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Trabajo social

versão On-line ISSN 2256-5493

Trab. soc. vol.25 no.2 Bogotá jul./dez. 2023  Epub 02-Jul-2024

https://doi.org/10.15446/ts.v25n2.101943 

Artículos

Representaciones sociales de reincorporados de la guerrilla acerca del Estado y la representación de un otro político e ideológico

Social Representations of Guerrilla Exmembers About the State and the Representation of a Political and Ideological Other

Representações sociais de guerrilheiros reincorporados sobre o Estado e a representação de um outro político e ideológico

Alejandro Arce Sánchez1  * 
http://orcid.org/0000-0003-4104-0423

Omar Alejandro Bravo2  ** 
http://orcid.org/0000-0002-6184-9193

1 Universidad ICESI, Cali, Colombia.

2 Universidad ICESI, Cali, Colombia.


Español

En este texto se abordan las representaciones sociales de exintegrantes de las FARC-EP sobre el Estado y otros actores políticos colombianos. El Acuerdo de Paz del año 2016 busca la reincorporación política de los excombatientes. Esto demanda de los diferentes actores políticos una transformación que permita la confrontación en escenarios democráticos, abandonando el imaginario de la necesidad de eliminar al enemigo. En entrevistas a profundidad con once personas en proceso de reincorporación, el Estado y otros actores son representados como adversarios políticos a confrontar en escenarios institucionales, pero la constante violencia política es un riesgo que podría permitir el retorno a la situación anterior.

Palabras clave: Estado; excombatientes; política; reincorporación; representaciones sociales; violencia política

Abstract

This text adresses the social representations of exmembers of the FARC-EP about the State and other Colombian political actors. The Peace Accord of 2016 aims for the political reincorporation of excombatants. This demands from the different political actors a transformation that allows confrontation in democratic spaces, leaving the imaginary of the necessity of "eliminating the enemy". In in-depth interviews with eleven people in process of reincorporation, the State and other actors are represented as political adversaries to confront in institutional spaces, but due to the constant political violence risks a return to the previous scenario

Keywords: Excombatant; political violence; politics; reintegration; social representations; state

Resumo

Este texto aborda as representações sociais de ex-membros das FARC-EP sobre o Estado e outros atores políticos colombianos. O Acordo de Paz de 2016 busca a reincorporação política dos excombatentes. Isso exige dos diferentes atores políticos uma transformação que permita o enfrentamento em cenários democráticos, abandonando o imaginário da necessidade de eliminar o inimigo. Em entrevistas em profundidade com onze pessoas em processo de reintegração, o Estado e outros atores são representados como adversários políticos a serem enfrentados em cenários institucionais, mas a violência política constante é um risco que pode permitir o retorno à situação anterior.

Palavras-chave: Representações sociais; reincorporação; política; ex-combatentes; Estado; violência política

Introducción

La firma del Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz estable y duradera en 2016, entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo (FARC-EP), constituye uno de los hechos más importantes de la historia reciente de Colombia en los planos político y social, que tendrá importantes efectos en el país en los próximos años. Como todo acuerdo que busca poner fin a un conflicto armado, uno de los principales retos de las partes ha sido transformar los discursos e imaginarios políticos que se han construido del enemigo durante el conflicto y que justificaron sus acciones en la confrontación armada. Mouffe (1999) explica que esta relación de enemigos, o de antagonistas, lleva a que cada actor del conflicto establezca los límites que lo definen y necesariamente dejan por fuera a unos otros que pueden percibirse como una amenaza a su existencia. Por esto la relación de enemigos lleva a un conflicto en el que se busca eliminar al otro para preservar al grupo propio, como fue el caso de la confrontación armada entre las FARC-EP y el Estado colombiano.

La construcción de paz requiere orientar esta confrontación violenta a través de dispositivos democráticos que transformen la relación de enemigos en una de adversarios, o relaciones agónicas. Esta relación de adversarios no elimina las diferencias entre los grupos, diferencias que son constitutivas de toda identidad política, ni los excluye del ejercicio político, sino que permite trasladar esta confrontación a una multitud de espacios en los que se dispute la interpretación de los principios democráticos, sus instituciones y prácticas (Mouffe 1999). Esto es particularmente complejo en el caso del Estado colombiano y las FARC-EP, después de tres negociaciones fallidas desde los años 80, y la agresiva política de Seguridad Democrática en los 8 años del gobierno de Uribe, durante los que se calificó a la guerrilla como "amenaza terrorista", y no como un actor político (Bermúdez 2018).

