INTRODUCCIÓN
La propagación global del Covid-19, que comenzó a fines de 2019, paralizó el modus vivendi de los ciudadanos y afectó a todos el bienestar psicosocial y la calidad de vida. Combatir un virus nuevo y desconocido sin medicamentos ni vacunas, en ese momento, tuvo un alto coste para los trabajadores (Ruiz Frutos y Gómez Salgado, 2021; Kursomovic, Lennane y Cook, 2020; Blanco Daza, et al. 2022).
El impacto abrumador del manejo de pacientes con Covid-19 aumentó sustancialmente desde su propagación inicial. Esto nos motivó a la realización de un estudio centrado en los impactos psicológicos de la pandemia en profesionales de la salud, que están en primera línea atendiendo a pacientes y sus familiares.
La aparición de una enfermedad repentina y riesgo de ser mortal generó una presión extraordinaria sobre los sanitarios. El aumento de la carga de trabajo, el agotamiento físico, el equipo personal inadecuado y la necesidad de tomar decisiones éticamente difíciles sobre el racionamiento de la atención, están teniendo efectos muy negativos en su bienestar físico y mental. Su resiliencia puede verse comprometida aún más por el aislamiento y la pérdida de apoyo social, el riesgo o las infecciones de amigos y familiares, así como por cambios drásticos, a menudo inquietantes, en las formas de laborar. Los trabajadores de la salud están siendo, por lo tanto, especialmente, vulnerables a los problemas de salud mental, incluidos el miedo, la ansiedad, la depresión y el insomnio (El-Hage, 2020; Liu et al., 2020; Jun et al., 2020; Barranco Cuevas et al., 2021; Tsamakis et al., 2020; Cullen et al., 2020; Secín Diep et al., 2022; Peng et al., 2022; Oteir et al., 2022; Rezaei Hachesu, et al., 2022; Biber, et al., 2022).
Experimentar ansiedad ocasional es una parte normal de la vida. Sin embargo, las personas con trastornos de ansiedad suelen tener preocupación y miedo intenso, excesivo y persistente por las situaciones cotidianas.
La ansiedad transformada en angustia psicológica afecta a la vida diaria de las personas, a las funciones ejecutivas que subyacen en la capacidad de controlar y a concentrarse en sus pensamientos. En consecuencia, es necesario estudiar y comprender con precisión los niveles de ansiedad de los trabajadores de la salud para tomar medidas adecuadas correctivas para gestionar la salud y la seguridad en el trabajo que se desarrolla (Zhang et al., 2022).
Según la clasificación internacional de trastornos del sueño (ICTS-3) (Cai et al., 2020), el insomnio se define como tener problemas persistentes para conciliar el sueño, unido a un nivel notable de malestar perjudicial para la vida social, profesional, educativa o académica; el comportamiento de uno; o cualquier otra área importante para el funcionamiento humano. El insomnio conlleva la aparición de trastornos del estado de ánimo, irritabilidad, ansiedad y problemas relacionados con la concentración y la memoria, lo que puede afectar a las actividades diarias profesionales (Serrano-Ripoll et al., 2021).
Los informes que investigan el impacto psicológico del Covid-19 entre los sanitarios son escasos. La prioridad actual es poner fin a la pandemia y reducir sus consecuencias a corto, mediano y largo plazo. La realidad indica que la carga de trastornos mentales en el personal de salud es alarmante (Caldicchoury et al., 2023).
Hay un temor por parte de los sanitarios en contagiarse por Covid y, a su vez, contagiar a familiares y amigos (Buitrago-Ramírez, Ciurana-Misol, Fernández-Alonso y Tizón, 2021; Montes-Berges y Ortúñez-Fernández, 2021; Bonet-Galán, López-Ibort y Gascón-Catalán, 2022). Asimismo, los profesionales expuestos a trabajar con pacientes Covid, que presentan una prevalencia de ansiedad y una baja calidad de sueño, pueden generar problemas de índole laboral como la disminución de la actividad asistencial y el aumento del sedentarismo (Torres-Cantero et al., 2022).
