Introducción
Desde sus inicios, la medicina se ha valido del arte para trascender en el tiempo a través de variadas evidencias pertenecientes a diferentes culturas. Manifestaciones como obras pictóricas, orales, escritas, gráficos, e incluso, el cine, han contribuido, a estudiantes y profesionales, a adquirir conocimientos referentes, no solo al proceso salud-enfermedad sino de la cultura universal, generando una reflexión desde una base epistemológica, ética e histórica que promueve el proceso de formación profesional 1-3.
El conocimiento histórico, y más del desarrollo de la medicina, no debe ser tomado a la ligera o interpretarse como algo en desuso o aburrido. Existen fuentes primarias constituidas por documentos que datan de épocas tan antiguas, que pueden ser desconocidos para algunos profesionales de la salud, pero que aportan datos importantes para la comprensión de temas médicos, por lo que deben ser difundidos 4.
No obstante, también puede haber mal uso del conocimiento histórico, que describe determinados eventos importantes en el desarrollo de la medicina, que llegan al estudiante o al profesional a través de diversos canales, ocasionando un enfoque errado que, finalmente, tergiverse la enseñanza. En el caso de publicaciones científicas, en ocasiones se describen eventos históricos que son extraídos y citados de otras publicaciones anteriores, sin comprobar si existe verdaderamente una correlación entre el tema citado por el autor del documento consultado y el tema abordado por el autor del texto, o su punto de vista o la interpretación al citar el mismo 5.
Durante la búsqueda bibliográfica sobre trauma cardíaco penetrante (TCP) para redacción de un artículo, encontramos que en las publicaciones consultadas existían algunas incongruencias respecto al origen de esta entidad, según las primeras descripciones históricas informadas, lo cual motivó nuestro interés para realizar una búsqueda más profunda y poder esclarecer el tema. El objetivo de este artículo fue presentar los resultados de nuestra investigación.
Origen histórico del trauma cardíaco penetrante
El papiro quirúrgico de Edwin Smith
Algunos de los autores consultados afirmaban que el origen histórico de la descripción del TCP data de un antiguo papiro egipcio correspondiente al año 3000 a.C., denominado en sus trabajos como “El papiro de Edwin Smith” 6-11. El documento en sí, que verdaderamente se titula “El papiro quirúrgico de Edwin Smith” 12, es una traducción al inglés del mencionado papiro egipcio, realizada y publicada en 1930 por James Henry Breasted, director del Instituto de Estudios Orientales de la Universidad de Chicago. Tras el estudio y evaluación de este documento, tal como se abordará a continuación, podemos plantear que no encontramos que exista referencia a algún traumatismo cardíaco que haya ocasionado herida o lesión del corazón.
Según los artículos revisados, el papiro original fue adquirido en 1862 por Edwin Smith, considerado por unos autores como un aventurero traficante de antigüedades con conocimiento de la egiptología y, por otros, como el pionero y primer egiptólogo norteamericano 13-16. No existen muchos datos sobre su persona y tampoco se conocen publicaciones realizadas a su nombre. En la actualidad solo se cuenta con un retrato suyo, pintado por el artista Francisco Anelli, perteneciente al Museo y Biblioteca de la Sociedad Histórica de Nueva York, en el cual se le designa también como egiptólogo 17.
Sobre el papiro adquirido por Smith, el mismo Breasted menciona en el prólogo de su obra, que tras su análisis se determinó que el documento pertenecía al siglo XVII a.C., pero que por la escritura y terminología que se utilizaba en el mismo, se pensaba que era una copia de un papiro mucho más antiguo, de la época de las pirámides, comprendida entre el 3000 y el 2500 a.C. Además de lo anteriormente planteado, el papiro no revelaba el nombre de su autor, lo cual permitió a Breasted realizar la conjetura de que podía haber sido redactado inicialmente por Imhotep, considerado como el primer gran médico del Antiguo Egipto y reconocido también por sus aportes como científico, astrónomo y arquitecto 12,18,19.
Según el trabajo de Breasted, se describen en el papiro un total de 48 casos, de los cuales algunos pertenecen a traumatismos torácicos (penetrantes y no penetrantes), como luxación y fractura de clavícula, herida en el pecho con perforación del esternón, luxación y esguince esternocostal y fracturas costales, pero ninguno de estos traumas involucran lesiones cardiacas 12-14,20. Es por ello, que pensamos que “El papiro quirúrgico de Edwin Smith” debe ser considerado solamente como la primera descripción histórica de los traumatismos torácicos, tal cual como ha sido interpretado y publicado por algunos autores 21-23.
