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Entramado

versão impressa ISSN 1900-3803versão On-line ISSN 2539-0279

Entramado vol.20 no.1 Cali jan./jun. 2024  Epub 07-Maio-2024

https://doi.org/10.18041/1900-3803/entramado.1.10255 

Artículos de investigación

Aproximación a las ideas de Banerjee y Duflo sobre la pobreza*

Jorge Armando Sará-Marrugo1 
http://orcid.org/0000-0001-8904-7101

Yamile Gisella González-Escobedo2 
http://orcid.org/0009-0006-0804-6822

1Research professor at the International Institute of Caribbean Studies, University of Cartagena, Cartagena - Colombia. jorgesarama@gmail.co

2Universidad Autónoma de Zacatecas, Zacatecas - México gisella_yami@hotmail.com


RESUMEN

Desde una visión macroeconómica, las teorías de desarrollo han oscilado desde las visiones que privilegian la cooperación internacional, hasta las que sostienen que la alternativa para superar la pobreza es el crecimiento económico sostenible. En medio ha quedado la economía del desarrollo cuyos estudios se han alejado del trabajo de campo como modalidad para la investigación empírica. El objetivo de este artículo es reflexionar sobre los planteamientos centrales del enfoque experimental propuesto por Esther Duflo y Abhijit Banerjee, aplicado desde la economía, para entender y combatir la pobreza. Se da cuenta de sus principales ideas, críticas y debates propuestos tanto al campo académico como a la gestión pública. Los alcances epistemológicos de esta teoría serán relevantes en la medida que estimulen una lectura interdisciplinar de la pobreza, donde se considere a los pobres como sujetos y no como agentes de un modelo analítico.

CLASIFICACIÓN JEL:

A12, C90, 010, 130, 131, 138, 139

PALABRAS CLAVE: Método experimental; desarrollo humano; política de la autonomía; economía del desarrollo; intervenciones sociales; gestión pública; epistemología de la economía

AВSTRACТ

From a macroeconomic viewpoint, development theories have ranged from those that privilege international cooperation to those that maintain that the alternative for overcoming poverty is sustainable economic growth. In the middle has been development economics, whose studies have moved away from fieldwork as a modality for empirical research. The purpose of this article is to reflect on the central arguments of the experimental approach proposed by Esther Duflo and Abhijit Banerjee, applied from the perspective of economics, to understand and combat poverty. The main ideas, criticisms, and debates suggested by both the academic field and public management are presented. The epistemological scope of this theory will be relevant if it stimulates an interdisciplinary approach to poverty where the poor are considered as subjects and not as agents of an analytical model.

JEL CLASSIFICATION

A12, C90, 010, 130, 131, 138, 139

KEYWORDS: Poverty; experimental method; human development; autonomy policy; development economics; social interventions; public management; epistemology of economics

RESUMO

Do ponto de vista macroeconômico, as teorias do desenvolvimento têm variado entre as que privilegiam a cooperação internacional e as que defendem que a alternativa à superação da pobreza é o crescimento econômico sustentável. A economia do desenvolvimento, cujos estudos se têm afastado do trabalho de campo como modalidade de investigação empírica, tem estado numa posição intermédia. O objectivo deste artigo é reflectir sobre os princípios centrais da abordagem experimental proposta por Esther Duflo e Abhijit Banerjee, aplicada a partir da perspectiva da economia, para compreender e combater a pobreza. São apresentadas as principais ideias, críticas e debates propostos tanto ao campo académico como à administração pública. O alcance epistemológico desta teoria será relevante na medida em que estimula uma visão interdisciplinar da pobreza, onde os pobres são considerados como sujeitos e não como agentes de um modelo analítico.

CLASSIFICAÇÃO JEL

A12, C90, 010, 130, 131, 138, 139

PALAVRAS-CHAVE: Pobreza; Método experimental; desenvolvimento humano; política de autonomia; economia do desenvolvimento; intervenções sociais; gestão pública; epistemologia da economia

1. Introducción

Banerjee y Duflo consideran que el problema de la pobreza ha suscitado una serie de posiciones políticas que reducen el debate público a unas fórmulas simples en las que muy poco se tiene en cuenta a los pobres como fuente de conocimiento. Los comportamientos y las decisiones cotidianas de los individuos resultan ser de poco interés para estas perspectivas económicas, que finalmente terminan afectando las apuestas por acabar la pobreza.

Los enfoques que se centran en el mercado libre como factor favorecedor de oportunidades, o los que acentúan el papel de los derechos humanos en el fortalecimiento de las capacidades, o la necesidad de no perder de vista el conflicto social en el análisis de las causas, hasta los que consideran imperativo el aumento de las transferencias para enfrentar la vulnerabilidad, y lo significativo de la ayuda internacional para el desarrollo, han hecho grandes aportes a la comprensión del problema, pero lo que sugieren los autores es que no se debe perder de vista cómo viven los pobres, lo que implica un fuerte trabajo de campo centrado en las experiencias de los sujetos.

Duflo y Banerjee son dos economistas de Francia y la India, respectivamente, que se han desempeñado como docentes investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), son cofundadores y codirectores del laboratorio de acción contra la pobreza J-PAL fundado en 2003 (Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab) integrado actualmente por 750 investigadores, que se dedican a evaluar la efectividad de las políticas públicas en materia de reducción de la pobreza1.

A través de donaciones han logrado realizar más de 1600 ensayos controlados aleatorios (ECA) en más de 80 países, además, la verificación de programas a través de esta metodología ha permitido la ampliación de políticas públicas que han beneficiado a 600 millones de personas en todo el planeta (J-PAL, 2023). Este arduo trabajo les ha merecido muchos reconocimientos, siendo sin duda el más importante el premio nobel de economía que recibieron Banerjee, Duflo y Michael Kremer en 2019, por sus aportes metodológicos a la economía del desarrollo que se preocupa por proporcionar resultados confiables desde el análisis a pequeña escala (THE ROYAL SWEDISH ACADEMY OF SCIENCES, 2019) (Adriano, 2020).

Como es sabido, los estudios experimentales tienen una trayectoria destacada en la investigación en el campo de la salud; en algunas áreas de las ciencias sociales y humanas también ha hecho carrera, específicamente en Psicología y Ciencias políticas (Casas y Méndez, 2013). En la disciplina económica los primeros experimentos datan de la década de los 30 y 40 del siglo XX (Fatás y Roig, 2004) (Brañas y Paz Espinosa, 2011), sin embargo, su aplicación para medir el efecto de las políticas de intervención de la pobreza es relativamente reciente.

En este ámbito es que se centra la invitación de los autores, no perder de vista los detalles, básicamente por dos razones: en primer lugar, porque para los responsables de la política pública no siempre es una prioridad, y cuando deben enfrentarlos lo hacen basados en especulaciones, sin tener mucho en cuenta la evidencia. Y, en segundo lugar, porque aquellos detalles que se consideran poco importantes pueden resultar extraordinariamente significativos para determinar el efecto final de una política, mientras que algunos asuntos teóricos de primer orden pueden no ser tan relevantes (Duflo, 2017). De esta manera, es que han podido comprender cómo grandes inversiones terminan fracasando por razones o actitudes que en principio no tienen aparente lógica o racionalidad.

Por ello, Esther Duflo se preguntaba en 2003 "¿Cómo un programa determinado en un país en desarrollo ha influido sobre los pobres a quienes debe beneficiar?" (Caminis, 2003, p. 4). Y Banerjee, refiriéndose a la ayuda de cooperación internacional, agregaba "se está gastando mal mucho de ese dinero, guiados por ideologías o creencias políticas, pero con muy poca fe en la ciencia" (Aunión, 2009). Por lo tanto, recomiendan que la economía no debe partir de preguntas globales (¿Cuál es la principal causa de la pobreza? ¿Hasta qué punto debemos creer en el mercado libre? ¿La democracia es buena para los pobres?) si no determinar problemas específicos que afectan a los sujetos, y examinar los mecanismos más adecuados para intervenir (Banerjee y Duflo, 2021).