La salud mental es fundamental para la calidad de vida, pues el estado anímico de los sanitarios es un determinante indirecto de la atención y salud del paciente (Vilca Villegas, Moreno Choque, Gómez Verduguez y Vargas Agulilar, 2021). Mas, las consecuencias van más allá de ser contagiados por el virus, sino que alcanza a múltiples esferas como la salud mental, las relaciones sociales y familiares (Arango Soler, Arango Soler y Bernal Castro, 2022).
El interés de esta investigación se centra en tener información sobre los profesionales de la salud para establecer medidas preventivas y acciones complementarias para minimizar los efectos derivados del trabajo que desarrollan con infectados por Covid.
En consecuencia, el problema de investigación que se plantea pretende determinar cómo afecta a la salud de los sanitarios el trabajo con pacientes Covid y su relación con familiares. El estudio tiene por objetivo detectar la prevalencia de ansiedad e insomnio en estos trabajadores. El estudio se ha realizado en el Hospital Regional de Ciudad del Este, centro de referencia de Alto Paraná, y el Instituto de Previsión Social -IPS- de la misma ciudad.
METODOLOGÍA
Estudio descriptivo transversal en el que se utilizaron dos cuestionarios validados, el GAD-7 sobre ansiedad y el EIA de Atenas. El estudio se realizó durante el año 2022.
Participantes
Se encuestó a un total de 130 profesionales del área de la salud (médicos, enfermeros, fisioterapeutas y radiólogos); 60 hombres (46,2 %) y 70 mujeres (53,8 %), con edades comprendidas entre, menor de 30 años (19,2 %), entre 30 y 40 años (49,2 %) y más de 40 años (31,6 %), que han tenido contacto con pacientes y familiares Covid-19 y que desarrollan su trabajo en el Hospital Regional de Ciudad del Este y en el Instituto de Previsión Social de Ciudad del Este. El muestreo fue por conveniencia y se aplicó como criterio de inclusión personal sanitario en contacto con pacientes Covid-19 y sus familiares. Al tratarse de un estudio descriptivo no se realizó cálculo del tamaño muestral.
Instrumentos
Se aplicó GAD-7 Generalized Anxiety Disorder (Spitzer, Kroenke, Williams y Löwe, 2006) que consiste en un cuestionario escala de ansiedad tipo autoinforme constituido por siete ítems ordinales, que permite evaluar el estado de salud mental de los sujetos de las dos últimas semanas. Se considera que es un buen instrumento, confiable y de fácil aplicación. Cada reactivo de la escala oscila de 0 a 3 puntos, con una puntuación total de 21 puntos. Las puntuaciones indican que entre 0-4 no se aprecia ansiedad, entre 5-9 se aprecian síntomas de ansiedad leves, entre 10-14 se aprecian síntomas de ansiedad moderados y entre 15-21 se aprecian síntomas de ansiedad severos.
Esta escala aporta, en primer lugar, que se trata de una herramienta útil con una sólida validez de criterio para identificar casos probables de trastorno de ansiedad; en segundo lugar, la escala permite determinar la gravedad (puntuaciones altas en el GAD-7 están asociadas con situaciones de discapacidad e incapacidad funcional); en tercer lugar, aunque muchos pacientes tienen síntomas de ansiedad y depresión, el análisis factorial confirma el GAD y la depresión como dimensiones distintas (Spitzer et al., 2006).
