INTRODUCCIÓN
El COVID-19 es una enfermedad infecciosa de alta transmisibilidad y un problema de salud pública mundial. Fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una emergencia de salud pública internacional el 30 de enero de 2020 y como pandemia el 11 de marzo de 2020 1. Las autoridades de salud a nivel internacional y de los gobiernos locales tomaron múltiples medidas para controlar la pandemia, tales como ordenar cuarentena, apoyo económico a los grupos vulnerables, cierre de viajes internacionales, uso de mascarillas para evitar la propagación del virus, entre otras 2,3.
Se ha descrito que la imposición de la cuarentena para el control de las pandemias tiene importantes cambios en la en la salud mental de la población 4, con especial impacto en los grupos de población más vulnerable, no tanto por un incremento en la frecuencia de las alteraciones mentales sino por tener menos acceso a los servicios de salud requeridos 5. Las mujeres gestantes constituyen un grupo con mayor vulnerabilidad para enfermar tanto física como psicológicamente 6, lo cual puede deberse a los cambios fisiológicos que se dan en la gestación y a una mayor sensibilidad a emociones durante este periodo 7, como ejemplo se tiene la depresión perinatal; es uno de los problemas más comunes de morbilidad materna, con una prevalencia de 12 % y aun mayor en países de bajos y medianos ingresos (25 %) 8,9.
Varios estudios realizados en gestantes durante la pandemia de COVID-19 han mostrado un incremento en los niveles percibidos de estrés, alteraciones en el patrón del sueño, disminución en la calidad de vida y aumento en la frecuencia de depresión y ansiedad 10-12. Estas alteraciones estarían explicadas por preocupaciones por la salud materna y la del feto, problemas económicos, las nuevas formas de atención en salud (telemedicina), la limitación en el acceso a los servicios de atención prenatal y posnatal, y los servicios de salud mental, que pueden generar angustia y aumentar el nivel de estrés y el riesgo de presentar enfermedad mental. Estudios realizados en Suecia y China durante la pandemia por COVID-19 en población gestante informan que las preocupaciones pueden superar la capacidad de adaptación de las gestantes; lo cual, a su vez, conduce a un aumento en la incidencia de ansiedad y depresión perinatal 13,14.
Es poca la información sobre el impacto de la pandemia en la salud mental de mujeres gestantes en Colombia y en la región. Por lo tanto, el objetivo de este estudio es hacer una aproximación a la magnitud del problema de la salud mental en mujeres gestantes en Colombia en este periodo de pandemia.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño: estudio transversal descriptivo. Se incluyeron mujeres quienes al momento de responder la encuesta se encontraban en cualquier trimestre de gestación, contaban con acceso a un medio tecnológico (celular, computador o tableta) y conectividad a internet, quienes aceptaron participar firmando así el consentimiento informado. Se excluyeron mujeres con analfabetismo literario y tecnológico, y ausencia de datos para su contacto. La población residía en el Valle de Aburrá, subregión del Departamento de Antioquia, Colombia, afiliadas a la empresa aseguradora Savia Salud del régimen subsidiado por el Estado en el Sistema de seguridad social en Colombia (Empresa Administradora de Planes de Beneficios-EAPB), que tiene la mayor proporción de afiliados en este Departamento. La encuesta fue aplicada entre noviembre de 2020 y marzo de 2021. El tamaño de muestra se calculó en 323 gestantes con una frecuencia del desenlace esperada de 30 %, una precisión del 5 % y una confianza del 95 %. La frecuencia esperada de depresión perinatal fue resultado de un consenso del grupo investigador, teniendo en cuenta que en países de bajos y medianos ingresos la prevalencia es mayor y que la población de estudio estaría expuesta a situaciones de mayor estrés generadas por la pandemia 15,16. Se realizó muestreo consecutivo de quienes aceptaron participar.
Procedimiento: a partir de la base de datos de las mujeres gestantes asistentes al control prenatal y sus datos de contacto que la EAPB entregó a los investigadores, bajo los principios de confidencialidad, se verificaron aquellas que cumplían con los criterios de inclusión-exclusión. Estas fueron invitadas a participar a través de una comunicación enviada por vía electrónica, por este canal se dio aceptación de participación y la firma del consentimiento informado. A las participantes seleccionadas se les aplicó una encuesta de manera virtual mediante el navegador web de Google.
La encuesta diseñada constaba de preguntas para la caracterización sociodemográfica, antecedentes clínicos de salud mental, conocimientos de COVID-19 y embarazo, identificación de prácticas protectoras y de autocuidado. También fueron evaluadas las preocupaciones de las participantes con relación a la pandemia aplicando una escala de calificación de Likert, donde 1 corresponde a no estar preocupada y 5 a estar extremadamente preocupada. Además, se aplicó la Escala de Depresión Postnatal de Edimburgo (EPDS), que es la herramienta de tamización de depresión más utilizada en la atención perinatal y que está diseñada para ser autoaplicada 17,18. Esta herramienta ya había sido validada en Colombia en una población en la ciudad de Cartagena. El estudio de validación tuvo limitaciones por el tamaño de la muestra y porque fue aplicada a un sector de la población 19. En América Latina ha sido validada la escala de Edimburgo al español en Perú, entre otros países 20 y Chile 21, y se utilizó como punto de corte para riesgo de depresión el puntaje de 12 según la validación hecha en ese país.
