Introducción
Transcurridos más de veinte años del genocidio de Ruanda, este sigue formando parte de la actualidad. Los tribunales franceses han decidido reabrir la investigación sobre la muerte del presidente de Ruanda, el hutu Juvénal Habyarimana, fallecido en un atentado efectuado contra su avión el 6 de abril de 1994 (Rwirahira, 2016). El atentado supone el inicio del genocidio que continúa el 7 de abril con el asesinato de la primera ministra Agathe Uwilingiyimana y de diez cascos azules belgas que intentaban protegerla. En menos de cuarenta y ocho horas, los asesinatos selectivos de los oponentes políticos provocan que, a mediodía del día 8 de abril, la oposición hutu ya no exista (Lugan, 2004). Las matanzas se extienden en las semanas siguientes a todos los tutsis sin excepción. Las milicias hutus extremistas próximas al presidente asesinado no perdonan la vida ni a los recién nacidos ni a las mujeres embarazadas (Helbig, Martin y Majoros, 1997). Los asesinos ponen en marcha “un intento sistemático y coordinado de eliminar físicamente a la población tutsi de Ruanda en su totalidad” (Straus, 2006, p. 49).
La Resolución 955 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, del 8 de diciembre de 1994, reconoció como genocidio las matanzas perpetradas en Ruanda de abril a agosto de 1994. El genocidio se desarrolló en tres fases. La primera durante la primera semana de abril, en la que la Guardia Presidencial y las milicias hutus Interahamwe asesinaron a los líderes de la oposición y a los tutsis con relevancia social sobre listas preestablecidas. La segunda durante las tres últimas semanas de abril, que consistió en eliminar a todos los tutsis sin excepción. En estas fechas, se produjeron las mayores carnicerías cuando se asesinaron a los tutsis que se habían refugiado en los edificios públicos (sedes de la Administración, iglesias y estadios). La tercera abarca mayo y junio cuando los genocidas rastrearon los bosques, las plantaciones y las marismas en busca de supervivientes y lanzando ataques organizados a zonas en las que los tutsis habían podido oponer alguna resistencia (Mutwarasibo, 2009). Estos tres meses se saldaron con más de 800 000 muertos (Naciones Unidas, 2004), aunque en diciembre de 1994, el Ministerio del Interior cifró en 2 100 000 las víctimas mortales del genocidio (Guichaoua, 2010).
Los antecedentes del conflicto sitúan que la primera potencia colonizadora que se estableció en Ruanda fue Alemania, pero, en 1916, las tropas belgas llegadas del Congo se hicieron con el país (Lugan, 1997). Una de las reformas que acometieron en 1933 fue la de censar y clasificar a todos los ruandeses como tutsi, hutu o twa (Des Forges, 1999). La Administración colonial se la asignaba según su aspecto físico, les medían la altura, la longitud de su nariz y la forma de sus ojos. Los tutsis eran altos, los hutus bajos y fornidos, pero muchos ruandeses eran imposibles de categorizar, por ello, los de origen mixto se clasificaron como hutus. La discriminación que sufrían los hutus que fueron excluidos del poder fue expuesta en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948 por observadores de la Organización de las Naciones Unidas. De 1948 a 1962, se enviaron cinco misiones de control y cada una era más crítica que la anterior (Melvern, 2000). Vidal (1991) plantea que la exacerbación del odio étnico entre tutsis y hutus se efectúa entre 1959 y 1961.
Francia influyó activamente en el país en las decisiones militares durante la guerra civil (1990-1994) (Klinkemallie, 2007). En 1975, firmó un acuerdo de cooperación militar de quince años y así se convirtió en el principal aliado occidental del régimen de Habyarimana y logró controlar la frontera oriental de la zona francófona de África (Melvern, 2000). El general canadiense Roméo Dallaire, comandante en jefe de las fuerzas de mantenimiento de la paz de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Ruanda, responsabiliza a Francia (Ruvebana, 2008) y a los Estados Unidos del genocidio de 2004 (Dallaire y Manocha, 2007), indicando que habían sido advertidos de que, si fracasaban las negociaciones de Arusha (1992-1993), se podía desatar en Ruanda una ola de violencia (Dallaire y Manocha, 2007).