El análisis factorial exploratorio (AFE) presentó valores que permitieron un análisis factorial (KMO= 0,871; Bartlett <0,000). El análisis no ortogonal mediante el método varimax determinó una estructura factorial de un solo factor, estructurado en 7 ítems de la escala, con el que se explicó el 64,570 de la varianza. Los resultados del ajuste del modelo indicaron que la medición general proporcionó un ajuste adecuado de los datos, con Chi-cuadrado= 53,084. El valor de GFI fue 0,901; el CFI 0,926; TLI 0,890 y el IFI 0,927, todos próximo a 1. El valor de RMSEA fue de 0,789 y el valor RMR 0,025 (próximo a 0). Los valores demostraron una unidimensionalidad aceptable y adecuadas cargas factoriales en cada ítem del GAD-7.
Para la muestra, el índice de coeficiente de fiabilidad (α de Cronbach) obtuvo una puntuación de 0,908 (α= 0,920, 0,07) (Crockett, Martínez y Ordóñez Carrasco, 2022) y un coeficiente Ω de McDonald´s 0,910. La validez convergente se completó con la correlación ítem-total obteniéndose puntuación mínima de 0,661 y máxima 0,788. lo que sugiere una excelente fiabilidad.
El análisis descriptivo arrojó que los 7 ítems del GAD-7 cumplen con los indicadores de asimetría y curtosis, como se recoge en la Tabla 1.
Tabla 1 Estadísticos descriptivos de los ítems del GAG
ÍTEMS | MEDIA | DE | ASIMETRÍA | CURTOSIS |
---|---|---|---|---|
Ítem1 | 0,85 | 0,752 | 0,706 | 0,411 |
Ítem 2 | 0,59 | 0,733 | 1,171 | 1,136 |
Ítem 3 | 1,02 | 0,802 | 0,600 | 0,134 |
Ítem 4 | 0,95 | 0,600 | 0,584 | -0,260 |
Ítem 5 | 0,68 | 0,212 | 0,944 | 0,438 |
Ítem 6 | 0,82 | 0,134 | 0,626 | -0,335 |
Ítem 7 | 0,61 | 0,422 | 0,877 | -0,075 |
Asimismo, se aplicó la Escala de Insomnio de Atenas (EIA) (Soldatos, Dikeos y Paparrigopoulos, 2000), en una adaptación con versión 5 ítems (Gómez Benito et al., 2011), en la que los reactivos evalúan la inducción al sueño, despertarse durante la noche, despertarse antes de lo deseado, duración y calidad de sueño. La escala sumativa tipo Likert oscila con un rango de respuesta de 0 (ausencia del problema) a 3 (problema serio). La puntuación general de la escala discurre entre 0 y 15 puntos.
En el análisis factorial exploratorio, se obtuvo en valor en el índice KMO de 0,817 y una sig. 0,000, lo que nos permite realizar el análisis factorial confirmatorio. La rotación varimax determinó una estructura factorial de un solo factor, estructurado en 5 ítems de la escala, con el que se explicó el 63,6768 de la varianza.
Los resultados del ajuste del modelo indicaron que la medición general proporcionó un ajuste adecuado de los datos, con Chi-cuadrado= 11,98. El valor de GFI fue 0,966; el CFI 0,974; TLI 0,948 y el IFI 0,975, todos próximo a 1. El valor de RMSEA fue de 0,786 y el valor RMR 0,027 (próximo a 0). Los valores demostraron una unidimensionalidad aceptable y adecuadas cargas factoriales en cada ítem del EIA.
Los índices de fiabilidad para la muestra mediante el coeficiente alfa de Cronbach fueron de 0,852 (versión en español) 0,79 en Baños Chaparro, Fuster Guillén y Marín Contreras, (2021). El índice Ω de McDonald obtenido fue 0,860. La validez convergente correlación ítem-total obtuvo una puntuación mínima de 0,520 y una puntuación máxima de 0,757. Lo que indica una excelente fiabilidad.