Previo a la aplicación de la encuesta en las gestantes, se realizó una prueba piloto donde participaron más de 90 mujeres que asistían a la consulta psiquiátrica en la Clínica de la Mujer, en Bogotá; se evidenció que la encuesta fue clara, se agregaron otras variables y se hicieron ajustes en algunas preguntas que lo requerían. Se dio la opción de asesoría telefónica y de consultar en su Institución Prestadora de Servicios de Salud (IPS) asignada, en caso de que lo requirieran. Antes de iniciar cada sección de la encuesta se dieron explicaciones del diligenciamiento de la misma y se dispuso del apoyo de auxiliares administrativos para soporte. La información fue almacenada en Google Drive en una cuenta con protección institucional y posteriormente fue exportada a Microsoft Excel.
Variables a medir. Sociodemográficas: edad, región de residencia, escolaridad, ocupación, estado civil, régimen de afiliación al sistema de salud, número de hijos a su cargo. Antecedentes clínicos: trimestre de gestación, antecedente de enfermedad mental y tratamiento requerido, información sobre COVID-19 y embarazo, quién dio la información. Identificación de actividades de autocuidado, apoyo a la gestante y antecedente de violencia en el hogar durante la pandemia (física, verbal, sexual, psicológica). Preocupaciones respecto al control prenatal, el parto y el bienestar y salud del neonato: en el componente de la EPDS se consideraron con riesgo de depresión las gestantes que alcanzaron un puntaje igual o mayor a 12, y sin riesgo de depresión quienes estaban por debajo de este puntaje.
Análisis estadístico: la información se exportó a una base de datos de Office-Excel y posteriormente al programa Jamovi versión 1.2.27.0 para el análisis estadístico. Se realizó análisis descriptivo de las variables cuantitativas por medio de medidas de tendencia central y dispersión, y las cualitativas por medio de frecuencias absolutas y relativas con su respectivo intervalo de confianza del 95 %; se presentan en tablas y gráficos.
Aspectos éticos: se garantizó la confidencialidad de la información y la privacidad de las participantes. El estudio fue aprobado por el comité de Bioética del Instituto de Investigaciones Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. Se solicitó la firma del consentimiento informado para la participación formal de las gestantes.
RESULTADOS
Se contó con una base de datos de 5.000 gestantes, de ellas 1.500 cumplieron los criterios de inclusión-exclusión; todas se invitaron a participar, de estas aceptaron finalmente 345 mujeres que continuaban en gestación y que respondieron de manera voluntaria la encuesta. Para el análisis de la información se tuvieron en cuenta las respuestas de las 345 encuestas respondidas (Figura 1).
En cuanto a las características sociodemográficas de las participantes, la edad media fue 25 años (rango: 15 a 44 años) el 15 % de las gestantes que participaron tenían entre 15 y 19 años, el 33,6 % de las mujeres no tenían pareja (n=116). Respecto a los antecedentes clínicos, el 51,9 % (n=179) de las gestantes cursaban su primera gestación, el 9 % estaba en el primer trimestre de embarazo, el 18 % informaba que había tenido depresión o ansiedad durante su vida (Tabla 1).
Fuente: elaboración propia a partir de los datos recopilados en esta investigación.
Respecto a los conocimientos y prácticas acerca de la pandemia por COVID-19, el 87 % de las gestantes informó haber tomado medidas para prevenir el contagio, tales como la higiene de manos, uso del tapabocas y procurar el distanciamiento social; así mismo, informaron haber considerado medidas de bienestar como hacer ejercicio físico, buscar ayuda espiritual, meditación, manualidades, entre otras. El 7,2 % recibió atención por psicología o psiquiatría. Un 33,9 % de las participantes afirma no haber recibido información acerca del COVID-19 y embarazo, el 8,4 % percibía no tener red de apoyo y el 4.9 % haber sido víctima de violencia en el hogar durante la pandemia.
Respecto a la prevalencia del riesgo de depresión en la población a estudio, fue del 30,4 %. El 8,4 % de las mujeres tuvieron una respuesta afirmativa en el ítem de haber pensado en hacerse daño en los últimos 7 días.
Se halló que las preocupaciones más frecuentes fueron las relacionadas con la salud y bienestar del neonato, los problemas económicos, la atención del parto y, por último, los problemas de desplazamiento para los controles (Figura 2).
Algunas madres fueron separadas de sus hijos una vez se producía el nacimiento debido a la falta de guías de manejo y el desconocimiento respecto al comportamiento del virus. Otra preocupación altamente prevalente fue el temor al contagio del bebé. Las madres estaban más preocupadas por el posible contagio de sus hijos que el de ellas mismas (75,9 % vs 36,9 %, respectivamente).
