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Revista Colombiana de Obstetricia y Ginecología
Print version ISSN 0034-7434On-line version ISSN 2463-0225
Rev Colomb Obstet Ginecol vol.53 no.1 Bogotá Jan./Mar. 2002
"Aporía: razonamiento que presenta dificultades lógicas no superables", nos dice el diccionario. Pues bien, algo así como una sinsalida, para entenderlo mejor. Es a una sinsalida, a una situación de absurdo _absurdo por demás particularmentre aterrador_ a lo que conduce la instrumentalización del ser humano. Son de gran envergadura las consecuencias de dicha instrumentalización. Cuando por diversas vías, la condición del ser humano se reduce a la de un "objeto" sobre el cual se pretende tener dominio, se despoja de su dignidad intrínseca y ocurren entonces todas las fatales consecuencias de deshumanización que confirmamos iterativamente con cualquier noticiero de actualidad. Quizá sea uno de los niveles más profundos de barbarie, aquel en el cual las sociedades han permitido legalmente la instrumentalización y la degradación de algunos de sus miembros, olvidando el conocido imperativo kantiano: el hombre es fin en sí mismo, nunca medio. No es otro el problema de la degradación de la existencia de quien ha sido privado brutalmente de la libertad, por medio de la intimidación o de la fuerza física, como ocurre en el secuestro.
No obstante, el uso de la tecnología médica y de los conocimientos en manipulación embrionaria también nos ofrece múltiples ejemplos de lo que acontece en este proceso de degradación de lo humano: no se trata sólo de las recientemente debatidas consecuencias de la clonación de humanos, se trata, aunque ahora llame menos la atención, de las mortales consecuencias de técnicas que están de moda en el mundo, desde años atrás.
En las tecnologías de reproducción asistida (fertilización in vitro y transferencia de embriones, FIVET) opera una dinámica intrínseca de dominio y de muerte selectiva. Son conocidos los problemas planteados por los embriones "sobrantes", una de las realidades de estos procesos, de las cuales -muy comprensiblemente- los difusores, tecnócratas e inversionistas involucrados en ella, menos hablan. Se entiende que se refieran poco a ello, pues están, ellos y sus clientes, ante una verdadera "aporía", un problema sin salida: no debemos dejar en el olvido que en el Reino Unido, en 1996, fueron "descartados" 3.000 embriones humanos, debido al cumplimiento de los términos prescritos por un mandato legal que impedía su mantenimiento por mayores períodos de tiempo en condiciones de criopreservación...
En diversos centros del mundo, dedicados a la industria de la FIVET, se ha intentado evaluar el efecto de estos procesos de decisión sobre los embriones "sobrantes" en las parejas involucradas. Por ejemplo, en un estudio sueco reciente (Acta Obstet Gynecol Scand 2001; 80:849-855), se le presenta a los padres dos opciones ante los embriones "sobrantes" de la fertilización in vitro: usarlos o desecharlos. No se menciona en dicho documento científico que los padres no son propietarios de sus hijos. Tampoco se aclara la mentalidad materialista y cientificista en la cual se enmarcan sus conceptos. Se introduce la sutileza de diferenciar entre "desechar" y "usar", como si con la primera acción no se optase también por una salida utilitarista: desechar es enviar a la basura aquello que no se halla útil. En este caso, destinar a la muerte, de modo deliberado, voluntario, sabiendo qué es lo que se hace, a unos embriones humanos. El uso que se da a lo que se desprecia.
Consecuencias de la negación de Dios, único Creador. Al ser negada esta Suprema Realidad, una nueva realidad hace presencia, la de quien imagina ser superhombre y se dedica (invocando diversos pretextos, en este caso el progreso tecno-científico) a la eliminación de quienes autocráticamente han sido calificados como si fuesen subhombres o infrahombres, los embriones "sobrantes".
No es esto otras cosa que la aparición, contundente, aterradora y escondida tras los velos del dominio tecnológico, de una realidad dura, oportunamente denunciada ante todo aquel que quiera escucharla: son los campanazos atronadores de la contra-cultura de la muerte que se anuncia.
Los medios de comunicación se refieren a ello, de modo más o menos "light". Se espera a que pasen las tormentas de unas semanas posteriores a los anuncios de cada nuevo "avance", pero no se llama la atención sobre lo que en verdad acontece desde tiempo atrás: la aporía de la instrumentalización del ser humano. Otra expresión de terrorismo, una más, entre tantas.