Introducción
Desde la Independencia, en la población de Costa Rica ha predominado la religión católica romana1; sin embargo, desde finales del siglo XIX se instalaron algunas iglesias cristianas protestantes. La homogeneidad de la matriz religiosa de la sociedad costarricense había llevado a establecer que, para finales del siglo XX, la identificación religiosa no era una variable que se asociara de forma significativa con su comportamiento electoral (Steigenga 2001). Sin embargo, el aumento de la población con una identificación religiosa evangélica protestante y los resultados de la primera ronda de las elecciones nacionales de 2018 -en las que un candidato asociado a grupos religiosos evangélicos protestantes obtuvo la mayor cantidad de votos- han llevado a retomar la idea de que la identificación religiosa es una variable importante para explicar el comportamiento electoral de la población costarricense (Pignataro y Treminio 2019; Rosales Valladares 2018; Villena Fiengo 2018).
El presente artículo analiza datos provenientes de una encuesta de intención de voto realizada en el marco de las elecciones nacionales de 2022, con el propósito de observar si la identificación religiosa se relaciona con la intención de voto de la población, de forma tal que pueda señalarse la existencia de un “voto religioso”, es decir, un comportamiento político-electoral guiado principalmente por la identificación religiosa de la población; o bien, si la influencia de la religión es limitada o nula para definir este aspecto. Así, para señalar la existencia de un “voto religioso” en Costa Rica se establece como hipótesis de trabajo lo siguiente: las personas manifestarían mayor intención de votar por aquellos candidatos/as que tuvieran una identificación religiosa similar a la suya o bien cuya propuesta político-electoral fuera congruente con su identificación religiosa.
Para llevar a cabo el análisis que permita corroborar la hipótesis de trabajo propuesta, primero, se realiza una revisión de las conclusiones de la literatura académica acerca de la relación entre religión y comportamiento electoral; segundo, se hace una exposición de la matriz religiosa presente en Costa Rica y los cambios que ha sufrido, así como de los antecedentes de la relación entre identificación religiosa y la intención de voto en las elecciones del país; y, finalmente, se realiza el análisis de los datos sobre la posible relación entre identificación religiosa e intención de voto para las elecciones presidenciales de 2022.
Relación entre religión y comportamiento político-electoral
Desde las últimas décadas del siglo XX ha existido un interés en estudiar cómo los valores, ideas y creencias religiosas impactan el comportamiento y las preferencias políticas y electorales de las personas (Inglehart 1977; Norris e Inglehart 2004). Algunos estudios se han centrado en analizar cómo se utiliza la religión para promover o generar legitimidad de diversos proyectos políticos (Linz 2006; Torgler, Stadelmann y Portmann 2020; Betances 2007; Fleet y Smith [1997] 2015; Hoksbergen y Espinoza Madrid 1997); otros trabajos se han centrado en el estudio de la trayectoria política de líderes religiosos o bien en el tránsito de grupos religiosos hacia la búsqueda de influencia en el campo político-electoral (Algranti 2010; Bastian 1999; Duque Daza 2010; Prieto 2014; Calderón Castillo y Zúñiga 2018).
De manera general, se ha establecido que hay una relación entre la práctica religiosa y la opinión de las personas ante diversos temas políticos y económicos. La mayoría de estos estudios han mostrado que personas con niveles de religiosidad altos, con prácticas religiosas vinculadas al protestantismo evangélico o musulmanes tienden a tener posiciones más conservadoras en temas como derechos sexuales y reproductivos (Adamczyk y Pitt 2009; Jelen, Roth-Johnson y Tuman 2017; Clements 2015a y 2015b; Allum et al. 2017), cambio climático (Pepper y Leonard 2016; Kilburn 2014), ordenamiento político y económico (Clements 2015c; Buckley 2015; Gooren 2002) e, incluso, relaciones internacionales (Baumgartner, Francia y Morris 2008; Guth 2009; Melkonian-Hoover y Hoover 2009).
No obstante, para efectos del presente artículo interesa abordar la literatura académica que se centra en estudiar la existencia de una relación entre las creencias y prácticas religiosas de las personas y su comportamiento político-electoral. Dado que la cantidad de estudios existentes es muy amplia, no es práctico llevar a cabo una presentación exhaustiva de estos, por lo que esta sección procura hacer una exposición general sobre el conocimiento que existe en torno a la relación entre la identificación religiosa y la intención de voto.
Algunas investigaciones han mostrado que en sociedades con democracias consolidadas y estables, y con un bajo nivel de religiosidad de su población, existe poca influencia entre identificación religiosa e intención de voto (Donovan 2014; Elff y Rossteutscher 2011; Cordero 2014). Otros estudios han argumentado que en sociedades con democracias no tan fuertemente institucionalizadas y con mayores niveles de religiosidad tiende a existir una mayor influencia de la identificación religiosa sobre el comportamiento político electoral de la población (Cosoy 2018; Rodrigues-Silveira y Cervi 2019).
Sin embargo, lo expresado anteriormente debe ser matizado, ya que es posible identificar casos en los cuales existen niveles de religiosidad altos y niveles de institucionalidad democráticos bajos, como en Pakistán e Indonesia, en donde si bien existe un “voto religioso” este solo puede explicar el comportamiento político-electoral de un segmento de la población, no de su totalidad. Por lo tanto, es necesario tomar en cuenta la variable religión junto a otras más tradicionales de los estudios de comportamiento electoral e intención de voto, tales como nivel de escolaridad, sexo, situación económica, entre otros, para tener una comprensión de este fenómeno (Mujani 2020; Farmanullah, Khan y Ali 2017).
