Introducción
El presente artículo responde a un conjunto de interrogantes y reflexiones que surgen al apreciar las diversas conceptualizaciones que se han dado de movimientos sociales, expresadas en la bibliografía especializada disponible, desde que lo definió Lorenz Von Stein. hasta nuestros días, incorporando en su contenido diversidad de elementos que impiden la comprensión de estas categorías de análisis y, en consecuencia, diferenciarlo de otras formas de acción colectiva1.
Lo primero en destacar es que el concepto de movimiento social tiene un carácter polisémico. y que las diferentes interpretaciones dadas por múltiples autores2 sobre el tema dan pie a la falta de una definición precisa de este concepto, a su vez, impiden distinguir con meridiana claridad los molimientos sociales de otros fenómenos colectivos, entorpeciendo el desarrollo de un campo cada vez más notable en el estudio de la ciencia política.
Al partir de esta preocupación académica a la luz de la teoría política y. entender que los conceptos son fundamentales para explicar y también acumular realidades, como muy bien lo dice Koselleck (2012). cuando plantea:
Toda vida humana está constituida por experiencias, bien sean estas nuevas y sorprendentes o, por el contrario, de naturaleza repetitiva. Se necesitan conceptos para poder tener o acumular experiencias e incorporarlos vitalmente. Son necesarios para fijar experiencias que se diluyen, para saber qué sucedió y para conservar el pasado en nuestro lenguaje. Los conceptos son por tantos necesarios para integrar las experiencias pasadas tanto en nuestro lenguaje como en nuestro comportamiento. (Koselleck, 2012, p. 29).
En nuestras clases surgió la preocupación por definir un concepto de molimiento social que permita la clarificación y entendimiento de este fenómeno, creando un marco interpretativo de mayor comprensión en sus categorías de análisis y, así. contribuir a un mejor estudio y análisis de esta forma de acción colectiva.
Al asumir que la historia del conocimiento y de la búsqueda de la verdad científica puede entenderse como la historia de grandes debates y discusiones teóricas, (cuestión que se hace recurrente en cada época y cada generación), se ha de entender también que es. precisamente, en la continuidad {ad infinitum) de este proceso epistémico donde se sustenta la posibilidad de que los estudiosos elaboren y reelaboren interpretaciones que permitan, en el orden gnoseológico. comprender, valorar, representar y explicar la realidad con mayor grado de aproximación en la concordancia entre los fenómenos estudiados y lo que de estos se aprende y predica.
En este caso la discusión se propone realizar algunos aportes al concepto de movimiento social, los cuales se estiman necesarios en orden a la disminución o eliminación total de la ambigüedad observada en las interpretaciones de diversas acciones sociales como movimiento social, y en procura de lograr su necesaria especificidad teórica: siguiendo en la línea de las concepciones que lo ubican afiliado a la lógica de la acción colectiva. Para esto se identifican los elementos que. en el orden teórico, permiten delimitarlo, clarificarlo y diferenciarlo de las múltiples formas en la que esta se expresa, a objeto de que pueda ser usado adecuadamente por la ciencia política para estudiar, en forma discriminada o específica y con consideración de sus diversas implicaciones, los distintos fenómenos que se producen en los ámbitos sociales y políticos, y además procurando que se entienda su relevancia como una forma de participación política no institucionalizada políticamente y como la fuerza moral de cambio de mayor distinción de la sociedad actual, con lo cual se coadyuvará en el avance de un campo fundamental de estudio para la politología.
Para tal propósito: I), se expone la evolución del concepto de acuerdo con la interpretación de varios autores con el fin de mostrar los contrastes y alcances: II). la reinterpretación del concepto de movimiento social en el marco del nuevo paradigma de hoy. donde se entiende que el productor de movimiento social no es la cuestión social sino la cultural con el fin de mostrar rupturas y continuidades: III. los molimientos sociales y la inclusión del otro, con el objeto de reinterpretar el concepto en el contexto del debate actual dentro de la concepción de los tipos de democracia normativa planteada por Habermas (2004): IV. el molimiento social y su reprecución para la participación, con el fin de aclarar el tema de la inclusión del otro al indicar que los límites de la comunidad están abiertos para todos, y precisamente también para aquellos que son extraños para los otros y quieren continuar siendo extraños, al poner en claro el concepto de molimiento social cuando se hace el análisis de eventos como los vividos en Venezuela el 2007 y en España el 2015. permitiendo apreciar con mayor claridad al objeto central de este artículo, el cual es precisar un concepto de molimiento social y poner en evidencia su importancia para la ciencia política: y v), las consideraciones finales.
Evolución del concepto
Aunque los alborotos, revueltas. manifestaciones, protestas y otras formas de acción colectiva se registraron en la Edad Media y en épocas más remotas, como por ejemplo los varios hechos narrados en la Biblia (vale decir que el uso del término "molimiento" ha sido empleado en épocas anteriores y con diversos significados), es a partir de la modernidad cuando las acciones colectivas se enmarcan en acciones donde la sociedad podría ser organizada conscientemente de acuerdo con proyectos propios, y no como en la Edad Media donde las diferentes formas de protesta contra la autoridad apuntaban al restablecimiento de un orden tradicional o dilino que se veía como vulnerado.
Tal como lo sostiene Haydde Farias (1981). va a ser Lorenz Von Stein3. el primero que intentó elaborar un concepto 'científico" y desplegarlo en una teoría social, en la que veía a la revolución francesa:
[...] no como un cambio en la estructura gubernamental, sino que destaca y pone en primer plano la estructura de la sociedad, el antagonismo entre Estado y Sociedad y los intereses y conflicto de clases como determinantes en el cambio político. Luego desarrolló el concepto de proletariado, aplicándolo a las nacientes clases obreras industriales de las ciudades de Europa Occidental y vio en los conflictos y disturbios protagonizados por esa clase actuando como tal, cohesionádamente, el desarrollo más crucial de su época. De allí que calificara a los esfuerzos de la clase obrera hacia la organización y por la obtención del poder político y económico como 'el' movimiento social. (Yon Stein citado en Farias M, 1981, p. 97).
En este primer intento de conceptualización de molimiento social se observa que el autor lo contextualiza dentro de los esfuerzos que realiza la nueva clase obrera industrial por lograr la organización y los cambios políticos. Von Stein (1850) sitúa su análisis de los conflictos y el molimiento, especificando que el verdadero significado político del socialismo y el comunismo no radica tanto en su valor como forma de pensamiento social, en cuanto el hecho de que servían de expresión y cauce a los esfuerzos del proletariado industrial para implantar un nuevo orden social.
El uso de este concepto operó como un marco rector en las escuelas alemanas y austríacas de historiadores del socialismo durante todo el siglo XIX. El "molimiento social" es concebido en esta época como expresión de la clase obrera. El análisis de los vínculos entre molimiento obrero y el término movimiento social, va a ser la línea de pensamiento que marca esta época, es el caso de Werner Sombart (citado en Farias. 1981). representante de dicha escuela {Socialism and the social Movement), quien define el molimiento como: 'ia concepción de todos los intentos del proletariado por lograr su emancipación" (Sombart citado en Farias. 1981. p.97).
Estos dos autores identifican y enmarcan el concepto de molimiento social con todo lo que tenga que ver con el molimiento obrero, (de allí que en ese momento histórico se entendía por molimiento social al molimiento obrero), este era considerado como el verdadero molimiento social, sin duda que esta percepción ha cambiado actualmente y es lo que permite hablar de la evolución del concepto. Tal interpretación del concepto de acuerdo con la realidad del momento y en consecuencia el carácter polisémico del mismo, es lo que a su vez ha dado lugar a una confusión del término.
