Introducción
La salud y la calidad de vida están ligadas a la capacidad del sistema neuromuscular de generar tensión muscular y desplazar las palancas óseas, lo que permite el movimiento mecánico. El 40-50% del peso corporal total está determinado por el sistema muscular y múltiples estudios han referenciado su importancia en los procesos de evaluación diagnóstica e intervención relacionados a la enfermedad cardiaca coronaria, la hipertensión, la diabetes tipo 2, la osteoporosis, el cáncer de colon y las emociones 1-3.
Ahora bien, los humanos enfrentan un síndrome de sarcopenia que ha sido referenciado como la pérdida paulatina y generalizada de masa magra muscular esquelética y de fuerza que altera la calidad y complejidad de movimientos hasta provocar efectos adversos como la discapacidad física, la calidad de vida deficiente y el incremento de las tasas de morbimortalidad 4-5.
La sarcopenia, la baja o nula actividad contráctil y un estilo de vida nocivo para la salud generan una atrofia muscular acelerada que por lo general va acompañada de fallos, accidentes, traumas y fracturas y que resulta en limitación funcional de movimiento y uso de dispositivos para llevar a cabo las tareas simples y complejas de la rutina diaria 6-7.
Por otro lado, es fundamental recordar que los músculos son órganos responsables de la función de locomoción y, además, tienen un papel clave en la regulación de sustratos energéticos (carbohidratos, grasas y proteínas), lo que va acompañado de una fuerte actividad hormonal y proteica. Es por ello que se viene reconociendo la función autocrina, endocrina y paracrina del músculo, ya que muchas de las sustancias reguladas o producidas son producto de la contracción muscular frecuente y controlada, mediada necesariamente por el ejercicio o la actividad física 8-9.
Lo mencionado cobra valor frente a algunas estadísticas publicadas. A modo de ejemplo, datos divulgados por la Organización de la Naciones Unidas en el 2015 establecen el costo económico per cápita del sedentarismo en la carga de morbimortalidad de países desarrollados y revelan cifras que van de 4.3 billones de libras en Reino Unido a una cifra récord de 57.7 billones de libras en EE. UU. 10,11.
Por todo lo mencionado y dada la importancia del sistema neuromuscular para la salud y la calidad de vida del individuo, se ha dado un incremento en el número de estudios que incluyen este componente, que siguen un sinnúmero de modelos y variables de programación y que describen resultados dispares e invitan a un análisis y reflexión responsable que facilite su adecuada incorporación a los programas de promoción de la salud, prevención de la enfermedad y rehabilitación.
Es claro que para lograr beneficios positivos sobre la salud y la funcionalidad se hace necesario asegurar una serie de adaptaciones morfológicas y fisiológicas del sistema neuromuscular que faciliten un incremento de la masa muscular, de la coordinación intramuscular, de la activación neural, de cambios estructurales de proteínas y de adaptaciones fisiológicas a nivel de las mitocondrias, lo que se traduce en movimiento económico y eficiente 12-15. No obstante, la dificultad radica en determinar con claridad las formas, los modos y los medios más adecuados de asegurar un estímulo del músculo en diferentes etapas de maduración y desarrollo.
Por todo lo mencionado, es importante identificar los parámetros de programación de la actividad física centrados en la función neuromuscular de manera que se pueda enriquecer el diseño, el control y la implementación de estos modelos en el campo de la salud respetando la integridad de los participantes.
Tras delimitar el alcance y bajo la estrategia PICOS (por su sigla en inglés, Patiens - Intervetion - Compare - Outcome - Study desing), este estudio se plantea como pregunta de investigación ¿cuáles son los parámetros de programación del entrenamiento de fuerza muscular que generan efecto positivo sobre la funcionalidad, expresada en términos del índice de desarrollo de la fuerza, de la resistencia máxima dinámica y de la resistencia máxima isométrica en personas entre los 19 y los 79 años de edad con un estilo de vida sedentario? Por tanto, el propósito es realizar una revisión sistemática que permita identificar, clasificar y describir los aportes científicos más relevantes sobre este fenómeno, de manera que se puedan sintetizar las adaptaciones funcionales del sistema neuromuscular e identificar unos parámetros generales de programación de la actividad física centrada en la fuerza.
Materiales y métodos
La revisión sistemática se centró en aquellos estudios experimentales sobre entrenamiento de fuerza muscular que estaban orientados a la mejora de la funcionalidad y en donde se emplearon indicadores generales de adaptación como el índice de desarrollo de la fuerza, la resistencia máxima dinámica o la resistencia máxima isométrica en personas sedentarias entre los 19 y los 79 años de edad. De cara a establecer la rigurosidad metodológica de los estudios y poder realizar un análisis objetivo del contenido de dichos trabajos, el protocolo metodológico se estructuró considerando los criterios del grupo PRISMA 16, Cochrane 17 y el Scottish Intercollegiate Guidelines Network 18-19 con el fin de minimizar el sesgo de publicación y proveer una interpretación de los resultados en el contexto de la evidencia y sus implicaciones para las futuras investigaciones sobre el fenómeno.
