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Revista Historia de la Educación Latinoamericana

versão impressa ISSN 0122-7238

Rev.hist.educ.latinoam. vol.19 no.28 Tunja jan./jun. 2017

 

Documentos

 


 

Estanislao Zuleta nació en Medellín el 3 de febrero de 1935 y murió en Cali el 17 de febrero de 1990. Fue filósofo, escritor y sobretodo profesor. Desde muy joven sintió una atracción especial por la filosofía, lo que lo llevó a ser discípulo del también filósofo Fernando González Ochoa. Sus inicios como profesor se remontan al año de 1968, cuando dictó las cátedras de derecho y filosofía en la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad Libre de Bogotá. Un año más tarde, fue contratado por la Universidad Santiago de Cali donde además de profesor fue vicerrector académico. También desempeñó importantes cargos como asesor de las Naciones Unidas y en el Ministerio de Agricultura, de la presidencia de Belisario Betancourt y Virgilio Barco. Jugó un papel activo como fundador de las revistas: Crisis (1957); Agitación (1962) y Estrategia (1963).

Estanislao Zuleta se caracterizó por dos pasiones, la docencia y la investigación multidisciplinar con orientaciones a las áreas sociales, económicas y pedagógicas. Famoso por su oratoria y su espíritu incansable por aprender más, es considerado un autodidacta cuyos aportes sobrepasaron los convencionalismos de los títulos y galardones1. "El maestro" como se le llamaba afectuosamente, estuvo influenciado por las obras de Hegel, Kant, Spinoza, Nietzsche, Heidegger y Deleuze, así como por hacer uso de joyas de la literatura como Cervantes, Dostoïevski, Tolstoi, Poe y Proust para explicar sus análisis.

La obra del maestro Zuleta es trasversal a la filosofía, la historia, teoría del arte y las ciencias sociales. Entre ellas se destaca: Conferencias de economía política latinoamericana (1967); Historia económica de Colombia (1970); La tierra en Colombia (1973); Lógica y crítica (1977); Thomas Mann, la montaña mágica y la llanura prosaica (1977); Teoría de Freud al final de su vida (1978); Comentarios a "así habló Zaratustra" (1980); El pensamiento psicoanalítico (1985); Arte y filosofía (1986); Colombia: violencia, democracia y derechos humanos (1991); Elogio a la dificultad (1994); Educación y democracia (1995).

OBRAS2

Consideraciones sobre la pintura y sobre la obra de Fernando Botero. En: Anales de la Universidad de Medellín. Medellín: No. 122 (jun.-ago.). 1955. 

Introducción a un debate sobre la política revolucionaria. En: Estrategia. Bogotá: No. 2 (nov) pp. 72-96.1963.

Historia económica de Colombia. Ibagué: Universidad del Tolima. 1970.

La tierra en Colombia. Medellín: La oveja negra. 1973.

Comentarios a la introducción general de la crítica de la economía política de Karl Marx: apéndice sobre la teoría del reflejo. Bogotá: Lealon. 1974.

Lógica y crítica. Santiago de Cali: Ed. Universidad del Valle. 1977.

Conferencias sobre historia económica de Colombia. Bogotá: La carreta. 1977.

Teoría de Freud alfinal de su vida. Bogotá: Ed. Latina. 1978.

Comentarios a así habló Zaratustra de Nietzsche. Bogotá: La carreta. 1981.

El pensamiento psicoanalítico. Medellín: Percepción. 1985.

Sobre la idealización en la vida personal y colectiva. Bogotá: Procultura. 1985.

Psicoanálisis y criminología. Medellín. Percepción. 1986.

Ensayos sobre Marx. Medellín: Percepción. 1987.

La poesía de Luis Carlos López. Medellín: Percepción. 1988.

Estudios sobre la psicosis. Medellín: Percepción. 1990.

Colombia: violencia, democracia y derechos humanos. Bogotá: Altamir. 1991.

La propiedad, el matrimonio y la muerte en Tolstoi. Cali: Ediciones prensa colombiana. 1992.

Elogio a la dificultad y otros ensayos. Cali: Fundación Estanislao Zuleta. 1994.

Acerca de la naturaleza de las ciencias sociales. Bogotá: Contravía. 1999.

Educación y democracia: un campo de combate. Bogotá: Fundación Estanislao Zule-ta. 1998.


 

Estanislao Zuleta: elogio a la educación combativa

Álvaro Acevedo Tarazona3
Andrés Correa Lugos4
Universidad Industrial de Santander (Colombia)

RESUMEN

La importancia de Estanislao Zuleta (1934-1990) en la academia y su papel protagónico en la enseñanza remite a una permanente interrogación filosófica y política sobre el acontecer colombiano. El maestro Zuleta reconfigura el campo de acción de la filosofía y muestra su importancia y necesidad al momento de analizar problemáticas de la cotidianidad. Su pensamiento es el de un maestro en situación para la filosofía y, ante todo, para la praxis de la filosofía.

Palabras Clave: Filosofía, educación, violencia.

INTRODUCCIÓN

El presente documento tiene como objetivo reflexionar sobre la obra del profesor Estanislao Zuleta; si bien su obra es reconocida por el valor de sus aportes a la teoría social, el autor fue consciente de la necesidad de sobrepasar los límites de la teoría y apostar a una conceptualización práctica de la realidad. Para el desarrollo de esta presentación se toma como referente las obras compilatorias de Zuleta, pero en especial aquellas que tratan directamente la temática de la educación como factor transformador y modulador de una cultura democrática en Colombia.

La conceptualización propuesta por Zuleta remite problemáticas sociales que muchas veces no son del gusto particular de los académicos. Las inquietudes del filósofo y educador evolucionan hasta describir puntualmente cómo se manifiestan académicos, investigadores y, sobre todo profesores al interrelacionarse con otras personas, siendo más específicos con sus estudiantes. La principal crítica que realiza de aquellos es la pérdida de armonía y amor al momento de enseñar, hasta convertir este acto en una transmisión de información.

El pensamiento de Zuleta está ampliamente influenciado por filósofos como Spinoza, Kant, Marx y Nietzsche, con quienes dialoga de manera magistral en referencia a la sociedad colombiana de finales del siglo XX; una realidad nació-nal marcada por la violencia, las masacres y los magnicidios, en la cual emerge una cultura narcotraficante que tiene como pilares el cortopladsmo, el fadlismo y el desprecio por el conocimiento. La visión de Estanislao Zuleta configura un punto de inflexión necesario para comprender la contemporaneidad nacional y latinoamericana; una sociedad continental que se abre a las nuevas tecnologías y la modernización de la industria del consumo.