Tras haber descartado “El papiro quirúrgico de Edwin Smith” como la primera fuente histórica que narra el origen del TCP, abordaremos la otra variante descrita en algunas publicaciones, con relación a la cual también encontramos imprecisiones que a continuación serán descritas, y que pensamos van en correspondencia con las traducciones que se han realizado del documento original (en griego), al idioma inglés y español en el transcurso de los años.
La Ilíada
La “La Ilíada”, obra literaria escrita por Homero, aproximadamente en el siglo VIII a.C., es una epopeya que narra múltiples sucesos y batallas acontecidos durante la guerra de Troya. Se consultaron para el presente trabajo once de las varias ediciones de esta obra griega, traducidas y publicadas al español e inglés, encontrando tres sucesos en los que se hace alusión al TCP.
Primeramente, en el canto XIII se narra la muerte de Alcátoo, causada por una herida cardíaca ocasionada por una lanza arrojada por Idomeneo durante una batalla. Este hecho, citado en seis de los artículos de TCP consultados 7,22,24-27, coincide con lo descrito en el total de las traducciones revisadas 28-38.
La mayoría de los artículos evaluados mencionan la muerte de Sarpedón como el primer hecho histórico que hace alusión a un TCP 6,8-10,22,24,39. En la obra de Homero este suceso ocurre en el canto XVI, en el cual Sarpedón es herido de muerte tras ser alcanzado por una lanza arrojada por Patroclo. Al estudiar las traducciones consultadas, solo encontramos tres de ellas en las cuales se define el corazón como el órgano afectado por el trauma en el momento de la lucha 28,30,36, mientras que en otras se mencionan estructuras como el diafragma 32 y el pericardio 38. Resultó interesante encontrar que, en dos de las traducciones revisadas se planteaba que el trauma ocasionado afectaba solamente al tejido que envolvía al corazón 35,37 y haciendo uso de los conocimientos obtenidos de los textos de Anatomía 40, no se trataría de una herida cardiaca propiamente dicha, sino de una herida o lesión del pericardio (que es la estructura anatómica que envuelve al corazón), convirtiéndose quizás en la primera descripción en la historia de una lesión o herida traumática del pericardio.
El resto de los textos consultados simplemente no dejan claro si existía algún órgano específico dañado, pues hablan de estructuras como vientre medio, entrañas o, simplemente, en el pecho cerca del corazón 29,31,33,34. En su publicación de 2003, Friedrich plantea que en los documentos consultados nadie ha aportado una buena explicación para interpretar y traducir de forma precisa la palabra griega φρένες, la cual estaría vinculada con la estructura anatómica lesionada por la herida mortal ocasionada a Sarpedón durante la batalla con Patroclo; mencionado que anatómicamente pudiera interpretarse como corazón, pulmón, diafragma, hígado, estómago y bazo 41. Posteriormente, Gutiérrez en el 2015, lo corrobora en su estudio, considerando el término φρένες como ambiguo e indeterminado, el cual puede ser interpretado de diferentes formas desde el punto de vista anatómico, fisiológico, psicológico y cognitivo 42.
Finalmente, el tercer hecho narrado por Homero, y que no hemos encontrado en ninguno de los trabajos de TCP consultados, aparece en el canto XVII, en el cual se relata la muerte de Areto. Según siete de las traducciones consultadas, Areto es abandonado en el campo de batalla tras ser mortalmente herido por Automedonte y fallece a causa de una herida cardiaca 29,30,32-35,38. El resto de las traducciones revisadas son imprecisas, pues hablan tan solo de lesiones a nivel del vientre, con afección de vísceras o entrañas, sin aportar más datos 28,31,36,37.
Conclusiones
Tras el presente estudio podemos definir que el origen histórico del TCP no debe ser atribuido al “El papiro quirúrgico de Edwin Smith”, sino a la obra griega “La Ilíada”, escrita por Homero en el siglo VIII a.C. En esta epopeya, colmada de eventos y batallas, se describen múltiples traumas que afectan diferentes partes y estructuras del cuerpo humano. Existen tres hechos que narran eventos que resultan en un TCP, los cuales en ocasiones son enfocados de manera diferente dependiendo del autor que ha realizado la traducción. No obstante, después del análisis de las traducciones disponibles de esta obra, concluimos que el ejemplo más fidedigno encontrado como la primera descripción histórica de un TCP es la muerte de Alcátoo, narrada en el canto XIII y descrita unánimemente en todas las traducciones estudiadas.