INTRODUCCIÓN
La infección del tracto urinario (ITU) se define como la presencia y multiplicación de microorganismos en la vía urinaria con invasión de los tejidos y, generalmente, cursa con la presencia de bacterias en orina 1. En Estados Unidos, las ITU son responsables de más de 7 millones de visitas médicas al año, incluidas más de 2 millones de visitas por cistitis. Asimismo, los costos directos e indirectos asociados a las ITU extrahospitalarias superan los 1.600 millones de dólares y un 15 % de todos los antibióticos de prescripción comunitaria por ITU supera los 1.000 millones de dólares 2.
Durante la gestación, los cambios fisiológicos del tracto urinario, como la variación del pH y el influjo de la progesterona, que disminuye el tono del músculo liso uretral y el estasis del tracto genitourinario, aumentan el desarrollo de ITU, siendo la segunda patología médica más frecuente, con una incidencia estimada entre 5-10 % 1,3. Las formas clínicas de presentación de ITU en el embarazo son: bacteriuria asintomática, cistitis y pielonefritis 4.
La bacteriuria asintomática (BA) se ha definido como la existencia de bacterias en el tracto urinario en un recuento igual o superior a 100.000 unidades formadoras de colonias (UFC) por mililitro (≥ 105 UFC / mL), de un único uropatógeno aislado en orina recogida por micción espontánea, en una muestra de orina correctamente recogida en ausencia de síntomas clínicos. Su incidencia es del 2-1 %, siendo más frecuente en multíparas, mujeres con nivel socioeconómico bajo, infección urinaria previa, diabetes y otras enfermedades 5. La bacteriuria asintomática tiene el potencial de evolucionar a pielonefritis en la gestante por los cambios anatómicos antes descritos.
La cistitis es una infección del tracto urinario bajo que cursa con disuria, polaquiuria y tenesmo vesical; aparte de los síntomas miccionales puede acompañarse de dolor suprapúbico, orina maloliente y, en ocasiones, hematuria; tiene una incidencia del 1,5 % 1,6.
La pielonefritis es un cuadro infeccioso, que afecta la pelvis y el parénquima renal; se manifiesta como un síndrome miccional que se acompaña de fiebre alta, escalofríos, taquicardia y vómitos. En la exploración física se destaca la existencia de dolor en las fosas renales (que aumenta con el puño percusión) y la hiperestesia abdominal 4, su incidencia se estima entre 1-2 % 1. Su importancia radica en que se asocia a un aumento de parto pretérmino, aumento del riesgo de infección fetal y de las membranas amnióticas, y procesos infecciosos maternos con compromisos metabólicos sistémicos: sepsis, shock séptico, afectación hepática y pulmonar 7,8.
La ITU en el embarazo es causada por bacterias provenientes de la zona perineal, las más frecuentemente involucradas son: Escherichia coli en un 75 al 90 %, seguida por Klebsiella pneumoniae, Proteus mirabilis, Enterobacter spp, Citrobacter spp, Serratia spp y Pseudomonas spp. Los Gram positivos se aíslan entre un 10 y 15 % con predominio de Streptococcus del grupo B (EGB), Staphylococcus saprophyticus y enterococos 1,3-5,9,10.
La bacteriuria por EGB en el embarazo es un marcador de alta colonización vaginal, asociada en la madre con corioamnionitis y endometritis en el posparto, y en el neonato con un incremento en el riesgo de infección de aparición temprana (sepsis, neumonía, meningitis). En consecuencia, su presencia exige profilaxis antibiótica intraparto.
Igualmente, se ha señalado su asociación con parto prematuro, rotura pretérmino de membranas, bajo peso al nacer y muerte intraútero, datos que a la fecha no son concluyentes 11-13. De allí la importancia de incluir en el tamizaje de ITU en las embarazadas técnicas microbiológicas que permitan la detección de este microorganismo.
Consecuentemente con el comportamiento epidemiológico de las ITU, en Colombia el Ministerio de Salud establece en la Guía de Práctica Clínica para la Prevención y Detección Temprana de las Alteraciones en el Embarazo Parto o Puerperio, el tamizaje para BA, a través de urocultivo y antibiograma en la semana 16 14. Teniendo en cuenta que el riesgo de aparición aumenta conforme lo hace el embarazo, desde el 0,8 % en la semana 12, hasta el 1,93 % al final de la gestación, la detección y el tratamiento de la BA previene la evolución a pielonefritis aguda, la cual se presenta en un 30-35 % de los casos no tratados 15,16.
El urocultivo es la prueba de elección para el diagnóstico de ITU, en un número de ≥ 105 UFC/mL de colonias o más de un único germen; sin embargo, otros autores consideran que cifras inferiores deben valorarse como significativas para mejorar la detección temprana de infecciones urinarias 16-21.
En cuanto al tratamiento de elección para las ITU no complicadas en embarazadas, el panel de expertos de la Asociación Colombiana de Infectología recomienda que debe ser de acuerdo con la sensibilidad señalada por el antibiograma en el urocultivo, la epidemiología local, además de la seguridad en la gestación y eficacia clínica demostradas del medicamento. Para el tratamiento se dispone de varias guías de manejo que consideran diferentes alternativas en cuanto a tipo de antimicrobiano, duración del tratamiento y estadio de la infección 4,7,12.
Con base en estas recomendaciones de la medicina basada en la evidencia, y las altas tasas de resistencia de los uropatógenos a los antibióticos más comúnmente utilizados, se hace necesario caracterizar a nivel local los agentes etiológicos que se aíslan con mayor frecuencia en mujeres embarazadas, y determinar su perfil de susceptibilidad a los antibióticos que se prescriben en la práctica clínica, con el propósito de guiar al clínico en la elección empírica más apropiada del tratamiento antibiótico, en tanto llega el reporte microbiológico 11,15-20.
Teniendo en cuenta que el riesgo de ITU se incrementa conforme lo hace el embarazo, y que el aislamiento de EGB se constituye en un riesgo de complicaciones para la madre y el neonato, el grupo de investigación estableció como objetivo caracterizar los uropatógenos responsables de bacteriuria asintomática y sus perfiles de susceptibilidad en gestantes a fin de contar con información actual que guíe al clínico en la elección del tratamiento empírico en la población de gestantes afiliada a una aseguradora del régimen subsidiado por el Estado en la región.
MATERIALES Y MÉTODOS
Estudio de corte transversal, descriptivo, en el que se incluyeron pacientes embarazadas entre 35 y 37 semanas, con aparente curso normal de la gestación, residentes en el departamento del Atlántico ubicado en el norte de Colombia, en la región Caribe. Se excluyeron pacientes con sangrado genital al momento del examen, tratamiento con antibiótico en los 8 días previos o con discapacidad mental.
El estudio se llevó a cabo durante el periodo de octubre de 2014 a mayo de 2015, en gestantes del programa de control prenatal "Ser-madre-hijo" de una entidad prestadora de salud (EPS), atendidas en una institución prestadora de salud (IPS) de primer nivel. Se realizó muestreo consecutivo.
Los investigadores, previa socialización con las participantes, seleccionaron durante la consulta de control prenatal a las gestantes que cumplieron con los criterios de selección. Se les aplicó un instrumento de recolección de datos previamente diseñado en Excel, que incluía variables sociodemográficas y factores de riesgo ya conocidos 5,10,16. La captación de la información fue realizada por el ginecólogo miembro del equipo de investigación: la toma de la muestra fue realizada por una auxiliar de enfermería, quien hizo el lavado de genitales para la recolección de la muestra de orina. La técnica de recolección fue la de chorro medio, las muestras fueron recolectadas en tubos de transporte con conservantes, que evitaban el sobrecrecimiento bacteriano, y enviadas al laboratorio en contenedores refrigerados. El procesamiento del urocultivo fue realizado por el microbiólogo e incluyó valoración de la calidad de la muestra tomando como criterio ausencia de células escamosas vaginales, para considerar que fuera apta para su procesamiento 21.
Para la técnica del cultivo cuantitativo se utilizó siembra con asa calibrada en medio cromogénico; los criterios microbiológicos considerados para una bacteriuria significativa fueron: presencia en el Gram sin centrifugar de un morfotipo bacteriano y recuentos ≥ a 105 UFC / mL de un solo germen 22-23. Para la identificación y determinación del perfil de sensibilidad y resistencia de las bacterias aisladas se utilizó el sistema automatizado Phoenix® BD. La interpretación de la concentración inhibitoria mínima (CIM) se realizó según las recomendaciones establecidas por el Clinical and Laboratory Standards Institute (CLSI) 24,25 (figura 1).
Se midieron las siguientes variables: edad, edad de inicio de vida sexual y obstétrica, número de compañeros sexuales, estado civil, lugar de procedencia, escolaridad, antecedentes de ITU, bacteriuria asintomática y susceptibilidad antimicrobiana.
Análisis estadístico. Para el análisis de las variables de interés se utilizó el programa estadístico Statgraphics versión 16. Las variables cuantitativas se expresaron como media y desviación estándar. Las variables cualitativas incluidas en el estudio se expresaron como proporciones y se calcularon los intervalos de confianza al 95 %. Se presenta la prevalencia de periodo.
Aspectos éticos. El estudio fue aprobado por el Comité Institucional de ética de la Universidad Metropolitana de Barranquilla; se preservaron los principios de confidencialidad y privacidad para todas las pacientes incluidas en la investigación.
RESULTADOS
Durante el periodo de observación se seleccionaron 300 pacientes potencialmente candidatas a formar parte del estudio, de las cuales 260 cumplieron con los criterios de inclusión; de estas, 226 gestantes otorgaron su consentimiento para la participación en el estudio.
