Introducción
Los ciudadanos están cada vez más descontentos con la democracia. Gran cantidad de información reciente muestra que, en todo el mundo, los ciudadanos responden a las preguntas sobre su apoyo a la democracia de manera crítica, y expresan escepticismo sobre esta forma de gobierno y organización social.1 En el caso particular de América Latina el declive en el apoyo ciudadano a la democracia viene dándose de manera constante desde hace casi una década, periodo que, además, ha estado marcado por la desaceleración económica de la región y por el surgimiento de liderazgos populistas que marcan con su carácter personalista la realidad política de varios de sus países (Zechmeister y Lupu 2019).
Investigaciones previas nos muestran que, bajo Gobiernos con un liderazgo personalista fuerte, al menos algunas manifestaciones del apoyo a la democracia tienden a depender de la posición política que tenga la persona en torno al Gobierno nacional (Monsiváis-Carrillo 2020; Singer 2018). Quienes votan por un Gobierno o quienes simpatizan con él tienden a sentirse más convencidos de que la democracia importa y se sienten más satisfechos con ella (Maldonado y Seligson 2014). Pero ¿qué tan profundas son estas diferencias? ¿Estamos viendo indicios de lo que podríamos llamar un proceso de fragmentación en la legitimidad de la democracia? La teoría detrás del apoyo a la democracia hace énfasis en que tanto ganadores como perdedores deben reconocer la validez del sistema para que este pueda funcionar (Anderson et al. 2005). Al mismo tiempo, el apoyo a la democracia es un concepto que tiene distintas dimensiones y más de un nivel (Booth y Seligson 2009; Easton 1975).
Este trabajo indaga sobre las condiciones de apoyo a la democracia en cuatro países de la región andina de América Latina que, en años recientes, han presenciado importantes manifestaciones de descontento ciudadano: Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia. Como mostramos en el artículo, el estudio de estos países es particularmente importante dada la marcada erosión en el apoyo democrático de los últimos años. En comparación con los promedios de América Latina en su conjunto, en la región andina se evidencia una caída significativa mayor tanto del apoyo como de la satisfacción con la democracia.2 En los últimos años, los países que la componen experimentaron acontecimientos que señalan inestabilidad democrática y polarización electoral significativas. Por tanto, es necesario evaluar la legitimidad democrática para brindar luces sobre el futuro político en esta región.
Para hacerlo, se emplea un marco conceptual y analítico que distingue diversos niveles en la legitimidad de la democracia, los cuales están marcados por el sujeto que es respaldado por los ciudadanos. El apoyo a la democracia varía en un continuo que va desde el apoyo intrínseco, o tener valores que son consistentes con la democracia, hasta estar satisfechos con su desempeño, en un nivel mucho más específico. Así, se indaga si es que las diferencias entre quienes simpatizan y quienes son críticos del Gobierno pasan de los niveles de apoyo más específico a los más profundos, que tienen que ver con convicciones y valores y que posibilitan la existencia de la democracia desde un plano normativo. Se contempla la posibilidad de legitimidades fragmentadas, es decir, que los ciudadanos expresen apoyo a la democracia en alguno de los niveles, pero no en otros y que este apoyo esté condicionado, a su vez, por el apoyo al Ejecutivo (Booth y Seligson 2009; Singer 2018). Los análisis muestran que, pese a las grandes brechas que existen en el apoyo a la democracia en los niveles más específicos, los valores, como núcleo profundo de la legitimidad democrática, se comparten al menos parcialmente y no parecen estar comprometidos por la posición política de la persona.
Democracia y apoyo ciudadano
El apoyo de los ciudadanos al sistema político, y en particular a la democracia, es uno de los temas que ha suscitado mayor interés de parte de la ciencia política contemporánea, particularmente de la política comparada. Es parte central de algunos de los temas más debatidos de la disciplina, como el de la existencia y relevancia de una cultura política (Inglehart 1988; Seligson 2002b), o la relación entre las instituciones, el desarrollo y la democracia (Linz y Stepan 1996; Lipset 1959). Múltiples estudios han tratado de explicar cuáles son los factores que determinan las diferencias en el apoyo de los ciudadanos a la democracia, tanto en democracias antiguas y consolidadas (Dalton 1999, 2006) como en países con democracias más recientes e inestables (Booth y Seligson 2009; Bratton y Mattes 2001; Diamond 1999; Fuchs y Roller 2006; Mishler y Rose 2001). Otras investigaciones se han concentrado en el apoyo ciudadano como factor explicativo de la democracia, y discuten la importancia que tiene dicho apoyo para la estabilidad del régimen o la han cuestionado de manera directa (Fuchs 2007; Inglehart 2003; Inglehart y Welzel 2005; Muller y Seligson 1994). Además, distintas formas de apoyo al sistema político son mentadas cada vez con más frecuencia en el debate público, rebasando los espacios académicos hasta convertirse en un tema de discusión política en todo el mundo.
Estos esfuerzos de investigación han sido posibles en buena parte por la creciente disponibilidad de datos comparativos, levantados por medio de la aplicación de encuestas de opinión pública en las que se emplean medidas y procedimientos similares en distintos países. Estas fuentes de información funcionan bajo la forma de barómetros con cobertura en las principales regiones del mundo, con olas o rondas de realización periódicas, lo que permite contar con datos temporales para cada caso.
