Introducción
La promoción de la innovación ha estado centrada en objetivos mediáticos de crecimiento económico y competitividad. En la última década, los esfuerzos en ciencia, tecnología e innovación (CTI) se han concentrado no sólo en el crecimiento económico, sino también en buscar la sostenibilidad ambiental y la justicia social. Este cambio de paradigma para abordar los grandes retos de la sociedad en cuanto a equidad social y sostenibilidad es llamado el giro normativo de las estrategias nacionales de CTI (Chaminade, 2022; Fergnani & Cooper, 2023; Haddad & Bergek, 2023; Lindner et al., 2016ª; Madsen, 2022; Rohracher et al., 2023). Se le llama “normativo” porque, en teoría de decisiones, el concepto de normatividad hace referencia a la identificación de las decisiones óptimas en función de los deseos o aspiraciones del tomador de decisiones (Elliott, 2019; Lindner et al., 2016a).
La reorientación de los esfuerzos de CTI para resolver los retos que enfrenta la sociedad es necesaria, pero genera problemas de coordinación y administración de esfuerzos en CTI. Desde la década de 1990, el concepto de sistemas de innovación ha sido usado como marco referencial para la discusión del tema de innovación, y como elemento de orientación conceptual y estratégica para diferentes escalas geográficas (Edquist, 2013; Freeman, 1995; Lundvall, 2012; Nelson, 1993). Sin embargo, ese concepto también ha recibido múltiples críticas por la carencia de teoría normativa que le permita ser usado en el nuevo contexto de CTI (Lindner et al., 2016a; Schlaile et al., 2017).
A pesar de las limitaciones de la visión clásica de los sistemas de innovación, el concepto es útil como marco de referencia para orientar los esfuerzos de CTI. Por ejemplo, se puede rescatar el énfasis en la interactividad e interdependencia entre diferentes actores, la concepción de la innovación como un esfuerzo colectivo llevado a cabo en un ambiente complejo, y la descripción explícita de los roles de las diferentes fuentes de innovación, y del aprendizaje recíproco como principales motores de la innovación (Metcalfe, 2003; Soete et al., 2010).
En consideración a las debilidades del concepto clásico de sistemas de innovación y las expectativas actuales de la sociedad en cuanto a CTI, la pregunta que surge es cómo el enfoque de sistemas de innovación puede ser reestructurado para que le sea posible asumir los retos de direccionalidad y orientación normativa que la sostenibilidad impone sobre la innovación. Este artículo de revisión es una aproximación teórico-práctica que propone mecanismos para facilitar los procesos de implementación de sistemas de innovación orientados a la sostenibilidad (SIS), y que incluye aspectos de normatividad (direccionalidad) y exploración necesarios para operar procesos de transformación. Para efectos prácticos, este trabajo describe un enfoque metodológico general para la implementación de sistemas de innovación orientados a la sostenibilidad. Esta ruta metodológica permite que los grupos interesados identifiquen variantes metodológicas para cada uno de los pasos, y puedan escoger aquellas que se ajustan a sus propósitos o aquellas con las que están familiarizados. Esta ruta metodológica es, entonces, un punto de partida para emprender procesos estructurados de implementación de sistemas de innovación orientados a la sostenibilidad.
Metodología
Este trabajo tiene una perspectiva pragmática de los sistemas de innovación orientados a la sostenibilidad. Se define la metodología como pragmática porque sintetiza conceptos y métodos provenientes de diferentes líneas de pensamiento con el propósito funcional de desarrollar una herramienta que facilite el proceso de crear una visión del futuro deseado, tomar decisiones y promover la acción entre múltiples actores (Frápolli, 2023; Jackson, 2022; Kaushik & Walsh, 2019; Onwuegbuzie et al., 2009; Ormerod, 2023)1. La metodología de este trabajo también es analítica, pues se enfoca en buscar una alternativa de solución (una optimización del proceso que se da al proveer armonización de conceptos) a un problema práctico (la implementación de los sistemas de innovación en condiciones de crecimiento económico limitado, o desarrollo sostenible).