Estos cambios requieren tiempo, por lo que la terminación de la confrontación armada no es un signo inequívoco del fin de estas relaciones de enemigos que buscan eliminar al otro. No se requiere de una confrontación armada para que un poder dominante reprima a otros grupos dentro de una sociedad a través de mecanismos legales y políticos. Esto es a lo que Foucault (2000) se refería al afirmar que la política es una continuación de la guerra en la que los vencedores buscan mantener sus logros por otros medios, lo que difiere de la caracterización de una democracia pluralista según la cual todos los actores políticos deben aceptar "el carácter particular y limitado de sus reivindicaciones" (Mouffe 1999, 19), de modo que ninguno aparezca como "dueño del fundamento de la sociedad y representante de la totalidad" (Mouffe 1999, 19). De este modo, ¿cómo distinguir si la firma del Acuerdo de Paz ha traído un cambio en la política colombiana?

Para aportar a la respuesta de esta pregunta, consideremos que "en el campo de la política encontramos grupos y entidades colectivas, no individuos aislados; y su dinámica no puede ser aprehendida reduciéndola a cálculos individuales" (Mouffe 1999, 190), por lo que para entender el tipo de relaciones que establecen los diferentes grupos en una sociedad se debe intentar aprehender sus dinámicas grupales. Esta autora también es explícita al explicar que el cambio de la relación de enemigos en una confrontación armada no es producto de alcanzar un consenso, como un acuerdo de paz, o de borrar los límites que diferencian y enfrentan a los actores, sino que es un cambio de percepción que implica que la comprensión de los otros y su relación frente al "nosotros" se convierta en la de un adversario al cual enfrentar a través de los mecanismos democráticos dispuestos para la confrontación política. Una propuesta teórica y metodológica en las ciencias sociales que permite sostener este tipo de estudios, la forma en que los grupos sociales construyen conocimiento de un determinado objeto o sujeto social y su relación frente a este es la teoría de las representaciones sociales

Marco teórico

La teoría de las representaciones sociales surge en Francia, en los años 60. Como toda teoría, es producto de condiciones epocales, donde se recogen producciones teóricas anteriores y se reformulan de acuerdo con esas condiciones históricas y las demandas e inquietudes relacionadas. En este caso, el disparador histórico fue principalmente el Mayo Francés, como acontecimiento significativo que vino a interpelar a las ciencias sociales de la época.

Moscovici (2003), el primero en proponer esta teoría, recogió el concepto anterior de representaciones colectivas de Durkheim (Vera 2002) y lo reformuló, para colocarlo en el campo de la psicología social y dotarlo de un carácter crítico, reconociendo para esto también el aporte de la obra de Berger, Luckman y Zuleta (1968). Las representaciones sociales tratan del sentido común, entendiendo que el mismo responde a una construcción histórica y social que impacta en cada sujeto de manera diferenciada y le permite construir una forma de entender su vida cotidiana y actuar en consecuencia, naturalizando así esa perspectiva y visión del mundo (Moscovici 2003).

De esta forma, en ese proceso

en un primer estadio se lleva a cabo una selección de la información vertida en el medio social; en una segunda instancia esta información se asimila y se hace propia. Esto con base en descontextualizarla y re-elaborarla según criterios grupales-sociales como los anteriormente mencionados. Después se integra de nuevo al medio a través de la actividad cotidiana, ya cargada con esa lógica interpretacional del sentido común. (Álvarez Bermúdez 2006, 82)

La teoría de las representaciones sociales conceptualiza este proceso definiendo dos momentos, denominados objetivación y anclaje. El primero, y partiendo del principio de que no hay representación social sin objeto y de que esta aproximación objetal se produce en la vida cotidiana (Jodelet 2001), es el proceso de objetivación que se produce en tres fases: en la primera se contextualiza y agrupa la información disponible en torno a un objeto, luego se otorgan características fijas al mismo y, por último, se la naturaliza, otorgándole un carácter de evidencia. (Álvarez Bermúdez 2006)

En el anclaje, se integran los nuevos elementos que se presentan a partir de las representaciones ya constituidas. En este proceso, dichas representaciones pueden modificarse o consolidarse, determinando así conductas relacionadas.