Este trabajo plantea una comprensión del apoyo al sistema político que va en un continuo desde lo más abstracto hasta lo más concreto o, para ponerlo en términos de Easton (1965, 1975), desde lo difuso hasta lo específico. Dicha aproximación es útil principalmente porque reconoce la multidimensionalidad de la relación de los ciudadanos con las instituciones políticas, y establece distintos niveles que se definen en relación con distintos sujetos de apoyo. El marco teórico general del apoyo al sistema político parte de las bases mismas de la comunidad nacional, pasando por el régimen de gobierno, las instituciones, los actores y finalmente su desempeño.3 Esta comprensión de múltiples niveles se ha convertido en una aproximación relativamente estándar de la ciencia política para el estudio comparativo del apoyo al sistema político y es empleada por algunos de los estudios más influyentes en este campo (Booth y Seligson 2009; Dalton 2004; Norris 1999a).
Pero lo que interesa en este trabajo no es discutir el apoyo al sistema político en términos generales, sino específicamente enfocar el apoyo ciudadano a la democracia en un momento en que este régimen de gobierno y organización social pareciera estar en retroceso en todo el mundo. Por eso, se utiliza aquí un esquema analítico que rescata el concepto del continuo difuso-específico y lo aplica en la legitimidad de la democracia (a diferencia de la legitimidad del Estado y del sistema político en general4). El apoyo ciudadano a la democracia, o legitimidad democrática, es una parte del apoyo al sistema que tiene que ver de manera específica con las instituciones democráticas y la relación de los ciudadanos con ellas; es una parte de un conjunto más amplio de elementos que podemos entender como “el sistema político”.
Por lo anterior, consideramos aquí que los sujetos de apoyo ciudadano a la democracia son tres: los valores, el régimen y su desempeño. Se trata de tres niveles de apoyo distintos: uno intrínseco (valores), otro intermedio (régimen) y uno más específico (desempeño). En el lado más difuso está el apoyo a los valores democráticos; esto implica que la persona se adhiere a ciertos valores relacionados teóricamente con la idea de democracia, lo que incluye la valoración positiva de principios democráticos como la igualdad, la libertad, la vigencia de los derechos o la centralidad de las elecciones. El apoyo por medio de los valores, o apoyo intrínseco a la democracia, se trata de un compromiso normativo con los principios morales que la hacen posible (Carlin, 2006; Inglehart y Welzel 2005).
En un nivel intermedio está el apoyo al régimen, a la democracia como idea. Parece claro que es posible apoyar la idea de la democracia sin aprobar necesariamente los valores que la sostienen, en tanto la democracia puede tener significados distintos para las personas. Se trata de un apoyo más bien declarativo a la idea de la democracia en un momento histórico en el que sería difícil para una persona declararse como antidemocrático -al menos en América Latina es prácticamente imposible encontrar actores políticos con relevancia que no se declaren a sí mismos como “democráticos” (Calderón y Moreno 2013)-, lo que hace que al menos en términos discursivos la democracia se haya convertido en the only game in town. Pese a este apoyo discursivo, una porción significativa de la población en la región no está completamente convencida en términos normativos de la importancia de la democracia para su país y para sus vidas mismas.
En el nivel más específico está el apoyo que tiene que ver con el desempeño del sistema político, con el nivel de satisfacción de las personas con respecto a lo que la democracia y sus instituciones producen. Y esto se relaciona con la subjetividad de las personas y el balance que hacen de sus expectativas en cuanto a lo que obtienen del régimen en términos concretos. Es evidente que una persona puede estar relativamente satisfecha con lo que recibe del sistema político independientemente de los valores que tenga, o de su adscripción a la idea de la democracia o a sus instituciones.
Es importante tener en cuenta que, si bien el apoyo al sistema como constructo teórico tiene una lógica interna, no demanda necesariamente la consistencia entre sus distintos niveles. Así, una persona puede tener un conjunto de valores que son parte del “núcleo” del concepto de democracia, pero ser crítico de niveles más específicos, manifestar menos confianza en algunas instituciones e incluso oponerse abiertamente a la manera en la cual el sistema político está funcionando y a los beneficios que genera. Se trata de dimensiones distintas, al menos teóricamente.
Factores que explican el apoyo a la democracia
Los estudios comparativos internacionales muestran que existen distintos factores que influyen en el apoyo a la democracia. La mayor parte de ellos son características medibles a nivel agregado, es decir, a nivel de los países, como el diseño y el funcionamiento de las instituciones (Norris 1999a), la cultura política (aunque este argumento es un tanto endógeno) (Inglehart y Welzel 2003), la estabilidad y duración de la democracia, o el nivel de desarrollo y el comportamiento de la economía nacional (Przeworski et al. 2000).
