INTRODUCCIÓN
La modificación en los factores genéticos, de manejo y nutrición del pollo de engorde están relacionados con la aparición de problemas de patas, específicamente el aumento de discondroplasia tibial. El mejoramiento genético de estas aves está orientado a reducir el tiempo necesario para alcanzar un mejor peso al sacrificio, lo cual ha llevado a una negligencia en el perfeccionamiento del desarrollo de la estructura ósea, presentándose un soporte esquelético inmaduro, en el pollo adulto, lo que involucra trastornos esqueléticos como la discondroplasia tibial y el raquitismo, con implicaciones económicas y de bienestar animal; tanto así, que se han establecido líneas genéticas con alta o baja incidencia para discondroplasia (DOTTAVIO & DI-MASSO, 2010; OVIEDO-RONDÓN, 2012).
La vitamina D es un complejo de secoesteroides, entre los cuales se incluye el 25-hidroxicolecalciferol (25-OH-colecalciferol ó 25-OH-D3), que participa en la absorción, transporte, y utilización del calcio y fósforo y en la regulación de la diferenciación celular en tejidos del sistema inmunológico, óseo, sanguíneo y de la piel (BUNCE et al., 1997; MCNAUGHTON et al., 1977; OVIEDO-RONDÓN, 2009; SOARES et al., 1995; VAZQUEZ et al., 2017). El 25-hidroxicolecalciferol es un metabolito intermediario de la vitamina D que necesita ser hidroxilado a 1,25-dihidrocolecalciferol para actuar dentro del organismo en el transporte del calcio intestinal y óseo (EDELSTEIN et al., 1978; HAN et al., 2017; VAZQUEZ et al., 2017).
En pollos de engorde alimentados con 25-OH-D3 como fuente de vitamina D, YARGER et al. (1995a) y YARGER et al. (1995b), observaron mejor ganancia de peso; y otros investigadores demostraron que este metabolito es más eficaz en reducir los casos de discondroplasia tibial en las aves que la vitamina D3, principalmente en dietas con niveles marginales de calcio (COTO et al., 2008; FRITTS & WALDROUP, 2003). No obstante, son diversos los resultados obtenidos por investigadores cuando se habla de utilizar una dosis exacta para disminuir este problema. ROBERSON (1999) concluyó que dosis entre 23 µg/kg y 250 µg/kg de 25-OH-D3 en pollos de 17 días de edad no son suficientes para prevenir la incidencia de la discondroplasia tibial. Por otro lado, ZHANG et al. (1997) sostienen que el suministro de 68,9 µg/kg de 25OH-D3 en pollos de engorde de líneas de baja incidencia para discondroplasia tibial son suficientes para disminuir la presencia de la enfermedad; en el mismo sentido, RENNIE & WHITEHEAD (1996) observaron que la sustitución de colecalciferol por 75 µg/kg de 25-OH-D3 disminuye la incidencia de discondroplasia tibial y que con una dosis de 250 µg/kg de alimento, esta se elimina por completo.
Después de observar estas referencias, dio pie para plantear el objetivo de esta investigación que fue evaluar el efecto del metabolito 25-OH-D3, sobre el grado de discondroplasia tibial en pollos de engorde de 1 a 21 días de edad, criados en temperatura termoneutral y alta a una altitud de 2130 msnm.
MATERIALES Y MÉTODOS
El bioensayo se realizó en el Laboratorio de Nutrición y Sanidad Avícola de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad de Caldas. Todos los procedimientos realizados en este experimento fueron avalados mediante el Acta No. 1 de 2014 por el Comité de Ética para la Experimentación con Animales de la misma universidad.
Instalaciones y medio ambiente
Los animales se distribuyeron en dos galpones de ambiente controlado, provistos de 48 jaulas de 0,36 m2 cada una, con bebedero de niple y comedero individual tipo canal. El programa de iluminación fue continuo durante las 24 horas del día, con una intensidad lumínica de 20 lumens/m2. La humedad interna de los galpones se mantuvo en 57,5±2,5%, la ventilación y la temperatura fueron reguladas por el sistema de ambiente controlado de acuerdo a la edad de las aves (AVIAGEN, 2014). Al tomar la temperatura ambiental como un factor a evaluar, se consideraron dos condiciones: temperatura termoneutral y temperatura alta (10% por encima de la termoneutral) (Tabla 1).
Unidades experimentales
Se criaron 384 pollos machos de la línea Ross, con peso inicial promedio de 43,97±1,25 gramos, hasta el día 21 de edad. Durante este periodo, las aves recibieron agua y alimento a voluntad.