Tabla 2 Estadísticos descriptivos de los ítems Escala de Insomnio
ÍTEMS | MEDIA | DE | ASIMETRÍA | CURTOSIS |
---|---|---|---|---|
Ítem1 | 0,36 | 0,704 | 1,924 | 2,900 |
Ítem 2 | 1,02 | 1,168 | 1,156 | 0,566 |
Ítem 3 | 1,29 | 0,919 | 0,602 | 0,416 |
Ítem 4 | 0,78 | 0,898 | 1,028 | 0,607 |
Ítem 5 | 1,10 | 1,126 | 0,891 | 0,108 |
Procedimiento
Se realizaron las gestiones con los directivos de las instituciones de salud para informales de la finalidad de la investigación y obtener los permisos correspondientes. Se aplicó el cuestionario virtual por medio del formulario de Google, que fue autoadministrado por cada participante, por medio de la red social WhatsApp. Los datos recogidos fueron transferidos a Excel y, posteriormente, a un software estadístico.
Análisis de datos
Los datos fueron analizados con el paquete estadístico SPSS., v.26 para Windows y el nivel de significación se estableció en p < 0,05. Los resultados se mostraron por medio de estadísticos descriptivos como media (Me) y desviación típica (DE), frecuencias y tantos por ciento. Se aplicaron las pruebas chi-cuadrado, V de Cramer, correlación y regresión logística.
RESULTADOS
En la Tabla 3, se muestran las características sociodemográficas de los participantes. La media de trabajo por semana es de 40,7 horas, que oscila entre un mínimo de 5 horas y un máximo de 100 horas semanales. Los hombres tienen un promedio de trabajo de 43,8 horas y las mujeres de 38,1 horas semanales.
El mayor porcentaje de sanitarios participantes es médico (66,9 %), seguido por enfermero (14,6 %), fisioterapeutas (6,9 %), radiólogo (5,4 %) y otros profesionales afines (6,2 %). El 50,8 % tiene más de 10 años de experiencia profesional. El 70 % desarrolla su trabajo profesional en el Hospital Regional de Ciudad del Este y el 30 % en el Instituto Previsión Social. El 11,5 % trabaja hasta 20 horas semanales y el 3,1 % entre 80 y 100 horas. En cuanto a los días dedicados al trabajo, oscila entre 1 día (5,4 %) y 7 días (5,4 %), lo que supone una media de 4,73 días. La media de horas de trabajo que dedican los sanitarios en la semana es 40,6 horas.
Tabla 3 Características sociodemográficas de la muestra
f | % | ||
---|---|---|---|
Género | hombre | 60 | 46,2 |
mujer | 70 | 53,8 | |
Edad | menor de 30 años | 25 | 19,2 |
30 a 40 años | 64 | 49,3 | |
mayor de 40 años | 41 | 31,5 | |
Exp. profesional | 0-5 años | 29 | 22,3 |
6-10 años | 35 | 26,9 | |
más de 10 años | 66 | 50,8 | |
Lugar de trabajo | Hospital Regional Ciudad Este | 91 | 70 |
Insti. Previsión Social Ciudad Este | 39 | 30 | |
Profesión | médico | 87 | 66,9 |
enfermero | 19 | 14,6 | |
fisioterapeuta | 9 | 6,9 | |
radiólogo | 7 | 5,4 | |
otra | 8 | 6,2 |
En la primera parte de este estudio, se ha pretendido identificar la ansiedad generalizada en sanitarios paraguayos como consecuencia del contacto con pacientes Covid-19 y familiares contagiados por el virus. La puntuación media obtenida por los profesionales, en la prueba GAD-7 fue de 4,82, lo que se interpreta como un grado de ansiedad moderada (entre 0 y 15), lo que supone el 32,1 %. Los principales síntomas que se observan en la Figura 1 fueron, sentirse nervioso en algún momento (66,2 %), dificultad en controlar una preocupación (46,9 %), preocupación por las cosas (74,6), problema para poder relajarse (66,9 %), sentir inquietud (52,3 %), irritarse fácilmente (60,0 %) y tener miedo de que pase algo (47,7 %) (Figura 1).
