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CS

versão impressa ISSN 2011-0324

CS  no.42 Cali jan./abr. 2024  Epub 11-Mar-2024

https://doi.org/10.18046/recs.i42.06 

Reseña

El amanecer de todo: una nueva historia de la humanidad

Juan Camilo Perdomo-Marín1 
http://orcid.org/0000-0003-2714-455X

I. Investigador independiente. Antropólogo de la Universidad de Caldas (Colombia) y magíster en Humanidades Ambientales de la Universidad de Utah (Estados Unidos). Correo electrónico: juancamilo.perdomo@utah.edu, https://orcid.org/0000-0003-2714-455X

Graeber, David; Wengrow, David. 2021. The Dawn of Everything: A New History of Humanity. New York: Farrar, Straus and Giroux,


El trabajo intelectual no es una ruta lineal que inicia en la duda y finaliza en la certeza, por el contrario, es un camino abierto en el que se profundiza la incertidumbre. Los mayores logros de la ciencia no son verdades irrefutables, sino nuevas preguntas que nos permiten reflexionar sobre las limitaciones en la manera en que entendemos la realidad, y nos invitan a explorar problemas y perspectivas que no considerábamos antes. Por ello, en vez de resolver enigmas definitivamente, los libros que pasan a la historia arrojan a sus lectores en un nuevo territorio investigativo que transforma su forma de pensar. The Dawn of Everything: A new History of Humanity de David Graeber y David Wengrow (2021) hace parte de este tipo de obras paradigmáticas e inevitablemente polémicas pues, antes de sumarse a los manuales hegemónicos de historia, redefine las bases empíricas y lógicas a partir de las cuales se ha narrado el pasado de la humanidad.

En medio de sus diversas variaciones, las grandes representaciones sobre el desarrollo de la humanidad en disciplinas como historia, arqueología y antropología comparten la idea de que la historia avanza en una ruta evolutiva. Dichas narrativas comienzan sin acontecimientos políticos relevantes, en vista de que los primeros grupos humanos habrían sido pequeñas comunidades igualitarias de cazadores-recolectores. Luego, a causa del aumento poblacional por la invención de la agricultura, los sistemas sociales se habrían complejizado para dar paso a la división del trabajo, la propiedad privada, la creación de ciudades, la desigualdad social y la formación de los Estados. Ahora bien, Graeber y Wengrow demuestran en su libro que los descubrimientos arqueológicos de los últimos años confrontan directamente esta interpretación.

En esta extensa obra se analiza por qué debemos renunciar a la pregunta por el origen de la desigualdad; de qué manera las críticas de intelectuales indígenas a la sociedad europea influenciaron los ideales políticos de la Ilustración; la heterogeneidad y el dinamismo en las formas de organización humana; los nuevos hallazgos sobre la vida política de los cazadores-recolectores; la diferenciación social y la autoconciencia política; los vestigios iniciales de la agricultura; la oscilación y la multiplicidad de las prácticas agrícolas; la evidencia arqueológica de las primeras ciudades que no encaja en el modelo evolucionista; la experiencia de democracia en Mesoamérica; la imposibilidad de ver el Estado en el pasado; las falencias del evolucionismo; y narrativas políticas del pensamiento indígena. Por último, los autores reflexionan críticamente sobre el rol de las ciencias sociales en la simplificación de las ideas sobre la libertad y en el valor de la experimentación política en la historia humana.

The Dawn of Everything es un texto de síntesis académica, análisis metateórico y reflexión política sobre la forma en que se ha estudiado la historia. Fue una tarea monumental de diez años de trabajo compartido por los autores en el que cosecharon y expandieron los frutos de sus investigaciones previas. Los debates desarrollados a lo largo de 11 capítulos se basan en la recopilación académica de evidencia arqueológica de los últimos 30 años, multiplicada, en gran parte, por nuevos desarrollos tecnológicos. Según Graeber y Wengrow, la relevancia de este ejercicio de síntesis yace en que existe falta de comunicación entre investigadores, y en que los descubrimientos recientes de la arqueología reciben poca visibilidad por fuera de las comunidades de especialistas.

