La cuarentena es el período en el que una persona que ha estado expuesta a una enfermedad contagiosa se condiciona a un aislamiento, con el propósito de evitar o limitar su expansión 1. Actualmente, para el nuevo coronavirus SARS-COV-2 causante de la epidemia por COVID-19, se ha establecido un período de cuarentena de aproximadamente 14 días, definidos bien sea a partir del análisis de la aparición de los síntomas, que suele ocurrir de 2 a 14 días posteriores a la exposición 2,3, o a partir de haber estado en contacto con un posible caso.
Este aislamiento, trae consigo connotaciones sociales, psicológicas y familiares (Figura 1) que afectan la salud física y mental de la persona, por lo que se requiere minimizar el contacto, hecho que no solo lleva a sentimientos de soledad, sino también de angustia y de miedo sobre la aparición de una posible enfermedad. Estas emociones se traducen en una disminución de la calidad de sueño, alteraciones alimenticias, estrés y exposición excesiva a los medios de comunicación que suelen precipitar los sentimientos negativos 4-6.
Por lo anterior, el objetivo de este trabajo fue analizar las dimensiones psicológica social y familiar de una profesional de la salud en cuarentena por COVID-19.
Presentación del caso
Mujer de 52 años, profesional de la salud cuya especialidad es la epidemiología y salud pública, divorciada, en su lugar de residencia convive con su hijo y labora como docente del área de la salud; procedente de Europa, específicamente de Madrid, ingresó a Colombia por el Aeropuerto Internacional el Dorado el día 12 de marzo de 2020, fecha en la que en el país se había iniciado la implementación de la cuarentena obligatoria a personas procedentes de países y zonas con circulación viral confirmada del nuevo coronavirus (SARS-COV-2) en los 14 días anteriores. En este marco, la profesional cumplía con el criterio de caso 3 de los lineamientos para la detección y manejo de casos por los prestadores de servicios de salud, frente a la introducción del SARS-COV-2 1.
Fue captada por el servicio de salud el mismo día de ingreso al país y se impartieron las siguientes recomendaciones:
Distanciamiento social por 14 días en su domicilio.
Permanecer preferiblemente en habitaciones y baños individuales con buena ventilación.
Evitar visitas de otras personas.
Realizar diariamente limpieza y desinfección del área en donde se encuentra aislada y realizar lavado de manos con agua, jabón y toallas limpias exclusivas para su uso personal.
Los elementos usados para el cuidado deben ser de uso exclusivo.
Los residuos se deberán manejar de manera diferencial (bolsas y canecas separadas).
Reducir al mínimo los espacios compartidos, garantizando en todo caso que estén bien ventilados.
No asistir a eventos masivos.
En lo posible no utilizar transporte público masivo.
Control de temperatura 3 veces al día.
Realización de seguimiento telefónico mañana y tarde. Esta situación fue notificada a la institución en la que laboraba, la cual informó que sería manejada por salud ocupacional y la ARL. En la Figura 2 se describen los días de la cuarentena y se destacan los hitos más importantes desde las dimensiones psicológica (p), social (s) y familiar (f).
Durante los 14 días de cuarentena las actividades laborales continuaron a través de teletrabajo, por la consideración de ser una persona asintomática. En este tiempo, la profesional de salud también percibió que había que tener paciencia, dado que era solo un tiempo determinado. Se presentaba la oportunidad para períodos de descanso, incluso para la reflexión sobre la vida misma. Finalmente, al terminar el período, la sensación de poder retomar el contacto con su hijo y demás vínculos familiares fue positiva; tuvo tranquilidad, por no haber presentado síntomas graves, y felicidad por poder realizar nuevamente actividades rutinarias y transitar libremente en su residencia. Las orientaciones brindadas por la entidad de salud sirvieron para que la profesional las replicara con otras personas cercanas por consultas telefónicas.
MÉTODO
Reporte de caso en el cual se utilizó una matriz diseñada en excel, en forma de bitácora diaria para recolectar la información, esta fue enviada vía correo electrónico al caso en estudio. Esta contenía las tres dimensiones de análisis y fue diligenciada libremente; previo a esto, se le dio una explicación de cada dimensión de manera genérica para lograr una mayor comprensión y valorar la importancia de lo allí consignado en el análisis integral y aportes derivados del proceso. Se garantizó en todo momento el anonimato y confidencialidad de la persona estudiada.
RESULTADOS
Las dimensiones seleccionadas para el análisis del caso corresponden a aspectos que deben ser considerados por quienes participan en el manejo, gestión y seguimiento en esta y en futuras pandemias. Al respecto, es importante considerar los planteamientos dados por Xiang YT et al 7 que invitan a cuidar nuestra salud mental, la de nuestros seres queridos, la de los profesionales de la salud y de la comunidad.
En la dimensión psicológica son muchos los sentimientos que se generan durante una cuarentena. Como pudo observarse en el caso descrito, la profesional de salud transitó entre aceptación, miedo, angustia, desesperanza, soledad, expectativa y preocupación. En este sentido, diferentes trabajos sobre aislamiento han encontrado que ser mujer, ser joven, ser divorciada (o soltera), y la exposición prolongada a noticias sobre COVID-19, así como experimentar poca proximidad con familiares y amigos se asocia con soledad relacional, asunto primordial para esta dimensión que demanda de estrategias que contribuyan tanto en la autoconfianza como en el fortalecimiento del soporte social 5,8.
En la dimensión social las medidas del aislamiento implican una restricción objetiva de las interacciones con otras personas al propender por la reducción de la propagación de COVID-19. Autores como Abel y McQueen, plantean que es una medida segura y necesaria. Sin embargo, no se puede olvidar la importancia de buscar alternativas para reforzar las relaciones de unos con otros, con el fin de fortalecer la solidaridad colectiva, la empatía, la comprensión y redefinir el concepto de lo social 9,10. Esto implica considerar el aislamiento no solo desde la distancia física, sino desde el apoyo y la cercanía social y familiar. Los estudios demuestran cómo las estructuras sociales que se construyen evolucionan de la mano con mecanismos neuronales y hormonales 4, como complemento a las medidas biomédicas que mitigan la transmisión de la enfermedad 10.
Lo anterior contrasta con lo evidenciado en este reporte de caso, donde el profesional pese a las diversas emociones que presentó durante sus 14 días, tuvo acompañamiento constante de sus familiares y amigos vía telefónica, lo cual le permitió "soportar" en mejor medida el período de cuarentena.
En lo referente a la dimensión familiar, los integrantes de la familia tienen un rol central y, más que su presencia, importa la calidad de las relaciones, vínculos afectivos y la comunicación permanente en medio del aislamiento involuntario a metros de distancia 4. Por esta razón, se constituye en herramienta para fortalecer la adaptabilidad y enfrentar la continua percepción del riesgo que se acentúa por la avalancha de información en noticias y redes sociales 11. Para Brooks et al. 12, en tiempos de pandemia, el mayor apoyo familiar se asocia con un menor riesgo de problemas de salud mental, entre tanto, la ausencia de apoyo se asocia con depresión y falta de sueño.
En conclusión, el ser profesional de la salud y tener conocimiento sobre el tema, puede generar una mayor afectación por el aislamiento involuntario en la cuarentena por COVID-19. En consecuencia, la soledad y el distanciamiento social son determinantes importantes de la salud de las personas, por lo que se requieren acciones concretas en el cuidado primario. La afectación que genera esta situación no es solo clínica; quienes manejan los casos deben considerar la importancia de las dimensiones psicológica, social y familiar, dado que interactúan integralmente con la condición de salud ♠