Introducción
A partir de los resultados de la investigación titulada “Posconflicto y transmisión cultural de la paz en madres en Bogotá”1 orientada a establecer y discutir las prácticas cotidianas que las madres realizan en la relación con sus hijos preadolescentes de 11 a 14 años, se retomó la información resultado del diseño cualitativo y a través de un ejercicio hermenéutico, se interpretó en el marco de la teoría de las representaciones sociales (RS), con el fin de discutir la manera como las madres explican y comprenden la paz desde el sentido común y si dichas creencias determinan una práctica orientada a fomentarla en la familia y en la sociedad.
Acerca de las representaciones sociales
La teoría de las representaciones sociales tuvo su origen en los planteamientos de Serge Moscovici en 1961 quien desde su tesis doctoral titulada “El psicoanálisis, su imagen y su público” propuso una forma de conocimiento que circula y orienta prácticas a través de la comunicación de los grupos. Representaciones que constituyen elementos identitarios y predictores para la toma de decisiones.
Posteriormente, es su discípula Jodelet quien en 1986 le confiere el estatus de contenido y forma de pensamiento, desde las cuales es posible la comprensión del mundo social, ideal y material, al definirlas como un sistema de información, creencias y opiniones sobre un tema determinado. Para esta autora, las RS son formas de pensamiento práctico que provienen de la experiencia, las informaciones, las modalidades de pensamiento, en la que juega un papel importante la cultura, la tradición, la educación y la comunicación, en síntesis, es un conocimiento elaborado y compartido. Por su parte, Clémence las sitúa en la vida cotidiana como “teorías de sentido común” para manejar cuestiones abstractas y complejas (Clémence, 2001 citado por Cortassa, 2010).
La teoría de las representaciones sociales de esta manera permite la comprensión e interpretación de fenómenos sociales en los distintos contextos culturales. Su construcción se encuentra influenciada por la historia y las experiencias cotidianas. Jodelet (2008) plantea que toda RS es la representación de un objeto por un sujeto pensante. Un aspecto para destacar es la relación que las RS tienen con la cultura y sistemas culturales que determinan diferentes esquemas, percepciones del mundo y expresados a través de opiniones, creencias y valores. Para esta misma autora, los sujetos se entienden como actores sociales activos en los distintos aspectos de la vida cotidiana, desde un contexto social de interacción y de inscripción. De interacción, dado que las RS trascienden lo subjetivo y se construyen en la relación con el otro, y de inscripción por cuanto determina pertenencia a un lugar, estructura y posición, es decir una identidad, un contexto de vida y un espacio social.
Para Jodelet (2008), el estudio de las RS facilita identificar los significados que los sujetos individuales o colectivos atribuyen a un objeto localizado en su entorno social y material, y examinar cómo tales significados están articulados a su sensibilidad, intereses, deseos y emociones y funcionamiento cognitivo.
La dimensión social del pensamiento plantea la percepción de la vida cotidiana desde un continuo intercambio social; cómo conocen, cómo explican y cómo comunican las vivencias. Este carácter particular de conocimiento se hace evidente en los comportamientos y en las prácticas sociales. Por lo tanto, reconocer o implantar una representación social “implica determinar qué se sabe (información), qué se cree, cómo se interpreta (campo de la representación) y qué se hace o cómo se actúa (actitud)”. Estas dimensiones sustentadas por Moscovici (1979), moldean un conjunto que solo pueden dividirse para realizar el análisis conceptual.
De acuerdo con Araya (2002), la actitud orienta y regula la conducta y acción hacia el objeto representado, hacia una orientación positiva o negativa, es el aspecto afectivo de la representación. La información se refiere a los datos o explicaciones que sobre la realidad construyen las personas en sus relaciones cotidianas está determinado por la ubicación social y la pertenencia a grupos, sin duda aquella información que proviene de la interacción y de las prácticas poseen una mayor influencia en la construcción de las RS. Finalmente, el campo de representación se refiere a la manera como están organizados y jerarquizados los elementos de la RS.
En síntesis, las representaciones sociales son formas de interpretación de la realidad que actores sociales construyen desde su experiencia y pertenencia a un orden social, así mismo, las representaciones sociales pueden considerarse como palabras o imágenes clave expresadas a través del discurso de los actores sociales, de esta manera, orientan y otorgan sentido a sus prácticas sociales (Mato, 2001).
El estudio de las representaciones sociales en el ámbito de la paz y el conflicto ha sido aplicado a diversos sujetos y contextos, por ejemplo; el trabajo de posgrado realizado por Rodríguez y Suárez “Hacia una cultura para la paz: las representaciones sociales de la violencia” en 2016 con estudiantes de colegio en Bogotá, que indagó mediante talleres aplicados en la cátedra de la paz, el significado de la violencia que construyen los estudiantes, encontrando una asociación en la representación en tres aspectos: la violencia desde los medios de comunicación y las telenovelas que suelen retratar estas escenas, otra, la información sobre el conflicto armado y la última la prevalencia de representar la paz, como paz negativa entendida como ausencia de conflicto.