Dos áreas interdisciplinarias fueron usadas como esqueleto para organizar y analizar conceptualmente la información presentada: análisis de sistemas (AS) (Breckling et al., 2011; Luhmann et al., 2013; Miser, 1994; Russo, 2010; Terentieva, 2018; von Bertalanffy, 1934) y análisis de decisiones (AD) (Baker et al., 2022; Bell et al., 1989; Keeney & Raiffa, 1976; Raiffa & Schlaifer, 1961; Whitney et al., 2023). Estas disciplinas son especialmente importantes al momento de definir en términos prácticos el concepto de sistema. La siguiente definición de sistema es común a ambas disciplinas: un sistema es una serie articulada de elementos necesarios para explicar una problemática con el propósito de encontrar una solución factible para ese problema. Esta serie articulada de elementos define también los límites del sistema (Martin, 2008; Ulrich, 1988, 1993).
El siguiente aspecto valioso del uso de la base conceptual provista por AS y AD es que los conceptos sistema y problema de decisión son sinónimos, y en consecuencia el propósito de un observador o tomador de decisiones es poder identificar un curso de acción (o cursos de acción) para ofrecer los mayores beneficios (o perseguir una situación ideal definida por las preferencias del observador) (Larichev, 1983; Midgley & Lindhult, 2021; Miser, 1994; Terentieva, 2018; Ulrich, 1988, 1993).
Cuando existe un solo beneficio a alcanzar para un solo (tipo de) tomador de decisiones, la estimación del beneficio esperado (modelo de causalidad) es suficiente para definir el curso de acción a seguir. Sin embargo, cuando la solución debe ser optimizada para múltiples beneficios o múltiples actores, es necesario crear un modelo de preferencias (que refleja la preferencia diferencial del tomador de decisión por ciertos beneficios (Corner & Buchanan, 1997; Zionts, 1979)) o un modelo de valores (que define cuáles son los beneficios a obtener, y cuáles son preferidos por cada uno de los tipos de actores (Keeney, 1992, 1996)).
En el contexto moderno, los grandes retos (George et al., 2016; Kaufmann & Danner-Schröder, 2022)2 o la construcción de políticas públicas orientadas a resolverlos (como los sistemas de innovación) son considerados problemas complejos de decisión, y exigen la integración de las actividades de ciencia, tecnología, e innovación, y los deseos de cambio y aspiraciones de la sociedad (en la actualidad, el desarrollo sostenible) (Gagnin et al., 2012; Savaget et al., 2019; Schlaile et al., 2017). Nuevamente, es aparente la necesidad de una serie de modelos cuando los problemas de decisión a resolver involucran diversos beneficios y varios tipos de tomadores de decisión (cada uno con intereses particulares). La serie de modelos de decisión necesarios para resolver este tipo de problemas es la siguiente:
1. La creación o construcción de una visión aspiracional (o de futuro) común deseada por un grupo de individuos o actores hacia la cual orientar las acciones. Los actores generalmente no concuerdan en cuáles son los beneficios deseados y se genera un efecto de ambigüedad que debe ser resuelto a través del ejercicio de análisis de decisiones. Este paso es conocido como análisis normativo (o modelo de valores).
2. Un análisis exploratorio orientado a encontrar la alternativa de acción (o alternativas para crear un portafolio) en capacidad de ofrecer los mayores retornos (el clásico problema de decisión representado por el modelo de causalidad ).
Esta última secuencia es la usada en este documento para describir múltiples aproximaciones metodológicas (una de ellas son los sistemas de innovación) para dar direccionalidad y gobernanza a los esfuerzos en CTI orientados a la sostenibilidad (Cagnin et al., 2012; Ison, 2018; Midgley & Lindhult, 2021; Parks, 2022; Reid et al., 2010; Renn et al., 2011; Schlaile et al., 2017; Toffanin & von Gesseneck, 2021; Wesseling & Meijerhof, 2021). La sostenibilidad fue elegida como tema de direccionalidad y gobernanza porque representa un continuo en el concepto de innovación creado por Schumpeter (van Griethuysen, 2002)3. La innovación es un proceso orientado a incrementar la eficiencia técnica, originalmente concebido a partir de la ilusión de continuo crecimiento económico, sin consideración de las externalidades ambientales o los efectos sociales no deseados. Las circunstancias actuales obligan a considerar la innovación en un contexto distinto: las limitaciones de recursos para mantener el crecimiento económico actual, y la reorientación a largo plazo a fin de alcanzar el bienestar social y el mantenimiento de las condiciones de habitabilidad del planeta (Brand, 2016; Kanger et al., 2022; Miller et al., 2014; Wiek & Iwaniec, 2014).
