A finales del siglo XIX América Latina se convirtió en escenario de cambios significativos, muchos de los países del continente sufrieron procesos que repercutieron en la política, la economía, las relaciones sociales y muy especialmente en el ámbito del que quisiéramos ocuparnos en adelante: la educación. En Europa triunfaban a caballo de la revolución industrial y los avances tecnológicos las ideas optimistas del positivismo y el cientificismo, y el imperio del libre mercado inundaba desde el occidente europeo todos los rincones del mundo, en particular las llamadas ex-colonias sudamericanas que no hacía aún medio siglo habían declarado sus independencias.
En este contexto ubicamos a la gran educadora Adela Speratti, nacida en la República del Paraguay, de la que intentaremos reconstruir en las siguientes líneas su vida y sus obras1 como un aporte fundamental a la proyección del magisterio en Paraguay, un devenir que resulta inseparable del de su hermana Celsa Speratti a quien incluimos en este recorrido. Las Speratti pertenecen a la Generación del 900, que reunió a las figuras más representativas en diferentes campos como el educativo y el político o el cultural, cuyo desarrollo y esplendor se dio en la llamada etapa de «reconstrucción nacional» del Paraguay. Nacidas en medio de un conflicto bélico, forman parte de la pléyade de docentes que, formadas en Argentina, sirvieron como cimiento al proceso de construcción del sistema educativo en su país. Hijas de Dolores de Speratti y el Cnel. Espínola, Adela nace en el año 1865 en la localidad de Barrero Grande actualmente ciudad de Eusebio Ayala, departamento de Cordillera y su hermana en la ciudad de Luque Departamento Central en el año 1868.
El Paraguay es un país mediterráneo ubicado en el cono sur del continente americano que limita con Argentina, Brasil y Bolivia. Independiente de España en el año 1811, dos guerras trascendentales marcan el desarrollo de su historia: la Guerra de la Triple Alianza (a finales del siglo XIX) y la Guerra del Chaco (primera mitad del siglo XX), afectando tales acontecimientos de un modo determinante el curso de su peculiar historia. Con mayoría de población mestiza, cuenta con dos idiomas oficiales: el español y el guaraní.
El Paraguay de finales del siglo XIX, contemporáneo a las hermanas Speratti, se encontraba sumergido en circunstancias muy particulares. Celsa y Adela Speratti nacieron, con tres años de diferencia, en pleno desarrollo de la Guerra de la Triple Alianza2, que tuvo consecuencias nefastas para la nación paraguaya, significando el exterminio del 80% de la población, sobreviviendo principalmente mujeres, ancianos y niños. Frente a tal panorama devastador y huérfanas durante la guerra pues el padre había perecido en la batalla de Ytororó, la madre viuda parte hacia 1872, en la mas absoluta pobreza y en busca de mejores horizontes para sus hijas, primero a la ciudad vecina de Corrientes y después a Buenos Aires, donde se instalará y logrará que las pequeñas Celsa y Adela cursen los primeros años escolares.
Más tarde, la familia vuelve a trasladarse, esta vez a Concepción del Uruguay, entonces sede intelectual y cultural de la provincia argentina de Entre Ríos, y lugar en el que las hermanas tendrían la posibilidad de continuar sus estudios demostrando ser alumnas brillantes al ingresar a la Escuela Normal de Concepción del Uruguay, institución en la cual se formaron numerosos educadores protagonistas de la educación en América del Sur.
En constante conflicto político-social, Argentina se encontraba desde la segunda mitad del siglo XIX en pleno período de construcción nacional. En este sentido, la política educativa argentina implementaria diversos mecanismos eficientes el estado oligárquico-conservador considerará la educación como una herramienta estratégica con el objetivo de conformar un sistema de educación pública y de este modo obtener y/o producir un tipo de hombre específico más acorde con los aires que impregnaban el territorio austral del momento: los marcados por la necesidad de brazos para una producción e industrialización incipientes pero en auge.
En fin, el proceso de construcción nacional tendrá como principal difusor a la educación, sobre todo bajo los auspicios de Domingo Sarmiento, cuya actuación fue tan crucial como contradictoria3. El normalismo4, como fenómeno consecuente del proyecto educativo oligárquico, configurará un modelo de «maestro ideal» en el que se imbricarán diferentes rasgos, tales como la disciplina moral y la vocación-apostolado docente, facetas que sin duda encontraron cristalización idónea en Adela y Celsa.
Éste era el ambiente y el panorama intelectual en el que primero Adela, la mayor, y tres años mas tarde Celsa, siguieron su formación, como señalamos, en la Escuela Normal de Concepción del Uruguay, convertida en Escuela Normal de Maestras en 1876. Muy pronto las hermanas destacan debido a su dedicación y calificaciones brillantes. Allí aprenderían la totalidad de métodos entre los cuales destacan los de Pestalozzi que mas tarde imple-mentarían en su país natal.