Herrera et al. (2017) desde la ponencia titulada “Representaciones sociales del concepto de paz en estudiantes de la facultad de Comunicación Social de la Universidad Santo Tomás”, señalan que la paz se encuentra asociada a metas y que hace referencia “a un clima-ambiente que hace comprender por qué estado de paz no se habla desde lo social sino desde el sentir (religiosidad)” (p. 20). Para 2018, el estudio “Representaciones sociales del buen vivir y del conflicto social. Imaginarios, significados y prácticas de construcción de paz en la asociación de mujeres del oriente antioqueño - A.M.O.R” realizado por Ramírez, mostró que las mujeres del oriente antioqueño cuya representación social se encuentra determinada por memorias de guerra y violencia, señalan que el
Buen Vivir orienta la forma en que experimentamos la vida en paz, con tranquilidad y buena convivencia con los otros en la medida en que se satisfagan derechos fundamentales como la salud, la educación, la vivienda, el trabajo; todo esto garantiza una vida digna y una sociedad equitativa”. (Ramírez, 2018, p. 84)
Para este mismo año, la investigación realizada por Daza et al., “Representaciones sociales de niños y niñas sobre la paz”, las representaciones sociales que construyen los niños de 10 a 12 años se encuentran ligadas a sus experiencias de interacción social y el contexto en el que se desarrollan:
Describiendo espacios que antes que definir o concretar el término, manifiesta situaciones caracterizadas por la ausencia y las consecuencias para las personas en lo individual y grupal, por los efectos negativos o contrarios para la convivencia, el desarrollo económico, político y social ocasionado por su no presencialidad. (Daza et al., 2018, p. 120)
En 2019 en el estudio “Representaciones sociales sobre el proceso de paz entre las FARC-EP y el gobierno nacional entre los años 2012-2018 y el posconflicto desde las voces de los estudiantes de la media académica de la Institución Educativa Concentración Escolar San Juan de Betulia-Sucre” realizado por Acuña, la mayoría de estudiantes significan el proceso de paz y la reincorporación de los firmantes de forma positiva para Colombia, ya que de esta manera se puede construir un mejor país. Algunos señalaron escepticismo hacia la posibilidad de la paz, dado el fracaso en otros procesos y la desconfianza en que todos los miembros de las FARC-EP se desmovilicen. En general, consideran que se debió brindar mayor información y pedagogía frente al proceso. Ya en 2020 la investigación titulada “Representaciones sociales sobre la cultura de paz en los jóvenes cristianos de Cali: caso del grupo universitario Alfa y Omega” realizada por Palacios, encontró que el grupo representa la cultura de paz como un escenario social que posibilita y promueve “los valores necesarios para la resolución de conflictos y la construcción de paz” (p. 93). Además, el grupo significa que la paz es consecuencia de estar bien consigo mismo.
Finalmente, la investigación realizada por Díez (2020), “Representaciones sociales de la paz en estudiantes de la Universidad de Santander”, encontró que el conflicto se representa a través de conceptos como armas, guerra y muerte, otorgándole una connotación negativa por sus consecuencias, en las representaciones de la violencia se observó que se asocia fundamentalmente con el concepto de agresión, por su parte la paz se representa con alta valoración; sin embargo reconocen la dificultad para construirla en el país. En términos generales, los estudiantes asocian la paz con amor y experiencias personales íntimas y valores como el respeto, la familia, la equidad y la solidaridad, entre otros.
A manera de conclusión, se encuentra que en los resultados de los estudios acerca de las representaciones sociales del conflicto y la paz prevalecen tanto las experiencias personales como las interacciones sociales de los sujetos que las producen; así en el conflicto sobresale una noción negativa ya sea por sus consecuencias y dificultades para superarlo y en la paz persiste una mirada hacia los valores y estados espirituales y emocionales.
El ámbito familiar- constructora de paz, ciudadanía y democracia
La familia es uno de los fenómenos más importantes en la evolución de la humanidad. Se encuentra asociada a prácticas de supervivencia de la especie mediante la asistencia y cuidado. Socialmente, se le atribuyen funciones desde la disciplina, la socialización y la transmisión cultural, de ahí que sea considerada una de las instituciones con mayor incidencia en el ordenamiento social. A la familia se le reconoce, además, su “capacidad estructurante” de la subjetividad desde la reproducción de valores y modelos de relación para quienes inician su proceso de socialización (Aylwin y Soler, 2011). De acuerdo con Palacio (2017), su desarrollo se debate entre la tensión propia de lo tradicional y lo emergente.
