INTRODUCCIÓN
El consumo y la producción responsable fueron declarados por Naciones Unidas como uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para cumplir como parte de la agenda de desarrollo sostenible 2030 (FAO, 2019). Este busca el fomento del uso eficiente y racional de recursos y energía, minimización y eliminación del impacto ambiental en la construcción de infraestructura, el acceso a servicios básicos y la creación de empleos ecológicos con el fin de buscar una mejor calidad de vida para las personas, con impactos positivos sobre el medio ambiente y los sistemas económicos y productivos (ONU, 2019).
El consumo es una fuerza clave en el desarrollo de la economía y su dinámica está vinculada también al desarrollo de valores personales y colectivos (Chuvieco et al., 2017). Es importante reconocer que el consumo responsable es aquel que permite satisfacer necesidades básicas como vestuario, alimentación, transporte, educación, cultura y recreación, evitando el consumismo que no aporta mejoras significativas en la calidad de vida de las personas (Arias, 2016).
En este conjunto de necesidades destaca la alimentación por su aporte al desarrollo de las personas, las comunidades y los territorios y al mismo tiempo por los impactos negativos potenciales de las prácticas de consumo y producción de alimentos (Duchin, 2008); por ejemplo, de acuerdo con la FAO, en el mundo se pierden o desperdician entre un cuarto y un tercio de los alimentos producidos para consumo humano (Benitez, 2019), hay una gran cantidad de personas en estado de desnutrición y, al mismo tiempo, son más frecuentes los problemas de obesidad (IPCC, 2019). Respecto a esto, una de las metas específicas planteadas alrededor del objetivo 12 se relaciona con la gestión del desperdicio de alimentos, buscando reducir este a la mitad de sus niveles actuales en las cadenas de producción y distribución, así como en los procesos de venta y consumo (Hernández, 2018).
A nivel de comunidades, las universidades representan sistemas complejos que generan un impacto directo e indirecto que por su naturaleza pueden afectar de manera negativa el ambiente (Torres, 2019). Los procesos formativos y la dinámica social entre los diferentes actores que pertenecen a la comunidad universitaria son claves para la construcción de estrategias para la consecución de los ODS a la vez que se pueden beneficiar de los efectos positivos del compromiso con estos (Párraga, s.f).
Este proyecto aborda el estudio del perfil de consumo de estudiantes universitarios en el programa de Ingeniería Industrial de la Universidad del Atlántico (Barranquilla - Colombia) frente a las fases de adquisición, uso y disposición de residuos en la alimentación bajo criterios ecológicos y socioeconómicos, buscando identificar patrones y estrategias de consumo responsable que puedan ser replicadas en el proceso formativo profesional de la comunidad universitaria. La elección de este grupo específico se realizó con el propósito de probar la metodología de evaluación frente a un grupo homogéneo de individuos cuya formación incluya temas relacionados con la sostenibilidad, el consumo y la producción responsable y al mismo tiempo entiendan las dinámicas de adquisición, uso y disposición de elementos, con el propósito de trabajar en etapas posteriores en la aplicación del instrumento a grupos más heterogéneos como estudiantes universitarios independiente de su campo de formación.
Para esto se tomó como referencia metodológica el modelo del cubo (Geiger, Fischer y Schrader, 2017), el análisis se realizó mediante la aplicación de técnicas descriptivas y análisis de clúster, lo que permitió identificar tres perfiles de consumo en la comunidad estudiantil. La principal variable de influencia identificada se relaciona con la dimensión socioeconómica en los procesos de adquisición y uso de alimentos, requiriéndose un mayor trabajo en la disposición final de los residuos generados, así como generación de conciencia en torno al uso de materiales de bajo impacto ambiental.
El trabajo está estructurado en tres partes: primero el diseño metodológico donde se explica el modelo elegido para el estudio, el diseño de la herramienta de captura de datos, las técnicas de procesamiento y análisis de datos; posteriormente se presentan los resultados descriptivos y el estudio de los datos, así como el análisis de los perfiles de consumo; y, por último, se plantean las principales conclusiones.