Por género, se detectaron diferencias significativas (p<0,039, V de Cramer 0,254) (χ2 de Pearson), las mujeres tienden a sentir más ansiedad (70,0 %) que los hombres (58,6 %). Hay un mayor porcentaje de mujeres (58,6 %) que de hombres (35,0 %) que tiene miedo de que algo horrible puede pasar (p<0,043, V de Cramer 0,250).
Por edad, los más jóvenes manifestaron más ansiedad en su trabajo (80,0 %) que los de mayor experiencia (58,5 %), además mostraron mayor preocupación por las cosas (84,0 %) que los de más experiencia (80,5 %) (p<0,002, V de Cramer 0,282). Los más jóvenes tenían más problemas para relajarse (92,0 %) que los mayores (63,4 %) (p<0,020, V de Cramer 0,241). En la sensación de que algo negativo va a pasar, se encuentran diferencias significativas (p<0,025, V de Cramer 0,236), dado que el 76,0 % de los sanitarios de menor edad lo experimentan frente al 39,0 % de mayor edad.
Destaca un mayor porcentaje en enfermeros (57,9 %) y en médicos (52,8 %) de tener sensación de miedo de que algo puede suceder; el porcentaje se reduce en radiólogos (28,6 %) y fisioterapeutas (11,1 %) (p<0,033, V de Cramer 0,240).
El personal de salud que más manifestó preocuparse son los enfermeros (84,2 %) y el personal médico (79,3 %). En menor proporción, los radiólogos (57,1 %) y fisioterapeutas (44,4 %) (p<0,019, V de Cramer 0,250).
Los profesionales que tienen más dificultad para relajarse son los médicos (73,6 % y los enfermeros (73,7 %); en menor porcentaje los fisioterapeutas (11,1 %) y los radiólogos (57,1 %) (p<0,038, V de Cramer 0,238).
No se establece correlación entre días de trabajo a la semana y ansiedad (r=0,060; p< 0,05)) y horas de trabajo a la semana (r= 0,022; p< 0,05).
En el análisis de regresión logística binaria, las variables género y edad predicen la ansiedad en un 9,2 %: en relación al género (odds ratio [OR]: 0,265; intervalo de confianza [IC] 95 %: 0,082-0,859; p = 0,027), existe más riesgo en las mujeres; por intervalo de edad (odds ratio [OR]: 0,425; intervalo de confianza [IC] 95 %: 0,202-0,891; p = 0,023), el riesgo aumenta en los más jóvenes. No se estable asociación en función de la profesión.
El hallazgo más relevante es la prevalencia del sueño fue de 4,43 (en una escala que oscila de 0, no se aprecia ansiedad; 15 síntomas severos de ansiedad) El 29,5 % de los sanitarios tiene algún síntoma relacionado con el insomnio. Los síntomas más relevantes son dificultad para quedarse dormido (24,6 %), problemas para despertarse muy temprano (57,7 %), satisfacción con el actual sueño (18,5 %), deterioro de sueño y calidad de vida (53,1 %) y sueño y estado de ánimo o fatiga (62,3 %) (Figura 2).
Al comparar por sexo las manifestaciones de insomnios se observa diferencias significativas en levantarse temprano (p= 0,002; V de Cramer 0,336). Las mujeres presentan mayores problemas (68,6 %) que los hombres (45,0 %).
En relación a la edad, se presentan diferencias en despertarse temprano (p= 0,044; V de Cramer 0,223). Los más jóvenes manifiestan más dificultad (64,0 %) que los de más edad (57,7 %). Asimismo, se establece asociación de cómo afecta a la calidad de vida (p= 0,041; V de Cramer 0,225). Así, los sanitarios de menor edad se ven más afectados (76,0 %) que los mayores (53,1 %).