Al comenzar los ataques en Ruanda, Francia y Bélgica mandaron 1300 paracaidistas para garantizar la seguridad y la evacuación de sus compatriotas. Las dos misiones fueron ejecutadas en pocos días y el 14 de abril los últimos militares franceses abandonaron el país (Lugan, 2004). La comunidad internacional desatendió la situación de Ruanda una vez completada la evacuación de los expatriados occidentales (Dallaire, 2004), y en las reuniones secretas del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, durante las primeras semanas de la masacre, no se abordó ningún plan para evitar las matanzas (Melvern, 2000). El general Dallaire (2004) se lamentó de que los soldados franceses, belgas y estadounidenses tuviesen como único mandato la evacuación de los ciudadanos occidentales y afirmó que, si esas tropas hubieran recibido el mandato de socorrer al pueblo ruandés, el genocidio se habría quedado en un intento. Muchas voces culparon a Occidente de no haber evitado la masacre (Ternon, 2007; Dallaire y Manocha, 2007).
El desacierto de la Organización de las Naciones Unidas en la tragedia ruandesa se debió, según el propio presidente del Consejo de Seguridad, Colin Keating, al desconocimiento y a las informaciones contradictorias que recibían (Barnett, 2002). El representante especial del secretario general en Ruanda, Jacques-Roger Booh-Booh, describía la situación como una guerra civil, mientras que el general Dallaire insistía en las matanzas unilaterales, pero las Naciones Unidas lo interpretó como una guerra civil y recomendó usar los medios diplomáticos para lograr un alto al fuego (Barnett, 2002).
Con las matanzas ya extendidas por todo el territorio nacional, la Resolución 912 del Consejo de Seguridad, del 21 de abril de 1994, determina reducir de 2548 a 270 los efectivos de los cascos azules de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas para Ruanda. Una semana después, el secretario general de las Naciones Unidas, Butros Butros-Ghali, se dirigió al Consejo de Seguridad pidiendo una intervención humanitaria, pero seguía hablando en términos de “guerra civil” y de “odios tribales muy arraigados”, sin utilizar la palabra genocidio, que no la emplearía hasta el 4 de mayo (Barnett, 2002, p. 133). El Gobierno estadounidense siguió defendiendo que era un problema de seguridad y que tenía que ser resuelto por los Estados africanos (Dallaire, 2004). Frente a este escenario, el Gobierno francés tomó la iniciativa, y el 16 de junio, el ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, apoyó una intervención militar con propósito humanitario, “para poner fin a las masacres y para proteger a las poblaciones con riesgo de exterminio” (Lugan, 2004, p. 178). Tras recibir el mandato de la Organización de las Naciones Unidas, el 23 de junio, se puso en marcha la Operación Turquesa, que tuvo como principal función la constitución de una zona humanitaria segura en el sureste del país. Los soldados franceses desarmaron al Ejército de Ruanda y neutralizaron a los elementos incontrolados. En conjunto, la Operación Turquesa tuvo éxito en su triple misión de garantizar la seguridad, apoyar y asistir a los necesitados, todo ello sin originar incidentes con los combatientes del Frente Patriótico Ruandés (Minear y Guillot, 1996). Cuando comienza la Operación Turquesa, ya habrían transcurrido más de dos meses del genocidio y, a pesar de que quedaban pocos tutsis, los militares franceses pudieron salvar a más de 8000 ciudadanos de esta etnia.