Por esto, "la representación social no es un reflejo de la realidad, las representaciones sociales aparecen como resultado de procesos simbólicos que están en la base del carácter compartido de las prácticas sociales" (González Rey y Mori 2010, 211).

La teoría de las representaciones sociales se basa en dos conceptos fundamentales: ideología y comunicación. El primero, en una perspectiva amplia, incluye representaciones, creencias y cogniciones; el segundo refiere tanto a aspectos lingüísticos como no lingüísticos.

En términos metodológicos, y a partir también de la dispersión que esta teoría ha atravesado (en parte debido a su crecimiento), se encuentran en este campo investigaciones basadas en métodos cualitativos, cuantitativos o mixtos, con predominio de los primeros (Pereira de Sá 1998).

De esta forma, desde este campo teórico se pueden abordar distintos fenómenos y escenarios sociales, como por ejemplo la escuela (Prado de Sousa 2007), la juventud (Palazzo 2010), la alimentación (Parales Quenza 2006) o aspectos relacionados a la política como ejercicio y forma de construir afinidades y distancias (Lozada Santelis 2007), entre otros.

Sobre la cuestión particular del conflicto armado en Colombia, la teoría de las representaciones sociales ha guiado numerosas investigaciones, dada la pertinencia de esta para la comprensión de numerosos aspectos próximos a ese fenómeno.

Martínez Baquero (2017), por ejemplo, trabajó las representaciones sociales del conflicto armado y la paz entre integrantes de la comunidad Sikuani, en la ciudad de Puerto Gaitán. Desde una perspectiva etnográfica, y a través de la realización de entrevistas, se consideraron aquí los varios elementos que constituyen una representación social (cogniciones, emociones y prácticas sociales) en relación con la paz y el conflicto armado.

Desde una perspectiva similar, Parra Villa (2011) analizó las representaciones sociales de niños y niñas en un colegio adscripto a la policía nacional colombiana. Dada la edad de la población participante, se utilizó el dibujo como herramienta que posibilitó visualizar la manera en que se representaban las escenas de violencia testimoniadas y el rol y atribuciones otorgadas a cada uno de los actores armados. López Ramírez y Otros (2019) también tomando como objeto a jóvenes, consideraron particularmente la relación entre desarrollo moral, identidad y representaciones sociales.

Guzmán Pacheco (2019) analizó las representaciones sociales de otro grupo de jóvenes, en este caso, estudiantes de la región del Huila, enfatizando aspectos vinculados a las sensaciones de miedo y tristeza entre las personas entrevistadas, así como sus esperanzas en un proceso de paz efectivo.

Como ejemplo de la diversidad metodológica que la teoría de representaciones sociales permite, el trabajo de García (2006) se apoyó en un estudio de caso para entender la relación entre discursos y prácticas de personas que habitan territorios marcados por la presencia del conflicto armado.

En lo que hace específicamente al tema de este artículo, representaciones sociales de excombatientes del conflicto armado colombiano, pueden mencionarse aquí dos investigaciones, entre las varias que intentaron abordar esa problemática.

En el primero, Herrera Marín, Rubio Olarte y Vera Márquez (2018) se analizaron las representaciones sociales acerca de excombatientes por parte de trabajadores de la salud, siendo los contenidos discriminatorios predominantes en la información encontrada.

Suárez Alvares, Patiño y Aguirre Acevedo (2013) consideraron las representaciones sociales de los propios ex integrantes de organizaciones armadas, en este caso, antiguos integrantes de los grupos de autodefensa nucleados en las Autodefensas Unidas de Colombia, en relación con el enemigo. Las representaciones predominantes se vincularon al odio, el temor y el deseo de la eliminación de este enemigo, teniendo los discursos conciliatorios menor incidencia.

La investigación en la que se basa este texto toma como referencia un hecho relativamente reciente, como es el proceso de paz entre el Estado colombiano y la guerrilla de las FARC-EP, cuyo acuerdo fue firmado luego de una prolongada y tensa negociación entre las partes realizada en Cuba. Por esto, trata de un tema relevante para entender la incidencia de las representaciones sociales de ex integrantes de este grupo armado acerca del propio proceso de paz, su retorno a la sociedad civil y a la vida política y el posible impacto de esto en su manera de representarse a los diversos actores sociales, el Estado y las nuevas formas relacionales que deben adoptar. En particular, las representaciones sociales asociadas a la Justicia especial para la Paz, instancia judicial basada en un modelo restaurativo a la cual debe acogerse este grupo, resulta de interés especial.