Esta obra realiza un análisis metateórico al evaluar con gran detalle la información y las premisas en las que se sustentan las narrativas sobre la evolución de las sociedades. En su investigación, los autores encuentran que muchas explicaciones históricas están basadas en vocabularios académicos imprecisos, datos reducidos y desactualizados, junto con limitaciones metodológicas y problemas epistemológicos derivados del pensamiento teleológico. A su vez, indagan en las implicaciones políticas de la forma en que se describe el pasado; y denuncian que las representaciones históricas hegemónicas reducen nuestra capacidad de imaginar modelos alternativos de sociedad.

Además de sus contenidos, un aspecto interesante de este libro es la manera en que Graeber y Wengrow elaboran y presentan las ideas. Su estrategia no consiste solamente en hablar del pasado, sino también en interrogar cómo se ha representado. Para ello, nos cuentan por qué ciertas preguntas comenzaron a ser relevantes en la investigación histórica, y de qué manera se gestaron sus conceptos al rastrear los contextos académicos y políticos en los que se configuraron. También, nos muestran si los académicos establecieron relaciones causales con o sin evidencia científica, lo cual permite identificar las asociaciones que se realizaron solamente por hábitos de pensamiento. A partir de este método, afirman que, si se evalúan los principios analíticos y empíricos de las narrativas sobre el pasado de la humanidad, es posible reconocer las deficiencias de sus generalizaciones y proponer lecturas diferentes.

Otra estrategia de esta investigación consiste en no apresurarse a tomar un solo camino al momento de sugerir análisis históricos, pues constantemente exploran múltiples perspectivas. En este proceso, se aventuran a plantear nuevas ideas frente a lo que antes dábamos por sentado sobre, por ejemplo, la naturaleza del Estado, la agricultura y la desigualdad. Para sustentar sus hipótesis, se adelantan a posibles contraargumentos y resaltan los límites de estas, aclarando lo que efectivamente implican y lo que no. Por esta razón, reconocen explícitamente cuándo están especulando, en qué parte no se sabe nada, y en qué caso no se pueden realizar inferencias a partir de nuevas evidencias arqueológicas que amplían o critican lo que sabemos de la historia humana.

Una de las mayores fortalezas de este libro es que el lector aprende de arqueología y antropología, y puede apasionarse en el proceso. Por un lado, el texto nos enseña sobre el quehacer de la arqueología, específicamente sobre cómo se realizan inferencias del registro material, qué se puede suponer de este y qué no, y qué métodos y debates configuran su explicación. Por otro lado, para desarrollar sus argumentos repasan la historia de la antropología buscando apoyarse en conceptos y debates clásicos que aún poseen un gran potencial explicativo, como las ideas de Marcel Mauss y Gregory Bateson.

The Dawn of Everything radicaliza la ambición dual de la antropología: criticar el etnocentrismo y generar extrañamiento ante nuestro modelo de sociedad mediante la comparación de diferentes culturas, lo cual permite desafiar el argumento de que existe una naturaleza humana. Siguiendo y ampliando el trabajo de reconstrucción histórica de antropólogos como Erick Wolf en Europa y la gente sin historia, Graeber y Wengrow confrontan el etnocentrismo moderno al mostrar que los grupos del pasado no estuvieron conformados por seres irracionales atrapados en supersticiones, sino por actores reflexivos que construían sus comunidades, intercambiaban conocimiento y tecnología, en articulación y oposición a otras sociedades. De este modo, explican el cambio social a partir de la capacidad de autoconciencia generada en las deliberaciones colectivas.

Por medio de lo anterior, logran desarrollar una investigación que “restaura a nuestros antepasados a su plena humanidad” (2021: 24). De igual forma, gracias a sus reflexiones innovadoras sobre la crítica indígena a la sociedad europea, presentan nuevas perspectivas para entender por qué Europa no fue epicentro de expansión del mundo moderno, sino un lugar que tradujo y se formó con las ideas del resto del planeta.