Las investigaciones sobre este conflicto y la cobertura realizada por los medios de comunicación son escasas, aunque sí que se han realizado algunos estudios en el marco internacional sobre la influencia de la radio ruandesa RTLM (Radio Télévision Libre des Mille Collines) y su papel como generadora de odio interracial (Chrétien, 1995; Li, 2002; Mann, 2009; Guichaoua, 2010) o algunos trabajos que se centran en la actuación de algunos periódicos europeos, como el de Klinkemallie (2007), que examina el papel de Francia en el genocidio a través de los periódicos Le Soir, Le Monde, La Libre Belgique, Libération y Le Figaro. En el panorama nacional, cabe mencionar el trabajo de Sendín (2006) y el de Castel (2007). El primero aborda la construcción de la imagen del africano en los medios de comunicación analizando el tratamiento informativo que hizo Televisión Española (TVE) durante el genocidio de Ruanda, mientras que Castel lo estudia desde el análisis en cuatro periódicos españoles de los conflictos de Ruanda, Somalia y de la República Democrática del Congo.
Frente a estos trabajos, esta investigación incluye en su muestra cuatro periódicos occidentales: El País, Le Monde, Le Soir y The New York Times, con el objetivo de analizar qué cobertura realizaron estos diarios sobre el genocidio de Ruanda y conocer si situaron este asunto en un plano informativo destacado o si, por el contrario, ofrecieron una cobertura escasa que pudiera haber provocado un conocimiento limitado del genocidio que se estaba produciendo. Las hipótesis de partida son las siguientes:
H1: los diarios occidentales ofrecieron una reducida cobertura informativa sobre el genocidio. Esta situación pudo influir en la escasa movilización de la ciudadanía (Park, 1940; Cohen, 1963) y en que no existiera una rápida toma de decisiones políticas en los países en los que se editaban los periódicos examinados (Borrat, 1989; Eilders, 2000).
H2: existe una correlación entre el volumen de información publicada en el periódico de un país y su intervención política en el conflicto de Ruanda (Borrat, 1989; McCombs, 2006).
H3: los medios de comunicación occidentales informan de los países más pobres del mundo cuando sucede una tragedia y el framing se realiza desde la violencia y el conflicto, porque se considera que son factores más noticiables que cualquier intento de reconciliación (Wolfsfeld, 2004; Lynch y McGoldrick, 2005; Sheafer y Dvir-Gvirsman, 2010). Este principio se altera si hay participación en la noticia del país desde el que se edita el diario, el framing aplicado entonces es el de la implicación del país que se ampara en la proximidad emocional con los lectores.
Metodología
El trabajo de investigación se enmarca dentro de la teoría de la agenda-setting, desarrollada por McCombs y Shaw (1972), al pretender detectar indicios de correlación entre la cobertura noticiosa del genocidio y la reacción de sus respectivos países frente a ese conflicto. Por ello, se seleccionó un diario belga (país colonizador), otro francés (mayor aliado durante los últimos años), otro estadounidense (alta implicación durante el conflicto) y un periódico español (por ser España uno de los países que, junto a Argentina y República Checa, votó en favor de denominar lo que estaba ocurriendo en Ruanda como “genocidio” en el Consejo de Seguridad del 29 de abril de 2004 (Melvern, 2000). Se incluyen en la muestra el diario Le Monde, principal periódico generalista francés en difusión (Díaz, 2009) y considerado el diario europeo que más informa sobre cuestiones africanas (Pizarroso, 2005), y el resto de los periódicos por ser los más difundidos en sus respectivos países, Le Soir (Pérez Soler, 2016), El País (Rwirahira, 2016), The New York Times (Amiguet, 2017).
La metodología seleccionada es el análisis de contenido, considerada como la técnica más antigua y central en los estudios sobre medios de comunicación y definida como el análisis de los mensajes manifiestos y latentes de un cuerpo de comunicados (Krippendroff, 2013; McQuail, 2013).
La muestra está compuesta por las noticias publicadas sobre el conflicto entre el 6 de abril y el 24 de agosto de 1994 en los cuatro diarios internacionales: El País, Le Monde, Le Soir y The New York Times. La fecha de recogida de la muestra coincide con el comienzo de los asesinatos. Las matanzas comenzaron la noche del 6 al 7 de abril de 1994 y se extendieron hasta el 22 de agosto, fecha que se considera la del fin del genocidio, porque fue el día en el que el nuevo gobierno extendió su jurisdicción a todo el territorio de Ruanda. En la tabla 1, se presentan los números que publicaron los diarios en el periodo examinado. En el caso de Le Monde y Le Soir, la cantidad de periódicos es menor del número de días, debido a que Le Monde publica un solo número el fin de semana (sábado y domingo) mientras que Le Soir hace lo mismo con domingo y lunes. Los dos periódicos tampoco se publican los festivos nacionales.
