Serviços Personalizados
Journal
Artigo
Indicadores
- Citado por SciELO
- Acessos
Links relacionados
- Citado por Google
- Similares em SciELO
- Similares em Google
Compartilhar
Perífrasis. Revista de Literatura, Teoría y Crítica
versão impressa ISSN 2145-8987
perifrasis. rev.lit.teor.crit. vol.3 no.6 Bogotá jul./dez. 2012
Andrea Junguito Pombo
Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia
Poéticas de la traducción, compilación realizada por Francia Elena Goenaga es el resultado de un seminario homónimo llevado a cabo los días 18, 19 y 20 de noviembre de 2008 en la Biblioteca Nacional. Este libro es un excelente aporte a los estudios sobre la traducción de la poesía en Colombia y se caracteriza por abordar el oficio del traductor desde una amplia perspectiva, y por ahondar en la relación entre esta práctica cultural y otros campos del saber. Poéticas de la traducción nos invita a reflexionar sobre el papel que han cumplido los poetas-traductores desde el siglo XIX hasta el presente, no sólo como traductores, sino también como teóricos que reflexionan acerca de su oficio y agentes que contribuyen a determinar lo que deben leer los colombianos. Adicionalmente, nos lleva a pensar acerca del papel que cumplieron las revistas Mito, Eco y Espiral en la difusión de la poesía traducida, y su impacto en el público lector.
En la introducción, "La traducción de poesía en Colombia: un homenaje", Francia Elena Goenaga despierta desde las primeras líneas el interés del lector al resaltar que la poesía extranjera ha sido traducida en Colombia principalmente por poetas. ¿Por qué los poetas han emprendido esta labor de "buscar equivalentes culturales" (Fox)? ¿Cuál es el aporte del poeta a este oficio traductor? Goenaga responde retomando la idea de homenaje de Umberto Eco: "...el sabor del poema traducido por un poeta tiene algo del humilde homenaje que queremos rendir, no a nuestros maestros, sino en palabras de Roberto Juaroz, a nuestros grandes amores" (1). Esta idea lleva a Goenaga a indagar sobre las decisiones que toma el poeta-traductor antes de emprender su oficio. La elección de un poeta al cual rendir el homenaje y el proceso de selección dentro de su obra no sólo implican un juicio de valor, sino que además tienen un impacto sobre el público lector. Por lo tanto, la visión crítica del poeta-traductor y la forma como él concibe su oficio no se pueden desligar del papel que cumplen los canales de difusión (revistas y libros). Goenaga logra transmitir claramente esta idea en la introducción mediante su investigación acerca del papel de las revistas Eco, Mito y Espiral, y a través de un brillante análisis de la traducción de Las flores del mal realizada por Andrés Holguín en 1975, que curiosamente sólo incluye sesenta y cinco de los cien poemas de Charles Baudelaire.
El libro adopta esta misma estructura, ya que está dividido en dos secciones: "Sobre la traducción" y "Las revistas", que como se plantea en la introducción, son "temas inseparables" (9). Por esta razón algunos de los once artículos que conforman el libro abordan ambas temáticas, aunque el énfasis recae sólo en una. Un ejemplo de los cruces entre ambas secciones es el artículo escrito por Óscar Torres Duque, "Ernesto Volkening y la revista Eco: algunas consideraciones", que podría igualmente estar incluido en la primera parte. Estas conexiones entre ambas secciones, junto con las conexiones específicas entre los diversos artículos, enriquecen sustancialmente el texto y hacen que la lectura sea especialmente agradable. Esto también se debe a que el oficio del poeta-traductor es abordado desde múltiples perspectivas, respondiendo a la diversidad de sus colaboradores, dentro de los cuales se encuentran poetas, conocidos traductores colombianos, editores de revistas, investigadores, estudiantes y un poeta y traductor norteamericano.
