Introducción
El artículo presenta un balance de la literatura colombiana dedicada al problema de la violencia escolar. El objetivo es elaborar un análisis de las tendencias de estudio y el enfoque que privilegió la construcción teórica de la violencia escolar en Colombia. Parte de la hipótesis de que la comprensión de la violencia escolar fue elaborada desde campos legítimos de producción de conocimiento que definieron una verdad sobre la violencia escolar colombiana y sobre la convivencia en la escuela. A la construcción teórica de la violencia escolar en Colombia le hacen falta elementos de comprensión de la realidad de la violencia y de la convivencia en la escuela que permanecen en los estudiantes y que aún no han sido escuchados. El balance se justifica en la necesidad de construir una historicidad de los conceptos y no tomarlos como algo dado naturalmente, así como en la mirada crítica que hace a la forma en que los conceptos se van elaborando desde campos expertos como la academia y las instituciones gubernamentales, las cuales van dándole contenido a la realidad y van definiendo una verdad que recae sobre los sujetos y los nombra. En el caso específico de la violencia escolar en Colombia, se percibe una proliferación discursiva en un periodo especifico en el que fue necesario hablar y hacer hablar sobre las situaciones de violencia en la escuela. En este sentido, se comparte la idea de Foucault1 sobre el discurso como un espacio de conocimiento desde donde se constituye la comprensión del mundo, el saber y la verdad de lo que se conoce. Acerca de la construcción teórica de la violencia escolar, el discurso académico y gubernamental generó un espacio de saber/poder que reguló y produjo la verdad sobre la violencia en la escuela colombiana. Aquello que entendemos como violencia escolar no ha sido definido o nombrado en todo momento, ni en todos los espacios, de la misma manera.
Metodológicamente, el artículo recurrió a la búsqueda de trabajos de tesis doctorales, tesis de maestría, artículos e informes oficiales sobre violencia en los entornos escolares ubicados en repositorios universitarios y archivos gubernamentales en internet. Para definir el periodo de estudio se procedió de manera inductiva a establecer el momento de mayor producción de las investigaciones sobre violencia escolar en Colombia. No se definió previamente una fecha de búsqueda; por el contrario, se hizo una clasificación ordenando en una base de datos los años de publicación de las investigaciones más referenciadas en el contexto institucional colombiano. Para la búsqueda fue necesario también acudir a los estados del arte sobre violencia escolar en Colombia, publicados en revistas indexadas que tuvieran más registros de consulta y citación en internet.
Finalmente, este proceso arrojó como resultado que el periodo de mayor producción de investigaciones sobre violencia escolar fue el comprendido entre los años 2006 y 2016.
La decisión metodológica de construir el periodo de búsqueda tuvo como sustento teórico la elaboración discursiva de la verdad, en la que tenemos la posibilidad de definir el mundo, nombrarlo, hablar de él y finalmente conocerlo en la forma de verdad. En total fueron revisados 54 documentos, la mayoría de ellos publicados en Colombia. Debido a la naturaleza de las referencias encontradas, en algunos casos fue necesario acudir a publicaciones de la región latinoamericana y del Caribe. Las palabras que se emplearon como categorías de búsqueda en internet fueron: violencia escolar, agresión escolar, acoso escolar, violencia en la escuela, matoneo o bullying. También surgieron algunas variaciones nominales como colegio, salón de clase y aula. Estas variaciones obedecieron al diseño de las investigaciones en cuanto al alcance o al enfoque abordado. El artículo se desarrolla a través de cuatro momentos. Inicia con el rastreo del origen de los estudios sobre violencia escolar en Colombia, pasa a exponer las principales tendencias de la literatura examinada, luego se concentra en la construcción teórica de la categoría violencia escolar y, finalmente, presenta algunas conclusiones.