Si bien al hablar de familia se hace referencia a lo privado y cotidiano, en términos de la paz, Patiño-López (2017) plantea la necesidad de mirarla en las relaciones situadas en lo local, en lo cotidiano, en lo íntimo, es decir, lo familiar; espacios “que usualmente no son considerados como potenciales en las transformaciones democráticas (p. 1220). Pues la familia -cualquiera que sea su organización interna- es el centro reproductor y futuro responsable del mundo social y público (Barbeito, 2002).
En este contexto la convivencia familiar cobra importancia, así lo demuestran estudios realizados sobre el tema, entre ellos: en 2012 el documento realizado por Gutiérrez “La Mediación Escolar como Herramienta de Educación para la Paz”, que planteó la necesidad de un trabajo mancomunado entre la familia y las instituciones educativas con el fin de reforzar valores y habilidades para la convivencia y la vida social, orientada hacia la construcción de paz. En otro trabajo titulado “Convivencia en el contexto familiar: un aprendizaje para construir cultura de paz”, realizado por Brenes en el 2014, resalta que el aprendizaje dentro de la convivencia en familia presenta grandes retos, como la posibilidad de reconocer y respetar la diversidad y la pluralidad, así como de entender, aceptar y valorar los demás puntos de vista, Brenes resalta que; “De esta última, se deriva la trascendencia que adquiere el fortalecer valores como la tolerancia, el respeto y la solidaridad para educar la convivencia; así también, el desarrollo de competencias sociales para interactuar constructivamente con los demás.” (Brenes, 2014, p. 5). También, Brenes citando a Rodríguez (2006) señala que la familia es el principal espacio social donde niñas y niños aprenden sobre valores tales como: “El diálogo, la tolerancia, la solidaridad, el respeto a los derechos humanos y la justicia, entre otros” (p. 2); estos aprendizajes luego se reproducen y multiplican en las interacciones sociales.
En 2018, la investigación realizada por Jaimes y Soto “Cátedra de la Paz: Ser y querer ser. Una mirada desde los maestros y padres de familia de la Institución Educativa las Américas” identificó las percepciones, fortalezas y debilidades que los docentes y los padres de familia construyen frente a la Cátedra de la Paz, concluyeron que mientras en los padres se evidencia desconocimiento e incluso falta de interés y compromiso por los asuntos tratados allí, quizás por falta de capacitación en el tema, los docentes, muestran mayor comprensión y valoración como aporte al país para lograr un cambio. Las autoras señalan la importancia de estas estrategias en la posibilidad de construir la paz.
Finalmente, la investigación “Familias diversas y en paz María Cano: una propuesta para la resolución pacífica de conflictos y la consolidación de una cultura de paz” realizada por Gómez (2021), reconoce que las concepciones de bien y mal, los vínculos de afecto, las formas de relacionarse que interiorizan los sujetos, están relacionadas con el ámbito familiar desde la socialización y la convivencia. Así es posible, generar y promover patrones de respeto o irrespeto, de tolerancia o de intolerancia, e incluso se desarrollan elementos como la empatía o la apatía, elementos claves para el desarrollo del sujeto en la vida social y la construcción de paz.
En síntesis, lo planteado permite comprender a la familia como red de apoyo, promotora de las ideas de paz y de las identidades de los sujetos, es por esto que tienen responsabilidad directa en el desarrollo de los sujetos políticos activos que aporten a la construcción de la paz, la reconciliación y la consolidación de la democracia. La familia y las instituciones de la sociedad son los principales responsables de la deconstrucción de la violencia, y de la construcción cotidiana de paz, que se relaciona con los valores familiares y sus diversas representaciones, ya sea entender la paz como la ausencia de conflictos o con la obediencia por parte de los hijos hacia sus padres, o la paz como una forma de democracia y de resolución de conflictos. La armonía familiar en repetidas ocasiones se considera paz familiar asociada al respeto y el acatamiento de normas y la resolución dialogada de conflictos. El respeto por el que piensa y siente diferente, la ayuda mutua en tanto padres e hijos y la democracia familiar. Finalmente, también se reconoce el aporte de otras instituciones sociales y políticas en las representaciones y percepciones sobre la paz.
Metodología
El enfoque cualitativo se desarrolló desde el uso de la entrevista y las narrativas testimoniales. La entrevista entendida como una conversación entre un entrevistador y un entrevistado sobre un propósito expreso (Díaz, 2005) y las narrativas testimoniales como aquella “estrategia metodológica testimonial que revaloriza las voces de los sujetos conocidos y contribuye a la construcción de un saber situado” (Colanzi, 2015, p. 307). Estas narrativas permitieron la reflexión en primera persona sobre la experiencia en torno a los modos de vivencia, significados y prácticas sobre la paz. La entrevista y el instrumento se aplicaron de manera remota, atendiendo a las medidas de bioseguridad derivadas por la crisis sanitaria del COVID-19.