Asimismo, hay trabajos que han indicado que la religión tiene fuerte influencia en el comportamiento político-electoral de ciertos grupos de la población, aun en sociedades cuya democracia tiende a considerarse consolidada. Este es el caso de los Estados Unidos, donde diversos autores han mostrado cómo existe una fuerte influencia de la identificación religiosa con creencias protestantes evangélicas sobre el comportamiento político electoral de la población, al punto que es uno de los elementos que ayuda a explicar la victoria de Donald Trump en 2015 (Naff 2018; Woodward 2018; Liu 2020; Simon 2017; Layman 1997; Uslaner 2002).
Para el caso de América Latina también ha habido interés en estudiar la relación entre identificación religiosa y comportamiento político-electoral, especialmente vinculado con las creencias protestantes evangélicas, pero además tomando en consideración otras creencias religiosas, especialmente la católica (Bastian 1999; Calderón Castillo y Zúñiga 2018; Carbonelli 2019; Garma 2019; Mansilla Agüero, Orellana Urtubia y Panotto 2019; Prieto 2014). La tendencia a centrarse en las creencias protestantes evangélicas radica en el cambio en la matriz religiosa que se ha producido en la región en las últimas décadas, ya que se ha reportado un importante aumento de personas que se identifican como protestantes evangélicos en Latinoamérica (Bastian 2012; Ullán de la Rosa 2003; Gómez 2014).
De acuerdo con los estudios realizados en la región latinoamericana, en Brasil es donde la relación entre identificación religiosa e intención de voto es más palpable. Así, es posible encontrar evidencia sobre cómo las personas protestantes evangélicas tienden a votar por ciertas candidaturas al encontrar en estas una mayor afinidad con sus creencias y valores religiosos (Rodrigues-Silveira y Cervi 2019; Pessoa 2020; Almeida 2020). En Guatemala también se ha hallado una asociación entre práctica religiosa protestante evangélica y católica carismática, y el comportamiento político-electoral de dichos grupos, pero su relación se caracteriza como sutil y se reconoce la existencia de otras variables y factores que terminan moldeando el comportamiento electoral guatemalteco (Steigenga 2005).
Otras investigaciones han mostrado que ha existido un aumento de la participación política de grupos protestantes evangélicos, así como de elección de candidatos que profesan creencias protestantes evangélicas en los congresos latinoamericanos. No obstante, estos mismos trabajos reconocen que no es posible determinar que la identificación religiosa se esté convirtiendo en una variable que permita explicar el comportamiento político-electoral de la población en general (Rivera y Pérez 2013; Mansilla Agüero, Orellana Urtubia y Panotto 2019). Incluso, para el caso de Argentina, si bien hay textos que establecen que ha existido una mayor politización de grupos protestantes evangélicos, así como una mayor proyección de estos en el escenario político electoral (Carbonelli 2019; Algranti 2010), su influencia en los votantes es bastante reducida (Aasmundsen 2013; Carbonelli 2016).
Para la elección de 2018 en México, diversas investigaciones muestran la existencia de una relación entre identificación religiosa e intención voto, pero esto parece explicarse más por elementos coyunturales, tales como la coalición interconfesional que construyó Andrés López Obrador alrededor de su candidatura (Garma 2019; Díaz Domínguez 2020) y la discusión “contra la ideología de género” que se desarrolla en el marco de la campaña electoral (Bárcenas Barajas 2020).
En Costa Rica, los resultados de la primera ronda electoral de 2018 llevaron a algunos autores a establecer la existencia de una fuerte influencia de la religión y de la agenda política conservadora para explicarlos (Fuentes Belgrave 2019; Villena Fiengo 2018); incluso han descrito dichos resultados electorales como el efecto de un “shock religioso” (Rosales Valladares 2018). Otros análisis han tomado una postura más moderada, y si bien reconocen que existió una relación entre identificación religiosa y comportamiento electoral de la población costarricense, esta tiende a tener una capacidad explicativa limitada en comparación con otras variables demográficas o vinculadas con la cultura política del electorado (Pignataro y Treminio 2019; Díaz-González y Cordero Cordero 2020).
Así, en América Latina parece que no puede establecerse con claridad la existencia de un “voto religioso”, al menos en lo concerniente a la población protestante evangélica. Esta situación lleva a José Luis Pérez Guadalupe a afirmar que en la región latinoamericana “el hermano no vota al hermano”, es decir, no existe una correlación directa entre el porcentaje de población que tiene una creencia religiosa evangélica y el apoyo electoral de estos grupos y candidatos en los procesos electorales (Pérez Guadalupe 2020).
Matriz religiosa y conservadurismo en Costa Rica
Desde la década de los ochenta el número de iglesias pentecostales y neopentecostales fue aumentando en el país, pero no existen estudios o datos recolectados sistemáticamente que permitan observar de forma precisa cómo cambió la distribución de la población costarricense según su identificación religiosa. Si bien los datos presentados en el cuadro 1 provienen de estudios realizados con diversas metodologías, por lo cual sus resultados no pueden ser estrictamente comparados, al menos permiten inferir que para inicios de la segunda década del siglo XXI cerca de un tercio de la población costarricense manifestaba tener una identificación religiosa diferente a la católica.
* Los datos que se cuentan en 2012 clasifican a la población en: católica, otras religiones (que incluye otras creencias cristianas y no cristianas) y ninguna.