En este trabajo nos interesa explorar los factores que influyen en el apoyo a la democracia a nivel individual. Primero, en relación con el impacto de la posición política, el reciente trabajo de Singer (2018) ha mostrado cómo la cercanía política de la persona con el Gobierno del presidente tiene un efecto positivo sobre su disponibilidad para apoyar las instituciones democráticas, aunque produce el efecto contrario sobre la disponibilidad de las personas a reconocer los derechos de oposición de las minorías. Este es un referente particularmente importante para este trabajo, en tanto encuentra efectos diferenciados de la aprobación del presidente sobre distintas dimensiones intrínsecas de la democracia. Esta es la clave para encontrar hasta dónde estas diferencias afectan los niveles más profundos del apoyo a la democracia y generan las legitimidades fragmentadas sobre las cuales indaga este trabajo. Quienes votan por un Gobierno o quienes simpatizan con él, al parecer, se sienten más convencidos de que la democracia importa y se sienten más satisfechos con ella (Blais y Gélineau 2007; Blais, Morin-Chassé y Singh 2017; Dahlberg y Linde 2016). Pero ¿es este un indicio de fragmentación de la legitimidad de la democracia? Puesto de otra manera, ¿es una muestra de que las bases normativas comunes que posibilitan la democracia en una sociedad están comprometidas por la posición política de la persona? (ver gráfico 1a y gráfico 1b)
Una segunda variable de importancia que afecta el apoyo a la democracia es la evaluación de la economía nacional. Si bien la cantidad de información es insuficiente para afirmarlo de manera conclusiva -los pocos años de democracia con datos de opinión pública comparables son insuficientes para medir tendencias en relación con los ciclos económicos de más largo plazo-, las fluctuaciones en el apoyo ciudadano a la democracia en América Latina parecen ser paralelas a los ciclos de bonanza y bienestar económico en la región. Las tendencias regionales mostradas en el gráfico 1 señalan una relación entre ciudadanos e instituciones democráticas que prospera durante los mejores momentos para la región en términos económicos, pero que después empieza a mostrar debilidades junto con el agotamiento del boom internacional de las exportaciones de materias primas.
La medición del efecto de distintas variables sobre el apoyo al sistema político puede abordarse también a nivel individual, donde existe una cantidad de información importante. Entre los elementos que han mostrado tener un impacto sobre alguno de los niveles de apoyo ciudadano a la democracia están aquellos que tienen que ver con la experiencia de la persona con la política, como la preferencia y los resultados electorales (Anderson et al. 2005; Maldonado y Seligson 2014), la percepción o experiencia con la corrupción (Canache y Allison 2005; Moreno Morales 2021; Seligson 2002a), o el crimen y la inseguridad (Fernández y Kuenzi 2010; Finkel, Muller y Seligson et al. 1989). La idea es que las opiniones de las personas sobre la democracia son resultado de su relacionamiento con las instituciones del sistema político. También pueden ser relevantes, dependiendo del contexto, otras características de los individuos, como su nivel educativo, género o etnicidad.
Estrategia metodológica y análisis de información
Hipótesis y supuestos
La hipótesis central que se pone a prueba en este estudio es que las diferencias relacionadas con el apoyo al Gobierno de turno deberían mostrar un efecto solamente en los niveles más específicos de apoyo a la democracia, particularmente en la evaluación del desempeño del régimen, y no sobre los valores de las personas asociados con la democracia. Al fin y el cabo, después de treinta años de regímenes democráticos en la región, la mayoría de los ciudadanos se encuentran convencidos de que la democracia es la mejor forma de gobierno (Carlin, Love y Singer 2014), y los mismos partidos y las élites políticas se sujetan a las reglas de la democracia, sin importar su inclinación política. Es más, este apoyo al régimen democrático por parte de las fuerzas políticas es uno de los factores claves para la resiliencia democrática (Mainwaring y Pérez Liñan 2013).
La historia democrática reciente en los países de la región andina ha creado generaciones de demócratas convencidos. Por tanto, en este artículo proponemos la hipótesis de que factores propiamente políticos como la preferencia política tienen un efecto sobre los niveles más específicos de apoyo al sistema, particularmente sobre la valoración del desempeño del régimen, pero no en los acuerdos de valores más amplios que sostienen la democracia. Así, deberíamos esperar que existan diferencias entre las personas según su preferencia electoral en su apoyo específico al régimen, pero no en las bases ideológicas -los valores- que sustentan la democracia.
Datos y fuentes de información
Los datos analizados provienen de los bancos de datos de dos de las encuestas comparativas internacionales más importantes y que incluyen a los cuatro países entre sus casos. Se analizan datos de dos encuestas por dos motivos principales: en primer lugar, para complementar la información que tienen, llenando los vacíos de información para el análisis; y segundo, para corroborar los resultados en caso de que la información estuviera disponible en los dos estudios. Las fuentes de información empleadas son los datos del proyecto del Barómetro de las Américas y los de la Encuesta Mundial de Valores (EMV).
La Encuesta Mundial de Valores (World Values Survey) es el proyecto comparativo de estudio de valores y opinión pública más grande del mundo. La ronda 7 de la encuesta (2017-2020) incluye a los cuatro países andinos aquí estudiados. La decisión de emplear esta fuente de información responde a que es la única que en su ronda de datos más reciente contempla el conjunto de variables dependientes empleadas en este artículo para analizar el apoyo al sistema en sus distintos niveles (particularmente el apoyo intrínseco).