Metodología

Esta investigación tuvo un carácter exploratorio descriptivo. Desde una perspectiva cualitativa de análisis, se basó en entrevistas realizadas a once exintegrantes de la guerrilla de las FARC-EP que se acogieron al proceso de paz, entre el 19 de marzo y el 11 de agosto del 2021. El contacto con la población se realizó a través del partido Comunes en la ciudad de Cali, representación política de los ex-combatientes, y con el Grupo Territorial Valle de la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN), que acompaña a las personas reconocidas por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz como firmantes del Acuerdo y que manifestaron su interés de participar en la investigación. Los participantes fueron hombres (9) y mujeres (2), que ocuparon roles y rangos diversos en su tiempo en las FARC-EP, desde unos pocos años de pertenencia hasta más de 36 años en la organización, y al momento de las entrevistas podían hacer parte o no del partido político surgido del Acuerdo de Paz (Partido Comunes).

Se utilizaron consentimientos informados para garantizar los aspectos éticos de este trabajo y contar con la autorización de los participantes para grabar las entrevistas en audio para su posterior transcripción. Las entrevistas se codificaron y analizaron en el software ATLAS.U versión 9, usando un método convencional de análisis de contenido, formulando las categorías de análisis a partir del contenido de las entrevistas se emplearon 35 códigos para organizar la información suministrada en las entrevistas y estas se organización en 4 categorías de análisis: Sociedad colombiana, FARC-EP, Estado colombiano y postacuerdo.

Resultados

Estado colombiano

La visión que tienen los reincorporados entrevistados sobre el Estado colombiano, bien sea el gobierno, la fuerza pública, los congresistas o el Estado en general, es bastante negativa: con frecuencia se hace mención a la corrupción de los funcionarios electos y de otros agentes del Estado, se considera que los mismos se relacionan con grupos ilegales como el paramilitarismo, que violan la ley y se saltan procedimientos para su beneficio propio, así como se señala su responsabilidad en el conflicto armado. En este sentido, se reconoce la existencia institucional del Estado colombiano, pero se le asume como ilegítimo ante la sociedad colombiana, lo que sirvió de justificación para levantarse en armas, como explica uno de los reincorporados: "para nosotros lo normal es pensar que no estamos en un sistema democrático, para nosotros es normal pensar que estamos bajo la dictadura de clases de una oligarquía corrupta" (comunicación personal Lucas 1, agosto 09 del 2021).

Cabe destacar que, en este enfrentamiento, el conflicto no se limitó al combate armado, sino que el Estado también hizo uso de recursos legales para atacar a la subversión: en este sentido, en la opinión de las personas entrevistadas, el sistema judicial se considera corrupto y especialmente diseñado para agredir a las guerrillas; montajes judiciales y largas condenas que no benefician a ninguno de los involucrados son algunas de las razones que esgrimen para justificar la necesidad de una jurisdicción aparte del sistema judicial ordinario y en general por fuera del control del gobierno, como se logra entrever en esta cita:

Decidimos esa salida jurídica porque siempre dijimos estamos luchando contra un Estado que está aplicando una justicia ordinaria, que es como se conoce, con una impunidad muy grande y con una digamos, la ley penal para enemigo de clase. (comunicación personal Germán, marzo 17 del 2021)

Esta percepción del Estado como negligente ante sus funciones constitucionales, considerándolo responsable de violaciones a DDHH, que falta continuamente a su palabra ante la población civil, se observa bastante arraigada en algunos entrevistados que, aún después de la firma del Acuerdo de Paz, manifiestan sospechas sobre las intenciones del Estado:

Más bobo el que se creyó el cuento de que el gobierno iba a hacer una paz duradera con un grupo como las farc [...] ¿usted cree que se va a matar con el enemigo 53 años para felicitarlo y aplaudirlo? Pues no, el gobierno todavía nos sigue viendo como el enemigo del pueblo. (comunicación personal Arturo, abril 21 del 2021)

A pesar de esto, se reconoce que el Estado debe cumplir un papel importante en la construcción de paz: permitir el desarrollo de políticas establecidas en los acuerdos y brindar verdad sobre los hechos ocurridos en el conflicto, como se evidencia en las siguientes citas:

Sé que el gobierno también nombró un equipo de trabajo lo que tiene que ver con la reparación de las víctimas. (comunicación personal Nicolás, agosto 06 del 2021)

Todos los involucrados en el conflicto estén en la JEP y rindan verdad y hagan las declaraciones que corresponden, pero a todos, tanto a la guerrilla, como al estado. (comunicación personal Olivia, marzo 19 del 2021)

Por último, la fuerza pública se distingue de otros integrantes del Estado colombiano: dado que conocen de primera mano los sufrimientos de la confrontación armada, y por esto han sido beneficiados con el cese de enfrentamientos, se reconoce que fueron contrincantes en lo militar pero no necesariamente son adversarios ideológicos; algunos de los entrevistados señalan incluso que soldados, policías y guerrilleros son igualmente "gente del pueblo" a diferencia de otros grupos como los políticos o los empresarios a quienes etiquetan como "oligarquía".

Yo hoy en día ya no siento odios [...], por ejemplo, un policía [...], es una persona que miro ya con otra óptica, [...] ya no le miro con los ojos del odio que tenía en esa época "que es que hay que matar al tombo"; no, que matar ni que [...] hay que entender que el pueblo, la persona en su mayoría está allí es más por necesidad que por otra cosa. (comunicación personal Lucas, agosto 09 del 2021)

Farc-EP

Al indagar sobre las visiones de las FARC-EP durante el conflicto se identifican algunos elementos bastante homogéneos entre los entrevistados: si bien el grupo armado ya no existe y no todos los reincorporados hacen parte del partido político que se formó tras los acuerdos, el ser exintegrantes de esta guerrilla juega un papel importante en la identidad de grupo de los entrevistados al hacer uso del "nosotros" de forma constante al referirse al pasado del grupo guerrillero o el presente como reincorporados.

Hay consenso en la percepción de las extintas FARC-EP como una guerrilla que se alzó en armas contra el Estado al ser "el ejército del pueblo", como una respuesta a la violencia estatal y que, ante la preocupación por ser eliminados físicamente y creer que no era posible la participación política en el sistema, se justificaba, a ojos de los entrevistados, la acción armada de las FARC-EP:

Nosotros no somos delincuentes, nosotros fuimos luchadores políticos ejerciendo el derecho a la legítima defensa que era defensa del derecho a la rebelión por ser agredidos por el Estado. (comunicación personal Olivia, marzo 19 del 2021)

Los análisis políticos decían precisamente eso, que no había posibilidades legales dentro de la democracia que aspiraba en el país para luchar por un cambio, digamos político, entonces recurría a la vía armada. (comunicación personal Germán, marzo 17 del 2021)

A pesar de esta justificación de su acción armada, los reincorporados reconocen que la guerrilla cometió delitos o "equivocaciones", aunque con frecuencia estas son consideradas por los entrevistados como males menores o necesarios:

Nuestras acciones con todas las equivocaciones, por las cuales insisto pedimos perdón, iban dirigidas a la toma del poder, a las transformaciones revolucionarias, nunca ninguna iba dirigida a beneficiar personalmente a nadie de la organización. (comunicación personal Miguel, marzo 19 del 2021)

Aunque evidentemente se hizo daño y cometieron muchas injusticias no fue digamos del tamaño de la magnitud que sucedió con los paramilitares de la fuerza armada en las regiones. (comunicación personal Germán, marzo 17 del 2021)

En cuanto a la terminación del conflicto armado, esta constituye una necesidad para los entrevistados, no porque se hayan superado las condiciones que le dieron origen sino porque se reconoce que a través de la vía armada no se lograrían los cambios buscados, además de que los costos del conflicto terminaron siendo asumidos por el pueblo, como lo explican algunos entrevistados:

El pueblo manda a sus hijos y los recogen obligatoriamente a pagar un servicio militar. si nosotros como personas nos levantamos con armas a pelear una inconformidad [...] es entre nosotros mismos que nos jodemos, nos matamos, mientras que las grandes oligarquías, los que son, relajados. (comunicación personal Nicolás, agosto 06 del 2021)

Ya uno ahí en la JEP se da cuenta que si cometimos errores, cosas que no se debieron haber hecho dentro del conflicto, eso es cierto porque si se cometieron cosas que no se podían hacer. (comunicación personal Arturo, abril 21 del 2021)

Sociedad colombiana

Con lo que respecta a la sociedad colombiana, los reincorporados presentan matices y distinciones entre diferentes sectores de la población y en general manifiestan una preocupación frente a la transformación de las relaciones violentas del conflicto armado.