Los términos más generales en la literatura anglosajona para describir la metodología presentada en este documento son future studies y strategic foresight (Gagnin et al., 2012; Iden et al., 2017; Kreibich et al., 2011; Slaughter, 2002). En español, el término más cercano, y más relacionado con los términos anglosajones, es prospección estratégica (probablemente por influencia de la escuela francesa de futuros llamada la prospective (Godet, 2010)). El enfoque aquí presentado no corresponde exactamente con este término, dado que prospección estratégica ( foresight) es usado para describir ejercicios de planificación de horizontes temporales a largo plazo (décadas) en instituciones del sector privado (un solo actor). Este trabajo, en cambio, está orientado a la planificación de múltiples actores, bien sean un conjunto de varias instituciones o una comunidad (ciudad, pueblo, territorio) (Fergnani, 2021). En la literatura anglosajona, estos enfoques o métodos (integrados o en solitario) que se orientan a proveer gobernanza, visión y acción, para y por distintos actores (enfoque participativo) tiene varios nombres (Heiskanen et al., 2022), que incluyen (pero no están limitados a) backcasting, integrated backcasting, participatory backcasting (Bibri, 2018; Robinson et al., 2011; Vergragt & Quist, 2011), planificación de escenarios (Roubelat, 2000), ingeniería para la construcción de políticas públicas (Shively, 2017), mapas de rutas de políticas públicas (Miedzinski et al., 2022), políticas de innovación transformativa (Haddad & Bergek, 2023), gobernanza de sistemas complejos (Korosteleva & Petrova, 2022; Yap, 2022), sistemas hidrosociales (y su versión cuantitativa sociohidrología) (Ross & Chang, 2020). Una aproximación conceptual y metodológica usada con frecuencia en la literatura en español y cercana al ejercicio aquí presentado es la investigación-acción participativa, una variación del método action research (Lewin, 1946).
En resumen, la perspectiva metodológica aquí presentada es un ejercicio de reconciliación de diversas herramientas metodológicas. En consecuencia, a esta metodología se la puede llamar metodología sintética o meta-metodología perteneciente al área de futuros ( future studies), enmarcada en la teoría de decisiones y su aplicación práctica. Dado el carácter pragmático y sintético (integración de métodos) de esta aproximación de futuros, la carencia de aproximaciones teóricas y prácticas en la literatura hispana (incluyendo el campo más amplio de construcción de políticas públicas (Hernández, 1999)), y la intención de promover la búsqueda participativa de soluciones (perspectiva analítica) a los problemas de sostenibilidad, hemos llamado a esta propuesta análisis integrado de futuros. Esta propuesta no intenta reemplazar los métodos relacionados ya establecidos u otras aproximaciones a los sistemas de innovación, sino que pretender dotar de un marco conceptual y de una estructura metodológica que permita armonizar (y/o mejorar) las metodologías existentes (especialmente su aplicación durante el establecimiento de sistemas de innovación) y facilite el diálogo entre equipos y el uso compartido de metodologías.
Este artículo de perspectiva está estructurado de la siguiente manera:
1) Descripción de los sistemas de innovación y sus limitaciones. En esta sección se presenta una breve perspectiva histórica del surgimiento del concepto de sistemas de innovación. No pretende ser una descripción exhaustiva, sino ilustrar la existencia de al menos dos corrientes principales en las que el concepto de sistemas de innovación ha sido usado:
Descripción de la articulación entre instituciones oferentes de tecnología, un sistema de firmas representado por los sistemas nacionales de innovación.
La orientación de acciones de CTI para la consolidación de sectores o nuevas aplicaciones tecnológicas. Este concepto es el comúnmente usado por los sistemas sectoriales o tecnológicos de innovación, e implícitamente o explícitamente está ligado con el concepto de sistemas sociotécnicos o de innovación sistémica.
2) Direccionalidad en los sistemas de innovación. En esta sección se describe la necesidad de direccionalidad para los sistemas de innovación. Se usa la sostenibilidad como el objeto orientador.
3) Un enfoque pragmático para la implementación de los sistemas de innovación orientados a la sostenibilidad. Esta última sección es una aplicación práctica de los conceptos, pero no pretende ser una descripción metodológica única, sino una visión estructurada de las metodologías disponibles para la implementación de sistemas de innovación. En realidad, se pretende que esta descripción sea usada como punto de partida por diferentes grupos interesados en la implementación de sistemas de innovación orientados a la sostenibilidad.