También se emplean los datos de Lapop, el Proyecto de Opinión Pública de América Latina con sede en Vanderbilt University, que cada dos años realiza una encuesta de alcance nacional en casi todos los países del continente, en el marco de su Barómetro de las Américas. El Barómetro permite hacer un seguimiento temporal a distintos indicadores en todo el continente, a la par que ofrece datos frescos acerca de la cultura política provenientes de su más reciente ronda de encuestas (2018-2019). La página web del proyecto presenta información adicional sobre los datos y permite el acceso a la data original.
Mientras que los datos del Barómetro permiten observar la evolución de los indicadores a través del tiempo, los de la EMV permiten profundizar más en la dimensión de apoyo intrínseco, en los valores detrás de la democracia. Este trabajo aprovecha las fortalezas de las dos bases de datos para analizar el apoyo a la democracia en la región andina.
Variables dependientes
La estrategia de investigación que se plantea aquí pasa por el análisis de distintos indicadores relacionados con el apoyo a la democracia; esta es una de las recomendaciones más claras de la literatura especializada (Booth y Seligson 2009; Canache, Mondak y Seligson 2001; Linde y Ekman 2003). Estos indicadores están diferenciados según el sujeto del apoyo, que va desde lo difuso hasta lo más específico. Lo que se busca, entonces, según las hipótesis propuestas, es establecer si el apoyo al Gobierno de turno por parte de los ciudadanos genera diferencias en el apoyo a la democracia medido en distintos niveles.
Las variables dependientes miden diferentes aspectos del apoyo ciudadano a la democracia. El apoyo intrínseco se evidencia en valores vinculados con la idea de democracia. Para ello se emplean las respuestas a tres preguntas de la EMV que se enfocan en valores fundamentales para una democracia liberal:5 una tiene que ver con la igualdad de los ciudadanos (en este caso, la igualdad de género); otra, con la vigencia de los derechos de las personas; y la tercera, con la realización de elecciones como mecanismo para escoger las autoridades. Si bien las tres preguntas forman parte de la batería que indaga sobre los rasgos esenciales para una democracia, develan valores que tienen las personas con respecto a la idea de democracia.
El apoyo al régimen democrático se mide por medio de una variable que hace referencia explícita a la democracia, independientemente de cómo la conceptualice la persona entrevistada. Con variaciones, la pregunta está presente tanto en la EMV como en el Barómetro de las Américas de Lapop y tiene que ver con un reconocimiento explícito de que la democracia es importante (EMV) o es la mejor (Lapop) forma de gobierno; esta es la medida de apoyo declarativo al régimen.
El nivel más concreto o específico está asociado con el desempeño de la democracia. El sujeto del apoyo ya no son los valores ni las instituciones, sino lo que produce la democracia para los ciudadanos. Esto es generalmente medido a través de la satisfacción que manifiestan tener las personas con el sistema político y la democracia (Canache, Mondak y Seligson 2001), y eso mismo es lo que se hace en este artículo.
La tabla 1 presenta las variables dependientes empleadas en el análisis, mientras sus estadísticas descriptivas se presentan en el anexo del artículo.
Variables independientes
La principal variable independiente empleada en los análisis es el apoyo al Gobierno de turno o, más precisamente, la cercanía que la persona manifiesta tener con el Gobierno del presidente actual. En el caso de la Encuesta Mundial de Valores la pregunta empleada mide la confianza de la persona en el Gobierno nacional, mientras en el caso del Barómetro de las Américas lo que se mide es la aprobación del trabajo del Gobierno nacional.6
Variables de control
La estrategia de análisis de este estudio prevé incluir como variables de control factores que posiblemente influencian tanto el apoyo al Gobierno de turno como el apoyo y satisfacción con la democracia. Cabe destacar tres variables primordiales: percepción de corrupción, percepción de inseguridad y evaluación de la economía nacional.
Primero, Canache y Allison (2005) sugieren la posibilidad de un efecto negativo de la percepción de la corrupción generalizada en el sentimiento hacia la democracia. Es más, los autores encuentran que la identificación de corrupción afecta negativamente la evaluación de la administración de las instituciones del Estado. La percepción de corrupción en el país se incluyó en el modelo a partir de la pregunta de la EMV que dice: “Ahora quisiera que me dijera sus opiniones sobre la corrupción. ¿Cuál es su opinión sobre la corrupción en ENT#091;paísENT#093; en una escala de 10 puntos, donde 1 significa ‘no hay corrupción en ENT#091;paísENT#093;’ y 10 significa ‘hay abundante corrupción en ENT#091;paísENT#093;’?”. La variable mantiene la escala original de la pregunta. En el análisis de los datos del Barómetro de las Américas se usa la nueva pregunta sobre generalización de la corrupción en el país, que indaga en torno a la proporción de políticos que el entrevistado cree que están involucrados en corrupción.
Segundo, el nivel de seguridad que sienten los individuos es uno de los determinantes significativos del apoyo y la satisfacción con la democracia (Fernández y Kuenzi 2010). La percepción de inseguridad fue incluida en los modelos por la variable que resulta de la pregunta en la EMV que dice: “¿Puede decirme cuán seguro se siente usted actualmente en el barrio en el que vive?”.