1. La educación como campo de combate

Uno de los principales aportes de Estanislao Zuleta a la educación fue su particular mirada contraria a los cánones conservadores que dictaminan la educación en Latinoamérica y particularmente en Colombia. La crítica inicia en la concepción de la educación no como una manera de enaltecer al ser humano sino como una herramienta de adiestramiento frente a una actividad sin mayor propósito que la subsistencia. La dicotomía educativa entre aprehender conocimiento y adquirir adiestramiento limita de manera considerable la actitud de los estudiantes al momento de entrar a un salón de clases, de ser evaluados o inclusive la manera de enfrentar un texto.

Esta problemática no es culpa del estudiante, del maestro y mucho menos de la realidad en la cual se pretende observar el problema; de hecho, tampoco se podría referenciar a la sociedad contemporánea. Es una problemática que trasciende la larga duración y se convierte en un problema global. El estudio de la educación por parte de Zuleta inicia desde muy temprano en su vida; desde joven sintió una particular desaprobación por una educación que remite a la intimidación5. La explicación de este término se remonta a la relación entre el maestro y el estudiante, una relación en la que el maestro aparece como un ser humano despojado de toda humanidad por el sistema institucionalizado, una cosificadón que tiene el conocimiento exacto para un área determinada y cuya función es evaluar un proceso; este proceso no es aprender, sino la transmisión efectiva y eficiente de datos.

La transmisión de datos es la meta del ser humano desde los comienzos de la historia. Es la alternativa más eficiente para cuantificar lo que se tiene en la mente. La ciencia y la tecnología optimizan el panorama hasta llegar al punto en que el siglo XX podría considerarse como la revolución de la información y los datos pero no de la educación y el conocimiento. La educación contemporánea sigue siendo una religión del conocimiento, es un dogma, y como todo dogma tiene un premio o redención, en este caso es obtener buenas notas, no perder una materia o un curso6. Una educación dogmática no da pie al ensayo ni al error, es una educación sin reflexión, a destiempo y obsesionada por cumplir con una agenda y unos estándares tecnócratas.

Para el profesor Zuleta la educación debe ser sin más preámbulo, una educación con filosofía. La cosificadón de todo lo relacionado con aprender (los estudiantes, el maestro, la escuela e inclusive las materias) transmuta los significados y las finalidades. Se cree que la filosofía es aquella materia de relleno que cuenta pequeñas historias, datos puntuales o anécdotas que resumen la vida del pensador en un "solo sé que nada se" o "pienso, luego existo". La educación con filosofía es una educación que no se inclina por los resultados sino por los procesos. Es la posibilidad de pensar las cosas, de pensar la geografía, de pensar la matemática, la historia. Pero el hecho de pensar exige no solo más tiempo entre el profesor y el estudiante, lleva implícito la construcción de una autonomía del conocimiento.

El concepto que toma Zuleta por autonomía es el mismo de los clásicos, re-conceptualizado por Kant. Es la posibilidad de pensar por sí-mismo; ser capaz de ponerse en el punto de vista del otro y llevar las "verdades" conquistadas hasta sus últimas consecuencias. Estos tres pasos constituyen la falla en la realidad nacional colombiana y es una de las posibles causas de sus dramas sociales como la violencia. La educación se encarga de mostrar al estudiante un panorama de conquistas, de productos terminados, pero nunca muestran el tortuoso camino para llegar a un "solo sé que nada se" o a las vicisitudes que se esconden detrás de un "pienso, luego existo". Al no visibilizar los conflictos y las angustias, el estudiante crece en un mundo donde las cosas están dadas porque sí, predeterminadas y consensuadas por una mayoría; el golpe de la realidad llega cuando este se enfrenta con la tortuosidad de un concepto, con la resolución de un problema o con la diferencia de opiniones en un juzgado. Es en dicho momento cuando la esfera de la educación se rompe y el estudiante (que también es ciudadano) queda expuesto a la inseguridad y la ignorancia, que la gran mayoría de veces es solucionada por instintos pulsionales, entre los cuales la violencia es el más efectivo. Es en dicho momento cuando la sociedad institucionalizada que creó a este ser social, incapaz de ser autonómico, lo juzga por un momento pulsional y violento. Por esta razón, es mejor reprimir, atemorizar, pues una sociedad intimidada es más fácil de dominar y explotar, y el adiestramiento para la intimidación empieza en la escuela.

El éxito de la sociedad capitalista desde la modernidad hasta nuestros días radica en la erradicación de la voluntad y de la autonomía del ser humano. Es necesario crear un ciudadano que tenga fe en los demás, que confíe ciegamente en sus gobernantes, en sus instituciones y explique cómo culpa propia las miserias colectivas (la desigualdad social, la violencia sistemática, tragedias ambientales). Esta amputación de la voluntad y la autonomía va hasta los momentos más cotidianos: es necesario un ciudadano que solo sepa hacer una actividad; para las demás se necesita de otros7, los cuales alquilo como cosas para que cumplan ciertas actividades; pocos recuerdan al hombre que cambió la llanta del automóvil o podó su jardín.

Por el contrario, una educación filosófica forma a un ser humano que vive del conflicto, conoce las angustias y no necesita dar rienda suelta a soluciones pulsionales. Un ser humano racional es una especie de desadaptado8 porque se pregunta, y sus cuestionamientos tienden a ser molestos para el establishment. Un filósofo puede ser ingeniero, agrónomo o electricista; la filosofía es ajena a la profesión. La importancia para la vida y para la sociedad de una educación filosófica es la erradicación de la ignorancia; pero cuidado: ignorante no es aquel que carece de conocimientos o información sino quien tiene un exceso de opiniones en las que reposa una confianza loca9.

Un ciudadano que tiene una educación filosófica no es un ciudadano que replica las tareas del sistema, por absurdas que parezcan, sino que es una persona innovadora que complementa lo aprendido con un escepticismo que da pie a nuevo conocimiento. La finalidad de este ciudadano es tener la suficiente madurez y conciencia para saber que cualquier decisión que tome puede intervenir e incidir en el destino de la sociedad10.

La apuesta de Zuleta por una educación filosófica no existe porque alguien sea un apasionado de la misma; es mas bien una necesidad del sistema económico y de una lógica que se impuso en Colombia. Por ello, es necesario repensar la realidad y no solo replicar los criterios y estándares de conocimiento internacionales. La educación debe ser una adecuación útil y necesaria para realidades puntuales; una educación que dignifique al hombre, que lo libere de las cadenas en vez de convertirlo en un autómata más.

2. De la realidad de las aulas a la realidad de la sociedad

Uno de los principales impasses de la educación es que no es capaz de aterrizar en los problemas locales, y los sectores que se deben preocupar en mayor medida de tales problemas, como son las ciencias sociales y las humanidades, los abordan de una manera hipotética y teóricamente blanda. Es importante unir el pensamiento filosófico con la ciencia social para pensar la realidad concreta. Si en las aulas no hay espacios para preguntarse por la democracia, los derechos humanos, el Estado y el sistema, lo más seguro es que no haya ningún espacio en la sociedad para hacerlo.

