Introducción
La cobertura universal de salud es una de las grandes metas de las diferentes naciones en lo relacionado con los temas de salubridad. En el año 2014 los Estados adscritos a la Organización Panamericana de Salud (OPS) acordaron incrementar los aportes a los sistemas de salud, garantizando equidad para el acceso de la población con calidad en el servicio. Con el fin de valorar la atención de los entes de salud, se requiere tener información estadística actualizada que permita medir el estado real de las condiciones de salubridad de la población1. Una inversión financiera adecuada por parte de los gobiernos se asocia directamente con la reducción de la mortalidad, principalmente de la infantil2. En consecuencia, se debe tener eficiencia en el manejo de los recursos destinados a la salud, con el ánimo de lograr un manejo adecuado de estos, que permita lograr las metas propuestas3.
El manejo inadecuado de los sistemas de salud incide en la economía de los hogares, comprometiendo la canasta familiar alimentaria4, donde las mujeres de bajos ingresos y que además, son cabeza de familia se ven vulneradas en lo referente a la prestación de servicios de salud5. Los gobiernos que implementan medidas preventivas de salud y alimentación a favor de la población infantil ven recuperada esta inversión a futuro con un mejor rendimiento académico y una economía más efectiva6). En este sentido, incrementar el número de personas vinculadas al sector salud puede mejorar la economía de un país7, y por ello, se debe tener un sistema de salud eficiente que permita seleccionar los medicamentos que sean más adecuados para los habitantes, enfatizando en el control de la calidad en la distribución de los fármaco8.
La financiación adecuada por parte de los gobiernos en temas de salud tiene efectos directos en la calidad de vida de la población, reduciendo la inequidad y la pobreza; un sistema de salud que garantice buenas condiciones para la sociedad, tanto en el aspecto físico como en el emocional, abre el camino para que las comunidades alcancen metas económicas retadoras y una mayor eficiencia en la producción9.
Históricamente se ha observado que el mejor bienestar económico de un país va de la mano de una mejora sustancial en los sistemas de salud10. Por ejemplo, en México se ha evidenciado que la reforma del sistema de salud ha traído un impacto benéfico en los indicadores estadísticos sanitarios11. La salud está asociada con cinco factores principales: el económico, el social, el físico, la gobernabilidad y la inequidad12. La intervención política centrada en mejorar la estructura de salud de una nación incide de forma positiva al momento de alcanzar los objetivos planteados en pro de la comunidad13. Una mayor inversión económica en el campo de la salud implica mejores estadísticas macroeconómicas14. En Venezuela se aprecia que el sector que tiene mayor protagonismo en términos de salud es el privado, lo que hace que las familias de escasos recursos se vean afectadas y cuenten con una menor cobertura en salud; a ello se suma la falta de apoyo económico gubernamental. Esta nación cuenta con la menor inversión del PIB en lo referente a la salud, tiene equipos médicos obsoletos en la mayoría de los hospitales y carece de personal para atender las necesidades del pueblo, además de ser muy pocos los recursos que se disponen de fármacos15.
En América existe una gran heterogeneidad en la inversión en salud, pues la mayoría de las naciones destinan una mayor cantidad de fondos al sector de transporte, de vivienda y de defensa16. Por lo anterior, el objetivo de la presente investigación es comparar la inversión en salud en los diferentes países de América en los últimos veinte años. Como hipótesis nula se estableció que no existe diferencia estadística en la inversión en salud entre los países de América en las últimas dos décadas, y como hipótesis alternativa, al menos un país difiere estadísticamente en la inversión en salud en las últimas dos décadas en el continente.
Materiales y métodos
La presente investigación fue llevada a cabo teniendo en cuenta la información reportada por Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud y el portal Datosmacro.com, con acceso en el año 2020. Las variables evaluadas fueron: GPS=gasto invertido por el sector público en salud expresado en porcentaje; PGPT=Porcentaje del gasto total invertido en salud; GSPPIB= PIB salud; GPSPC=gasto público salud per cápita en euros (€). El periodo de evaluación fue entre los años 2000 y 2019, en todos los países de América.