De las 226 gestantes que participaron en el estudio, 190 (84%) tenían una edad promedio de 24,3 años (± 6,4 DS). El mayor número de participantes residía en la ciudad de Barranquilla (53 %) y Soledad (20 %). En cuanto a la escolaridad, el 75,2 % había completado su secundaria, el 14,2 % tenía un nivel superior de escolaridad y el 10,6 % había cursado solo la primaria. El 8,4 % inició la vida sexual entre 10 y 14 años, el 77,4 % entre 15 y 19 y el 14,2 % después de los 19 años. La edad promedio de la madre al tener su primer hijo fue de 20 años, el 63 % antes de los 21 años, 31 % entre 21 y 30 años y 6 % mayores de 32. La edad máxima del primer hijo fue de 38 años y la mínima de 13 años; el 48 % tuvo más de un compañero sexual.
Se encontró BA en 24 gestantes, para una prevalencia del 10,6 %. El uropatógeno más frecuentemente aislado fue la E. coli en un 25 % de los casos, seguida por Enterococcus faecalis en un 20,8 %. En menor proporción se aislaron otras enterobacterias como: C. koseri, E. cloacae, E. aerogenes, K. pneumoniae y P. mirabilis. Con relación a las bacterias Gram positivas, se aislaron en menor frecuencia S. saprophyticus, S. epidermidis, S. constellatus, S. agalactiae, E. faecium y S. haemolyticus (tabla 1).
Con relación a la sensibilidad y resistencia a los antibióticos de elección para el tratamiento de las ITU en las embarazadas, las bacterias aisladas con mayor frecuencia, E. coli y E. faecalis, expresaron una resistencia a la ampicilina de 33,3 y 20 % respectivamente; el resto de enterobacterias identificadas tiene una resistencia natural a dicho antibiótico. Con respecto a la nitrofurantoína, la resistencia de la E.coli y el E. faecalis fue del 16,6 y 20 % respectivamente, el resto de las enterobacterias aisladas expresó sensibilidad a este antibiótico, excepto P. mirabilis, el cual expresa resistencia natural a la nitrofurantoína. La resistencia al SXT para E. coli fue del 66,6 % (tabla 2).
DISCUSIÓN
Nuestro estudio muestra que la prevalencia de bacteriuria asintomática en nuestra poblacion de gestantes fue del 10,6 %. El uropatógeno más frecuentemente aislado fue la E. coli en un 25 % de los casos, seguido por E. faecalis en un 20,8 %. Nuestros hallazgos son similares a lo informado en otros estudios 3,10,26-29.
Con relación a la resistencia de la E. coli a la ampicilina (33,3 %), otros estudios, reportaron una resistencia que osciló entre un 20 y 42 % 10,26-28. Orrego y Casas, en Colombia, reportaron una resistencia del 61 y 58 % respectivamente 3,29. A su vez, la resistencia del E. faecalis del 20 % es similar a los hallazgos de Orrego, evidenciando que este antibiótico es una alternativa cuando se aísla este agente.
El hallazgo de uropatógenos como Enterobacter spp, Citrobacter spp y Klebsiella spp encienden las alertas con respecto al tratamiento empírico, debido a que estos microorganismos expresan resistencias de tipo natural a las aminopenicilinas, caso similar ocurre para P. mirabilis y nitrofurantoína, antibióticos utilizados como primera elección en los esquemas de tratamiento 4,7,9,12.
El comportamiento de la E. coli y el E. faecalis frente a la nitrofurantoína, con una resistencia del 16,6 y 20 % respectivamente, concuerdan con lo sugerido por otros autores, que la consideran como una muy buena alternativa de tratamiento 3,30.
La resistencia de la E. coli para trimetoprim sulfametoxazol (STX) del 66 % es similar a otros países de Sudamérica (entre el 25 y 68 %), lo que sugiere adoptar la recomendación de no prescribirlo cuando la resistencia supera el 20 % 3,7,10,27.
La debilidad de este estudio es la selección por conveniencia de la muestra; la fortaleza fue la rigurosidad de las fases preanalítica, analítica y posanalítica en el procesamiento del urocultivo, garantía en la interpretación de la prueba.
CONCLUSIONES
E. coli y E. faecalis fueron los gérmenes más comúnmente aislados en el grupo de estudio, expresando una resistencia a la ampicilina de 33,3 y 20 % respectivamente; el resto de enterobacterias identificadas presenta una resistencia natural a dicho antibiótico, lo que limita el tratamiento empírico y condiciona a un alto riesgo de falla terapéutica, sugiriendo la realización de urocultivo y antibiograma.
De igual manera, la resistencia superior al 20 % de la E. coli al SXT limita su uso terapéutico. La nitrofurantoína sigue siendo una buena opción para el tratamiento ya que la resistencia de la E. coli y el E. faecalis no superó el 20 %.