En la introducción la compiladora divide los artículos que conforman la primera sección en dos. Los primeros que se centran en el oficio del poeta-traductor desde una óptica investigativa, y los segundos lo hacen desde la experiencia del traductor. Dentro del primer grupo está "Miguel Antonio Caro como poeta traductor", escrito por Doris Castellanos Prieto, actualmente estudiante de traducción en España. Este artículo es fundamental porque le da perspectiva histórica a la compilación, al ser el único enfocado en el oficio de la traducción en el siglo XIX en Colombia. Castellanos empieza planteando que "la historia de la traducción es un vértice que nos permite estudiar desde otro ángulo la historia de la humanidad" (15). Plantea la seriedad y convicción con que Miguel Antonio Caro abordó el oficio de traductor, como una herramienta necesaria para reafirmar la importancia de la lengua castellana, definir su escritura y conocer el mundo. Luego desarrolla la idea del traductor como agente histórico, basándose en las tres distancias de Geroges Munin (1994): dos lenguas, dos civilizaciones y dos momentos históricos. Establece que en este caso concreto, las "distancias" son menos fuertes en la traducción de textos antiguos que en la traducción de textos más recientes, ya que Caro no sólo vio en la traducción el instrumento ideal para mantener la pureza del idioma, sino que además le otorgó el suficiente campo de acción como para convertirla en herramienta para "definir qué tipo de ideas debían circular y además cómo debían ser expresadas por la letra" (30).
Luego Goenaga en su ensayo "Entre traducción y crítica portátil" retoma el análisis de la traducción de Andrés Holguín de Las flores del mal, planteado en la introducción. Aborda críticamente la labor de selección de Holguín, con una lectura minuciosa del poema "Elevación", que no se incluye dentro de los sesenta y cinco poemas que componen la traducción. La omisión se explica de una manera muy provocativa como parte de una discusión con el Romanticismo. Goenaga cierra su artículo explicando su título: "...el traductor en su pregunta por lo que el poema quiso o no quiso decir, no hace otra cosa que llevar consigo una crítica portátil que pone a funcionar a la hora de elegir y de mostrar a un público lector su versión de la obra traducida" (42). En seguida, Jairo Hoyos nos lleva al terreno de la intimidad y lo experiencial mediante un maravilloso ensayo acerca de la traducción que realizó José Manuel Arango de la poesía de Emily Dickinson. "¿Cómo casi sobrevivo a un gran amor? La traducción como testimonio en José Manuel Arango", destaca la importancia de lo vivencial en el oficio del traductor. Hoyos desarrolla esto mediante una lectura comparativa de dos traducciones del poema "1695", una más literal y fiel realizada por Silvina Ocampo, y otra llevada a cabo por Arango y caracterizada por ser más abierta "al juego estético" (50). Lo llamativo de este acercamiento es que Hoyos finalmente resalta que por su esencia toda traducción debe implicar una revitalización.
Los siguientes tres artículos son escritos por conocidos traductores: Álvaro Rodríguez Torres, Michael Sisson y Nicolás Suscún. En "Traducción y decapitación. Entre la fidelidad y la traición", Rodríguez Torres comparte sus invaluables experiencias como lector y traductor, deteniéndose en las influencias, los lugares, las traducciones y los hallazgos que han marcado su trayectoria. A partir de lo anecdótico plantea su acercamiento a la traducción: "En general carezco de una poética de la traducción por ser cada traducción distinta" (63). Esta posición contrasta fuertemente con lo planteado por Michael Sisson en "Contextos, paratextos, e intertextos: María Mercedes Carranza en inglés", en el que da a conocer su metódico acercamiento al quehacer del traductor. El autor destaca tres competencias fundamentales: la lingüística, la práctica crítica y el oído poético. La primera consiste en "descifrar los signos del texto original" (65), mientras que la segunda es una fase de investigación, una búsqueda de significados, referentes, datos y contextos. Sisson plantea que la interacción entre estas competencias produce un texto cercano al original, tanto en su sentido como en su estilo; pero es la tercera competencia, el oído poético, la que convierte el producto en un poema. Además este artículo es fundamental en la medida en que Sisson aporta dos aspectos nuevos a la compilación: su experiencia como traductor del inglés al español y su acercamiento a la poesía de protesta social, con las dificultades que implica este ejercicio de traducción: cercanía frente a los hechos ocurridos, topónimos, crítica al lenguaje dominante e intertextualidad, entre otros.
