La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) inició en Colombia el 6 marzo del 2020, con el primer caso confirmado en el país de una mujer de 19 años. El 20 de marzo de ese año se decretó la cuarentena total en el país por 19 días, para evitar la propagación del virus. Días antes el Gobierno colombiano había decretado la cuarentena hasta finales del mes de mayo para los colombianos mayores de 70 años.
La cuarentena es la separación y restricción del movimiento de las personas que han estado potencialmente expuestas a una enfermedad contagiosa para determinar si se enferman, reduciendo así el riesgo de que infecten a otros (Centers for Disease Control and Prevention, 2017).
Se han impuesto a nivel mundial modernas estrategias de cuarentena en un intento por reducir la propagación de la infección por COVID-19 en diferentes países del mundo, entre las que se incluyen los cierres a corto y mediano plazo, el toque de queda voluntario en los hogares, la restricción de las reuniones de grupos de personas, la cancelación de los actos sociales y públicos previstos, el cierre de los sistemas de transporte público y otras limitaciones en los viajes (Usher et al., 2020).
Así mismo, diferentes estudios han planteado que entre los muchos efectos psicológicos de las cuarentenas hace presencia la perturbación emocional, depresión, ansiedad, mal humor, irritabilidad, insomnio, síntomas de estrés postraumático, entre otros (Brooks et al., 2020).
El aislamiento físico y social producto de la cuarentena, constituye un acontecimiento sin precedentes que atraviesa las esferas sociales, afectando a todo el colectivo social. La pandemia por COVID-19 representó un complejo desafío sanitario, social, económico, educacional y psicológico sin precedentes en la historia de la humanidad. Dicho aislamiento preventivo obligatorio impactó directamente en los modos de vida de las personas de una manera disruptiva, generando cambios emocionales tales como altos niveles de estrés, ansiedad y depresión, confirmando el impacto en salud mental y emocional reportado en otras cuarentenas (Leiva et al., 2020).
En la pandemia el miedo incrementó los niveles de estrés y ansiedad en individuos sanos, e intensificó los síntomas de personas con trastornos mentales preexistentes; los pacientes diagnosticados con COVID-19 o sospecha de estar infecta- dos pueden experimentar emociones intensas y reacciones comportamentales, además de miedo, aburrimiento, soledad, ansiedad, insomnio o rabia (Shigemura et al., 2020).
Diferentes estudios han abordado el miedo y la soledad a la que se enfrentan las personas en esta fase, así mismo a la incertidumbre, estrés, autocontrol y forma de afrontar dicha realidad. Los factores que más estresan a las personas aisladas van desde no conocer el tiempo que va a durar la cuarentena, temores a infectarse, frustración, aburrimiento, información inadecuada, posibles pérdidas financieras, tener que convivir por un largo período con su núcleo familiar y que, al salir, se queden con el estigma de la enfermedad (Giallonardo et al., 2020; Qiu et al., 2020; Losada-Baltar et al., 2021; Orgaz, 2020; Röhr et al., 2020).
Investigaciones en tiempos de prepandemia indicaron que los estilos de afrontamiento son variables moderadoras en la relación entre el estrés y el malestar. Las estrategias de afrontamiento se refieren a los esfuerzos específicos, tanto conductuales como psicológicos que las personas emplean para dominar, tolerar, reducir o minimizar los acontecimientos estresantes (Lazarus, 2000). Durante la exposición a los estresores, diferentes individuos o el mismo individuo en condiciones distintas puede emplear estrategias de afrontamiento activas o pasivas (Lazarus & Folkman, 1984).
Las estrategias de afrontamiento activas incluyen considerar formas de superar el estrés y hacer planes para esfuerzos posteriores, aceptar la existencia de eventos estresantes y aprovechar al máximo la situación aprendiendo de ella. Las estrategias de afrontamiento pasivo incluyen negarse a reconocer la existencia de los acontecimientos estresantes, renunciar a realizar esfuerzos para perseguir los objetivos fijados en situaciones de estrés, y reforzar estos sentimientos. Cuando se enfrentan a un único factor estresante o a una constelación de factores estresantes, los individuos se ven obligados a considerar sus recursos de afrontamiento y a seleccionar una respuesta de afrontamiento en consecuencia de la situación (Lazarus & Folkman, 1986).