Se divide a la población civil en dos grandes grupos: las élites y el pueblo. Las élites u oligarquía son aquellas personas adineradas, con cargos importantes y de influencia en el país cuyo principal interés es mantener su estatus y riquezas, para lo cual se valen del Estado y sus organismos para proteger el orden establecido, aunque sea a costa del resto de la sociedad, como lo expresan estos entrevistados:

Para eso tienen el Estado, la fuerza pública, la organización judicial, política, ejecutiva, la justicia, todo eso para mantenerlos así, defender sus intereses. (comunicación personal Miguel, marzo 19 del 2021)

Mientras que las grandes oligarquías, los que son, relajados, los hijos estudiando en las mejores universidades en el exterior a ellos no les toca, no les pasa nada, pero siempre es el pueblo por donde meta la trompa es el afectado. (comunicación personal Nicolás, agosto 06 del 2021)

Por otra parte, está a quienes consideran el pueblo que son todas aquellas personas que no han nacido en el privilegio de las élites y por lo mismo son afectadas de forma directa o indirecta por la desigualdad estructural del país. Sin embargo, a pesar de esta afectación, se percibe que en general el país es indiferente ante la violencia y muestran una falta de compromiso con el proceso de paz:

Exterminaron un partido político y a todo el mundo le importa un culo en este país, eran seres humanos y los acabaron; no pasó nada, nada, la vida importa un carajo en este país, hermano. (comunicación personal Diana, agosto 11 del 2021)

El mismo pueblo colombiano no se apoderó del proceso de paz. (comunicación personal Benjamín, abril 27 del 2021)

Esta aparente contradicción del pueblo, de sufrir las consecuencias del conflicto y la desigualdad, pero no actuar en consecuencia, también se extiende a la participación política de las personas, en donde a pesar de contar con los mecanismos para cambiar sus condiciones, se sigue votando por quienes han mantenido la desigualdad en el país. Uno de los entrevistados lo plantea de la siguiente forma:

Al mismo pueblo que elige, tiene ese derecho, ¿no? Pienso yo que mientras uno vote por un candidato que pueda estar allá, el mismo pueblo hace que suceda [...] muchos lugares donde son de bajos recursos y compran el voto [...] por eso porque el mismo pueblo quiere que suceda eso y para hacer cambio toca darle oportunidades a los [...] políticos que de verdad uno ve que pueden cambiar el país. (comunicación personal Iván, agosto 09 del 2021)

Los medios de comunicación y los pronunciamientos del Estado aparecen como responsables de que el pueblo no actúe en su propio beneficio y en el de la construcción de paz, según los entrevistados: el acuerdo de paz se ha asociado al estigma que se tiene sobre las FARC-EP, señalado de ser responsable de la violencia del país, y por tal motivo genera rechazo. Algunos entrevistados comentan que:

La gente de la ciudad ni los periodistas nos quieren, nadie nos quiere y eso fue porque no hubo una preparación. Es que los acuerdos de paz no eran para los excombatientes de farc nada más, eran para todo el pueblo. (comunicación personal Arturo, abril 21 del 2021)

Por último, los entrevistados reconocen que la sociedad en conjunto les tiene miedo y esto constituye un riesgo importante para la construcción de paz, su reincorporación y el reconocimiento de las verdades del conflicto armado. La transformación de las percepciones y las relaciones entre exintegrantes de las FARC-EP y el conjunto de la sociedad, sería un paso necesario como señala en estas citas:

Es que los acuerdos de paz no eran para los excombatientes de farc nada más, eran para todo el pueblo: si usted me odia y nos vamos a encontrar en el camino y para que no peleemos los dos, pues a mí no más es el que tienen que educar, lo tienen que educar a usted también. Usted tiene que coger confianza de que yo no soy su enemigo, pero si yo soy consciente de que usted no es mi enemigo y, pero usted todavía tiene eso, ahí tenemos el problema. (comunicación personal Arturo, abril 21 del 2021)

La gente sigue como lo llamamos nosotros como envenenada, como con ese odio con esa […] pared [...] que no fuimos capaces de derrumbar, de haberle demostrado de pronto a la sociedad "no, es que mire las cosas no son como el gobierno, como los medios de comunicación, como los militares lo hacían ver, no es que aquí es otro cuento. (comunicación personal Benjamín, abril 27 del 2021)

Postacuerdo

Frente al país tras el Acuerdo de Paz entre los reincorporados entrevistados existe una percepción bastante negativa de su implementación y cumplimiento, si bien se muestran muy expectantes y comprometidos en lo que se refiere al Sistema Integrado de Verdad Justicia Reparación y No Repetición, SIVJRNR, sobre el que se tiene una imagen positiva.