Cada sesión se grabó en un archivo multimedia que incluía la voz y video de la entrevista, posteriormente dicha información fue volcada en un documento de Google con la aplicación de transcripción instantánea, consolidando 24 horas de grabación, en donde las madres compartieron sus experiencias de vida, creencias y opiniones frente a la paz en la relación con sus hijos.
Las participantes se encontraban ubicadas en Bogotá, capital de la República de Colombia. Es una ciudad integrada por 20 localidades, 1.922 barrios, en un área total de 1.776 km2, siendo 307,36 km² urbanos, suburbana: 170,45 km² y rural: 1.298,15 km². Alberga una población de 7.412.566 habitantes con una densidad de 4.562,74 hab/km.
La muestra fue no probabilística, al elegir de manera intencionada 12 madres de adolescentes de 11 a 14 años matriculados en instituciones educativas de la ciudad. Sus características son las siguientes (Tabla 1, Tabla 2, Tabla 3 y Tabla 4):
Edad madres | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
28-33 | 5 | 41,67% |
35-39 | 2 | 16,67% |
46-50 | 3 | 25% |
52-53 | 2 | 16,67% |
Total: 12 Madres | 100% |
Fuente: elaboración propia. Caracterización realizada a las madres participantes.
Estrato | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
2 | 5 | 41,67% |
3 | 5 | 41,67% |
4 | 1 | 8,33% |
5 | 1 | 8,33% |
Total | 100% |
Fuente: elaboración propia. Caracterización realizada a las madres participantes.
Edad hijos | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
11 | 5 | 38,46% |
12 | 2 | 15,38% |
13 | 1 | 7,69% |
14 | 4 | 38,46% |
Total: 13 hijos | 100% |
Fuente: elaboración propia. Caracterización realizada a las madres participantes.
Total de hijos/as | Frecuencia | Porcentaje |
---|---|---|
1 | 2 | 16,67% |
2 | 9 | 75% |
3 | 1 | 8,33% |
Total | 100% |
Fuente: elaboración propia. Caracterización realizada a las madres participantes.
Las consideraciones éticas que orientaron el trabajo investigativo fueron: respeto por los derechos humanos de las participantes y confidencialidad, además de la formalización del consentimiento informado.
Finalmente, se realizó un análisis de contenido, entendido como “un conjunto de técnicas de análisis de la comunicación utilizando procedimientos sistemáticos y objetivos de descripción del contenido de los mensajes” (Bardin, 1991, p. 29).
De acuerdo con Lynch, la técnica de análisis de contenido, para la obtención de las representaciones sociales permite desde la información lingüístico-textual, presentes en los discursos de las madres, reconocer la dimensión cognitiva, afectiva y social contenidas en ellas e identificar la tensión intrínseca entre las representaciones sociales, el individuo y la sociedad, en este caso referido a la paz, sus vivencias, significaciones y prácticas (De la Rosa, 1994; citado por Lynch, 2020, p. 112). De igual manera, Durand (2007) señala que las representaciones sociales, son simbolizadas y expresadas en la palabra: “se puede discernir el plano de las representaciones de una determinada sociedad en una época dada, a través del lenguaje” (p. 112).
Resultados
La organización de la información se realizó para identificar el contenido de la representación social de la paz y sus dimensiones afectivas y cognitivas, reconocer vivencias y prácticas de la paz en las relaciones con los hijos desde su cotidianidad, y finalmente, para establecer tensiones entre una paz entendida en el ámbito familiar y otra dirigida a fortalecer ciudadanías y democracias participativas.
La representación social refleja formas en las que las madres interpretan una realidad, como lo es la paz. Ellas como actores sociales las construyen desde la experiencia con sus hijos, como madres en el ámbito cotidiano y desde su posición social. Aunque las madres participantes pertenecen a diferentes estratos económicos, no se encontró diferencia significativa en el contenido de la representación social.
Los significados que las madres atribuyen a la paz se encuentran, con mayor frecuencia, relacionados con estados mentales, afectivos y de tranquilidad dentro del hogar. Alguna madre manifestó “significado de la paz: tranquilidad, mucha tranquilidad, así sea aquí, así sea en el mundo, sea donde sea, mucha tranquilidad. (33, guarda de seguridad; 2-14)2. Esta misma madre la relacionó, también, con la ausencia de conflicto en el hogar, “No digo que mi hogar sea perfecto, pero hacemos todo lo posible porque lo sea, que haya paz tranquilidad, armonía y solidaridad (33, Guarda de Seguridad, 2-14). Las respuestas se identifican con lo planteado por Rodríguez y Suárez (2016), en el sentido que las representaciones sociales sobre la paz se caracterizan, entre otros aspectos, por una concepción de paz negativa, término acuñado por Galtung (2003), entendida como ausencia de conflicto como única posibilidad para crear cultura de paz. Para otra madre,
La paz no solo viene de afuera hacia adentro ¿Sí? Sino que empieza desde adentro, si claro, creo que es un poco complicado. ¿Sí? Pues por el tema de los muchos grupos que hay. Pero yo pienso que si desde, la paz empieza por casa. Enseñándole a nuestros hijos, conviviendo con nuestros hijos yo pienso que sí. (35, Ama de casa. 2-12)
Esta respuesta de acuerdo con Palacios-Álvarez (2020), asocia la paz a estados mentales relacionados con la tranquilidad. Esto podría generar una mirada parcializada e individual a la construcción de la paz.