Origen de los estudios sobre violencia escolar en Colombia
A partir de los rastreos realizados se evidenció que a finales del siglo XX emergió en el país un interés académico y político por adelantar estudios sobre las relaciones entre la violencia y la escuela colombiana. Este interés coincide con el contexto de reforma constitucional de 1991 y el ánimo de pacificación política que se planteaba en Colombia. El espíritu de modernización del Estado, de cambio en las instituciones y de intervención y reducción de la violencia es registrado ampliamente por la literatura colombiana2. La investigación académica se sumó, pues, a la construcción del nuevo país. Si bien las primeras investigaciones contaron con la participación de algunos educadores, el financiamiento, dirección y visualización del problema de la violencia en la escuela provino, generalmente, de algunos sectores y entidades empresariales vinculadas al sector gubernamental. Se destacan los aportes de entidades del sector privado, tales como la Fundación para la Educación y el Desarrollo Social (FES) en la realización del Proyecto Atlántida, dirigido por Francisco Cajiao3. Además, los aportes de la Federación Colombiana de los Trabajadores de la Educación (FECODE), del Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación Superior (ICFES) y del Centro de Educación 0 e Investigación Popular (CINEP), instituciones que también desde el contexto territorial de algunas regiones se preguntaron y analizaron la relación entre la violencia colombiana y la institución escolar. Un importante grupo de las publicaciones de esta primera etapa de los estudios sobre violencia escolar en Colombia se referencian en el trabajo previo de revisión del estado del arte realizado por Fernando Valencia Murcia en el texto "Conflicto y violencia escolar en Colombia"4.
Para el balance, estos primeros aportes sobre violencia escolar en Colombia se centraron en mostrar las relaciones entre los maestros y los estudiantes en la escuela. Se destaca en ellas el cuestionamiento sobre las prácticas tradicionales de la escuela y el enfoque disciplinar para describir la conducta de los maestros y los estudiantes. La violencia en la escuela y la violencia escolar se interpretan a partir de las situaciones de rechazo y resistencia de los estudiantes respecto a los lineamientos disciplinares y normativos de los colegios.
Otro de los estudios que cuenta con mayor referencia en el campo de la violencia escolar en Colombia es el documento "Violencia escolar y violencia social", de Marina Camargo5, publicado en 1997. Para Camargo, la violencia social, el crimen, la violencia del conflicto armado y el narcotráfico invisibilizaron formas de violencia que se gestaron en otros entornos como la escuela. La autora insiste en denunciar la violencia escolar como una realidad difícil de percibir debido al contexto social de violencia generalizada, situación que Camargo se explica en la limitación conceptual que existe para la categoría violencia6 debido a la poca producción académica que para el momento se registraba sobre este tema.
El interés por los estudios sobre las relaciones entre violencia y escuela en Colombia también tuvo un precedente internacional. En el contexto global, la Convención sobre los derechos del niño7, realizada en 1989 por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), impulsó los esfuerzos por caracterizar las situaciones de violencia a la que se exponen los niños. Este informe alertó a las naciones a trabajar en estrategias para el tratamiento y prevención de la violencia en espacios como la escuela, mandato de la UNICEF que se extendió a todos los países miembro de las Naciones Unidas. Sumado a ello, en el año 2006 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (UNESCO), publica el Informe mundial sobre la violencia contra los niños y las niñas8 en el que de nueva cuenta la escuela aparece como uno de los ámbitos más violentos, pero también como el lugar de mayor protección hacia la infancia. Como vemos, en el contexto mundial, los informes de las organizaciones de las Naciones Unidas ya habían determinado un problema de violencia escolar que afectaba a los niños. Este llamado de las organizaciones internacionales coincide con las investigaciones pioneras en los estudios sobre agresión y acoso (bullying) escolar, presentadas por el psicólogo noruego Dan Olweus9. Como vemos, la década de 1990 generó un contexto en el que fue necesario empezar a hablar sobre violencia y escuela. Es a partir de aquí cuando surge la necesidad de estudiar las relaciones entre educación, violencia y sociedad colombiana.
Más adelante, en el año 2008, se publica el texto "Violencia en los colegios de Bogotá: Contraste internacional y algunas recomendaciones"10, elaborado por Enrique Chaux Torres y Ana María Velásquez Niño, como parte de un estudio a escala distrital en el cual se caracterizan las principales formas de violencia y delincuencia en los centros educativos públicos y privados de la ciudad de Bogotá. Este trabajo se constituye en uno de los hitos más importantes del estudio de la violencia escolar en Colombia al presentar un escenario de delincuencia y violencia que antes no se había revisado tan detalladamente en el contexto escolar colombiano. El estudio tomó como base la Encuesta de victimización escolar realizada en el 2006 por el Sistema Unificado de Información de Violencia y Delincuencia (SUIVD), de la Secretaría Distrital de Gobierno de Bogotá. A partir de los resultados de este estudio se construye una propuesta pedagógica desde la Universidad de los Andes denominada "Aulas en paz"11. Este proyecto se integró al currículo nacional como uno de los programas del Ministerio de Educación Nacional (MEN) para la formación en competencias ciudadanas12, buscando desarrollar competencias ciudadanas relacionadas con la agresión, el manejo de los conflictos y la intimidación entre los estudiantes.