Esta evolución del concepto es lo que denota que siempre ha habido un intento de definición de este y así darle explicación a los fenómenos del momento en el contexto histórico específico, lo demuestra Rudolf Haberle (citado en Farias. 1981. p. 98-101). cuando más allá de la mitad del siglo XX expande el concepto a fenómenos tales como molimientos campesinos y granjeros, fascismo y nazismo, molimientos de independencia nacional, entre otros. Para este autor la característica fundamental del molimiento social es su aspiración para producir cambios radicales en el orden socioeconómico y político, sobre todo en las relaciones de propiedad y poder. Para él los molimientos sociales4 no son grupos organizados, y aunque pueden tener ciertas normas de organización, van más allá de ella. No existe una organización per se para el molimiento social. Reconoce que los molimientos sociales requieren de la existencia de conciencia, identidad y solidaridad entre sus miembros.
Paul Wilkinson (citado por Farias. 1986. p. 101) critica el concepto de Haberle por considerar que lo encasilla en un conflicto de grupos sociales por imponer un proyecto social, y plantea que este concepto debe ser más operativo y de aplicación interdisciplinaria, por lo que propone como definición que: "un molimiento social es un intento colectivo deliberado por promover cambios en cualquier dirección y por cualquier medio, sin excluir la violencia. ilegalidad, revolución o aislamiento en una comunidad utópica." (Wilkinson citado por Farias. 1986. p. 101). Este concepto no permite interpretar lo que actualmente define a un molimiento social, ya que este debe ser entendido como una acción colectiva que busca lograr cambios a través del reconocimiento del derecho de los otros, sin necesidad de alcanzar el poder y sin generar violencia. sino que. por el contrario, lograr consensos a través del reconocimiento del derecho de los que luchan, situación que se produce por la presión generada de las acciones colectivas del molimiento.
En este orden cronológico de intentos de definición se ubica por último a Alain Touraine (2005). para cerrar esta primera parte de lo que ha sido la interpretación de los molimientos sociales dentro de lo que llamaría Glaus Offe (1988) la lógica del viejo paradigma, y dar paso al eje central de este análisis, el cual es determinar un nuevo concepto que permita diferenciarlo de las otras diversas manifestaciones sociales de acciones colectivas que experimenta la sociedad actualmente donde existe la tendencia a ser confundidas.
Entiende Touraine. en este momento histórico, más allá de la mitad del siglo XX, que molimiento social: "es la acción conflictual de agentes de clases sociales que luchan por el control del sistema de acción histórica" (Touraine citado en Farias. 1986. p. 103). Sin duda un concepto de corte marxista que actualmente no es útil para entender los nuevos molimientos sociales5, y que el mismo Touraine (2005) supera en su libro "Un nuevo paradigma para entender el mundo de hoy", cuando nos dice:
El consecuente derrumbamiento de las categorías sociales de análisis y de acción no es un acontecimiento sin precedentes. En los comienzos de nuestra modernización, pensábamos los hechos sociales en términos políticos -orden, desorden, soberanía, autoridad, nación, revolución-, y no fue sino después de la revolución industrial cuando sustituimos las categorías políticas por categorías económicas y sociales (clases, beneficio, competencia, inversión, negociaciones colectivas). Los cambios actuales son tan profundos que nos llevan a afirmar que un nuevo paradigma está sustituyendo al paradigma social, del mismo modo que este ocupó el lugar del paradigma político. (Touraine, 2005, p. 257).
Ya aquí se observa un cambio radical en un autor que solo consideraba que era movimiento social aquellos que lograban un cambio total, en su entender solo las revoluciones.
Reinterpretación del concepto de movimiento social en el marco del nuevo paradigma
La noción de molimiento social ha recibido diferentes conceptualizaciones desde la revolución industrial hasta nuestros días. Por tal razón el objeto de este artículo es aproximarse a una conceptualización que permita interpretar los cambios que experimenta la sociedad actual: siguiendo a Weber (1984). lo que buscamos es la elaboración de un concepto funcional en términos de su relación al "todo" que. de acuerdo con su utilidad e indispensabilidad lo podamos poner correctamente en práctica en la interpretación de la realidad fuera de toda duda. Lograr un concepto idóneo es fundamental para entender el desenvolvimiento de la época que vivimos donde, parafraseando a Touraine (2005). ya no es el paradigma social el productor de molimientos sociales, sino el paradigma cultural: ya no es la clase social el motor de los cambios, sino el "sujeto consciente"6 el productor del cambio, activado en molimiento social.
Se inicia esta disertación con Alberto Melucci (1986). quien, inspirado con su doctorado en París, en 1970. bajo la dirección de Alain Touraine en la Ecole des Haute Etudes en Sciences Socilaes. por el énfasis que este ponía a la autonomía de la acción social, va a definir al molimiento social dentro de la lógica de las acciones e identidades colectivas. Sostiene que el molimiento social, es una acción colectiva, en estricto sentido, que va a estar determinada por un sistema de relaciones sociales que liga e identifica a aquellos que participan en él y además por la presencia de un conflicto. Y que la identidad colectiva es el proceso previo que da lugar a la construcción de definiciones compartidas de la situación social, lo que permite que los individuos involucrados en dicho proceso puedan evaluar la situación y unirse a la acción colectiva, siendo esta dinámica a nuestro parecer muy significativa para dar lugar al surgimiento del movimiento social como proceso.
Hasta este punto se está de acuerdo con el autor, sin embargo, no es una opinión compartida el decir que los molimientos sociales pueden ser distinguidos en molimientos reivindicativos, molimientos políticos, movimientos de clases. Para Melucci (1986). el movimiento reivindícativo se sitúa al nivel de la organización social y lucha contra el poder que garantiza las normas y roles: un molimiento de este tipo tiende a una redistribución de los recursos y a una reestructuración de los roles. El movimiento político actúa para transformar los canales de la participación política o para desplazar las relaciones de fuerza en los procesos decisionales. Su acción tiende a romper las reglas del juego y los límites institucionalizados del sistema impulsando la participación más allá de los límites previstos. El movimiento de clase es una acción colectiva dirigida contra un adversario para la apropiación, el control y la orientación de los medios de la producción social.
Esta distinción no es compartida, porque precisamente unas de las hipótesis que se sostiene en este análisis para definir ¿Qué es un molimiento social?, es su diferencia con otros tipos de acciones colectivas, por lo tanto, el molimiento social no "pueden ser distinguidos en", sino que "pueden ser distinguidos de", es decir, un molimiento reivindicativo. un molimiento político, un molimiento de clase no es un molimiento social, pueden ser movimientos con gran apoyo social, pero no son molimientos sociales, porque este va mucho más allá de estas acciones colectivas, pues en las discusiones dadas en las clases, se llegó a concluir que en el molimiento social la acción colectiva persigue metas para promover, impedir o reproducir un cambio social básico, tiene cierta continuidad que genera una identidad después de un proceso cognitivo de testeo de los objetivos que persiguen, que además de sus proponentes, en algunos casos son apoyados por personas que no son directamente beneficiados de las reivindicaciones que puedan alcanzar: o porque las acciones de sus voceros están dirigidas al cambio y no buscan alcanzar el poder, sino producir un cambio en él. lo que genera una fuerza moral de convocatoria que no logra otro molimiento de acción colectiva, ya que participan actores que no están directamente vinculados con los objetivos ni forman parte del grupo que los impulsa o porque logran una participación consensuada por todos los sectores de la sociedad por no estar partidizados.
Las anteriores características definen en la actualidad al concepto de molimiento social: siendo así. no puede ser considerado el molimiento: reivindicativo. político y de clase que distingue Melucci como molimiento social, ni mucho menos los otros tipos de acción colectiva.