Estanislao Zuleta realiza una pertinente lectura de la sociedad colombiana, y en alguna medida la sociedad global de la década de 1980 e inicios de la siguiente. En este arco espacio-temporal el mundo está divido en dos poderes económicos y siente la tensión de una Guerra Fría que está a punto de desatar un cataclismo nuclear. Mientras tanto, Colombia entra a la historia globalizada no desde un plan económico sostenible ni desde una promesa política alternativa, sino como el productor en potencia de narcotráfico; internamente el país se desangra en una ola de violencia que desinstitucionaliza la precaria organización del país y pasa algo aún más grave: el narcotráfico corroe la cultura y se convierte en una alternativa real y lucrativa de capitales económicos, simbólicos y políticos.

Uno de los primeros responsables es el sistema capitalista. La base del sistema es la capacidad para hacer ver una sociedad atrasada y dividida como una sociedad en vía de desarrollo. La conceptualización "vía de desarrollo" sirve para legitimar medidas en la que organismos transnacionales exigen a los países reducir inversiones importantes para el futuro, como la educación pública. Pero la imposición del sistema no solo es política y a gran escala; la velocidad y universalidad revoluciona las relaciones con el otro, en tanto que los medios de comunicación hacen perder la memoria de los pueblos11. Las utopías marxistas tampoco son la solución, pues se convierten en una religión, y toda religión impide el ejercicio de la crítica. Esto conduce a la pérdida de la identidad y de la individualidad como ejercicio de respeto del otro.

A partir de estas dos concepciones ideológicas se despliega todo un espectro de políticas, economías y sociabilidades que enfrentan a la sociedad colombiana de los años ochenta. Pero si hay algo común en los distintos matices son los estados que se creen omnipotentes y llegan a ser totalitarios. El desafío de Zuleta con los académicos y la comunidad es demostrar en la práctica, la eficacia de la democracia con un Estado controlable y controlado por la sociedad civil y decidido a propiciar la organización de distintos grupos: no a pesar de la democracia sino por una ampliación de la misma12.

La ampliación de una sociedad democrática inicia con la educación; una educación que rompa con los paradigmas y no estigmatice a la juventud; que incluya sus anhelos, deseos y gustos en las políticas públicas y no solo en las directrices del consumo. Hay que abrir el Estado a los jóvenes. Los analistas educativos tienden a culpar a los jóvenes por el obscuro panorama que se avecina, su escasa participación política, su nulo compromiso cívico y su inclinación por otras prioridades. Lo que no tienen en cuenta es que dicho panorama se muestra así desde el terrorífico presente: los jóvenes no quieren crecer porque les aterroriza las decisiones que deben tomar a propósito de un pasado que no es digno de emularse.

La velocidad de cambio que propicia el sistema lleva a que también exista una miopía conceptual. Convivimos en una sociedad que tiende a confundir los términos; en el párrafo anterior se decía que a los jóvenes los aterroriza crecer y tomar decisiones de adultos, pero la sociedad confunde el terror con la infelicidad, y el mismo sistema se ha encargado entonces de aliviar la infelicidad y no el terror. ¿Cuál es la diferencia? Jamás va a existir una sociedad feliz, y lo que hace el sistema para propiciar la felicidad es la obsolescencia consumista de sensaciones, experiencias y mercancías. La infelicidad es un estado natural y cósmico del ser humano que hace parte de la dinámica creativa y emocional; el terror por otro lado, se traduce como la indignidad social: "no es lo mismo el sufrimiento de una mujer por la muerte de un ser querido, que no es evitable, al sufrimiento de unos niños muriéndose de hambre junto a hombres que viven en la abundancia"11. Para Estanislao Zuleta las teorizaciones deben salir de las aulas y estudiar el tiempo presente; si no se crean ciudadanos que no confrontan posiciones, que analizan su contemporaneidad y ejercen una posición crítica de la misma, se continúa con la línea productora de autómatas, amantes de lo kitsch13 14 y sin ningún respeto por el futuro propio o el de los demás.

Otra miopía bastante común es confundir el conflicto con la violencia, y sobre todo en una sociedad como la colombiana en la que es prioritaria la lucha contra la guerra. Para Zuleta el conflicto es un fenómeno constitutivo del vínculo social:

Para combatir la guerra con una posibilidad remota pero real de éxito, es necesario comenzar por reconocer que el conflicto y la hostilidad son fenómenos constitutivos de la interdependencia misma, y que la noción de una sociedad armónica es una contradicción en los términos. La erradicación de los conflictos y su disolución en una calidad convivencia no es una meta alcanzable, ni deseable, ni en la vida personal ni en la vida colectiva. Es preciso, por el contrario, construir un espacio social y legal en el cual los conflictos puedan manifestarse y desarrollarse, sin que la oposición al otro conduzca a la supresión del otro, matándolo, reduciéndolo a la impotencia o silenciándolo15.

La educación debe hacer énfasis en esta inflexión; no hay que satanizar el conflicto y confundirlo con la ausencia de paz o la salida violenta. Y en lo que sí debe profundizarse es en el rechazo por la felicidad que produce la guerra.

La crisis de la educación conlleva a que las personas actúen en masa y crean en la fuerza unificadora no del conflicto sino de la guerra. Este discurso usado por políticos de todos los espectros ideológicos reduce a una sola la oposición, a una solo el conflicto interno que remontan a otra clase, otra religión o incluso otra nación. Una sociedad bien educada es aquella que no necesita del honor, la patria y los principios para racionalizar los deseos de entregarse a esa borrachera colectiva que es matar al otro16. El profesor Zuleta hace continuas invitaciones a ser escépticos de todo, incluso del mismo escepticismo; pero para el caso particular de Colombia, es necesario educar un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra, maduro para el conflicto; solo así es un pueblo maduro para la paz17.

Una de las principales razones por las que Colombia no es un pueblo maduro para el conflicto y mucho menos para la paz, radica en la mentalidad "fascista" que lo caracteriza. Lo cual es un caso muy particular e incluso paradójico; como pensador y amante de la historia, el profesor Zuleta afirma que Colombia es uno de los países donde es posible que conviva un espíritu político-democrático con una violencia trasversal, solo equiparable con países inmersos en guerras civiles devastadoras. ¿Cómo es esto posible? En primer lugar, porque la sociedad busca una salida expedita y fácil a cualquier conflicto que se interpone, entonces opta por la "limpieza social" como solución para liquidar a habitantes de la calle, prostitutas, estudiantes comunistas o cualquier persona que se considere, que atenta contra los valores tradicionales.