Desde un enfoque delictivo se entendió entonces que en el individuo estaban las claves para resolver el problema de la violencia en Colombia, en este caso, la violencia escolar. Durante estos años, y desde una orientación psico-educativa, se diseñaron estrategias de reducción y tratamiento de la violencia en la escuela dirigidas al estudiante. Es así que la conducta violenta fue asumida como una situación interna de los jóvenes que se podía resolver con un manejo adecuado del control de sus emociones.
Enfoques de estudio de la violencia escolar
La literatura sobre violencia escolar en Colombia se desarrolló a partir de tres enfoques que definieron la comprensión del problema. El primero lo denominaremos enfoque psicoeducativo, y es aquel que inició los estudios educativos de la violencia escolar. Este enfoque creó una tendencia diagnóstica y prescriptiva frente a las situaciones de convivencia en la escuela para responder a ellas con estrategias curriculares dirigidas a los estudiantes. El segundo enfoque, el socio-pedagógico, responde a las críticas realizadas a la primera y desborda el planteamiento conductual para trascender a una mirada más compleja del contexto, incluyendo miradas hacia los maestros, el currículo, el ambiente barrial, entre otros, ubicando la denominada violencia escolar en un espectro más amplio que el colegio13. El tercer enfoque, el histórico-social, es el más actual y se dedica a interrogar los orígenes del concepto violencia escolar, su uso y sus efectos.
Frente al primer enfoque, se resalta la producción desarrollada especialmente entre el 2015 y el 2016; en este lapso se ubican aportes como los realizados por Liliana Castiblanco en 2015 con su texto "La escuela: escenario de conflicto y violencia"14. Otros trabajos de importancia elaborados durante el mismo año son los de Nubia Delgado, "Manifestaciones de violencia escolar"15 y Ana Durán, "Percepción de los adolescentes escolarizados sobre las dimensiones de la conducta violenta en la escuela"16. Desde un enfoque de psicología social, resaltan los trabajos de Erika Lozano y Andrea Robayo, "En búsqueda de los espacios no reclamados del colegio Pablo de Tarso"17, y de Sierra Olarte, "La alteridad: Una construcción social desde la escuela bajo una perspectiva de violencia escolar en estudiantes de ciclo tres del colegio La Amistad"18. Este enfoque reúne una serie de trabajos que destacan por su carácter cualitativo mediante descripciones densas de las escuelas y los hechos de violencia que viven. De forma menos común, se encuentran estudios cuantitativos que recurren al análisis de datos para proponer formas de intervención educativa. Destacamos en este enfoque algunos trabajos de la región latinoamericana que sirvieron como referente teórico y metodológico a las investigaciones colombianas, tales como "Violencia escolar interpersonal en una escuela primaria multigrado de la comisaria de Santa Gertrudis Copó"19 de Ángel Alamilla; "Violencia en las escuelas públicas de Brasil"20 de Kalinca Becker y Ana Lúcia Kassouf; "La violencia escolar entre iguales en el aula de clase: Una perspectiva desde la educación en Derechos Humanos"21 de Consuelo Carias y "Violencia escolar en México: Construcciones sociales e individuales, generadoras de violencia en la escuela secundaria"22 de Mariana Jacinto y Diego Aguirre. En este enfoque también es interesante el trabajo de Thiago Virgilio da Silva y Lelio Moura23, en el que analizan diferentes estrategias de intervención en la problemática de violencia escolar propuesta desde diversa literatura latinoamericana. En general, el enfoque psicológico se trasladó a los estudios educativos en Colombia desde facultades de sicología de países europeos como Suiza, Noruega y España. La tendencia psicológica predomina en los primeros estudios de violencia escolar en Colombia. Con un enfoque psicoeducativo, se ocupa de caracterizar las manifestaciones de violencia escolar interesándose por su solución, particularmente, desde la disminución de agresiones entre estudiantes.