Es necesario anotar que para escasas madres, la paz depende de condiciones externas y estructurales, por ejemplo, tan solo alguna señaló que la paz es posible sí,
Sería una sociedad en la que todos quisiéramos vivir, ¿no? O sea, digamos la gente cumpliera con todo no habría inseguridad, uno podría salir a la calle sin estar pensando que lo van a robar, en tantos peligros que uno se enfrenta con solo salir a la calle, entonces yo digo que eso sería lo que todos queremos vivir, o sea, como en paz. Habría paz. Eso lo hace a uno vivir inseguro, o sea no tiene paz uno ni para salir a la tienda […] y la falta de oportunidades que tiene la gente. (47, Área administrativa de una universidad, 3-11)
En este aspecto, Ramírez (2018) reconoce que la paz es resultado de factores estructurales relacionados con condiciones del buen vivir aunados a una vida digna y al reconocimiento de los derechos fundamentales. Sin embargo, se evidencia en las madres la asociación de la paz con una “paz negativa”, en donde se construye un escenario que propicie la ausencia de conflictos, de guerra o incluso de enfrentamientos dentro del grupo familiar o en la sociedad.
Para las madres el sistema de valores es un pilar fundamental para la construcción de una sociedad en paz, en donde desde casa se otorga importancia a modelos a seguir y a “recuperar los valores”. Frente a esto las madres manifestaron:
Recuperar desde la casa los valores, recuperar un niño desde adentro de su casa recuperando los valores, como […] recuperando todo lo que ya se había perdido, creo que podría ser bueno, porque ya la juventud es la que se está formando ahora. La juventud es la que forma, la juventud es la que, mejor dicho, la juventud ahora es el futuro. (35, Ama de casa, 2-12)
En este sentido el trabajo de Brenes (2014) señala que la familia es el espacio privilegiado para que niñas y niños aprenden sobre valores que les van a permitir un adecuado desempeño social y formas de convivencia orientadas a la construcción de la paz; en contraposición, Palacio (2017) señala que la familia se debate entre lo tradicional y emergente, no solo desde sus formas de organización sino en sus discursos cotidianos.
También la paz, para las madres, se encuentra directamente relacionada con la tolerancia y por supuesto, el diálogo y la importancia de escuchar y entender al otro, varias madres otorgaron a la tolerancia la posibilidad de construir la paz y tranquilidad de la siguiente manera: “Ser más tolerante con ellos (familia) para que así mismo haya un poco de paz y no haya tanto, tanto […] tanto como conflicto aquí en el hogar.” (33, Guarda de seguridad, 2-12,13); “Tranquilidad. Más unión. ¿Sí? Más unión. […] ha sido como una base de mantener unido el núcleo familiar, la unión. La unión es importante en términos de paz y de tranquilidad. Sí, correcto. Porque así podemos conocer un poco más. A nuestros hijos” (35, Ama de casa, 2-12).
De acuerdo con el trabajo de Gómez (2021), las formas de relacionarse y de convivencia en la familia determinan la posibilidad de construir paz, ya que con la promoción de valores como la solidaridad, la tolerancia y la empatía se generan condiciones para su construcción.
Para las madres, los valores que se promueven desde la familia permiten el desarrollo de comportamientos prosociales, y la autonomía en niños y niñas. Ante esto, alguna madre señaló:
Criar una persona de bien, que tenga el criterio para tomar decisiones de bien, que sepa ser sensible y ser humanitaria en el momento que necesite serlo, sin necesidad de siempre estar pidiendo, por ejemplo, autorizaciones o permiso a nosotros para hacer algo que ya sabe que está bien hecho, o dejar de hacer algo que ella sabe que está mal hecho. (31, Ejecutiva comercial, 2-11)
En este sentido, Brenes (2014) resalta la importancia de la familia no sólo en la construcción de ciudadanos y personas de bien sino en la necesidad de vivenciar la paz como un valor. Entonces, en las madres, la paz se inculca desde casa y se expresa en las interacciones que tienen niños y niñas con las demás instituciones sociales. “A mí me parece que la base de la educación definitivamente es en casa, en cómo vivimos, en cómo ven que nos relacionamos, cómo ven que solucionamos conflictos, en cómo nos armonizamos como hogar y cómo funcionamos como hogar” (46, Consultora empresarial, 5-14).