1. DISEÑO METODOLÓGICO
Este trabajo es de tipo descriptivo y analítico y su propósito es identificar perfiles de consumo responsable sobre en los procesos involucrados con la adquisición, uso y disposición final de alimentos y sus residuos por parte de estudiantes de Ingeniería Industrial de la Universidad del Atlántico. Para alcanzar este propósito se ejecutaron tres etapas: Diseño, Captura y Procesamiento de información, y Análisis. El resumen de estas se puede ver a continuación en la Figura 1.
Para la identificación de perfiles se tomó como referencia el modelo del Cubo (Geiger, Fischer y Schrader, 2017) Aunque existen diferentes modelos de análisis, este se eligió por su enfoque en la interrelación de principios ecológicos y socioeconómicos en las etapas de adquisición, uso y disposición, siendo validado en diferentes contextos de consumo. Este se basa en la definición de cuatro dimensiones de sostenibilidad:
La primera dimensión, define los comportamientos de consumo según el impacto de sus efectos en los aspectos ecológicos y socioeconómicos en el entorno del individuo.
La segunda dimensión, se enfoca en las fases de consumo. A fin de estudiar el ciclo de vida de un producto, desde la adquisición (que comprende la compra, alquiler o intercambio del bien), el uso y la disposición final.
La tercera dimensión, se enfoca en el área de consumo, en el caso de este proyecto se escogió la alimentación por su impacto en la sostenibilidad (Hernández, 2018).
Al final de este análisis se tiene la cuarta dimensión de sostenibilidad haciendo énfasis en el impacto, donde se define que tan alto o bajo es el efecto que tienen los comportamientos del individuo en los aspectos socioeconómicos y ecológicos.
En la Figura 2 se muestra el esquema de las dimensiones y fases estudiadas en el trabajo.
Con estos parámetros en mente se diseñó un modelo de autoevaluación compuesto por 38 variables que buscan analizar o permiten, de manera posterior a la aplicación del instrumento, evaluar cada una de las cuatro dimensiones descritas. La encuesta resultante de este modelo se validó mediante la consulta a tres expertos miembros del grupo de investigación 3I+D y la aplicación de una prueba piloto a un grupo de 12 estudiantes pertenecientes al semillero GTEES de la facultad de ingeniería de la Universidad del Atlántico. Sin embargo, es importante aclarar que este proceso se realizó de manera consultiva no formalizado mediante un diseño de validación estructurado. El anexo 1 muestra la encuesta resultante.
Sobre una población total de 1.192 estudiantes se determinó la muestra tomando un tamaño de la población conocido (N), con un nivel de confianza del 95 %, una probabilidad de éxito del 50 % y un error máximo permisible del 5 % para un total de 291 estudiantes, el instrumento se aplicó de manera aleatoria a estudiantes de los 10 semestres del programa.
Con los resultados obtenidos se procedió al análisis descriptivo de las variables estudiadas y posteriormente se aplicó un modelo de análisis de correspondencia y se seleccionaron los clústeres identificados con el método de Ward, usando SPSS para la identificación de los perfiles y los patrones de comportamiento sostenible del grupo estudiado.
2. RESULTADOS Y DISCUSIÓN
2.1 Análisis descriptivo de la población
En la muestra analizada se encontró un perfil etario comprendido entre 16 y 31 años, con el 77,4 % de estos ubicados entre los 17 y 21 años. El 54 % de los participantes del estudio son hombres y el 46 % mujeres. El 92 % de los estudiantes vive en los estratos socioeconómicos 1 a 3 que, de acuerdo con el DANE, corresponden a los niveles bajo-bajo, bajo y medio-bajo, que representan a usuarios con niveles bajos de recursos, beneficiarios de subsidios en servicios públicos domiciliarios y clasificados dentro de la categoría socioeconómica de "pobreza" (DANE, s.f.), dentro de esta clasificación, la mayor frecuencia se encuentra en el estrato 2 con un 38,5 % de la población ubicada en este nivel.