Un segundo enfoque encontrado en el balance de la literatura examinada es el que denominamos como sociológico, pues aquí la violencia escolar deja de ser concebida como un problema de agresión entre estudiantes para comprenderse como el resultado de la interacción de una serie de factores sociales, culturales y económicos que deben considerarse al momento de estudiar este fenómeno. Desde este enfoque, resulta prioritario preguntarse por las relaciones entre educación, actores escolares, escuela y entorno. El interés por comprender de manera más amplia la denominada violencia escolar destaca en estas investigaciones la elaboración de estados del arte o lecturas históricas de la forma en que se ha ido constituyendo este campo de estudio. De hecho, la mayoría de los trabajos incluidos en el enfoque sociopedagógico son precisamente revisiones críticas de la literatura y balances del estado de la cuestión. En Colombia, por ejemplo, los primeros aportes para esta línea son 213 elaborados desde el Doctorado Interinstitucional de Educación mediante el artículo de Luz Stella Cañón, publicado en 2013, "Violencia y educación"24 y el estado del arte propuesto por Ramírez y Arcila en "Violencia, conflicto y agresividad en el escenario escolar"25, del mismo año, quienes problematizan la abstracción y falta de unidad conceptual que caracterizan los estudios sobre violencia escolar. Adicionalmente, el trabajo de Luz Stella Cañón26, que sigue la línea del balance sobre la cuestión, no se limita a describir y clasificar trabajos publicados sobre el tema, sino que analiza su abordaje desde diversas metodologías de análisis social, realizando un aporte de interés al campo de conocimiento.
Otros trabajos y publicaciones que se inscriben en este enfoque y que aportaron un análisis más amplio sobre las situaciones de violencia en la escuela, son los textos publicados por el Doctorado Interinstitucional de Educación, La violencia escolar en Bogotá desde la mirada de las familias, de Bárbara García, Javier Guerrero y Blanca Inés Ortiz27, y Jóvenes, conflicto y memoria escolar, de Ricardo Castaño y Efrén Mesa28.
En cuanto a la mirada de otros países, se cuenta con el trabajo de Álvarez publicado en 2015 y titulado "La violencia escolar en perspectiva histórica"29, donde puede ubicarse una historicidad de los estudios de violencia escolar en Argentina desde un enfoque evolucionista. García y Ascensio en México publicaron un trabajo similar bajo el título "Bullyng y violencia escolar: diferencias, similitudes, actores, consecuencias y origen"30. Lo común en estos estudios y por lo que resultan ilustrativos es el esfuerzo conceptual por definir la violencia escolar y la crítica frente a la ausencia de esta definición. Coinciden los dos textos en que los estudios realizados sobre este tema entienden de forma diferente la violencia, por lo que no es posible comparar resultados o establecer claramente el objeto de estudio. La preocupación por la unidad conceptual también aparece en los trabajos de Miriam Abramovay, una de las autoras latinoamericanas más referenciadas en el campo. De ella se destaca, entre otros, el trabajo "Violencia en las escuelas: un gran desafío"31.
Finalmente, la última tendencia es la histórico-social, la cual, desde un enfoque crítico, se interesa por la forma en que se le dio contenido al concepto de violencia escolar. Hacen parte de esta tendencia los estudios de carácter histórico que examinan los orígenes del campo y su desarrollo, aquellos interesados en la dimensión pública y social de esta violencia y los que plantean revisiones teóricas y propuestas en la misma vía. En Colombia, Luz Stella Cañón, fue de las primeras autoras en revisar los estudios de violencia escolar estableciendo un contexto global del surgimiento de este problema educativo, situando su origen en Europa con los aportes de Dan Olweus y su definición de bullying.
Se destacan también los trabajos de Forero Londoño, "La violencia escolar como régimen de visibilidad", del 2011, y "La violencia escolar como problema público: Construcción social, discurso oficial y trayectorias juveniles" publicado en el año 201532. Además, el trabajo de Cuervo Montoya, también del 2015, "Exploración del concepto de violencia y sus implicaciones en educación"33. Otros autores que se corresponden con esta tendencia y que aportaron como referentes de comprensión desde el contexto latinoamericano, son los ya mencionados Miriam Abramovay, en Brasil, y García & Ascensio en México; en ese mismo país, Raúl Enrique Anzaldúa34, y en Chile, las investigaciones de Toledo et al.35. El aporte de esta tendencia al campo de estudio es tomar distancia de la dimensión epistemológica europea y proponer conceptualizaciones propias derivadas de las realidades sociales del contexto colombiano y de la región latinoamericana.
La construcción teórica de la violencia escolar
Como se ha mostrado, en el campo de la producción de conocimiento alrededor del tema de la violencia escolar se ha orientado de forma importante a descifrarla mediante acercamientos comprensivos, descripciones, estrategias de acción y construcción de posturas teóricas que intentan explicarla. Aquí, son diferentes las posturas e interpretaciones que pueden hacerse, dependiendo de los contextos de análisis, el encuadre teórico y la perspectiva metodológica utilizada. No obstante, lo que resulta común a los textos revisados es una pregunta que parece cruzar el campo, inquietarlo y generar una serie de reflexiones de interés. Finalmente, ¿de qué trata la violencia escolar? El presente apartado está dedicado a la exposición de los diferentes acercamientos que los documentos examinados han hecho a esta definición, así como a plantear una duda respecto al papel que jugaron los actores de la escuela -los estudiantes, en este caso en particular-, en la construcción conceptual y teórica de la violencia escolar en Colombia.
Podemos decir que el origen de los estudios de violencia escolar en Colombia se remonta a los estudios de carácter psicológico que, inspirados en la psicología clínica, buscan detectar formas de agresión para corregirlas. Como parte fundacional de este canon se ubican los estudios de Dan Olweus36, quien, como dijimos, acuñó el concepto de bullying, hoy ampliamente utilizado. A partir de estos planteamientos surge en los primeros años de la década de 1990 y bajo el liderazgo de la Universidad de Bergen en Europa, y la Universidad de Stanford en Estados Unidos, una escuela de pensamiento psicoeducativa que tuvo gran influencia en los pensadores de América Latina, quienes adoptaron el concepto de bullying para describir acertadamente la agresividad entre estudiantes. El concepto ha sido traducido al español o 0 asociado a descriptores como acoso escolar, agresión escolar, matoneo o violencia escolar37, dependiendo del país o el enfoque de la investigación.
Más adelante, en el siglo XXI, los estudios de violencia escolar en Colombia, más que buscar definiciones o cuestionar a la denominada violencia escolar, se concentraron en comprenderla a partir de investigaciones descriptivas y en contexto. Para desarrollar los estudios de campo, las investigaciones partieron, en su mayoría, de una definición general propuesta por María José Díaz Aguado de la Universidad Complutense38, una de las autoras más referenciadas en este tema, quien ubica al estudiante como sujeto central del acoso y la violencia escolar. De acuerdo con lo anterior, el acoso escolar resulta de la interacción entre conducta, agresión y violencia. La definición es un buen ejemplo de cómo desde esta perspectiva psicopedagógica se omiten elementos contextuales más amplios para entender esta violencia y se le limita a una expresión particular de un conjunto mayor denominado violencia, una expresión más de ella. Así, termina constituyéndose en un enfoque unidimensional que se centra exclusivamente en el comportamiento del estudiante, desconociendo que la realidad escolar incluye, además, a maestros, personal administrativo, padres, comunidad y entorno del colegio, elementos que deben ser tenidos en cuenta en el análisis pues inciden en el ambiente escolar y su desarrollo. Como señalamos anteriormente, es Marina Camargo39 quien en Colombia dimensiona la violencia escolar más allá del individuo. Esta autora recurre al concepto semillas de violencia, para incorporar nuevos elementos al análisis de este problema, tales como exclusión, marginamiento, intolerancia o discriminación. Camargo propone entender la violencia escolar no solo como un asunto de agresión entre estudiantes sino como efecto del entorno familiar violento, el ambiente barrial, entre otros. Su propuesta inspira una producción académica importante que se vuelca a considerar la violencia escolar como fenómeno multidimensional y a explorar tanto sus causas como consecuencias. Aquí los referentes señalados en la tendencia sociológica de los estudios sobre violencia escolar en Colombia. Así, el aporte más importante de Camargo es complejizar el fenómeno y poner en un primer plano lo que ella denomina "estilo pedagógico de los colegios"40, como uno de los factores claves por indagar en este tipo de investigaciones.
Desde diversos estudios de la sociología de la educación comienza a estructurarse un concepto de violencia escolar inspirado en buena parte por la obra teórica de Bourdieu y Passeron41, quienes proponen una correlación entre violencia estructural y violencia escolar. Para estos autores, contrario a las teorías hegemónicas de la educación, la escuela no es un lugar de meritocracia y mucho menos de movilidad social. Por el contrario, ella enmascara una serie de desigualdades que la convierten en un mecanismo de reproducción y legitimación de clases dominantes sobre clases subordinadas. La violencia aparece aquí como una expresión simbólica movilizada desde un discurso meritocrático que encubre la imposibilidad de cambio social desde el campo educativo: "la elección de los elegidos", como lo denomina Bourdieu. Otro autor de importancia para esta perspectiva es Johan Galtung42, quien elabora desde conceptos de paz positiva y paz negativa. Para este autor, la violencia, más allá de una expresión o una agresión, es toda una estructura de relacionamiento social. En este sentido, la violencia escolar no puede ser catalogada a manera de comportamientos de unos o de otros, sino que debe entenderse desde la estructura misma de la escuela y del campo educativo en relación con otras instituciones como, por ejemplo, la familia43. Aquí destacan los trabajos de Catherine Blaya y Éric Debarbieux, investigadores del Observatorio Internacional de la Violencia Escolar (OIVE). Para el caso de América Latina, son relevantes las investigaciones de Miriam Abramovay, de la Universidad Católica de Brasilia, quien es además consultora sobre el tema de violencia en las escuelas para el Banco Mundial y la UNICEF y miembro del Observatorio Iberoamericano de Violencia en las Escuelas. Abramovay es la autora latinoamericana más citada en los trabajos rastreados por este balance, su investigación se ubica en las relaciones entre violencia, calidad de la enseñanza y desarrollo académico. Además, pone el acento en el traslado de usos lingüísticos y conceptuales para referirse a los casos de violencia en las escuelas. En su trabajo se reconoce, por primera vez, que los estudios sobre violencia escolar han atribuido el problema de convivencia en la escuela y el malestar social únicamente a los estudiantes.
Otro aporte de interés es el realizado por Magendzo, Toledo y Gutiérrez en 2013, en su texto "Descripción y análisis sobre la ley de violencia escolar (N° 20.536): Dos paradigmas antagónicos"44, en el que presentan la contradicción entre los paradigmas de convivencia escolar y el paradigma de control y sanción. El primer paradigma se corresponde con un enfoque de violencia, mientras que el segundo a uno de convivencia. Para estos autores, el primer enfoque prevalece en los estudios educativos dándole fuerza a la concepción de la violencia escolar como un problema público destinado a tratar a un sujeto educativo como 217 violento y que tiene por efecto la producción de un paradigma contradictorio en las políticas públicas educativas y la realidad de las aulas. En Colombia, Fernando Forero Londoño señala que existe una producción oficial del discurso sobre violencia escolar que puede aportar importantes elementos de análisis a la producción conceptual del problema. Para Forero, la violencia escolar como una forma de violencia específica que se desarrolla en el interior de las escuelas, es resultado de las trayectorias sociales y culturales de los jóvenes que pone de manifiesto la violencia estructural45. Para este autor, la violencia escolar es el resultado de una construcción social; es un problema público.
Conclusiones
El contexto colombiano de reforma constitucional de 1991 llevó al país a pensar en las instituciones, la violencia y los efectos de la violencia en la sociedad. Durante este periodo, el deseo de reforma a la democracia y de finalización del conflicto armado orientó la necesidad de pensar en la educación colombiana y en las relaciones entre educación y violencia. Sumado a ello, en el contexto mundial, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia46 y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura47, unían esfuerzos por denunciar los efectos de la violencia sobre la población infantil y motivar a los países miembro, como Colombia, a trabajar en la protección de la infancia. Tanto en el contexto nacional como en el mundial de finales del siglo XX se generó la necesidad de promover investigaciones sobre las diferentes formas de violencia y de las manifestaciones de violencia contra los niños en otros escenarios sociales como la escuela. Estas preocupaciones coincidieron con el surgimiento de investigaciones y trabajos dedicados a la violencia escolar.
El balance de la literatura arrojó que las investigaciones en este campo se han centrado en la descripción de las conductas violentas, en el diseño de estrategias para la convivencia escolar, la solución de conflictos y la construcción de paz en la escuela a partir de la noción general de que la violencia escolar obedece a un problema de conducta agresiva de los estudiantes y en menor medida de los maestros. El enfoque diagnóstico ha partido de una interpretación de la violencia escolar desde arriba, que no ha bajado a la dimensión del sujeto y no se ha preguntado de qué manera la descripción que se ha hecho de los estudiantes y de su comportamiento los ha definido como violentos. La violencia escolar se ha estudiado desde dimensiones individuales y estructurales en las que el sujeto y la construcción de subjetividad se han diluido en análisis expertos que dejan poco espacio a las voces de aquellos niños, niñas y jóvenes que han sido "leídos" como violentos y a quienes se les ha negado la vocería en la construcción del problema.
Desde un análisis de las dimensiones sociales de la violencia, se evidencia que el enfoque causal de los estudios de la violencia escolar se centra en el análisis de las conductas "violentas" de los estudiantes o de los maestros. Este enfoque no aporta a la solución del problema social de la violencia en Colombia. La mirada causal de la violencia que se centra en la conducta de los sujetos de la escuela no permite a la escuela desarrollar políticas efectivas de educación para la paz y de reducción de la violencia, puesto que deja por fuera el análisis de la violencia económica y social que también se traslada a la realidad de la escuela. La elaboración teórica de la violencia escolar en Colombia se ha realizado desde una perspectiva unidimensional, conductual y diagnóstica en la que también se ha abstraído la subjetividad del estudiante, encontrándose aquí una zona de silencio epistémico desde la cual se puede derivar una nueva investigación sobre violencia escolar en Colombia.
Considerando que el concepto violencia escolar surgió a partir de los estudios psicológicos de la conducta de los estudiantes y aceptando que la dimensión social de la violencia es mucho más amplia, se plantea el problema de la abstracción de ese concepto que, sin una definición precisa, ha sido utilizado en diseños curriculares para la formación en competencias ciudadanas y la construcción de paz en Colombia. Desde la noción general y estructural del concepto de violencia, la violencia escolar, de ser una práctica educativa, se ha abstraído de las prácticas sociales externas a la escuela. Se ha tratado de analizar la violencia escolar a través de otras formas de violencia como la violencia cultural, la violencia del microtráfico, la violencia simbólica, la violencia económica, la violencia familiar, etc.48, trasladando el problema de la violencia a la escuela.
Se comparte la idea de autores como Cuervo, Álvarez y Anzaldúa49, en cuanto a la necesidad de indagar mucho más alrededor de la construcción conceptual de la categoría. Además, se encuentra un vacío en la producción de investigaciones que analicen la dimensión conceptual de la categoría violencia escolar en el país y sus contextos de producción, es decir, la relación entre las condiciones que hicieron posible que se hablara de violencia escolar y la generación del discurso de la violencia escolar. Hace falta echar una mirada sobre la violencia escolar en la que se indague por la forma como se ha elaborado la producción de verdad sobre la violencia en la escuela. Existe un posicionamiento político y teórico sobre la violencia escolar colombiana que generó un concepto y unos entramados en el campo de la violencia construidos a partir de miradas expertas que no incluyeron la comprensión de los estudiantes en la elaboración del campo problemático que conformó la idea de violencia escolar en Colombia.
Finalmente, el balance encuentra que en la elaboración teórica de la categoría violencia escolar hay una usencia de la voz de quienes son "estudiados" en estas investigaciones. La construcción conceptual de la categoría violencia escolar, a partir de la cual se han diseñado las estrategias pedagógicas para la construcción de paz en la escuela, puede estar generando importantes contradicciones entre las estrategias para la construcción de paz, la solución de conflictos y la convivencia escolar. Es importante partir de una reflexión en torno a lo que se entiende por violencia escolar para analizar si esta coincide con la dimensión conceptual de violencia escolar que se ha abordado en los diseños educativos para la construcción de paz en Colombia. Hasta el momento no se han realizado investigaciones en el campo educativo que planteen la relación entre la noción que tienen los estudiantes sobre la violencia escolar, la construcción conceptual de la categoría violencia escolar y la noción de violencia escolar que soporta las estrategias de construcción de paz y reducción de la violencia en la escuela. Por ello, resulta de vital importancia seguir interrogándose sobre la violencia escolar en clave de construcción de paz con el fin de generar análisis y estrategias adecuadas para comprenderla y superarla.