INTRODUCCIÓN
El renovado interés por la desigualdad entre los economistas se caracteriza, entre otras cosas, por la importancia asignada a los procesos de largo plazo. Esto se asocia, a su vez, a la disponibilidad de series largas de desigualdad que permiten ubicar las tendencias recientes en un contexto histórico más amplio (Lindert y Williamson, 2016; Milanovic, 2016; Piketty, 2014). La elaboración de estadísticas sobre el ingreso captado por los últimos fractiles de la distribución -o top incomes- ha sido una de las piedras angulares de este proceso (Atkinson y Piketty, 2007, 2010).
Por otra parte, el mismo éxito del programa de investigación sobre los top incomes ha conducido a su agotamiento. Si hace 15 años las fuentes fiscales constituían una mina de oro estadística esperando a ser explotada, ahora tienen poco para ofrecer1. Allí donde estaban disponibles han sido utilizadas, y en otros casos -como el de la mayor parte de los países de América Latina- sencillamente no existen (salvo para periodos acotados y más bien recientes). De ahí que existan pocas estimaciones históricas para países latinoamericanos (Alvaredo, 2010; Souza y Medeiros, 2015).
Sin embargo, el análisis de los altos ingresos a partir de las fuentes fiscales no es la única estrategia disponible para estudiar la desigualdad en el largo plazo. Entre las metodologías alternativas usadas por economistas e historiadores, destaca la elaboración de tablas sociales (Bértola, 2005; Bértola, Castelnovo, Rodríguez Weber y Willebald, 2009, 2010; Lindert y Williamson, 2016; Londoño, 1995; Milanovic, Lindert y Williamson, 2011; Rodríguez Weber, 2014).
En este marco, la principal contribución de este artículo es ampliar la información existente sobre distribución del ingreso en Colombia entre 1938 y 1988. Con este propósito, se han reelaborado las tablas sociales estimadas por Londoño (1995) 2 para los años 1938, 1951, 1964, 1971, 1978 y 1988, en una tabla social “dinámica” capaz de generar información anual del periodo 1938-1988. De este modo, la cantidad de observaciones disponibles se amplía de seis a cincuenta.
Este es, por tanto, un texto metodológico que busca realizar un aporte de tipo empírico. Sus objetivos son, en primer lugar, describir la metodología utilizada para elaborar las estimaciones anuales de distribución del ingreso y, en segundo lugar, presentar las series y realizar algunas puntualizaciones sobre las mismas. De ahí que, en cierto modo, su principal contribución se encuentra en las tablas del apéndice. Queda por fuera de este trabajo el objetivo de explicar las tendencias observadas, realizar una interpretación histórica de los resultados, o analizar su relación con el proceso histórico de desarrollo3.
Las características generales de la metodología de las tablas sociales, así como los procedimientos seguidos para la construcción de estimaciones anuales de distribución se describen en la sección siguiente. A continuación, se presentan los principales resultados que muestran los indicadores de distribución, los cuales se comentan desde un punto de vista técnico. El artículo cierra con las conclusiones. Al final se incluyen dos apéndices -uno metodológico y otro estadístico- en los que se publican las series estimadas.
METODOLOGÍA DE ESTIMACIÓN
Con el fin de medir la desigualdad a partir de una tabla social se requiere agregar la población con ingresos en grupos o categorías -generalmente ocupaciones- y asignar un ingreso a cada una. Dado que se asume un ingreso igual para cada categoría, la desigualdad se calcula en función de las diferencias entre estas.
Como ocurre con cualquier estrategia metodológica, la elaboración de tablas sociales presenta ventajas y desventajas. Ya que su construcción no depende de un único tipo de fuente, pueden utilizarse para casos y periodos en que no se dispone de encuestas de hogares o información fiscal. Otra ventaja es que las tablas permiten estimar la desigualdad para el conjunto de los perceptores, no solo aquellos que se ubican en la cúspide. Su principal desventaja es que requieren gran cantidad de información proveniente de fuentes diversas, las cuales deben ser articuladas y organizadas adoptando supuestos muchas veces arbitrarios (Rodríguez Weber, 2016).
En ocasiones, las tablas sociales se han utilizado para medir la desigualdad en un momento del tiempo (Milanovic, 2010). A fin de estimar tendencias, el procedimiento habitual consiste en construir distintas tablas que brindan información puntual de diferentes años (Bértola et al., 2009, 2010; Lindert y Williamson, 1982, 1983). En la mayoría de los casos, no es posible mantener las mismas categorías de perceptores entre las distintas tablas, lo que presenta problemas de comparabilidad intertemporal. En otros, las estimaciones para cada año se obtienen a partir de tablas que mantienen la misma estructura de categorías, de manera que las tendencias observadas en el tiempo resulten más confiables. El libro de Londoño (1995), escrito a partir de su tesis doctoral, es un ejemplo de este último tipo.