Descripción de los sistemas de innovación y sus limitaciones
El concepto de innovación usado hoy en día fue formulado por Joseph Schumpeter en 1934: la innovación es definida como cualquier nuevo elemento que se suma al cuerpo existente de conocimiento técnico; y ese proceso resulta en una expansión de la frontera de la producción y en una contracción de la curva de costos asociada (Schumpeter, 1934, 1939). Esta fue la primera definición clara de cambio tecnológico que distingue entre invención, innovación, y difusión. En relación al carácter sistémico de la innovación, la contribución más importante de Schumpeter es la inclusión del comportamiento del emprendedor, y el contexto institucional y de mercado en la generación de la innovación (Clemence & Doody, 1951; Nelson & Winter, 1985; Spielman, 2006). El cambio tecnológico resultante de la innovación no es un proceso aislado, sino que ocurre en sistemas o espacios en los que interactúan diferentes elementos (recursos, instituciones, conocimiento, y marcos legales). Es en estos espacios en los que la innovación genera cambios y los individuos actúan en busca de nuevas posibilidades económicas o mayores beneficios. El análisis de los cambios provocados por la innovación tecnológica desde la perspectiva de sistemas es llamado sistemas de innovación (Carlsson & Stankiewicz, 1991).
Los sistemas de innovación pueden ser concebidos desde varias dimensiones o perspectivas. La dimensión física o geográfica y la dimensión funcional son las más ampliamente usadas. En la dimensión geográfica, el enfoque de sistemas de innovación fue usado por primera vez para describir y comparar las políticas de rápida industrialización desarrolladas en los años 1980 en Japón y varios países europeos y del este asiático. Esta aplicación resultó en el desarrollo del concepto de sistemas nacionales de innovación (Dosi, 1988; Edquist, 2013; Freeman, 1995; Lundvall, 2012; Nelson, 1993; Spielman, 2006). Este enfoque de SI es mayormente descriptivo (o analítico), y es usado como marco referencial para promover la integración de las instituciones relacionadas con CTI -es decir, el lado de la oferta de la innovación-, y en consecuencia la mejor descripción para él sería un sistema de instituciones (system of firms) (Bogner & Dahlke, 2022; Breschi & Malerba, 1997; Geels, 2004). En otras palabras, el enfoque SNI es una representación parcial del proceso de innovación como un sistema focalizado en las instituciones proveedoras de oferta tecnológica (se ignora en el modelo a los usuarios finales) y en resolver los problemas estructurales de articulación institucional. Además, este sistema asume que la innovación es importante sin consideraciones de dinámica y propósito de la innovación (o del sistema de innovación) (Andersson et al., 2021; Geels, 2004; Heiberg & Truffer, 2022; Lindner et al., 2016b; Quist, 2007).
Los sistemas de innovación concebidos desde la dimensión funcional o de propósito ofrecen una visión completa de la innovación que va más allá de la provisión de oferta tecnológica. Estos enfoques funcionales son una continuación histórica (no necesariamente lineal) y están relacionados con la teoría de la innovación de Schumpeter (Schumpeter, 1934, 1939) y la teoría de sistemas sociotécnicos (Huertas Herrera et al., 2023; Kanger et al., 2022; Ropohl, 1999; Saviano et al., 2019)4. Los casos más representativos de este enfoque son los sistemas de innovación sectoriales y los sistemas de innovación tecnológica (dedicados a la introducción de nuevas tecnologías) (Célia & Marie- Benoît, 2023; Ortt & Kamp, 2022). La perspectiva funcional tiene una base más amplia de actores participantes en comparación con los enfoques basados en SNI (que promueven la participación preferencial de las instituciones oferentes de tecnología). Esta diferencia no es la única que separa a la perspectiva funcional de la innovación y los SNI: la perspectiva funcional está además enfocada en la interacción entre los actores, el flujo de conocimiento, la dinámica de las redes de conocimiento, y la coevolución de la innovación. Adicionalmente, la perspectiva funcional también incorpora una visión dinámica de los sistemas de innovación que permite, además de promover el cambio tecnológico, la reorientación hacia nuevos horizontes de mayores beneficios (innovación exploratoria o transición tecnológica) (Asna Ashari et al., 2023; Jiang & Liu, 2022; Prost et al., 2023).