Al respecto, Abreu et al.20 describen la estrategia PICOS y recuerdan que la pregunta clínica debe especificar las características de los participantes (Patients), de las intervenciones (Interventions), el contraste esperado (Comparison) y los tipos de desenlace (Outcomes), esto con el fin de enfocar los objetivos cualitativos y cuantitativos del estudio 20, los criterios de localización y la selección de la literatura científica circulante.
Criterios de elegibilidad
Considerando los lineamientos mencionados vigentes para el desarrollo de revisiones sistemáticas, fueron considerados los siguientes criterios de elegibilidad:
Período de publicación: se incluyeron los estudios publicados entre enero de 2009 y diciembre de 2015. Idioma: solo fueron considerados los artículos publicados en inglés. Pacientes: hombres y mujeres entre 19 y 79 años de edad; sedentarios o sin experiencia previa en entrenamiento de fuerza muscular seis meses antes del inicio de la intervención; sanos, y sin participación en estudios o hábitos de vida que pudieran generar sesgo en los resultados.
Intervención: entrenamiento de fuerza muscular con una frecuencia mínima de 2 veces por semana y una duración total de 2 a 24 semanas.
Comparación: se seleccionaron los estudios que contaron con intervención de control pasivo y con intervención de control activo que compararon la efectividad de diferentes tipos de entrenamiento de fuerza muscular entre dos o más grupos de individuos.
Tipo de estudio: ensayos clínicos controlados con una fuerza de recomendación A o B.
Resultados: los estudios fueron elegibles si evaluaban, como mínimo, el índice de desarrollo de la fuerza, la contracción máxima voluntaria o la contracción máxima isométrica. Tamaño de la muestra: de manera particular, los estudios experimentales fueron organizados de acuerdo al tamaño muestral y se consideraron para el análisis final solo aquellos con mayor sensibilidad y potencia. Al respecto, fueron analizados el apartado de metodología y el de resultados de cada estudio, considerando el tamaño muestral (número de sujetos del estudio o tamaño), los valores de probabilidad (valores p) y el nivel de significación estadística informado por cada variable de interés.
Protocolos de control diagnóstico aplicados: se realizó una jerarquización de los modelos acorde a las pruebas de control incluidas en su metodología, un aspecto que condiciona el alcance de los resultados informados.
Estrategia de búsqueda
Se seleccionaron como buscadores las palabras clave traducidas al inglés "strength training or resistance training"; "inactive or untrained or sedentary"; "1 repetition máximum or maximum voluntary contraction or isometric contraction or rate force develoment"; "adult"; "older people", y "elderly people". Durante el proceso de adquisición de la información se usaron las bases de datos ProQuest, PubMed, EBSCOhost, ScienceDirect, SciELO y Scholar.
Selección de los estudios
Una vez identificado el estudio, se procedió a depositar la información en una matriz de registro, síntesis, análisis y filtro construida de manera particular para este estudio en específico, de manera que se respetaran los criterios de elegibilidad antes establecidos. La selección de los estudios fue realizada siguiendo el siguiente proceso: a) identificación y lectura de los títulos, b) identificación de elementos metodológicos generales en los resúmenes y c) lectura y extracción de la información que alimentaba las categorías.
De los estudios seleccionados para la síntesis cualitativa se extrajeron y registraron en una tabla de datos las siguientes categorías de análisis: título del artículo, nivel de evidencia, nivel de fuerza, nivel de actividad física, protocolo de entrenamiento, variables evaluadas, duración del estudio en semanas, frecuencia semanal del ejercicio, duración de la sesión, número de series, número de repeticiones, intensidad del entrenamiento, intervalos de descanso, recuperación y resultados.
El presente estudio utilizó el programa EndNoteX4 para el tratamiento bibliográfico de la información y la valoración del escrito por parte de los investigadores, la clasificación de cada estudio acorde a lo sugerido por el grupo SIGN en seis niveles de evidencia (Tabla 1) y cuatro niveles de fuerza (Tabla 2) de las recomendaciones, así como la construcción de una matriz de análisis por categorías propuestas para obtener la información más relevante relacionada con la programación de la actividad física basada en el componente de fuerza y en el intervalo de edad propuesto.
Tabla 1 Niveles de evidencia de los estudios incluidos en la revisión sistemática.
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Fuente: Elaboración con base en 19.