En ese sentido, la pregunta fundamental de esta pareja de investigadores parte de un reconocimiento del papel de la economía como disciplina en la formulación de políticas para la resolución de problemas sociales, por lo que consideran necesario que los aportes epistemológicos a la gestión pública no se queden en modelos analíticos, sino que comprendan el complejo mundo de los detalles y las circunstancias de la intervención social, es decir, enfrentar intelectualmente la incertidumbre de los procesos para definir herramientas y acciones mucho más efectivas y eficientes (Duflo, 2021).

Pero ¿en qué se distingue esta propuesta de otras que han existido con igual propósito? En estos veinte años la labor del laboratorio (J-PAL) ha tenido una influencia importante en la política de un modo diferente a otros procesos; Duflo señala que éstos consistían básicamente en un conjunto de asesorías por parte de expertos quienes con cierta regularidad iban de un lado a otro ofreciendo consejos macroeconómicos en coherencia con una teoría económica o las nociones intuitivas que tuvieran. De igual forma menciona que también se distingue de la influencia ejercida por los llamados "Chicago Boys" que asesoraron a la Chile de Pinochet en los años 70 del siglo XX.

La perspectiva de J-PAL se preocupa menos de las tesis globales y se enfoca mucho más en las sugerencias específicas. Es aquí donde hacen una fuerte crítica a Jeffrey Sachs y William Easterly quienes han protagonizado un debate alrededor de la importancia de la cooperación frente a la lucha contra la pobreza en los países en desarrollo. "Nos tomamos en serio tanto los principios rectores como las realidades menos glamorosas, pero aún cruciales, de la implementación cotidiana de las políticas". De este modo, a la hora de participar en el diseño de políticas públicas en cualquier parte del mundo, se debe "asumir la responsabilidad de obtener el panorama completo y el diseño amplio correcto" (Duflo, 2020, p. 1953). Así, los investigadores del laboratorio son conscientes de que las estrategias propuestas podrían implementarse en varias partes del mundo, por lo que deben ser responsables de los aspectos específicos que puedan surgir y que los modelos o teorías construidas no hayan atendido puntualmente.

En ese sentido, en este artículo se hace una reflexión sobre algunos de los aportes académicos que han realizado Abhijit Banerjee y Esther Duflo al entendimiento de la pobreza. Para ello, se centró el análisis en las obras Repensar la pobreza. Un giro radical en la lucha contra la desigualdad global (Banerjee y Duflo, 2021) y Combatir la pobreza. Herramientas experimentales para enfrentarla (Duflo, 2021), además de algunos artículos donde precisan, definen y amplían más sus preocupaciones investigativas. Desde un enfoque cualitativo con alcance interpretativo se aplicó la hermenéutica, donde el texto cumple la función de herramienta de observación del fenómeno social (Naranjo, 2020).

Para ello, se dividió el presente trabajo en tres secciones; en la primera parte, se hace la presentación general de las nociones metodológicas de los estudios aleatorios controlados, en la segunda, se expone la discusión sobre el desarrollo humano como un enfoque de política pública para la atención de la salud y educación, y la tercera, trata la política de la autonomía que recoge los aportes sobre el papel de las microfinanzas en la generación de capacidades individuales. Se espera contribuir al entendimiento de un fenómeno social complejo de alta importancia en el debate público y académico.

2. Generalidades de la metodología experimental

Experimentar es colocar intencionalmente el objeto de estudio en unas condiciones para observar su comportamiento. Esto implica modificar el entorno natural o crear un ambiente artificial con el propósito de registrar los cambios, las permanencias y las fluctuaciones que se provocan. Para que puedan ser evidentes estas dinámicas del objeto es preciso que exista un grupo de control, que es aquel conjunto de la muestra que no ve afectada sus condiciones o recibe un tratamiento diferencial, convirtiéndose en punto de referencia a la hora de valorar el efecto de determinada acción sobre el grupo experimental, quienes sí están directamente involucrados en el núcleo de la intervención de la investigación.

Estos dos conjuntos poblacionales deben tener aspectos semejantes que permitan su comparación, para poder hacer las respectivas inferencias, así pues, la selección de los individuos es una parte fundamental del diseño; desde luego, se deben hacer conscientes las externalidades del proceso, pues no se puede tener un control absoluto de todos los factores. No está demás indicar que, previo al experimento, se debió haber realizado un diagnóstico que permita tener claro las características iniciales del asunto (la llamada línea base del objeto-problema) (Hernández Sampieri y Mendoza Torres, 2018) (Ñaupas, Valdivia, Palacios, y Romero, 2018).

En Ciencias Sociales, por supuesto, este proceso no resulta ser un ejercicio sencillo, sobre todo si los experimentos se llevan a cabo en el campo (Cárdena, 2013) (Vélez, Moros, y Bermúdez, 2013). Paul Samuelson, Premio Nobel de Economía (1970), aseguraba que debido a que el comportamiento social es muy complejo no era posible lograr la precisión de otras investigaciones disciplinarias, y se atrevió a sentenciar: "ni realizar los experimentos controlados del químico o del biólogo; hemos de contentarnos con «observar», de modo parecido a cómo lo hace el astrónomo"; pero incluso la observación es limitada porque los acontecimientos y los datos económicos no se comportan de forma tan ordenada como las trayectorias de los planetas (Samuelson, 1975).

Treinta años después, otros nobeles de Economía seguían reconociendo la ausencia de una gran respuesta universal, pero con la diferencia de que se contaba con datos de mayor calidad y con un poderoso instrumento, los ensayos controlados aleatorios (ECA), justamente para llevar "a cabo experimentos de gran escala en los que los investigadores, trabajando con un socio local, ponen a prueba sus teorías" (Banerjee y Duflo, 2021 ). El itinerario de esta metodología no fue lineal, y debe mucho a la Psicología, Ciencias Políticas (Casas, 2013), y a pioneros como Vernon Smith, otro galardonado con el nobel (2002), quien fue el que catapultó finalmente este tipo de investigaciones en el campo económico en el siglo XXI (Smith, 2005) (Talavera Aldana, 2003).

Pero ¿cómo se hace un experimento en Ciencias Sociales? Sin ánimo de ser exhaustivos, recomiendan los expertos algunas cuestiones básicas: un problema concreto, un diseño claro, tener el mayor control sobre las contingencias, e incentivos (Brañas y Barreda, 2011). Esto quiere decir, que los individuos seleccionados deben enfrentarse a una situación (vg., llevar a sus hijos a vacunar, asistir al trabajo), el cual tiene que estar descrito en sus detalles en el marco del proyecto (el conjunto del ejercicio planificado), con lo cual se pretende garantizar que los accidentes o riesgos tengan el menor efecto sobre el experimento (variables no observables que pueden interferir) (García, 2008), y, por último, es necesario ofrecer estímulos que provoquen el comportamiento (un subsidio, una libra de lentejas).

En ese sentido, lo que debe garantizar al investigador un experimento bien realizado es que se pueda "observar el proceso de toma de decisiones en un ambiente controlado, asegurando que las variaciones sean producto de las condiciones experimentales que promueve intencionalmente el investigador, y no de circunstancias externas" (Méndez, 2013, pp. 28-29). En suma, para que los resultados puedan tener alguna capacidad de generalización es imperativo el control de las condiciones y la aleatorización. La primera, implica definir la línea base que será útil para reconocer los cambios y permanencias; y la segunda, se refiere a la modalidad de selección de los integrantes de la muestra para garantizar neutralidad.