2009 | 2011 | 2012* | 2014 | |
---|---|---|---|---|
Católica romana | 71% | 63% | 69% | 62% |
Protestantes | 20% | 23% | -- | 25% |
Ninguna | 7% | 10% | 9% | 4% |
Otras religiones | 2% | 3% | 22% | 9% |
Fuente: elaboración propia a partir de Prolades (2012); U. S. Department of State (2013); Madrigal Pana (2012); Bell y Sahgal (2014).
A partir de 2018, el Instituto de Estudios Sociales en Población (Idespo) de la Universidad Nacional (Costa Rica) ha recolectado datos de forma sistemática, con el propósito de observar cómo cambia la matriz religiosa de la población costarricense. El cuadro 2 muestra que a inicios de la tercera década del siglo XXI cerca del 50% de la población costarricense indica ser católica; asimismo, casi un 26% de la población indica tener una creencia religiosa evangélica protestante.
Práctica religiosa | Año | ||
---|---|---|---|
Noviembre de 2018 (n = 1002) | Noviembre de 2019 (n = 700) | Noviembre de 2021 (n = 901) | |
Católica romana | 50,8% | 52,4% | 53,2% |
Evangélica protestante | 26,2% | 27,3% | 26,4% |
Creyente sin religión | 15,5% | 12,6% | 10,9% |
No creyente (ateo, agnóstico, etc.) | 2,4% | 3,9% | 6,2% |
Otros | 4,3% | 3,3% | 1,8% |
NS/NR | 1% | 0,6% | 1,5% |
Total | 100,0% | 100,0% | 100,0% |
Fuente: elaboración propia a partir de datos proporcionados por el Idespo (2019, 2020, 2021).
Además, los datos recolectados por el Idespo permiten observar que la tercera identificación religiosa más importante es la de aquellas personas que se declaran “creyentes sin religión”, es decir, manifiestan creer en alguna deidad o fuerza superior, pero no están afiliadas o consideran que no pertenecen a una religión. Sin embargo, el porcentaje de la población que concibe su práctica religiosa de esta manera parece estar en declive, ya que representaban el 15,5% en 2018 y para 2021 eran el 10,9%. En contraposición, el porcentaje de la población que se declara “no creyente” parece estar en aumento2, pues pasó del 2,4% en 2018 al 6,2% en 2021.
En cuanto al nivel de religiosidad de la población costarricense, un estudio elaborado en 2018 por el Idespo indica que un 51,7% de esta participa de forma activa en su iglesia, congregación o comunidad religiosa, y un 31% señala que las opiniones de sus líderes religiosos son muy influyentes en las decisiones de su vida cotidiana. Además, el mismo estudio indica que un 53% de la población costarricense está a favor de que Costa Rica sea un Estado laico, contra un 42% que está en desacuerdo con dicha idea (Idespo 2019); esto último es relevante debido a que el país es el único estado confesional católico en América Latina.
Por último, un estudio de 2017 del Idespo buscó establecer la disposición de la población costarricense hacia la ideología conservadora, entendida esta como un constructo que se asocia a la necesidad de sostener el statu quo, aunque implique limitar las libertades sociales de ciertos grupos, al mismo tiempo que los intentos de cambiar los valores tradicionales son vistos como una amenaza (Idespo 2017, 19). Así, para ese momento, cerca del 25% de la población costarricense tendía a tener una afinidad media hacia la ideología conservadora, mientras que el 43% tendía a tener una afinidad baja, y casi un 32% una afinidad alta o muy alta. Estos datos son importantes ya que, como se indica en el apartado anterior, diversos estudios, tanto para Costa Rica como para otros países, muestran que existe una relación entre posiciones conservadoras y prácticas religiosas (Díaz-González 2021a).
Religión y comportamiento electoral en Costa Rica
En las elecciones nacionales de febrero de 2018, Fabricio Alvarado, candidato por el Partido Restauración Nacional (PRN), obtuvo la mayor cantidad de votos en la primera ronda electoral. Tanto el partido como dicho candidato se asocian a grupos religiosos evangélicos protestantes, especialmente a iglesias neopentecostales -Alvarado había dejado su carrera como periodista para convertirse en músico cristiano-; asimismo, elementos asociados a su creencia religiosa fueron importantes durante su campaña política (Prado 2018; Murillo 2018), aun cuando en la mayor parte de la campaña electoral de 2018 Alvarado ni siquiera figuraba en los estudios de intención de voto (Idespo 2017; CIEP 2017). Tras la opinión consultiva OC/21-17 de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, promovida por el propio Gobierno de Costa Rica, la cual obligaba al Estado costarricense a reconocer las uniones de personas del mismo sexo, así como otra serie de derechos de la población LGBTIQ, Alvarado empezó a aumentar su apoyo electoral, ya que fue uno de los candidatos que se opuso más fuertemente a la opinión de la Corte, situación que le permitió obtener la simpatía de un grupo del electorado (CIEP 2018a, 2018b).
La situación anterior llevó a cierto sector a explicar el resultado electoral en términos de un “shock religioso” (Nájar 2018); asimismo, se entendió como un fortalecimiento de la influencia política de los grupos evangélicos protestantes, especialmente los neopentecostales (Fuentes Belgrave 2019). También se interpretó que el conservadurismo moral fue un factor importante en la influencia del comportamiento electoral de la población costarricense (Pineda 2019). Otras explicaciones, si bien no descartan la influencia de la religión y las posturas conservadoras en parte del electorado, han indicado que es necesario tomar en consideración elementos como la alta volatilidad electoral y la fragmentación del sistema de partidos costarricenses (Rosales Valladares 2018), la discusión política y mediática en torno a la opinión de la Corte (Díaz-González 2021b) y la socialización política (Díaz-González y Cordero Cordero 2020) para comprender el resultado electoral de 2018.