La suma total de los números publicados entre los cuatro periódicos en las fechas que delimitan este estudio es de 513. A partir de esta cifra, se ha elegido una muestra representativa en la cual se ha aplicado el muestreo sistemático (Krippendorff, 1990). En este caso, se ha incluido en la muestra los números de los cuatro periódicos publicados en fechas múltiples de 4, partiendo del 6 de abril que marca el inicio del genocidio de Ruanda. Esta amplitud 4 escogida para este muestreo asegura que todos los días de la semana estén representados en la muestra. Por tanto, constituyen la muestra 132 números, 33 números por cada uno de los cuatro periódicos.
Para medir la importancia que cada uno de los periódicos analizados le concedió al conflicto de Ruanda, se ha utilizado una plantilla de codificación (Rukebesha, 2014) que analiza la presencia de unidades periodísticas distribuidas en tres categorías: 1) elementos informativos en portada por los cuales se entienden titulares y noticias, 2) elementos gráficos en portada que incluyen fotografías e infografías y 3) elementos opinativos en portada más editoriales, columnas de opinión y cartas al director. Además, para tener una perspectiva comparada, se someten al mismo análisis otros tres focos importantes de la actualidad internacional: Bosnia, Sudáfrica y Oriente Medio. Para completar este estudio cuantitativo, se mide la cobertura informativa otorgada al genocidio de Ruanda en las páginas interiores de los periódicos, pero esta vez sin una perspectiva comparada. La codificación se llevó a cabo por dos autores. Con el fin de asegurar la fiabilidad del estudio, se analizó una muestra común de veinte unidades periodísticas. Tras dos rondas de codificación, se obtuvo un correcto nivel de acuerdo entre los codificadores. El índice de nivel de concordancia entre codificadores utilizando para tal fin el índice Kappa de Cohen (Cohen, 1960) es de un 0.8, lo cual otorga suficiente fiabilidad al análisis de las distintas unidades periodísticas: elementos informativos, elementos opinativos y elementos gráficos.
Análisis y resultados
Estudio cuantitativo de los elementos informativos
Los elementos informativos en el conjunto de los diarios
La codificación realizada señala julio como aquel mes en el que se concentra el mayor número de noticias sobre Ruanda en los cuatro periódicos. En este mes, se produjo la venganza de las tropas tutsis, que provocó que en tan solo cuatro días un millón de hutus se refugiaran en la ciudad de Goma, en Zaire (actualmente República Democrática del Congo). La catástrofe humanitaria en los campos de refugiados acaparó las noticias sobre Ruanda. Por el contrario, el mes que registró la mayoría de las víctimas del genocidio, mayo, fue el que obtuvo una cobertura manifiestamente menor (figura 1). Hasta el 30 de abril se cifran 100 000 muertos y 1.3 millones de desplazados (Eriksson, 1996).
De los periódicos examinados, como se desprende de la tabla 2, Le Soir fue el diario que más espacio dedicó a Ruanda, sobre todo en abril. En este mes, se produjo la muerte de diez cascos azules belgas y la evacuación de ciudadanos belgas y de otros occidentales, que pueden explicar el aumento del interés de este diario por lo que estaba ocurriendo en Ruanda. El diario El País, por el contrario, fue el que menos noticias publicó.
