Maquiavelo 1961, 55). Pero, siendo mi intención escribir algo útil para quien entienda, me pareció más conveniente ir detrás de la verdad efectiva de las cosas, que a la imaginación de estas. La expresión “verità effettuale” puede traducirse como verdad efectiva y/o también como verdad fáctica. Es decir una idea de verdad concreta relacionada con los hechos y no con dimensiones metafísicas y abstractas.

10La idea de sociedad internacional de Bull deriva e incluso desarrolla y expande las concepciones de Martin Wight sobre sistemas interestatales. Cuando Wight (1977) escribe sobre la reconstrucción histórica de los sistemas de Estados, considera que “nosotros asumimos que un sistema de Estados no podría existir sin cierto nivel de unidad cultural entre sus miembros” (33).

11Según los autores del giro descolonial, la imposición de los valores europeos se ha dado por un “deslizamiento semántico de Europa en el centro del mundo” (Dussel 2000, 41), posible gracias al colonialismo. El colonialismo ha avanzado desde el punto de visto político-militar, como desde una perspectiva cultural. Esto produjo el fenómeno al que Lander llama la colonialidad del saber (Lander, 2000b) que sigue persistiendo incluso después de los procesos de independencia y liberación nacional (Quijano 2000). Dicha colonialidad permite que los modelos políticos —como el Estado, por ejemplo— y valores europeos sigan siendo universales. Esta investigación no es el espacio para profundizar estas posturas, que merecen ser reconocidas y tomadas en cuenta en el debate contemporáneo.

12Según Buzan (2014), las instituciones contempladas por los autores de la English School son más de aquellas enumeradas por Bull, e incluyen: el mercado, el principio de soberanía y no intervención, el principio de territorialidad, la tríada imperialismo/colonialismo/desarrollo, el nacionalismo, el dinasticismo (dynasticism), la igualdad y los derechos humanos, la democracia y la gestión medioambiental (136, 163).

13El primer texto sobre el “derecho diplomático” es de Alberico Gentili (1585), titulado: De legationibus. Gentili es considerado uno de los padres del derecho internacional por su trabajo De Iure Belli de 1598. Primero escribe sobre el derecho diplomático en sentido estricto y luego sobre el derecho internacional. Grotius escribe en 1625 su De Jure Belli AC Pacis, trabajo considerado la base del derecho internacional.

14Según Neumann (2003), los autores de la English School, después de inaugurar la corriente de los estudios diplomáticos, no se concentraron en este campo y no cumplieron sus promesas. El autor considera que el trabajo más estructurado de esa corriente sobre el tema es el de Der Derian, que marcó su alejamiento de la English School como línea teórica.

15Existen algunas excepciones, como las formas de diplomacia de las empresas transnacionales (Stopford y Strange 1991); de grupos de la sociedad civil, como grupos de presión y observadores presentes en conferencias internacionales (A. M. Clark 1995; I. Clark 2005, 2007; Holsti 2004), y la diplomacia de las organizaciones internacionales gubernamentales como mecanismos de gobernanza global (Hurrel 2007).

16Los primeros textos de este enfoque teórico aparecieron en la década de los 1980 (Walker 1986; Ashley 1987; Der Derian y Shapiro 1989).

17Los autores de la Italian Theory han sido influenciados por los autores posmodernos franceses que inspiran el posestructuralismo en relaciones internacionales. La diferencia, indicada anteriormente, entre la Italian Theory y los posestructuralistas reside en el hecho que, según la práctica teórica, tanto las prácticas tienen valor teórico inmanente, como la teoría tiene valor práctico.

18El concepto de subalternidad en las ciencias sociales ha sido introducido por Antonio Gramsci (1977) en sus cuadernos de la cárcel, en los que indica los grupos sociales sometidos a las acciones de la clase dominante (299-300). Como afirma Modonesi (2014), ese concepto no tiene una carga ideológica —como en el caso de “los explotados”— y expresa tanto una dimensión material como cultural (9-10). El concepto, retomado por una corriente teórica de la India —y luego de Latinoamérica (Castro y Mendieta 1998; Sandoval 2010)— inaugura los estudios subalternos como evolución de los estudios culturales y rama de los estudios poscoloniales (Chakrabarty 2002, 2010; Chatterjee 2006; Guha 1982; Spivak 1994).

CÓMO CITAR: Ghilarducci, Dario. 2020. “La diplomacia desde abajo: una herramienta teórica para los estudios globales”. Colombia Internacional (102): 113-138 https://doi.org/10.7440/colombiaint102.2020.06

1“Que consideren su origen: ustedes no fueron hechos para vivir como brutos, sino para seguir la virtud y el conocimiento”.

Recibido: 14 de Septiembre de 2019; Aprobado: 28 de Noviembre de 2019

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons