Introducción
El desarrollo de conocimiento es un tema fundamental para el desarrollo económico y social de los territorios. En las últimas décadas, las publicaciones se han ido constituyendo en un indicador de la producción científica a nivel macro, meso y micro, en diferentes áreas del conocimiento, con injerencia en procesos de acreditación institucional definidos por sistemas nacionales creados para tal fin5.
Bases internacionales que ofrecen el servicio de indexación, como Scopus o WoS, generan indicadores de calidad y visibilidad a fin de determinar el impacto de las publicaciones. Indicadores que, a pesar de notables críticas y resistencias, debido a sesgos de los sistemas de clasificación, oligopolio de ciertas bases de indexación o subrepresentación de la ciencia de América Latina6, siguen siendo referencia en varias latitudes del mundo e incluidos en modelos de categorización o medición de grupos de investigación, como es el caso de Colombia con Minciencias, que atribuyen una ponderación importante a esta tipología de productos7.
El análisis de la producción científica y sus dinámicas ha motivado investigaciones con una amplia gama de enfoques y variables de estudio, algunos orientados a estudiar de forma comparativa la producción científica en disciplinas, tal es el caso de Gómez y otros8, que abordan las publicaciones en el área de ciencias sociales y se proponen varios indicadores de corte relacional, con Colombia y México como países de estudio, basándose en los artículos de Scopus. Arriojas y Marín estudian la producción en ingeniería de Suramérica (2008-2018)9, encontrando un mayor número de documentos en Brasil y menor en Bolivia y Paraguay evidenciando cifras preocupantes en el número de autocitas (citaciones internas del mismo país) con mayores porcentajes en Brasil y Colombia.
Otros estudios se enfocan en revisar la producción en algunas bases de indexación específica, como los de Carvajal y Carvajal10 11, quienes concluyen que Brasil, Colombia y Chile son los que contribuyen principalmente a la producción de documentos científicos visibles en SciELO, base con mayor cobertura latinoamericana.
En una línea análoga se encuentran estudios sobre la colaboración científica, redes e impacto de la publicación, mostrando cómo los procesos cooperativos tienen efectos en diferentes dinámicas de la producción científica, destacando la visibilidad internacional, con abordajes desde diferentes metodologías11.
Desde la gestión del conocimiento, se analizan las actividades de publicación de los grupos de investigación12, encontrando que los procesos de externalización y el capital tecnológico son factores positivos influyentes en la producción científica.
No se puede omitir que, dentro del desarrollo de la investigación científica, existen varios factores que tienen injerencia en la producción y visibilización del conocimiento13, entre ellos su asociación con el desarrollo económico y la inversión en Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI)14.
Desde varias décadas atrás, autores como Teitel15 indicaban que la comprensión de la relación existente entre crecimiento económico y desarrollo científico y tecnológico permitiría comprender mejor los indicadores reportados, e indicaba la necesidad de profundizar en indicadores hacia ese objetivo. Necesidad aún más sentida en países de América Latina y el Caribe, que cuentan con brechas diferenciales de tipo económico16. Brechas que han fundamentado planteamientos sobre la importancia de promover políticas para diñindir y compartir el conocimiento, especialmente en territorios de pocos recursos para CTel17. Si bien existen publicaciones en tomo a la comparación de las publicaciones científicas en diferentes áreas de conocimiento y latitudes, incluso apoyando recorridos históricos18, el tema sigue motivando otras investigaciones que permitan mayores acercamientos a la comprensión de elementos diferenciales de producción y redes de colaboración científica.
Frente a lo anterior, este artículo presenta un análisis de indicadores de producción a nivel global, a partir de cartogramas y gráficos que facilitan su comprensión. Adicionalmente, realiza un abordaje que permite comparar varios países de Sudamérica y Centroamérica a partir de indicadores absolutos y relaciónales, estos últimos para una mayor comprensión dentro de sus realidades y contextos. Finalmente, se muestran redes de colaboración a partir de coautorías de publicación en países Iberoamericanos, en respuesta a los grandes intenogantes generados por el COVID-19, centralmente en el sector salud. Estos, entre otros estudios, pueden complementar la mirada desde otras ópticas de colaboración que se han abordado a partir de investigaciones como la realizada por Cuño y Soto19, quienes abordan el tema de intemacionalización en casa a través de una experiencia de pasantía en el confinamiento del COVID-19 entre Colombia y España.
Esta investigación permite conocer resultados y dinámicas de producción científica y colaboración en diferentes latitudes y podrá servir a la comunidad nacional e internacional como referencia para plantear otros estudios especializados en la producción y difusión de la investigación. Así mismo, a los decisores de políticas institucionales, para sensibilizar sobre las brechas existentes en producción científica y la necesidad de usar indicadores que ayuden a comprender sus propios contextos.
Metodología
La investigación tiene un enfoque cuantitativo, apoyado en indicadores de tipo cien- ciométrico que contribuyen a la comprensión de la actividad científica y permiten determinar dinámicas en tomo a distribución geográfica, producción, colaboración, entre otros, facilitando situar a un territorio, área temática o investigador, en un contexto mundial o regional de la productividad científica, con las limitaciones que esto puede tener20.
La producción científica contemplada en el estudio hace referencia a artículos publicados en revistas cuyas áreas de conocimiento corresponden a ciencias de la tierra y el espacio, investigación biomédica, ingeniería y tecnología, física, biología, química, entre otras, re portados por el Banco Mundial y visualizados por DataBank21, el cual registra en su página una fecha de actualización de marzo de 2018.
La información y los cartogramas fueron tomados del sitio web Worldmapper22, categoría y subcategoría educación y ciencia, respectivamente. Los cartogramas se construyen a partir de una representación redimensionada de los territorios, según las variables de estudio, donde el tamaño de cada territorio es proporcional al valor obtenido en dicha variable; método de representación propuesto por Gastner y Newman23, quienes basan el proceso de difusión de mapeo a partir de áreas con mayor a menor densidad. Worldmapper contiene información o estimaciones reportadas por diversas fuentes, entre ellas el Banco Mundial, la ONU, el PNUD, o bases especializadas construidas. Los colores del mapa agrupan los territorios en doce regiones geográficas24.
Se complementó el estudio con indicadores tomados de la base EdStats del Banco Mundial, el cual, a través de sus fuentes internacionales, permitió consultar datos de desarrollo global actualizados o estimaciones nacionales y globales (fecha de actualización, 20 de diciembre de 2020). Así mismo, con información reportada en las bases de estadística de la Unesco25, bajo temas de ciencia, tecnología e innovación: inversión en investigación y desarrollo (I+D) según el producto interno bruto (PIB), número de investigadores por millón de habitantes, producción según año, entre otros.
A partir de algunos datos reportados se plantearon indicadores de tipo relacional, que se encuentran expresados a través de una relación de cálculo entre el cociente de dos indicadores absolutos, siendo así para este artículo Indicador Relacional 1 (IR1), que se obtiene a partir del cociente entre la producción científica de un país y el número de investigadores que se encuentra registrado en ese país. El Indicador Relacional 2 (IR2), que permite relacionar la producción científica de un país y la inversión que destina ese país en I+D.
Finalmente, para las redes de colaboración científica y redes conformadas por la declaración de pandemia, se tomó como fuente centralmente la información reportada en el documento “La respuesta de la ciencia ante la crisis del COVID-19”26, elaborado por el Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad (OCTS) de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y la Red de Indicadores de la Ciencia y Tecnología (RICYT)27.
Resultados
Los resultados se organizan en tres secciones; inicialmente, un mapeo mundial de la producción científica abordado a partir de densidades de cartogramas; posteriormente, un comparativo centrado en algunos países de Suramérica y Centroamérica, a partir de indicadores absolutos y relativos; finalmente, un análisis de colaboración científica y conformación de redes, en tiempos de pandemia por COVID-19.
Cartogramas mundiales de la producción científica
La producción científica en diferentes lugares geográficos, entre 2005 a 2015, se presenta en el gráfico 1. La dimensión del tamaño geográfico del territorio representa la proporción de artículos publicados, con una relación directa al área, esto es, a mayor área, mayor producción científica y viceversa.
El crecimiento de la producción científica identifica un notable crecimiento en territorios como China o India; Europa sigue generando una importante contribución a nivel de la producción global. En el mapa se observan territorios con una representación gráfica muy delgada, siendo así, por ejemplo, el caso de los territorios cercanos a Centroamérica, como El Salvador, Nicaragua, Panamá, entre otros. Tal representación delgada implica que la produc ción entre el año base 2005 y diez años después, 2015, no fue notable o no hubo aumento.
El crecimiento de producción de artículos entre 2005 y 2015, según territorios, se evidencia en la tabla 1. La clave de color tiene asociación con los colores y territorios identificados en el gráfico 1.
Si bien se evidencia una contribución notable, en relación con la producción de conocimien to científico visible a pañir de añículos en el periodo 2005-2015, otro indicador informativo de contraste es la tasa o ritmo de crecimiento, la cual refleja elementos complementarios y preocupantes para algunas regiones, por el declive de la ciencia entre 2005 a 201528 (gráfico 2). En el cartograma, el tamaño del territorio muestra la proporción del número de artículos del ario 2015, tomando como base de referencia la proporción publicada en el ario 2005. Así, entonces, se puede visibilizar la disminución de la investigación científica en algunos territorios, donde su tasa o ritmo de crecimiento ha sido menor.
Se interpreta, a partir del gráfico 2, que Asia cuenta con un área notable y con repre- sentatividad espacial en el cartograma, lo que indica un aceleramiento de su producción. Europa y la parte norte de Suramérica tienen un área no tan delgada que refleja una tasa de crecimiento mayor, comparando la producción 2015 con el año base 2005. En contraste, el cartograma refleja la región de Norteamérica con una extrema delgadez, así como la zona de Centroamérica, lo que se interpreta con una tasa de crecimiento menor y muy inferior a la presentada en los países asiáticos.
A partir de los datos de la tabla 1 se puede encontrar la razón o relación del crecimiento de publicaciones al año 2015, así, entonces, al hacer el cociente entre los valores de Asia y Europa, se observa que, aproximadamente, por una publicación realizada en Europa, Asia producía 2,27 publicaciones (438060/193164 = 2,27) para el año 2015. Con un procedi miento similar, la relación entre Estados Unidos y Asia es de 1 a 6,97 artículos, y la relación entre Suramérica a Asia es de 1 a 9,66 artículos.
Comparativo de indicadores de producción científica. Países de Sur y Centroamérica
Con el fin de contar con un análisis que permita comparar Colombia frente al comporta miento de la producción científica, se seleccionan algunos países en el ámbito suramericano y centroamericano. En el gráfico 3 se observa el comportamiento de las publicaciones científicas y técnicas, según datos suministrados por el Instituto de Estadística de la Unesco. Se observa que la producción científica de Brasil supera ampliamente lo aportado por México, Argentina, Chile y Colombia. La pendiente de crecimiento entre los años 2010 y 2018 es más acelerada y notable en Brasil que en los otros cuatro países en mención. Se visualiza que la producción de Colombia se ha ido acercando del 2016 al 2018, a la realizada por Chile y Argentina.
Un indicador que está asociado con la producción científica es la conformación de equipos de trabajo y recurso humano capacitado para el desarrollo de la investigación científica.
A partir de los datos de la Unesco28, se encontró que, a nivel mundial, los países que cuentan con un mayor número de investigadores por millón de habitantes29 son (con sus respectivos valores de investigadores x 106 habitantes): Dinamarca, 7735,3; República de Corea, 7280,8; Suecia, 7156,9; Singapur, 6844,1; y Finlandia, 6793,6. Estos países tienen casi seis veces más que el promedio mundial, correspondiente a 1785,7 investigadores x 106 habitantes. A nivel de América Latina y el Caribe (ALC), el promedio es de 580,17 investigadores x 106 habitantes.
En el gráfico 4 se presenta el indicador número de investigadores por millón de habi tantes, en algunos países de Sur y Centroamérica, en los últimos diez años. Se observa que Argentina cuenta con mayores registros en este indicador, con valores que duplican incluso la media de ALC. Brasil está por debajo de Argentina, pero también registra valores que superan el promedio de ALC; no es así en los casos de Chile, México y Colombia, que, de forma respectiva, presentan menor número en este grupo comparativo.
Otro indicador relacionado con la producción científica de un país corresponde a los recursos económicos destinados para su fomento y desarrollo30 como lo que se destina para inversión en CTel del PIB.
Según el Instituto de Estadísticas de la Unesco, los Estados miembros de la Dirección General de Investigación e Innovación de la Comisión Europea reportan el 23 % del gasto público en I+D mundial. Dentro de los procesos de consulta se logró encontrar que los cinco países que invierten más de su PIB en I+D, a corte del 2018, fueron Israel (4,95 %), República de Corea (4,81 %), Suiza (3,37 %), Suecia (3,34 %) y Japón (3,26 %). Estados Unidos ocupa el noveno lugar, con una inversión del 2,84 %. El promedio mundial del gasto en I+D es del 2,27 %, incluyendo países que en los últimos diez años registraron tendencia creciente en inversión. En América Latina, la inversión en I+D tiene un bajo crecimiento con tendencia a mantenerse constante en los últimos quinquenios. La mayoría de los países de ALC se visualizan muy por debajo del promedio mundial y con valores que distan más de cuatro puntos de Israel el país que más invierte.
En el gráfico 5 se presenta el comportamiento de I+D según el PIB de algunos países de Sur y Centroamérica: Brasil, Argentina, Colombia, Chile y México. Se observa que Colombia tiene menor inversión porcentual, con un promedio, en los últimos años, de 0,25 %.
Se visualiza que, en su orden, Brasil, Argentina, México y Chile superan la inversión realizada por Colombia en todo el periodo 2010-2018. Valores porcentuales que se encuentran en la franja del 0,2 % al 0,3 %, para Colombia reflejan un panorama crítico con respecto a la inversión en CTeI, situación que incluso es más preocupante si se consideran las recesiones de inversión limitadas de forma notable por efectos de la crisis en distintos sectores producida por la pandemia COVID-19, no solo para Colombia sino para otros países vecinos. Desde los estudios del MEED, la deuda en los mercados emergentes y las economías en desarrollo han aumentado entre el 2020 y 2021, especialmente en países de bajos ingresos, entre ellos los de América Latina y el Caribe, llegando a niveles más altos que los presentados en más de cinco décadas31.
A partir de los indicadores absolutos ya expuestos, se presenta a continuación la pro puesta de analizar desde otra perspectiva las cifras reportadas, considerando indicadores que permitan relacionar dos o más variables y así contextualizar la producción científica de las regiones con respecto a su propia inversión y condiciones. Bajo lo anterior, y considerando que la producción científica de un país tiene relación con el número de investigadores, se podría obtener el indicador relacional (IR1), visualizado en el gráfico 6a. De forma análoga, al considerar la publicación de artículos con relación a la inversión en CTI según el PIB, se propone la construcción del indicador relacional (IR2) para cada uno de los cinco países referidos anteriormente (gráfico 6b).
El análisis de estos indicadores relacionales arroja resultados complementarios y genera contrastes con los representados anteriormente. En el gráfico 6a, se evidencia que Colombia, entre 2013 y 2017, presenta mejores resultados que los otros países en cuanto a la relación (IR1) producción vs. investigador por millón de habitantes. En relación con IR2, se muestra que Colombia, aun cuando invierte menos recursos, se encuentra con mejores resultados que Chile y Argentina, cuando se relaciona producción con respecto a la inversión en I+D (gráfico 6b).
Colaboración científica en tiempos de pandemia por COVID-19
La cooperación científica y la conformación de redes constituyen un elemento fundamental en la producción de conocimiento, siendo los años 2020 y 2021 una muestra evidente de su importancia, por los nuevos retos asociados con la pandemia COVID-19, que ha motivado a investigadores de diferentes latitudes del mundo y disciplinas a unirse y generar procesos de colaboración, ante una situación desconocida y con efectos en distintos ámbitos32.
Una ilustración de tal sentido de cooperación se puede evidenciar en los investigadores del sector salud o ciencias experimentales. Según el primer informe de la ciencia mundial e iberoamericana ante la crisis del COVID-19, los indicadores de la colaboración internacional y nacional, en los primeros tres meses de la declaración de pandemia, estaban cercanos al 75 % (gráfico 7).
A cuatro meses de la declaración de pandemia, el panorama de la cooperación cambió notablemente. En el gráfico 8 se observa el comportamiento de la colaboración científica internacional y nacional (regional), en países iberoamericanos34 35. En la mayor parte de los países, cerca del 50 % de los artículos publicados sobre el tema de COVID-19 se realizaron en colaboración internacional. Según datos del informe, la mayor parte de los artículos se llevaron a cabo bajo colaboraciones ya existentes, o que fueron reactivadas, bajo el objeto de describir de forma epidemiológica las características del COVID-19 y la viabilidad de su extensión a otras partes del mundo.
Al realizar un comparativo entre Colombia, Argentina, Brasil, Chile y México, se observa que los dos primeros países en mención tuvieron mayor porcentaje de colaboración inter nacional, con valores entre 55 % y 60 %, aproximadamente.
El gráfico 9 muestra la red de colaboración entre países iberoamericanos, en temas asociados con el COVID-19. Se visualizan algunos círculos de mayor diámetro, lo que representa un mayor volumen de publicaciones sobre el tema; así mismo, las conexiones o ramificaciones indican lazos cooperativos entre los países.
Se observa una mayor producción de publicaciones con filiación institucional de España, con redes y lazos más gruesos con Brasil y Chile, un poco menos definida con Colombia, Perú y Paraguay. En Colombia se tienen publicaciones en coautorías principalmente con España, Perú, Venezuela, Ecuador, Uruguay y Argentina.
En cuanto a las instituciones por país, el mayor número de publicaciones en Brasil estuvo liderado por la universidad de São Paulo; en España, por el Hospital Universitario la Paz; en Colombia, por la Universidad Tecnológica de Pereira; en México, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y en Argentina por la Universidad de Buenos Aires37 38.
Dentro de la gama de temas relacionados con el COVID-19 se pueden considerar diferentes ejes temáticos, entre ellos se destacan por el mayor número de publicaciones los de carácter biomolecular y funcionamiento de tipo genético; otra categoría se enfoca hacia las lesiones provocadas por el COVID-19. Un tercer grupo hace referencia a técnicas de diagnóstico. Un menor número de publicaciones tuvieron como objetivo determinar factores de riesgo o analizar los efectos psicológicos, el aislamiento social y el estrés; estos últimos temas, con mayor tendencia a ser publicados en países de Iberoamérica.
Conclusiones
El panorama mundial de indicadores en cuanto a la producción científica, visibilizada a través de cartogramas, permitió hacer más evidentes las grandes brechas que existen entre los países de Asia, Europa y América del Norte con respecto a los países de Sudamérica. El análisis de indicadores en torno a inversión en I+D y número de investigadores por millón de habitantes, ratifica para el caso de América Latina un distanciamiento notable, situación que representa una mayor preocupación debido al retroceso ocasionado por la pandemia, en relación con los recursos de inversión y capital humano39.
A partir del primer informe de la ciencia mundial40 se refleja el fortalecimiento de redes internacionales y de cooperación, en escenarios a nivel de salud y demás campos del sistema de I+D, que estuviesen relacionados con el COVID-19. En el ámbito iberoamericano, las publicaciones científicas en torno a la pandemia fueron realizadas en un mayor porcentaje por instituciones de educación superior (IES), especialmente universidades; solo en España, el mayor número de publicaciones fue liderado por institutos de investigación u hospitales, evidenciando que las instituciones de educación superior, y en general el sector, también han aportado al estudio de esta problemática, a pesar de los mismos retos que se le presentan a la comunidad académica41.
A partir del análisis de indicadores absolutos se constató que, si bien Colombia presenta marcadas diferencias de inversión en I+D y número de investigadores por millón de habitantes con respecto a países homólogos como Argentina y México, los indicadores relaciónales (IR1, IR2), mostraron valores más favorables a Colombia y por el contrario, Argentina registra indicadores relativos más bajos, lo que ratifica la importancia de incluir este tipo de indicadores en el análisis de la producción científica de un país o una institución42.
Entre las diversas situaciones y reflexiones que ha develado o recalcado la pandemia del 124 COVID-19, una importante es la necesidad de contar con talento humano dedicado a la ciencia para el desarrollo de diferentes sectores en un país, entre ellos el factor salud. Dentro de otros elementos positivos que se pueden resaltar en las dinámicas de producción científica después de la declaración de pandemia COVID-19, es el fortalecimiento o reactivación de [O equipos colaborativos a nivel internacional a fin de dar respuesta a incertidumbres que se han suscitado con esta crisis. Gran parte de estas investigaciones han sido lideradas por universidades, que desde varios años atrás contemplan la importancia de la conformación de redes y que han sido impulsadas por algunas leyes de Estado, como es el caso de Colombia con la ley 30 de 199243.
A partir de esta investigación no se puede identificar si la colaboración científica o la conformación de redes se encuentra legalizada institucionalmente o qué tipo de formalidad se ha dado con ella, pero sí se detecta, desde las coautorías de las publicaciones, la cooperación entre investigadores de diferentes países, destacando en ello un esfuerzo importante al reco nocer, como indican Gibbons y otros44, que la colaboración científica es una realidad plural, compleja y cambiante, en donde se involucran diferentes actores sociales, organizaciones, disciplinas, y cuyos patrones y estrategias obedecen a diferentes lógicas.