Por último, contemplamos la posibilidad de que la percepción del estado de la economía influya en la percepción del sistema político. Las personas que sienten que la economía mejora posiblemente estén más dispuestas a apoyar al sistema político (Schwarz-Blum 2008). Evidencia en tiempos de crisis económica muestra que los individuos experimentan niveles más bajos de satisfacción y apoyo a la democracia (Córdova y Seligson 2009). En los modelos de análisis que utilizan datos de la EMV, la variable incluida es medida por la pregunta: “¿En qué medida está usted satisfecho o insatisfecho con la situación económica de su hogar?”. Las respuestas se encuentran en una escala de 10 puntos, donde 1 significa “completamente insatisfecho” y 10, “completamente satisfecho”. La variable mantiene la escala original de la pregunta. Por su parte, en los análisis a partir del Barómetro de las Américas la pregunta utilizada es: “¿Considera usted que la situación económica del país es mejor, igual o peor que hace doce meses?”. Esta última medición se acerca más a la variable de interés, y existe una alta correlación entre la evaluación de la economía individual y la economía nacional (correlación de 0,5 en la base conjunta del Barómetro 2018-2019).
En los modelos de apoyo de nivel intermedio (apoyo declarativo al régimen) se incluyó también la variable de satisfacción con el funcionamiento del sistema político, en tanto sabemos que la percepción de desempeño afecta la preferencia por la democracia (Sarsfield y Echegaray 2005).
Además, se incluyeron como controles estadísticos las siguientes variables sociodemográficas:
Nivel socioeconómico, medido a través del ingreso familiar declarado por el entrevistado, según grupos de ingreso en la EMV y a través de quintiles de riqueza en el Barómetro de las Américas.
Tamaño de la localidad, que va desde comunidades rurales hasta ciudades principales y áreas metropolitanas del país.
Edad, en grupos.
Educación, con el mayor nivel educativo alcanzado por la persona.
Sexo, medido por una variable binaria con valor positivo si la persona es mujer.
Percepción de la situación económica de la familia del entrevistado.
Resultados
Las distintas fuentes de información comparativa que miden de manera periódica indicadores de apoyo a la democracia en América Latina muestran un declive en el apoyo que los ciudadanos están dispuestos a darle al régimen. Estos parecen cada vez más desilusionados con la democracia, más críticos sobre su funcionamiento y más insatisfechos con las diferencias que existen entre la conceptualización ideal de democracia y la que realmente existe en los hechos. Aunque estas tendencias parecieran señalar una fuerte interrelación entre los diferentes niveles del apoyo a la democracia, como se muestra en la tabla 2, las débiles correlaciones entre las variables que miden el apoyo a la democracia indican que cada nivel responde a diferentes dimensiones; esto confirma la relevancia actual del enfoque analítico de Easton (1965, 1975) .
Fuente: elaboración propia con información de la Encuesta Mundial de Valores y el Barómetro de las Américas.
Empleando dos indicadores que son centrales para el análisis presentado en este artículo, los datos del Barómetro de las Américas de Lapop ilustran de manera muy clara esta pérdida de apoyo a la democracia. Uno de ellos mide el apoyo declarativo al régimen democrático por medio de una pregunta que indaga el nivel de convencimiento que tiene la persona de que la democracia es la mejor forma de gobierno, pese a sus posibles limitaciones. Esta es una variable que mide el apoyo en un nivel intermedio, en algún lugar entre el apoyo intrínseco por medio de valores y el apoyo específico, el cual tiene que ver con el funcionamiento de la democracia. Y es precisamente el desempeño del régimen lo que mide el segundo indicador, el que proviene de la pregunta sobre qué tan satisfecha está la persona con la forma en la que la democracia funciona en su país.
Los gráficos 1a y 1b muestran la evolución de estos dos últimos niveles a través de los promedios de apoyo a la democracia y de satisfacción con ella en la región andina, y en el resto de los países de América Latina, en el periodo comprendido entre 2004 y 2019.
En ambos casos encontramos un patrón similar: el apoyo a la democracia y la satisfacción con ella crecen hasta lograr sus niveles más altos alrededor del cambio de década, durante los años 2010 y 2012. Después de eso, el deterioro de ambas variables es muy claro y consistente a través del tiempo, hasta llegar a sus promedios históricamente más bajos en la última medición realizada entre 2018 y 2019. La región andina tiene una tendencia muy similar a la de toda América Latina (aunque en el caso del apoyo a la democracia la tendencia es menos clara); sin embargo, el promedio de la región andina se mantiene permanentemente por debajo del promedio de los otros países de América Latina y muestra de manera consistente promedios más bajos.
Cuando consideramos la evolución de los promedios para cada país, si bien se registran algunas diferencias temporales y en la pendiente de la curva, la misma tendencia puede evidenciarse en los cuatro países incluidos en este análisis. El gráfico siguiente presenta esta tendencia en cada país. (ver gráficos 2a, 2b, 2c y 2d)
Pero los promedios nacionales impiden ver las diferencias relevantes entre distintos grupos sociales de un país, incluyendo posibles tendencias diversas a través del tiempo. Eso es lo que se evidencia cuando se desagregan los datos de cada país según la posición política de la persona, en este caso, según su nivel de aprobación con respecto al trabajo que realiza el presidente. Los gráficos siguientes nos muestran cómo ha evolucionado la satisfacción con la democracia en los cuatro países incluidos en este análisis. (ver gráficos 3a, 3b, 3c y 3d.).
