INTRODUCCIÓN
A finales del siglo XIX surgieron las Universidades Populares en Francia, extendiéndose rápidamente por Europa. El proyecto estuvo vinculado al movimiento cultural generado en torno a George Deherme (1876-1937), obrero autodidacta y propagandista vinculado al pensamiento libertario. La primera Universidad Popular francesa se establece en París el 9 de octubre de 1899, en el No. 19 de la calle Paul Bert. El éxito dio origen a la multiplicación y la diversificación de la iniciativa, organizándose entre los años 1899 y 1914 al menos 230 Universidades Populares en Francia. Leopoldo Palacios Morini (1876-1952), uno de los impulsores de las reformas educativas y sociales del primer tercio del siglo XX en Oviedo (España), agrupa a las Universidades Populares de Francia en tres categorías: las Universidades Populares de La Coopération des Idées, destinadas a las clases populares independientemente de su ideología; las llamadas Universidades Populares de "partido", de carácter laico, dirigidas a grupos de obreros pertenecientes a determinados grupos políticos o asociaciones al servicio de la lucha de clases; y los institutos populares, "enseñanza mutua de compenetración y amistad: ni confesional ni neutra (hecha por católicos, según métodos racionales); acción social"1.
En Latinoamérica, durante la primera mitad del siglo XX comenzaron a tomar forma desde el movimiento estudiantil las primeras propuestas de vinculación de los institutos de educación superior con la sociedad. El eje articulador de estos planteos fueron los congresos estudiantiles, que permitieron el debate de ideas tales como la extensión universitaria, las Universidades Populares, la difusión y el acceso a la cultura.
El Primer Congreso Internacional de Estudiantes Americanos, reunido en Montevideo entre el 26 de enero y el 2 de febrero de 1908, propuso la instrumentación de programas dirigidos a "difundir la cultura intelectual en la sociedad"2. Dos años después, en Buenos Aires, el Segundo Congreso Internacional de Estudiantes Americanos resolvía recomendar la extensión universitaria como el medio para obtener "la elevación intelectual y moral del pueblo", y establecía que en los lugares donde no hubiere universidades, los estudiantes debían ayudar a la fundación "de salones ó clubs obreros" y realizar "cátedras populares y conferencias públicas"3. A partir del Primer Congreso Nacional de Estudiantes Universitarios, organizado por la Federación Universitaria Argentina en 1918, la extensión universitaria estará en "programas de los centros y federaciones estudiantiles de toda nuestra América"4. En 1921, el Primer Congreso Internacional de Estudiantes reunido en México, manifestaba: "Es una obligación de los estudiantes el establecimiento de universidades populares, que estén libres de todo espíritu dogmático y partidista y que intervengan en los conflictos obreros inspirando su acción en los modernos postulados de justicia social"5.
Entre 1918 y 1925 las Universidades Populares organizadas por el movimiento estudiantil surgieron por toda Latinoamérica: en 1918 se fundó la Universidad Popular Lastarria por iniciativa de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile; el Primer Congreso Nacional de Estudiantes Peruanos realizado en Cuzco, entre el 11 y el 20 de marzo de 1920, aprobaba la creación de las Universidades Populares; la Universidad Popular de Guatemala funcionaba con el apoyo de Miguel Ángel Asturias desde 1923; en Cuba, a iniciativa de Julio Antonio Mella, se fundaba la Universidad Popular "José Martí", el 3 de noviembre de 19236.
1. URUGUAY: LA ÉPOCA BATLLISTA (1903-1933)
José Batlle y Ordóñez accedió a la presidencia de Uruguay en dos oportunidades: en 1903 y en 1911. Hasta su fallecimiento en 1929 fue una figura destacada, hasta el punto de que se suele denominar al período que abarca las tres primeras décadas del siglo XX con el nombre de época batllista7. Durante esos años Uruguay experimentó una serie de reformas que abarcaron todos los planos. A nivel político, el voto universal masculino y secreto democratizó la participación política de la ciudadanía, a la vez que restringió el fraude electoral. En el plano económico, el batllismo impulsó la industria nacional mediante el proteccionismo y el fomento de la producción interna, enfrentándose a los intereses de los capitales extranjeros. La política de estatalización de los servicios esenciales efectuada por el gobierno persiguió un doble objetivo: brindar un mejor servicio a la población (telégrafos, electricidad, ferrocarriles, etc.), mejorando la calidad y bajando los costos; e impedir que las ganancias de estas empresas emigraran a su país de origen, pudiendo reinvertirlas en Uruguay8. Las leyes sociales apuntaron a otorgar garantías y mejores condiciones de trabajo a los obreros (ejemplo: ley de ocho horas) y una superior calidad de vida al culminar la etapa laboral (ejemplo: Caja de Jubilaciones)9.