2.2 Análisis descriptivo de las encuestas realizadas
Para cada pregunta en el instrumento de evaluación, se calificaba por parte de los propios estudiantes, usando una escala Likert entre uno y cinco, la existencia de un comportamiento específico. Una vez obtenida la información, se realizó una base de datos a partir de la cual se determinó el perfil cualitativo para cada una de las seis dimensiones evaluadas así1:
Dimensión ecológica - Adquisición: preguntas 1-7
Dimensión ecológica - Uso: preguntas 8-13
Dimensión ecológica - Disposición: preguntas 14-18
Dimensión socio-económica - Adquisición: preguntas 19 - 25
Dimensión socio-económica - Uso: preguntas 26 - 31
Dimensión socio-económica - Disposición: preguntas 32 - 38
Para calificar cada perfil se tomó el promedio de las respuestas dadas por cada individuo y asignando a este un valor cualitativo, la división en tres niveles (Bajo, Medio, Alto) se tomó como referencia para el análisis descriptivo mostrado en esta sección y la división en cinco niveles se usó para dar un mayor detalle en el análisis de los perfiles en el modelo de análisis de correspondencias. Ver equivalencias en Tabla 1.
Los resultados agregados no muestran grandes diferencias de comportamiento de los individuos o la influencia de factores ecológico y socioeconómicos en sus patrones de consumo (Tabla 2).
La fase de adquisición comprende la toma de decisiones conscientes sobre los productos que se adquieren y el modo de adquirirlos, el estudio agregado (Tabla 2) muestra como hay una confluencia de comportamientos hacia un valor medio, que da cuenta de un comportamiento similar entre los individuos analizados, balanceando sus decisiones entre criterios ecológicos y económicos, esto se da en concordancia con estudios anteriores que demuestran cómo criterios de calidad, costo e influencia externa son pertinentes en la elección de los alimentos (Duarte et al., 2015).
En la dimensión ecológica se analizó el interés de los estudiantes por el consumo de productos cárnicos, lácteos y exóticos a partir del alto impacto ecológico de estos frente a alternativas como la adquisición de productos vegetarianos, locales y certificados orgánicos. El promedio de consumo de productos cárnicos y lácteos tuvo un valor Alto, así mismo se obtuvo un valor Medio-Alto en la decisión de consumir productos mínimamente procesados y la adquisición de productos locales, un valor Medio en el consumo de productos de mar y un valor Bajo en el consumo de productos exóticos. En este aspecto se evidencia cómo los resultados son similares a otros casos de estudio de consumo universitario, donde la carne es uno de los alimentos más consumidos como fuente proteica (generando al mismo tiempo, mayores residuos de este alimento) (Morata et al., 2020).
En la dimensión socioeconómica se analiza cómo estos factores se relacionan con la intención de consumo. Un estudio previo realizado en la Universidad del Bosque (Bogotá - Colombia) demostró como los criterios económicos hacen parte de los elementos que definen la decisión de consumo responsable en jóvenes universitarios (Cerón y Barrera, 2018). En los resultados se aprecia cómo la mayor calificación se obtiene en la compra de alimentos en la cafetería central y en puestos ambulantes a las afueras de la institución, esto influenciado por el valor de los mismos, ya que la institución ofrece un subsidio al costo de los alimentos y en las afueras se consiguen productos alimenticios sustitutos a un menor costo equivalente de un almuerzo o cena, evidenciando que la decisión de adquisición obedece a criterios económicos y disponibilidad de recursos; los estudiantes buscan minimizar los gastos de su consumo durante su permanencia diaria en la institución.
Respecto al uso, la Tabla 3 muestra el resumen agregado y la frecuencia de aparición de los estudiantes según el perfil cualitativo analizado.
Aunque se mantiene la misma tendencia identificada en la fase de uso, es posible apreciar un incremento de estudiantes en el perfil Bajo para ambas dimensiones, lo que significa la presencia de hábitos de consumo con un bajo criterio ecológico y refuerza la prevalencia del criterio económico en la toma de decisiones y el perfil de consumo.
A nivel ecológico el valor más bajo se obtiene en el uso de horno microondas, aunque este está influenciado por la disponibilidad del recurso en la institución; también resalta el uso de gas para la cocción de alimentos, siendo un energético disponible altamente en la región; y el uso de termos reutilizables, en ambos casos, con un valor Medio. A nivel socioeconómico se observa que la mayoría de los estudiantes consume los tres alimentos principales al día (desayuno, almuerzo, cena), es moderado en el consumo de comidas rápidas y consumo fuera del hogar, en ambos casos por criterios económicos, y no tiene un perfil vegano/vegetariano por influencia cultural.