El trabajo realizado por Londoño es admirable en muchos sentidos. En primer lugar, se trató de un estudio pionero. Cuando se escribió, apenas había antecedentes del uso de tablas sociales en países periféricos4. A ello debe agregarse la recopilación y elaboración de un profuso material estadístico utilizado para testear un conjunto de hipótesis sobre los determinantes de la desigualdad observada. Sin embargo, y más allá de estos y otros méritos de su trabajo, el presente artículo se basa en la convicción de que el mismo puede ser ampliado y mejorado, aunque solo sea de forma marginal.
Londoño (1995) combinó un conjunto de fuentes de diverso tipo que fue articulando en una serie de pasos. En primer lugar, de los censos de población obtuvo las cantidades de personas con ingresos para seis categorías: jornaleros, campesinos, terratenientes, asalariados, independientes y capitalistas. Luego, estimó el ingreso medio de cada categoría a partir de cuentas nacionales, encuestas de hogares y encuestas a empresas. En tercer lugar, combinó información proveniente de encuestas de hogares, cuentas nacionales, censos económicos e información tributaria, con el propósito de estimar la dispersión del ingreso de cada categoría -medida como la varianza del logaritmo de los ingresos-. Finalmente, dado el nivel de ingreso medio y la dispersión estimada, supuso que el ingreso de cada categoría se distribuía entre sus integrantes de acuerdo con una distribución de tipo lognormal. Así, estimó el ingreso medio de cada categoría por deciles para los años 1938, 1951, 1964, 1971, 1978 y 1988 (Tabla M.1).
Además de estimar la distribución del ingreso para esos años, Londoño se propuso testear una serie de hipótesis relativas a sus determinantes. Con ese objeto sistematizó un conjunto de información estadística relativa a producto, precios, ingresos y acumulación de factores (como, por ejemplo, educación) que, a diferencia de sus tablas sociales, presentó en forma de series anuales. Combinando esta información se elaboró en esta investigación una tabla social dinámica, la cual permite obtener estimaciones anuales de la distribución del ingreso entre 1938 y 1988.
Se habla de una tabla social “dinámica” cuando, tanto el número de personas en cada categoría, como su ingreso, varían en periodos cortos -idealmente año a año-. Las tablas dinámicas permiten realizar una mejor aproximación a los procesos de cambio con respecto a los análisis que -como en el caso de Londoño- se basan en una sucesión de benchmarks separados, en algunos casos por décadas (Rodríguez Weber, 2014, 2016).
En el caso de esta investigación, la elaboración de la tabla dinámica requirió de la estimación del número e ingreso anual de las personas en cada decil de las seis categorías utilizadas por Londoño (Tabla M.1). En otras palabras, se estimó el número e ingreso de sesenta categorías de perceptores para cada uno de los años comprendidos entre 1938 y 1988. Esto se llevó a cabo mediante un método que se denominó interpolación de x según y, o del tipo x y-, el cual permite completar la información faltante entre dos valores conocidos de la variable dependiente, en función de las variaciones anuales de una variable independiente conocida.
Supóngase que se desea estimar la evolución del ingreso de los perceptores de una categoría (por ejemplo, el decil número cinco de jornaleros), en los años intermedios entre 1938 y 1951. Para esos años los valores son conocidos, ya que se encuentran en los cuadros A.31 y A.32 de Londoño (1995). Estos fijan los valores inicial y final, en tanto la variable independiente -en este caso una serie de salarios rurales (Londoño 1995, cuadro A.22) -, aporta el movimiento anual. De esta forma, es posible captar la dinámica histórica de corto plazo que afecta a los salarios mediante una serie anual, en tanto la estimación más confiable imprime la dinámica de largo plazo, determinada por los valores de “inicio” y “llegada”.
Es decir, a partir de dos valores conocidos de la variable x (denotados como x0 y xz), se completan los valores intermedios (x0 + 1, x0 + 2, x0 + 3,… xz - 1), según la evolución de una variable y. Para ello, el valor a estimar para cada año (xn), comenzando con el primero x0 + 1, debe multiplicarse por un coeficiente α n (ecuación 1). Este resulta de la variación año a año de la variable y, la relación entre el crecimiento total entre los valores conocidos de x e y, y la cantidad de periodos inter-medios z (ecuaciones 2 a 5).