Dado lo anterior, las elecciones nacionales de 2022 se vuelven el escenario idóneo para corroborar la hipótesis de si existe un “voto religioso” en Costa Rica y, por lo tanto, si los valores y posiciones morales conservadores tienen un peso importante en el electorado al momento de decidir su voto. Además, a diferencia de lo ocurrido en el proceso electoral de 2018, durante la campaña electoral de 2022 la discusión política ha estado lejos de temas relacionados con derechos sexuales y reproductivos, o se ha mantenido a un nivel similar a lo ocurrido en campañas anteriores a 2018, en las que los candidatos y partidos expresaron posiciones sobre temas como el aborto y la educación sexual, sin que la discusión se concentrara en estos (Díaz-González 2017).
Metodología
Los datos analizados en el artículo provienen de la encuesta “Migración, cultura política e intención de voto en las elecciones nacionales 2022”, que se levantó en el Centro Tecnológico de Investigación Social (Cetis) del Idespo. La encuesta se aplicó a un total de 901 personas, lo que corresponde a un 3,3% de error de muestreo y un 95% de confianza (para el caso de una variable dicotómica asumiendo variabilidad máxima). Se utilizó un muestreo de bancos telefónicos móviles activos del país, bajo el procedimiento de Waksberg. Los datos fueron recolectados los días 1-5, 8-12, 15-20 y 23 del mes de noviembre de 2021.
Los datos fueron analizados utilizando el software Static Package for Social Science (SPSS), para lo cual se obtuvieron las estadísticas descriptivas, y también se construyeron modelos de regresión logística binaria y multinomial. Los modelos de regresión logística binaria son utilizados para asociar las variables de estudio con la disposición de la población a votar o no en las elecciones nacionales del 6 de febrero de 2022, así como si tenían definida la persona por la que votarían en la elección presidencial al momento de aplicar la encuesta. El modelo de regresión logística multinomial se usa para observar si existe una asociación entre las variables estudiadas y la persona candidata a la que se votaría en la elección presidencial; solo se toman en consideración las candidaturas que hayan obtenido una intención de voto que superara el margen de error de la encuesta (+ 3,3). La tabla 1 muestra una descripción de las variables utilizadas y la forma en que fueron codificadas.
Es necesario indicar que las personas que no respondieron a alguna de las preguntas asociadas a las variables del estudio no fueron contempladas en los análisis realizados. Asimismo, aquellas cuya práctica religiosa fue clasificada como “otros” no fueron incluidas en los análisis, ya que fueron el 1,8% de las personas encuestadas, lo cual está por debajo del margen de error de la encuesta.
Variable | Descripción | Codificación |
---|---|---|
Participación elección nacional 2022 | Se consultó sobre la probabilidad de votar en las elecciones nacionales del 6 de febrero de 2022. Las respuestas fueron brindadas en una escala del 0 (completamente seguro de NO ir a votar) a 10 (completamente seguro de SÍ ir a votar). Los valores del 1 al 10 posteriormente fueron agrupados como posibles votantes | 0 = no irá a votar 1= sí irá a votar 99 = no responde |
Decisión del voto | A las personas que manifestaban alguna probabilidad de votar en las elecciones nacionales, se les consultó por cual candidato/a votarían para la Presidencia de la República. Aquellas personas que no habían tomado una decisión fueron clasificadas como indecisas; quienes manifestaban su voto por un candidato/a concreto fueron agrupados como decididos | 0 = indeciso 1= decidido 99 = no responde |
Sexo | Se identificó el sexo de la persona encuestada bajo los parámetros de mujer u hombre | 0 = mujer 1= hombre 99 = no responde |
Edad | Se recopiló la edad en años cumplidos de las personas encuestadas. Posteriormente fueron recodificadas en tres grupos: 18 a 34 años, 35 a 49 años, 50 años o más | 1 = 18 a 34 años 2 = 35 a 49 años 3 = 50 años o más 99 = no responde |
Escolaridad | Se le consultó a la población encuestada por el último nivel de escolaridad cursado. Posteriormente fueron recodificadas en: primaria completa o menos, secundaria completa, universidad completa | 1 = primaria completa o menos 2 = secundaria completa 3 = universidad completa 99 = no responde |
Percepción de nivel económico | Se aplicó una escala que permite determinar el nivel económico de la persona encuestada (Solís Bastos 2016). La percepción de nivel económico se clasifica en: muy bajo, bajo, medio, alto | 1 = muy bajo 2 = bajo 3 = medio 4 = alto 99 = no responde |
Socialización política | Se mide al consultar a la persona encuestada con qué frecuencia conversa sobre política con familiares y amigos. Las respuestas fueron agrupadas en: siempre o casi siempre, algunas veces, nunca o casi nunca | 1 = siempre o casi siempre 2 = algunas veces 3 = nunca o casi nunca 99 = no responde |
Identificación religiosa | Se consultó a la persona encuestada por la religión o creencia con la que se identifica. Los datos obtenidos fueron agrupados en: católica, evangélica protestante, creyente sin religión, no creyente y otros | 1 = católica 2 = evangélica protestante 3 = creyente sin religión 4 = no creyente 5 = otros 99 = no responde |
Fuente: elaboración propia a partir de Idespo (2021).