Particularmente, los entrevistados señalan el incremento en la violencia y asesinatos de líderes sociales y excombatientes firmantes del Acuerdo de Paz como muestra del incumplimiento de los acuerdos, si bien reconocen que tras la firma hubo una reducción de estas y otras formas de violencia en comparación a antes del cese de hostilidades entre Estado y FARC-EP y culpan especialmente al gobierno de dicho incumplimiento. Por ejemplo, dicen que: "a partir de eso en este gobierno esa situación ha venido degradándose y ya en este momento tenemos muy poca diferencia con lo que había en la guerra" (comunicación personal Miguel, marzo 19 del 2021).

Estos incumplimientos se presentan como un riesgo que pueda llevar al país de nuevo a un escenario similar al conflicto armado antes del Acuerdo de Paz: si bien ningún entrevistado manifestó en primera persona considerar el retorno a las armas, si señalan cómo la persistencia de las condiciones de desigualdad en el país y abandonar a las bases a los reincorporados puede constituir un riesgo para la consolidación de la paz. Por ejemplo:

El país con hambre, la sociedad sin empleo, sin educación y sin salud, es un foco fundamental, es un barco a la deriva y por eso han sido los conflictos por las faltas de oportunidades. (comunicación personal Benjamín, abril 27 del 2021)

Un hombre que viene de una guerra qué puede pensar, pues volver a coger las armas: una cosa es uno que estaba acá en la ciudad [...] pero otra cosa son los que quedaron allá cargando palo y leña allá en el campo, diciendo "ole esta gente se fue para Bogotá y ¿qué paso con nosotros? ¿Qué es la vida de nosotros? ¿Qué vamos a hacer?" Y gritar y nadie contestaba: el gobierno se puso sordo. (comunicación personal Arturo, abril 21 del 2021)

Ante este escenario, los entrevistados enfatizan en la importancia de los aportes a la verdad y memoria del conflicto como un mecanismo que no solo permita generar cambios en el presente del país, sino que ayude a brindar garantías de no repetición en el futuro. Como comenta un entrevistado que:

Que las futuras generaciones tengan una alerta permanente de que esto no puede volver a ocurrir [...] que digan "las antiguas generaciones no pudieron tramitar sus diferencias porque eran indiferentes a la confrontación, indiferentes al diálogo, sino que fueron mediante la eliminación física, el combate" y eso no puede ocurrir. (comunicación personal Germán, marzo 17 del 2021)

Los reincorporados se muestran firmes en sus compromisos con los Acuerdos, en la rendición de verdad frente a la JEP, la reparación de las víctimas y son enfáticos en señalar la necesidad de que otros actores, incluyendo a la sociedad en general, mantengan o demuestren compromiso con la construcción de Paz. Dicen que:

Primero uno aceptar su error que cometió, decir la verdad pues […] dos: trabajar con la comunidad y uno aportar mismo a reparación, pedir perdón a las víctimas, al pueblo, al país porque no fue en un solo departamento, sino que eso fue a nivel nacional [...] de mano de muchos ir reparando, para uno ir aportando poquito a poquito. (comunicación personal Jaime, agosto 06 del 2021)

Se empeñó una palabra, como dice el señor Rodrigo Londoño, se empeñó una palabra entonces tras esa palabra vamos a contar lo que nosotros hicimos en el conflicto. (comunicación personal Benjamín, abril 27 del 2021)

Discusión

La transformación de las relaciones de enemigos en el conflicto armado al de adversarios políticos en el escenario posterior a la firma del Acuerdo de Paz es un reto enorme dada la prolongación del conflicto, las profundas heridas que sufrieron todas las partes en su desarrollo, y las justificaciones de la violencia para la eliminación de la contraparte que han cultivado una profunda desconfianza entre los actores, pero es un cambio necesario para lograr la consolidación de una paz estable y duradera: la democracia no puede sostenerse en una sociedad donde se pueda aceptar la eliminación o exclusión del adversario político.