Es evidente en los gráficos anteriores que las tendencias en el tiempo no son iguales para las personas críticas del trabajo del presidente en comparación con quienes no lo son. En el caso de Colombia, las tendencias son opuestas entre 2004 y 2006; en Ecuador lo son al menos entre 2008 y 2010. El caso de Bolivia es el que presenta tendencias divergentes de forma más clara: durante todo el periodo inicial de Evo Morales, entre 2006 y 2010, mientras que la satisfacción con la democracia crecía entre los partidarios del presidente, decrecía entre sus críticos, hasta llegar a una brecha muy amplia que se ha mantenido relativamente estable desde hace casi una década. El apoyo a la democracia también presenta diferencias importantes según el nivel de aprobación del trabajo del presidente, aunque las tendencias no son tan limpias como en el caso de la satisfacción con la democracia.
Los datos fueron analizados por medio de un conjunto de pruebas estadísticas multivariadas, con efectos fijos por país, aplicadas a cada una de las variables dependientes de manera separada, después de haber comprobado que los datos no pueden reducirse a variables latentes por medio de un análisis de componentes principales (cuyos resultados se incluyen en el anexo). Las pruebas multivariadas consisten en regresiones lineales en el caso de las variables con escalas de 5 o más puntos y regresiones logísticas ordinales (ordered logistic) para las variables que tienen escalas ordinales de 4 o menos puntos.7 Todos los análisis se realizaron empleando la información de la muestra para el cálculo de errores estándar e intervalos de confianza adecuados (robustos) (Kish y Frankel 1974; Rust 1985).
A continuación, se presentan los resultados del análisis para cada uno de los tres niveles de apoyo a la democracia: el intrínseco, el intermedio y el específico.
Apoyo intrínseco
Usando datos de la EMV, el análisis de las variables relacionadas con los valores de la democracia nos muestra que el apoyo al Gobierno de turno no tiene un efecto contundente sobre ellos. Los valores detrás de la democracia no dependen de la posición política de la persona en tres de los cuatro países estudiados. Si bien el análisis de efectos fijos por país de los datos de la base consolidada de los cuatro países muestra un efecto significativo de la preferencia política sobre el componente electoral de la democracia, cuando se hace un análisis por país este efecto se mantiene solamente en Ecuador (no existe en Perú ni en Colombia, y en Bolivia es solo marginalmente significativo). Es en Ecuador donde se registran efectos sobre las tres variables. En los otros tres países la igualdad y la vigencia de los derechos como componentes centrales de la democracia no están afectados por la preferencia política.8. (ver tabla 3).
Fuente: elaboración propia con datos de la Encuesta Mundial de Valores
Errores estándar en paréntesis
*** p<0,01, ** p0<,05, * p<0,1
En contrapartida, la percepción de generalización de la corrupción tiene un efecto negativo significativo en dos de las variables de apoyo intrínseco: la identificación de la igualdad y de las elecciones como características centrales de la democracia.
Los gráficos siguientes muestran la predicción de valores para cada una de las tres variables según el nivel de confianza en el Gobierno. Los valores de todas las otras variables se mantienen constantes en sus medias. (ver gráficos 4a, 4b y 4c).
Es evidente que los efectos independientes de la confianza en el Gobierno sobre estas variables de apoyo difuso son inexistentes o insignificantes en términos estadísticos o muy pequeños para ser considerados relevantes (como en el caso de la percepción de que las elecciones son parte de la democracia).
Apoyo intermedio (apoyo al régimen)
La disponibilidad de información para los niveles intermedio y específico de apoyo a la democracia permite analizar los datos tanto de la EMV como del Barómetro de las Américas de Lapop para el conjunto de los cuatro países y para cada uno de ellos de manera separada. A continuación, se presentan los resultados del análisis sobre la base consolidada con efectos fijos por país de los datos de ambas encuestas. (ver tabla 4).
Fuente: elaboración propia con base en datos de la Encuesta Mundial de Valores y el Barómetro de las Américas.
Errores estándar en paréntesis
*** p<0,01, ** p<0,05, * p<0,1
Es relevante que en ambos casos se registra un efecto independiente estadísticamente significativo de la variable que mide el apoyo al Gobierno sobre este apoyo declarativo al régimen cuando se tiene en cuenta el conjunto de casos de la región. Al considerar los países de manera independiente se encuentran datos que matizan este hallazgo: mientras que la aprobación del presidente tiene un efecto significativo sobre el apoyo a la democracia medido por la pregunta del Barómetro de las Américas en todos los países, la confianza en el Gobierno tiene apenas un efecto marginal sobre la importancia de la democracia medida por la EMV.