Análisis de los elementos informativos en portada
Con el objeto de medir la relevancia que tuvo la información sobre Ruanda en los periódicos, se han examinado las portadas, ya que en ellas se busca atraer y llamar la atención de los lectores presentando de manera rápida los temas más destacados de la actualidad (Davara, López, Martínez-Fresneda y Sánchez, 2004). Palau (2013) añade que, además de ser un escaparate de los contenidos y de un elemento de marketing, es un espacio de identidad, ya que los temas de portada tienen una significación excepcional. McCombs (2006) subraya que las noticias de portada de un diario tienen dos veces más lectores que las que aparecen en las páginas interiores. Por ello, en este apartado, se realiza un examen comparativo del espacio concedido por los periódicos a otros focos de la actualidad internacional en esos meses centrales de 1994, la situación en Bosnia, Sudáfrica y Oriente Medio.
Antes de proceder a mostrar los resultados, conviene matizar que las portadas de los diarios comparados presentan diferencia en su confección diaria. Así, la portada de The New York Times se divide en bloques idénticos para que ninguna noticia resalte sobre las demás. A primera vista no resulta fácil reconocer la noticia principal de su portada, aunque, en ocasiones, para otorgar relevancia a una noticia imprime su titular con letras mayúsculas. Le Monde también busca el equilibrio en su diseño de portada y opta por publicar viñetas en vez de fotografías. En cambio, Le Soir busca destacar alguna noticia en su portada, aunque de manera poco pronunciada, mientras que El País usa diferentes modelos de diseño (figura 2).
Fuente: elaboración propia basada en las carátulas de El País, Le Monde, Le Soir, The New York Times.
La tabla 3 presenta las ocasiones en que el titular principal de portada se dedicó a Ruanda según el número de columnas y la posición en la primera página.
El genocidio de Ruanda tiene presencia en los titulares de las portadas, en tres de los cuatro periódicos: 13 de los 132 números que forman parte de la muestra de este trabajo. El periódico que más titulares principales dedicó a Ruanda fue Le Soir, seguido de Le Monde. En una situación muy diferente, se encuentra el diario El País que no le dedicó ningún titular principal en los meses analizados. Los titulares de portada de The New York Times merecen una consideración especial, ya que este periódico no tiene la costumbre de destacar ningún titular.
En cuanto a la distribución de los titulares de portada según los meses analizados, se observa, en consonancia con la figura 1, que abril (diez titulares principales) y julio (once titulares) son aquellos en los que más importancia se concede al conflicto en términos cuantitativos.
Con el objeto de obtener datos que amplíen la tendencia observada, se procede a comparar la cobertura informativa del genocidio con la realizada por estos diarios sobre otros focos de la actualidad internacional del momento, como Bosnia, Sudáfrica y Oriente Medio (tabla 4). Los periódicos en conjunto presentaron la información sobre el conflicto de Bosnia en 11 de los 132 números examinados, es decir, en 8.33 % de las portadas, porcentaje inferior a 10.60 % dedicado a Ruanda; a Sudáfrica le dedicaron 7 de las 132 portadas analizadas, lo cual representa un porcentaje de 5.30 %, mientras que a Oriente Medio le concedieron 2 titulares principales en 132 portadas, lo cual representa 1.52 %. Por tanto, Ruanda recibió más espacio en los titulares principales de las portadas en los cuatro diarios.
En cuanto al resto de los titulares secundarios que aparecen en las portadas, Ruanda está presente en 36 de las 132 portadas examinadas, lo cual supone en porcentaje 27.27 %. La presencia de Bosnia es menor que la de Ruanda: en 27 números de 132, 20.45 %. Sudáfrica cuenta con 15 titulares, 11.36 %. Mientras que sobre Oriente Medio se localizan 13 titulares en los 132 números analizados, 9.85 %.
El conflicto de Ruanda tuvo más presencia en el escaparate de los cuatro periódicos considerados en su conjunto y también si se analizan uno a uno. El recuento de los titulares de portada confirma, además, que el espacio reservado a Ruanda en los cuatro periódicos es relativamente proporcional al grado de implicación del país de origen del periódico en este conflicto. El espacio reducido que El País dedica a Ruanda en sus titulares es correlativo a la escasa implicación del Estado español. En cambio, Le Monde y Le Soir son los diarios donde se emplazan más titulares de portada sobre Ruanda; en correlación, Bélgica y Francia fueron los países más comprometidos en el conflicto ruandés. The New York Times ocupa el tercer puesto en cuanto al número de titulares de portada sobre Ruanda y se puede afirmar que su participación no fue destacada como la de Francia o Bélgica, pero estuvo por encima de España.