Las representaciones sociales de los entrevistados indican que este cambio se viene dando desde hace algún tiempo, tal vez incluso desde antes de la firma del Acuerdo: las manifestaciones sobre estar enfrentando al mismo pueblo cuando se combatía a soldados y policías, así como el reconocimiento de que sus enemigos en el conflicto tienen un papel en la construcción de paz, contribuyendo a la verdad y haciendo parte de los mecanismos de justicia transicional, indican una disposición a compartir el escenario político con "otros".

Sin embargo, esto no significa que exista una confianza plena en el Estado, las élites o las fuerzas armadas, o que el cambio de visión esté en curso y sea seguro: la violencia política que aún se presenta contra firmantes del acuerdo y otros líderes sociales en el país-en incremento, junto a la persistencia de situaciones de desigualdad económica y corrupción estatal, permite que algunos sujetos entrevistados se remitan a los marcos de referencia que construyeron en el conflicto para entender su presente: se reafirma la representación del Estado y sus agentes como enemigos.

A esta tensión con el Estado se suma la relación con el conjunto de la sociedad colombiana: los exintegrantes de FARC-EP reconocen que una porción muy significativa de la sociedad civil no deja de percibirlos como guerrilleros y peligrosos, y que preferirían que estuvieran privados de libertad en lugar de estar haciendo política, pero en general se asume que esta percepción es producto de los medios y la propaganda estatal que ha maximizado sus delitos y enmascarado los de las instituciones. Esta es una muestra del papel doble que los entrevistados le dan a la sociedad colombiana, de víctima y coresponsable de la situación actual: por un lado, consideran que ha sido manipulada por los medios y el Estado, pero al mismo tiempo le achacan una indiferencia frente a las actuaciones del Estado y las élites que los perjudican, así como una falta de apropiación de los Acuerdos de Paz y de la exigencia de su cumplimiento.

Los testimonios recogidos de las entrevistas permiten evidenciar que tras la firma del Acuerdo de Paz entre las FARC-EP y el Estado colombiano, y la posterior movilización a la vida civil de los exguerrilleros, los reincorporados mantienen una representación negativa del Estado, las élites y otros actores armados como el ejército o los paramilitares, pero estas representaciones contemplan la posibilidad de establecer encuentros no violentos a través de instituciones creadas en el mismo acuerdo; es decir, no consideran que la eliminación de sus adversarios sea necesaria o buena, sino que tienen un papel por cumplir en el escenario político del país. Pero, cabe señalar, así como la creación de mecanismos como la JEP permitirían consolidar estas nuevas representaciones de los "otros", la violencia contra los excombatientes, población civil y líderes sociales podría reafirmar las visiones que permitieron el mantenimiento del conflicto por más de cincuenta años.

Por el tamaño de la muestra de este estudio, así como por su diseño cualitativo, no es posible extender estas conclusiones a las más de diez mil personas en proceso de reincorporación en el país, pero permite dar una mirada inicial a la manera en que las representaciones sociales de los reincorporados se transformaron a partir del proceso de paz, así como advertir sobre los límites de estos cambios orientados a la paz en un escenario en el que todavía se sostiene tanta violencia.

Cabe señalar que esta investigación se propuso analizar este proceso y sus consecuencias desde la opinión de uno de los actores armados que hicieron parte del mismo, pero que un verdadero y sólido proceso de paz requiere de transformaciones y actitudes similares de todas las partes involucradas.

Referencias bibliográficas

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1Se usaron seudónimos en lugar de los nombres reales de los entrevistados para cuidar su identidad.

CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO Arce Sánchez, Alejandro y Omar Alejandro Bravo. 2023. "Representaciones sociales de reincorporados de la guerrilla acerca del Estado y la representación de un otro político e ideológico". Trabajo Social 25 (2): 221-240. Doi: 10.15446/ts.v25n2.101914

Recibido: 16 de Noviembre de 2022; Aprobado: 05 de Mayo de 2023

* alejo.arce.sanchez@gmail.com/ ORCID: 0000-0003-4104-0423

** oabravo@icesi.edu.co / ORCID: 0000-0002-6184-9193

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