Algunas estrategias de afrontamiento están más relacionadas con bienestar en situaciones estresantes, como es el caso de la aceptación y la reevaluación positiva. Otro factor que ayuda en las situaciones de estrés es la posibilidad de reconocer las emociones de uno mismo y de los demás, lo que permitirá buscar apoyo social y crear redes de apoyo que permitan mejorar la manera de enfrentar la crisis (Alonso et al., 2017). Así mismo, investigaciones recientes vinculan la capacidad de mentalizar con mejores formas de afrontamiento, bienestar, y en general, como un recurso para afrontar situaciones aversivas (Schwarzer et al., 2021).
Se entiende por mentalización la capacidad para interpretar el comportamiento de uno mismo y de los otros con base en procesos mentales subyacentes tales como intenciones, deseos y procesos afectivos (Schwarzer et al., 2021). El concepto fue operacionalizado como función reflexiva (Fonagy et al., 2016).
Este concepto surgió del encuentro de dos teorías: la teoría de la biorretroalimentación social y la teoría del desarrollo de la realidad psíquica. La primera describe el proceso por el cual el espejamiento afectivo parental y las relaciones primarias de apego sirven como base para el desarrollo de conciencia y autocontrol de sí mismo durante la infancia, y la segunda se refiere a la forma en que los niños desarrollan la percepción de la realidad psíquica y progresivamente empiezan a percibir la realidad interna y externa como equivalente o disociada para luego percibir la realidad de forma más integrada y reflexiva. Estos dos procesos permiten que el niño desarrolle la capacidad para comprender la conducta de sí mismo y de los demás, basado en procesos mentales y afectivos que le permiten autorregularse y modular sus respuestas en las relaciones sociales (Badoud et al., 2015).
La presencia, ausencia y dificultades en la capacidad de mentalización, se ha estudiado en diferentes problemas de salud mental, tales como el trastorno de estrés postraumático, trastornos en el estado de ánimo, trastornos alimentarios, trastornos de personalidad, autismo y otros desórdenes psiquiátricos (Rueda et al., 2020).
Por otra parte, las situaciones de crisis como la vivida en la pandemia pueden activar la conducta de apego, por eso conocer el estilo de apego es fundamental para prever la capacidad de adaptación a esta situación (Alonso et al., 2017). El estilo de apego es automático para la persona, se manifiesta a través de creencias, expectativas, comportamientos y varía a lo largo de dos dimensiones: ansiedad de apego y evitación de apego (Mikulincer & Shaver, 2007). Diferentes investigaciones apoyan una relación entre las características del apego y los estilos de afrontamiento (Higgenbotham, 2015).
Teniendo en cuenta las consecuencias de la pandemia y las medidas de aislamiento a nivel psicoafectivo, resulta fundamental analizar las variables que permiten una mejor forma de enfrentar la crisis favoreciendo que prevalezcan estilos de afrontamiento saludables. Lo anterior, a futuro permitirá el diseño de intervenciones que tengan en cuenta estos factores. Por lo anterior, esta investigación tuvo como objetivo describir la relación de la mentalización y el estilo de apego sobre el afrontamiento frente al estrés durante el primer período de aislamiento por COVID-19 en Colombia.
Método
Participantes
En el presente estudio participaron 253 personas, de las cuales 68 fueron hombres, 184 fueron mujeres y 1 identificada como otro. Los participantes se eligieron mediante un muestreo no probabilístico de tipo bola de nieve, el cuestionario de recolección de información fue aplicado de manera virtual dadas las condiciones de aislamiento que vivía Colombia. Las edades de los participantes se distribuyeron entre los 17-69 años (M = 22.62; DS = 7.5). La distribución de las ocupaciones se puede observar en detalle en la tabla 1.