El molimiento social no es producto de una consecuencia natural de procesos sociales, sino de las preferencias de los individuos por las necesidades y transformaciones de cambio de la sociedad. Por tal razón, el molimiento necesita de un proceso de racionalización del cambio para generar la identidad colectiva, que radica en un testeo de los elementos cognitivos e intencionales en los que se sustenta su orientación hacia el cambio, y a través de este proceso de articulación de las preferencias lograr la acción colectiva, por esta razón se considera a los molimientos sociales la forma de participación política no institucionalizada políticamente más trascendental, porque evita partidizarse. ya que requiere del mayor consenso de la sociedad para alcanzar el cambio social propuesto, constituyendo este el elemento distintivo de los molimientos sociales, cuyo propósito es el logro del mayor apoyo de la sociedad para impulsar el cambio.
Lo anterior es contrario al molimiento político, donde las decisiones están políticamente condicionadas y las discusiones del asunto en cuestión giran en torno a la posesión, intereses, la distribución y el cambio de poder como condición última para la solución al problema en discusión. En el molimiento político se genera una pugna por el ejercicio o por la influencia en el ejercicio del poder: distinto al molimiento social que no tiene una naturaleza estrictamente política, aunque busca influenciar en el ejercicio del poder para los cambios que se propone, su intención no es alcanzar el poder ni mayormente la necesidad de su reemplazo para lograr los cambios propuestos, no es condición sine qua non la sustitución del poder: aunque pueda darse el caso. La politización que genera el movimiento social es con el fin de condicionar a la política para el cambio y no lo hace en el marco de una confrontación de grupos de fuerzas con visiones distintas, sino en el marco de confluencias de fuerzas con la aspiración de lograr el mayor consenso para impulsar el cambio evitando la pugna grupal.
En esta línea de pensamiento también se ubica Charles Tilly (2009). cuando en su libro Los molimientos Sociales. 1768 - 2008, nos dice:
A pesar de las incesantes innovaciones y de las mínimas variaciones entre un contexto político y otro, los elementos que conforman el molimiento social evolucionaron y se propagaron como un todo interconectado. En este sentido, el molimiento social tiene su propia historia, diferente a la historia de otras formas políticas, como las campañas electorales, las celebraciones patrióticas, las exhibiciones de poderío militar, la toma de posesión de funcionarios públicos o el luto colectivo. Así, cuando este libro habla de molimientos sociales, no alude a todas las acciones populares, a todas las acciones de la gente en nombre de una causa, a todas las personas y organizaciones que respaldan esas mismas causas o a los actores heroicos que han destacado en la historia, sino a un conjunto histórico, concreto, interconectado y cambiante de interacciones y prácticas políticas a la combinación única de campañas, repertorios y demostraciones de AVUNC"7. (Tilly, 2009, p. 29).
En su obra queda claro, que los analistas y los activistas a menudo emplean la expresión "molimiento social" de un modo más vago para incluir bajo ese paraguas cualquier actividad de protesta o. cuando menos, todas las protestas relevantes con las que están de acuerdo. Igualmente nos señala que:
Los analistas a menudo tratan "al movimiento" como un actor unitario, ensombreciendo así tanto (a) las disputas y los reajustes que constantemente se dan en el seno de los molimientos sociales como (b) la interacción entre los activistas, los votantes, los objetivos, las autoridades, los aliados, los rivales, los enemigos y el público que conforman la textura cambiante de los movimientos sociales. (Tilly, 2009, p. 27-28).
Tilly (2009) es pesimista con respecto al futuro de los molimientos sociales en cuanto a sus cuatro premisas fundamentales: internacionalización. declive democrático, profesionalización y triunfo, y señala lo siguiente en cada una de ellas: en cuanto a la internacionalización nos dice que muchos observadores y activistas del siglo XX] asumen que la internacionalización ya está dejando huella, y que seguirá haciéndolo hasta que llegue el día en el que la mayoría de movimientos sociales actuarán a escala internacional o incluso global. Declive de la democracia. ¿Qué sucedería, sin embargo, si el declive de la democracia se debiera a causas ajenas a las esferas del molimiento social, como el debilitamiento de las barreras entre las desigualdades explícitas y la política pública o a la segregación de las redes de confianza ya existentes o nuevas con respecto a la política pública? Profesionalización. conduce a la institucionalización. y. por tanto, al descenso en términos de innovación en los molimientos sociales. Los populistas más contumaces a menudo se muestran preocupados porque los activistas del molimiento social, procedente en su mayoría de sectores de la población prósperos, instruidos y bien relacionados, acaben traicionando los intereses de la gente verdaderamente desfavorecida, establezcan relaciones de conveniencia con las autoridades, recurran más y más al apoyo de los ricos y de los poderosos o se conviertan en burócratas del molimiento social, más interesados en promover sus propias organizaciones y carreras que el bienestar de sus supuestos representados. Triunfo. ¿Qué hay de la expansión masiva de los molimientos sociales a todos los niveles, desde lo local hasta lo global? Una posibilidad tan sorprendente como esta precisaría de la democratización de las muchas regiones del planeta que viven bajo regímenes autoritarios o gobernadas por señores de la guerra o tiranías del tres al cuarto.
Aunque Tilly (2009) en sus planteamientos es pesimista al afirmar que solo el molimiento social crecerá si hay democracia, se sostiene aquí lo contrario al rescatar parte de su propio planteamiento, cuando expresa: "Son un canal fundamental para grupos, categorías y cuestiones que. hoy. no tienen presencia en la rutina política de un régimen y que no pueden alcanzar, por lo tanto, un lugar visible en la política" (Tilly.2009. p.303): y plantear que el molimiento social trasciende de la visión político-partidista y convoca a la acción colectiva para impulsar el cambio, porque busca que este sea asumido en las relaciones de poder sin pretender alcanzar el poder, y así impulsar las acciones para dicho cambio. Por lo tanto, aunque la democracia es fundamental para que el molimiento social se desarrolle, no es condición sine qua non para que surja y se consolide: tenemos como ejemplo las diversas manifestaciones ocurridas en Venezuela el 2007 como consecuencia de negársele la renovación de la licencia de trasmisión del canal de televisión RCTY y las manifestaciones contra la propuesta de reforma constitucional planteada por Hugo Chávez que buscaba conformar en el país un Estado socialista, todas ellas lideradas por el molimiento estudiantil, así como las ocurridas el 2014. 2016 y 2017 que buscaban la salida de Maduro del poder, las mismas se dieron a pesar de tener un gobierno altamente represivo que criminaliza la participación política, como se puede comprobar con la cantidad de jóvenes presos por protestar y las acusaciones contra líderes emblemáticos de la oposición como María Corina Machado. Antonio Ledezma y en el caso de Leopoldo López la privación de su libertad, por liderar un molimiento llamado "La Salida", eso no ha sido excusa para que la gente se manifieste a través de grandes protestas: de la misma manera pueden surgir molimientos sociales, tal es el caso del molimiento social surgido el 20078 en Venezuela, liderado por los estudiantes.
Estos planteamientos de Tilly (2009) se unen a la preocupación por definir un concepto de molimiento social que parta de la identificación de sus elementos para evitar confusiones como por ejemplo las que comete el actual gobierno venezolano cuando hace uso del concepto en sus diversas alocuciones públicas, para decir que sus "molimientos sociales" promueven el socialismo, lo que en términos científicos debe considerarse como una inaceptable ideologización de la sociedad, carente de toda sustentación teórica habida cuenta de que los movimientos sociales no son promovidos por gobiernos o estados, ni mucho menos para imponer ideas que vayan en contra de los derechos de los demás, por el contrario, su relación con el Estado y los gobiernos es conflictiva, y mucho más con las acciones que atenten contra la libertad.