En lo educativo, la Ley Orgánica de 1908 creaba los consejos de Facultades por debajo del Consejo Universitario10, y también incluía la representación estudiantil indirecta11. Las Facultades aumentaron: en 1915 la de Matemáticas se dividió en Arquitectura e Ingeniería; en 1925 se constituyó la de Agronomía sobre la base de la Escuela; en 1929 se crearon las Facultades de Odontología y de Química y Farmacia, al desprenderse de la de Medicina; en 1932, sobre la base de la Escuela de Comercio, se creó la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración; en 1933 la de Veterinaria surgió de la Escuela12.
Durante la época batllista se elaboraron diversos proyectos orientados a expandir la enseñanza secundaria. El 4 de mayo de 1911 el Poder Ejecutivo remitió un mensaje a la Asamblea General donde proponía la creación de un establecimiento de educación media en cada una de las capitales departamentales13. La intención era evitar el desarraigo de los adolescentes de su medio, y facilitar "el acceso de un mayor número de jóvenes a la enseñanza, al no imponer de hecho la alternativa del traslado a Montevideo o la asistencia al instituto privado". El debate del proyecto fue breve y se sancionó el 30 de diciembre, promulgándose el 5 de enero de 1912. El 8 de mayo de 1912 se aprobaba la ley que creaba la Sección Enseñanza Secundaria y Preparatoria destinada al sexo femenino en la Universidad de la República14. El Mensaje del Poder Ejecutivo expresaba: "Se quiere dar a la mujer elementos de que hoy -con notoria injusticia- se ve privada, a fin de que pueda actuar en las mismas profesiones que hasta ahora solo en casos excepcionales puede ejercer"15. En 1914 el Poder Ejecutivo presentó al Parlamento el proyecto para exonerar de tributos a los estudiantes de la enseñanza secundaria, preparatoria y con la posibilidad de ir otorgando la gratuidad a los universitarios16. La oposición de algunos legisladores del Partido Nacional al proyecto retrasó la aprobación hasta enero de 191617.
La propuesta más importante del período y que ocasionó "más entusiasmo entre los estudiantes" fue la creación de las llamadas "cátedras libres" en las Secciones de Enseñanza Secundaria y Preparatoria, y en las Facultades de la Universidad de Montevideo. Esta propuesta fue elaborada por Baltasar Brum, mientras desempeñó el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores e Instrucción Pública durante la segunda presidencia de José Batlle y Ordoñez (1911-1915)18. La Federación de Estudiantes del Uruguay, a través de la revista Evolución, respaldaba el proyecto, ya que suprimía "ese absurdo consagrado en la legislación universitaria, según el cual el catedrático es 'dueño' de su cátedra en el sentido más material y más absoluto de la palabra"19. En el articulado del proyecto se establecía que los catedráticos que habían obtenido sus cátedras por concurso continuarían desempeñándolas por diez años, y los nombrados de manera directa, por cuatro años. Finalizado ese plazo, podían seguir renovándola cada cuatro años20. Asimismo, se establecían tres tipos de cátedras: a) de materias programadas, en las que se dictarían cursos de acuerdo con el programa del titular; b) de materias que no figuran en el plan de estudios pero que tienen relación con las que se siguen en cada Facultad; y, c) de especialización, para aquellos graduados, o estudiantes, que quieran profundizar los conocimientos en una materia determinada.