Dietas
El alimento fue balanceado de acuerdo con las recomendaciones del National Research Council (NRC, 1994) y ROSTAGNO et al. (2011), a base de maíz y torta de soya (Tabla 2), variando únicamente el nivel de vitamina 25-hidroxicholecalciferol para establecer los tratamientos con niveles de 34,5; 69 y 93,5 µg/kg de alimento.
Diseño experimental
Se realizó un diseño de bloques completamente al azar (DBCA), donde el factor de bloqueo fue el piso de la jaula, constituyendo un modelo factorial 2x3, dos temperaturas ambientales de crianza (temperatura termoneutral y temperatura alta) y tres niveles de 25-hidroxicolecalciferol (34,5; 69 y 93,5 µg/kg de alimento), cada tratamiento tuvo ocho repeticiones con ocho animales por unidad experimental.
1 Se incluyó por kilogramo de alimento: Vitamina A 11000 UI, Vitamina E 50 mg, Vitamina K 2,5 mg, Riboflavina 6,5 mg, Niacina 40 mg, Acido Pantoténico 10 mg, Piridoxina HCl 2,5 mg, Tiamina 2 mg, Vitamina B12 10 mcg, Biotina 80 mcg, Ácido fólico 1,25 mg, Zn 77 mg, Mn 75 mg, Fe 70 mg, Cu 8 mg, I 0,8 mg, Se 0,3 mg.
Al día 21 de edad de las aves se determinó el peso final (PF), la conversión alimenticia (CA) y la mortalidad (%M) en cada una de las unidades experimentales, para lo cual se pesaron semanalmente los animales de cada unidad, el alimento suministrado y las sobras del alimento, y se registró la mortalidad para hacer el respectivo ajuste de las variables anteriores. El mismo día se tomó una muestra de hueso de tibia de un ave, que represente el peso promedio de cada unidad experimental, previo aturdimiento con CO2 y sacrificio. Posteriormente, se realizó un corte diagonal en la cara medial de la cabeza de la tibia, para exponer el cartílago de crecimiento. Seguidamente, a la misma muestra se les tomó una fotografía, con una cámara digital (Samsung DV150F, con 16,2 MP y zoom óptico de 5x), montada sobre un trípode a una distancia de 20 cm. A continuación, se hizo la medición de áreas utilizando el programa ArcGIS® (versión 9,3). En el programa ArcMap se insertó la foto de cada muestra, sin importar la escala de medición, y se delimitó un área total comprendida entre la zona del cartílago articular epifisial y la zona traslúcida, correspondiendo al 100% y de esta se midió la zona traslúcida que representa la lesión de discondroplasia tibial; a la cual se asignó la calificación porcentual de acuerdo con la escala de cuantificación de discondroplasia tibial según la técnica propuesta por QUIROZ-BUCHELI & NARVÁEZ-SOLARTE en 2019 (no publicado) para determinar el porcentaje de discondroplasia tibial. Esta consiste en calcular la proporción del área total de cartílago y la zona traslúcida y calificarla según la escala de cuantificación de discondroplasia tibial (Tabla 3).
Análisis estadístico
Los resultados fueron analizados en el programa estadístico STATA 12.0 (Serial Licens 30120546473), donde las variables paramétricas, que se ajustan a una distribución normal y donde las varianzas son homogéneas, fueron sometidas a un análisis de varianza y para las que presentaron diferencia estadística significativa (p<0,05) se utilizó la prueba Tukey; y en las variables no paramétricas se utilizó la prueba Kruskal-Wallis, con un nivel de significancia de p<0,05.
RESULTADOS
En pollos de engorde de 1 a 21 días de edad, al comparar el porcentaje de discondroplasia tibial no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre las medias de tratamientos (p>0,05) (Tabla 4); sin embargo, la respuesta biológica mostró la tendencia de disminución de esta enfermedad en los animales que recibieron la dosis de 93,5 µg/kg de 25-hidroxicolecalciferol en el alimento, reflejándose en un menor porcentaje de discondroplasia equivalente a 27,07% (Tabla 3).
El peso final de los pollos alimentados durante los 21 días con dietas que contenían 93,5 µg/kg de 25-hidroxicolecalciferol mostraron mayor crecimiento (p<0,05) que aquellos que recibieron los niveles de 34,5 y 69 µg/kg, con una diferencia entre medias de tratamientos de 42,2 y 45,6 gramos, respectivamente (Tabla 4). En el análisis estadístico no se observó interacción significativa (p>0,05) entre los factores dosis de vitamina D y temperatura del galpón, para la variable conversión alimenticia. La conversión alimenticia fue mejor (p<0,01) en los pollos criados bajo temperatura de estrés calórico con un valor de 1,43 al ser comparada con la de aquellos criados bajo temperatura termoneutral que fue de 1,5. Al desdoblar la suma de cuadrados de tratamientos dentro del factor temperatura, no se observaron diferencias estadísticas significativas entre las medias de tratamientos en ninguna de las variables evaluadas.