Un par de ejemplos podrían ayudar a clarificar estas características y solventar ciertas dudas. Duflo y Banerjee han trabajado de la mano de la ONG Seva Mandir, una organización de más de 50 años de experiencia, con sede en Udaipur, India. Entre los muchos problemas que identificaron en esta población fue que la proporción de niños con el sistema básico de vacunación completo no alcanzaba el 5% del total. Entre la comunidad científica existe el acuerdo que éstas tienen capacidad de salvar vidas, pues alrededor de tres millones de personas mueren anualmente por enfermedades prevenibles con este esquema de inmunización.

No obstante, a los ciudadanos no les resultaba suficiente estos datos y la gratuidad no parecía ser un atractivo suficiente. ¿Qué pasaba? ¿A qué se debía este comportamiento? Las primeras impresiones enfocaron su atención en el ausentismo de las enfermeras en los centros de salud, por lo que era común que se les culpara. En 2003, Seva Mandir emprendió su propia compaña de vacunación, con una sistemática difusión. Aunque lograron que un promedio de 77% de los niños de los lugares donde se hicieron las campañas recibiera al menos una inyección, la dificultad estaba en completar el proceso.

Es decir, a pesar de que la acción fue privada, gratuita y domiciliaria "8 de cada 10 niños se quedaron sin la vacunación completa" (Banerjee y Duflo, 2021, p. 83).

Entre las muchas hipótesis que se consideraron, resolvieron explorar experimentalmente las creencias de las personas. Al contrario de lo que podría pensarse los pobres se preocupan mucho por la salud, y son capaces de gastar grandes cantidades de dinero, tanto en tratamientos médicos como en intervenciones propias de la cultura (curanderos, hechiceros y predicadores) (Banerjee y Duflo, 2007). Sin embargo, sus preocupaciones serán más intensas si se trata de un padecimiento presente, mientras que si se trata de prevenir una futura enfermedad hay un relajamiento en las actitudes; los individuos se permiten posponer algunas decisiones.

Esto sumado a las deficiencias del servicio público de salud, a la noción ideológica que define «lo gratis como inútil» y las creencias tradicionales en relación con las enfermedades, crean un nudo problémico más complejo. ¿Es posible deshacerlo? ¿Se tendría que provocar previamente un cambio cultural de gran escala? ¿Cuánto tiempo debería trascurrir para observar las primeras manifestaciones de cambio en los comportamientos? Y por supuesto, ¿con seguridad debe ser un proceso muy costoso? Un programa piloto implementado por J-PAL y Seva Mandir podría ofrecer algunas respuestas preliminares. Veamos de qué se trata.

Banerjee y Duflo lograron convencer a la delegada de la ONG en Udaipur para que ofrecieran un kilo de dal, (habas secas, un alimento básico de esa población), a las personas por cada vacuna que se aplicaran, y una vajilla de acero inoxidable al que completara el tratamiento. Había mucho escepticismo entre el personal médico encargado de liderar el programa, pero al final lo hicieron. ¿Qué relación podría haber entre un alimento de uso común, por demás barato, con la vacunación? No parecía ser un gran estímulo para la población, pero eso era justamente lo que buscaban analizar Duflo y Banerjee, si las creencias eran suficientemente fuertes, no sucumbirían ante un regalo tan básico. Los resultados sorprendieron: donde focalizaron las campañas las tasas de vacunación pasaron del 6% a 38%, incluso aumentaron en los pueblos circunvecinos por cuenta de la circulación espontánea de la información.

Lo que significó en términos de prevención de muertes, los responsables se propusieron replicar el ejercicio en otros escenarios. Sin embargo, entre el personal médico estos efectos no fueron recibidos con el mismo asombro, pues señalaban que "el 38% estaba lejos del 80% y del 90% que se requiere para conseguir inmunidad de grupo" (Banerjee y Duflo, 2021, p. 91). Esto, por supuesto, lo sabían los investigadores, pero consideraban que el argumento del "todo o nada" no era realmente sensato; pues protegiendo a un niño al menos se protegía a los que estaban a su alrededor, lo cual constituía un beneficio social relevante. No obstante, un aspecto que también hay que destacar como recurso epistemológico, es que algunas creencias de los pobres no siempre constituyen una convicción fuerte, por lo cual pueden existir estrategias sencillas que, como una gota de agua, terminen rompiendo la dureza de una noción tradicional que obstaculiza la resolución de un problema social.

Otro ejemplo concerniente al ámbito educativo en la misma ciudad se refiere al ausentismo de los docentes en las escuelas rurales, que representaba el 44% del tiempo laboral. Como no funcionaron los estímulos públicos que premiaban al profesorado con base en los resultados académicos de los estudiantes, se optó por una estrategia menos ortodoxa. Seva Mandir distribuyó cámaras fotográficas para registrar dos veces al día el trabajo con los estudiantes. Los participantes del experimento recibirían "un bono por cada día de presencia adicional", a parte de su salario fijo. Este programa rápidamente generó cambios importantes en el comportamiento del profesorado: en las instituciones donde se implementó la tasa de ausentismo cayó a la mitad (del 44% al 22%), manteniéndose no sólo durante el proceso, sino incluso cuando finalizó, por ello, la ONG adoptó el experimento como una estrategia permanente (Duflo, 2021 ) (Duflo y Hanna, 2005).

No obstante, puede que no funcione en todos los contextos, Duflo advierte que una apuesta parecida se aplicó en Kenia y resultó un total fracaso. En lugar de cámaras, se ofrecieron bicicletas para premiar la regularidad de la asistencia de los docentes, bajo la vigilancia del director de la escuela. Aunque las evaluaciones internas señalaron un éxito total (todos recibieron bicicleta), supervisiones aleatorias externas mostraron que el ausentismo continuaba. Parte de la explicación se relaciona con cierta complicidad entre el personal y la administración escolar, a diferencia de la ONG que estaba comprometida con el experimento. Empero, la autora señala que sí es posible motivar a los profesores, sólo hay que construir las estrategias que permitan focalizar una causa concreta para la acción en la que todos los actores involucrados estén comprometidos (Duflo y Hanna, 2005).

Esta es la riqueza epistemológica que proporcionan los ECA, ayudan a evidenciar aspectos ocultos o al menos no tan visibles de los modelos teóricos acostumbrados, contribuyendo no sólo a la compresión de algunos fracasos sino a la formación de alternativas de solución. Desde luego, sería errado pensar que es suficiente un ejercicio experimental para llegar a conclusiones generales y evaluar el impacto social de un programa. "Cada experimento es como un punto en un cuadro puntillista: por sí sólo no significa gran cosa, pero la acumulación de resultados experimentales acaba dibujando un cuadro que ayuda a entender el mundo y a orientar las políticas" (Duflo, 2020, p. 1955).

Recuérdese que los ECA son un instrumento de recolección de datos, por lo que para hacerse de un volumen de información es preciso aplicarlo según los parámetros, el problema y los objetivos de la investigación o intervención. Por ello, Duflo invita a que la labor del economista sea más parecida a la del "plomero" y menos como la de burócratas o funcionarios2, pues así, se podría estar más atento a los detalles de las circunstancias que envuelven a los problemas sociales en los que se busca incidir (Duflo, 2017). En consecuencia, los autores dentro de sus análisis no pierden de vista lo general y lo particular (incluso lo singular) de los hechos, sus reflexiones tienen un movimiento que les permite atender intelectualmente los condicionantes (sociales, culturales, económicos, políticos e institucionales) y las subjetividades de los pobres.

3. El desarrollo humano: la expansión de las capacidades

Adam Smith (1776) en su obra Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones señalaba que "ninguna sociedad puede ser floreciente y feliz si la mayor parte de sus miembros son pobres y miserables" (Smith, 2017, p. 77) con lo cual le indexaba una finalidad moral al proceso económico para el bienestar general. Esta idea ya se encontraba en Aristóteles, cuando señalaba la riqueza como un instrumento para el logro de otros propósitos, en Kant, con su imperativo categórico, y en los precursores de la disciplina económica (PNUD, 1990).