Intención de voto en las elecciones de 2022: datos y modelos
En este apartado se presentan los datos utilizados para determinar si existe algún tipo de relación entre la intención de voto y la identificación religiosa de la población costarricense. Primero, en cuanto a la participación electoral, el gráfico 1 muestra que un 15,9% de la población encuestada señalaba estar segura de no asistir a votar en las elecciones nacionales de febrero de 2022; en cambio, un 84,1% expresaba alguna probabilidad de asistir a las urnas.
En lo que respecta a la preferencia electoral, es necesario señalar que para las elecciones presidenciales de 2022 participaron 25 candidatos y candidatas, el número más alto en la historia de Costa Rica. La alta oferta electoral podría haber incidido tanto en la fragmentación del apoyo electoral por parte de la ciudadanía como en la dificultad de esta al identificar una opción por la cual votar. De esta manera, y como muestra el gráfico 2, para noviembre de 2021 un 51,1% de la población se encontraba indecisa, es decir, no sabía por cual candidato/a votar.
Fuente: elaboración propia a partir de Idespo (2021). Nota: Para efectos ilustrativos se incluyen datos de candidatos/as que hayan obtenido el 1% o más de intención de voto; el resto de los partidos políticos se agrupa en “otros”. Para este análisis solo se toman en consideración aquellos candidatos/as que hayan superado el margen de error de la encuesta (+ 3,3).
Asimismo, el gráfico 2 muestra que solo tres candidatos y una candidata obtuvieron un porcentaje de intención de voto que supera el margen de error de la encuesta: José María Figueres del Partido Liberación Nacional (PLN), Lineth Saborío del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), Fabricio Alvarado del Partido Nueva República (PNR) y José María Villalta del Partido Frente Amplio (PFA). De estos, Alvarado podría tener mayor posibilidad de beneficiarse del “voto religioso”, ya que dejó su carrera como periodista para dedicarse a ser “cantante cristiano”, y esto le permita ser abiertamente identificado como un político evangélico protestante al tener vínculos con iglesias neopentecostales (Prado 2018; Bosques 2018). Además, como diputado en el periodo 2014-2018 y como candidato presidencial en las elecciones de 2018, tuvo posturas socialmente conservadoras, incluyendo la oposición a la ampliación de los derechos de las poblaciones sexualmente diversas (Fuentes Belgrave 2019; Pineda 2019). De la misma manera, sería esperable que Saborío se beneficiara en alguna medida del “voto religioso”, ya que el PUSC tiene como fundamento ideológico desde su origen el socialcristianismo y ha sido propenso a adoptar posiciones conservadoras; incluso, Saborío dio su apoyo a Alvarado durante la campaña electoral de 2018 (Madrigal 2018).
Para corroborar si la identificación religiosa de la población costarricense se relaciona con su intención de voto y, con esto, verificar la hipótesis de trabajo propuesta sobre la existencia de un “voto religioso”, en primer lugar, se busca observar si existe alguna relación entre la identificación religiosa de la población y su disposición a votar o no en las elecciones nacionales de 2022. Para verificar la existencia de dicha asociación se realizó un modelo de regresión logística binaria, en el que además se agregaron variables sociodemográficas (sexo, edad, nivel de escolaridad y percepción de nivel económico) y una variable de socialización política (la frecuencia con la que las personas conversan sobre política con familiares y amigos). Esta última variable se incluye debido a que otros estudios han mostrado que la socialización política tiene una fuerte relación con la intención de voto de la población costarricense (Díaz-González y Cordero Cordero 2020; Díaz-González 2020).
Como muestra el cuadro 3, la identificación religiosa de la población costarricense no se asocia con la probabilidad de votar; en contraste, otras variables como la edad, el nivel de escolaridad, la percepción del nivel económico y la socialización política sí se vinculan de manera significativa con dicha intención.
Variables | Modelo participación electoral Votar = 1 Abstenerse = 0 | Modelo decisión del voto Decidido = 1 Indeciso = 0 | |
---|---|---|---|
Sexo | |||
Hombre | 0,266 (0,189) | 0,163 0,167) | |
Edad | |||
35 a 49 años | -0,537* (0,255) | 0,706* (0,226) | |
50 años o más | -0,349 (0,244) | 1,176* (0,220) | |
Escolaridad | |||
Secundaria | 0,154 (0,215) | -0,100 (0,214) | |
Universitaria | 1,126** (0,308) | 0,048 (0,234) | |
Percepción nivel económico | |||
Bajo | 0,589* (0,289) | -0,353 (0,322) | |
Medio | 1,126** (0,265) | 0,104 (0,278) | |
Alto | 0,693* (0,307) | 0,271 (0,315) | |
Conversa sobre política con familiares y amigos | |||
Siempre o casi siempre | -,346 (0,442) | 0,419 (0,281) | |
Nunca o casi nunca | -1,364* (0,406) | -0,554* (0,266) | |
Identificación religiosa | |||
Católica | 0,391 (0,411) | -0,439 (0,358) | |
Evangélica protestante | 0,204 (0,243) | -0,206 (0,372) | |
Creyente sin religión | -0,707 (0,451) | -0,459 (0,428) | |
Constante | 1,445* (0,618) | -0,288 (0.518) | |
Clasificación | 81,2% | 62,0% |
Fuente: elaboración propia a partir de Idespo (2021).