La representación gráfica del efecto de la confianza o aprobación del Ejecutivo sobre el apoyo declarativo al régimen permite entender la magnitud del efecto que tiene la posición política de la persona sobre el nivel intermedio de legitimidad. Los gráficos 5a y 5b muestran los valores predichos por el modelo estadístico para satisfacción con la democracia, en el caso de Lapop, y satisfacción con el régimen político, en el caso de EMV, según distintos valores de aprobación o confianza en el Ejecutivo. Nuevamente, todas las otras variables se mantienen constantes en sus medias.
Apoyo específico: satisfaccióntabla 5
Fuente: elaboración propia con datos de la Encuesta Mundial de Valores y el Barómetro de las Américas.
Errores estándar en paréntesis
*** p<0,01, ** p<0,05, * p<0,1
El nivel de apoyo más específico a la democracia, el que tiene que ver con el desempeño del régimen, depende de manera muy clara del nivel de apoyo al Gobierno de turno. Tanto la confianza en el Gobierno medida por la EMV como la aprobación del presidente medida por el Barómetro de las Américas tienen un efecto significativo sobre la satisfacción con la democracia. Esto sucede tanto cuando se considera los datos en una base conjunta como cuando se consideran los datos de cada país de manera independiente. La percepción de generalización de la corrupción y la evaluación de la situación económica de las familias también tienen un efecto significativo independiente sobre la satisfacción con la manera en la que la democracia funciona.
Los gráficos 6a y 6b muestran los valores de satisfacción con la democracia predichos por el modelo, según distintos niveles de confianza o aprobación del Ejecutivo.
Fuente: elaboración propia con datos de la Encuesta Mundial de Valores y el Barómetro de las Américas.
En contraste con lo que sucedía con las variables de apoyo difuso (en las que el efecto era nulo o marginal) y las de apoyo intermedio (donde el efecto era más tenue), la confianza y la aprobación del Ejecutivo tienen un efecto significativo muy grande sobre las variables de satisfacción con la democracia. En el caso de Lapop, el efecto se traduce en una diferencia de alrededor de 15 puntos porcentuales entre quienes aprueban al Ejecutivo y quienes son críticos de este. Y en el caso de los datos de la EMV para la región andina, la diferencia es de casi 30 puntos entre quienes confían mucho y quienes confían nada en el Gobierno (controlando por el efecto de todas las otras variables del modelo).
Discusión
Este trabajo ha encontrado diferencias importantes en la forma en la que distintos factores afectan la legitimidad de las instituciones democráticas en varios niveles. Si bien los resultados no son del todo consistentes, el nivel de apoyo al sistema más difuso, el de los valores, no depende de manera fundamental de la preferencia política de la persona ni de su percepción del desempeño de la política. Esto sustenta, al menos parcialmente, la hipótesis que se plantea en este trabajo y que se basa en el esquema teórico de comprensión del apoyo a la democracia en un continuo que va de lo difuso a lo específico: que la preferencia política podría afectar la valoración del desempeño, pero no las bases normativas de la democracia.
Existen diferencias en el efecto de algunas variables independientes sobre las variables de valores (igualdad, derechos y elecciones como componentes fundamentales de la democracia). Si bien estas variables no tienen una relación negativa entre ellas (las correlaciones son todas positivas y estadísticamente significativas), tampoco parece ser posible reducirlas en un solo componente de valores democráticos. La imposibilidad de reducir la data de estas tres variables en una variable latente sugiere que la construcción de los valores relacionados con la democracia no es lineal, sino que valores como la igualdad, la protección de los derechos o la centralidad de las elecciones tienen dinámicas independientes. Este hallazgo es relevante para tener en cuenta la complejidad del marco normativo detrás de la idea de la construcción de sociedades comprometidas con los valores de la democracia. Los hechos sucedidos en el marco de las últimas elecciones nacionales de Ecuador, Perú y Bolivia, donde las diferencias mínimas en los resultados electorales dieron pie a la desconfianza de las instituciones electorales, brindan luces para explicar los resultados encontrados en este estudio. Es posible que el apoyo a la democracia en sus niveles más abstractos se deba a la promesa de los beneficios que trae este sistema político: derechos y libertades. Sin embargo, al parecer existe un apoyo instrumentalizado a la centralidad de las elecciones en democracia. La participación de la ciudadanía a través del voto es relevante y deseada, siempre y cuando valide la opción que los individuos apoyan.
Por su parte, el nivel intermedio de apoyo a la democracia, el apoyo declarativo al régimen, en el que lo que está en juego son el reconocimiento de la importancia de la democracia y la confianza en sus instituciones, muestra más variabilidad relacionada con factores políticos, como la preferencia política, la percepción de corrupción o la satisfacción con el desempeño político. Pero los resultados de los análisis también varían entre la EMV y el Barómetro de las Américas, y surge así la posibilidad de que las dos preguntas estén midiendo elementos diferentes entre sí.9
En cambio, el nivel de apoyo más específico, el que tiene que ver con el desempeño del sistema político, sí muestra indicios de fragmentación relacionados con la posición política de la persona de manera muy clara en ambas encuestas y generalizada en todos los países. El indicador empleado permite ver una mayor sensibilidad a factores políticos, como la preferencia electoral o la percepción de corrupción. Pero también se ve influido por factores socioeconómicos, como el nivel educativo o la valoración de la situación económica. Si bien las diferencias entre ganadores y perdedores de una elección son en cierta medida previsibles, en el caso de la satisfacción con el sistema político en la región andina las diferencias son muy grandes y muchas veces siguen tendencias opuestas, como se ha mostrado en los gráficos 6a y 6b presentados más arriba.