La Gráfica 1 presenta un ejemplo. Se trata del ingreso del quinto decil de jornaleros, el cual se presenta junto con la serie utilizada para su interpolación. Se observa cómo esta estimación que combina la información de algunos años junto con la serie anual de salarios, no solo permite describir la dinámica de corto plazo, sino que recoge también el hecho de que, a partir de 1964, el ingreso de los jornaleros del quinto decil creció a una tasa media superior a la que surge de la serie anual de salarios5.
Fuente: Benchmarks y salarios rurales: Londoño (1995). Jornalero del quinto decil: elaboración propia según procedimientos descritos en el texto.
De este modo, el paso siguiente en el proceso de estimación consistió en seleccionar las variables independientes que, es de suponer, siguen una dinámica de corto plazo correlacionada con la de la variable que se desea estimar. En el ejemplo utilizado se considera razonable suponer que, en aquellos años en los cuales el salario medio de los jornaleros creció a una tasa inferior a la tasa media para el periodo que se desea interpolar (por ejemplo, entre 1938 y 1951), lo mismo habría ocurrido con el ingreso del decil número cinco de jornaleros.
La Tabla M.2 del apéndice metodológico detalla las variables independientes utilizadas para estimar los valores anuales del número, así como el ingreso de las sesenta categorías de perceptores.
LAS SERIES ESTIMADAS
En esta sección se describen los principales resultados obtenidos y se discute someramente la información que brindan los indicadores. Esta se divide en dos partes. Primera, se presentan indicadores de desigualdad para el conjunto de la población. Luego, se muestran indicadores a nivel de sectores (rural y urbano), así como categorías de perceptores.
Indicadores para el conjunto de la distribución
En la Gráfica 2 se presentan el índice de Gini y el ratio de Palma correspondientes a la distribución del ingreso primario (antes de impuestos) de las familias en Colombia, entre 1938 y 1988. En el caso del Gini se presenta la serie anual estimada para este trabajo, junto con los valores de años puntuales publicados por Londoño (1995). Como era de esperarse, la estimación de esta investigación coincide con la de Londoño en los seis años para los que él brindó información, pero la serie anual tiene la ventaja de permitir una mejor apreciación de la dinámica temporal. Así, se observa cómo en la primera mitad de la década de 1950 la desigualdad dejó de crecer, produciéndose una suerte de meseta hasta finales de los años sesenta. A partir de entonces, y hasta fines de los años setenta, se produjo una mejora en la distribución, la cual llega a un valle en los años ochenta.
En cuanto al denominado índice de Palma, se trata de un caso particular de la familia de indicadores conocida como ratios de Kuznets, en que el ingreso captado por el último decil se pone en relación con el que perciben los cuatro primeros. Su uso se fundamenta en que resulta más fácil de interpretar que índices como el Gini o Theil. Esta simplicidad se obtendría, a su vez, sin pérdida de información relevante, dado que se ha constatado que la participación de los deciles 5 a 9 en el ingreso total es relativamente constante entre países (Cobham, Schlögl y Sumner, 2016; Cobham y Sumner, 2013; Palma, 2011).
Sin embargo, una regularidad observada entre países de diferentes niveles de ingreso no tiene por qué reproducirse en un mismo país a lo largo del tiempo. Ello es lo que muestra la Gráfica 3, en la que se aprecia cómo los deciles intermedios sí pierden participación durante la etapa de incremento de la desigualdad. De hecho, el coeficiente de correlación entre el ingreso captado por el último decil y los deciles 5 a 9 es mayor al que se observa entre aquel y los deciles 1 a 4, siendo -0,98 en el primer caso, y -0,92 en el segundo. Se trata de un resultado similar al observado para Chile durante el periodo 1940-1970. En ese caso, el ingreso captado por los deciles 5 a 9 tampoco se mantuvo constante. Fue, por el contrario, un factor central de la dinámica distributiva durante un periodo caracterizado -como este- por la expansión de los sectores medios (Rodríguez Weber, 2014).
En otras palabras, la variación de la participación en el ingreso total de los deciles intermedios puede constituir una de las claves para comprender la relación entre desarrollo y desigualdad. Se trata de un resultado de interés porque alerta respecto al riesgo de repetir con el índice de Palma un error que hizo naufragar gran parte de la literatura sobre la curva de Kuznets (Fields, 2001; Kanbur, 2000; Saith, 1983).