Con toda esta disertación lo que se busca es desarrollar un concepto que permita ir más allá de las generalizaciones empíricas y distinguirlo de otras acciones colectivas que no lo son. pues el molimiento social se caracteriza por impulsar cambios que no van en desmedro ni en contra de los derechos de los demás, no sirve a intereses personales o partidista, luchan por un objetivo de carácter deliberado y propositivo, esto es lo que le permite alcanzar la fuerza para impulsar el cambio propuesto.
Sí coinciden los autores, amplia y mayo rit ariamente, en torno a la idea que los molimientos sociales son acciones colectivas9 donde los involucrados comparten:
Relaciones conflictivas con actores claramente identificados. Se tiene claro quién es el oponente, que aunque el conflicto surge en la sociedad por las diversas relaciones de intereses que se dan en ella, siempre el conflicto será con el Estado y el gobierno por ser estos los articuladores de los intereses de la sociedad y donde tienen que darse las transformaciones normativas e institucionales para el cambio que buscan.
Se vinculan a través de diferentes formas de participación y organización.
Comparten identidades colectivas claramente diferenciadas, solo los une el objetivo de lucha, lo que logra la identidad colectiva y la acción colectiva.
Por qué entonces, no unir criterios que permitan llegar a un acuerdo de universal aceptación acerca del concepto, y así evitar equívocos, si está claro que existe una diferencia de lo que es un molimiento social de un molimiento político, de una tendencia social, de un molimiento de opinión pública, de una explosión social, de una protesta, de un motín o cualquier otra acción colectiva.
En esta dirección apuntan autores como Delia Porta y Diani cuando dicen en su libro Los Molimientos Sociales que:
Podemos identificar una dinámica de molimiento social cuando episodios indiiiduales de acción colectiva se perciben como parte de una acción más duradera y no tanto como un acontecimiento aislado, y cuando los individuos implicados en ellos se sienten vinculados por lazos de solidaridad!" se perciben como integrantes de una comunión ideal al lado de quienes protagonizan otras movilizaciones análogas. (Delia Portai"Diani, 2011, p. 46).
Si además de lo señalado por estos autores, se sigue el planteamiento de Max Weber (1984) de lo que es la acción social cuando dice:
En sí misma la acción no está relacionada con la conducta de otra persona, sino más bien surge a través de la observación que hace que el agente descubra ciertas posibilidades objetivas: hacia ella se orienta su acción. Su acción es causada por la otra persona, pero no extrae de ella su significado. (Weber, 1984, p.41).
Queda claro entonces, que el movimiento social surge del significado que los individuos le atribuyen recíprocamente a los objetivos e ideas de este, es decir, de la relación mínima entre la acción de cada persona y los demás. Es este comportamiento lo que permite alcanzar la acción colectiva que da lugar después de que se ha generado una identidad colectiva. El molimiento social no es producto de una manipulación, sino por el contrario, una acción consciente que se produce una vez que el individuo ha logrado una subjetivación10 del conflicto que da lugar a este, en otras palabras, el sujeto se activa como agente de molimiento social.
De acuerdo con Hunt. Benford y Snow (2001). este proceso de subjetivación se da a través de los marcos de referencias de la acción colectiva, que a su vez permiten actuar para la atribución y articulación de significados del molimiento social, es decir, son las interpretaciones que hacen los actores que se involucran en él las que permiten la identificación con este e integración al mismo, compartiendo de esta manera los supuestos que dan lugar a la movilización.
En definitiva, aquí se exponen a grandes rasgos las líneas de un debate que es tema de preocupación de varios estudiosos de la materia, como es el caso de Enrique Laraña. quien en su libro "La Construcción de los Molimientos Sociales", manifiesta que: "La falta de precisión del concepto está relacionada con el pluralismo teórico que caracteriza a este campo de estudio con la existencia de distintos enfoques que parten de una concepción diferente de su objeto". (Laraña. 1999. p.68).
En un intento de contribuir al debate, después de analizar el concepto propuesto por varios autores y estudiosos del tema de los molimientos sociales y tratando de hacer más comprensivo el concepto. Laraña (1999) nos deja una definición de molimiento social que:
[…] refiere a una forma de acción colectiva 1) que apela a la solidaridad para promover o impedir cambios sociales; 2) cuya existencia es en sí misma una forma de percibir la realidad, ya que vuelve controvertido un aspecto de ésta que antes era aceptado como normativo: 3) que implica una ruptura de los límites del sistema de normas y relaciones sociales en el que se desarrolla su acción; 4} que tiene capacidad para producir nuevas normas y legitimaciones en la sociedad" (Laraña, 1999, p. 126-127).
La necesidad en definir un concepto de molimiento social, obedece a que se consideran fenómenos de fundamental reputación en estos tiempos donde los partidos políticos han perdido credibilidad, donde la radicalización de las posturas ideológicas no permiten alcanzar acuerdos para lograr cambios en las sociedades que conduzcan a impulsar sus equilibrios y una mejor convivencia a través de un proceso tan inclusivo y de amplia participación como los son los molimientos sociales, de allí que es pertinente su clara definición y diferenciación de otros fenómenos colectivos para evitar tergiversarlos y perder una herramienta que se considera fundamental como nueva forma de participación política no institucionalizada políticamente, sin ser partidizada e ideologizada. con una amplia capacidad de convocatoria, venciendo así la resistencia y. como lo dice Laraña. de forma legítima.
Los movimientos sociales y la inclusión del otro
Los molimientos sociales, en una concepción moderna del término, surgen como una respuesta a los procesos de democratización y cambios que experimentan las sociedades contemporáneas, ya que ellos tienen la capacidad de mantener desafíos frente a oponentes poderosos. A esta conclusión se llega conducido por la integración crítica de un conjunto de lecturas especializadas en el tema. La lectura de Sidney Tarroiv (2012). es una de ellas, quien en su libro: "El Poder en Molimiento: Los Molimientos Sociales, la Acción Colectiva y la Política'', ya deja ver como tesis central de su obra que:
[...] la gente participa en acciones colectivas como respuesta a un cambio en la pauta de las oportunidades y restricciones políticas y, mediante el uso estratégico de la acción colectiva, genera nuevas oportunidades, que serán aprovechadas por otros en ciclos de protesta cada vez mayores. (Tarro»", 2012, p. 67-68).
El hilo argumentativo de este planteamiento es desarrollado dentro del contexto de los conflictos y las controversias que experimentan las democracias y otras formas de gobiernos, para hacer frente a las demandas de los ciudadanos. Tal propósito se hace desde la perspectiva de análisis de Jürgen Habermas (2004). concretamente a partir de sus tres modelos normativos de democracia: liberal, republicanos y deliberativo, dando así una respuesta a la discusión planteada en los Estados Unidos entre comunitaristas y liberales.
En estos tres modelos Habermas (2004) explica el papel que juegan los ciudadanos en el proceso de formación política a través de su relación con el Estado. El autor lo que hace es explicar cómo se comportan los ciudadanos en el proceso de formación de la voluntad y de la opinión pública de acuerdo con estos tres modelos normativos de democracia.
Con el propósito de aclarar en este artículo, la importancia del molimiento social para la ciencia política, se toman como ejemplos estos tres modelos normativos de democracia planteados por Habermas. y se va más allá, al resaltar el rol que juega el molimiento social en el proceso de formación de opinión pública para lograr cambios que permitan la inclusión de los excluidos. Es una nueva forma de entender el comportamiento colectivo, en el que la participación, a través del movimiento social, dé lugar a que los sectores menos integrados o que se le niegue la integración a la sociedad puedan hacerlo a través de la fuerza que genera el molimiento social para impulsar el cambio.