Direccionalidad en los sistemas de innovación
El surgimiento continuo de nuevos ciclos de innovación expande la frontera productiva y permite la acumulación de capital financiero y humano. Ese crecimiento ha resultado en el desarrollo económico que la sociedad ha experimentado en los últimos siglos (Aldcroft & Richardson, 1969; Cooke et al., 1998). Sin embargo, este desarrollo económico ha estado concentrado en maximizar los beneficios individuales a corto plazo, sin consideración en cuanto a los efectos colaterales a largo plazo sobre el ambiente y el bienestar de la sociedad (Langlois & Everett, 1994; Magnusson, 1994). En estas condiciones, el crecimiento económico está confinado al carácter finito de los recursos naturales. La ilusión de un crecimiento económico sin límites era posible cuando las necesidades de la población humana eran inferiores a la capacidad de recuperación de la Tierra. El consumo de recursos asociado al ideal de crecimiento económico continuo ha superado la capacidad de recuperación de los ecosistemas, y hoy en día operamos en un planeta con capacidad de carga reducida. Afrontar este reto de recuperación de la capacidad de carga de los ecosistemas al mismo tiempo que el crecimiento económico y la justicia social son promovidos requiere de una visión distinta de innovación: el crecimiento económico bajo condiciones de recursos limitados, el llamado desarrollo sostenible o economía regenerativa (Alves et al., 2022; Duncan et al., 2020; Ibrahim & Ahmed, 2022; Lee et al., 2023; Shannon et al., 2022).
La innovación orientada exclusivamente al mercado se enfoca en las ganancias individuales, sin un objetivo distinto a la maximización de beneficios económicos a corto plazo. Este contexto económico de laissez faire basado en la optimización de demanda y oferta es denominado “la mano invisible” (en alusión a la ausencia de coordinación) (D’Agata, 2003). En el marco de la sostenibilidad, la innovación no es jalonada exclusivamente por la mano invisible, sino que intenta ser un proceso coordinado y reflexivo de innovación orientado a la maximización de beneficios colectivos a largo plazo (Holcombe, 2013). Reorientar los sistemas de innovación a este nuevo paradigma de innovación requiere que los procesos de construcción (formalización) de estos incluyan con claridad cuál es el propósito para el que fueron creados y qué acciones (rutas de transformación) tienen el potencial de alcanzar la sostenibilidad. En otras palabras, requieren dar direccionalidad al proceso de innovación (una nueva dimensión para los sistemas de innovación) (Benner et al., 2022; Brodnik & Dinges, 2022; Coenen et al., 2023; Klerkx et al., 2022; Lindner et al., 2016b; Robert & Yoguel, 2022; Schlaile et al., 2022).
Este cambio de perspectiva en cuanto a la innovación es el llamado giro normativo de los sistemas de innovación (Daimer et al., 2012; Lindner et al., 2016b). Esta perspectiva normativa de los sistemas de innovación provee el contexto para la pregunta sobre el propósito superior de un sistema de innovación (Lindner et al., 2016b; Ulrich, 1988, 1993). En esta misma línea, es necesario justificar la utilidad de los sistemas de innovación con la siguiente pregunta: ¿cuáles son las rutas de transformación (innovación) con el mayor potencial de transformar sistemas sociotécnicos en variadas condiciones ambientales y sociales (Svennevik, 2022)
En el contexto de la sostenibilidad existe un problema con la pregunta del propósito superior de un SI: la presunción de que conocemos la dirección correcta. La sostenibilidad es un problema complejo o perverso; es decir, un problema con múltiples causas de difícil elucidación, embebido en la estructura de la sociedad, de efectos inciertos, y en consecuencia difícil o imposible de resolver completamente (Blok et al., 2016; Brown et al., 2010). El primer paso para simplificar medianamente esa complejidad es construir una definición explícita del problema de sostenibilidad a ser resuelto por el cambio tecnológico. Este proceso tiene a su vez dos problemas fundamentales:
Primero, la direccionalidad es contraria a la naturaleza evolucionaria en la que comúnmente es gestada la innovación. La innovación surge del quehacer individual de actores de racionalidad limitada orientados por el mercado que colectivamente resulta en un proceso de propiedades emergentes dominado por efectos de retroalimentación, no linealidad e incertidumbre (Berkhout, 2005; Hodgson & Samuels, 1994; Smits et al., 2010). Es en ese mismo contexto que la dimensión de direccionalidad de los sistemas de innovación debe ser creada para ofrecer racionalidad en horizontes a largo plazo caracterizados por altos niveles de incertidumbre y ambigüedad. A fin de poder funcionar en este contexto, las rutas de transformación hacia la sostenibilidad son concebidas como procesos de final abierto (horizonte indeterminado), con resultados escasamente predecibles a pesar de ser construidas con un propósito bien definido (WBGU, 2011).