El panorama se complejiza cuando esta tipología de violencia -que el profesor Zuleta la denomina violencia privada- es institucionalizada y replicada por el mismo Estado. De esta medida política a la aceptación popular, solo es cuestión de tiempo; no hay que esperar mucho tiempo para que la misma gente pida a gritos la limpieza social como mecanismo de terror, que no es otra cosa que la emulación de la intimidación que los estudiantes recibieron en las aulas de clase, en las universidades y en cualquier otro espacio que compartían con alguien que les pretendía impartir un conocimiento.

De igual manera, hay una violencia privada que recluta a los jóvenes de las ciudades, que muestra nuevas tipologías de intimidación y, lo más prometedor, que se puede lucrar de ella. Los jóvenes de barrios precarios con una educación precaria viven intimidados; de pronto alguien que sale del mismo barrio y de la misma pobreza que ellos se convierte en un ejemplo por su riqueza e intimidación que produce. Estos jóvenes casi por dogma, comienzan a trabajar para este "patrón" y se convierten en asesinos a sueldo sin ningún respeto por la vida, y cuya filosofía de vida es vivir para matar. El narcotráfico corroe la institudona-lidad que la violencia privada ejercida por el mismo Estado, no logra destruir; cualquier apropiación cívica, legal o moral es un obstáculo que debe ser eliminado. Es tal esta dinámica enferma que el profesor Zuleta afirma que el año de 1988 fue el año de las masacres18 : desde periodistas hasta magistrados son presa del gatillo fácil de asesinos a sueldo que se esconden en medio de una sociedad dividida, desigual y sin una educación filosófica. La sociedad en general es blanco de carrobombas o cualquier forma de asesinato masivo.

La paradoja de la sociedad colombiana es que un pueblo que supuestamente se moviliza por la paz, que anhela el cambio y es en teoría democrático, desde sus inidos apoye y crea ciegamente en la violencia como solución eficiente a los conflictos. Más paradójico aún que una sociedad que es víctima del narcotráfico y de los dramas que la violencia privada ha provocado con las desapariciones, siga optando por la "limpieza social" y respaldando políticamente a sujetos que abanderan tales postulados. Esto lleva a preguntarse si se está hablando de dos realidades de Colombia: una que se teoriza en las aulas con los académicos y otra inmadura para el conflicto y amante del fadlismo que conduce a la violencia. Se hace necesario entonces salir de las aulas, encarar la realidad y acompañar a los estudiantes en la experiencia de una educación filosófica y combativa.

3. La urgencia de leer a Estanislao Zuleta hoy

Los pertinentes análisis de Estanislao Zuleta a su contemporaneidad tienen vigencia en su mayoría. Existen acontecimientos posteriores en Colombia que el filósofo no vivió y sobre los que muy seguramente tendría una opinión al respecto; por ejemplo, la apertura de Colombia al neoliberalismo o el internet. Pero hay otras derivaciones que el filósofo no alcanzó a puntualizar y es conveniente, a modo de conclusión, reflexionar sobre ellas.

La violencia que trabaja el profesor Zuleta es una violencia negativa, una que tiene un sentido directional fijo y es orientada a establecer una intimidación sobre el otro. Pero con la apertura al neoliberalismo y la importación de nuevas tipologías de la violencia, el panorama de las sociabilidades cambió y también lo hizo la educación. Hay una violencia positiva que es potencializada por el sistema; en dicha violencia la capitalización del sí-mismo lo lleva a violentarlo, a quebrantar su propia voluntad para responder a estándares que falsamente conducen a un estado de felicidad o plenitud. La violencia positiva hace referencia a la promiscuidad generalizada de información, comunicación y producción19. El terror y la intimidación de la que habla Zuleta se convierte en positiva; el conflicto con el otro continúa existiendo, el escaso entendimiento del otro -alteridad-también; lo que ocurre es que se sofoca con una información que no informa, una comunicación que no comunica y una hipersensibilidad que violenta. La sociedad de los jóvenes que no quieren ser adultos de Zuleta, pronto llega a ser la sociedad de adultos que no quieren ser adultos; pero como fueron educados para la convivencia del conflicto, lo que hacen es evitar la confrontación. El filósofo Jean Baudrillard define dicho cambio:

Ya no hay un frente ni una línea de demarcación, el enemigo se encuentra en el corazón de la cultura que la lucha contra este. Esto es, si se quiere decir así, la cuarta guerra mundial: no es entre pueblos, estados, sistemas e ideologías [...] sino que se entra en guerra con sí-mismo20.

La guerra contra el sí-mismo no se da a gran escala ni frontalmente, es una guerra por reacción en cadena. Existe una masa comunicativa que sobreexplota un acontecimiento, una sensación o una opinión. Tal y como Zuleta afirma que los medios borran la memoria de los pueblos, la violencia positiva acelera los acontecimientos hasta el punto que los hace imperceptibles21; se vive de acontecimiento en acontecimiento, esperando por aquel gran acontecimiento que defina las vidas y genere una experiencia.

Así como el sistema modifica notablemente las sociabilidades, hace lo mismo con la educación. Zuleta afirmaba que un hombre racional y educado es desadaptado por naturaleza porque cuestiona al establishment. Este hombre rebelde y racional que es capaz de pensar por sí-mismo y cuestionarse es desdibujado en la sociedad actual; las culpas colectivas ya no son problema suyo ni de los otros; ciertamente está muy preocupado pensando que su desesperanza es una enfermedad que se controla con medicamentos:

Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento se hace a sí mismo responsable y se avergüenza, en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema. En esto consiste la especial inteligencia del régimen neoliberal. No deja que surja resistencia alguna contra el sistema. En el régimen de la explotación ajena, por el contrario, es posible que los explotados se solidaricen y juntos se alcen contra el explotador. En esta lógica se basa la idea de Marx de la dictadura del proletariado. Sin embargo, esta lógica presupone relaciones de dominación represivas. En el régimen neoliberal de la auto-explotación uno dirige la agresión hacia sí-mismo. Esta auto-agresividad no convierte al explotado en revolucionario, sino en depresivo22.

Ni la promesa capitalista, ni la utopía marxista o la neoliberal revolucionan la educación; de hecho, todas censuran la educación combativa. Pensar en una educación que vaya más allá del salón de clases, que saque a los estudiantes y profesores de la zona de confort y los lleve a pensar en la resolución de conflictos con alteridad y democracia fue uno de los principales argumentos de Estanislao Zuleta por una educación diferenciadora de lo tradicionalmente conocido. Zuleta fue un amante del conocimiento, un autodidacta y romántico por la filosofía; su biógrafo, Jorge Vallejo, afirmó que el filósofo murió de Saudade, esa enfermedad genética, inmutable y fatal, que solo les da a los grandes de espíritu23. Una mejor explicación de ello se encuentra en el alemán con la palabra Sehnsucht, que se traduce como esa búsqueda indefinida en el futuro, el deseo de desear. Nunca sabremos cual fue el deseo del futuro que llevó a Estanislao a la tumba; lo cierto es que su pasión por una educación filosófica y combativa representa una solución a la violencia y al terror que agobian al país que amó, por el que escribió y dejó un legado inmaterial: su obra.

