Introducción
La vivencia del envejecimiento, con sus múltiples cambios bioquímicos, fisiológicos, morfológicos, sociales, psicológicos y funcionales (Castañedo, García, Noriega & Quintanilla, 2007), continua siendo una experiencia, que si bien subyace a todos los seres humanos de manera individual y diferencial (Guerrini, 2010), sigue distante de la realidad y próxima a estereotipos, siendo aún poco posible en la sociedad el asociar la vejez con términos como salud, bienestar y productividad.
Es así como gran parte de las investigaciones acerca de la vejez están centradas en la comprensión y afrontamiento del proceso de enfermedad; contemplando a ésta como una etapa de irreversibilidad y limitando el alcance, en su mayoría, a programas que favorecen la calidad de vida a adultos mayores con condiciones crónicas, dependencia física y/o neurocognitiva. Sin embargo, estas referencias teóricas se fundamentan en "la noción biomédica, donde salud es el estado de funcionamiento óptimo del cuerpo" (Araya, 2007, p.9) y en donde la prioridad es atender las condiciones patológicas y de discapacidad a nivel de salud pública, pero no se trabaja en la exploración de la porción de la población que envejece bien y "exitosamente".
El paradigma del envejecimiento saludable surge como una alternativa investigativa e interventiva, la cual ha cobrado gran importancia en la última década y ha comenzado a generar múltiples aportes en la comprensión de fortalezas y factores protectores en la vejez, dimensionando que en esta se puede incentivar el desarrollo de potencialidades y recursos que no estaban presentes en etapas anteriores (Lombardo, 2013).
En concordancia, la nueva concepción del Envejecimiento Activo que emerge en las últimas décadas por la Organización Mundial de la Salud (2002), se centra fundamentalmente en la calidad de vida, bienestar físico, psíquico, afectivo, interpersonal y social. Siendo así, un proceso multidimensional relacionado a una baja probabilidad de enfermedad, ausencia de discapacidad, alto funcionamiento físico, mental y alta participación social (López, 2013).
De esta manera, la salud de un adulto mayor no debería medirse en presencia/ ausencia de enfermedad sino en términos de "funcionalidad", siendo ésta, según la OMS (1982) uno de los principales factores determinantes del estado de salud entre los envejecidos, midiendo su estado de salud no en términos de déficit sino en "mantención de la capacidad funcional", que corresponde a la capacidad de una persona para llevar a cabo las actividades necesarias para lograr el bienestar a través de la interrelación de sus campos biológico, psicológico y social (Sanhueza, Castro & Merino, 2012).
En respuesta a esto, el presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar el estado de salud general y perfil biopsicosocial de una muestra de adultos mayores sanos o excepcionales del departamento de Santander. Con lo cual, se pretende generar un reporte de los niveles de funcionalidad, estado cognitivo, bienestar psicológico general, funcionamiento social y nutrición de la muestra, de forma que se contextualicen estas variables, aportando una visión salutogénica y centrada en la potencialidad de la adultez mayor en el municipio.
Método
Participantes
Se seleccionó una muestra por conveniencia e intencional de 50 adultos mayores, pertenecientes a las 6 provincias del departamento de Santander, abarcando así 13 municipios.
Los criterios de inclusión que se tuvieron en cuenta fueron: (a) ausencia de limitaciones incapacitantes de tipo sensorial o psicológico; (b) rango de edad de 75 años en adelante, cohorte considerada como viejos-viejos, adaptación realizada en relación a la esperanza de vida del departamento proyectada para el año 2015-2016 (Departamento Administrativo Nacional de Estadística, 2005); (c) autopercibirse saludable y/o ser funcionalmente activo para realizar actividades básicas de la vida diaria; (d) consentimiento de participación y firma de autorización para la aplicación del protocolo del estudio.
Instrumentos
Ficha de datos sociodemográficos y variables personales
Mini-Mental State Examination (MMSE) de Folstein y Cols (1975), adaptación colombiana de Rosselli et al. (2000): Prueba que mide el rendimiento cognoscitivo, evaluando orientación en el espacio, tiempo y lugar; memoria de fijación reciente, atención, cálculo y leguaje. Posee una consistencia interna de un alfa de Cronbach que oscila entre 0.82-0.84.
Escala de Barthel (Modificación de Granger, Albrecht & Hamilton et al., 1979) Es un cuestionario heteroadministrado compuesto con 15 ítems tipo Likert subdividido en 2 índices, el índice de auto-cuidado con una puntuación máxima de 53 puntos, y el índice de movilidad, con un máximo de 47 puntos. A mayor puntuación mayor independencia. En cuanto a la evaluación de la consistencia interna, se ha observado un alfa de Cronbach de 0,86-0,92. (Cid-Ruzafa & Moreno, 1997).