Segundo, es improbable alcanzar un consenso sobre una transformación deseada o un propósito concreto, ya que los problemas de sostenibilidad son perversos, y en ellos están involucrados múltiples actores con conflictos de intereses y expectativas (Berkhout, 2005, 2006). En consecuencia, abordar la direccionalidad también significa definir qué actores tienen la capacidad para dirimir la direccionalidad del sistema de innovación y guiar a las comunidades (y a la sociedad en general) hacia resultados de desarrollo sostenible (Berkhout, 2006; Parks, 2022; Schlaile et al., 2017).
Una vez definida la direccionalidad de los sistemas de innovación, surge la cuestión sobre la legitimidad del proceso. ¿Por qué un sistema de innovación debe tener un determinado propósito de sostenibilidad y no otro? ¿Quién decide escoger una ruta de transformación en particular? Las iniciativas top-down (arriba hacia abajo) usualmente lideradas por el gobierno central (o sus instituciones) han demostrado ser escasamente efectivas en el contexto de la sociedad moderna, la llamada “sociedad-red” (Castells, 2009; Reinhardt, 2022; van Dijk, 2012). El concepto de sociedad-red permite describir el carácter de la sociedad moderna, que está organizada alrededor de nodos de información no controlados por una autoridad central y que tiene la capacidad de moldear culturalmente a la sociedad. Estos aspectos de libertad en el flujo de información determinan el fin del monopolio del poder central en el establecimiento de regulaciones y normas sociales. Los SIS deben ser implementados en esta sociedad moderna, y en consecuencia existe una limitación operacional para la coordinación centralizada de los SIS. Así, el proceso de implementación de los SIS debe ser un proceso bottom-up (abajo hacia arriba), tanto en términos de participación de los actores locales, como de uso de las capacidades técnicas y científicas instaladas en las regiones (Berkhout, 2006; Bours et al., 2022; Hekkert, 2023; Schlaile et al., 2017). Este aspecto de descentralización limita la dominancia de grupos de interés en particular, e impone la necesidad de la reestructuración en las entidades gubernamentales (especialmente en países de gobiernos centralizados) a fin de ofrecer flexibilidad a la operación de sus oficinas regionales (Suominen et al., 2023; Tömmel, 1992).
Los SIS no pueden garantizar soluciones completamente correctas a los problemas de sostenibilidad, aun contando con el apoyo completo de todos los actores. Esta incertidumbre y ambigüedad -que es ignorada en el enfoque convencional de SI- es reconocida en los SIS, y es parte de las brechas de conocimiento que deben ser abordadas por los investigadores dedicados a entender la innovación (innovación responsable) (Blok & Lemmens, 2015; Coffay et al., 2022; Kokotovich et al., 2021). Al igual que la provisión de oferta tecnológica, otro problema con los SIS es la necesidad de escalamiento del proceso de innovación y la construcción de una cultura local y regional capaz de promover la cooperación hacia la sostenibilidad (Clammer, 2016; Parodi, 2014). Estas brechas de conocimiento corresponden a procesos culturales dinámicos (evolutivos) subyacentes a la innovación. Estos procesos culturales moldean cada uno de los elementos que conforman los paradigmas de una sociedad (valores, propósitos, normas, y creencias). El contexto cultural así determina qué posibles direcciones (de transformación) y qué mecanismos de legitimidad son posibles para un SIS (Boyd & Richerson, 1988; Henrich, 2015; Opp, 1994; Waring, 2016; Waring et al., 2015; Wuketits, 1993).