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Asimismo, se revisó si existe una relación entre la identificación religiosa de la población y si ha decidido o no por cuál candidato/a votar, para lo cual también se construyó un modelo de regresión logística binaria que incluía las variables ya señaladas. Se ha demostrado que el electorado costarricense tiende a decidir de manera tardía por cual candidato/a votará (Pignataro 2017); y dado que los datos analizados fueron recolectados en noviembre de 2021, casi dos meses antes de las elecciones nacionales de 2022, permiten corroborar si la identificación religiosa de la población le facilita seleccionar un candidato/a. Como muestra el cuadro 3, la identificación religiosa no se asocia de manera significativa con el haber decidido o no por quién votar, y solo se encuentra relación con las variables edad y socialización política.
En cuanto a las personas que en ese momento ya habían decidido por quién votar para las elecciones presidenciales de 2022, se procedió a revisar si existía una relación entre la identificación religiosa y el candidato/a por el que manifestaban intención voto. Para este caso se analizaron únicamente las personas candidatas cuyo porcentaje de intención de voto superara el margen de error de la encuesta (+ 3,2); estos son: José María Figures, Lineth Saborío, Fabricio Alvarado y José María Villalta. El cuadro 4 muestra la relación entre la identificación religiosa de la población encuestada y su intención de voto en las elecciones presidenciales. Dos casos llaman la atención: primero, ninguna persona declarada creyente sin religión manifiesta intención de votar por Alvarado; segundo, ninguna persona no creyente señala intención de votar por Saborío.
Intención de voto | Identificación religiosa | Total | ||||
---|---|---|---|---|---|---|
Católica romana | Evangélica protestante | Creyente sin religión | No creyente | |||
F. Alvarado | Porcentaje respecto a la intención de voto | 19,6% | 76,1% | 4,3% | 100,0% | |
Porcentaje respecto a la identificación religiosa | 6,4% | 46,1% | 15,4% | 18,6% | ||
J. M. Figueres | Porcentaje respecto a la intención de voto | 71,9% | 18,0% | 6,3% | 3,9% | 100,0% |
Porcentaje respecto a la identificación religiosa | 65,2% | 30,3% | 47,1% | 38,5% | 51,8% | |
J. M. Villalta | Porcentaje respecto a la intención de voto | 45,5% | 4,5% | 22,7% | 27,3% | 100,0% |
Porcentaje respecto a la identificación religiosa | 7,1% | 1,3% | 29,4% | 46,2% | 8,9% | |
L. Saborío | Porcentaje respecto a la intención de voto | 58,8% | 33,3% | 7,8% | 100,0% | |
Porcentaje respecto a la identificación religiosa | 21,3% | 22,4% | 23,5% | 20,6% | ||
Total | Porcentaje respecto a la intención de voto | 57,1% | 30,8% | 6,9% | 5,3% | 100,0% |
Porcentaje respecto a la identificación religiosa | 100,0% | 100,0% | 100,0% | 100,0% | 100,0% |
Fuente: elaboración propia a partir de Idespo (2021).
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También, el cuadro 4 permite observar que si bien el 76,1% de las personas que muestran intención de votar por Alvarado se identifican como evangélicos protestantes, solo el 46,1% de las personas evangélicas protestantes decididas a votar lo harán por dicho candidato. En otras palabras, la mayoría de las personas decididas a votar que se identifican como evangélicos protestantes no manifestaron la intención de votar por el candidato que claramente se identifica con dicha creencia religiosa, lo cual aporta para descartar la existencia de un “voto religioso” en Costa Rica o al menos para no generalizar su existencia en un grupo mayoritario de la población.
Con respecto a la población que se identifica como católica, un 65,2% de los que ya tienen candidato seleccionado manifestaron la intención de votar por José María Figueres y solo un 6,4% de estos indicaron que votarían por Alvarado. Ante estos datos, se puede pensar la existencia de un “voto religioso” por parte de las personas que se identifican como católicas; sin embargo, como se expone más adelante, un análisis más detallado descarta dicha posibilidad. Asimismo, el 47,1% de quienes se identifican como creyentes sin religión manifestaron la intención de votar por Figueres. En el caso de las personas no creyentes, el 46,2% mostraron la intención de votar por José María Villalta.
El cuadro 5 muestra el resultado del modelo logístico múltiple que se utiliza para determinar si existe relación entre la práctica religiosa de la población y su preferencia electoral. Como base de comparación se utiliza la intención de voto a Fabricio Alvarado, ya que este candidato había obtenido el mayor porcentaje de votos en la primera ronda electoral de 2018, pero perdió el balotaje y, además, se le identifica tanto por sus posiciones políticas conservadoras (oposición a los derechos de la población LGBTI, al aborto, entre otros) como por su práctica religiosa evangélica protestante y su vínculo con iglesias neopentecostales. Así, respecto a José María Figueres, las personas creyentes sin religión tienen menor probabilidad de votar por este candidato que por Alvarado. En el caso de Lineth Saborío, no se encuentra que exista una relación significativa entre la práctica religiosa y la probabilidad de votar por esta candidata o por Fabricio Alvarado. Por último, las personas con práctica religiosa evangélica protestante tienen menor probabilidad de manifestar intención de voto por José María Villalta respecto a Fabricio Alvarado; en contraste, las personas creyentes sin religión tienen mayor probabilidad de indicar que votarán por Villalta que por Alvarado.