Al comparar por profesión se observaron diferencias en cuanto a los síntomas de fatiga por causas del insomnio (p= 0,002; V de Cramer 0,290). Se detectó que los fisioterapeutas presentaban menos síntomas de insomnio (22,2 %) y los radiólogos (42,9 %) los que tenían mayor incidencia; la sensación de fatiga estuvo más presente en personal de enfermería (73,7 %), seguidos por los médicos (69,0 %).
No se establece correlación entre días de trabajo a la semana e insomnio ansiedad (r=0,107; p< 0,05), ni horas de trabajo a la semana (r= 0,167; p< 0,05).
Las pruebas ómnibus con las variables indicadas género, edad y profesión no predicen los síntomas de ansiedad mediante el modelo de regresión logística binaria.
DISCUSIÓN
El estudio tuvo por objetivo explorar la prevalencia de la ansiedad y los síntomas de insomnio en sanitarios paraguayos que trabajan con pacientes y familiares Covid-19 utilizando los instrumentos GAD-7 para ansiedad y Escala de Insomnio de Atenas (EIA).
De los resultados obtenidos en nuestro estudio, un tercio informó síntomas de ansiedad (32,1 %) y el 29,5 % de insomnio. Estos hallazgos difieren de los obtenidos por Urzúa, Samaniego, Buenahora, Vera Villarroel (2020), en Paraguay, donde se reportaron datos del 41,3 % de ansiedad y 27,8 % de insomnio. Nuestros datos están en consonancia con Martínez et al. (2020) que obtuvieron un 33,3 % en ansiedad y Dosil Santamaría et al. (2020), que alcanzaron valores de 37,0 % de ansiedad y 28,9 % de sueño. Por el contrario, se percibieron puntuaciones superiores en Urzúa et al. (2020), que informaron para ansiedad 6 (3-12), para insomnio 4 (0-14), traducido a porcentajes se alcanzó en ansiedad el 74,4 % e insomnio el 64,8 %. Los síntomas de ansiedad (83,1 %) y estrés (66,3 %) alcanzaron niveles muy elevados en trabajadores de la salud (Lucas Hernández et al, 2022).
La revisión de estudios reflejó síntomas más intensos de ansiedad en mujeres (Danet Danet, 2020; Huerta González, et al., 2021; Quiroz Figueroa et al., 2022; Moral, 2023), lo que corrobora nuestros resultados. No se estableció diferencias entre la ansiedad manifestada por médicos y enfermeros (p= 0,622), datos que contradicen los obtenidos por Moncada Rodríguez et al. (2021) y Moral (2023) que revelan que los médicos y personal mayor de 30 años alcanzaron puntuaciones más altas.
El aumento de presión y responsabilidad durante la pandemia ha tenido más impacto perjudicial entre distintos sectores. Los resultados revelaron que los sanitarios más jóvenes tienen niveles más altos de ansiedad lo que coincide con Qattan (2022) y Osorio Martínez et al (2022).
En relación al insomnio, el porcentaje obtenido de 29,5 % es inferior a Sahebi et al. (2021) de un 36,6 %. Los sanitarios desarrollaron un trastorno agudo que pasó del 44,5 % antes al 64,0 % durante el Covid-19, McCall et al. (2021).
Se observó peor calidad en el sueño de mujeres, dato que se corrobora con Serrano Ripoll et al. (2021) que detectaron una prevalencia mayor de insomnio en mujeres (29,0 %) que en hombres (24,0 %).
Se estableció que la variable profesión no predice la ansiedad mediante el modelo de regresión logística binaria. Sin embargo, sí se correlacionan de forma positiva las variables ansiedad e insomnio (r= 0,646).
El estudio ha permitido objetivar el efecto sobre la salud emocional caracterizado en forma de fatiga, cuando sobrepasa la capacidad de tolerar las situaciones vividas. Los médicos y enfermeros y, en menor media fisioterapeutas y radiólogos, se han visto afectados por el cansancio que implica un agotamiento relacionado con sensaciones de estrés y ansiedad. Estos resultados confirman el trabajo de Bramajo et al. (2022).