El cambio cultural es una de las dimensiones contempladas en las transformaciones hacia la sostenibilidad. Este cambio representa una nueva brecha de conocimiento: ¿cómo la evolución cultural puede ser influenciada para contribuir con la emergencia de prácticas, instituciones, y paradigmas orientados a la sostenibilidad? (Beddoe et al., 2009; Brewer, 2015; Buenstorf & Cordes, 2008; Costanza, 2014; Creanza et al., 2017; Urmetzer et al., 2018). A partir de esta brecha, surgen varias preguntas: ¿quién será el responsable de liderar este proceso de cambio cultural? ¿A quién estará orientado? Estas cuestiones corresponden a los aspectos de responsabilidad dentro del SIS, y permiten describir la agencia de aquellos tomadores de decisión en posiciones críticas de poder (compartido) para motivar el cambio, y quién es responsable por las consecuencias. La responsabilidad social corporativa es un concepto bien establecido que no es suficiente para explicar la responsabilidad en los SIS. Los SIS están inmersos en un ambiente completamente distinto al de una organización privada. Los SIS están encargados de promover la innovación colectiva y la transformación en un sistema complejo de múltiples actores con intereses heterogéneos en un ambiente de incertidumbre -sin certeza de si las acciones del presente conducen al fin deseado- (French, 1998; French, 1991; Schlaile et al., 2017). En tales condiciones, es evidente que cuando se habla de responsabilidad no se hace referencia alguna a mecanismos de persecución legal o de identificación de culpables (responsabilidad individual o colectiva), sino a mecanismos de seguimiento de acciones para identificar los avances en las acciones propuestas, y eventualmente concentrar los esfuerzos en aquellas con el mayor potencial de beneficio o aquellas que han resultado más factibles de implementar (Patterson et al., 2017; Patterson, 2021; Schlaile et al., 2017).
Como conclusión, la direccionalidad permite operacionalizar el concepto de sostenibilidad en los sistemas de innovación a través de las siguientes dimensiones:
El propósito del sistema de innovación.
La legitimidad de los procesos de transformación al interior del SIS.
Las responsabilidades del SIS.
Un sistema de innovación que ha adquirido estas dimensiones puede definirse como uno de múltiples individuos y organizaciones en capacidad de interactuar, acceder, intercambiar y usar conocimiento, y desarrollar actividades críticas de innovación tales como crear una visión, movilizar recursos, y crear gobernanza y legitimidad para el cambio (Klerkx et al., 2022; Schlaile et al., 2017).
Un enfoque pragmático para la implementación de los sistemas de innovación orientados a la sostenibilidad
Este documento, además de describir teóricamente la necesidad de incluir la sostenibilidad como una dimensión de direccionalidad y normatividad en los SIS, tiene el propósito de describir un enfoque general modular para su implementación al usar una combinación de perspectivas analíticas y métodos. Un enfoque pragmático de este tipo provee flexibilidad a los equipos interesados en promover rutas de transformación a la sostenibilidad, y es un punto de apoyo para los actores en su rol de tomadores de decisiones. Además, es un punto de entrada a los conceptos y métodos usados en la implementación de sistemas de innovación orientados a la sostenibilidad.
Los enfoques de sistemas de innovación orientados a la solución de problemas (incluido el objetivo de alcanzar el desarrollo sostenible) contienen dos fases analíticas: un análisis normativo (direccionalidad); y un análisis exploratorio. La primera fase está enfocada en definir el problema a resolver bajo condiciones de ambigüedad (las diversas expectativas e intereses de los actores participantes), mientras que la segunda intenta encontrar los caminos más seguros para alcanzar la solución deseada bajo condiciones de riesgo e incertidumbre. Esta combinación permite emular las funciones requeridas por los SIS, pero sobre todo estructurar el proceso de colección, organización y análisis de la información recogida a fin de ser usada en el proceso de toma de decisiones.
Una metodología integrada (figura 1) que combina ambos análisis contiene los siguientes pasos:
1) Orientación estratégica del problema
2) Creación de la visión de futuro
3) Construcción de las rutas de transformación orientadas al futuro visionado
4) Selección de las rutas alternativas con el mayor potencial para alcanzar el futuro
5) Identificación de actores responsables para la implementación de las rutas alternativas y de las actividades necesarias para su implementación (Pereverza et al., 2019; Quist & Vergragt, 2006; Quist et al., 2006; Ziegler & Porto-de-Oliveira, 2022)
Existen múltiples variaciones metodológicas para desarrollar cada uno de los pasos de un análisis integrado de futuros. Sin embargo, al igual que los pasos, estas metodologías son genéricas y pueden ser usadas para ajustarse específicamente a las condiciones del problema a resolver, o puede ajustarse a las preferencias del equipo que hace las veces de coordinador de la implementación del SI o ejecutor del proyecto. La tabla 1 describe los pasos y las actividades correspondientes al análisis normativo y exploratorio para la implementación de sistemas de innovación orientados a la sostenibilidad.
Fuente: elaboración propia a partir de Bibri & Krogstie, 2019; Bibri, 2018, 2020; de Boon et al., 2022; Futures CoLab, 2019; Quist et al., 2006; Quist, 2013.