A modo de cierre, las madres en su representación social asocian la paz con el cumplimiento de normas, valores sobre el bien y el mal, y el orden social y familiar. Esto se aplica en el ámbito familiar y se reproduce en las relaciones sociales externas. Se resalta la importancia de que los hijos e hijas sean obedientes a sus padres, maestros y en general a los mayores.
La dimensión afectiva en la representación social de la paz se expresa en las diversas formas en las que el conflicto se evita para no causar daño emocional, o intranquilidad a sus hijos. Las madres dijeron que prefieren no discutir frente a los hijos y guardar silencio ante los desacuerdos con la pareja para no generar malestar dentro del hogar. Estas expresiones denotan prácticas de cuidado y sobreprotección, alguna madre manifestó:
Si hay un conflicto en pareja, se queda siempre en pareja y nunca se involucran los hijos, es un diálogo que se debe hacer de respeto, respeto mutuo, no decirse groserías y maltratado emocional y psicológicamente, no llegar nunca a un maltrato físico, y eso se vio reflejado en ellos. (49, Terapeuta ocupacional, 3-14)
En otra narrativa se encontró:
Conversar desde la tranquilidad, tampoco se trata de dejar todo en alto, si hay cierta conducta inadecuada no decirla o algo que me molestó, que me causó daño, no decirla no, sino dejar que la emoción está en otro nivel y ahí poder conversar y resolver y llegar a acuerdos. (46, Consultora empresarial, 5-14)
Por otra parte, la paz es un término que las madres asocian directamente con el perdón ya que para ellas, genera también una paz interior y da la oportunidad de entender al otro, el perdón es uno de los elementos fundamentales para llegar a una reconciliación y es un eslabón directo para la construcción de paz en la cotidianidad. “Como que siempre le inculque, tienes que perdonar y tienes que, tienes que dar una nueva oportunidad y enseñarle que eso no se hace” (28, empleada, 3-11). Brenes (2014) señala que la familia es el principal espacio social donde los niños y las niñas aprenden sobre valores. Para las madres, la paz es una cuestión interna mayoritariamente, “Creo que la única forma cómo podemos construir esa anhelada paz es con el compromiso personal de cada uno, mirar para dentro y tener paz porque todos estos retos lo que más requieren en paz es silencio y paz” (46, Consultora empresarial, 5-14). De ahí que Palacios (2020) señale que la cultura de paz promueve los valores y se representa como un estado emocional y espiritual.
Las representaciones sociales se construyen desde la información que circula y el discurso que fluye dentro de los grupos sociales (Moscovici, 1979), por ello la dimensión cognitiva se analizó desde el conocimiento que las madres tenían sobre el proceso de paz, el plebiscito y su participación. Esto refleja una postura política que representa adhesión o no al proceso y a una paz oficial o estatal. Al respecto, Jodelet (1986) señala que la construcción de las representaciones está mediada, además de la información, por los valores, la religión, ideas y creencias. Los roles sociales y su configuración jerárquica determinan comportamientos y decisiones.
Las experiencias de las madres, relacionadas con el proceso de paz, se observan en aquellas respuestas en que manifiestan que lo incluyen como tema de conversación con sus hijos, en donde discuten y fijan una posición con respecto al tema de la siguiente manera:
Cuando hicieron el plebiscito para el acuerdo de paz, nosotros le explicamos a ella por quien íbamos a votar, entonces cuando ella llega al colegio lleva un poco más de conocimiento sobre por lo que habían votado, y más o menos qué había pasado […] en ese momento lo que hicimos fue decirle, o explicarle, que el país iba votar por sí o por no, a un acuerdo de paz con ciertas especificaciones que habían acordado ya sobre una mesa, es decir que se habían sentado los integrantes de las FARC y varios integrantes del gobierno, en un lugar neutro en este caso, Cuba […] ella en ese momento entendió cuando dieron los resultados de la votación absurda, que hubo en la que salió negado, ella no entendía y nosotros tampoco, […] no entendíamos porque había sido negativa, […] le explicamos en ese momento la responsabilidad de él (el presidente), era esa, resguardar la paz del país y no dejar que un acuerdo que se había logrado durante tanto tiempo, se perdiera porque si, se perdía esas personas de las FARC iban a retomar las armas, es decir que iban a volver a infringir a la ley y pues se hubiera perdido todo el trabajo que ya se habría realizado. (31, Ejecutiva comercial, 2-11)
En esta respuesta la madre, además de compartir información con su hija, fija una posición frente al proceso; en este sentido, Patiño-López (2017) indica que los padres modelan pensamientos y posturas políticas en sus hijos, condición fundamental en la construcción de democracia y ciudadanía en el país.