Ahora bien, la preferencia política en los países andinos no puede considerarse solamente teniendo en cuenta el contenido programático de las ofertas partidarias, sino que tiende a gravitar en torno a la presencia de un actor polarizador (Álvaro Uribe, en Colombia, Rafael Correa, en Ecuador, y Evo Morales, en Bolivia, son ejemplos claros de este tipo de actor). La polarización política es parte de un estilo de gobierno populista, en el que las identidades políticas tienen un papel importante (en la línea de investigaciones recientes sobre el populismo en otros países de América Latina, ver Meléndez y Rovira Kaltwasser ENT#091;2017ENT#093;). Los líderes con un estilo de hacer política personalista generan no solo apoyo, sino también rechazo de los sectores que no las aprueban. En ese sentido, los promedios más altos en el apoyo a la democracia entre los simpatizantes del Gobierno no necesariamente reflejan una vocación democrática más alta entre quienes simpatizan con el presidente en relación con el resto de la población. Es más, la literatura muestra la existencia de un patrón que combina mayor apoyo declarativo a la democracia con mayor aceptación de restricciones en el accountability y el control cruzado entre instituciones entre los seguidores del Gobierno, en concordancia con la teoría del agente-principal (Singer 2018). Futuras investigaciones deberán develar el mecanismo por el cual sucede este fenómeno. Por un lado, los liderazgos carismáticos y personalísticos de la región andina podrían sugerir que existe un razonamiento motivado por el vínculo afectivo establecido con quien ocupa la silla presidencial (Donovan et al. 2020). Sin embargo, la relación estadísticamente significativa encontrada en este trabajo entre la evaluación de la economía y el apoyo a la democracia en sus niveles más específicos podría ser señal de que los ciudadanos condicionan el apoyo a sus líderes en función de los beneficios recibidos por parte del Gobierno (Berlemann, Enkelmann y Kuhlenkasper 2015).10
En lo que se refiere a la pregunta sobre la existencia de legitimidades fragmentadas, solo el caso de Ecuador muestra una diferencia relevante entre los valores relacionados con la democracia según la cercanía de la persona con el presidente. Mientras que las diferencias en la satisfacción son omnipresentes, las diferencias en el nivel intermedio del apoyo son más matizadas; y las diferencias en los valores solo son evidentes en el caso de Ecuador.
En su conjunto, estos hallazgos son consistentes con la idea de los ciudadanos críticos planteada como marco de interpretación del vínculo de los ciudadanos con las instituciones democráticas en democracias más antiguas que las latinoamericanas y más estables que las de los países andinos (Norris 1999b). La idea es que los ciudadanos pueden estar descontentos con la democracia y con el funcionamiento de sus instituciones, pero eso no necesariamente implica que abandonen las convicciones que hacen posible la democracia y que están asentadas en el plano más profundo de sus valores. Estudios previos han encontrado evidencia que sustenta esta teoría en otros países de América Latina, como Chile (Carlin 2010) y México (Monsiváis-Carrillo 2018), y este trabajo muestra su fortaleza explicativa también para el caso de la región andina. El hecho de que las diferencias relacionadas con factores políticos se evidencien en los niveles más específicos del apoyo a la democracia, pero no en los más difusos, puede estar indicando que la insatisfacción y el sentimiento crítico de los ciudadanos tiene que ver con los liderazgos específicos y no con las bases normativas de la democracia. En sistemas políticos presidencialistas como los latinoamericanos y fuertemente marcados por los liderazgos individuales, como los de la región andina, tiene sentido incorporar la variable de la aprobación presidencial en la ecuación de la ciudadanía crítica.
Conclusión
Los análisis realizados y presentados en este trabajo permiten afinar el conocimiento disponible sobre el apoyo a la democracia, mediante el caso específico de estos cuatro países de la región andina y la identificación de los factores asociados con el apoyo en distintos niveles. Esta información es relevante para otros países de América Latina y, en general, para democracias relativamente jóvenes, en tanto aclara qué tipos de desafíos enfrenta la democracia cuando hay unos ciudadanos cada vez más visiblemente críticos con su funcionamiento y menos entusiasmados con sus valores.
En términos teóricos los hallazgos confirman la multidimensionalidad del apoyo ciudadano a la democracia, al mismo tiempo que muestran indicadores que dependen de distintas explicaciones, según el nivel de apoyo. La información analizada confirma que la relación de los ciudadanos con la democracia tiene, empíricamente y no solo en la teoría, más de un nivel. Los sujetos que reciben este apoyo ciudadano son diferentes y el esquema propuesto hace más de medio siglo por Easton (1965) para clasificarlos todavía se muestra pertinente. Este hallazgo es relevante en tanto sustenta el supuesto de la existencia de dinámicas comunes a distintas sociedades en relación con las instituciones estatales, y en particular con la democracia, el cual es a menudo cuestionado por posiciones que enfatizan la particularidad de los procesos políticos.