Variable | Candidato/a | ||
---|---|---|---|
J. M. Figueres | L. Saborío | J. M. Villalta | |
Intercepto | 2,030 (1,299) | 0,536 (1,911) | 0,289 (1,663) |
Sexo | |||
Hombre | 0,082 (0,433) | 0,059 (0,476) | 0,236 (0,675) |
Edad | |||
18 a 34 años | -0,475 (0,621) | -1,788* (0,772) | 1,383 (0,919) |
35 a 49 años | -0,765 (0,506) | -1,035 (0,552) | -0,829 (1,014) |
Escolaridad | |||
Primaria completa o menos | -1,337 (0,749) | -1,658* (0.802) | -3,085* (1,163) |
Secundaria | -1,360 (0,714) | -1,142 (0,771) | -1,477 (0,899) |
Percepción nivel económico | |||
Muy bajo | -0,101 (0,799) | 0,290 (0,854) | 0,441 (1,213) |
Bajo | -0,674 (0,712) | -0,594 (0,807) | -2,127 (1,513) |
Medio | 0,075 (0,591) | 0,186 (0,653) | -0,135 (0,820) |
Conversa sobre política con familiares y amigos | |||
Siempre o casi siempre | 0,760 (0,486) | 0,739 (0,523) | 1,844* (0,819) |
Algunas veces | 0,769 (0,671) | -0,027 (0,766) | 1,480 (1,357) |
Identificación religiosa | |||
Católica | 1,395 (1,662) | 2,144 (1,751) | 0,181 (1,182) |
Evangélica Protestante | -1,202 (1,040) | 0,319 (1,746) | -3,532** (1,387) |
Creyente sin religión | 19,658** (1,662) | 20,950 (0,000) | 19,950* (1,765) |
Fuente: elaboración propia a partir de Idespo (2021).
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Análisis de los resultados
Los datos analizados muestran que no existe una relación entre la identificación religiosa de la población costarricense y su disposición a asistir a las urnas en las elecciones de febrero de 2022 (ver cuadro 3). A partir de las elecciones de 1998, el abstencionismo en Costa Rica ha rondado entre el 30% y 36% del padrón electoral; este fenómeno se ha explicado debido a la desafección de la población hacia los partidos y a un aumento en el descontento hacia la gestión de los Gobiernos (Raventós-Vorst et al. 2005; Alfaro-Redondo y Gómez-Campos 2014). En contraste, la asistencia a las urnas se ha explicado por la fuerte socialización de valores cívicos que han hecho que la población costarricense equipare la idea de democracia a la de votar (Díaz-González et al. 2018).
Adicionalmente, otras investigaciones han mostrado que aumenta la participación electoral en Costa Rica en contextos de mayor polarización o cuando la población se siente más amenazada (Alfaro-Redondo 2019). Por lo tanto, la no asociación entre religión e intención de asistir a las urnas puede significar que no existen una o varias opciones por las que se inclinen personas de una determinada identificación religiosa, de manera que incidan en su propensión a votar. Asimismo, también puede entenderse que la población no considera que exista una amenaza o polarización, al menos respecto a sus valores y creencias religiosas, que pueda promover una mayor participación electoral.
Además, los datos tampoco permiten establecer una asociación entre identificación religiosa y decisión (o indecisión) sobre por cuál candidato votar (ver cuadro 3). En Costa Rica hay una oferta partidaria que se vincula con valores conservadores y prácticas religiosas católicas y evangélicas protestantes (Díaz-González 2017; Fuentes Belgrave 2019; Arguedas Ramírez 2010); por lo tanto, sería esperable que personas con identificación religiosa definida pudieran decidir su voto más fácil, al coincidir con dichos grupos políticos y, al contrario, que aquellas personas que se declaran creyentes sin religión o no creyentes fueran más propensas a la indecisión. Por lo tanto, la evidencia muestra que el comportamiento de la población costarricense sobre asistir a las urnas y la facilidad para definir por quién votar están asociados a variables como la edad, la escolaridad, la percepción del nivel socioeconómico o el interés por la política, y no a su identificación religiosa.
Adicionalmente, los datos permiten visualizar que sí existe una asociación entre la identificación religiosa de la población decidida a votar y su candidato de preferencia, pero solo está presente en algunos casos. Fabricio Alvarado es el candidato que más fuertemente se asocia a una creencia religiosa evangélica conservadora, por lo que es utilizado como base en el modelo de regresión logística múltiple elaborado (ver cuadro 4). Así, las personas creyentes sin religión tienen una probabilidad mucho más alta de votar por Figueres y Villalta que por Alvarado. Las personas creyentes sin religión en Costa Rica tienen menor probabilidad de manifestar posiciones conservadoras, y más bien tienden a mostrar opiniones favorables hacia temas como la legalización de las uniones de personas del mismo sexo o el aborto (Díaz-González 2021a); esto puede explicar por qué las personas creyentes sin religión decididas a votar tengan menor probabilidad de apoyar a Alvarado.
En cuanto a la población con identificación evangélica protestante que ya tenía decidido por quién votar, esta tiene menor probabilidad de votar por Villalta que por Alvarado. La población evangélica protestante en Costa Rica tiende a manifestar posiciones más conservadoras (Díaz-González 2021a); en cambio, Villalta es un candidato de izquierda y con posiciones abiertamente contrarias a la de estos grupos (Díaz-González 2017), lo cual puede explicar que tengan menor probabilidad de identificarse con dicho candidato.
Por último, no se encuentra que exista una relación entre la práctica religiosa de la población que ha decidido votar por Saborío o Alvarado. El partido de Saborío, Unidad Social Cristiana, ha tendido a defender posiciones conservadoras en su agenda política (Díaz-González 2017); asimismo, ella manifestó su apoyo a Alvarado durante el balotaje de 2018, con el argumento de que dicho candidato era más afín a sus valores y principios (Madrigal 2018). Por lo tanto, la población podría hacer una valoración similar de estos candidatos respecto a sus posiciones conservadoras, pues son otras características del electorado -como su edad o nivel de escolaridad- las que inciden en su preferencia.