Señala Habermas (2004) que el proceso de formación democrática en la concepción liberal, desempeña la tarea de programar al Estado en interés de la sociedad. En este modelo el Estado es concebido "[...] como el aparato de la administración pública y la sociedad como el sistema de interrelación entre las personas privadas y su trabajo social estructurado en términos de la economía de mercado" (Habermas. 2004. p. 231).
Aquí la política, lista en el sentido de la formación de la voluntad política de los ciudadanos, tendría la función de "[...] amarrar e impulsar los intereses sociales privados frente a un aparato estatal especializado en el empleo administrativo del poder político para alcanzar fines colectivos" (Habermas. 2004. p. 231).
El status de los ciudadanos está determinado por la medida de los derechos subjetivos que tienen frente al Estado y frente a los demás ciudadanos. "[...] disfrutan de la protección del Estado mientras persigan sus intereses privados dentro de los límites trazados por leyes y esto incluye también la protección frente a las actuaciones estatales que vayan más allá de las reservas legales de intervención" (Habermas. 2004. p. 232-233).
Los ciudadanos controlan que el poder del Estado se ejerza en relación con sus intereses: la formación democrática de la voluntad se lleva a cabo en la forma de compromisos entre intereses, que se configuran dentro de una constitución que disciplina el poder estatal mediante las normas establecidas.
En la concepción republicana. "La política no se agotaría en dicha función de mediación, sino que representaría más bien un factor constitutivo del proceso de socialización en su conjunto'' (Habermas. 2004. p. 231). es decir, la política es vista como una forma de configurar la voluntad de acuerdo con un conocimiento recíproco entre los ciudadanos, que actúan solidariamente en el proceso de integración social.
En esta concepción el status de los ciudadanos no se determina por el modelo de las libertades negativas, sino por las libertades positivas, es decir, los ciudadanos, a través de la participación, pueden llegar a ser lo que ellos mismos desean, el proceso político no es visto como una bisagra entre el Estado y la sociedad. El Estado cumple el papel de salvaguardar el proceso inclusivo de formación de la opinión y voluntad común. Se garantiza la integridad de la lida en común autonomía e igualdad de derechos y basada en el respeto recíproco. Para los republicanos el derecho es la determinación de la voluntad política predominante, la formación de la opinión y de la voluntad política, obedece a una comunicación pública orientada al entendimiento, el diálogo se convierte en el instrumento de la política.
La concepción deliberativa.
[...] hace referencia a una cierta actitud propicia a la cooperación social, a saber, a esa disposición abierta a ser persuadido mediante razones relativas a las demandas de los otros tanto como a las propias. El medio deliberativo es un medio bienintencionado para el intercambio de puntos de vista -incluyendo los dictámenes de los participantes acerca de su manera de comprender sus respectivos intereses vitales"[...] en el que un voto, sea cual sea, representa un conjunto de juicios" (Habermas, 2004, p. 237).
Este modelo se apoya en las condiciones comunicativas bajo las cuales el proceso político tiene para sí la presunción de producir resultados racionales porque se lleva a cabo en toda su extensión de un modo deliberativo.
Habermas (2004) deja claro que en los tres modelos el proceso de la formación de la voluntad democrática tiene funciones distintas: en la concepción liberal, su función es legitimar el ejercicio del poder político: en la concepción republicana, su función es esencialmente más fuerte, de construir la sociedad como una comunidad política y de mantener vivo en cada elección el recuerdo de ese acto fundacional: en la concepción deliberativa, el sistema político no es ni el centro ni la cúspide, ni tan siquiera el modelo de la sociedad que acuñará las estructuras de esta, sino tan solo un sistema de acción entre otros. Es decir, el proceso de la formación de la voluntad política va más allá de los procesos formales e informales de institucionalización de la voluntad y de la opinión pública, más bien guarda una interna conexión con los contextos de un mundo de la vida, diferente con dicho tipo de política, y por su parte también racionalizado. En este modelo el proceso político de formación de la voluntad, como se ha indicado, tiene la presunción de producir resultados racionales porque se lleva a cabo en toda la extensión de un modelo deliberativo.
Al tener claro el modelo de Habermas (2004). se puede establecer el papel que juegan los molimientos sociales en esa relación del Estado y el individuo en el proceso de la formación de la voluntad política, para generar cambios que produzcan la inclusión de los ciudadanos que no se encuentran representados dentro del contrato social.
En el modelo liberal el individuo actúa cuando sus intereses están amenazados: en el republicano el ciudadano por ética debe intervenir en la acción del Estado cuando este va en contra del bien común: en el deliberativo el Estado debe crear los mecanismos necesarios para que se fomente el debate y las decisiones sean tomadas por consenso.
El molimiento social puede ir mucho más allá del modelo deliberativo propuesto por Habermas. porque no solo logra que las decisiones se hagan por consenso, sino que impulsa cambios aún con la resistencia del Estado, al unir fuerzas para enfrentarse a élites, autoridades y antagonistas sociales, y. así. lograr los cambios que ninguna otra institución de acción colectiva puede. Sus desafíos colectivos en el proceso de interacción alcanzan la solidaridad, atrayendo la atención de sus oponentes y de terceras personas. Su capacidad de convocatoria desafía a los egoísmos personales, la desorganización y la represión del Estado.
Esta capacidad de desafío los diferencia de cualquier otro tipo de acción colectiva, pues el molimiento social no son acciones individuales ejercidas colectivamente (grupos), sino individuos ejerciendo acciones colectivas (Molimiento Social), que incluso logran el apoyo de actores que no están vinculados directamente con los intereses del molimiento, es el caso de personas que apoyan a los molimientos LGBT sin pertenecer a ellos, o de los molimientos sociales que tienen como objetivo alcanzar o frenar cambios políticos y logran el apoyo de todos los sectores aun con diferencias ideológicas y partidistas, como por ejemplo el apoyo alcanzado por el molimiento estudiantil venezolano para frenar el intento de reforma constitucional del 2007 que quiso llevar a cabo Hugo Chávez en Venezuela, para imponer su modelo político, que dio lugar al triunfo del No en ese referéndum.
Se puede asegurar que si esa acción hubiese sido liderada solamente por la clase política opositora venezolana no hubiera alcanzado el éxito que si logró el movimiento social liderado por los estudiantes venezolanos, pues la sociedad política venezolana estaba muy dividida: de allí que si los políticos de oposición lideraban ese proceso, la pugna que se venía dando entre los dos sectores, los afectos al gobierno y la oposición, no les permitía permitido coincidir. El molimiento estudiantil le inyectó una fuerza moral a la convocatoria, de no apoyar la propuesta de reforma, porque abordó la discusión como un molimiento de la sociedad civil que luchaba contra la implementación de normas que atentarían contra el derecho de todos los venezolanos y le quitó impronta partidista.
Ahora bien, sería imposible el análisis y compresión adecuada de fenómenos en los que estén presentes todos los rasgos anotados, sin la adopción de un concepto de molimiento social que permita diferenciarlo de los molimientos políticos ti otros molimientos que no son considerados como tal. pues las diferentes definiciones y teorías de molimientos sociales no permiten tener una precisión diáfana del fenómeno para así poder distinguirlos de otros fenómenos colectivos y avanzar en la interpretación de un campo que se considera fundamental para entender los cambios que se están produciendo en la sociedad actual, además de su alcance para lograrlos ante la crisis de liderazgo y de los partidos políticos que se vive actualmente.
