Es un placer para mí tener la oportunidad de poder escribir esta carta especialmente para usted, teniendo en cuenta la gran importancia, trayectoria e influencia que tiene su legado en el campo del lenguaje, especialmente en el área de la psicología. Es de admirar su legado científico si se tiene en cuenta el contexto de guerra (el holocausto nazi 1939-1945) que tuvo que experimentar como hijo de padres judeo-ucranianos. En 1957, con 29 años logró revolucionar la teoría lingüística que estaba a la fecha al mando de una arraigada estructura conductista. Mencionó que los humanos contamos con una habilidad innata para producir y comprender nuestro lenguaje natural (materno) sin mayor dificultad. Comprobó la gramática universal o, más bien, creo y explicó cómo los principios generales abstractos de la gramática son universales en la especia humana. También afirmó que los seres humanos adquirimos el lenguaje porque biológicamente estamos programados para ello. Por último (si no pongo fin a la mención de tantos logros no terminaría nunca), pero no por ello menos importante, afirmó que el lenguaje no solo permite la comunicación. Está para permitir la creación y expresión del pensamiento.
Por otro lado, es supremamente interesante su postura política y su rol activo-critico en ella. Si estoy bien informada, una de sus primeras participaciones consistió en un conjunto de artículos compilados en el American Power and the New Mandarins, en los cuales destacaba “la responsabilidad de los intelectuales” (publicado inicialmente en febrero de 1967 en The New York Review of Books). La participación de Estados Unidos en la guerra del Vietnam es el motivo principal que lo llevó a escribir los artículos anteriormente mencionados, que dejan ver claramente su posición de izquierda y la crítica que hace de la distancia entre la toma de decisiones políticas y la opinión pública. Ello no solo se observa en Estados Unidos sino también en muchos países del mundo, como Colombia, un gran país de Suramérica desde donde le escribo con el mayor agrado.
Sus aportes científicos sobre el lenguaje y la teoría innatista para mi formación como psicóloga han sido muy importantes y enriquecedores, principalmente porque me ayudaron a comprender la adquisición, comprensión y producción del lenguaje, aunque olvidara factores muy importantes como la cognición y aspectos sociales presentados en el entorno.
Por otro lado, considero que siempre se debe estar investigando, creando e innovando, así sea sobre teorías ya existentes. En ese sentido, usted es un gran ejemplo que debemos seguir. Basta recordar su crítica sobre el conductismo que significó un cambio importante en ese campo y un legado que dio paso a nuevas y más investigaciones sobre el lenguaje, lo que permitió abordar aspectos que hasta el momento no se habían abordado.
Por último y ya para despedirme, afirmo de forma segura, y sobre todo muy agradecida, en las cortas pero certeras líneas de esta carta, la gran importancia que ha tenido usted no solo para mi formación como psicóloga, sino también para mi formación personal. Porque es alguien que enseña no solo con cátedras o artículos y textos académicos, sino también con el ejemplo y eso es aún más valioso. Gracias por enseñarnos (y digo “enseñarnos” porque estoy segura de que no soy la única que lo percibe así; hay muchos colegas que lo admiran) a tener siempre una postura crítica; a no replicar ideas sino a crearlas, y a no rendirnos ante las adversidades o críticas que podamos experimentar por ser fieles a nuestras ideas y posturas. Gracias por dejar tan gran e importante legado.
Un abrazo, señor Chomsky.