La otra dimensión de la antropología en la que profundiza este libro es que, cuando terminamos de leerlo, nuestro mundo se ve profundamente extraño, ya que nos recuerda que nuestras instituciones, sistemas políticos y reglas sociales, antes de estar fijados por la naturaleza o la cultura, son acuerdos colectivos contingentes naturalizados en medio del teatro político. Por esta razón, la historia se comienza a percibir como un escenario caleidoscópico lleno de múltiples experiencias, logros, peligros y aprendizajes. Esta heterogeneidad indica que no hay nada natural e inevitable en nuestro modelo de sociedad.

Una crítica probable acerca de la ambición de The Dawn of Everything es que especula sobre el pasado. Los autores resaltan que su obra, como toda reflexión de la gran historia, es efectivamente especulativa y nunca llega a ser neutral debido a los vacíos en la evidencia científica y a sus propios intereses. Reconocen que, más que ser un ejercicio de síntesis objetiva, las genealogías son un acto de exclusión que selecciona, omite, enfoca y desenfoca información para componer una imagen particular del pasado. Por este motivo, abiertamente traen a colación nuevos casos arqueológicos que no solían estar en las conversaciones académicas y que impugnan los modelos explicativos de la historia.

La especulación en este libro es legítima por dos razones. Primero, Graeber y Wengrow resaltan que las narrativas históricas hegemónicas poseen diversos vacíos documentales y epistemológicos. Además, nos presentan una gran cantidad de nuevos datos arqueológicos que amplía el umbral de interpretación del pasado, demostrando que es posible y necesario replantear nuestras ideas sobre el desarrollo de la humanidad. Segundo, esta obra consiste en un acto de imaginación que es justamente lo que le permite explorar conexiones históricas que no habíamos considerado antes.

The Dawn of Everything nos muestra que nuestra especie ha sido más creativa, experimental y heterogénea de lo que nos han permitido ver las narrativas teleológicas de la historia. Aunque Graeber y Wengrow resalten que el debate sobre nuestras posibilidades sociales continuará abierto porque no podemos saber realmente cuál es el impacto de los individuos en la historia, “incluso ahora, las posibilidades de intervención humana son mucho mayores de lo que nos inclinamos a pensar” (2021: 524).

Valga advertir que el libro no es un manifiesto político que moldea libremente la evidencia arqueológica porque la cantidad de datos y de precauciones metodológicas en su análisis hacen de este un trabajo académico riguroso, de allí sus sesenta y dos páginas de referencias bibliográficas. De hecho, la hipótesis que proponen de que el Estado no es el destino de toda forma de organización social compleja va más allá del anarquismo, ya que no dan por sentada la existencia de este en el pasado, ni suponen que es un sistema cerrado y coherente, sino el producto temporal del cruce contingente de formas diferentes del poder. Es importante aclarar que esta obra no romantiza a las comunidades del pasado ni del presente, ni sugiere que las respuestas para los desafíos de nuestro futuro estén en la Antigüedad. Tampoco afirma que debemos abandonar las palabras igualdad y desigualdad, ni sueña con alcanzar la igualdad o afirma que esta se encuentra irremediablemente perdida, ni sus autores están en contra del Estado. En cambio, nos invita a usar estas palabras de manera más vigilante dada su complejidad histórica, y a que escapemos del pesimismo y la utopía, pues ambas lecturas terminan proyectando un destino manifiesto en la historia humana.

Al finalizar el libro, se puede objetar que Graeber y Wengrow no hablan de la historia reciente de la humanidad, ni proponen una solución ante los problemas del presente. Además, después de una extensa presentación de sus ideas, su trabajo se siente incompleto porque no hay un cierre con una explicación clara sobre las causas que redujeron la imaginación política moderna. Por estos motivos, es innegable que el lector tendrá un sinsabor. No obstante, esta obra no pretende cerrar debates intelectuales, sino abrir nuevos caminos al punto en que, en el proceso de escritura, sus mismos autores no sabían qué iban a encontrar. De igual forma, es posible decir que los autores no buscan crear nuevas metanarrativas para manuales de historia. De hecho, aclaran que su investigación es “una búsqueda para descubrir las preguntas correctas” (2021: 25). No son las respuestas definitivas, sino los nuevos interrogantes los que nos impulsan a estudiar el mundo con un mayor pensamiento crítico, de modo que no podemos reprochar la falta de cierre de este libro. Por decirlo en otras palabras, las brújulas no son mapas.