2. CREACIÓN Y DEFINICIONES DEL CENTRO DE ESTUDIANTES ARIEL
En 1917 se produjeron dos acontecimientos de importancia para el movimiento estudiantil. Por una parte, la disolución de la Federación de Estudiantes del Uruguay (F.E.U.)21, que había sido creada en 1909. Su desaparición condujo a la desunión y al aislamiento de los centros estudiantiles. Por otra parte, se fundó el Centro de Estudiantes Ariel, que congregó a quienes tenían "una gran inquietud intelectual" y estaban interesados por los "problemas sociales y educativos del país", pero no representaba a ninguna Facultad ni participaba como "entidad coordinadora central" de los universitarios22. El programa, publicado en Ariel, revista oficial del Centro de Estudiantes, reivindicaba el idealismo, la participación de la juventud y la prédica latinoamericana de José Enrique Rodó realizada en su ensayo Ariel23:
"Nosotros, levantamos ahora la bandera de Ariel: somos idealistas, confiamos en el poder de la voluntad, pedimos acción, nos mueve el optimismo y defendemos un concepto de patria que, sin perder el color local, pueda fundirse en el amplio concepto de América.
Tal nuestro programa; venimos a la lucha, confiados en la juventud y pugnaremos para que esa juventud moldee su espíritu al amparo de Ariel, de Ariel "genio del aire, imperio de la razón y el sentimiento sobre los bajos estímulos de la irracionalidad.
[...] Nuestro país, y al decir nuestro país decimos América, necesita acción: acción en los claustros y en el taller, acción en el silencio del estudio y en la serenidad de los campos, acción siempre"24.
La Comisión Directiva del Centro de Estudiantes Ariel efectuó una encuesta entre diferentes representantes sociales, políticos y estudiantiles para establecer los problemas de la sociedad y la función social de la Universidad25. Entre las respuestas recibidas y publicadas en la revista Ariel destaca la del maestro y escritor Alberto Lasplaces, en ese entonces Subdirector del Instituto Normal de Varones, donde consideraba la distribución de la tierra el mayor obstáculo para el progreso: "La democracia será una mentira entre nosotros mientras el país entero esté en manos de una pequeña minoría opulenta, en detrimento de una inmensa mayoría totalmente desposeída"26. Describía así la situación del campo uruguayo:
"El país está despoblado, y no se poblará mientras no sea posible la vida del hombre sobre la tierra. El proletariado rural que agrupa las tres cuartas partes de la población de la campaña constituye una rémora a todo adelanto, porque su falta de iniciativa, su pereza y su ignorancia, no son sino frutos lógicos de su miserable situación económica. El 50 por ciento, o más, de ese proletariado es analfabeto, y las lacras físicas, sobretodo la tuberculosis y la sífilis, hace en él estragos espantosos. ¿Qué civilización se pretende levantar sobre esa base? La nación no es estimable porque sus novillos pesen muchos kilos, ni porque sus ovejas den el vellón muy fino. La nación vale por sus hombres, y cuanto más libres, cultos y fuertes sean, más libre y culta y fuerte será ella misma"27.
Emilio Frugoni, abogado y Secretario General del Partido Socialista, coincidía en el diagnóstico: "Hay una campaña inculta y despoblada donde un proletariado nómade arrastra una lamentable vida de paria explotado y sumiso; hay desigualdades económicas irritantes; hay quienes monopolizan el territorio nacional; quienes monopolizan la fortuna; y hay quienes no pueden soportar la carestía de la vida o viven como las bestias, y hasta peor que las bestias". Además, destacaba la importancia de la Universidad como centro de "elaboración espiritual" donde se prepararían personas en contacto con la realidad social, para poder enfrentar "los problemas históricos, económicos y vitales del momento y desplegando una acción práctica de constante e inmediata utilidad colectiva, de acuerdo con el concepto de que la cultura debe ser un bien, una riqueza de las sociedades y para las sociedades, de donde en definitiva emana, y no un privilegio de los individuos para uso exclusivo de quienes lo atesoran"28.
