Los agentes antifibrinolíticos, como el ácido tranexámico, por medio de su administración endovenosa se usan en distintos procedimientos quirúrgicos para prevenir la pérdida de sangrado perioperatorio.1 Este medicamento es un derivado sintético análogo de la lisina que bloquea los sititos de unión de la lisina en el plasminógeno, inhibiendo su conversión a plasmina e interfiriendo en la fibrinólisis. (2
La aplicación del ácido tranexámico para disminuir el riesgo de sangrado ha sido utilizado en procedimientos urológicos como la resección transuretral prostática (RTUP), prostatectomía radical y nefrolitotomía percutánea (NLP), (3-5 también se emplea para disminuir las hematurias persistentes en pacientes con poliquistosis renal y en otras hematurias macroscópicas de origen urológico. (6
Si bien la gran mayoría de estudios se basan en la aplicación endovenosa del ácido tranexámico, existen estudios en los cuales se reporta el beneficio de la administración local o tópica. Una de las ventajas reportadas del uso de aplicación local aparte de disminuir el sangrado perioperatorio y la necesidad de transfusión sanguínea es la menor frecuencia de efectos adversos respecto a la administración sistémica. (7
La actividad local del ácido tranexámico puede obtenerse por medio de la irrigación continúa como lo reporta Bansal et al., quienes aplicaron ácido tranexámico al 0.1% a la irrigación de solución salina en la NLP, encontrando un disminución en la pérdida sanguínea perioperatoria (154.55 versus 212.61 ml, P < 0.0001), la cantidad de caída de hemoglobina (1.7 versus 2.67 g/dL, P < 0.0001 ), los requerimientos de transfusión sanguínea (5 versus 12.5%, p = 0.012) y la tasa de complicaciones (19 versus 28%, p = 0.044). (8
También puede aplicarse directamente por medio de un catéter urinario como lo realizo Moharamzadeh et al., quienes administraron directamente por la sonda vesical ácido tranexámico (500mg/5ml) diluido en 100 ml de solución salina durante 15 minutos en los casos de hematuria macroscópica de pacientes que ingresaban a la emergencia; reportando una disminución en el volumen de irrigación vesical (p = 0.041) y en el aclaramiento de la orina respecto a la hematuria en 24 horas (p = 0.026). Sin embargo, a pesar de que hubo un menor porcentaje de tasa de transfusión sanguínea y caída en los niveles de hemoglobina con respecto al grupo control, estos no fueron significativos (P > 0.05). (9
Otra forma de uso es el enfoque combinado como lo informa Gupta et al., quienes aplicaron ácido tranexámico (500 mg) tanto por administración endovenosa como local en RTUP. Los resultados fueron un menor sangrado intraoperatorio (174.60 ± 125.38 ml versus 232.47 ± 116.8; p = 0.04) y una menor necesidad de transfusión de paquetes globulares (2.8 versus 14.2%) respecto al grupo control. Sin embargo, los resultados secundarios tales como tiempo operatorio, el volumen de irrigación vesical, caída en el nivel de hemoglobina y los efectos adversos no fueron estadísticamente significativos a pesar de que hubo una disminución en dichos parámetros. (10
Hacen falta estudios con tamaños de muestra más grandes que puedan replicarse a gran escala. Tampoco existen recomendaciones en las principales guías de práctica clínica en urología al respecto. Sin embargo, la aplicación tópica del ácido tranexámico surge como una alternativa de enfoque terapéutico para disminuir la perdida sanguínea perioperatoria con el fin de obtener un impacto positivo en la morbilidad, estancia hospitalaria y los costos en la salud pública.