Indicadores por sector y categoría de perceptores
En este apartado se presenta el análisis de la desigualdad entre sectores y grupos de perceptores. En primer lugar, se describe la distribución del ingreso en los sectores urbano (compuesto por las categorías de asalariados, independientes y capitalistas) y rural (categorías de jornaleros, campesinos y terratenientes), así como la descomposición de la desigualdad global entre ambos (Gráfica 4).
De la observación de la Gráfica 4 surgen tres cuestiones de interés. En primer lugar, la desigualdad de los dos sectores sigue una evolución en forma de U invertida, similar a la de la desigualdad global. En segundo lugar, la desigualdad en el sector rural es más elevada que la desigualdad urbana, algo que contradice el supuesto realizado por Kuznets (1955), pero resulta coherente con lo observado en los casos de Chile y Uruguay (Bértola, 2005; Rodríguez Weber, 2014). En tercer lugar, la descomposición del índice de Theil muestra que la desigualdad al interior de los sectores explica casi el 100% de la desigualdad total.
Más rico en matices resulta el análisis por categorías de perceptores. La Gráfica 5 presenta la participación de cada una en la masa de ingreso total. Se observa una (previsible) tendencia a la pérdida de importancia del conjunto del sector rural, en contraposición a la expansión de la masa de ingreso captada por los asalariados, especialmente a partir de los años sesenta. Sin embargo, la misma fue precedida por un aumento del ingreso captado por los terratenientes en los veinte años anteriores, lo que coincide con el periodo de incremento de la desigualdad global.
Dado que durante las décadas de 1940 y 1950, la cantidad de terratenientes se redujo, el aumento de su participación en la masa de ingreso total debió asociarse a un incremento en su ingreso relativo. Y eso es justamente lo que muestra la Gráfica 6. Mientras en las demás categorías el ingreso se mantuvo más o menos constante respecto a la media, el ingreso de los terratenientes muestra una evolución en forma de U invertida que remite a la evolución de la desigualdad global, tal cual es medida por los índices de Gini o Theil.
Otra característica de la desigualdad que se revela en el análisis por categorías, es que las diferencias entre grupos tienen un peso mayor al que tenían en el caso de los sectores. Aunque ambos ejercicios de descomposición muestran que la desigualdad al interior de cada grupo es más importante con relación a la desigualdad entre ellos, esta última explica, en el caso de las categorías, un porcentaje nada despreciable de la desigualdad total, en especial durante la primera mitad del periodo (Gráfica 7). Más aún, la reducción de la desigualdad global se explica, sobre todo, por la caída de la desigualdad entre categorías (Tabla A.5).
Finalmente, la Gráfica 8 presenta la distribución del ingreso al interior de cada categoría de perceptores. Allí pueden distinguirse dos comportamientos diferentes. Mientras las categorías de trabajadores -jornaleros y asalariados- muestran una trayectoria en forma de U invertida similar a la tendencia general, las demás describen una evolución ascendente o en algunos periodos estable, pero que no se reduce.
CONCLUSIONES
El renovado interés por la desigualdad económica ha venido de la mano con el reconocimiento de cómo, para una mejor comprensión de la misma, se hace necesario analizar su historia. Ello ha supuesto un auge de los estudios de largo plazo. Sin embargo, estos se ven limitados por la escasez de estadísticas históricas sobre la desigualad.
En este marco, este artículo presenta una ampliación de la información disponible sobre la distribución del ingreso en Colombia entre 1938 y 1988. El trabajo realizado consistió en la elaboración de una tabla social dinámica, la cual permitió estimar series anuales de distribución del ingreso entre esos años. Para ello, se partió de información estadística elaborada por Juan Luis Londoño en el marco de su tesis doctoral y publicada en su libro Distribución del ingreso y desarrollo económico. Colombia en el siglo xx. Esta ha sido reelaborada siguiendo una serie de procedimientos que han sido descritos en el texto. Los resultados, parte de los cuales han sido presentados y analizados, se publican en los cuadros del apéndice estadístico.
Finalmente, se realizó un análisis somero y descriptivo de las series con el objetivo de identificar algunas de las claves que los indicadores de distribución muestran. Sin embargo, no se incursionó en un análisis de tipo explicativo que permitiera identificar los determinantes de los cambios que muestran las series. Tampoco se formulan hipótesis o interpretaciones sobre la relación entre la desigualdad y las transformaciones de gran calado por las que pasó la economía, la sociedad y la política de Colombia en estos años. Abordar estos temas es un trabajo pertinente y necesario, el cual requiere -como condición previa- las estimaciones aquí presentadas, las cuales constituyen el más amplio set de estadísticas disponible sobre la distribución del ingreso en Colombia durante el periodo de estudio.