Cuestionario de salud general de Goldberg GHQ-12, adaptación al español y validación de Villa, Zuluaga y Restrepo, (2013): Es un cuestionario para evaluar salud auto percibida, es decir, la evaluación que hace el individuo de su estado de bienestar general, especialmente en lo que se refiere bienestar psicológico y funcionamiento social-afrontamiento (Flores et al, 2013). En el análisis de consistencia interna utilizando el coeficiente Alpha de Cronbach, presenta una consistencia interna y validez de 0.84 (Villa, Zuluaga, Restrepo, 2013).
Mini nutricional Assesment (MNA) de Guigoz, et al., (1997) adaptación de Barrera, Castillo, Martin, Torrado, Cifuentes y Rodríguez (2008): Es un instrumento útil, rápido, fácil y fiable (sensibilidad del 96% y especificidad del 98%) que permite evaluar el estado nutricional y de salud del adulto mayor. La MNA asigna el sujeto a una categoría nutricional según el puntaje recibido en sus 4 componentes: Mediciones antropométricas, evaluación global del estilo de vida, (incluida la medicación y la autonomía), hábitos dietéticos y alimentarios, y autopercepción de la salud y el estado nutricional (Cuyac & Santana, 2007).
Procedimiento
Para llevar a cabo la recolección de información y posterior análisis de resultados, la investigación se dividió en las siguientes fases:
Fase previa: Proceso inicial de exploración y rastreo de la información. En esta fase se contactaron en su mayoría, vía e-mail o telefónicamente a coordinadores, directores y/o representantes de centros día y asociaciones del adulto en los diversos municipios, identificando que en este tipo de programas se encuentran mayor porcentaje de adultos autovalentes y con los criterios establecidos. Así mismo, en adultos mayores no pertenecientes a ninguna institución el primer contacto se realizó vía telefónica, realizando cuestiones referentes a la participación en el estudio y el estado de salud física, cognitiva y psicológica percibido. Posteriormente, se realizó la delimitación de la muestra.
Fase de aplicación: Inicialmente se brindó a los adultos mayores una explicación de los objetivos del estudio, instrumentos, beneficios y condiciones de participación, diligenciando el respectivo consentimiento informado del protocolo de la investigación, diseñado y empleado de acuerdo a la Ley 1090 de 2006 del Congreso de la República de Colombia. A continuación, se llevó a cabo la aplicación de la ficha de datos sociodemográficos y el protocolo de pruebas.
Fase de análisis: Para la ejecución de esta fase se empleó el software de análisis estadístico IBM SPSS Statistics 22.0 y la aplicación Microsoft Excel(v.15.0) de Microsoft Office 2013, realizando los procesos de tabulación, sistematización y análisis mediante gráficas y figuras, dando a conocer los resultados y conclusiones obtenidas a nivel departamental y nacional.
Consideraciones éticas
Se hace fundamental destacar que se aplicaron los principios de confidencialidad, condiciones éticas y demás disposiciones suscrita en la Ley 1090 del 2006 la cual reglamenta el ejercicio de la profesión de Psicología y la Resolución 8430 de 1993 del Ministerio de Salud de Colombia en la cual se establecen las normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación en salud. Así mismo, esta investigación se enmarca en un macroproyecto de caracterización de los estilos de vida y perfiles psicosociales de una muestra de adultos mayores sanos o excepcionales del departamento de Santander, en la promoción y prevención del envejecimiento patológico, del año 2016, avalado por el Comité de Trabajos de grado de la Universidad Pontificia Bolivariana, Seccional Bucaramanga.
Resultados
Inicialmente, en relación a la distribución por provincia de la muestra de adultos mayores sanos que hicieron parte del estudio, se encontró una mayor representación de adultos de las provincias de Soto (32%), seguido por Comuneros (20%) y menor en adultos de las provincias de Vélez (10%) y García Rovira (8%).
Así mismo, en la Tabla 1, se reporta que la edad media en los adultos mayores de la muestra fue de 82,34 años (DE=6,5) lo que correspondió efectivamente a una muestra clasificada en la categoría viejos-viejos y con un mayor porcentaje de adultos en un rango de edad entre los 75 a 84 años. En cuanto al género, más de la mitad de la muestra fueron hombres, en su mayoría casados, de estratos entre 2 y 3. Así mismo, en cuanto al nivel de escolaridad un 40% de los adultos realizaron su primaria pero no la culminaron y un 24% no tuvieron ningún estudio. Sin embargo, un 12% manifestó tener estudios universitarios.