Sin embargo, fue el 4 de diciembre de 1986 que la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre el derecho al desarrollo que lo establecía como una cualidad humana inalienable, y la igualdad de oportunidades como una prerrogativa de ciudadanos y países. En ese sentido, promover el desarrollo implica atender institucionalmente de modo holístico "la aplicación, promoción y protección de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales", con lo cual la política de desarrollo convierte al ser humano en participante y beneficiario del proceso"3.

No obstante, el discurso político hegemónico seguía concibiendo el desarrollo en términos de grandes procesos estructurales, tales como, el crecimiento del producto interno bruto (PIB) la industrialización, los avances tecnológicos, etc., donde la condición humana y la calidad de vida quedaban en la periferia de los modelos, pero algunos ya venían señalando su desencuentro con esta postura. Desde los años 70 del siglo XX nuevas visiones estaban emergiendo, con algunos elementos en común y otros contrastantes, a saber: el enfoque de la economía de bienestar, el igualitarismo liberal, el de capacidades y el de necesidades básicas.

El primero, con raíces en el utilitarismo de Bentham, definía al individuo como soberano en la definición de sus intereses, por lo que las necesidades se equiparaban a las preferencias. El segundo, tiene su fuente mayor en la obra de Jhon Rawls que superpuso lo justo por sobre lo bueno "y retomó el tratamiento de la denominada justicia distributiva". El tercero, está directamente relacionado con Amartya Sen quien reconoce que "la libertad y los derechos tienen importancia intrínseca en la vida de las personas". Y, por último, el enfoque de necesidades que no se puede atribuir a un autor en particular, pues hay pluralidad en cuanto a la concepción de las necesidades (subjetiva u objetiva) aun cuando hay consenso respecto a su carácter universal, pues así se advierten ciertos "perjuicios graves" que pueden afectar las capacidades morales y de agencia de las personas (Di Pasquale, 2021).

Dichas tendencias se distinguen esencialmente en la forma en que perciben el bienestar; está la que reproduce la noción del individuo como instrumento del sistema de producción (economía de bienestar); la que comprende al ciudadano como un beneficiario de las políticas de redistribución (igualitarismo liberal), y, por último, las que se centran en la generación de oportunidades y aprovisionamiento de bienes y servicios de los que carecen los grupos poblacionales pobres (enfoque de capacidades y necesidades básicas) (Correa, 2020).

Así, la pobreza dejó paulatinamente de entenderse como un asunto estrictamente monetario; aunque este aspecto sigue vigente como indicador metodológico para la realización de mediciones indirectas. En este contexto, Amartya Sen, economista y filósofo, contribuyó a que se enfatizara el papel de la renta en los análisis de las necesidades, y se pasara a una visión multidimensional. A fines del siglo XX propuso que se entendiera el desarrollo como "un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos". Por ello, concebía la pobreza fundamentalmente como una privación de capacidades, precisando, de esta forma, tres principios básicos: uno, se debe centrar la atención en lo intrínsecamente importante, en lugar de sólo lo instrumentalmente importante; dos, se debe tener claro que existen otras fuentes que afectan la ampliación de las capacidades; y tres, se debe entender que el efecto del factor rentístico en las libertades es heterogéneo (Sen, 2000).

Las capacidades, a su vez, están relacionadas a la agencia del individuo, ese conjunto de facultades y condiciones que permiten la incidencia en los asuntos del mundo y de la propia persona. Todo sujeto debe tener la posibilidad de interactuar en el mecanismo del mercado y en el campo social, sin restricciones arbitrarias, para la consecución de lo que le gustaría conseguir, ya sean objetivos materiales, simbólicos, políticos, culturales o sociales (Sen, 2000). En definitiva, el desarrollo humano, que resulta de la combinación de los enfoques de necesidades básicas y capacidades, no busca solamente satisfacer las carencias elementales, sino también generar "un proceso dinámico de participación"; la idea es llegar a las mejores alternativas de lo que debe tener, ser y hacer para su propia subsistencia (PNUD, 1990).

Actualmente el enfoque de desarrollo humano es reconocido en el campo económico y las instituciones multilaterales. Por ejemplo, de los 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) firmado por 193 países en 2015 (la agenda 2030): dos están directamente relacionados con salud y educación (ODS 3 y ODS 4) y otros dos son conexos (ODS 2 Hambre cero y ODS 6 Agua limpia y saneamiento), cada uno a su vez tiene un conjunto de indicadores particulares para su evaluación concreta. Duflo y Banerjee, justamente, continúan esta línea de reflexión para mostrar la importancia de la educación y la salud como factores cruciales en el desenvolvimiento de las potencialidades humanas, convirtiéndose en una perspectiva intermedia entre los escépticos de las ayudas a los pobres y los optimistas de su efectividad frente al combate a la pobreza. "El desarrollo de las capacidades -sostiene siguiendo a Sen- no puede dejarse por entero a la iniciativa de aquellos cuya libertad se ve restringida por obstáculos de todo tipo" (Duflo, 2021, p. 46).

Por ejemplo, una persona que ha crecido en medio de las precariedades materiales, cuyos esfuerzos físicos y mentales se enfocan en la resolución de las necesidades cotidianas, que sufre cada tanto alguna crisis por cuenta de la flexibilidad o informalidad del mercado laboral en el que está integrado, o la vulnerabilidad ambiental de su hogar, con poca o nula formación académica, entre muchas otras características que actúan socialmente de modo interseccional, es probable que lo hagan sentir en una especie de laberinto muy difícil de salir, bloqueándolo emocional y mentalmente. De esta forma, la pareja de investigadores reconoce el peso de las estructuras en las experiencias de los individuos, pero con la diferencia que consideran que pueden diseñarse mecanismos o estrategias de intervención que permitan a las personas salir de las trampas de la pobreza.

¿Qué es una trampa de la pobreza? En términos generales se considera como una situación estructural que perpetúa las condiciones de precariedad multidimensional en países, grupos poblacionales, familias y/o personas. Para que se produzca un fenómeno así, tienen que confluir una serie de factores que limiten el crecimiento de la renta o riqueza en quienes tienen muy poco qué invertir, pero no en quienes tienen capacidad para invertir mucho más (Banerjee y Duflo, 2021). Partiendo del supuesto macroeconómico de que el nivel de ingresos actuales de las personas o familias puede influir y proyectar los ingresos futuros, se presentan dos gráficas que permiten observar los posibles escenarios de la movilidad social.

Por un lado, como se observa en la Figura 1, la curva en forma de S exhibe la trampa de la pobreza, que sugiere que las personas más pobres, es decir, quienes tienen los ingresos actuales más bajos, se ubican al principio de la curva por debajo de la diagonal Q, lo que los posiciona en el área de la trampa de la pobreza; ello significaría que sus ingresos futuros tenderán a disminuir desplazándose hacia la izquierda, con una posible trayectoria de Al hacia A2, luego decrecer hacia A3 y así sucesivamente, haciendo imposible salir de la trampa de la pobreza. Bajo este supuesto, conforme pasa el tiempo los pobres se hacen más pobres.

En este tenor, en la Figura 1, quienes están fuera del área de la trampa de la pobreza, tendrían una tendencia de aumento en los ingresos futuros al pasar de B1 a B2 luego a B3 y así sucesivamente hasta que la renta alcanza un punto constante.