The Dawn of Everything puede generar reacciones opuestas en la academia dado que: 1. Se considerará como un texto radical y especulativo que incomodará a muchos historiadores, arqueólogos y antropólogos que han enseñado el pasado de la humanidad en programas universitarios desde lecturas materialistas y culturalistas. 2. También sumará críticas porque, a través de nuevas evidencias arqueológicas, confronta directamente las explicaciones históricas de autores reconocidos como Yuval Harari, Jared Diamond, Steven Pinker y Francis Fukuyama, por seguir un pensamiento evolucionista. 3. Podrá surgir un debate con las teorías decoloniales latinoamericanas, pues el muro político que edifica dichas teorías entre las sociedades indígenas y europeas es profundamente agrietado por la tesis de Graeber y Wengrow acerca de que los debates de intelectuales indígenas influenciaron los debates de la Ilustración.

A su vez, se dará un recibimiento positivo ante sus hipótesis debido a que:

1. Graeber y Wengrow son investigadores reconocidos en sus campos del conocimiento, y los argumentos iniciales de su libro ya fueron aceptados parcialmente por la comunidad académica al ser previamente evaluados y publicados en revistas científicas. 2. Este texto va a pasar a la historia de la teoría social logrando algo que pocos consiguen: desafiar las bases epistemológicas de la investigación académica al desarrollar una perspectiva no evolucionista de la historia. 3. Está teniendo un impacto significativo por fuera de la comunidad de expertos y periódicos de diferentes países lo están reseñando, poniendo de nuevo a la antropología y a la arqueología en el centro de los debates sobre el pasado, el presente y el futuro de la humanidad.

La interpretación arqueológica nunca está exenta de polémicas. Lo interesante es que, aunque no estemos de acuerdo con todas las hipótesis propuestas por los autores, ello no cambia los mayores logros del libro: demostrar que el evolucionismo todavía persiste en los textos de historia, y que la forma en que la narramos importa porque puede simplificar o enriquecer nuestra imaginación política.

Ahora bien, aunque The Dawn of Everything nos ofrece ideas potentes sobre la creación y las transformaciones de las sociedades por medio de una nueva mirada histórica y arqueológica sobre la agricultura, el Estado y la desigualdad, y a pesar de que estos son argumentos innovadores requieren de mayor desarrollo. Por ejemplo, dentro de este trabajo no se aborda el surgimiento del capitalismo y sus trasformaciones contemporáneas. En este nuevo horizonte investigativo debemos preguntar: ¿su teoría sobre el Estado (producto del cruce contingente e inestable de tres formas básicas del poder: soberanía, burocracia y competencia política) es aplicable para comprender los cambios históricos del capitalismo y sus expresiones de desigualdad?

Por último, dado que los dogmas evolucionistas aún persisten dentro de la academia, el horizonte investigativo que abre este libro nos invita a elaborar un lenguaje diferente para describir los escenarios en los que actualmente existe, se reinventa y se materializa la imaginación política. De acuerdo con lo anterior, los desafíos intelectuales derivados de la propuesta de Graeber y Wengrow serán oportunidades para ver con mayor atención y curiosidad los múltiples futuros latentes en las expresiones políticas contemporáneas.

En síntesis, pocos libros pretenden sembrar tantas dudas y críticas intelectuales como The Dawn of Everything. Al navegar en contracorriente con la mayoría de las interpretaciones históricas, las ideas de sus autores están comenzando a generar profundos debates en la academia que desafían con transformar radicalmente la manera en que se ha entendido el pasado de la humanidad.

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