Querido Lector,
¿Qué es un hombre? La pregunta aviva el asombro filosófico e inquieta al espíritu y a la imaginación. El final de Las palabras de Sartre regresa a nuestra memoria: “Si coloco a la imposible Salvación en el almacén de los accesorios, ¿qué queda? Todo un hombre hecho de todos los hombres y que vale lo que todos y lo que cualquiera de ellos.” Jairo Escobar era uno de esos hombres, un hombre, en Colombia, en medio de otros. En la nota editorial del número 46, lamentábamos la pérdida de ese profesor del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia, gran conocedor del pensamiento platónico y de la Teoría crítica entre otros y, al mismo tiempo, celebrábamos su memoria y su aporte académico que traspasaba las fronteras del país. ¿Qué es un hombre mientras vive? ¿Acaso el juego de perspectivas que multiplica los retratos de un individuo o las consultas oficiales de una hoja de vida alcanzan a dibujar con exactitud los rasgos de una personalidad? La búsqueda de la identidad se topa con diversas alteridades que difuman la seguridad del sujeto y lo invita, tal como Montaigne lo hace, a preguntarse: ¿qué soy yo? Cada uno configurará, a su estilo, el retrato de Jairo Escobar. En el caso de un profesor con talento de filósofo, los escritos no son letra muerta, si uno, con simpatía y espíritu crítico, se apodera de ellos. No es solamente el autor quien se pronuncia, es también el lector: el escrito es un llamado que vive de la vida del lector, de sus aspiraciones abiertas y de sus hondos deseos. Fiel a ese ideal de provocar un diálogo con los escritos, aunque su autor ya se nos fue, reproducimos, casi en su totalidad, la última conferencia que dictó Jairo Escobar, en Madrid, durante el IX Congreso internacional de Teoría crítica. La reflexión sobre la muerte y sus correlatos sociales y políticos, desde Marcuse, que ahí se presenta despiertan con fuerza la conciencia en un país donde la indignidad en el morir es frecuente. Le agradecemos calurosamente a Mateo Escobar, el hijo y el testamentario legal de Jairo, habernos autorizado dicha publicación.
La orientación activa en el deseo es algo que conoce cualquier lector atento; los efectos interpretativos de la lectura son morales y es preciso valerse de la prudencia. Un estudio comparativo e interpretativo, que retoma las perspectivas hermenéuticas entre Gadamer y Tugendhat, será una buena ocasión para probar la phronesis aristotélica y darle una consonancia más actual. Y como la lectura implica naturalmente un fraseo y un ritmo, en esa misma línea, la del estagirita, sugerimos recordar el énfasis ético y político - porque es altamente emocional - de la música y de su efecto terapéutico con el fin de estar precisamente al tono con el decir de las emociones, más aún cuando uno lee a un amigo querido. Pero no olvidemos que somos unos seres sociales, capaces de cambiar la materia prima gracias a la invención de las máquinas. Y, así mismo, esa suerte de extensión artificial de nuestra inteligencia nos transforma, a su turno, en un mundo donde imperan los modos capitalistas. Jairo Escobar no lo olvidaba. El estudio que desde Max y Preciado mide el valor del individuo social que somos, arroja luces sobre la producción tecnológica en una clave transhumanista. No obstante, en los regímenes democráticos la moral de los derechos humanos adscritos a la dignidad de la persona aparece como un hecho y una verdad intangible que ninguna producción tecnológica podría arrebatar. Es a partir del pensamiento foucaultiano que se nos invita a analizar en qué medida esos derechos humanos -¿o será del hombre?- constituyen una emancipación y se nos pide, que para ello, se tenga en cuenta la noción de los derechos de los gobernados, pero desde la perspectiva de una estrategia de resistencia y de una práctica de libertad. Con esos instrumentos conceptuales se piensa avivar el alcance y los límites actuales de lo político.
Lo político se asienta sobre una facultad propiamente humana la del lenguaje, con sus modalidades culturales e históricas que son las lenguas. Si regresamos al orden de la presentación inicial, después del inédito de Escobar, tenemos primero una reflexión sobre el significado de los nombres, inspirado en los análisis de Searle, para demostrar la insuficiencia de las teorías referencialistas y descripcionistas. Luego, una reflexión sobre lo que conforma la discursividad del pensamiento y el desarrollo de la facultad de juzgar, a saber, los conceptos y las intuiciones. La valoración interpretativa desde la Crítica de la razón pura conlleva a postular, de manera antagónica, la naturaleza de esas nociones, sea en un plano heterogéneo, sea en un sintético y, de paso, se prosigue a encarar una hipótesis formulada en un artículo anterior. Después, desde el suelo de la física, nos confrontamos con la evaluación de la eficacia de los experimentos mentales de cara al conocimiento a priori. Esto nos permitiría juzgar, de otro modo, la naturaleza de los conceptos y de las ideas (platónicas, si se quiere). Seguidamente, regresamos - con una provocación y una osadía heroicamente modernas - a la denuncia de los falsos y frágiles ídolos que resultan de la negación de la realidad en pro del idealismo y de la metafísica. El obrar nietzscheano requiere de un estilo, de una escritura que no reconoce ningún discípulo y que reconfigura el estatuto del lector. La invención de un lenguaje exigente y sumamente aristocrático conlleva unos giros y ciertos abandonos por parte de un pensamiento heraclíteo. Finalmente, para cerrar esa etapa del corpus, ya que del autor al lector y del lector al autor de lo que se trata es de comunicación -a veces de transmisión-, no sería inútil considerar el significado intencional, del que la pragmática se ha ocupado prolíficamente. Mas la intención no lo es todo, y el receptor y el análisis filosófico deberán, así mismo, tener en cuenta la comunicación no intencional.
Como es costumbre, después del corpus, ofrecemos otros tipos de escritos, que no son propiamente artículos. En primera instancia dos reseñas críticas: la primera se ocupa de una obra reciente de Badiou (en conversación con Engelmann), en la que se enfatiza en el comunismo, lo que permite presentar de modo muy sucinto los grandes temas de estudios del pensador francés. La segunda, aborda una presentación de unos de los topoi mayores del estoicismo antiguo sobre el destino y la responsabilidad moral. Finalmente, presentamos una traducción de un artículo de Catana sobre El origen de la separación entre platonismo medio y neoplatonismo realizado por Brucker con el fin de mostrar que la modalidad de dicha separación es insostenible.
Sin renunciar a nuestros intereses y al andar sobre los caminos académicos que trazamos, sepamos, querido Lector, volver viva la filosofía, es decir darle cuerpo y espíritu a los escritos, mientras los leemos. Así, participamos humildemente a ese deseo de eternidad que cada uno agrupa.
¡Hasta la próxima!