DISCUSIÓN
Los resultados de este estudio demuestran que la adición de 34,5; 69 y 93,5 µg de 25OH-D3 por kg de alimento, como única fuente de vitamina D a las dietas de iniciación para pollos de engorde fueron suficientes para obtener un grado bajo de discondroplasia tibial, con tendencia a disminuir el grado de la enfermedad cuando se incluye en la dieta la dosis de 93,5 µg de 25-OH-D3/kg. Este resultado es consistente con estudios previos realizados en pollos de engorde criados en jaulas, los cuales describen que dosis de 0 a 250 µg/kg de 25-OH-D3 en pollos de 17 días de edad no fueron suficientes para prevenir totalmente la discondroplasia tibial (ROBERSON, 1999). RENNIE & WHITERHEAD (1996) observaron disminución de la incidencia y severidad de discondroplasia tibial en pollos de 21 días cuando suministraron 250 µg/kg de 25OH-D3 en la dieta y no así cuando suministraron 75 µg/kg. Al evaluar el efecto de la dosis de vitamina D sobre la incidencia de discondroplasia tibial comparando líneas de baja y alta incidencia de esta enfermedad, MITCHELL et al. (1997), y ZHANG et al. (1997), observaron que con niveles de 68,9 µg/kg de 25-OH-D3 y 5 µg/kg, respectivamente, los pollos de engorde de las líneas genéticas de baja incidencia para discondroplasia tibial disminuyeron la enfermedad, pero no así las líneas de pollos de alta incidencia. En este sentido, LEDWABA & ROBERSON (2003), observaron que en raciones con niveles de calcio inferiores a 0,85% mejora la respuesta de las aves a la suplementación con esta vitamina al medir la incidencia de la enfermedad.
Por otro lado, los resultados de esta investigación permiten afirmar que la adición de 93,5 µg/kg de 25-OH-D3 en la dieta del pollo de engorde de 1 a 21 días de edad mejora el peso final con respecto a aquellos que recibieron los niveles de 34,5 y 69 µg de 25-OH-D/kg. Resultado acorde con lo observado por RAMA-RAO et al. (2007), al alimentar pollos de engorde con niveles superiores a 30 µg de 25-OH-D3/kg de alimento, WHITEHEAD et al. (2004), en los pollos que consumieron 125 µg de 25OH-D3/kg de alimento, MCNAUGHTON et al. (1977), en aves de 21 días de edad alimentados con raciones que contenían 132 UI de 25-OH-D3/kg y, finalmente, con lo observado por RENNIE & WHITERHEAD (1996), quienes evaluaron la dosis de 75 µg de 25-OH-D3/kg de alimento.
Al medir la eficiencia de utilización del alimento con la conversión alimenticia, los resultados muestran que no hay efecto del nivel de suplementación de 25-OH-D3sobre esta variable; similar a los resultados obtenidos por MITCHELL et al. (1997), RENNIE & WHITERHEAD (1996) y ROBERSON (1999).
Finalmente, se puede afirmar que la suplementación de la ración con 93,5 µg/kg de 25-(OH)-D3como única fuente de vitamina D aumenta el peso del pollo de engorde, con respecto a las demás dosis evaluadas. Sin embargo, al evaluar el grado de discondroplasia tibial en los pollos que recibieron 34,5; 69 y 93,5 µg de 25-OH-D3 por kg de alimento, como única fuente de vitamina D todos generaron un grado bajo de la enfermedad, independientemente del factor temperatura; efecto debido a que este metabolito desempeña un papel importante en la absorción del calcio en el intestino y en la utilización y fijación de este mineral para el crecimiento y mineralización ósea (COTO et al., 2008; FRITTS & WALDROUP, 2003; MCNAUGHTON et al., 1977; YARGER et al., 1995a; YARGER et al., 1995b).
CONCLUSIONES
Con base en los resultados obtenidos en las condiciones del experimento, la adición de 25-(OH)-colecalciferol a una dosis de 93,5 µg/kg mejoró la respuesta productiva, sin embargo, no hubo diferencia en el grado de discondroplasia cuando las aves consumieron niveles de 25-hidroxicolecalciferol entre 34,5 y 93,5 µg/kg de alimento en pollos de engorde de 1 a 21 días, tanto bajo condiciones de temperatura ambiental termoneutral así como en temperatura alta.