Una de las típicas opiniones que circulan sobre el budismo es que no tiene nada que ver con teorías, conceptos, argumentos o discusiones. Pero basta una exploración somera de su historia y su desarrollo para darse cuenta de que tal imagen es muy inexacta y desorientadora. Cierto es que en esta tradición la práctica de la meditación es primordial, cierto es también que más de un maestro ha insistido en que no se necesita ser un intelectual para alcanzar la liberación. Pero nada de ello quiere decir que a lo largo de la historia no se haya sentido la necesidad de clarificar conceptos, establecer distinciones, resolver disputas de interpretación, desarrollar teorías. En todo ello, los intelectuales de la tradición budista han demostrado una gran originalidad y rigor. Puede hablarse, pues, de pensamiento filosófico en el seno del budismo (al respecto, es relevante apuntar que las escuelas filosóficas budistas son distinguibles de las religiosas, si bien unas y otras se relacionan de cerca).

El volumen aquí reseñado versa sobre la primera etapa del pensamiento budista: su origen y desarrollo en la India clásica entre los siglos VI a. C. y XIII d. C., aproximadamente. Es una traducción de Buddhist Thought. A Complete Introduction to the Indian Tradition.

El original se publicó por primera vez en el 2000, y fue significativamente ampliado para su segunda edición (año 2012), en la cual se basa la versión en castellano. No existía prácticamente ninguna obra en nuestra lengua que sirviera como introducción al estudio de las escuelas filosóficas budistas en el seno de la India clásica, de modo que llega para empezar a llenar un vacío cuya existencia no deja de ser relativamente sorpresiva: el enorme interés que despierta el budismo en la academia hispanoparlante no es, ni de lejos, debidamente servido por la escasa y a veces hasta tímida producción intelectual en el seno de esta. Idealmente, la traducción debería ser un punto de partida para comenzar a cambiar esas circunstancias. Al menos, podrá servir como guía al público interesado.

Más interesante aún, los autores presentan los más recientes avances en el estudio del budismo indio; cosa nada despreciable, porque la imagen típicamente difundida de los orígenes y primeros siglos del budismo en la India ha sido significativamente revisada en las últimas dos décadas. La realidad de aquellos tiempos parece ser mucho más heterogénea y multidimensional de lo que normalmente se cree, incluso en la academia, y además requiere seguir siendo investigada en profundidad.

De acuerdo con lo que se esperaría de un libro de este talante, es posible notar que los autores han dispuesto los contenidos con dos criterios pedagógicos en mente: ir de las nociones más elementales a las más complejas, y de las etapas históricas más tempranas a las más tardías. Sin embargo, en el espacio de una reseña como la presente se aprecia mejor la estructura global del volumen si tratamos los capítulos 1, 2 y 4 en conjunto como un núcleo básico de nociones y temas que los restantes amplían o complementan.

El primer capítulo pone al budismo indio en el contexto histórico de su surgimiento: explica su origen doctrinal en el seno de la India brahmánica, la situación religiosa de la India en aquel entonces, y lo que a partir de sus textos canónicos podríamos decir sobre los albores del movimiento budista. El segundo capítulo desarrolla las nociones fundamentales del budismo temprano: las cuatro nobles verdades, el no-yo, el origen dependiente, el karma, la cosmología y la meditación. El cuarto expone una selección de las escuelas interpretativas más destacadas de los primeros siglos de la tradición budista. Empieza por las primeras dos escuelas clásicas de las que, gracias a los tratados que se conservan, se tiene noticia: la Sarvāstivāda (que elaboró todo un sistema del mundo a partir de la interpretación de los discursos del Buda) y la Sautrāntika (que rechaza las elaboraciones "metafísicas" y aboga por dirigirse directamente a los discursos). Después se exponen el Theravāda (origen del budismo como hoy se practica y predica en Sri Lanka y el sudeste asiático), la escuela Pudgalavāda (una heterodoxia, pues sostenía cierta doctrina del yo, en contraposición a las demás corrientes de pensamiento budista) y la Mahāsamghika (que, asociada a los orígenes del mahayana, sostiene la naturaleza supramundana de Buda).

El capítulo 3 aborda brevemente los orígenes del mahayana, tema sobre el que se ahonda en los capítulos 5 y 6. Al respecto, el quinto examina las principales ideas del pensamiento mahayana -la perfección de la sabiduría, la vacuidad y la figura del bodhisattva como aquel que renuncia a su iluminación completa para regresar al mundo y ayudar a todos los seres que sufren-, así como sus principales escuelas: el Madhyamaka, que enseña la vacuidad como negación de la noción de naturaleza propia/intrínseca de las cosas, y el Yogācāra, que predica una suerte de idealismo en que todo lo existente deriva de la mente. El sexto capítulo amplía el marco conceptual a partir del cual se concebía a los budas en el mahayana temprano: la habilidad en los medios, la doctrina de los múltiples "cuerpos" de Buda, y el culto a los budas y bodhisattvas. Finalmente, el capítulo 7 es una generosa exposición del tantrismo budista, con énfasis en su evolución histórica del siglo VII al XII. Comienza con una presentación general de sus elementos básicos: el esoterismo, la importancia del maestro, el uso de marídalas, el estatus del cuerpo, entre otros, y prosigue con una exposición de sus principales etapas en función de los tipos de tantras (tratados tántricos) que se van desarrollando a lo largo de los siglos.

En general, del libro en conjunto es importante recalcar que se trata de un texto introductorio, expresamente diseñado para el alumno de primer año en estudios budistas. Con todo y eso, o mejor, precisamente por eso, se presta muy bien como punto de partida para cualquier interesado en comenzar a explorar la materia. Cuenta con diversos recursos de apoyo al estudiante y al estudioso: una extensa bibliografía que incluye fuentes canónicas, lista de puntos clave de cada capítulo, preguntas de estudio y de examen, guía de pronunciación de sánscrito y pali (las dos lenguas canónicas del budismo indio), glosario de términos budistas y un mapa de los sitios más importantes de la india budista.

Pero no por ser un texto introductorio significa que los autores no tomen postura, especialmente Paul Williams. Los tres son generosos a la hora de presentar los problemas actualmente discutidos en el campo de los estudios budistas, así como al momento de señalar las diversas posturas respecto de cada uno. Sin embargo, casi siempre se inclinan por una, con lo cual el lego podría quedar con la impresión de que la respectiva discusión está liquidada. Pero si algo caracteriza al estudio académico del budismo hoy en día es la controversia y la diversidad de opiniones. Es por ello que el lector debería abordar el texto con bastante sentido crítico: le conviene explorar el libro con mediana libertad, detenerse en los puntos que más le interesen y revisar la bibliografía secundaria respectiva. Siempre que sea abordado con esa actitud crítica y abierta, no cabe duda de que será una fuente enriquecedora para la formación humanística en Hispanoamérica.