Conclusiones
Costa Rica puede caracterizarse como una sociedad religiosa, ya que la cantidad de personas ateas o sin creencias religiosas apenas supera el 6% de la población. Además, si bien la costarricense ha sido tradicionalmente una sociedad donde la religión católica ha sido la dominante, el porcentaje quienes se identifican como católicos ha decrecido desde finales del siglo XX, al punto de representar cerca de la mitad de la población. En contraposición, el número de personas con una identificación religiosa evangélica protestante ha ido aumentado hasta representar cerca de un cuarto de la población. En este sentido, sigue una dinámica de cambio en las prácticas religiosas de su población similar a lo ocurrido en otros países de América Latina (Steigenga 2005; Bastian 2012; Gómez 2014).
Al igual que ocurre en otros países latinoamericanos, en Costa Rica ha aumentado la presencia de grupos conservadores y religiosos que buscan incidir en la discusión de los asuntos públicos (Mora Solano 2022; Fuentes Belgrave 2019). Además, diversos estudios han mostrado que existe un segmento importante dentro de los costarricenses que tiende a manifestar fuertemente posiciones conservadoras (Idespo 2017), especialmente sobre temas relacionados con derechos sexuales y reproductivos (Díaz-González 2021a).
A pesar de las características anteriormente planteadas, los datos analizados muestran que existe una autonomía entre la identificación religiosa y la intención de voto, al menos en el sector mayoritario de la población costarricense. Si bien no se puede descartar del todo que la identificación religiosa de la población costarricense incida en su comportamiento político-electoral, se puede concluir que sigue una tendencia similar a la de otros países de la región, donde dicha relación es débil o solo se encuentra en ciertos grupos de la población (Rivera y Pérez 2013; Mansilla Agüero, Orellana Urtubia y Panotto 2019).
En el caso de Costa Rica, diversos trabajos han planteado que la identificación religiosa evangélica protestante y los valores morales conservadores ayudan a explicar el comportamiento político-electoral de la población (Pineda 2019; Villena Fiengo 2018). No obstante, esas afirmaciones no parecen concordar con los datos aquí expuestos. Así, no existe una relación entre identificación religiosa y asistencia a las urnas o facilidad de decisión del voto. En otras palabras, no puede establecerse que determinada identificación religiosa genere un mayor o menor compromiso con la participación en las urnas; y tampoco es posible afirmar que determinada práctica religiosa le facilite a la población escoger más fácilmente a un candidato/a para apoyarlo/a con su voto.
Sin embargo, sí se puede establecer que existe una relación entre la identificación religiosa y la preferencia de intención de voto entre las personas con candidato/a ya elegido/a, a pesar de que esta relación solo está presente en casos puntuales. Las personas creyentes sin práctica religiosa tienen una mayor probabilidad de elegir votar por Figueres o Villalta que por Alvarado. Como se expresó, Alvarado es un candidato que se identifica principalmente por su discurso conservador y las personas creyentes sin religión en Costa Rica tienden a tener una baja disposición a posiciones conservadoras (Díaz-González 2021a), por lo que posiblemente descartan apoyar a este candidato. Al contrario, quienes se identifican como evangélicas protestantes, con voto decidido, tienen una mayor probabilidad de apoyar a Alvarado que a Villalta; la razón podría ser que sienten mayor afinidad con las posiciones conservadoras de Alvarado y, al mismo tiempo, observan las propuestas políticas de Villalta como una amenaza a sus creencias.
Así, no hay una fuerte relación entre identidad religiosa e intención de voto en la población costarricense, al menos en el marco del proceso electoral nacional de 2022. Aunque es posible establecer una relación entre religión y comportamiento-electoral, es solo para algunos casos y no abarca a todas las personas que comparten una identificación religiosa específica; además, parece que intervienen otras variables como la percepción del nivel económico, la escolaridad o la socialización política.
Por lo tanto, a pesar de los cambios en la matriz religiosa en Costa Rica, el aumento de la participación política de grupos religiosos y la disposición de un segmento importante de la población hacia posiciones conservadoras, no es posible determinar la existencia de un “voto religioso” en la mayor parte del electorado y solo para un grupo reducido de este su identificación religiosa se relaciona con su intención de voto. No obstante, lo anterior no implica que deba descartarse del todo la religión como una variable para esclarecer la intención de voto y el comportamiento electoral en Costa Rica, sino que su peso explicativo posiblemente resida en que permite entender la intensidad de las posiciones conservadoras de la población, la cual sí parece ser un elemento de peso para predecir la intención de voto y explicar los resultados electorales en el país.
El anterior supuesto se fortalece si se toma en consideración que, finalmente, las elecciones presidenciales de 2022 fueron ganadas en balotaje por Rodrigo Chaves, un candidato “outsider” cuyo apoyo electoral empezó a crecer en enero de 2022, que se declara católico tradicional, que pacta con pastores evangélicos la conformación de su futuro gabinete y que, al mismo tiempo, muestra cercanía con las autoridades de la Iglesia católica. De esta forma, se requieren futuros estudios que permitan establecer si la identificación religiosa y las posturas conservadoras de la población costarricense están conformando un bloque de votantes cohesionados que se mantengan en el tiempo o bien si se trata de elementos que tienen incidencia significativa en coyunturas político-electorales específicas.