Instrumentos
Cuestionario de afrontamiento del estrés (CAE)
El CAE es la forma revisada de la EEC-R. Una medida de autoinforme diseñada para evaluar siete estilos básicos de afrontamiento, a saber: focalizado en la solución del problema (FSP), autofocalización negativa (AFN), reevaluación positiva (REP), ex- presión emocional abierta (EEA), evitación (EVT), búsqueda de apoyo social (BAS) y religión (RLG), con alfa de Cronbach en las diferentes subescalas .64 y .92. Con un sistema de respuesta Likert de 0 nunca a 4 casi siempre (Sandín & Chorot, 2003). Se utilizó la versión colombiana de Mora (2017) .
Experiencias en relaciones revisadas (ECR)
Es una prueba tipo Likert realizada originalmente por Brennan et al. (1998) (Experiences in Close Relationships, ECR) y revisada en el 2000 por Fraley et al. (2000) , que contiene 36 ítems agrupados en dos escalas: una de ansiedad (18 ítems) y una de evitación. Con un sistema de corrección tipo Likert que va de 1 siempre a 5 nunca. Tiene un alfa de Cronbach entre .71 y .91 y una escala Likert de 7 puntos. Se utilizó la versión colombiana de Zambrano et al. (2009) .
Cuestionario de función reflexiva (RFQ-8)
La versión en español del cuestionario compren- de dos subescalas de 6 ítems llamadas opacidad respecto a los estados mentales (Opacidad o RFQ_U) y certeza respecto a los estados mentales (Certeza o RFQ_C). Las dos escalas funcionan con una escala Likert de 7 puntos que evalúa el grado de acuerdo del sujeto con las oraciones presentadas en cada ítem. Las subescalas son recodificadas con el fin de detectar niveles extremos de opacidad y certeza de los estados mentales, de tal manera que los puntajes altos reflejan hipomentalización en el caso de la opacidad (RFQ_U), y los puntajes bajos en certeza (RFQ_C) muestran hipermentalización. La hipomentalización se refiere a la dificultad en la mentalización de atribuir estados mentales a uno mismo y a los demás como explicación de la conducta. La hipermentalización es una falla en la mentalización que atribuye intenciones a conductas sin una base en la realidad conduciendo a malinterpretar situaciones accidentales (Fonagy et al., 2016). Se utilizó la versión colombiana de Rueda et al. (en prensa).
Procedimiento
Se socializó y aprobó la propuesta con el Comité de Investigación de la Universidad del Sinú. Acto seguido se digitalizaron las escalas en un solo formato online a través de Google Forms, acompañados del cuestionario de datos sociodemográficos y del consentimiento informado, los cuales fueron aplicados en un solo momento y de manera virtual a causa del aislamiento. Los participantes aceptaron responder a las escalas luego de haber leído el consentimiento informado, en el cual se destacaba el carácter confidencial de los resultados.
El estudio fue proyectado a cabalidad con las consideraciones contempladas en el artículo 2 (numerales 5, 6 y 8) de la Ley 1090 de 2006 del ejercicio profesional del psicólogo en Colombia, garantizando así los principios de privacidad, anonimato y conocimiento pleno por parte de los participantes. La ejecución de este proyecto no incluyó acciones invasivas que pusieran en riesgo la integridad física, mental o moral de los participantes, en coherencia con lo expuesto en la Resolución 8430 del Ministerio de Salud de Colombia (numeral 11). El proyecto fue aprobado por el comité de ética en investigación de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad del Sinú.
Análisis estadístico
Los datos obtenidos se ingresaron al IBM® SPSS Statistics 20 para el análisis de estadísticos descriptivos (media y desviación estándar) y de estadísticos inferenciales para establecer las correlaciones de las tres escalas aplicadas. La distribución de los datos arrojó una muestra no paramétrica y fueron correlacionados a través del coeficiente de correlación de Spearman.