La definición de molimiento social expuesta aquí impide asumir como movimiento social el molimiento a favor del aborto o el molimiento a favor de la pena de muerte, a estos se les concibe como molimientos de opinión pública. Se entiende a los molimientos sociales como una lucha por las conquistas, progresividad y no negación de derechos, donde su valor radica en el componente cognitivo de la discusión, es decir que estos nunca pueden ir en contra de los derechos, de su progresividad y. mucho menos en contra del fortalecimiento de la democracia, por tal razón estos molimientos pueden ser concebidos como molimientos de controversia pública y no molimientos sociales, porque si bien están presente los términos "en defensa de la vida" y "a favor de una elección", nunca se puede ir en contra de un principio tan fundamental como la lida de otra persona, aunque se tenga la capacidad de elegir. El molimiento social lucha por derechos universales, mientras que el movimiento político antepone intereses.
Por estas razones es que no se puede entender cualquier acción colectiva como molimiento social, en este la acción colectiva es producto y objeto de una acción consciente, orientada por los elementos cognitivos que permiten conocer y digerir las propuestas que dan significado al cambio que buscan, por tal motivo la acción tiene sentido tanto para los que participan en sus actividades (y eventualmente obtendría un beneficio directo de los cambios si estos son alcanzados). como de aquellos que lo apoyan de forma solidaria y de los que llegan a conocerlos a través de los diversos procesos de comunicación.
De allí que la cantidad de "movilizaciones sociales''11 que se dan en la sociedad no pueden ser entendidas todas como molimientos sociales: es necesario la definición de un concepto que permita aclarar. La concepción genérica e indiferenciada de que toda acción colectiva es un molimiento social, además de ser errada, haría innecesario su estudio, en el marco de la especificidad que ello demanda y. peor aún. impediría a la ciencia política el estudio adecuado de estos fenómenos sociales de interés politológico. Al contrario, los molimientos sociales, además de ser acciones colectivas dotadas de especificidad, que son fundamentales como comportamientos colectivos logrando imponer cambios en la sociedad, reclaman un estudio diferenciado de otras acciones colectivas, el cual debe iniciar por una definición precisa que identifique, discrimine y analice cada uno de los elementos que forman parte de su concepto
Precisamente, en este punto es donde se pone el énfasis de una necesaria revisión, en la cual quede muy clara la diferencia entre una acción colectiva basada en la rutina y lo normal, y otras orientadas a construir nuevos conceptos de interpretación y de organización social para la convivencia. Por ejemplo, los molimientos estudiantiles, ecológicos. LGBT. feministas, entre otros, son molimientos consagrados, pero las acciones llevadas a cabo por estos molimientos no necesariamente siempre llegan a convertirse en molimientos sociales, porque estos molimientos también realizan acciones de protestas con carácter reivindicativos y sólo se convierten en molimientos sociales cuando ejercen acciones para alcanzar nuevos contenidos y valores que desafían a los ya establecidos, dando lugar a la discusión de si merecen o no esos derechos, es aquí donde está la esencia del molimiento social.
De hecho, son las demandas explicativas planteadas por este tipo de acciones las que han rebasado las posibilidades de las diversas definiciones que en la actualidad se han dado de molimientos sociales, dejando en evidencia su bajo rendimiento teórico y lógicamente han hecho necesario una definición, que por la vía de una integración racional de la multiplicidad de definiciones existentes, permita diferenciarlos de otras acciones colectivas como: tendencias sociales, movimientos de opinión pública, molimientos políticos, protestas o de cualquier otra acción colectiva rutinaria, e ir más allá de las generalizaciones empíricas.
El movimiento social y su importancia para la participación
En esta parte se argumenta el porqué de la significación de diferenciar lo que se entiende en este artículo por molimiento social y por molimiento político, a diferencia de otros autores que llegan a definir al molimiento político como molimiento social, cosa que al entender son procesos muy distintos: y, los argumentos que se exponen aquí analizan el molimiento político 15M sucedido en España, que algunos lo denominan molimiento social, como por ejemplo Diez García y Laraña en su libro: "Democracia. Dignidad y Molimientos Sociales: El surgimiento de la Cultura Chica y la Irrupción de los 'Indignados' en la Aida Pública" (2017): así como el molimiento social de los estudiantes del 2007 en Venezuela que buscaba frenar un cambio político.
Lo primero que se pude decir es que en el molimiento político los problemas se plantean en términos políticos de demandas no cumplidas, de desavenencias e inconformidades, de justicias e injusticias, tal como lo plantea García Pelayo (2009) en su Idea de la Política, cuando señala que: "[...] la política se despliega en la tensión, el conflicto y la lucha [...]" y. esta imagen de la política desarrollada por el autor en el mismo libro se "centra en torno a la tensión y a la lucha, de modo que la política tiende a estar presidida por el momento polémico" (García Pelayo. 2009. p. 1765). es decir que. en principio, la idea de la política de para él:
[...] centrada en torno al poder y a la lucha es propia de épocas críticas en las que se pretende poner al desnudo o desenmascarar las apariencias de las cosas, pero una vez puesta las cosas en claro, puede servir tanto a una tendencia conservadora como a una tendencia revolucionaria!...] (García Pelayo, 2009, Vol.2. p. 1768).
En el molimiento social no existe esta dicotomía, porque las manifestaciones no se dan debido a las afirmaciones de una colectividad que aspiran participar en el poder o influir en su distribución, por el contrario, en el molimiento social las manifestaciones se dan en razón de la identidad colectiva12 que logra el grupo que lucha por derechos que le son negados, cuando sus intereses y puntos de listas que no tienen una relación con los objetivos e intereses de los otros ciudadanos que no forman parte del molimiento, son asumidos por estos precisamente por el reconocimiento que tienen de los otros de luchar por sus derechos: distinto en el molimiento político que se mantienen posiciones y visiones ideológicas.
El movimiento social pierde esta fuerza y puede desaparecer y no alcanzar sus objetivos, cuando la lucha por sus aspiraciones caen en el terreno ideológico o bajo perspectivas marxistas revolucionarias o de cualquier otra tendencia política que le hacen perder su impulso porque se partidiza e ideologiza la discusión, cosa que no puede pasar, porque la lucha del molimiento social no es una pugna por el ejercicio del poder, sino una lucha que busca el mayor consenso para influenciar en el ejercicio del poder y alcanzar los cambios que se propone. Al respecto, es necesario aclarar que si bien se propone en este artículo diferenciar al molimiento social del molimiento político, esto no impide concebirlos como una nueva forma de participación política no institucionalizada en organizaciones políticas, porque se les considera, en términos de García Pelayo (2009). fenómenos políticamente condicionantes13, es decir que no siendo políticos en sí mismo tendrán efectos decisivos, ya que la forma como se desenvuelven logran un consenso que obligan al sistema a tomar decisiones con respecto a las demandas planteadas.
Al analizar el concepto dado por el profesor Salamanca (2011). se aprecia que este también lo entiende como fenómeno políticamente condicionante, cuando señala que:
[...] los movimientos sociales no son siempre fenómenos organizados; pueden encontrarse bajo la forma de sentimientos de rechazo, de agitación colectiva, de aspiraciones al cambio de ciertas situaciones o instituciones que no consiguen el vehículo adecuado para expresarse y, por tanto, tienen en la protesta, en la rebelión y en otras formas de acción colectiva, la vía para hacerlo (Salamanca, 2011, p. 54).
En definitiva, su conceptualización permite afirmar que estos fenómenos pueden ser entendidos como una nueva forma de participación política no institucionalizada para alcanzar cambios en una sociedad, al expresar son:
[...] un tipo de acción permanente, relativamente coordinada, con grado de concertación diversa -tanto espontánea como organizada- con cierto nivel de organización, para provocar cambios sociales y/o políticos en una sociedad o en sectores de ella que pueden hacer uso de la protesta o de otros medios para el logro de sus objetivos. (Salamanca, 2011, p. 54).