Habiendo concluido sus estudios básicos, y destacándose tanto Adela como Celsa hasta lograr los primeros puestos en su promoción, obtienen (gracias a una ley del gobierno argentino) sendas becas para proseguir los estudios de magisterio en la Escuela Normal de Maestras. Estudiar en dicha institución no resultaba sencillo, ya que las aspirantes debían cumplimentar una serie de requisitos sin duda importantísimos para la época entre los cuales se encontraban los de poseer una moralidad intachable y escribir a la perfección al dictado, así como también se reclamaba estar en posesión del pleno consentimiento de la familia. Pues bien, todos estos requisitos los cumplía Adela al momento de su ingreso, en 297 el año 1882 y con 17 años. Siguiendo los pasos de su hermana mayor, Celsa se incorporará en el año 1885.
Durante la estancia de las hermanas en dicha institución educativa, entre los años 1884 y 1885, se integra al cuerpo docente un grupo de profesores destacados de la época contratados por Sarmiento, entonces director del Consejo Nacional de Educación de Argentina, cuya figura mas distinguida fue la educadora norteamericana Isabel King, que se convirtió en la mentora y guía de Adela.
Cabe aclarar que las alumnas que destacaran en el curso Normal obtendrían en el momento de su egreso una plaza segura en la Escuela de Aplicación. Es así como Adela egresa 0 en el año 1885, obteniendo el título de maestra normal con notas sobresalientes para luego, en 1886, acoplarse al plantel docente de la mencionada Escuela. Un tiempo después, en 1888, egresa con idéntico título su hermana Celsa, siguiendo al año siguiente los mismos pasos en la docencia que Adela.
Por otra parte, Adela es nombrada secretaria-contadora del curso Normal, figurando asimismo un año después en el puesto de bibliotecaria. Sin duda, el talento y el carisma de las dos maestras de origen paraguayo brillaron de tal modo que ambas hermanas estaban preparadas para cualquier reto que pudiera presentarse. Y resultó que tales desafíos no se hicieron esperar por mucho tiempo.
Entre los años 1889 y 1890 Celsa y Adela abandonan Concepción del Uruguay y se trasladan a la ciudad correntina de Goya posiblemente por influencia de la profesora Isabel King, que había sido convocada para continuar con su trabajo docente en ese lugar, donde prosiguen su labor colaborando en gran manera con el sistema educativo local.
Pero la estancia de las hermanas en aquella ciudad sería breve. instancias de Rosa Peña de González, antigua discípula paraguaya de Sarmiento, inicia las gestiones mediante carta y viaja luego a Corrientes el entonces Superintendente de Instrucción Pública del Paraguay Atanasio Riera, con el objetivo de poner en marcha el regreso de Celsa y Adela a su país. Se formalizaba de ese modo en el año 1890 y bajo la presidencia de Juan G. González el llamado del gobierno paraguayo para que las docentes se sumaran al proceso de reconstrucción del Paraguay.
Hasta aquí, nos hemos dedicado principalmente a la niñez y los años de formación en Argentina de las Speratti. a continuación, nos ocuparemos de lo que fuera la continuación de su labor tras su retorno al Paraguay. La Guerra contra la Triple Alianza había acabado en el año 1870. Los cinco años que durara el conflicto habían sido devastadores para el país y las instituciones se encontraban totalmente desarticuladas. El caos económico en primer 298 lugar, pero también los graves desórdenes de ámbito político y social, convocaron un esfuerzo capital orientado a lograr la reconstrucción e implementación de un sistema educativo estable.
Celsa y Adela contribuirían a tal proceso de recuperación del país en el aspecto educativo y social gracias a la formación que, paradójicamente, habían recibido en Argentina, país integrante de la Triple Aianza y que tanto contribuyera en la guerra a consumar el genocidio paraguayo. Con todo, los aportes de las Speratti al Paraguay mediante su fructífera labor educativa serían trascendentales en los años de la posguerra, sumándose de ese modo al trabajo que ya venían desarrollando desde hacia unos años otras grandes compañeras docentes.
Así pues, al poco de su retorno, organizaron la primera Escuela Graduada de Niñas, que abrió sus puertas en el año 1890. Mas adelante, ésta se convertiría en la Escuela de Preceptoras, gracias de nuevo al esfuerzo en las gestiones realizadas por las hermanas. Hay que destacar que Adela fue nombrada como la primera directora de esta institución. la Escuela Graduada de Niñas acudían estudiantes de todos los rincones del país, de modo que las Speratti llegaban incluso a prestar ayuda social a las niñas de escasos recursos, convirtiéndose muchas veces en consejeras y guías. partir de la creación de la Escuela de Preceptoras, se puede decir que cada año numerosos grupos de formadoras se distribuían para impartir formación a otras niñas, siguiendo el ejemplo de Adela y Celsa.
Comienza la formación profesional de los maestros en el Paraguay hacia 1897 con el establecimiento de dos Escuelas Normales (masculina y femenina, respectivamente) bajo la presidencia de Juan Bautista Egusquiza. La creación de la Escuela Normal de Maestras tuvo como primera directora a Adela Speratti, siendo nombrada como regente de la misma su hermana Celsa. Ambos establecimientos Normales, unificados bajo el nombre de Escuela Normal Mixta del Paraguay en 1909, fueron de gran importancia, pues significaron el germen de la constitución, veinticuatro años más tarde, de la Primera Escuela Normal de Profesores del Paraguay.