Análisis de los elementos informativos en páginas interiores
Tras la medición comparativa en las portadas, la investigación se fija en el espacio dedicado en las páginas interiores de los cuatro periódicos. Esta vez el estudio no recurre a la perspectiva comparada. La tabla 6 recoge cómo en 9.84 % de los números (13 de 132) la información sobre Ruanda abre la sección de internacional.
En cuanto a la situación de las informaciones en la página del periódico, la tendencia que se observa es la de ubicar las noticias sobre Ruanda en un lugar privilegiado (tabla 7). Se entiende por ubicación privilegiada, según el triángulo de Haas (1996), página impar del periódico, parte superior de la página y zona de salida (Berrocal y Rodríguez-Maribona, 1998).
Le Soir y Le Monde siguen siendo los diarios que mayor relevancia otorgan a las noticias sobre la crisis en Ruanda. En la tabla 8, se puede observar que, en 21 de los 132 números que forman parte de la muestra de este trabajo, se dedica una página completa o más a la información sobre Ruanda. En términos porcentuales, es 15.9 % de las informaciones. Además, se detecta, de nuevo, que los valores correspondientes al mes del genocidio, es decir, mayo, que registró la mayoría de las muertes, son inferiores a los valores de los demás meses y que los valores correspondientes al mes de la tragedia humanitaria en los campos de refugiados (julio) son superiores a todos los demás.
Si se cuantifica el número de informaciones que ocupan media página, el resultado es de 58 en los 132 periódicos de la muestra (43.93 %). Estos datos indican que los periódicos concedieron un espacio significativo al conflicto de Ruanda.
Tras el análisis realizado, se puede afirmar que el genocidio de Ruanda tuvo una presencia destacada en los diarios examinados, siendo Le Monde y Le Soir los que le ofrecieron una mayor cobertura noticiosa seguidos de The New York Times y El País.
La autoría de los elementos informativos
La presencia de un corresponsal o de un enviado especial en una zona de conflicto es un signo inequívoco del interés del medio por esa zona, pero muchas veces estos profesionales no cubren la información desde el foco del conflicto, en general por peligrosidad o por la propia imposibilidad de acceder a la zona. Por ello, en el genocidio de Ruanda, se ha examinado la presencia de corresponsales en los Grandes Lagos. Así, se observa, que en 17 de los 132 números analizados (tabla 10), 12.87 % de las portadas, figura una información enviada por un corresponsal o un enviado especial. Más de la mitad de esas noticias corresponden a julio, que fue el mes de la intervención de las tropas francesas en Ruanda y de las tropas estadounidenses en los campos de refugiados en Zaire. El despliegue de Le Monde y de The New York Times superó con creces el de El País y de Le Soir.
Estos datos cobran mayor significación si se comparan con las noticias de portada sobre Bosnia (tabla 11), Sudáfrica (empatada con Bosnia con 13 noticias en 132 números, 9.85 %) y Oriente Medio (11 informaciones, 8.33 %) firmadas por corresponsales o enviados especiales. Las informaciones de Ruanda superan el resto de las noticias internacionales en esta categoría de autoría de las informaciones.
Si además se examina la autoría de las informaciones en las páginas interiores de los diarios en 45 de los 132 números (34.09 %), la noticia fue enviada por un corresponsal o enviado especial a los Grandes Lagos. Destaca el caso de The New York Times que, en julio, los siete números de la muestra contienen una noticia enviada desde Ruanda o desde los campos de refugiados ruandeses en Zaire. El esfuerzo de Le Monde en este sentido es también remarcable, el periódico francés suma diecisiete unidades textuales periodísticas firmadas desde los Grandes Lagos. En cambio, Le Soir se queda muy atrás, quizá por la animosidad que manifestaban los milicianos hutus Interahamwe contra los belgas en el tiempo que duró el conflicto, considerados como cómplices de la rebelión del Frente Patriótico Ruandés. La presencia de un periodista belga en la zona controlada por las Fuerzas Armadas ruandesas y los Interahamwe (y esto incluye los campos de refugiados) hubiera sido muy peligroso.