Fuente: Banerjee y Duflo, 2021, pp. 30

Figura 1 Curva en forma de S y la trampa de la pobreza 

Por otro lado, en la Figura 2, la curva en forma de L muestra el supuesto en el que no existe trampa de la pobreza, la curva crece más rápido al principio y después a un ritmo más lento; según esta visión, los ingresos de los más pobres superan siempre los ingresos con los que iniciaron hasta que la renta deja de crecer siendo esta constante. En este escenario, la trayectoria de Al hacia A2 y luego hacia A3, revela que las personas incrementan la riqueza inicial, sin embargo, aunque los ingresos aumenten la curva señala que al final, siempre se dirigen al mismo destino, así un aumento en la renta por alguna subvención o apoyo sólo significaría acelerar la trayectoria, pero el destino final sería el mismo (Banerjee y Duflo, 2021).

Fuente: Banerjee y Duflo, 2021, pp. 31.

Figura 2 Curva en forma de L invertida, sin trampa de la pobreza 

Para los autores ninguno de los dos escenarios es completamente aplicable a la realidad (la teoría no basta). Según su visión, cada caso implicaría factores diferentes que influirían de forma distinta en el análisis de movilidad social. Si bien, existen elementos estructurales que limitan el accionar de las personas, el capital humano y las diferentes formas de enfrentarse a la pobreza son más complejas que los modelos gráficos acabados de describir, un punto importante a considerar sería la forma de distribución de la riqueza de las sociedades. Entonces, no se trata tampoco de evaluar cada modalidad en que las personas quedan atrapadas, "sino los pocos factores clave que generan las trampas", para luego diseñar estrategias de intervención eficaces en la solución de las dificultades concretas que rescatarían a los pobres, encauzándolos por el camino virtuoso de la prosperidad económica (crecimiento de la riqueza y la inversión) (Banerjee y Duflo, 2021 ).

No es propiamente un punto medio entre las posturas que privilegian la oferta o la demanda, sino un punto crítico, pues de los últimos rescatan la necesidad de tener en cuenta lo que requieren los pobres, y de aquellos la obligación moral de ayudar al otro. La invitación es actuar con base en un conjunto de conocimientos específicos y tener en cuenta todos los resultados que desencadena esa acción. En ese sentido, los autores revisan experimentalmente algunas ideas o tesis que se repiten de manera común en el argot político y académico referente al ámbito educativo y de salud.

¿Por qué fracasan las escuelas? ¿Funciona la política educativa impulsada desde arriba? ¿Los colegios privados han resuelto el problema de la calidad? ¿Las expectativas tienen un efecto negativo en última instancia? Estas son algunas de las preguntas que se hace la pareja de economistas en el caso específico del campo educativo. No es la intención dar una respuesta puntual a cada una de ellas, pues no habría espacio en este ejercicio. Pero en aras de dar cuenta de los argumentos del enfoque se podrían señalar los matices que proponen frente al debate de la oferta y la demanda, es decir, si el estado debe actuar en beneficio de la población necesitada (ofrecer servicios sociales) o si es mejor respetar las decisiones de la gente frente a sus circunstancias (si no lo hacen es porque no les conviene).

La dificultad que encuentran con respecto a esta última posición es que no se trata de acceso a productos de lujos, sino asuntos que son considerados centrales para una vida digna, tales como agua potable, formación académica, vacunas, etc., por lo que la perspectiva racional tendría sus límites.Y con respecto a los otros es que debido a su convencimiento de lo imperativo de la intervención pierden de vista los detalles de los problemas, y pareciera satisfacerles ciertos indicadores globales. Por ello, el debate consiste "en si los gobiernos deben intervenir y en sí saben cómo hacerlo" (Banerjee y Duflo, 2021, p. 103) (Muñetón y Gutiérrez, 2017).

Es claro que la gestión pública adolece hoy de una mala fama en cuanto a resultados efectivos o positivos, los problemas de corrupción y la pesadez de la administración en la ejecución de acciones, sustentan esta reputación. Empero, lo público constituye, en realidad, el poder con mayor capacidad para generar cambios de largo, mediano y corto plazo en múltiples ámbitos (Mazzucato, 2022). Frente a lo social algunas de sus prácticas se han convertido en punto de referencia (Lindert, 2011).

Una de esas experiencias notables la representa el programa "Progresa" que inauguró las transferencias monetarias condicionadas (TMC) en el mundo. Implementado en México por el economista Santiago Levy, consistía en ofrecer "dinero a las familias pobres, pero solamente si sus hijos iban a la escuela con regularidad y si la familia buscaba servicios de salud preventivos" (Banerjee y Duflo, 2021, p. 110). Por sus buenos resultados este mecanismo de redistribución se aplicó en una variedad de países de Oriente, América Latina e incluso en ciudades de los EEUU (Rezzoagli, 2017).

Sin embargo, algunos estudios pusieron a prueba la condicionalidad para observar su carácter determinante en los comportamientos de las familias, y sorpresivamente encontraron que no era tan significativo, pues "los efectos fueron iguales para quienes recibieron la transferencia condicionada y para quienes la recibieron de forma no condicionada" (Banerjee y Duflo, 2021, p. 111) Lo cual no indica que el perfil del programa esté errado sino que las condiciones de los pobres pueden ser heterogéneas, por lo que algunos sólo necesitan la oportunidad monetaria y otros requieran un "empujón" que los haga tomar otro camino.

Por otro lado, la privatización de la educación, que podría representar al sector de la demanda, constituyó un fenómeno que se generalizó en la década de los 80 y 90 como una forma de no depender de la educación pública a la que se consideraba de baja calidad. Aunque en aquellas instituciones los estudiantes parecieran aprender más, no hay suficientes datos para evaluar su efecto. Pero eso no ha mitigado las voces ideológicas que piden la privatización de todo. No obstante, los autores encuentran que no son tan eficientes como proclaman, pues en un ejercicio en el que compararon la efectividad instruccionista de un programa de Pratham (una ONG muy importante dedicada a la enseñanza) con colegios privados y públicos, encontraron que los resultados fueron más significativos en aquella, a pesar de que la colaboradora (balsakhi, amigas de los niños) solo había recibido una capacitación de una semana y contaba con un nivel de formación muy inferior al de los docentes de los colegios (Banerjee y Duflo, 2021).

Por lo tanto, para Duflo es necesario conformar un conjunto de buenas prácticas (Best practices) a partir de la comparación de los efectos de proyectos implementados, de no ser así cualquiera puede justificar su idea o solución milagrosa, y resignarse a unos resultados (Duflo, 2008). Es la acumulación de experiencias evaluadas lo que da sentido y justifica toda la empresa. En últimas, es un llamado epistemológico y metodológico para la construcción de políticas públicas incluyentes, y no la aplicación de propuestas fundamentadas en nociones ideológicas hegemónicas.

4. La política de la autonomía

¿Tienen los pobres la capacidad de generar herramientas y acciones que les permitan salir de las trampas de pobreza? ¿Qué tan exitosas son las políticas dirigidas a los pobres que buscan incentivar el desarrollo económico por medio de fiduciarias o empoderamiento a las mujeres? Diversos estudios de Duflo y Banerjee, permiten dar un poco de luz a estas preguntas cuya base parece ser una reflexión desde distintas ópticas, incluyendo la mirada antropológica, sociológica, psicológica y desde luego, desde la toma de decisiones bajo la racionalidad del homus economicus.

Mediante una serie de experiencias y experimentos sociales que se reflexionan a continuación, los ganadores del nobel han puesto en debate algunas teorías clásicas que suponían que con un poco de "ayuda" los pobres podrían autogenerar mejores condiciones de empleo y por ende mejorar el bienestar de los hogares. Sin embargo, como suele ser en el campo de lo social, hay diversos factores que se involucran en la toma de decisiones tanto en lo individual como en lo familiar. Ello nos permite entender a los pobres no como aquellos seres míticos que pueden ser villanos o héroes de relatos, o historias de pena o éxito, sino como individuos complejos con deseos y anhelos, y con formas diferentes de reaccionar, incluso dentro del núcleo familiar en el que la negociación parece jugar un papel fundamental a la hora de decidir la política económica del hogar (Pande, 2008).