En muchos hogares se delega el tema de la paz y el posacuerdo entre el gobierno nacional y las FARC-EP, a las instituciones educativas, lo anterior se observa en el siguiente relato:
Hemos trabajado el tema de paz de manera muy superficial, nos hemos apoyado mucho más en los temas, por ejemplo, que en el colegio les dan ellos manejan, una materia que se llama cátedra de ciudadanía y paz, entonces le vamos explicando a medida que ellos van, viendo los temas […] hace poco estaban viendo el tema del acuerdo de paz en Colombia. (31, Ejecutiva comercial, 2-11)
Aquí en la casa, hablamos mucho de nuestros gobernantes, de las decisiones que toman, de las decisiones nuestras frente a la elección de los gobernantes. Entonces siento que, ella siempre ha tenido algo que decir, y eso pues, ha complementado la formación que ha recibido en el colegio […]. Ahora, cuando iniciaste la entrevista y hablaste del proceso posterior a la firma del proceso de paz, ellas en el colegio, lo sintieron muy de cerca y ese proceso de conocimiento de esa firma, ese proceso de paz […] me conmovió mucho porque sabían mucho más que muchos adultos y pues, ella, a pesar de que tenía 10, 11 años […] 12 años, podría explicarle a uno perfectamente qué era lo que estaba ocurriendo ahí y por qué era importante que ocurriera. Entonces, eso me pareció muy lindo. (52, Docente de educación básica y universitaria, 3-14)
En este sentido, Jaimes y Soto (2018) y Gutiérrez (2012) plantean la importancia de la cátedra de la paz como espacio para construir ciudadanía y cultura de paz, este último insiste en la importancia de trabajar en conjunto con la familia.
Para la construcción de la representación social, las madres utilizaron diferentes fuentes de información, por ejemplo alguna señaló:
Yo de hecho traje una cartilla que trabajamos hace eh […] bueno, lo trabajamos con población LGBTI en el Santa Fe y me pareció muy chévere, porque es muy didáctica […] es un diálogo de dos niños hablando sobre el proceso de paz, cuando se firmó el proceso de paz de hecho eh […] mi esposo y yo lloramos de la felicidad, fue para nosotros un momento muy importante y él vio como tal esa reacción de parte de nosotros dos, cuando él se nos acercó y nos preguntó porque estábamos así, nosotros ahí empezamos como a explicarle, mira lo que pasa es que llevamos un período de violencia muy muy fuerte, este periodo de violencia, pues ha traído muerte, ha traído pobreza, ha traído una […] ha hecho que crezca muchísimo la desigualdad en el país y que se haya firmado, pues nosotros en ese momento lo dimensionábamos de esa manera, pues va a hacer que disminuya esa cifra. (31, Profesora en el área de ciencias sociales, 2-11)
Al considerar que esta narrativa corresponde a una madre-docente, se demuestra que el nivel académico de la madre permite aprovechar los recursos y la didáctica hacia sus hijos.
Con respecto a la vivencia de la paz en la cotidianidad y las relaciones con los hijos se encontró que las madres asocian “las enseñanzas de casa”, como el escenario privilegiado para la construcción de paz, principalmente en la transmisión cultural de valores como la tolerancia, el diálogo, la resolución de conflictos basados en el respeto y la escucha. Una madre manifestó,
La paz no solo viene de afuera hacia adentro ¿sí? Sino que empieza desde adentro, si claro, creo que es un poco complicado, ¿sí? Pues por el tema de los muchos grupos que hay. Pero yo pienso que si desde, la paz empieza por casa. Enseñándole a nuestros hijos, conviviendo con nuestros hijos yo pienso que sí. (35, Ama de casa, 2-12)
Como se mencionó, para Araya (2002) la actitud, información y el campo de representación constituyen las dimensiones de una RS. La actitud está relacionada y permeada por la emocionalidad y determina qué hacer y cómo actuar frente a diversas situaciones. En el discurso de las madres con respecto a la representación social de la paz se identificó una actitud favorable y proactiva hacia la construcción de la paz en el escenario familiar orientada a la convivencia y formación de sus hijos como buenas personas. En pocas madres, se encontró una actitud de interés y compromiso frente a la construcción de la paz desde la democracia y participación social. En ninguna, una actitud en oposición a la paz y en muy pocas una actitud de interés frente al proceso de paz.
Por otro lado, la información se refiere a los conocimientos previos sobre una situación que se da dentro del contexto social; será de mayor calidad si circula en las prácticas sociales de la persona. En la representación social con respecto a la paz en las madres en Bogotá, se encontró que la información proviene, mayoritariamente del trabajo que se hace en el colegio, particularmente de la cátedra de la paz, el noticiero y aquella que proveen los padres. La paz es un tema que se discute en la familia en algunas madres. En muy pocas madres se encontró interés por conocer y discutir con sus hijos sobre el proceso de paz.