La presentación de los elementos gráficos
Uno de los elementos clave que utilizan los periódicos para resaltar el interés de una noticia es la fotografía. En 12.12 % de los números de los cuatro periódicos, se dedica la imagen principal de portada a Ruanda (tabla 13). El diario El País es el que menos imágenes dedicó, mientras que Le Monde y Le Soir empatan con el mismo número de fotografías. Los elementos gráficos de primera importancia en la primera página de los periódicos analizados dedicados a Bosnia son dos veces menos que los dedicados a Ruanda: 8 números de los 132 analizados. Sudáfrica y Oriente Medio empatan por debajo de Bosnia con 4 fotografías en la portada cada uno.
Si se analizan todas las imágenes de portada (tabla 14), entendiéndose por la categoría imagen fotografía, infografía o dibujos, aumenta el número de imágenes, principalmente en dos medios: Le Soir y The New York Times. Y como se indicaba en la tabla 14, Ruanda vuelve casi a duplicar a Bosnia.
La actualidad de las imágenes publicadas es otro indicio del grado de interés que tiene un periódico por un foco de actualidad. Cuando el interés es escaso, tiende a utilizar imágenes de archivo. En el caso de Ruanda y en las portadas de la muestra, todas las fotografías son de actualidad, lo cual demuestra un interés alto por parte de los cuatros diarios.
Otro dato revelador sobre el grado de interés de un medio en un tema de actualidad es la autoría de las fotografías, si son propias o de una agencia de noticias. El envío de un fotógrafo a un escenario bélico le otorga exclusividad, pero también un gasto adicional. El 3.03 % (4 de 132) de las fotos de portada son propias del medio, el resto son de agencias. Le Soir publicó una imagen en abril y otra en junio y The New York Times dos fotografías de autoría propia en julio. Un dato muy bajo, pero que supera en porcentaje la cobertura fotográfica del resto de los asuntos de la actualidad internacional del momento.
Al contabilizar las imágenes sobre el genocidio en Ruanda en las páginas interiores de los periódicos, se computan 108 unidades gráficas en 132 números (tabla 15).
Estos 108 elementos gráficos se reparten de manera desigual entre los cuatro periódicos: desde los 8 elementos de Le Monde a los 48 de The New York Times. Le Monde se caracteriza por la opción editorial de no apoyar las unidades textuales con imágenes o hacerlo en contadas ocasiones, mientras que en The New York Times lo habitual es encontrar dos o tres unidades gráficas en cada página informativa. Conviene señalar que, entre las 48 unidades gráficas encontradas en las páginas interiores del periódico norteamericano, figura un mapa de Ruanda y de sus países vecinos que se repite en casi todos los números.
Julio es el mes en que se publicaron más imágenes sobre Ruanda en tres de los periódicos y que, como se ha podido constatar, más informaciones publicaron. En el caso de Le Soir, la abundancia de imágenes sobre Ruanda también coincide con el mes de mayor cobertura informativa, el de julio en el que se produce la muerte de los cascos azules belgas y la repatriación de sus compatriotas instalados en este país.
La presencia de los elementos opinativos
Los editoriales son también una señal de interés del medio sobre un tema, es el primero de los géneros periodísticos de opinión. Su importancia radica en que no expresa la opinión de una persona, sino la del mismo medio sobre un hecho noticioso de especial relevancia (Núñez Ladevèze, 1995). Gutiérrez (1984) resume la función de los editoriales afirmando que estos explican, enjuician, sugieren o exigen una respuesta (una acción). En algunos casos, una serie de editoriales de tipo combativo o crítico pueden constituir una verdadera campaña para lograr una acción concreta.