En el mismo número, Ildefonso Pereda Valdez, vocal de la Comisión Directiva y redactor de la Comisión Revista, proponía replicar la experiencia de la Universidad de Oviedo (España) para poder "extender la cultura universitaria, filosófica, literaria o científica, hasta la masa obrera". Concebía la extensión universitaria como parte de la función social de la Universidad y establecía la responsabilidad del Centro de Estudiantes Ariel, como "institución cultural universitaria", de "velar por todo aquello que signifique extensión de esa misma cultura". Entendía que, de las cuatro formas de extensión utilizadas por la Universidad de Oviedo29, la más adecuada para realizar sería la "conferencia" o "conversación" a efectuarse en locales sindicales donde estudiantes expondrían sobre: Historia de la civilización, Sociología, Historia Natural, Derecho, Física, Química, Literatura, Lógica, Moral, Música, Arte, Economía y Geografía30. La Comisión Directiva atendió la propuesta y el 10 de junio de 1920 informaba a Emilio González, Secretario de la Federación Obrera Regional Uruguaya (FORU), el Plan de Extensión del Centro Ariel: "Organizar una serie de 'conversaciones familiares' en los diversos locales obreros de la capital, que versarán sobre asuntos de ciencia, letras, artes, cuestiones de actualidad, etc., que estarán a cargo de estudiantes de distintas facultades"31.
El ciclo de conferencias se realizó los días "jueves y sábados por la noche", en el local central de la FORU (Río Negro, 1180), organizadas en dos categorías: por un lado, charlas de "cultura general" (disertaciones sobre José Enrique Rodó, León Tolstoi, Rafael Barret y Anatole France), y por otro cuestiones de higiene, prevención y alcoholismo (Primeros Auxilios, Higiene, Alcoholismo, Higiene de la boca, La sífilis y sus consecuencias y Problemas sexuales)32.
La actividad fue catalogada como "éxito significativo", aún a pesar de las "dificultades existentes los primeros momentos"33. En agosto de 1920, a través del extenso editorial "Nuestro Programa" publicado en la revista Ariel, se ratificaba la obligación de organizar la Extensión Universitaria a través del Centro de Estudiantes Ariel o de la propia Universidad, como forma de "llevar al pueblo los conocimientos adquiridos en el aula" y se añadía la necesidad de establecer Universidades Populares como centros de cultura, "para ir, como sostenía Deherme, el apóstol de 'La cooperación de ideas', a la emancipación integral del proletariado"34.
3. LA UNIVERSIDAD POPULAR DEL CENTRO ARIEL
Finalmente, en 1930, la propuesta de creación de una Universidad Popular fue planteada en el Congreso Nacional de Estudiantes de la recientemente constituida Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), por el bachiller Héctor González Areosa, en representación del Centro de Estudiantes Ariel. El informe que acompañaba la iniciativa denunciaba las condiciones de vida de los trabajadores, la concentración de la propiedad de la tierra en manos de los grandes latifundistas35 y establecía la necesidad de crear Universidades Populares con el apoyo de estudiantes, profesionales, intelectuales y dirigentes sindicales; con el objetivo de educar a las clases trabajadoras urbanas y rurales, y así hacerlas conscientes de su condición de explotadas.
Aprobada la moción, la Universidad Popular del Centro Ariel comenzó a funcionar el 14 de julio de 1931, en el recinto de la Escuela Superior de Comercio (ubicada en la calle Tristán Narvaja, hoy Emilio Frugoni, entre 18 de Julio y Guayabo)36, finalizando los cursos el 10 de noviembre37. La Secretaría, ubicada en la calle 18 de Julio, 1764, funcionaba entre las 18 y las 20 horas38. En cambio, las clases se realizaban en horario nocturno desde las 20:05 hasta las 23:15, de lunes a viernes, aunque también los sábados se realizaban actividades39. Los cursos, gratuitos y de asistencia libre, se encontraban divididos en regulares y especiales. Mientras los regulares duraban todo el año, los especiales eran breves y puntuales sobre determinados temas.
Al segundo año de funcionamiento los cursos regulares eran: Economía Política, Literatura, Filosofía, Historia Universal, Historia del Arte, Historia Natural, Dibujo, Aritmética, Gramática, Contabilidad, Taquigrafía, Higiene y Profilaxis, Francés, Inglés, Alemán, Esperanto, Física, Electricidad, cursos de primaria para analfabetos y Lecturas comentadas.