Por tal razón, cuando se leen los planteamientos hechos por los autores Diez García y Laraña (2017) para referirse al molimiento 15\I y considerarlo un molimiento social, en su libro antes citado, donde dicen que:
La difusión del 15M fue potenciada por la de sus definiciones colectivas de importantes problemas económicos y políticos que afectan a muchos ciudadanos y a los jóvenes en especial, que son percibidos como los abanderados e impulsores de tales definiciones. Problemas como la precariedad y falta de expectativas que afectaban a una parte importante de los seguidores y simpatizantes de este molimiento (y pasado los años sigue afectando a muchos jóvenes y ciudadanos), cuya base social estaba integrada principalmente por jóvenes, pero se amplió a lo largo del tiempo (Diez García y Laraña. 2017, p. 227).
Se puede afirmar que tal manifestación no es un movimiento social sino un molimiento político, donde se presenta una discusión de demandas de políticas públicas que son objetos de controversia política en la sociedad española.
Son muchos los argumentos que se encuentran en la lectura de este libro que dan sustento -a la interpretación- del 15M14 como un molimiento político y no social, por ejemplo cuando señalan:
"Sin embargo, este molimiento fue identificado como 'izquierdistas' por algunos políticos y desde los mass media. En la academia, asimismo algunos autores incidieron en el argumento de que se trataba de un molimiento cuyos activistas y participantes se posicionaban a la izquierda (Calvo et al., Likki, 2012, entre otros}, una cuestión que abordo en el siguiente capítulo desde una perspectiva cuantitativa" (Diez García y Laraña, 2017, p. 258).
Aunque los autores tratan de desmontar estos argumentos para identificar al molimiento 15M como un molimiento social, el que sin duda ha podido convertirse si no se hubiese partidizado e ideologizado. no lo logran, pues al ser pasadas ciertas particularidades de este molimiento por el tamiz de los elementos que se han identificado como conformadores del concepto de molimiento social, dichas particularidades impiden tal calificación al defraudar las expectativas teóricas integradas en el plano ideal de la construcción racional elaborada de dicho concepto.
Expresado en términos más concretos, no se puede calificar de molimiento social al molimiento 15M. debido a que este molimiento no permite esa relación propia del molimiento social que es esa relación inseparable e interactiva entre sus reivindicaciones y las características relacionadas con la identidad individual y colectiva. Y no lo logra porque esa valoración social favorable que lo caracteriza, fundamental para reforzar sus acciones, se pierde cuando el molimiento está partidizado e ideologizado. y para nadie es un secreto la influencia y participación que tuvieron en el 15M. personas que idearon e impulsaron la creación del partido PODEMOS. Es tanto así que los autores arriba citados señalan:
"La formación política podemos y las iniciativas de confluencias cosecharon importantes éxitos en las elecciones europeas de 2014, municipales de mayo de 2015 y generales de diciembre de 2015 y junio de 2016 (en esta última, Podemos en alianza con IU). Cuatro grandes citas electorales en el que el incremento de la popularidad de voto y la caída del bipartidismo han sido muy significativos, aspectos ambos -pluralismo y crítica al bipartidismo-que los indignados pusieron en la agenda de la lida pública española con su irrupción en 2011 y su alto potencial de definición y persuasión colectiva" (Diez García y Laraña, 2017, p. 353).
Sin duda, nadie puede desconocer la gran movilización social que logró el molimiento político surgido el 15 de mayo de 2011 en Madrid, así como, también que esa fuerza se desvaneció, y es esta, precisamente, una de las diferencias del molimiento político con el molimiento social, este último es incremental en sus fuerzas para lograr el objetivo y lo puede alcanzar porque no se partidiza. Es posible que un molimiento social no logre sus objetivos y sufra un proceso de enfriamiento, pero puede retomar ese impulso inicial en cualquier momento, mas no cuando se ha partidizado e ideologizado. estos dos elementos lo truncan. Estas son las razones por las cuales, de acuerdo con el concepto de molimiento social formulado en este artículo, el M15 no se convirtió en un molimiento social como sí lo pudo hacer el molimiento estudiantil el 2007 en Venezuela.
La acción social en el molimiento político al momento de su surgimiento puede dar lugar a una gran movilización e impulsar algún cambio, pero en su desarrollo cuando se comienzan a decantar sus propuestas puede perder su impulso, pues su apoyo va a depender de la lisión ideológica, partidista, social y doctrinaria que se tenga del asunto. El molimiento social, muy por el contrario, maneja su estrategia alrededor de figura de derecho y no de beneficio y competencia, este busca presionar y persuadir el sistema político para lograr el cambio, el molimiento político busca llegar al poder para implementar el cambio propuesto.
Ahora bien, es muy distinto el molimiento social que busca impulsar o detener un cambio político, es el caso del movimiento social estudiantil vivido en Venezuela el 2007. Desde la llegada de Hugo Chávez al poder en 1998. la sociedad venezolana ha estado muy movilizada. politizada y partidizada. dándose una gran división dentro de la misma: ha sido difícil lograr políticas consensuadas en estos tiempos, y. lo que ha predominado es la imposición de un modelo político: el socialismo del siglo XXI a la sociedad venezolana por parte de los que gobiernan, aun con gran rechazo por un vasto número de la población como se ha podido observar en las grandes manifestaciones vividas en las calles venezolanas estos últimos tiempos.
En el 2007 la sociedad venezolana vivió una experiencia fundamental para la lida de la república, por lo que es primordial resaltar el alcance de los movimientos sociales, y de allí el empeño por tener claro la significación del concepto. Hasta ese momento no había sido posible lograr un consenso en la sociedad venezolana que pudiera hacerle frente al poder arrollador que imponía Chávez a través del control absoluto de las instituciones del Estado.
A partir de abril del 2006 el molimiento estudiantil venezolano, el cual estaba aletargado, despertó y se incorporó a la lucha de la lida nacional a raíz de la muerte de los hermanos Faddoul Diab15. Y continuarían con mucha más fuerza a partir del mayo del 200/. después de que el 2/ de ese mes cesara la trasmisión de Radio Caracas Televisión al renovarle la concesión el gobierno.
Desde ese momento el movimiento estudiantil comenzó una serie de manifestaciones sociales donde sus consignas estaban orientadas a la lucha específica por el respeto del derecho a libertad de expresión en Venezuela, y en su desarrollo avanzó hacia una lucha en general por la defensa de los derechos chiles y políticos.
Este movimiento social llevado a cabo por los estudiantes logró unir una amplia variedad de simpatizantes, tarea que le era difícil llevar a cabo a los partidos políticos que se oponían en ese momento a las políticas llevadas a cabo por Hugo Chávez. lo cual permitió darle un carácter duradero al movimiento que cada día fue cogiendo más fuerza y le dio también un gran significado político como agente de cambio social.
Toda esta fuerza acumulada que fue obteniendo este movimiento estudiantil le permitió, junto al país que se levantó a luchar por frenar este cambio, oponerse con éxito a la reforma constitucional propuesta el 15 de agosto, por el presidente Hugo Chávez. a la Asamblea Nacional, donde presentó un proyecto para modificar a la Caita Magna de 1999. una reforma de la Constitución que él mismo impulsó y que calificó como "la mejor del mundo", y cuya materialización le hubiere permitido la reelección indefinida -que después impuso por la vía de la enmienda constitucional-, la creación de nuevas instancias de Gobierno, una nueva organización administrativa del país y la modificación del sistema socioeconómico, para impulsar el "Socialismo del Siglo XXI"16. Este comportamiento adoptado por la sociedad venezolana encaja dentro del concepto de movimiento social plateado por Turner y Killian (1987). quienes dicen que: "Un movimiento social puede definirse como 'una colectividad que actúa con cierta continuidad para promover o resistir un cambio en la sociedad (o grupo) de la que forma parte". (Turner y killian. 1987. p. 223).
