La publicación en modalidad continua inició en Europa y la han venido usando múltiples revistas en todo el mundo para darle visibilidad a artículos que han culminado satisfactoriamente el proceso editorial, sin las limitantes de la periodicidad (Timm y Vanz, 2021).
Esta procura hacer visibles los contenidos de manera más inmediata, lo que agiliza la comunicación científica, sobre todo en áreas de conocimiento como las ciencias biológicas, agrícolas y de la salud o la ingeniería, como lo muestran Timm y Vanz (2021) para revistas indexadas en Scielo Brasil. Contrario a lo que ocurre con áreas como la lingüística, letras y artes, y las ciencias sociales aplicadas, en las que la publicación tradicional sigue dominando.
En promedio el 52,02 % de las revistas indexadas en Scielo Brasil ya usan la publicación continua (Timm y Vanz, 2021), lo que muestra una masificación de esta modalidad en la citada base. En Colombia no hay cifras sobre el tema y mucho menos para las revistas de la gran área de ciencias sociales, según nos clasifica Publindex. En ese caso, sería interesante conocer de qué forma incide la adopción de esta modalidad de publicación sobre las métricas alternativas y las de impacto, qué implica en términos de los costos por publicación1, de qué forma la perciben los equipos editoriales, entre otros aspectos más.
Acorde con este panorama, mi hipótesis es que la publicación continua para las revistas nacionales podría ser buena, y eso se respalda en el creciente número de publicaciones que la han venido adoptando en el país (por ejemplo, Cuadernos de Contabilidad editada por la Pontificia Universidad Javeriana). Más aún si se considera que en su gran mayoría son revistas que publican pocos artículos al año (en contravía de las megarrevistas), lo que es más recomendable para la modalidad continua (Pérez, 2015).
Sumado a lo anterior, la percepción de los editores, que como lo muestran Cirasella y Bowdoin (2013) y Hayman (2014), ha sido positiva en la práctica con esta modalidad, en parte por las dinámicas del trabajo editorial que esta implica, y por la satisfacción de autores y lectores que aprecian la rapidez para visibilizar en línea los contenidos. Así las cosas, parece que es cuestión de tiempo para que las revistas en Colombia publiquen volúmenes continuos y se puedan sacar conclusiones sobre la implementación de esta modalidad en el país.
Para terminar, aprovecho este espacio para despedirme como editor después de once años, proceso que inicié en 2011 como coordinador editorial y que continué en año 2014 cuando asumí como editor en jefe. Mil gracias a los autores, evaluadores, miembros de comités editorial y científico, funcionarios y contratistas de la Universidad Militar Nueva Granada, y en general a toda la comunidad académica que me acompañó en estos años en uno u otro rol. Le deseo los mejores éxitos al nuevo editor en la gestión que emprende.