Los especiales, eran brindados por reconocidos intelectuales de izquierda y de los sectores progresistas de los partidos tradicionales. Las temáticas fueron las siguientes:
Legislación Obrera Nacional Aplicada: Emilio Frugoni40.
Marxismo: P. Ceruti Crosa41.
El esfuerzo del hombre en la conquista de la Verdad: Clemente Estable42.
Las Reformas Agrarias: Carlos Quijano43.
El derecho, la justicia y las luchas sociales: Lorenzo Carnelli44.
Historia del movimiento obrero: F. Carreño.
La Novela Americana: Enrique Centrón45.
El Imperialismo: Arturo Prunell.
4. EL SURGIMIENTO DE LAS UNIVERSIDADES POPULARES EN LOS BARRIOS
El 1 de marzo de 1931 asumió la Presidencia de la República el Dr. Gabriel Terra. Dos años después dio un Golpe de Estado, disolvió el Parlamento y, para legitimar sus acciones, convocó a una Convención Constituyente que elaboró una nueva Constitución, la cual fue plebiscitada y aprobada en 1934. Junto con el plebiscito de la Constitución se eligió al presidente Gabriel Terra, por segunda vez. La reforma constitucional le dio mayor poder de decisión, que utilizó para favorecer a los estancieros, los bancos y las empresas extranjeras, así como para detener las reformas que había impulsado el batllismo.
La represión y la destitución fueron recursos utilizados por las autoridades educativas para disciplinar a los docentes. La resistencia a través de huelgas y movilizaciones de los maestros tuvieron como respuesta traslados, destituciones y suspensiones en todo el país: Selmar Balbi va a ser destituido por enseñar en la Universidad Popular de Dolores46; Julio Castro, suspendido quince días "en oportunidad de haber pronunciado una conferencia en el Museo Pedagógico", donde se había expresado en "términos irrespetuosos" mientras realizaba un análisis "tendencioso de la religión católica y el fascismo"47. En los Institutos Normales de Montevideo se desató una "verdadera oleada represora"48, no solamente contra los docentes:
"Los alumnos normalistas, convertidos en agentes activos del comunismo, provocando desórdenes, obstruyendo la obra de la Enseñanza, alterando la disciplina de la Escuela y agitando la opinión contra el Estado, no solo ejercen una actividad que es dudosamente lícita, sino que no deben recibir un diploma que los habilite legalmente para ejercer el Magisterio Nacional, al servicio del Estado y subordinados al Estado que niegan, y acusan y desprestigian"49.
La proliferación de las Universidades Populares comenzó a partir del año 1936, "cuando se corrió la voz de que las nacientes instituciones iban a trabajar para debilitar el régimen de Terra"50. Las Universidades Populares se encontraban principalmente en distintos barrios de Montevideo: Villa Muñoz; Villa Dolores (Universidad Popular "Florencio Sánchez"); la de la Unión (Universidad Popular "José E. Rodó"), Barrio Sur, Cerro, Barrio Olímpico, Universidad Popular "Clemente Estable".
En un intento de ordenar el funcionamiento de las Universidades Populares comenzó a trabajar un Consejo Coordinador, del que formaban parte los delegados de las diferentes instituciones y Agustín Ruano Fournier, conjuntamente con Ulises Riestra y Clemente Estable en carácter de delegados del Ateneo de Montevideo. La gestión del Consejo Consultivo tenía tres objetivos: a) Organizar las Universidades Populares; b) Ordenar el sistema de enseñanza de acuerdo con el medio en el que se encontraba; c) Cultura artística popular51.
En la mayoría de las instituciones funcionaban cursos de Inglés, Francés, Castellano, Alemán, Contabilidad, Aritmética, Caligrafía, Ortografía, Taquigrafía, Gramática, Corte y Confección, Labores y Electricidad. Incluso se realizaban, en pocos centros y con irregularidad, cátedras de Literatura, Filosofía, Historia y Economía Política52.