De acuerdo a la situación laboral, un porcentaje alto afirmó estar inactivo (64%). Entre las ocupaciones más ejercidas en la mayor parte de la vida de los adultos y de acuerdo a la Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones adaptada a Colombia CIUO-88 A.C (DANE, 2005) se encontró que un 32% de la muestra se desempeñaron como "Trabajadores no calificados" y un 24% ejerció en ocupaciones agrupadas en la categoría "Agricultores, trabajadores y obreros, agropecuarios, forestales y pesqueros", destacando que un 12% fueron "Profesionales universitarios, científicos e intelectuales".
Por otra parte, en relación a la función familiar, un 58% de la muestra vive con otras personas con las cuales no tiene ningún lazo de consanguinidad o está en condición de institucionalización, encontrándose en variables personales adicionales, que un 60% de los adultos sanos duermen entre 7-8 horas; afirmando además un 66% haber consumido, ya sea ocasionalmente o de forma constante, alcohol y/o tabaco.
Seguidamente, se presentan los resultados del análisis de la batería de pruebas:
En la Tabla 2 se evidencian las puntuaciones promedio con sus respectivas desviaciones estándar de las pruebas de estado cognitivo, funcionalidad física, salud mental y estado nutricional.
En general, la muestra de adultos mayores puntuó cognitivamente apta con una media alta en la escala del MMSE de 26,68 (Z = 3,401). Por otro lado, en cuanto al Índice de Barthel se encontraron elevados niveles de independencia en las actividades de la vida diaria, evidenciado en una media de 98,32 (Z = 7,988), denotándose además, buen comportamiento muestral en la prueba de autopercepción de salud mental en lo concerniente a bienestar psicológico, funcionamiento social y afrontamiento con una media de 6,86 (Z = 6,85), teniendo en cuenta que la clasificación para la autor es de 0-9 Salud mental alta. Así mismo, en relación al MNA la muestra puntuó con un estado nutricional satisfactorio evidenciado en una media de 23,83 (Z = 4,0).
De esta forma, en la Figura 1 se encuentra el desempeño de los adultos mayores en frecuencia y porcentaje en el MMSE, encontrándose, que un 94% de los participantes, poseen adecuada capacidad cognoscitiva.
En cuanto a la funcionalidad en las AVD, se muestran en la Figura 2, los porcentajes del índice de Barthel en las tres categorías de calificación. Se evidencia que un 62% de los adultos reportan ser independientes en sus actividades de la vida diaria tanto en su movilidad como su autocuidado, no presentándose dependencia severa, ni total en la muestra estudiada.
Por otro lado, en relación al Cuestionario de salud general de Goldberg, en la Figura 3, se evidencia la distribución en salud mental de la muestra en tres categorías. El 88% de la muestra se encuentra en las categorías de salud mental normal y alta, encontrándose que solo un 12% presentó puntuaciones valoradas como bienestar psicológico bajo.
Finalmente, en cuanto al MNA (Figura 4), se encontró que un 66% de los adultos mayores de la muestra tienen un estado nutricional satisfactorio, presentando sólo un 6% mal estado nutricional.
Discusión y conclusiones
El presente estudio tuvo como objetivo evaluar el estado de salud general y perfil biopsicosocial de una muestra de adultos mayores sanos o excepcionales del departamento de Santander. En primer lugar, en relación a las características sociodemográficas de la muestra, se observó una representación diferencial de adultos mayores autopercibidos como saludables en las provincias estudiadas. Esto obedeció al difícil acceso a la muestra, dificultad en permisos institucionales y elevados índices de dependencia y afectación crónica en los gerontes en algunos departamentos. Dicha situación representa más que una dificultad, un reto para los profesionales de la salud e investigadores del área de la gerontología, pues según La Fundación Saldarriaga Concha (2016), en Colombia el proceso de envejecimiento no será geográficamente homogéneo, lo que demanda más especificidad y conocimiento de las poblaciones, asegurando políticas y programas de intervención más eficaces frente a las problemáticas propias de cada región y/o departamento.