Para el análisis de la información se utilizó el Modelo Lineal General, incorporando el análisis multivariado de la varianza MANOVA, teniendo en cuenta el contraste canónico de tipo ortogonal, suplementando con análisis de clúster. Se empleó el paquete estadístico SAS University.
Resultados
Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Canadá y Cuba, son las naciones de América con el mayor porcentaje invertido en el sector público de salud, superando el 70%. Los países con el menor porcentaje son: Honduras, Brasil, Paraguay, Guatemala y Venezuela. Estados Unidos incrementó cerca del 25% la participación estatal, Argentina 20%, Ecuador 16% y Uruguay 17%. Venezuela es la única nación del continente que redujo en un 12,3% la participación estatal en el tema de la salud. Costa Rica tiene el mayor porcentaje de inversión en salud respecto al gasto total, lo que indica que en promedio 30,2% del presupuesto de funcionamiento del país se destina a la salud, seguido de Estados Unidos y Canadá.
En Venezuela apenas el 5% del presupuesto representa la inversión total en salud. Al evaluar el producto interno bruto (PIB), Estados Unidos es la única nación que dedica más del 10% del PIB a la salud, superando de manera significativa a los otros países. Venezuela está por debajo del 2%. Las naciones del norte del continente son las que generan un mayor aporte en lo relacionado con el gasto público en salud per cápita en euros. (Tabla 1).
País | Década 1 (2010-2019) | Década 2 (2000-2009) | ||||||
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GPS | PGPT | GSPPIB | GPSPC | GPS | PGPT | GSPPIB | GPSPC | |
Canadá | 70,5 | 19,0 | 7,4 | 2921,0 | 69,8 | 16,8 | 6,4 | 1835,4 |
EEUU | 70,1 | 20,7 | 11,7 | 5620,0 | 45,7 | 17,7 | 6,6 | 2398,6 |
Argentina | 72,4 | 16,0 | 6,1 | 665,2 | 52,2 | 16,3 | 4,3 | 240,1 |
Bolivia | 61,8 | 9,4 | 3,7 | 87,1 | 55,8 | 8,27 | 2,7 | 27,1 |
Brasil | 43,6 | 9,5 | 3,6 | 325,0 | 42,5 | 9,2 | 3,5 | 150,1 |
Chile | 59,3 | 15,4 | 4,7 | 498,5 | 54,1 | 12,6 | 3,7 | 166,7 |
Colombia | 74,7 | 17,3 | 5,3 | 283,5 | 75,5 | 16,0 | 4,6 | 127,2 |
Ecuador | 49,7 | 10,3 | 4,0 | 195,3 | 33,6 | 7,3 | 1,7 | 44,4 |
Paraguay | 46,4 | 10,1 | 2,8 | 127,0 | 40,0 | 6,4 | 1,7 | 33,3 |
Perú | 57,7 | 13,2 | 2,8 | 141,6 | 51,7 | 12,3 | 2,4 | 57,7 |
Uruguay | 66,1 | 18,5 | 5,8 | 738,2 | 49,6 | 15,5 | 4,6 | 239,5 |
Venezuela | 34,5 | 5,0 | 1,9 | 179,3 | 47,0 | 10,4 | 3,4 | 176,2 |
Panamá | 63,6 | 18,9 | 4,4 | 409,3 | 66,0 | 18,8 | 4,5 | 192,6 |
Guatemala | 35,3 | 16,0 | 2,1 | 60,4 | 32,7 | 14,6 | 2,0 | 35,5 |
Salvador | 60,0 | 19,2 | 4,6 | 130,3 | 49,2 | 18,8 | 4,0 | 84,6 |
Belice | 65,6 | 12,1 | 3,7 | 141,2 | 56,5 | 8,7 | 2,6 | 88,4 |
Costa R. | 73,8 | 30,2 | 5,7 | 464,7 | 66,8 | 27,2 | 4,5 | 188,0 |
Honduras | 40,7 | 12,6 | 3,4 | 59,3 | 39,7 | 11,6 | 2,8 | 33,1 |
Nicaragua | 52,0 | 16,6 | 4,1 | 63,5 | 43,9 | 11,4 | 2,6 | 26,4 |
México | 51,3 | 10,8 | 2,9 | 235,1 | 43,8 | 10,5 | 2,4 | 167,8 |
Cuba | 89,2 | 15,5 | 10,1 | 584,0 | 84,8 | 12,0 | 7,3 | 251,4 |
GPSgasto invertido por el sector público en salud expresado en porcentaje
PGPTporcentaje del gasto total invertido en salud
GSPPIBPIB salud
GPSPCgasto público salud per cápita en euros (€)
El análisis multivariado de la varianza, que se realiza con todo el conjunto de variables, detectó diferencia estadística altamente significativa al contrastar las diferentes naciones de América (p<0,0001). El contraste canónico, que permite establecer dónde radica la divergencia, determinó que Estados Unidos es el país que presenta las mejores estadísticas relacionadas con la inversión en salud, presentando diferencia respecto a los demás países, seguido de Canadá (Tabla 2).