Hay que tener en cuenta que será en la Escuela Normal de Maestras donde las hermanas Speratti cristalicen y apliquen todo lo aprendido en los años de formación en Entre Ríos, con claros influjos de la corriente normalista argentina. Por las aulas de la Escuela, enteramente a cargo de Adela y Celsa, pasaron generaciones de futuras formadoras que heredarían el espíritu emprendedor de las docentes paraguayas. Citemos como ejemplo a grandes educadoras como lo fueron, entre otras, María Felicidad González, Serafina Dávalos o María Casal Ribeiro de Vierci. Cabe mencionar que las Speratti también fueron corresponsales asiduas de numerosos periódicos y revistas nacionales de la época, medios en los que desarrollaron una destacable producción pedagógica y literaria.
En 1902, Adela Speratti fallece abruptamente a los 37 años en Asunción, capital del Paraguay, en pleno desarrollo de su labor docente como directora de la Escuela Normal de Maestras. Su hermana Celsa ocuparía desde ese momento la dirección de la institución. Por su parte, Celsa decidió retirarse de la docencia activa al contraer matrimonio con el juez Pablo J. Garcete. No obstante, siguió desempeñando su labor como maestra colaborando con distintas escuelas, en las que enseñó a leer y escribir a niños de escasos recursos sin recibir por ello remuneración alguna. Celsa Speratti de Garcete falleció ya anciana en el año 1938.
La participación de las mujeres en la historia del Paraguay, y en particular en la historia de la educación, ha sido sin duda de gran relevancia. Hemos destacado aquí el período de la posguerra, punto crucial de inflexión para intentar repensar el papel de las mujeres paraguayas a través de la historia que las constituye, partiendo del estudio de las relaciones sociales que se establecen en cada época. Ciertamente, es a fines del siglo XIX, cuando se inicia la colaboración femenina a la nación en su aspecto más importante hasta ahora estudiado: el de la enseñanza. Es por eso que las figuras de Celsa y Adela Speratti se vuelven especialmente relevantes, porque representan a un colectivo que se tornó imprescindible en ese momento histórico. Nos referimos, por supuesto, a las maestras.
Hasta aquí, la vida y obra de las maestras paraguayas Adela y Celsa Speratti. Es cierto que las Speratti, como tantas otras docentes, eran «mujeres de su tiempo», inmersas en un programa de desarrollo nacional de recuperación en el que la escuela funcionó como q legitimadora del orden social impuesto por los países vencedores en la guerra. Aun así, intentemos una reflexión de otro orden que nos permita siempre en su contexto repensar la vida de las (casi) míticas maestras paraguayas.
Consideremos por un momento qué nos sugiere pensar en la voz «educación»5: por un lado, nos remite a la formación de los niños en tanto que culturización, y por otro, en tanto que técnica, método y prácticas de enseñanza. Teniendo en cuenta ambas acepciones, nos atrevemos a concluir que Celsa y Adela fueron un referente importante y sendos ejemplos en lo que respecta a la educación como formación, pero también a la educación como enseñanza.
En todo caso, reflexionando y rompiendo de una vez por todas con imágenes idílicas de héroes patrios, alejándonos de supuestos sentimientos patrióticos que sólo sirven para la mirada acomodaticia, podremos intentar una visión diferente aunque nunca neutral de la vida de estas maestras pensadas como mujeres que no se inscribieron en las filas del patriotismo vacío y del rencor sin sentido, que vivieron una cruel guerra, formándose en territorio «enemigo» y bajo la guía de docentes internacionales. En este sentido puede hablarse hoy de las hermanas Speratti con un claro sentido ejemplar.
En consideración a su gran aporte al magisterio nacional, se erigió un busto de Adela Speratti en el patio central de lo que fuera la Escuela Normal de Profesores N°. 1.
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A la memoria de Celsa Speratti fue colocada recientemente una placa también en la antigua Escuela Normal de Profesores N°. 1.
Por muchos años, el Centro de Estudios Normalistas y la revista editada por la institución llevaron el nombre de Adela Speratti.
Ambas, Celsa y Adela, tienen en su honor calles que llevan sus nombres.
Una escuela primaria de la capital paraguaya, Asunción, lleva el nombre de Adela Speratti.
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Más de un Colegio Nacional de la república lleva el nombre de Adela Speratti.
En el año 2009, el Banco Central de la República del Paraguay anunció una nueva emisión de billetes con valor de dos mil guaraníes (la moneda local), en cuyo anverso se destacaría en recuerdo y homenaje los rostros de Adela y Celsa Speratti6.
Las hermanas Speratti fueron niñas de la guerra, jóvenes brillantes en la posguerra y mujeres protagonistas de la reconstrucción nacional. Sin duda: «Celsa ha Adela hembiapo porãiterei»7