Finalmente, Nicolás Suescún cierra esta primera parte con su artículo "El azaroso oficio del traductor", en el que plantea su visión ideal del poeta-traductor, aquel que se propone una "lectura total" de la obra y que tiene el conocimiento de todos sus niveles de significado, para poderla traducir. Luego se centra en un aspecto poco elaborado hasta el momento en el libro: el contraste entre el proceso creativo y la traducción, que le sirve para resaltar las complejidades y los problemas lingüísticos que enfrenta el traductor. Termina planteando lo siguiente: la obra no cambia pero la traducción sí (las traducciones envejecen); tanto la obra como la traducción pueden ser interpretadas; y "el buen traductor es un intérprete, no puede crear" (89).
En la segunda sección, "Las Revistas", se debe destacar el papel de Francia Elena Goenaga en la medida en que cuatro de los cinco artículos que la integran fueron escritos por alumnos que participaron en su Seminario sobre poéticas de la traducción o en su grupo de investigación acerca de El oficio del poeta-traductor (Jairo Hoyos también pertenece a este grupo). En esta sección todos los artículos se centran en las revistas Eco, Mito y Espiral, pero el de María José Montoya es el único que estudia la revista Espiral. En "Transfórmase el amante. El oficio del poeta-traductor en la revista Espiral", inspirado en un poema de Coamens, Montoya se detiene en los rasgos particulares de esta revista, su influencia sobre Mito, Eco y otras revistas especializadas en arte, y en el papel que cumplieron Luis Vidales, su fundador, y el que fue su director durante largo tiempo, el español Clemente Airó. Luego se centra en el tema de la traducción y resalta que la revista en algunos casos funcionó como abrebocas para el lector, al posibilitar y hasta incentivar la comparación entre traducciones, ofreciendo las referencias necesarias para realizar este "ejercicio comparativo" (107).
Tatiana Arango en "Los paisajes retóricos y la traducción a través de la revista Mito" resalta la importancia que le dio la revista tanto a la traducción como a la figura del traductor, que en Mito aparece simultáneamente como "crítico, intérprete, editor y también creador" (96). Luego explora el propósito que cumple la traducción y de ahí pasa a analizar su lector objetivo: un lector intelectual, bilingüe e interesado en el campo cultural europeo, lo cual le permite plantear un tipo de recepción circular. Seguidamente Melissa Restrepo retoma algunas de estas ideas y las compara con el universo cultural que se creó en Eco."Mito y Eco: traducción de la literatura y transformación de la cultura" es un ensayo ambicioso, que retoma importantes estudios acerca de las revistas Mito, Eco y Sur (Argentina). El enfoque comparativo le permite resaltar hechos interesantes como el siguiente: "Mito tiende a ser más cosmopolita e incluyente, mientras que Eco se presenta como más centrada y exclusiva; paradójicamente, aquella que dura veinticinco años es Eco, Mito solo alcanza siete años de publicación" (123). Restrepo destaca otras diferencias entre las revistas tales como el origen de los textos y su tono. Hacia el final, y en consonancia con lo planteado por Goenaga en la introducción, hace referencia al efecto de estas revistas en la conformación de un "dictamen estético" (128).
Finalmente, aparecen los últimos dos artículos de esta compilación: "El Occidente de la revista Eco. Notas sobre los primeros años de publicación" de Gabriel Rosas y "Ernesto Volkening y la revista Eco: algunas consideraciones trasatlánticas" de Óscar Torres Duque. El primero, como su nombre lo indica, se centra en la primera etapa de la revista y el énfasis recae sobre las diversas aproximaciones al concepto de Occidente. Rosas resalta la importancia de Alemania, basándose tanto en el origen de sus colaboradores como en el de sus textos, y a esto contrapone acertadamente la escasez de referencias al mundo literario francés. El artículo de Torres Duque, por su parte, se enfoca en uno de sus importantes colaboradores: el traductor belga Ernesto Volkening, quien ayudó desde los setentas a ampliar ese referente de Occidente. Se destaca su agudo análisis de tres traducciones de un poema de Hölderin, realizadas por Nicolás Suescún, Antonio de Zubiaburre y Ernesto Volkening. El artículo de Torres Duque es sin lugar a dudas un excelente cierre para esta compilación.