DISCUSIÓN
Los hallazgos de este estudio indican que el 30,4 % de las participantes presentó riesgo de depresión. Por otra parte, se identifica una importante percepción de haber tenido ansiedad y depresión en algún momento previo a la gestación (18 %), alta frecuencia de medidas de autocuidado (87 %), falta de apoyo social (8 %) y violencia intrafamiliar 94,7 %) e importante preocupación por el bienestar y la salud del neonato en el marco de la pandemia.
Los resultados de esta indagación acerca de la percepción de depresión por medio de encuesta en línea es similar a la informada en 293 mujeres gestantes postparto en México, mayores de 18 años, a quienes se aplicó la escala de depresión postparto de Edimburgo con una prevalencia de síntomas del 39 % (IC 95 %: 32-43 %) 22.
En Colombia se informó un estudio multicéntrico que incluyó 946 mujeres gestantes en 6 ciudades, a quienes se les realizó una entrevista vía web entre abril y mayo de 2020 con el fin de conocer síntomas de depresión y ansiedad. No mencionan el instrumento que utilizaron; sin embargo, informan una prevalencia de síntomas del 25,4 % 23. Por otra parte, en Irán se realizó una encuesta en línea aplicada a 205 mujeres gestantes, se utilizó la escala de depresión, ansiedad y estrés (DASS-21), allí se informa una prevalencia de síntomas de depresión en el 32 % de la población entrevistada 24. En los países desarrollados se informa una frecuencia similar, en Canadá, por ejemplo, se encuestaron en línea a 1987 participantes, se aplicó la escala de Edimburgo con una prevalencia de síntomas del 37 % 25. Sin embargo, en una revisión rápida de la literatura, Ahmad et al. incluyen 17 estudios que utilizaron diferentes escalas para evaluar el riesgo de depresión; se informa una prevalencia de síntomas del 56 % para Turquía, y 58 % en España 26.
Respecto a los factores generadores de estrés, los hallazgos de este estudio son similares a los informados por Leben en Canadá, en cuanto a que la preocupación por las amenazas que representa el COVID-19 para la salud del neonato, el no recibir el control prenatal adecuado y el aislamiento social se asociaron a una mayor frecuencia de depresión y ansiedad 25. Así mismo, Basu et al. en un estudio transnacional llevado a cabo en 6.894 participantes de 18 a 46 años en 64 países 27 entre mayo y junio del 2020, identificaron que las preocupaciones relacionadas con el embarazo y el parto, el riesgo de que el bebé contrajera COVID-19 y la falta de apoyo social se asoció a altos niveles de ansiedad y depresión. Estos autores informan que el 93 % de las pacientes siguieron las recomendaciones de lavado de manos, y 85 % el uso de máscaras para la prevención de trasmisión de la infección; no obstante, estas actitudes no modificaron los niveles de ansiedad o depresión. Las preocupaciones económicas también fueron fuente de estrés. Moyer, en una muestra de 2.747 mujeres gestantes entrevistadas en línea informa que el 63 % tenía temor de perder el trabajo o quedarse sin ingresos, el otro 37 % informó estrés por un incremento en el número de conflictos en la familia 28. Respecto a la violencia intrafamiliar, los datos de este estudio son similares a los informados por Teshome et al. en Etiopia, quien realizó un estudio de 464 mujeres gestantes; los autores informan que hasta el 7 % de las participantes fueron víctimas de violencia de pareja íntima 29. Por otra parte, Kotlar et al. en una revisión de alcance sobre el impacto de la pandemia en la salud materna e infantil, informan que aunque no hay datos con representatividad epidemiológica del incremento de la violencia doméstica en las gestantes, sí hay informes de incremento en el número de llamadas a líneas de atención de emergencias, informes de policía, así como también estudios en población no representativa de la población, tanto en países de altos, medios y bajos ingresos 30.
Como limitaciones de este estudio se tiene que el muestreo fue por conveniencia, lo que limita la generalización de los datos y un alto riesgo de sesgos de selección (no respondedores). No se controlaron otros factores que podrían generar estrés en el embarazo, como las patologías propias que afectan a la madre o al feto, lo que podría sobrestimar el efecto del COVID-19 como fuente de estrés. Como fortalezas se tiene el uso de la escala de Edimburgo para gestantes validada al español, lo que permite tener una aproximación estandarizada a los síntomas de depresión y el uso de los métodos digitales para hacer la encuesta, dadas las limitaciones para tener el relacionamiento persona a persona durante la pandemia.
CONCLUSIONES
Los síntomas de depresión han sido frecuentes en las mujeres gestantes durante la pandemia del COVID-19. El personal que brinda atención a mujeres gestantes durante este periodo de pandemia debe explorar los motivos de preocupación generadores de estrés de las gestantes e informar adecuadamente sobre los riesgos para ella y el neonato, así como también buscar y detectar situaciones intrafamiliares relacionadas. Se requiere hacer la evaluación de la aplicación en línea de herramientas para confirmar el diagnóstico de ansiedad y depresión, como también el efecto de intervenciones educativas y de otros métodos de reducción del estrés en la gestación.