Con respecto al campo de representación, es posible decir, que los elementos centrales asociados a la paz en los discursos de las madres se encuentran en la convivencia y los valores. Se asume entonces que la paz es el resultado de procesos de transmisión cultural ligados a la socialización, crianza y cuidado de los hijos y existe una asignación natural del rol de la madre hacia la construcción de la paz en la familia. La paz se asume como una condición para el éxito del rol materno y de la familia ante la sociedad.
Discusión
Es posible decir que las madres con respecto a la paz privilegian la vida personal y familiar para garantizar a los hijos condiciones para su desarrollo interacción con el otro y garantizar su bienestar y desempeño social, en muy pocas se observa que le atribuyan importancia a la paz orientada a la construcción de ciudadanías. Las tensiones encontradas entre una paz entendida en el ámbito familiar y otra dirigida a fortalecer democracias participativas conllevan a desconocer a la familia y en particular el rol de las madres, en la formación de sujetos políticos activos para la construcción de paz y una mejor sociedad.
Sin duda para las madres aportar a la paz es formar personas de bien, lo anterior se observa en el siguiente relato:
¿Qué es una persona de bien?, alguien que aporte algo a la sociedad, de levantar la mano y decir si está de acuerdo o no en algo, de proponer ideas también y pues eso lógicamente aplicado al mundo social, porque ellos van a crecer y no van a estar siempre con nosotros, ni siempre resguardados en el colegio, en algún momento tienen que salir a la universidad, manejarse dentro de la ciudad manejarse en ambientes distintos, conseguir un trabajo o montar su propia empresa, que sé yo, lo que le depare, digamos que ella se forje, entonces pues el tema de este momento es formarle ese carácter social es importante. (31, Ejecutiva comercial, 2-11)
Tan solo una madre señaló la necesidad de una formación política hacia sus hijos: “Hay que profundizar más en cuanto a conocimiento político” (31, Ejecutiva comercial, 2-11).
Para las madres la paz va más allá del proceso político entre el gobierno y los grupos subversivos, pese a que algunas demuestran interés, tal y como lo señala Angulo-Amaya et al. (2014) en su investigación. Sin embargo, su atención está en la paz que se construye dentro de sus familias. Alguna madre manifestó:
Sí, pero digamos, ese tema de lo de La Habana, eso, no lo hemos relacionado acá, porque pues igual a mí me interesa en este momento, es la tolerancia y paz que hay dentro de mi hogar, con la familia y entonces no, ese es mi interés, que ellos crezcan siendo felices, siendo unas personas solidarias y tolerantes. (33, Guarda de seguridad, 2-12, 13)
El reconocimiento de la dimensión cognitiva y afectiva contenida en la representación social de la paz en las madres en Bogotá desde sus vivencias, significados y prácticas cotidianas (De la Rosa, 1994; citado por Lynch, 2020, p. 112) permitió identificar que la trasmisión de valores relacionados con la tranquilidad familiar y el desempeño social caracterizan la representación social de la paz, más que su relación con la formación de ciudadanía y el fortalecimiento de la democracia participativa. Esta tensión intrínseca refleja una contradicción entre la concepción individual social de la paz política y la formación de sujetos políticos y constructores de paz en la sociedad, ya que en las representaciones sociales que construyen las madres en Bogotá prevalece una paz interior y familiar más allá de comunitaria y de nación.
Es responsabilidad de las familias y de las instituciones educativas la formación de sujetos activos en la construcción de una paz estable y duradera, fomentando en niños y niñas la importancia de la paz, de preservarla y de defenderla tal y como lo muestran en su estudio Jaimes y Soto (2018). Que los niños sean potenciales sujetos políticos desde sus familias, permite que más adelante sean promotores y constructores de escenarios de paz en el país, y dejen de lado conductas violentas, pero, también es transversal el papel que juega aquí el ámbito escolar en el que se encuentran inmersos, y que tiene la función de fortalecer estas habilidades.
Conclusiones
Se considera básico trabajar con las madres, desde sus imaginarios y actitudes frente a la guerra y la paz, estrategias que permitan deconstruir la violencia y construir una cultura de paz política y social, para ello es necesario desde el escenario familiar generar en los futuros ciudadanos compromisos con la paz.
Hay que destacar la importancia que las madres le otorgan al perdón como pilar clave para la promoción de la reconciliación en el país, especialmente en un escenario de posacuerdo, en donde no solo el perdón actúa como una forma de sanación y dignificación para la víctima, sino que permite, la construcción de la paz.
Finalmente desde las narrativas de las madres, se evidencia el trabajo con las instituciones educativas en el tema de la paz, por tanto, de manera mancomunada familia-institución educativa es necesario fortalecer las estrategias que permitan construir escenarios conjuntos para la construcción de paz, ciudadanía y democracia participativa.