Un primer experimento que analiza este tema es el estudio en conjunto de Duflo, Banerjee, Glennerster y Kinnan (2013), realizado en Hyderabad, India, para evaluar de forma aleatoria los impactos de microcréditos en nuevos mercados. Este análisis comienza con la premisa del aumento importante de hogares pobres que han solicitado algún tipo de microcrédito y que creció considerablemente de 1997 a 2010. Si bien, desde la teoría más optimista, se visualizó como un negocio rentable y altruista el otorgar préstamos a personas pobres (bajo la concepción de que esta herramienta representaría un aliciente contra la pobreza) en la práctica, los resultados no fueron tan optimistas como se ha comprobado en diferentes países, incluso en los considerados como desarrollados; ejemplo de esto, es lo ocurrido en 20l0 en Estados Unidos de América, en donde se reportó una ola de suicidios relacionados con el sobreendeudamiento con instituciones de microfinanciamientos. Es a partir de la escasez de datos estadísticos que los autores buscan explicar el efecto o los efectos que pudieran tener los microcréditos en hogares pobres.

La propuesta de Duflo et al. (2013) es un experimento ideal para estudiar el acceso al microcrédito de manera aleatoria, asignándolo en unas zonas (grupo experimental) y a otras no (grupo de control), el objetivo era comparar el resultado entre ambas, se trataba de una prueba más completa y de mayor alcance al analizar los hogares a mediano plazo (se siguió a los hogares durante tres años y medio después de la introducción del programa).

El estudio se inició en 2005 en 42 de los l04 barrios de Hyderabad, estos barrios fueron seleccionados al azar (aleatorización) para participar en la apertura de una nueva sucursal de microcréditos llamada Spandana. En este primer análisis se encuestaron 6,850 hogares; a la par, otras instituciones de microcréditos también ofertaron programas en las zonas seleccionadas y en otras zonas. Cabe destacar que, desde el inicio del programa, los sujetos potenciales de recibir el crédito eran grupos considerados como pobres, pero no los más pobres. Las zonas en las que se aplicó el ensayo eran áreas urbanizadas con servicios como agua y luz, además, se buscaba que las familias tuvieran su residencia final en asentamientos permanentes, es decir, que comprobaran la tenencia de sus casas, en todo caso la lógica del microcrédito es garantizar al capital el pago del préstamo con el respectivo interés.

Algunos de los primeros resultados significativos fueron, en primer lugar, que en los hogares en los que se pudo llevar a cabo un seguimiento, los préstamos fueron más grandes y se habían estado pidiendo por períodos de tiempo más largos.

En segunda instancia, gracias a que el modelo de estudio consideraba diversas variables de análisis, se pudo observar que los hogares que tuvieron acceso a microcréditos tendían a sacrificar el consumo a corto o incluso a mediano plazo en pos de conseguir bienes duraderos4 o de inversión en algún negocio nuevo o preexistente. Esto significa un cambio en la toma de decisiones en el núcleo familiar, así como acciones mejor racionalizadas. Los hogares declararon disminuir el gasto en festivales y en lo que ellos mismos definen como "bienes de tentación" (alcohol, tabaco, hojas de betel, juegos de azar y alimentos consumidos fuera del hogar). Otro efecto es el aumento en la oferta de mano de obra; a partir de que se toma el microcrédito, las familias mostraron tendencia a buscar ingresos extras para pagar el préstamo. Una ventaja del modelo económico desarrollado por los autores es la predicción en los ciclos de endeudamiento, según los datos, el segundo ciclo de endeudamiento puede ser como el primero si hay bienes duraderos que se desean adquirir.

Ahora, un efecto contrario a lo que podría esperarse fue que los microcréditos no hicieron más rentables las empresas promedio. Según el estudio, la tendencia es que las empresas más grandes son las que muestran crecimiento en las ganancias. Tampoco se encontraron efectos de mejoría en otras variables sociales como el empoderamiento de la mujer o en salud. En el marco de estos resultados, los autores enfatizan que el microcrédito no es aplicable a todos los hogares, y observan que no desencadena esa transformación social de fondo que muchos han defendido. Más bien pudieron constatar, que los principales efectos tuvieron lugar en la manera de definir el gasto, priorizando bienes duraderos o la estabilidad del negocio familiar, sin implicar un salto que permitiera modificar de fondo las dinámicas de carencias sociales (Duflo et al., 2013).

Otro experimento que puede relacionarse a la premisa del efecto de los microcréditos como política de autonomía para el combate a la pobreza, es el estudio realizado por Crepón, Devoto, Duflo y Parienté (2011); en este trabajo los autores analizaron el efecto del microcrédito en las zonas rurales de Marruecos mediante un experimento aleatorio. En el análisis se estudió la expansión de una institución de microfinanciamiento llamada Al Amana, encuestando a 4,495 hogares en total.

En principio, cabe señalar que las instituciones de microfinanzas han sido exitosas en expandir sus servicios financieros hacia sectores de la población marginados del sistema financiero convencional. En ocasiones el discurso de los partidarios de la política de microcrédito se sustenta en la creencia de que por medio del microfinanciamiento se puede aliviar la pobreza, crear autoempleo, promover la igualdad de género, empoderar a las mujeres, además de mejoras en la educación infantil. Por el lado contrario, quienes critican la política de microcrédito, argumentan que se puede provocar endeudamiento y que a fin de cuentas este mecanismo no resuelve el problema de la pobreza. Ante esta disyuntiva, Crepón et al., (2011) presentan una prueba de análisis aleatorio que permite dar más luces a este fenómeno que ha cobrado fuerza en países en vías de desarrollo con poblaciones que buscan alternativas a sus condiciones de carencias económicas.

El primer efecto encontrado fue que se les dio por primera vez acceso a crédito a sectores de la población que estuvieron excluidos de esta herramienta; otro efecto fue que se expandieron las actividades de autoempleo existentes en las familias, como lo demuestra el aumento de las ventas en hogares dedicados a actividades agrícolas y ganaderas. No obstante, también pudieron observar que debido a los efectos compensatorios en el salario por el pago del crédito, el consumo promedio no aumentó, sin embargo, sí se presentaron casos de hogares que destinaron parte de su renta al ahorro, aunque no se presentaron efectos en la reducción de la pobreza.

Además, para acceder a créditos mayores de manera colectiva los requisitos aumentaban, dado que se solicitaba que se contara con certificados de residencia y que se tratara de actividades diferentes a la agricultura y ganadería. Para préstamos individuales, el criterio de elegibilidad se basaba en que el prestatario debería haber estado desarrollando la actividad económica en el mismo espacio físico durante al menos l2 meses. Esto pareciera coincidir con el criterio de otorgar créditos a los pobres, pero no a los más pobres, es decir aquellos que no realizaban actividades económicas de mayor alcance quedarían excluidos del crédito.

En ese sentido, los resultados indican que la cuota de participación femenina no fue tan alta como se esperaba, tampoco se encontraron efectos sobre la probabilidad de que los hogares iniciaran nuevas actividades económicas. De igual forma, el consumo per cápita analizado incluso dos años después del inicio del programa tampoco reportó aumentos, lo que refuerza la conclusión de que no hubo efecto sobre la reducción de la pobreza. Pareciera más bien que este tipo de herramientas financieras permiten sostener las actividades económicas de las familias y que el destino de los ingresos extras en la mayoría de los casos, se dirigió a la compra de ganado y otro tanto al ahorro, sin tener un impacto importante en el consumo de los hogares o en el mejoramiento de sus condiciones de vida. En cuanto a educación tampoco se encontraron resultados importantes que demostraran el efecto positivo de los créditos en este ámbito, aunque sí se pudo observar que en los hogares encuestados no hubo aumento en el trabajo infantil.