Letras distintas indican diferencia estadística significativa (p<0,05).
El análisis de Clúster relaciona a Estados Unidos con Canadá en el clúster 1. En el grupo 2 se ubican: Costa Rica, Colombia, Panamá, Uruguay, Chile, Cuba y Argentina. En el grupo 3 están: Brasil, México. Perú y Bolivia. Venezuela se encuentra espacialmente distante respecto a las demás naciones en lo observado en la última década respecto a la inversión en salud (Tabla 3).
Discusión
La inversión en salud es fundamental para garantizar el bienestar y calidad de vida de la comunidad, y por ello antes de ser vista como una carga económica para los entes gubernamentales, debe establecerse como una política de Estado de primera instancia para el bien de la población. Una buena asignación de recursos en la salud reduce la mortalidad e incrementa la esperanza de vida de los habitantes17. En este sentido, se debe velar por una distribución adecuada de los recursos asignados al sector salud con el fin de que exista equidad en términos de atención ciudadana en las diferentes instituciones de salud y se logre alcanzar, paulatinamente, la meta de una cobertura universal18.
Los países que conforman la Organización Panamericana de la Salud, llegaron a un acuerdo para incrementar el PIB dedicado al sector salud mínimo en un 6%, Estados Unidos, Canadá, Costa Rica y Uruguay lo han logrado. Para el 2030, Colombia, Ecuador, Bolivia podrían llegar a dicho valor. Entre los años 2030 y 2100 Nicaragua, El Salvador, Chile, México, Panamá, Brasil, Paraguay, Guatemala, Honduras y Perú cumplirían con la meta. Argentina y Venezuela no podrán lograrlo en el presente siglo. En la presente investigación se aprecia una gran heterogeneidad en la inversión en salud representada por el PIB, donde Estados Unidos supera el 10%, mientras Venezuela no alcanza el 2%. La mayor disponibilidad económica de los países es la base para aumentar el gasto en salud19. En el presente estudio se aprecia que la gran mayoría de naciones de América han efectuado mayor inversión en salud a lo largo del tiempo, salvo Venezuela.
Los entes gubernamentales son los directamente responsables de la asignación presupuestal asociada con el factor salud, que busca velar y garantizar condiciones de vida dignas para la población. La falta de información estadística referente a la población, la poca interacción de la comunidad con los entes de salud, los cambios políticos, el poco tiempo que disponen los gobernantes para poder implementar medidas eficaces asociadas con el sector de la salud, las discusiones ideológicas que se propician desde diferentes escenarios y las políticas que ignoran la evidencia, afectan de manera significativa los sistemas de salud20. En el presente estudio se aprecia que en general la menor inversión en salud se da en la mayoría de los países de Centroamérica, pues se evidencia una gran variabilidad en las cifras de Costa Rica y Panamá respecto a las demás naciones de la región.