REFERENCIAS

Baudrillard, Jean. La transparencia del mal: ensayo sobre los fenómenos extremos. Barcelona: Anagrama. 1991.

Carmona, Héctor. Biografía de Estanislao Zuleta. En: Cátedra Estanislao. Cali: Universidad del Valle. 2006.

Han, Byung-Chul. Psicopolítica: neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Barcelona: Herder. 2014.

Han. Buyng-Chul. Topologías de la violencia. Madrid: Herder. 2013.

Vallejo. Jorge. La rebelión de un burgués: Estanislao Zuleta, su vida. Bogotá: Norma. 2006.

Zuleta, Estanislao. Colombia: violencia, democracia y derechos humanos. Bogotá: Altamir. 1991.

Zuleta, Estanislao. Educación y democracia: un campo de combate. Bogotá: Fundación Estanislao Zuleta. 1998.


 

DEMOCRACIA Y PARTICIPACIÓN

Fuente: Estanislao Zuleta. Democracia y participación. En: Cátedra Estanislao Zuleta. Cali: Universidad del Valle, [http://catedraestanislao.univalle.edu.co]. 2006.

Para que se pueda hablar de la existencia de una democracia hay un mínimo de condiciones que se deben cumplir, pero sobre todo las que se pueden abarcar en el concepto de los "derechos humanos". Sin embargo la existencia de unos derechos no es más que un mínimo, porque de nada sirven los derechos, como decía Marx, si no tenemos posibilidades: ¿de qué sirve que una persona tenga derecho a elegir y a ser elegido, si ni siquiera sabe leer? La sola existencia de los derechos es una condición muy restringida de la democracia. Los derechos son importantes, pero la democracia consiste en algo más, que tiene que ver con las posibilidades efectivas de realización de esos derechos. El derecho fundamental es el derecho a diferir, a ser diferente. Cuando uno no tiene más que el derecho a ser igual, eso todavía no es un derecho.

Generalmente se dice que democracia es libertad. Es una vieja idea, que no es incorrecta desde luego, pero la libertad hay que entenderla en el orden de la posibilidad. Las libertades no existen porque están escritas en alguna parte. No asumamos nunca una definición negativa de la libertad: libertad es todo aquello que la ley no prohibe. Asumamos una definición positiva. La libertad es aquello que la vida nos permite hacer. La ley no le prohibe a nadie entrar a la universidad, pero sí se lo prohibe la vida, la economía, los hechos, y entonces muchas personas no tienen libertad de educarse. ¿Qué libertad tiene el campesino que perdió su parcela en una mala cosecha y le toca salir a buscar una ciudad dónde vivir de tuguriano? Ni la policía ni el gobierno se lo prohiben, pues él tiene la libertad de ser tuguriano; pero no tiene otra.

No es suficiente con decretar la democracia. Es importante definirla también en términos de la igualdad de posibilidades. A los individuos no se les puede juzgar por lo que dicen de sí mismos sino por lo que hacen. A los pueblos no se les puede juzgar por lo que declaran en la carta constitucional sino por las relaciones sociales, por la manera como vive la gente. Una sociedad tiene valor de acuerdo con las relaciones que tienen los hombres unos con otros, y no tanto por lo que diga un decreto, así sea la Constitución. Nosotros tenemos una democracia muy restringida en el sentido económico y debemos decirlo claramente. En nuestras ciudades, por ejemplo, hay una gran cantidad de tierra urbana acumulada por unas pocas familias en espera de valorización, mientras el pueblo no tiene dónde vivir y se instala en invasiones sobre lagunas y laderas. Esto es lo menos democrático del mundo.

La igualdad debe ser una búsqueda tanto económica como cultural. Es casi una burla para una población decir que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, si no lo son ante la vida. Anatole France decía en el siglo XIX que estaba "prohibido a ricos y pobres dormir bajo los puentes"; desde luego, la prohibición solo cobijaba a los pobres porque los ricos no tenían necesidad de llegar a esa situación extrema. Si no hay igualdad, la ley se convierte en una burla. La igualdad ante la vida es algo que es necesario conquistar; es una tarea y una búsqueda que no se puede resolver por un decreto. La democracia no se decreta, se logra. Si un pueblo no la conquista por su propia lucha y por su propia actividad, no le va a llegar desde arriba. No hay reformas agrarias que no provengan de una búsqueda de los campesinos, de una organización campesina, de una lucha campesina. La apertura democrática es la búsqueda de una democracia que no sea una burla para la población. Para ello se necesita una actividad a la que podemos llamar participación.

Se habla mucho de la necesidad de ofrecer más educación a través, por ejemplo, de implementar programas de educación a distancia; pero no se trata solamente de eso. Hay que impulsar la lucha por la reconquista de algo que se perdió hace mucho tiempo, probablemente desde la Edad Media: el pueblo dejó de crear cultura. Nosotros ya no tenemos un folclor como lo hubo en la Edad Media. En aquella época el pueblo creaba verdaderas maravillas culturales, como el cancionero español, los cuentos de hadas, las catedrales góticas. El pueblo era un verdadero creador de cultura.

Para que el pueblo pueda ser creador de la cultura es necesario que tenga una vida en común. Cuando se dispersa, se atomiza, cuando cada uno vive su miseria en su propio rincón, sin colaboración, sin una empresa y un trabajo comunes, entonces pierde la posibilidad de crear cultura. Ahora la recibe por medio del transistor; de la televisión o de cualquier otro medio, pero como consumidor; no como creador. Para la creación de una definición moderna de la democracia es necesario que el pueblo vuelva a crear cultura, porque no es suficiente con que la reciba. Tenemos que plantearnos metas altas y una meta muy importante es la de un pueblo creador.

La capacidad de creación de un pueblo no se mide por las estadísticas. Las estadísticas nos informan de los porcentajes de la población que sabe leer y escribir o que ha terminado la escuela primaria o el bachillerato. Pero eso no es todavía una cultura. La cultura hay que hacerla. Las estadísticas nos engañan. Es mucho más culto un campesino analfabeto que sabe narrar, contar una cacería, hacer una canoa o una casa de habitación con un estilo propio, que uno de esos bachilleres que estamos fabricando, pero que aparecen en las estadísticas como bachilleres. De la misma manera es más culto un pueblo que produce algo, que tiene un estilo y una manera de vivir propia; pero para lograrlo tiene que organizarse.