La disposición mantiene en términos generales el mismo perfil, según la frecuencia de la calificación promedio de los individuos estudiados, que las fases de adquisición y uso; en la Tabla 4 se muestra la frecuencia de estos según cada nivel y dimensión.
En la dimensión ecológica el promedio de cada variable analizada evidencia un perfil medio y bajo en cuanto al interés y la inclusión de criterios ambientales en la disposición de residuos. El valor más bajo lo obtiene la reutilización de residuos orgánicos y la producción de compost, siendo esta, una práctica poco frecuente para los estudiantes. Se evaluó también la disposición a escoger alimentos cuyo uso genere la menor cantidad de residuos, así como la toma de decisiones en torno a la separación de los residuos, obteniéndose un valor Medio. A este respecto, es importante anotar la existencia de campañas institucionales y la existencia de espacios de disposición señalados y separados según residuo (aunque es importante anotar también que, en la disposición institucional de estos, no hay luego una separación, sino más bien una agregación de todo en una misma bolsa).
A nivel socioeconómico la disposición de residuos fuera de lugar se da según la disponibilidad de elementos para la disposición adecuada, sin cuidado real del sitio o el impacto de estos residuos; se observa también que no existe conocimiento o cultura para el aprovechamiento y la valorización de los residuos, independientemente de su naturaleza.
2.3 Análisis de correspondencias
Posterior a la identificación de las condiciones generales de consumo se procedió a la identificación y evaluación de los perfiles existentes con el propósito de complementar los hallazgos encontrados en el análisis de las seis dimensiones estudiadas y al mismo tiempo establecer si existen o no diferencias o concurrencias entre los perfiles individuales analizados; para esto se usó el análisis de correspondencias y además de las variables medidas en las seis dimensiones de consumo se agregaron: edad, sexo, estrato y semestre. Estas últimas debido a la necesidad de conocer si influían en las respuestas obtenidas.
El análisis de clúster, realizado con el objetivo de agrupar a los individuos en diferentes conglomerados según la mayor homogeneidad entre ellos, permitió identificar tres perfiles entre los 291 estudiantes encuestados, dividiéndose en 119, 146 y 26 estudiantes para los clústeres 1, 2 y 3 respectivamente. La Figura 3 muestra la distribución de la proporción de individuos en cada clúster de acuerdo con su edad y semestre.
En torno a estas dos variables es posible identificar diferencias según los perfiles encontrados; el clúster 1 corresponde a individuos entre 18 y 25 años cursando entre cuarto y décimo semestre; el clúster 2 a individuos entre 16 y 22 años y ubicados en los primeros 6 semestres de la carrera; y el clúster 3 a estudiantes mayores de 21 años y ubicados principalmente entre segundo y octavo semestre.
En cuanto a sus perfiles de consumo, los tres clústeres presentan comportamientos similares, sin embargo, es posible notar algunas diferencias de acuerdo con cada dimensión estudiada.
Para la dimensión ecológica, en el proceso de adquisición de alimentos, destaca, según se aprecia en la Figura 4, cómo en el clúster 3 mejora el nivel de influencia de factores ecológicos en la toma de decisiones sobre qué alimentos consumir.
Para el uso destaca el mismo comportamiento, el clúster 3 presenta un mayor patrón de influencia de criterios ecológicos para la toma de decisiones en torno a la elección de alimentos y hábitos de uso, la utilización de energéticos eficientes como el gas natural y el uso de termos reutilizables y fuentes de agua disponibles en contraste con la compra. En esta dimensión los clústeres 1 y 2 presentan un comportamiento similar en sus decisiones. Estos perfiles se pueden apreciar en la Figura 5.
Para la disposición, se observó que los criterios ecológicos no marcan diferencia alguna en la toma de decisiones respecto al comportamiento de consumo en la muestra analizada, presentándose principalmente un comportamiento medio en los tres perfiles analizados.