Los cuatro periódicos examinados tienen prácticas distintas. El País publica editoriales todos los días, uno de ellos destinado en general a un tema de actualidad internacional. Le Monde incluye un único editorial, siempre dedicado a la coyuntura internacional y en la primera columna de la portada. The New York Times incluye tres o cuatro editoriales reservando en general uno de ellos a algún asunto de la actualidad internacional, pero los domingos no publica ninguno. En el caso de Le Soir, la publicación de un editorial es algo excepcional. También los cuatro diarios tienen una línea editorial diferenciada: Le Monde es de izquierda moderada, Le Soir es derechista (Pizarroso, 2005), El País se sitúa entre el centro-izquierda y la izquierda (Hernández, 2012) y el estadounidense The New York Times es considerado un diario liberal (Palacios, 2008).
En los 33 números de la muestra examinada, se han encontrado once editoriales dedicados a Ruanda (8.33 %) (tabla 16).
La mayor parte de los editoriales dedicados a Ruanda se generaron en julio cuando se produjo la situación de emergencia humanitaria en el este de la actual República Democrática del Congo. Los editoriales sobre Bosnia superan en una unidad a los de Ruanda (doce frente a once). En el mismo periodo, sumando los cuatro periódicos, se localizan cinco editoriales de Sudáfrica y ocho de Oriente Medio.
En cuanto a la presencia del resto de los géneros de opinión, Ruanda obtiene la dedicación más alta y empata con Oriente Medio. Los diarios de los dos países más implicados en la guerra y el genocidio de Ruanda (Francia y Bélgica) son los que dedican más columnas de opinión a la cuestión de Ruanda.
El total de las cartas al director publicadas en los cuatro periódicos sitúa a Ruanda por delante de Bosnia, Sudáfrica y Oriente Medio, de lo que se deduce que es un tema que interesa especialmente a los lectores. Le Soir se erige como el periódico con mayor participación de los lectores.
Conclusiones
Tras el análisis de contenido realizado, se puede concluir que los periódicos Le Monde, Le Soir y The New York Times dedicaron al conflicto de Ruanda mayor espacio que a cualquier otro tema de la actualidad internacional en el periodo examinado. El conflicto alcanzó también un mayor número de titulares y fotografías en portada según el comparativo realizado en esta investigación con otros enclaves de la coyuntura internacional. Estos resultados invalidan la hipótesis H1 que afirmaba que los diarios occidentales ofrecieron una reducida cobertura informativa sobre el genocidio y que esta situación hubiera podido influir en la escasa movilización de la ciudadanía (Park, 1940; Cohen, 1963) y en la lentitud de la adopción de decisiones políticas en los países en los que se editaban los periódicos examinados (Borrat, 1989; Eilders, 2000).
En el caso particular de cada país, los datos confirman una correlación entre el volumen del espacio dedicado al conflicto de Ruanda en los cuatro periódicos y el grado de implicación de sus países respectivos en el mismo conflicto, por lo cual se valida la segunda hipótesis H2. En casi todas las categorías del estudio, Le Monde y Le Soir tienen los registros más altos, seguidos de The New York Times y del diario El País. Francia es el país que más se implicó en el conflicto, seguido de Bélgica y los Estados Unidos. El reducido espacio que El País dedica al genocidio guarda relación como la poca implicación que tuvo España en el conflicto, aunque no se pueda demostrar una relación de causalidad.
En cuanto a la tercera hipótesis H3, se verifica que el framing de proximidad emocional se impuso en los diarios de aquellos países con alguna participación en el conflicto, en detrimento del framing vinculado a la situación interna de violencia del país origen de la noticia. Así, el diario Le Soir hizo una cobertura más amplia en abril (57 noticias de las 134 publicadas) cuando se produjo la muerte de once cascos azules belgas y la evacuación de sus compatriotas. Una situación paralela se muestra en el resto de los diarios al publicar más n oticias en julio cuando se promueve la intervención internacional, se firma el alto al fuego y se desencadena la tragedia de los refugiados. Mayo, mes en el que se generalizó el genocidio en el territorio de Ruanda, fue el que menor cobertura noticiosa y opinativa generó en todos los diarios.