Un pueblo disperso, cada cual -como he dicho- refugiado en el rincón de su pequeña miseria, sin más relaciones que las que se desprenden de los linderos o de los celos, es un pueblo que no produce nada. Es necesario que el pueblo se organice en comunidades de vecinos de barrios, de campesinos, en comunidades de cualquier tipo, porque mientras está disperso está perdido; no solamente porque hay mucha miseria -eso también es muy grave- sino porque no tiene cultura y creatividad propias. Y esta organización es esencial porque es la manera que tiene el pueblo de producir su propia cultura, no solo de recibirla.

Que la gente pueda opinar no es suficiente, es necesario que pueda actuar en aquello que le interesa en su comunidad, en su barrio, en su municipio. Pero para poder actuar tiene que tener bases, instrumentos culturales y materiales. La apertura democrática implica la creación de un mundo de instrumentos colectivos. A esto se le puede llamar participación.

Cuando un pueblo actúa, alcanza mayores éxitos que cualquier programador o racionalizador. El pueblo puede hallar soluciones a sus propias necesidades en los niveles más elementales de la vida cotidiana. El pueblo va encontrando sus propias necesidades y la forma de resolverlas. No debe esperar que todo le llegue desde arriba; pero sí se requiere de un gobierno que por lo menos permita que el pueblo se organice y promueva instrumentos colectivos. Todo eso es lo que ahora nosotros podemos definir como una democracia. Una democracia debe buscar la participación del pueblo, no solo en el gobierno, sino sobre todo en la transformación de su propia vida.

Marx decía que en el proceso de desarrollo capitalista el trabajador había perdido la inteligencia del proceso productivo; el hombre que trabaja, que vende una fuerza de trabajo durante ocho horas diarias por un salario, ni siquiera sabe lo que está haciendo, para qué se hace ni por qué se hace. En otros términos, no solo no dirige el proceso sino que ni siquiera lo entiende.

Hubo una época en que el artesano estaba muy cerca del arte hasta el punto de que no había posibilidad de diferenciarlos bien. A ese período artesanal ya no podemos volver. El pueblo ya no puede apropiarse de la inteligencia del proceso productivo de manera individual sino por medio de la colaboración de la comunidad. Una apertura democrática es una búsqueda de una nueva comunidad, de un pueblo que exija, que piense, que reclame, que produzca.

Nosotros no podemos evitar reconocer y asumir los conflictos. Solo se puede ser demócrata si estamos del lado de los que tienen más necesidades y menos posibilidades concretas. La lucha por una apertura democrática no puede existir sin participación popular. En los barrios la gente tiene que aprender a hacer sus casas y sus cooperativas, a construir su organización para dirigirse por sí misma. Es allí donde se amplía la democracia; si no lo hacemos allí, no lo hacemos en ninguna parte.


 

SOBRE LA GUERRA24

1. Pienso que lo más urgente cuando se trata de combatir la guerra es no hacerse ilusiones sobre el carácter y las posibilidades de este combate. Sobre todo no oponerle a la guerra, como han hecho hasta ahora casi todas las tendencias pacifistas, un reino del amor y la abundancia, de la igualdad y la homogeneidad, una entropía social. En realidad la idealización del conjunto social a nombre de Dios, de la razón o de cualquier cosa conduce siempre al terror; y como decía Dostoievski, su fórmula completa es "Liberté, egalité, fraternité... de la mort". Para combatir la guerra con una posibilidad remota, pero real de éxito, es necesario comenzar por reconocer que el conflicto y la hostilidad son fenómenos tan constitutivos del vínculo social, como la interdependencia misma, y que la noción de una sociedad armónica es una contradicción en los términos. La erradicación de los conflictos y su disolución en una cálida convivencia no es una meta alcanzable, ni deseable, ni en la vida personal -en el amor y la amistad- ni en la vida colectiva. Es preciso, por el contrario, construir un espacio social y legal en el cual los conflictos puedan manifestarse y desarrollarse, sin que la oposición al otro conduzca a la supresión del otro, matándolo, reduciéndolo a la impotencia o silenciándolo.

2. Es verdad que para ello, la superación de "las contradicciones antinómicas" entre las clases y de las relaciones de dominación entre las naciones es un paso muy importante. Pero no es suficiente y es muy peligroso creer que es suficiente. Porque entonces se tratará inevitablemente de reducir todas las diferencias, las oposiciones y las confrontaciones a una sola diferencia, a una sola oposición y a una sola confrontación; es tratar de negar los conflictos internos y reducirlos a un conflicto externo, con el enemigo, con el otro absoluto: la otra clase, la otra religión, la otra nación; pero este es el mecanismo más íntimo de la guerra y el más eficaz, puesto que es el que genera la felicidad de la guerra.

3. Los diversos tipos de pacifismo hablan abundantemente de los dolores, las desgracias y las tragedias de la guerra y esto está muy bien, aunque nadie lo ignora; pero suelen callar sobre ese otro aspecto tan inconfesable y tan decisivo, que es la felicidad de la guerra. Porque si se quiere evitar al hombre el destino de la guerra hay que empezar por confesar, serena y severamente la verdad: la guerra es fiesta. Fiesta de la comunidad al fin unida con el más entrañable de los vínculos, del individuo al fin disuelto en ella y liberado de su soledad, de su particularidad y de sus intereses; capaz de darlo todo, hasta su vida. Fiesta de poderse aprobar sin sombras y sin dudas frente al perverso enemigo, de creer-tontamente tener la razón, y de creer más tontamente aún que podemos dar testimonio de la verdad con nuestra sangre. Si esto no se tiene en cuenta, la mayor parte de las guerras parecen extravagantemente irracionales, porque todo el mundo conoce de antemano la desproporción existente entre el valor de lo que se persigue y el valor de lo que se está dispuesto a sacrificar. Cuando Hamlet se reprocha su indecisión en una empresa aparentemente clara como la que tenía ante sí, comenta: "Mientras para vergüenza mía veo la destrucción inmediata de veinte mil hombres que, por un capricho, por una estéril gloria van al sepulcro como a sus lechos, combatiendo por una causa que la multitud es incapaz de comprender, por un terreno que no es suficiente sepultura para tantos cadáveres". ¿Quién ignora que este es frecuentemente el caso? Hay que decir que las grandes palabras solemnes: el honor, la patria, los principios, sirven casi siempre para racionalizar el deseo de entregarse a esa borrachera colectiva.

4. Los gobiernos saben esto, y para negar la disensión y las dificultades internas, imponen a sus súbditos la unidad mostrándoles, como decía Hegel, la figura del amo absoluto: la muerte. Los ponen a elegir entre solidaridad y derrota. Es triste sin duda la muerte de los muchachos argentinos y el dolor de sus deudos y la de los muchachos ingleses y el de los suyos; pero es tal vez más triste ver la alegría momentánea del pueblo argentino unido detrás de Galtieri y la del pueblo inglés unido detrás de Margaret Thatcher.