Respecto a la dimensión socioeconómica, el grupo 1 está compuesto por individuos principalmente entre los estratos 2 al 5, el grupo 2 se ubica entre los estratos 1 al 3 y el grupo 3 se compone mayormente de individuos pertenecientes a los estratos 1 y 2, la distribución completa de los individuos se observa en la Figura 6.
En esta dimensión es importante resaltar que, tal como se identificó en el análisis descriptivo, son principalmente los criterios económicos los que guían la toma de decisiones en cuanto a procesos de adquisición, uso y disposición de residuos, sin encontrarse diferencias en torno al comportamiento de los perfiles analizados.
3. CONCLUSIONES
El modelo del cubo para el análisis de hábitos de consumo en un grupo de individuos actúa como una herramienta eficaz que ayuda a analizar de forma integral la manera en que dichos comportamientos se relacionan directamente con la sostenibilidad, crear escalas de medición de dichos hábitos en torno a la sostenibilidad y como identificar oportunidades de mejoras pertinentes dentro de los mismos.
El tema de sostenibilidad es aún un asunto por desarrollar dentro de los espacios académicos, siendo significativa la necesidad de fomentar espacios de discusión y ampliación de la información. Es importante que las entidades gubernamentales muestren un interés por socializar temas de consumo y producción sostenibles dentro de las generaciones adultas y las futuras para que así tengan más conocimiento sobre el cómo adaptar las prácticas sostenibles dentro de su diario vivir.
Los estudiantes pertenecientes a la muestra evaluada presentan en su mayoría un nivel Medio respecto al impacto positivo que generan en el entorno desde el punto de vista ecológico, demostrando así que a pesar de que existe un compromiso con el ambiente por la creciente preocupación global respecto al tema, aún hay muchos aspectos a mejorar.
El aspecto socioeconómico marca una gran diferencia en el impacto que generan los estudiantes en el medio ambiente; específicamente en su estadía en el alma máter, son menos los desechos generados por individuo, respecto a las opciones de alimento que estos compran. Es decir, entre menores son sus ingresos, menor es su consumo de productos adquiridos en envases desechable como mecatos (dulces, golosinas y comida en paquetes de baja calidad nutricional, bajo precio y alto contenido calórico), bebidas gaseosas, golosinas entre otros. Además, menor son los desechos por persona a la hora del almuerzo. puesto que, las prácticas comúnmente utilizadas son: llevar el almuerzo en porta comidas, comprar alimentos ligeros y almuerzo subsidiado. Este último, genera menos desechos que los producidos por negocios de almuerzos ambulantes.
Dentro de los resultados de las dimensiones, el porcentaje de individuos que se situaban en los extremos (perfiles Alto y Bajo) fue prácticamente nulo.
Entre los comportamientos con más presencia dentro de la muestra en la dimensión ecológica se encuentran el consumo de carnes, productos lácteos, compra de alimentos procesados y las buenas prácticas de disposición de desechos.
Entre los comportamientos con más presencia dentro de la muestra en la dimensión socioeconómica se encuentran la compra de bebidas en envases retornables y/o desechables, consumo de las tres comidas diarias y la disposición de desechos en áreas verdes.
En los tres perfiles identificados se encuentran comportamientos bastante similares con una mayor tendencia de los estudiantes a tener un perfil Medio en la dimensión ecológica y una mayor proporción de estudiantes con un perfil Medio Alto en la dimensión socioeconómica, esto se puede deber a que los estudiantes muestran compromiso con el ambiente pero su impacto es mayor en el aspecto socioeconómico ya que el dinero puede ser en ocasiones limitante e influyente en el comportamiento de los individuos.
Asimismo, se puede ver que, al momento de analizar al estudiante desde ambos aspectos como un todo, se observa que en su mayoría el estudiante, presenta un perfil Medio Alto y Medio, demostrando así el hecho de que los estudiantes evaluados, muestran en su mayoría compromisos con el ambiente, reconocen que sus hábitos generan consecuencias en su entorno y trabajan en ello. Sin embargo, estos hábitos podrían optimizarse con implementación de mejores mecanismos dentro y fuera del alma máter que impulse a la implementación de estilos de vida sustentables.