Resultados
La descripción sociodemográfica muestra que la mayor participación fue de mujeres con un porcentaje de 72.7 %, el rango de edad predominante estuvo entre 17-26 años representado un 87 %; por el contrario, el rango de edad que menor participación tuvo fue entre 63-71 que obedece al 0.4 %. En la información sobre con quién vive actualmente, la mayor parte vive con familiares respondiendo a un 93.7 %. Para el nivel de estudios, la mayoría son universitarios con un 71.5 % y con una menor frecuencia, básica primaria con un 0.8 %.
Respecto a la ocupación, la opción de estudiante fue de 73.5 % y con menor frecuencia, pensionado/ jubilado con un 0.4 %. En el estrato socioeconómico, la mayor parte de la muestra corresponde a los estratos 1, 2 y 3 (estratos medio-bajos en Colombia).
Los porcentajes respectivamente fueron estrato 1 con 39.5 %, estrato 2 con 31.6 % y estrato 3 con 15.4 %. En menor frecuencia el estrato 5, con un 2.4 %. Por su parte, en cuanto a la afiliación al sistema de salud, un 61.3 % de los participantes corresponde a EPS, el 24.5 % al Sisbén, un 9.9 % a medicina prepagada y con menor frecuencia medicina particular/privada con 4.3 %. Estos datos se muestran en la siguiente tabla.
Datos sociodemográficos | Frecuencia | Porcentaje (%) | |
---|---|---|---|
Género | Hombre | 68 | 26.9 |
Mujer | 184 | 72.7 | |
Otro | 1 | 0.4 | |
17 - 26 | 220 | 87 | |
Rango de edad | 27 - 35 | 19 | 7.5 |
36 - 44 | 6 | 2.4 | |
45 - 53 | 5 | 2 | |
54 - 62 | 2 | 0.8 | |
63 - 71 | 1 | 0.4 | |
Con quién vive actualmente | Con familiares | 237 | 93.7 |
Solo/a | 9 | 3.6 | |
En compañía de amigos | 7 | 2.8 | |
Básica primaria | 2 | 0.8 | |
Nivel de estudio | Básica secundaria | 39 | 15.4 |
Técnico | 18 | 7.1 | |
Universitario | 181 | 71.5 | |
Posgrado | 13 | 5.1 | |
Estudiante | 186 | 73.5 | |
Ocupación | Empleado | 24 | 9.5 |
Estudia y trabaja | 25 | 9.9 | |
Trabajador independiente | 7 | 2.8 | |
Desempleado | 10 | 4 | |
Pensionado/jubilado | 1 | 0.4 | |
1 | 100 | 39.5 | |
2 | 80 | 31.6 | |
Estrato socioeconómico | 3 | 39 | 15.4 |
4 | 20 | 7.9 | |
5 | 6 | 2.4 | |
6 | 8 | 3.2 | |
EPS | 155 | 61.3 | |
Sistema de salud | Sisbén | 62 | 24.5 |
Particular/privada | 11 | 4.3 | |
Medicina prepagada | 25 | 9.9 |
En la tabla 2 se muestran las medidas de tendencia central (media y desviación estándar), obtenidas de la puntuación final de cada una de las subescalas de los tres instrumentos aplicados.