5. Si alguien me objetara que el reconocimiento previo de los conflictos y las diferencias, de su inevitabilidad y su conveniencia, arriesgaría paralizar en nosotros la decisión y el entusiasmo en la lucha por una sociedad más justa, organizada y racional, yo le replicaría que para mí una sociedad mejor es una sociedad capaz de tener mejores conflictos. De reconocerlos y de contenerlos. De vivir no a pesar de ellos, sino productiva e inteligentemente en ellos. Que solo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra, maduro para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz.


 

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN: PEDAGOGÍAS, CONFLICTOS, POBLACIONES VULNERABLES

Esta obra está bajo una licencia Creative Commons BY-ND-NC atribución - no derivadas - no comercial registrada el 7 de junio de 2017. El proyecto se desarrolla desde el grupo de investigación Historia y Prospectiva de la Universidad Latinoamericana HISULA de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

Investigadoras del Proyecto: Diana Elvira Soto Arango25 y Sandra Liliana Bernal Villate26. Grupo de Investigación HISULA - UPTC.

Resumen Ejecutivo: La propuesta se establece desde las políticas institucionales de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, que se encargará de establecer, de una parte, la investigación con los estudios concernientes desde la pedagogía, conflictos y poblaciones vulnerables. De esta manera, se aspira desde la universidad a presentar dos propuestas de formación en los niveles de especialización y de maestría para la construcción de conocimiento autónomo en cuanto a la solución de necesidades, conflictos socio-educativos. Por otra parte, el identificar los problemas y desigualdades sociales que sea producto de las diferencias culturales para que las personas que se capaciten tengan la capacidad de desarrollar estrategias y atender las necesidades de tales comunidades socio-educativas para permitir que tengan estos grupos accesibilidad en condiciones equitativas y de inclusión de estos grupos poblaciones al sistema-Por otra parte, permitirles acceder a las tendencias que se perfilan en lo relacionado con la ciencia, la técnica, la tecnología y las innovaciones de todo orden. De igual modo, las políticas educativas están demandando que sean las IES quienes se encarguen del desarrollo, la ciencia, la tecnología y la innovación; por tanto, también han de asegurar procesos investigativos orientados al favorecimien-to de la condición social, económica y cultural de estos grupos poblacionales. De esta manera consideramos que la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia en la proyección social debe realizar intervención educativa en propuestas académicas desde los procesos de investigación para impactar desde la institución a las comunidades vulnerables con propuestas que se enmarquen en la dimensión de pedagogía situada en sus proyectos educativos y con la apropiación de la gestión cultural como enfoque pedagógico en las estrategias de construcción de paz desde la responsabilidad que tienen los procesos educativos que presenten solución a problemas reales de la sociedad. En este caso consideramos que la propuesta curricular de postgrado (especialización y maestría y línea de investigación doctoral y postdoctoral) que se realice producto de esta investigación se debe orientar a formar personal bajo los estándares de calidad que visibilicen la actualización y adecuación de los currículos integrados a las condiciones socio-culturales y al sector productivo de estas poblaciones vulnerables que son víctimas de conflictos políticos en la región cundi-boyacense.

Palabras clave: Pedagogía, conflictos, paz, poblaciones vulnerables.

Planteamiento del Problema: La investigación se centra en la región cundi-boyancense y se establece desde las necesidades de las condiciones socio-políticas-educativas de las poblaciones vulnerables víctimas de los conflictos socio-políticos. Es así que el análisis de la situación y de los problemas que aquejan a estas poblaciones que hemos identificado como vulnerables, nos dan la pauta para la formulación del presente proyecto y muestran una total afinidad con el plan de desarrollo de la política social de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia y que en alianza se desarrollará con la Universidad de Cundinamarca dentro de la política del acompañamiento institucional a universidades de menor desarrollo investigativo. De igual forma, se puede evidenciar en esta propuesta la estrecha relación que guarda con la definición de objetivos y acciones para buscar mejorar la calidad de vida y la pertinencia de capacitar personal desde la adecuación de currículos integrados a las condiciones socio-culturales y al sector productivo mediante el establecimiento de la investigación y la proyección social y la creación de políticas que desarrollen una línea programática para lograr la integración de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia con la región y crear puentes de comunicación y trabajo permanente con los líderes comunales, alcaldes y personas vinculadas al trabajo directo con estas poblaciones vulnerables. Bajo estas premisas de la investigación nos preguntamos.

¿Qué relación han tenido las culturas políticas, las formas de mestizaje cultural, las instituciones educativas, tendencias pedagógicas en la región cundi-boyancese dentro de los proyectos de nación con los problemas de gobernabilidad, legitimidad, conflictos que existen en las relaciones entre gobernantes y gobernados, entre instituciones, grupos civiles y expresiones de oposición en la Colombia actual y cuál es la participación de la universidad en las pedagogías situadas como estrategias para la solución de estos conflictos ?

Objetivo General: Analizar las culturas políticas, las formas de mestizaje cultural, las instituciones educativas, tendencias pedagógicas en las regiones, localidades en los proyectos de nación con los problemas de gobernabilidad, legitimidad, conflictos que existen en las relaciones entre gobernantes y gobernados, entre instituciones, grupos civiles y expresiones de oposición en la Colombia actual para establecer estrategias de política educativa y de solución de conflictos en las instituciones educativas a través de la formación postgraduada de líderes y maestros en la región cundi-boyacense.

Objetivos Específicos

• Analizar los estudios realizados sobre culturas políticas, las formas de mestizaje cultural, en las instituciones educativas para plantear desde las tendencias pedagógicas propuestas de participación de la sociedad civil en la construcción de paz.

• Estudiar y determinar los problemas de gobernabilidad, legitimidad, conflictos que existen en las relaciones entre gobernantes y gobernados, entre instituciones, grupos civiles y expresiones de oposición en la Colombia actual para establecer estrategias de política educativa formando educadores/as que contribuyan a la consolidación de una cultura de paz.

• Analizar sobre los estudios realizados e información de las secretarías de desplazamientos, los conflictos en las instituciones educativas para establecer estrategias orientadas a los derechos de los estudiantes desde un enfoque diferencial sustentado en la resiliencia.

• Contribuir a la formulación de alternativas pedagógicas para abordar la problemáticas en un escenario de postconflicto, desde un enfoque crítico e interdisciplinario.

• Impactar desde la Universidad a las escuelas, en la dimensión de pedagogía situada en sus proyectos educativos, en la apropiación de la gestión cultural como enfoque pedagógico en las estrategias de construcción de paz para que desde la responsabilidad social institucional se presente nuevas alternativas de formación postgraduada orientada a los procesos educativos.