En Perú, la inversión en salud se ha incrementado por encima del 100% en el periodo de tiempo comprendido entre los años 1995 y 2012. El gasto familiar destinado al sector salud va en aumento, y la mayor parte de él va dirigida a la compra de medicamentos y a la consulta privada. En este estudio se encuentra que en Perú el gasto invertido por el sector público en salud es del 57,7%21. Sin embargo, a pesar de las directrices que los organismos internacionales plantean para la distribución equitativa de los recursos de salud, se evidencia que no hay un balance adecuado y justo en la disposición de estos recursos, entre otros factores22. Los gobiernos deben diseñar estrategias que permitan mejorar los sistemas de salud de las naciones que rigen, mejorando los recaudos generados por los impuestos, creando canales de comunicación entre la comunidad y los entes estatales, a fin de poder lograr el principio de una salud universal23.
La inversión en salud en América es brindada en promedio en un 45% por el sector privado. Adicionalmente, el porcentaje del PIB destinado al sector de la salud en los países del continente es muy inferior al que los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) destinan. Lo anterior tiene una incidencia directa en los recursos financieros que las familias deben disponer para cubrir los requerimientos de salud. En este sentido, un adecuado presupuesto y manejo de recursos de los gobiernos posibilitaría alcanzar la cobertura universal para estos servicios24. En Venezuela, Guatemala, Brasil, Ecuador, Honduras y Paraguay, más del 50% de los recursos invertidos en salud son aportados por el sector privado, como se pudo evidenciar en este estudio.
En el último periodo la inversión en salud se ha incrementado tanto en países desarrollados como en los que están en vía de desarrollo, con un alto coeficiente de variación25. En el año 2014 el PIB promedio destinado a la salud fue del 6%, esto evidenció inequidad entre las naciones con altos ingresos respecto a los países con economía baja26. Los países con economías débiles presentan dificultades en la repartición de recursos, afectando principalmente el área de la salud y demostrando que cuando se incrementa el PIB, se minimiza la mortalidad infantil y las muertes relacionadas con enfermedades infecciosas, entre otras. Se encuentra también disparidad en la asignación de recursos destinados a la salud en el sector urbano respecto al rural. Es de resaltar que un sistema de salud con calidad puede incidir de manera marcada en el crecimiento económico de las naciones23,27.
En la mayoría de las naciones de América, el mayor porcentaje de cobertura de salud es otorgada por el sector público. Salvo en Uruguay donde el sector privado ocupa el 75% de la oferta. En México el 29,2% de los habitantes no posee acceso a la salud, en Guatemala alcanza el 20,5% y en Colombia 4,3%. En lo relacionado a la calidad del servicio de salud, existe gran heterogeneidad entre las naciones, de acuerdo a datos suministrados por la Organización Panamericana de la Salud28. En Estados Unidos cerca del 8,6% de los habitantes no posee cobertura de salud29.
Conclusiones
El análisis de la información permitió detectar una gran heterogeneidad en la inversión de los países de Norteamérica respecto a las demás naciones del continente americano y se aprecia que en el tiempo dicha brecha va en aumento. Estados Unidos es el país con mayor inversión en salud, seguido de Canadá. Venezuela es la nación con menor participación económica del PIB destinado a la salud.
En Centroamérica, Panamá y Costa Rica presentan los mejores indicadores de inversión en salud, con una diferencia significativa en lo relacionado a las variables objeto de estudio de la presente investigación.
En Sudamérica los países con más inversión en el campo de la salud son: Uruguay, Argentina y Chile. Los de menor son: Bolivia, Venezuela, Paraguay y Perú.
En Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Canadá y Argentina, el gasto invertido por el sector público en salud supera el 70%. Venezuela y Guatemala son las naciones de menor participación gubernamental en lo relacionado con el tema (35%).
El gasto público en salud per cápita expresado en euros por habitante asignado por Estados Unidos supera de manera significativa a las demás naciones, con una diferencia de más de 8000 euros respecto a los países de Centroamérica y Sudamérica. Se destaca Cuba como la nación con mayor gasto invertido por el sector público en salud expresado en porcentaje.