Por último, la heterogeneidad encontrada en las encuestas mostró que hubo una discrepancia entre los hogares con y sin una actividad de autoempleo. Los hogares con una actividad existente tuvieron aumento en sus actividades a través de crecimiento de ventas, gastos y ahorros asociados con una reducción en el consumo, principalmente en el consumo social. Por el lado contrario, los hogares sin actividad preexistente, aunque aumentaron su participación en solicitar microcréditos, no tuvieron aumentos significativos en sus actividades y sí presentaron aumento en el consumo principalmente en alimentos y lo que denominan gastos duraderos (Crepón, et al., 2011). En definitiva, la riqueza del estudio se encuentra también en el desarrollo de un modelo para predecir la probabilidad de endeudamiento de los hogares.

Por ello, para salir del círculo vicioso de la pobreza, el empoderamiento de las mujeres es indispensable, ya que puede ser un acelerador del desarrollo económico. En el análisis de Duflo, se aprecia, por un lado, una crítica a la política que argumenta que la igualdad de género aumenta cuando disminuye la pobreza, esto no resulta del todo cierto, puesto que las acciones van enfocadas en crear condiciones de crecimiento económico, pero sin estrategias específicas para mejorar la condición de la mujer.

Por otro lado, si primero se gestara un ambiente de mayores oportunidades para las mujeres, esto podría potencializar el desarrollo y por ende superar condiciones de pobreza. Ello se ha enfatizado en algunos informes del Banco Mundial donde se ha señalado la necesidad de revisar las estructuras institucionales para equilibrar la brecha de género y así cumplir con cuotas que garanticen mayores espacios de desarrollo para las mujeres. Sin embargo, no basta con recomendaciones en materia de crecimiento económico, es necesario que se logre igualdad en el campo de lo político y que las acciones políticas garanticen el derecho a la igualdad entre hombres y mujeres.

Se trata entonces de buscar un equilibrio entre crear condiciones de crecimiento económico para los más pobres y al mismo tiempo desarrollar acciones que se enfoquen en disminuir la brecha de género dando mayores espacios a las mujeres. Sin embargo, en el campo de lo social y en el seno de las relaciones de familia, estas concepciones generales pueden no ser la panacea necesaria para que los hogares actúen de manera equilibrada y eficiente. Es aquí donde el análisis de Duflo adquiere mayor importancia al poner el énfasis en situaciones cotidianas que viven las familias que enfrentan condiciones económicas desfavorables. Entendiendo cómo se desarrollan las relaciones entre hombres y mujeres en hogares pobres, se pueden generar mejores políticas tanto públicas como autónomas que coadyuven a mejorar las condiciones de vida de las familias.

Para Duflo (2011), una primera forma en que el desarrollo económico puede reducir la desigualdad entre hombres y mujeres es aliviando las restricciones que enfrentan los hogares pobres, pues al tener mayor solvencia económica se pueden eliminar decisiones de vida o muerte en las que las mujeres suelen ser las más vulnerables. En circunstancias extremas, se ha observado un trato diferencial entre niños y niñas, por ejemplo, en los barrios pobres de Nueva Delhi las niñas tienen más del doble de probabilidades de morir de diarrea; si resulta menos probable que los hogares pobres gasten dinero en la salud de las niñas, una posible solución ante esta desigualdad podría encontrarse en políticas públicas de atención médica gratuita para los pobres, lo que beneficiaría directamente a las niñas incluso si sus padres no cambian su comportamiento hacia ellas.

En países con altas tasas de pobreza, se ha comprobado que en épocas de crisis las mujeres tienden a ser más vulnerables. En India, por ejemplo, la tasa de mortalidad excesiva de niñas aumenta durante las sequías, ante este panorama, aunque el objetivo no sea reducir la brecha de género, el aumentar la capacidad económica de los hogares pobres para enfrentar las crisis, ayudaría sustancialmente a las mujeres.

Adicionalmente, el abrirles espacios laborales a las mujeres puede cambiar la percepción que la propia familia tenga de ellas. Si se modifica la creencia de que las mujeres sólo pueden dedicarse a trabajos domésticos y al matrimonio, las aspiraciones tanto de padres e hijas cambiarían, permitiendo que las niñas tengan mayor acceso a educación y salud. Para ejemplificar lo anterior, se puede observar la incorporación de la economía de la India en la dinámica mundial, fenómeno que ha generado efectos positivos en la creación de mayores oportunidades para las mujeres.

En los nuevos sectores económicos como lo es el telemercadeo, se abrieron nuevas expectativas laborales para mujeres que anteriormente estaban excluidas de la dinámica laboral, incluso en los sectores pobres. La instrucción del idioma inglés tanto para niños como para niñas parece ser un detonador de igualdad que les permitirá en el futuro insertarse más fácilmente al nuevo mercado de trabajo. En todo caso, aunque las políticas no estén diseñadas con una perspectiva de género, la diversificación de la economía y el aumento de oportunidades laborales que incluya a las mujeres puede hacer que los hogares transformen su comportamiento disminuyendo las brechas.

En ese sentido, hay dos problemas centrales que se deben intervenir para estimular transformaciones estructurales. En primer lugar, el tiempo de dedicación en las labores domésticas. Duflo la enfatiza como una cuestión seria en cuanto a la desigualdad de género, pues en todos los niveles de ingresos las mujeres en su mayoría dedican más tiempo en labores domésticas, y esto se acentúa en los hogares pobres. El hecho de que las mujeres no puedan desarrollarse laboralmente permitiendo tener mayor independencia e injerencia económica en el hogar, reduce su capacidad de negociación dentro de la dinámica familiar.

Si se libera el tiempo de las mujeres en labores domésticas los efectos positivos se podrán visualizar incluso en mejoras en la convivencia y en la disminución de los conflictos intrafamiliares, como refleja el caso de hogares pobres en Marruecos que, al conectarse a una red de agua potable, liberan el tiempo de las mujeres que realizaban esta actividad y que vieron mejoría en la reducción del estrés y en la disminución de conflictos.

En segundo lugar, la reducción de la fecundidad es de vital importancia en el "empoderamiento" femenino. Como se sabe, la mortalidad materna es un asunto grave en países pobres; a su vez, si las mujeres se casan o se embarazan a temprana edad su grado de autonomía se ve reducido de manera importante. Cabría señalar que, en países en desarrollo como México, campañas de planificación familiar como la realizada en los años setenta que buscaba disminuir el boom demográfico, permitió que más mujeres pudieran estudiar e incorporarse al mercado laboral (Torres, 2000).

Además, es necesario que los derechos de las mujeres se igualen para permitir su acceso a mejoras económicas y políticas. En algunos casos se ha observado que el crecimiento económico pudiera conducir a una progresión de los derechos de las mujeres, empero, esto no ha sido suficiente para garantizar condiciones de respeto e igualdad, como se puede reflejar en la aún baja participación política de las mujeres en puestos políticos si se les compara con los hombres. Si bien, pareciera que el desarrollo económico por sí sólo ajusta las desigualdades entre hombres y mujeres, esto puede ser una conclusión apresurada. El caso de China, por ejemplo, que ha mostrado un crecimiento económico importante en las últimas décadas, exhibe un detrimento en la proporción de sexos al nacer que favorece a los niños y es preocupante que el fenómeno del aborto selectivo se haya extendido hacia otros países; de igual forma, en el nivel salarial se puede comprobar aún en países desarrollados, que aunque las mujeres tengan la misma calificación continúan ganando menos que los hombres.