Algunas Referencias

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http://www.codhes.org/index.php?option=com_si&type=l

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Corporación Nuevo Arco Iris, La Nueva Realidad de las FARC, julio 2011 http://www.cedema.org/uploads/Farc_analisis-2011_primer_semestre.pdf

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DIPLOMADO EN PEDAGOGÍAS E INTERCULTURALIDAD

Este Diplomado está bajo una licencia Creative Commons. BY-ND-NC atribución - no derivadas - no comercial registrado el 9 de junio de 2017.

Investigadores: Diana Elvira Soto Arango27, Diego Eduardo Naranjo Patiño28 Grupo de Investigación. Historia y Prospectiva de la Universidad Latinoamericana. HISULA, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Línea de Investigación. Formación de docentes e Interculturalidad.

RESUMEN

La propuesta académica presenta como objeto central contribuir al fortalecimiento de los procesos de formación, actualización y cualificación de los docentes vinculados e interrelacionados con las escuelas indígenas y rurales del departamento de Boyacá. Se orienta principalmente, en primera instancia, al reconocimiento y análisis de tendencias pedagógicas, afínes al contexto particular de las comunidades rurales e indígenas del departamento; segundo, al afianzamiento teórico-práctico de los principios de la educación intercultural y tercero, a la consolidación del pensamiento científico y la actitud investigativa, como mecanismo para fortalecer a los educadores/as como agentes de cambio social e intelectuales de la educación intercultural y la pedagogía. De esta manera, se espera contribuir a disminuir la brecha existente en la relación centro-periferia y aportar al desarrollo sociocultural y económico local y regional desde la Facultad de educación de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

Desde este contexto se propone comprender y asumir la educación intercultural, como una propuesta en construcción que tiene como fin la superación de los paradigmas de la educación tradicional, al incorporar como principios de la acción pedagógica y la organización de la escuela: la diversidad cultural, las condiciones particulares de los territorios, las relaciones de interdependencia, los mecanismos de integración y el diálogo de saberes, como estrategias para alcanzar la recreación de relaciones de horizontalidad respeto y equidad.

Destacamos que la propuesta se fundamenta en los avances de los proyectos de investigación del grupo HISULA y sobre la base de estos procesos de investigación se establece la necesidad de generar estrategias pedagógicas para el fomento de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación dirigidas a poblaciones vulnerables como contribución al desarrollo integral del país.

Palabras claves. Pedagogías, interculturalidad, formación de docentes, educación indígena y rural.


1 Carmona, Héctor. Biografía de Estanislao Zuleta. En: Cátedra Estanislao. Cali: Universidad del Valle. 2006.

2 Búsqueda general: Estanislao Zuleta. En; Catálogo biblioteca Luis Ángel Arango y su red de bibliotecas. Consultado: 3 de abr. de 17. Disponible en: http://ticuna.banrep.gov.co:8080/cgi-bin/abnetclwoi/O8025/ID12947527?ACC=131&srch=%22Zuleta,%20 Estanislao%22.T100.&xsface=on&etapaFace=1&fieldFace=T100

3 Profesor Titular Universidad Industrial de Santander. Historiador y Magíster en Historia de la Universidad Industrial de Santander (UIS), Especialista en Filosofía de la Universidad de Antioquia, Doctor en Historia de la Universidad de Huelva (España), Especialista en Docencia en Historia y Cultura de América Latina de la Universidad Pablo de Olavide (España), Magíster en Historia de América de la Universidad Pablo de Olavide (España), Posdoctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Director del grupo de investigación Políticas, Sociabilidades y Representaciones Histórico-Educativas.

4 Historiador y Archivista de la Universidad Industrial de Santander. Grupo de Investigación Políticas, sociabilidades y representaciones histórico-educativas.

5 Zuleta, Estanislao. Educación y democracia: un campo de combate. (Bogotá: Fundación Estanislao Zuleta. 1998),19.

6 Zuleta, Estanislao. Educación... Óp. Cit., 21.

7 Zuleta, Estanislao. Educación... Óp. Cit., 63.

8 Ibíd.,39.

9 Ibíd.,95.

10 Ibíd.,101.

11 Zuleta, Estanislao. Colombia: violencia, democracia y derechos humanos. (Bogotá: Altamir. 1991),7.

12 Ibíd., 13-14.

13 Zuleta, Estanislao. Colombia... Óp. Cit., 15.

14 El autor lo referencia como una expansión victoriosa de la tontería que es potencializada en los medios de comunicación, el entretenimiento y el ocio.

15 Zuleta, Estanislao. Colombia... Óp. Cit.,109.

16 Ibíd.,110.

17 Ibíd., 111.

18 Zuleta, Estanislao. Colombia... Óp. Cit., 79.

19 Han. Buyng-Chul. Topologías de la violencia. Madrid: Herder. 2013, p. 137.

20 Baudrillard, Jean. La transparencia del mal: ensayo sobre los fenómenos extremos. Barcelona: Anagrama. 1991, p. 115.

21 Han. Byung-Chul. Topologías... Óp. Cit., p. 145.

22 Han, Byung-Chul. Psicopolítica: neoliberalismo y nuevas técnicas de poder. Barcelona: Herder. 2014, p. 18.

23 Vallejo, Jorge. La rebelión de un burgués: Estanislao Zuleta, su vida. Bogotá: Norma. 2006. 275 p.

24 Respuesta a una serie de preguntas formuladas por la dirección de la revista La Cúbala. El texto fue publicado en una de sus ediciones; recogido después como parte del libro Sobre la idealización en la vida personal y colectiva (Procultura, 1985) y de El Elogio de la dificultad y otros ensayos (FEZ, 1994); y reproducido en periódicos y revistas en muchas oportunidades con títulos diversos. (N. del E.).

25 Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Postdoctorado Consejo Superior de Investigaciones Científicas-CSIC. Profesora UPTC. Investigadora y profesora del Doctorado en ciencias de la Educación RUDECOLOMBIA. Directora Grupos de Investigación HISULA e ILAC (Categoría A COLCIENCIAS). Email: dianaelvirasoto@gmail.com

26 Doctoranda del Programa Historia y Estudios Humanísticos: Europa y América de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla España- magister de la misma universidad en el programa Historia de América: Mundos Indígenas, integrante del grupo de investigación HISULA, docente de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Email: Sandra.bernal@uptc.edu.co

27 Decana de la Facultad de Ciencias de la Educación y Profesora Titular de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, directora de los Grupos de Investigación: HISULA, ILAC y editora de la Revista Historia de la Educación Latinoamericana. ORCID: 0000-0002-3821-7550.

28 Joven Investigador Colciencias (2015) y de la UPTC (2016-2017). Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia.

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