Así mismo, en relación a la edad media de los gerontes, se resalta que la muestra correspondió tal como se propuso inicialmente, a una muestra clasificada en la categoría viejos-viejos, teniendo en cuenta la adaptación que se realizó de la teoría de Singer et al., (2003) y Riley (1988), y de acuerdo a las proyecciones de esperanza de vida en Santander (75,23 años de edad) (DANE, 2005); en dichos reportes se asume en la categoría de viejos-viejos a los adultos de 75 años en adelante. De esta manera, se evidenció un mayor porcentaje de adultos en un rango de edad entre los 75 a 84 años, siendo en su mayoría hombres, casados, algunos aún activos laboralmente y teniendo más de la mitad de la muestra bajos niveles de formación educativa, situación acorde a las costumbres de la época y ocupaciones más ejercidas entre las que se destacan trabajadores no calificados, ya sea de servicios, personal doméstico, y/o obreros de la minería, la construcción, la industria manufacturera y el transporte; y agricultores, trabajadores y obreros, agropecuarios, forestales y pesqueros. Además, es importante resaltar el grupo más reducido pero importante de adultos mayores con formación universitaria que se encontró en la muestra, abarcando especialmente profesionales de la educación, organización, administración de empresas, filósofos, teólogos y religiosos de distintas doctrinas.
En concordancia a lo anterior, se encontró un perfil biopsicosocial alto, relacionado a factores diferenciales en este grupo de adultos con elevado nivel de longevidad, evidenciado en puntuaciones altas en las cuatro escalas aplicadas y traducido en un buen estado cognitivo, funcionalidad física, salud mental, en lo concerniente a bienestar psicológico, funcionamiento social y afrontamiento; y estado nutricional de los adultos mayores viejos-viejos, situación contraria a lo que se afirma en la literatura del denominado paciente geriátrico, el cual es aquel mayor de 75 años con varias enfermedades que tienden a la cronicidad e incapacidad, con deterioro mental y/o problemática social añadida (Benítez del Rosario & Asensio, 2004).
Es importante aclarar que la prueba del MMS se calificó de acuerdo al nivel de escolaridad de cada uno de los sujetos, supliendo aquellas deficiencias reportadas en la literatura del instrumento y ajustando el desempeño a los puntos de corte establecidos en Rosselli et al. (2000), para los cuales se considera: para 0 a 5 años de educación puntuación >21 adecuada capacidad cognoscitiva, 6 a 12 años de educación puntuación de >24 adecuada capacidad cognoscitiva y más de 12 años de educación puntuación >26 adecuada capacidad cognoscitiva.
Igualmente, en relación al GHQ-12, al afirmar que la mayor parte de la muestra estuvo en el rango de categorías de salud mental normal y alta, se interpreta que según los factores que se enuncian en García (1999), existe un adecuada evaluación de salud general "que tiene que ver con los afectos positivos, sentimientos de bienestar general y su expresión psicofisiológica" (p. 94); y además, un factor de funcionamiento social adecuado, "que marca la competencia del individuo en cuanto a su capacidad de enfrentamiento adecuado a las dificultades, su capacidad de tomar decisiones oportunas y de autovalorarse positivamente"(p.94). Es posible establecer finalmente, en cuanto al MNA, que, a pesar de haber puntuado un porcentaje alto de adultos mayores con un estado nutricional satisfactorio, se presentó un porcentaje de gerontes en riesgo de mal nutrición y mal estado nutricional, resultado que se atribuyó y relacionó a variables diferenciales de cada uno de los sujetos, condiciones ambientales y socioeconómicas tanto del adulto, si es autovalente, como de las instituciones en las que se encuentran internos, las cuales presentaron alta variabilidad en cada municipio estudiado. Esto está en concordancia con Arango y Ruiz (2007) que afirman que la población anciana está considerada como grupo de riesgo de sufrir malnutrición, evidenciándose que casi la mitad de los ancianos mayores de 80 años, pertenecientes a países de América Latina que viven en residencias geriátricas. Esto puede ser el resultado de una mala calidad de vida, la progresión desfavorable de comorbilidades y un mayor consumo de medicamentos (Chavarro-Carvajal, Reyes-Ortiz, Samper-Ternent, Arciniegas & Cano, 2015).
Lo anterior proporciona un valioso aporte en la caracterización del envejecimiento exitoso-saludable, evidenciando la necesidad de generar estudios que describan este tipo de condiciones excepcionales desde su perfil biopsicosocial, para así, finalmente proponer programas y políticas públicas cada vez más completas y centradas en la optimización de los recursos y las potencialidades de los gerontes y su contexto.
Finalmente, se espera con los resultados obtenidos aportar a evidencias en Santander y sentar una base de apoyo al área investigativa clínica, de manera que se pueda seguir indagando sobre la temática y empezar a generar intervenciones orientadas a incentivar el desarrollo y crecimiento personal de los adultos mayores, facilitando entornos adecuados de contacto social, prevención del deterioro físico y psíquico (Ponce-de-León-Romero & Fernández-García, 2013) que beneficien su calidad de vida y a la sociedad en general, que debe empezar a tener un rol más activo y consciente frente a esta problemática que, contrario a lo que se cree, compete a todos los individuos.