Media | Desviación | N | |
---|---|---|---|
RFQC | 1.0527 | 0.76856 | 253 |
RFQU | 0.5731 | 0.56736 | 253 |
ECR-R (ANS) | 3.4976 | 0.99122 | 253 |
ECR-R (EVIT) | 3.7444 | 0.69114 | 253 |
CAE-FSP | 2.6548 | 0.79797 | 253 |
CAE-AFN | 1.6186 | 0.73388 | 253 |
CAE-REP | 2.8709 | 0.61723 | 253 |
CAE-EEA | 1.7055 | 0.78576 | 253 |
CAE-EVT | 2.3478 | 0.80700 | 253 |
CAE-BAS | 2.1686 | 1.04753 | 253 |
CAE-RLG | 2.1153 | 1.15794 | 253 |
En la media y desviación estándar referente a las siete subescalas del CAE, se aprecia que las puntuaciones con menor dispersión de los datos, y que a su vez tienen puntuaciones más elevadas en la media, son la de reevaluación positiva (REP), focalización en la solución del problema (FSP) y evitación (EVT); sugiriendo que los participantes con una frecuencia relativamente mayor emplean estas formas de afrontamiento. Las subescalas que presentan las puntuaciones medias más bajas son, en orden de menor a mayor: la autofocalización negativa (AFN), expresión emocional abierta (EEA), religión (RLG) y búsqueda de apoyo social (BAS); estas dos últimas, presentan mayor desviación respecto a las otras subescalas.
Referente a las subescalas del ECR-R, las puntuaciones medias de las dimensiones de ansiedad (ANS) y evitación (EVIT), se interpretan de manera inversa, es decir, las puntuaciones medias elevadas reflejan una frecuencia menor en estilos de apego caracterizados por la ansiedad o la evitación; por tanto, se muestra que en tendencia las respuestas de ansiedad y evitación son bajas.
En relación con el RFQ, en la dimensión de certeza respecto a los estados mentales (RFQ-C) hay una leve dificultad que muestra una tendencia a la hipermentalización, es decir, a inferir estados mentales sin una base en la realidad fáctica. En la dimensión de opacidad respecto a los estados mentales (RFQ-U) hay un buen rendimiento en la función, es decir, los participantes son capaces de atribuir estados mentales a la explicación de la conducta de sí mismo y de los otros.
En cuanto a las correlaciones se aplicó el coeficiente de Spearman. Se hallaron varias correlaciones significativas entre las dimensiones del CAE con las de ECR y RFQ, que se pueden apreciar en la siguiente tabla.
CAE FSP | CAE AFN | CAE REP | CAE EEA | CAE EVT | CAE BAS | CAE RLG | ||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Coeficiente de correlación | .203** | -.390** | 0.101 | -.407** | -0.053 | -0.002 | -0.054 | |
RFQC | Sig. (bilateral) | 0.001 | 0.000 | 0.107 | 0.000 | 0.401 | 0.977 | 0.389 |
N | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 | |
Coeficiente de correlación | .154* | .344** | 0.051 | .327** | 0.090 | 0.040 | .125* | |
RFQU | Sig. (bilateral) | 0.014 | 0.000 | 0.422 | 0.000 | 0.153 | 0.531 | 0.047 |
N | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 | |
Coeficiente de correlación | .139* | -.316** | -0.015 | -.183** | -.169** | -0.003 | 0.005 | |
ECR-R (ANS) | Sig. (bilateral) | 0.027 | 0.000 | 0.814 | 0.004 | 0.007 | 0.967 | 0.932 |
N | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 | |
Coeficiente de correlación | .216** | -.349** | 0.085 | -.167** | -0.032 | .161* | 0.113 | |
ECR-R (EVIT) | Sig. (bilateral) | 0.001 | 0.000 | 0.177 | 0.008 | 0.615 | 0.010 | 0.073 |
N | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 | 253 |
Nota. ** la correlación es significativa en el nivel 0.01 (bilateral); * la correlación es significativa en el nivel 0.05 (bilateral).
Las correlaciones entre las subescalas del CAE y del RFQ que muestran significación, están relacionadas de la siguiente manera: en cuanto a la dimensión de certeza respecto a los estados mentales (RFQ-C) con un nivel de significancia del 0.01, se correlaciona débilmente y de manera positiva con la focalización en la solución del problema (FSP); esto quiere decir que a mayor comprensión de los estados mentales propios y de los demás hay una tendencia a afrontar las situaciones desde la focalización en la solución del problema; así mismo, se correlaciona moderadamente y de manera negativa con la autofocalización negativa (AFN) y la expresión emocional abierta (EEA), esto nos indica que una buena capacidad de mentalización permite una autorregulación afectiva frente a situaciones de crisis, por lo que la AFN no aparece como forma de afrontamiento, y en cuanto a la EEA se puede decir que a mejor capacidad de metalización, el sujeto en menor medida expresa sus emociones, dado que es consciente de sus estados mentales y esto le permite un mayor ajuste personal y reconoce el impacto que puede generar en los otros al expresar sus estados emocionales, principalmente cuando se trata de situaciones de crisis.