Es bastante probable que el reto de implementación de los SIS tenga que ser llevado a cabo por equipos sin experiencia en las disciplinas de prospección estratégica, desarrollo de políticas públicas, análisis de sistemas o análisis de decisiones. Esta no es una excusa para no abordar una perspectiva sistémica de la innovación en los territorios (no hacer nada también es una decisión con resultados negativos cuando existe la necesidad de cambiar el futuro) o desarrollar una mejor gobernanza local de la ciencia, tecnología e innovación. Esta carencia de experiencia puede ser vista como una barrera técnica que debe superarse o como una invitación a aceptar las limitaciones técnicas del sistema sociotécnico a intervenir. En ningún caso, la decisión de actuar puede ser postergada, dado que continuar en la trayectoria actual es conducente a un escenario que amenaza con la pérdida completa de las condiciones necesarias para la supervivencia de las poblaciones humanas. Pensando en este escenario, la tabla 2 reúne preguntas orientadoras para cada uno de los pasos de este análisis integral. Este proceso genera información cualitativa para apoyar el proceso racional de toma de decisiones o la selección de acciones en horizontes de largo plazo (la justificación práctica para la existencia de un sistema de innovación explícitamente definido y separado del sistema sociotécnico que representa). Los pasos presentados en las tablas 1 y 2 son descritos con mayor detalle en el material suplementario 1 (https://osf.io/6x5pg/ ).
Fuente: elaboración propia a partir de Bibri & Krogstie, 2019; Bibri, 2018, 2020; de Boon et al., 2022; Futures CoLab, 2019; Quist, 2013; Quist et al., 2006.
Conclusión
Este trabajo presenta una perspectiva integrada de análisis normativo y exploratorio para la implementación de sistemas de innovación orientados a la sostenibilidad. Esta perspectiva ha sido denominada análisis integrado de futuros. La palabra “integrado” se refiere a la fusión de dos tipos de análisis que, en conjunto, permiten integrar la aspiración a una transformación sostenible con la urgencia de las acciones en el presente. El término “futuros” es usado para describir el carácter dinámico con el que la innovación es conceptualizada y la orientación a apoyar procesos de escala local o regional con la participación de múltiples actores. Esta última definición permite separar esta perspectiva del método más convencional de prospección estratégica (strategic foresight) usado al interior de las instituciones (privadas).
El análisis normativo es el elemento metodológico crítico que permite la integración del concepto de sostenibilidad a la perspectiva de los sistemas de innovación. Los sistemas de innovación convencionales están orientados a apoyar el proceso de provisión de oferta tecnológica por parte de instituciones públicas o privadas. Este sesgo resulta en una perspectiva limitada de la innovación. En este contexto, la innovación es promovida sin un propósito definido, y está a merced de la mano invisible del mercado (los efectos de corto plazo de acumulación de beneficios económicos individuales), y la demanda es, a efectos prácticos, fundamentalmente ignorada (es tratada como un problema no estructurado en la forma de una lista de necesidades). El análisis normativo corrige estas debilidades y permite la operacionalización del concepto de sostenibilidad para así proveer direccionalidad a los sistemas de innovación. La mano invisible del mercado como guía de la innovación es reemplazada por un proceso de innovación direccionado por las aspiraciones de la comunidad.
Existen múltiples secuencias metodológicas para desarrollar análisis normativo y exploratorio. La selección específica de los métodos está básicamente determinada por los recursos disponibles, pero es posible desarrollar una selección racional de métodos si existe claridad sobre los pasos genéricos al interior del análisis normativo y exploratorio. Este trabajo presenta una descripción sintética de esta perspectiva integrada, enfocada en proveer una imagen de los pasos genéricos y las posibles alternativas metodológicas o de descripción para cada paso- De este modo, aquellos grupos interesados en introducir el concepto de sostenibilidad en sus procesos de innovación pueden tener acceso a un set variado de metodologías, pero sobre todo a un conocimiento práctico del propósito de cada uno de los pasos para la selección de métodos, e identificar cómo cada paso está relacionado con los demás. En este sentido, el propósito de este artículo es facilitar el escalamiento en el proceso de innovación orientada a la sostenibilidad. En el caso particular de la política de CTI de Colombia, el propósito de este artículo es presentar una estructura racional y pragmática para apoyar las múltiples iniciativas para la implementación de los sistemas territoriales de innovación5 6 7.