El profesorado de las Universidades Populares se constituía de estudiantes, empleados, maestros y profesionales universitarios:
"Estudiantes que roban tiempo a su propio aprendizaje para enseñar a quienes van a adquirir conocimientos elementales; maestros que luego de cuatro horas de clase en las escuelas públicas, concurren a inculcar sus enseñanzas a otros elementos anhelosos de asimilarlas; catedráticos de Facultades y Liceos que conocen a fondo su misión adoctrinadora y la necesidad que de ella tiene un gran sector social; contadores públicos, tenedores de libros, empleados de Banco y de Comercio que desechan el merecido reposo después de la labor diaria para dictar, dos o tres veces por semana, su clase de conocimientos a quienes desean aprender o especializarse en determinados aspectos del saber humano"53.
Los periódicos partidarios del gobierno, por el contrario, afirmaban que las Universidades Populares eran "templos levantados a la devoción de Lenin"54, donde algunos profesores enseñaban el "internacionalismo-extremista", otros glorificaban el "homicidio filosófico-político" y los más estaban "desvinculados del ennoblecedor sentimiento de nacionalidad"55. Para impedirlo, el Poder Ejecutivo presentó una ley de fiscalización de las instituciones privadas, con la cual se evitaría la alteración de "sus preocupaciones puramente docentes, hacía el campo de la lucha social, como abanderados de fracasadas y brutales teorías sovietizantes", pero fue rechazada en el Parlamento56.
ALTOS ESTUDIOS
- ¿Cuál es el país más feliz de la tierra? - Rusia. - ¡Bien!... Dame un ejemplo de algún otro país que ya esté en el camino de esa felicidad. - España... ¡Muy bien! Y ahora, una última pregunta: ¿Cuál es la escuela mejor para preparar a la juventud para la futura felicidad? - ¡La Universidad Popular! - ¡Estupendo!
SE EXPLICA
- ¿Por qué llora tu nene? - Porque en la universidad popular de la esquina, se le quedaron con el balero y le dieron un martillo. Figúrate, ahora quiere clavos...
5. LA UNIVERSIDAD POPULAR CENTRAL
Entre todas las Universidades Populares, la más prestigiosa fue la Universidad Popular Central. Fue fundada el 27 de abril de 193857, con representantes de diversas instituciones como el Ateneo de Montevideo, la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU)58, la Unión Nacional del Magisterio, la Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores (AIAPE) y la Escuela Taller de Artes Plásticas (ETAP):
"Ha surgido la iniciativa, ya en andamiento, de fundar una gran entidad con la denominación de UNIVERSIDAD POPULAR CENTRAL. Para la plena realización de este propósito, que concita nuestros mejores afanes, es preciso agrupar en torno de la nueva institución a los ciudadanos que en el momento histórico actual afirman con dignidad y resolución su fe en los auténticos principios democráticos que postulan una constante y libre actividad cultural en el seno del pueblo"59.
Finalizada la presidencia de Gabriel Terra, la "penetración fascista" en el sistema educativo60 y el "desastre de nuestra escuela primaria" eran la demostración "más categórica y valedera al por qué de su existir"61. Las Universidades Populares, "tantas veces calumniadas e injustamente combatidas", tenían un "deber nacional", "supliendo las escuelas que faltan y complementando la acción insuficiente y precaria de las que existen"62.
En la Universidad Popular Central los cursos eran gratuitos y se confeccionaban según solicitudes, propuestas y sugerencias de los propios estudiantes. Comprendían desde alfabetización, pasando por los de capacitación técnica, hasta los cursos superiores o de ampliación cultural: Analfabetos y Semianalfabetos; Aritmética, Ortografía y Redacción; Gramática, Corte y Confección, Ciencias Geográficas, Francés, Inglés, Contabilidad, Taquigrafía, Dibujo lineal, Dibujo artístico, Castellano para extranjeros, Ingreso a Secundaria, Solfeo, Encuademación, Economía Política, Anatomía, Fisiología e Higiene.