Siguiendo con la dimensión de incertidumbre (RFQ-U) muestra con un nivel de significancia del 0.05 una correlación débil en las subescalas de FSP y de religión (RLG), la primera de manera negativa y la segunda positiva. Esto significa que la opacidad en los estados mentales está relacionada con una disminución en la focalización para solucionar un problema; por su parte se observa que a mayor opacidad en la función reflexiva hay cierta inclinación a acudir a la religión como manera de afrontamiento frente al estrés. Esto quiere decir que, al ser poco consciente de los recursos mentales y emocionales propios para enfrentar las dificultades, se busca un objeto externo que cumpla esa función. Con un nivel de significancia al 0.01 se muestra una correlación moderada y positiva sobre las maneras de afrontamiento de AFN y EEA, esto reafirma que a menor certeza de los estados mentales propios y de los demás -es decir mayor opacidad- van a aparecer formas de afrontamiento que se centran en el problema y no en la búsqueda de soluciones como la AFN, y así mismo, mayores serán la expresiones emocionales hacia los demás frente a situaciones de crisis; evidenciándose cierta incapacidad en el ajuste personal.
En cuanto a las correlaciones significativas de la subescala de ansiedad del ECR-R con la subescala FSP y un nivel de significancia al 0.05, se muestra una correlación débil y positiva; teniendo en cuenta que en el ECR-R las puntuaciones altas indican la ausencia de respuestas ansiosas, se puede decir que a mayor tranquilidad (ausencia de ansiedad) en los estilos de apego, hay un mayor afrontamiento basado en la focalización de la solución del problema. Por otro lado, con un nivel de significancia al 0.01 se evidencia correlación negativa y moderada con el AFN, y negativa y débil con EEA y evitación (EVT), en otras palabras, a menor tranquilidad (presencia de ansiedad) mayor AFN, EEA y EVT.
La subescala de evitación del ECR-R mostró correlaciones con un nivel de significancia al 0.01 con los estilos de afrontamiento FSP, AFN y EEA; al igual que la anterior, la subescala de evitación se interpreta de manera inversa. En cuanto al FSP se muestra una correlación débil y positiva; se puede decir que, a menor presencia de estilo de apego evitativo, hay mayor afrontamiento basado en FSP. En las otras dos subescalas hay una correlación negativa, en AFN es de intensidad moderada y en EEA es débil. Esto sugiere que, a mayor predominio del estilo de apego evitativo, hay mayor presencia de las formas de afrontamiento basadas en AFN y la EEA. Por último, con un nivel de significación 0.05 se evidencia una correlación negativa y débil con la subescala de búsqueda de apoyo social (BAS), sugiriendo que, a mayor presencia de un estilo de apego evitativo, va a estar presente el BAS como forma de afrontamiento frente al estrés.
Discusión
Los resultados del estudio a nivel descriptivo sugieren que los participantes emplean estrategias de afrontamiento como la reevaluación positiva, la focalización centrada en el problema y la evitación, con un bajo nivel de respuestas de ansiedad y evitación y una leve tendencia a inferir estados mentales sin una base de realidad fáctica, mientras son capaces de atribuir estados mentales a la explicación de la conducta de sí mismo y de los otros. Estos resultados concuerdan con estudios sobre el uso de estrategias de afrontamiento desarrollados en México y España en diferentes muestras poblacionales durante el aislamiento causado por la pandemia del coronavirus (Gaeta et al., 2022; Narváez et al., 2021). Por otro lado, también son similares a lo encontrado por Tanzilli et al. (2022) con muestras poblacionales italianas sobre el rol mediator de la mentalización con las emociones negativas.