El análisis de Duflo (2011) sobre el "empoderamiento" de las mujeres es muy vasto y deja muchas enseñanzas sobre aspectos de política que deberían tratarse, tales como, la propia percepción que las familias y la sociedad tienen sobre las mujeres, y que debe transformarse para garantizar condiciones de igualdad entre sexos (Botello y Guerrero, 2017). El aumento de oportunidades para las mujeres y el mejoramiento de sus condiciones de vida, además de aportar a la disminución de la pobreza es un derecho humano incuestionable y aunque parece que va a llevar tiempo el lograr cerrar la brecha de género, la educación y el dotar a las mujeres de mayores derechos políticos y económicos parecen ser clave para lograr este cometido.

En este sentido, las políticas públicas y aquellas privadas que busquen dotar de herramientas a los pobres para mejorar su calidad de vida deberían incluir perspectivas de género e incentivos a la educación y salud. Finalmente, la educación financiera y la correcta negociación familiar parecen ser claves para una buena toma de decisiones al seno de los hogares.

5. Conclusiones

El enfoque experimental de Esther Duflo y Abhijit Banerjee para comprender la pobreza y más importante para plantear soluciones, resulta una propuesta esperanzadora en el sentido más objetivo posible. Se trata de una nueva visión optimista de la economía que busca entender la forma de vida de los pobres y cómo enfrentan el día a día. Al leer los experimentos sociales y las reflexiones que los autores van realizando, parece que la pregunta central que se formulan es: ¿cómo es que se sobrevive en un estado de carencia? La forma de responder resulta un ejercicio epistemológico enriquecedor al unir varias disciplinas sociales en el razonamiento empírico a través de los datos, con el objetivo de explorar y cuestionar paradigmas que suponían entender y solucionar el complejo fenómeno social de la pobreza.

En efecto, se da un gran salto al pasar de la economía ortodoxa hacia una visión más humanista que busca comprender e integrar a los pobres como sujetos de la economía que, por un lado, causan malestares sociales y económicos, y al mismo tiempo, padecen los efectos de un sistema económico marginador que, en la realidad, vulnera los derechos humanos básicos, como es la igualdad entre personas.

En los trabajos de Duflo y Banerjee el estudio de campo tiene un papel primordial, además, se consideran más variables sociales poniendo a las personas en el centro del análisis. El cambio en la mirada de lo general a lo particular como objeto de investigación, permite revelar un panorama muy olvidado por los encargados de las políticas públicas: el contexto de los pobres descrito por ellos mismos. Bajo la lupa de este modelo se pueden cuestionar distintos fenómenos y problemáticas sociales y al mismo tiempo presentar alternativas que sean más eficientes.

La propuesta de estudio de los autores es muy amplia e incluye otra serie de preguntas sobre asuntos socio-institucionales actuales, como el tema de la corrupción, que parece ser uno de los principales obstáculos a vencer para eliminar la pobreza. Otra virtud de los modelos de estudio que los autores desarrollan es que el método de análisis se puede replicar en otras latitudes; la validez estadística que presentan en sus modelos permite que se obtengan datos confiables y que sobre esa base de confiabilidad se puedan generar mejores políticas tanto públicas como privadas, en la esfera social y en la familiar. A partir de los trabajos de Duflo y Banerjee que se discutieron en este documento, se pueden señalar varias conclusiones importantes. En primer lugar, hay que seguir recalcando que el fenómeno de la pobreza es un problema global que tiene que atenderse con urgencia por simples cuestiones de justicia social. En segunda instancia, si bien las políticas de desarrollo humano (de apoyo a emprendedoras y políticas de microcréditos) no resuelven totalmente el problema de la pobreza, si pueden aliviar carencias e ir marcando un rumbo para mejorar la calidad de vida de los pobres y hacer más eficientes sus elecciones.

Por otra parte, no hay que dejar de señalar que la desigualdad económica imperante en el capitalismo global es una cuestión estructural que puede estancar a las familias en la pobreza pese a los intentos autónomos y a las políticas que tratan de mitigarla. En este sentido, los encargados de la política en todas las naciones tienen un compromiso ético de atender en el interior de los países el problema de la desigualdad, y además de manera sustentable.

De igual manera, lo epistemológico es un aspecto central en la propuesta de los economistas, pues invitan a que la gestión pública sea un campo de generación de saberes que terminen conformando un conjunto de buenas prácticas. Solo de esta forma se podrán enfrentar las problemáticas actuales y los retos por venir.Aunque lo estructural no pareciera tener el foco de atención, lo contextual no es menos complejo, dado que implica un conjunto de factores dinámicos cuya intervención puede provocar diversidad de procesos.

En ese sentido, las circunstancias del contexto se mueven en una temporalidad de corta, mediana y larga duración, de manera que muchos de sus eventos, situaciones y condiciones no son simples efemérides de una cotidianidad monótona. Este es el territorio natural de lo humano, ese que no es estrictamente el homo economicus o el free rider, sino que siempre puede ser otra cosa. De lo social emerge lo multidimensional. En consecuencia, debido a lo complejo de su análisis o comprensión, por los asuntos epistemológicos y metodológicos que supone, la interdisciplinariedad se convierte en el mejor mecanismo para construir algunos caminos de resolución (Rao, 2008). Lo que indica que esto va más allá de la economía como disciplina; el diálogo y la construcción de perspectivas holísticas constituyen una necesidad investigativa y de gestión social.

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*Este es un artículo Open Access bajo la licencia BY-NC-SA (https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/) Published by Universidad Libre - Cali, Colombia. Fuente de financiación: Esta investigación no recibió financiación específica de alguna entidad de l os sectores pnvados, públicos, comercial o sin fines de lucro.

1"Como resultado directo de uno de sus estudios, más de cinco millones de niños y niñas se han beneficiado de programas eficaces de tutoría correctiva en las escuelas. Otro ejemplo son los fuertes subsidios para la atención sanitaria preventiva que se han introducido en muchos países" (Morales, 2020).

2"Los responsables políticos y los burócratas tienden a simplificar los problemas a los que se enfrentan hasta que se ajustan a alguna noción preconcebida de lo que el ser humano debería querer, o necesitar, o ser" (Duflo, 2017, p 12).

3Los Estados deben adoptar, en el plano nacional, todas las medidas necesarias para la realización del derecho al desarrollo y garantizar, entre otras cosas, la igualdad de oportunidades para todos en su acceso a los recursos básicos: la educación, los servicios de salud, la alimentación, la vivienda, el empleo y la distribución equitativa de los ingresos. Deben adoptarse medidas eficaces para garantizar que las mujeres desempeñen un papel activo en el proceso de desarrollo. Deben llevarse a cabo reformas económicas y sociales apropiadas con vistas a erradicar todas las injusticias sociales. Los Estados deben fomentar la participación popular en todas las esferas como factor importante en el desarrollo y en la plena realización de todos los derechos humanos (Declaration on the Right to Development, 1986).

4En el caso de los hogares de Hyderabad, los bienes duraderos que se adquieren con mayor frecuencia son el oro, la plata, las motocicletas, los saris (vestidos tradicionales probablemente destinados a bodas), los rickshaws (bicitaxis), televisores a color, neveras, ordenadores y teléfonos móviles.

Como citar este artículo/ How to cite: SARÁ-MARRUGO, Jorge Armando. GONZÁLEZ-ESCOBEDO. Yamile Gisella. Aproximación a las Ideas de Banerjee y Duflo sobre la pobreza. En: Entramado. Enero - Junio, 2024. vol. 20. no. 1 e-10255 p. 1-16. https://doi.org/10.18041/1900-3803/entramado.1.10255

Recibido: 29 de Mayo de 2023; Revisado: 05 de Agosto de 2023; Aprobado: 01 de Enero de 2023

Autor 1 : Conceptualización, administración del proyecto, diseño del proceso metodológico, validación, redacción - borrador orginal y redacción, revsión y edición.

Autor 2: Redacción - revsión y edición

Conflicto de intereses

Los autores manifiestan no tener ningún conflicto de intereses.

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