La creación de la Sección Interior en la Universidad Popular Central va a estar formada, fundamentalmente, por integrantes destacados de la Unión del Magisterio. El principal objetivo de la Sección Interior era la difusión de la cultura en toda la República, propiciando relaciones de intercambio y ayuda mutua con diversas instituciones culturales y deportivas como "Renovación", de Florida; "Cultura y de Deporte", de Melo; "José Enrique Rodó", de Juan L. Lacaze; "Elevación", de Dolores; "Escuela Experimental", de Progreso; "Gabriela Mistral", de Canelones, y "Florencio Sánchez", de Dolores63. Entre las actividades realizadas se destacaban:
Donaciones de libros, destinadas a aumentar los fondos de las Universidades y Bibliotecas Populares del interior.
Ciclos de Conferencias, organizadas junto a la Comisión de Cultura, a cargo de distintos periodistas y escritores. En el Primer Ciclo intervinieron los escritores Justino Zavala Muniz, Serafín J. García, Juan José Morosoli, Santiago Dossetti, Francisco Espínola y Alfredo Lepro. Todos coincidían en el diagnóstico: el latifundio, el minifundio, el analfabetismo, las enfermedades y vicios sociales, eran resultado de la falta de trabajo y de la pobreza en el medio rural. Asimismo, reclamaban la creación de Universidades Populares "apartadas de los rigorismos oficiales, de las retóricas, de las necesidades utilitarias y, naciendo en el seno del pueblo, del pueblo y para el pueblo"64.
En 1941, Danilo Trelles realizaba una evaluación del trabajo realizado por las Universidades Populares en el campo:
"Allí no hay medios con qué lograr una cultura. Que vaya alguno a convencerlos de que es necesario instruirse, y se le reirán en la cara. Y tendrán toda la razón del mundo. Cuando urgencias económicas torturan el estómago, no hay tiempo para pensar en eso. Podría hacerlo el hijo del estanciero o del chacrero rico, cuyo esfuerzo no fecunda la simiente, cuyos dedos no desmenuzan los terrones, y que tiene el espíritu tan lejos de todo esto"65.
Testimonio coincidente con la valoración que realizará años después el maestro Julio Castro, refiriéndose a experiencias anteriores durante la primera Misión Socio-Pedagógica al rancherío66 de Caraguatá: "Con cultura sólo en campaña, no hacemos nada"67.
CONCLUSIONES
La década del 30 está atravesada en Uruguay por el primer golpe de Estado que se produce en el siglo XX, que fue dado por el presidente electo para impulsar una reforma constitucional. En un contexto signado por una crisis económica, los sectores conservadores tomaron la iniciativa intentando realizar una serie de reformas. En la enseñanza ocurrió algo similar, intentando implantar un orden autoritario a través de la reforma de las instituciones educativas o la represión y destitución de los docentes. Entonces, las Universidades Populares se constituyeron en un refugio para docentes, intelectuales y trabajadores contra el régimen terrista, siendo el período de su mayor expansión. El proyecto de ley presentado por parte del gobierno de Gabriel Terra para controlar o destruir a las Universidades Populares es una clara demostración de la preocupación que generaban en los sectores conservadores y de derechas.
Acabado el período terrista y reincorporados los estudiantes y profesores destituidos a las diferentes instituciones educativas oficiales, la Universidad Popular Central logró mantenerse hasta el año 194268. El cierre implicó la terminación del intento de democratizar el acceso a la cultura en el medio rural. Sin embargo, el diagnóstico y análisis de la situación fue determinante para que, tres años después, surgieran las Misiones Socio-Pedagógicas, organizadas por estudiantes de Magisterio a los que se irían sumando los de Medicina, de Odontología, de Agronomía, de la Universidad del Trabajo. Llevaron cine, títeres, teatro, juegos, baile y música a la escuela rural y procuraron acercar prácticas de higiene, de salud y de vivienda allí donde la pobreza daba cuenta del abandono en que transcurría la vida de la inmensa mayoría de la población rural69.
Por último, las Universidades Populares en Uruguay surgen a iniciativa de los estudiantes universitarios, pero es con la incorporación de los trabajadores cuando alcanzan la mayor expansión y desarrollo. También la convergencia del movimiento obrero y el estudiantil lograda en las Universidades Populares confluirá en el apoyo a la aprobación de la Ley Orgánica de 1958, donde se establece la autonomía y el co-gobierno para la Universidad de la República.