Así mismo, el estudio respondió al objetivo planteado encontrando correlaciones entre el estilo de apego y la mentalización con el estilo de afrontamiento frente al estrés durante el aislamiento por la pandemia de COVID-19, encontrando que un estilo de apego seguro facilita estilos de afrontamiento más adaptativos. Resultados similares se encontraron en cuidadores de pacientes con insuficiencia renal, en los que se reporta una relación entre estilo de apego inseguro y estilos de afrontamiento inadecuados (Licona et al., 2015). Por su parte, Sedighi Arfaee y Najarian (2016) , reportan una relación entre el estilo de apego seguro y estilo de afrontamiento enfocado en la solución del problema. Algunas investigaciones demuestran que no solo hay una relación, sino que el estilo de apego influye en el desarrollo de estilos de afrontamiento frente al estrés más adecuados, lo cual respalda esta investigación (Jaymess & Yahya, 2019).
De igual manera, se evidenció cómo el rendimiento en la función reflexiva se relaciona con algunos estilos de afrontamiento, principalmente la FSP, AFN y la EEA. De modo que una buena función reflexiva se relaciona con las formas adaptativas de afrontamiento frente al estrés, mientras las dificultades en la función se relacionan con las formas de afrontamiento menos adaptativas. Estos resultados pueden apoyarse en lo descrito por Bate y Malberg (2020) , quienes proponen el trabajo psicoterapéutico con niños y sus familias en medio de la pandemia por COVID-19, basado en la mentalización con el fin de modular el estrés, la angustia y el miedo. Así mismo, otras investigaciones realizadas durante la pandemia refieren la importancia de la mentalización o el trabajo sobre la función para afrontar las diferentes consecuencias derivadas de la pandemia (Ramos, 2021; Rodríguez et al., 2020).
Varias investigaciones realizadas durante la pandemia evidencian cómo la mentalización materna funciona para mediar el impacto de las experiencias adversas de la infancia de la madre en la psicopatología de los hijos, siendo la mentalización parental un escudo protector para los niños en situaciones adversas como la vivida en cuarentena (Dollberg & Hanetz-Gamliel, 2022; Dollberg et al., 2021). Por otra parte, algunas investigaciones describen cómo fallas en la mentalización pueden agravar síntomas como estrés, ansiedad y el sentimiento de soledad en las personas que las presentan (Ciccarelli et al., 2022).
Teniendo en cuenta los altos niveles de estrés y otras consecuencias psicológicas producidas por la pandemia COVID-19 (Cusinato et al., 2020), así como por la cuarentena y el aislamiento social (Broche- Pérez et al., 2020), los estilos de afrontamiento adaptativos resultan fundamentales para sortear y proteger la salud mental en nuestras comunidades. De esta forma y conforme a los hallazgos del estudio, se puede concluir que el fortalecimiento de la mentalización y el mejoramiento en las relaciones de apego van a favorecer afrontamientos adaptativos, y por lo tanto, constituyen un factor protector frente a las consecuencias de la pandemia. Hallazgos similares demuestran que la mentalización es un factor protector en salud mental al fortalecer la resiliencia de las personas (Maerz et al., 2022). Por último, es importante generar modelos de intervención que puedan ayudar a las personas a lidiar con estas problemáticas teniendo en cuenta las capacidades de afrontamiento que tienen las personas y los mecanismos que pueden ayudar a mejorarlos. De esta forma, una terapia basada en la mentalización y el estilo de vínculo afectivo dirigida a mejorar el estilo de afrontamiento frente al estrés, puede significar una esperanza para enfrentar esta situación, ya que como lo menciona Kar (2020) , las capacidades de afrontamiento, la resiliencia y la esperanza resultan fundamentales para el largo camino de recuperación de la sociedad.