Esta propuesta rae el desencadenante que posibilitó que con el movimiento estudiantil venezolano confluyeran sectores que, aunque apoyaban a Chávez. no apoyaban su reforma, dando lugar a que los venezolanos en el referéndum del 2 de diciembre del 2007. por un estrechísimo margen. 50.7% frente a 49.2%. según cifras del CNE. le hayan infligido su primera derrota en las urnas en sus nueve años de Gobierno, rechazando así la reforma que le hubiera dado un poder casi ilimitado.
Se puede afirmar que. por las razones ya expuestas en este artículo, si en Venezuela no se hubiere articulado ese movimiento social, hubiera sido imposible frenar la reforma constitucional. Este hecho resalta la consideración de tener claro qué es un movimiento social y su diferencia con otras formas de acción colectiva, y su rol para imponer o frenar cambios que afecten la vida de los ciudadanos, al lograr objetivos que al movimiento político se le hace difícil alcanzar. Se ha de resaltar que esta misma fuerza se hizo presente en el primer movimiento opositor que tuvo Hugo Chávez Frías a partir de octubre de 2000 y hasta mediado del 2001 con el lema de "Con mis hijos no te metas ". después del anuncio del Decreto Presidencial 1011. cuyo texto modificaba parcialmente el Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente, al crearse una nueva figura administrativa, la de los supervisores itinerantes, que buscaba la ideologización de la educación y adoctrinamiento de los estudiantes, y que gracias a esta lucha y al apoyo que tuvo por parte de la sociedad venezolana no pudo concretarse.
En Venezuela en estos últimos 20 años el chavismo ha estado confundiendo sus grupos políticos con movimiento sociales, era muy común escuchar a Chávez. (y ahora a Maduro), hablar de los movimientos sociales que apoyan a la revolución como una forma de darle legitimidad a la misma. Tanto ha sido el abuso e incomprensión del término que muchas leyes promulgadas por el chavismo como por ejemplo la Ley Orgánica de los Consejo Comunales -(Ley inconstitucional pero que no es el tema que nos ocupa aquí)-, establece en su artículo 2 que los movimientos sociales, son instancias de participación, para construir el nuevo modelo de sociedad socialista de igualdad, equidad y justicia social.
Hacen un mal uso del concepto, confundiéndolo con movimientos políticos, desconociendo que la relación de los movimientos sociales con el Estado y el gobierno siempre serán de conflictividad. ya que es la estrategia que utiliza para impulsar los cambios propuestos, pues el movimiento social en el proceso activo de construcción de identidades colectivas como forma de ganar adeptos al mismo, entra en un proceso de competición con el contramovimiento en un intento de persuadir tanto a las autoridades como a sus simpatizantes con que su causa es justa, es de esta manera como él trata de persuadir o influir en el sistema político para imponer y lograr los cambios, mientras que el movimiento político además de los cambios que se propone, busca alcanzar el poder para producir los cambios, y en su lucha por lograr identidades colectivas sus acciones se partidizan e ideologizan.
El movimiento social busca crear marcos interpretativos que generen la mayor cantidad de apoyo, el movimiento político que algunos llaman movimiento social lo que busca es desestabilizar al gobierno a través de manifestaciones, protestas que en la mayoría de los casos llegan al uso de la violencia, es el caso de las diversas manifestaciones que vivieron países como Ecuador. Chile y Colombia, a finales del 2019. que fueron llamados por algunos movimientos sociales, pero que a pesar de contar con grandes manifestaciones de apoyo no pueden calificarse como tales, porque una de sus características es que su apoyo es incremental, no se politiza, lo que le permite tomar más fuerza e impulsar sus cambios. Mientras que en el movimiento político la acción colectiva se diluye por no haber consenso en las propuestas, por los actos violentos que se cometen y que dan lugar a que se pierda su fuerza inicial, tal como ha sucedido en estos países.
Consideraciones finales
Dicho en breve, la idea de este artículo es ofrecer una clarificación del concepto para ayudar a una mejor comprensión del fenómeno de los movimientos sociales y avanzar con esta categoría de análisis en el tema de la participación política, en estos tiempos donde existe una crisis de liderazgo y de los partidos políticos.
Se destaca la importancia de su definición por el destacado rol que se la asigna dentro de una teoría de la democracia, para así evaluar y enfrentar los retos de participación que tienen los ciudadanos de hoy para luchar por su inclusión. Por tal motivo se resalta el interés de no confundir el concepto de movimiento social con cualquier otro tipo de acción colectiva y específicamente con los movimientos políticos. Este tipo de confusión es generada por actores políticos interesados en presentar al movimiento político como movimiento social, con el objetivo de darle indebidamente la fuerza moral y social que lo caracteriza y que lo convierte en el motor de cambio: ello sin descartar que. en ocasiones, a ese objetivo esté asociada una justificada ignorancia acerca el tema.
La continuidad de una práctica política y también politológica en la que se siga entendiendo e identificando de forma indiscriminada a la acción colectiva como movimiento social, conducirá a una consolidación en la banalización de la problemática que supone su adecuada interpretación, y de esta manera se trunca el camino a una categoría de análisis que puede ser entendida como una nueva forma de participación política no institucionalizada políticamente que permita alcanzar cambios sin llegar a partidizarse. lo que le da una gran fuerza de convocatoria para que confluyan en él. tanto a los que buscan el cambio como a los que no. pero que reconocen la lucha como legítima y permite alcanzar el consenso para impulsarlo.
Además, no hay que perder de vista que el movimiento político es producto de una coyuntura, mientras que el movimiento social tiene una existencia previa en la sociedad, no se limita única y exclusivamente a un nivel visible, aunque es relevante: su existencia es previa de manera subterránea en las bases del orden social, y cuando se manifiesta públicamente es porque ya existía, no sucede esto con el movimiento político donde la acciones que impulsan su aparición son evidentes y fácilmente compartidas por los ciudadanos, mientras que el movimiento social requiere de la construcción de significados, es un proceso incremental.
El movimiento social es espontáneo, el único recurso con que cuentan para imponerse es la opinión pública, por lo que dependen del mayor número de participantes y grupos que lo apoyen en sus manifestaciones, por esta razón no pueden partidizarse o etiquetarse ideológicamente, por ello sus argumentos e interpretaciones deben estar enmarcados en los temas que tratan, es este comportamiento lo que determina el éxito de los movimientos sociales y a la vez lo diferencia de los movimientos políticos o cualquier otra manifestación de acción colectiva.
Todas las razones expuestas aquí, producto de las reflexiones surgidas en la cátedra de Historia de las Ideas y Movimientos Sociales Contemporáneos en la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos de la Universidad Central de Venezuela, y que han sido aplicadas como parte del estudio del tema al análisis de los casos específicos de las manifestaciones sociales sucedidas en Venezuela en el 2007 y España en el 2015. es por lo que se hace necesario repensar el concepto.
Para contribuir a este debate se considera que un movimiento social debe entenderse como aquellos esfuerzos colectivos de movilizaciones que tienen por objeto provocar o impedir un cambio que afecte los intereses de los ciudadanos y que para su éxito requiere un proceso de racionalización que le permita la articulación de las preferencias para, de esta manera, lograr la identidad y posterior acción colectiva, por lo cual no puede partidizarse ni ideologizarse. pues de ello depende su éxito.
En resumen, el propósito de este artículo ha sido comprender el concepto de movimiento social, y dado que se comprende algo cuando se esclarece su significado, sin duda entonces que los movimientos sociales no pueden ser conocidos más que en el marco de su diferenciación de las otras acciones colectivas en las que están articulados, de allí la necesidad de un concepto claro, lo que contribuye a un mejor análisis y compresión de este fenómeno, dentro del campo de la ciencia política.