Paciente de 33 años, convicto, con antecedente de herida por arma corto-punzante en región precordial y herida por arma de fuego en tórax, intervenida mediante cirugía, de la cual no se tenía descripción. Presentó un episodio de paro cardiorrespiratorio con ritmo de taquicardia ventricular sin pulso, mientras deambulaba en el patio de la prisión. Fue admitido en el servicio de emergencias del hospital, posterior a reanimación de 15 minutos. Un electrocardiograma mostró infarto con supradesnivel del segmento ST, el cual sugirió oclusión de la arteria descendente anterior, distal a la primera septal y proximal a la primera diagonal (Fig. 1). Fue trasladado a la sala de hemodinamia, en donde se comprobó la obstrucción de la arteria descendente anterior con intento fallido de angioplastia, incluso con guías angiográficas usadas en casos de oclusión crónica. Se documentó un trayecto de la arteria en zigzag, sin paso de las guías de angiografía (Fig. 1). Tuvo mejoría del estado hemodinámico y no presentó secuelas neurológicas incapacitantes; la función ventricular izquierda fue del 45%. Fue llevado a revascularización coronaria de un vaso por vía abierta, en la que se halló material quirúrgico sobre la arteria descendente anterior (sutura). La evolución posoperatoria fue adecuada y no se observaron secuelas neurológicas motrices, por lo cual fue dado de alta y retornado a su centro penitenciario.
Discusión
La muerte súbita en individuos aparentemente sanos puede ser la primera manifestación de una enfermedad genética cardiaca; en individuos jóvenes, menores de 35 años, las canalopatías son la causa más frecuente1. En Suecia, la prevalencia de muerte súbita en individuos de 1 a 35 años de edad es de 1.3 por 100,000 habitantes; el 48% de los episodios de muerte súbita reportados ocurrieron durante la actividad diaria cotidiana, el 38% durante el sueño y el 14% durante la actividad física2. En un estudio retrospectivo de personal aéreo canadiense se reportó el 35% de los episodios de muerte súbita el día lunes3.
Por otro lado, existe un aumento de la incidencia de muerte súbita alrededor de los 35 años de edad, que parece corresponder con el aumento de la incidencia de enfermedad coronaria, y el 50% de los episodios en pacientes con enfermedad coronaria representan la primera manifestación4.
La muerte súbita es más frecuente en los hombres, de raza afroamericana y con familiares en primer grado de personas con muerte súbita4.
Si bien la causa de defunción en pacientes con muerte súbita es un diagnóstico de probabilidades y no de certezas2, se consideran grupos de alto riesgo aquellos pacientes con disfunción ventricular, arritmias ventriculares, miocardiopatía hipertrófica —especialmente hombres jóvenes durante la actividad deportiva—1, síndrome de QT largo y síndrome de Brugada, entre otras condiciones específicas4.
Se han reportado malformaciones congénitas de las arterias coronarias hasta en el 1.2% de la población general, así como alteraciones específicas en cuanto a la morfología del ostium de las arterias coronarias: angulado, en forma de repisa o incluso ojal como causa5,6.
Finalmente, las causas de muerte súbita relacionadas con procedimientos quirúrgicos, como el reportado, son poco frecuentes y no han sido documentadas en la literatura.