CONCLUSIONES
Este estudio ha demostrado que la pandemia de Covid-19 ha tenido un impacto psicológico significativo en el personal sanitario de dos centros sanitarios paraguayos. Los resultados muestran que los sanitarios que más han manifestado preocupación por la pandemia son los enfermeros y los médicos, y que los síntomas relacionados con el insomnio se consideran moderados, destacando dificultad para quedarse dormido y problemas para despertarse.
Los hallazgos de este estudio sugieren que es necesario implementar medidas preventivas y de intervención para apoyar la salud mental del personal sanitario. Estas medidas deberían estar dirigidas específicamente a las mujeres, que han reportado niveles más altos de ansiedad e insomnio. También es importante identificar las buenas prácticas y lecciones aprendidas de esta pandemia para diseñar estrategias de apoyo más efectivas.
Se presentan algunas recomendaciones específicas para la implementación de medidas preventivas y de intervención:
Desarrollar campañas de educación para la salud mental dirigidas al personal sanitario. Estas campañas deberían proporcionar información sobre los factores de riesgo de problemas de salud mental, así como sobre los recursos disponibles para obtener ayuda.
Ofrecer formación sobre el manejo del estrés y la ansiedad a los profesionales sanitarios. Esta formación debería enseñar técnicas de afrontamiento y relajación que puedan ayudar a los profesionales a manejar los estresores relacionados con su trabajo.
Crear unidades de atención a la salud mental en los centros sanitarios que puedan proporcionar apoyo a los profesionales que lo necesiten. Estas unidades deberían estar formadas por profesionales cualificados que puedan evaluar y tratar los problemas de salud mental.
Es importante destacar que este estudio es un primer paso para comprender el impacto psicológico de la pandemia de Covid-19 en el personal sanitario. Se necesitan más investigaciones para profundizar en estas áreas y para desarrollar estrategias de apoyo más efectivas.
HIGHLIGHTS (IDEAS CLAVE)
La pandemia de Covid-19 ha tenido un importante impacto en la salud mental que se encuentran en primera línea de la respuesta a la pandemia.
Principales hallazgos: Las mujeres sanitarias han reportado niveles más altos de estrés y ansiedad que los hombres.
Los síntomas de insomnio, fatiga y malestar psicológico son comunes entre los trabajadores.
Implicaciones: Es necesario implementar medidas preventivas y de intervención para apoyar la salud mental del personal sanitario de Paraguay.
Estas medidas deberían estar dirigidas específicamente a las mujeres, que han reportado niveles más altos de estrés y ansiedad.
LIMITACIONES Y RECOMENDACIONES
El presente estudio tiene algunas limitaciones que deben tenerse en cuenta a la hora de interpretar los resultados. En primer lugar, el diseño transversal no permite establecer relaciones de causa-efecto, por lo que es posible que los resultados se deban a otros factores que la pandemia. En segundo lugar, los cuestionarios autoadministrados pueden estar sujetos a sesgos de respuesta. En tercer lugar, el método de selección de los participantes puede haber introducido un sesgo de selección.
A pesar de estas limitaciones, los resultados del estudio proporcionan información valiosa sobre el impacto psicológico de la pandemia en el personal sanitario de Paraguay. Los hallazgos sugieren que es necesario implementar medidas preventivas y de intervención para apoyar la salud mental de este colectivo.
En base a los resultados del estudio, se recomienda realizar investigaciones adicionales para abordar las siguientes cuestiones:
Efectos de la pandemia en la salud mental de los trabajadores de la salud de otros departamentos del país.
Efectos de la pandemia en la salud mental de los trabajadores de la salud a lo largo del tiempo.
También se recomienda realizar estudios longitudinales que permitan establecer relaciones de causa-efecto.