Tras la aplicación de los criterios de elegibilidad establecidos para la presente revisión sistemática, se seleccionaron 49 artículos siguiendo el flujograma de selección propuesto desde los lineamientos ya citados (Figura 1).
Resultados
Características de los estudios
Las características de los artículos de acuerdo al tipo de estudio, el nivel de evidencia y el grado de recomendación se muestran en las Tablas 3 y 4. Todos los estudios se ordenaron en una matriz para la clasificación del nivel de evidencia, lo cual facilitó el análisis en dos aspectos: sobre las características metodológicas de los estudios revisados y sobre las características de prescripción del ejercicio físico centrado en la fuerza. De 1 183 publicaciones preseleccionadas, solo 49 artículos cumplieron en alto grado con los criterios de elegibilidad establecidos; en estas 49 publicaciones se analizaron 14 categorías que permitieron construir los parámetros de programación.
Tabla 3 Características de los estudios incluidos en la revisión sistemática, parte A.
![](/img/revistas/rfmun/v66n3//0120-0011-rfmun-66-03-399-gt3.jpg)
EF: ejercicio físico; Rmáx: repetición máxima; AST: área de sección transversal muscular; CMV: contracción máxima voluntaria; EMG: electromiografía; MRI: imagen de resonancia magnética; TM: técnicas musculares.
Fuente: Elaboración propia.
Tabla 4 Características de los estudios incluidos en la revisión sistemática, parte B.
![](/img/revistas/rfmun/v66n3//0120-0011-rfmun-66-03-399-gt4.jpg)
NR: no registra; Rmáx: repetición máxima; MVC: contracción máxima voluntaria.
Fuente: Elaboración propia.
Categorías de análisis del contenido
Para dar claridad sobre los principales hallazgos de la presente revisión sistemática, se presentan las categorías y respectivos resultados de la siguiente manera:
Nivel de actividad física: 29% de los estudios incluyó sujetos sedentarios, 0% moderadamente activos, 10% físicamente activos, 4% recreacionalmente activos y 72% sedentarios.
Intervención empleada: los métodos y programas de entrenamiento presentan una elevada variabilidad; sin embargo, existen factores comunes a su diseño como el uso de máquinas de gimnasio para trabajo muscular global y específico y el estudio centrado en la musculatura de miembros superiores o inferiores, de forma bilateral y unilateral, desconociendo en este último caso el efecto del entrenamiento cruzado. Solo en uno de los estudios se analizó el efecto del orden del entrenamiento y el efecto sobre la musculatura agonista/antagonista. Considerando los dos aspectos mencionados, el principal hallazgo es el uso común de un método de entrenamiento ondulatorio que orienta su trabajo al incremento progresivo de la carga y a la disminución proporcional de repeticiones, más no de las series.
Variables utilizadas para la medición de la fuerza muscular: la resistencia máxima dinámica (55% de los estudios seleccionados) y la contracción máxima voluntaria (42% de los estudios seleccionados) son las variables de mayor control de cara a medir los efectos del entrenamiento de la fuerza sobre el sistema neural y muscular.
Duración del estudio en semanas: existe un alto nivel de heterogeneidad metodológica, ya que se encontraron 19 periodos de tiempo utilizados; el de mayor repetividad fue el de 12 semanas (20% de los estudios).
Comparación: el 42% de los estudios utilizaron grupo control y el 32%, grupos de comparación para evaluar el efecto de diferentes intervenciones o suplementos nutricionales sobre el sistema neuromuscular. El 26% de los estudios no utilizó ningún tipo de control o evaluación, lo que se justificó en algunos casos por el uso del control de miembro contralateral no entrenado, pero sin tener en cuenta los efectos del entrenamiento cruzado.
Frecuencia semanal del ejercicio: a pesar de la heterogeneidad de las características del protocolo en entrenamiento, se destaca que las frecuencias de aplicación de las sesiones con mayores beneficios se encuentran entre 2 y 3 veces por semana (29-53% de los estudios analizados).
Duración de la sesión: no es posible establecer la duración promedio de una sesión de entrenamiento muscular porque en el 76% de los casos no fue reportada esta variable dentro de la descripción metodológica de los estudios.
Número de series: sin importar el protocolo de entrenamiento desarrollado en cada uno de los experimentos, se encontró como factor común el uso promedio de entre 3 y 4 series.
Número de repeticiones: en 27 de los 50 estudios se presentó fluctuación del número de repeticiones tanto en forma ascendente como descendente. En el primer caso no se presentó variación de la intensidad del entrenamiento y en el segundo se incrementó de forma gradual la intensidad del ejercicio.
Intensidad del entrenamiento: en promedio, los programas de entrenamiento estudiados utilizaron una intensidad para la ejecución de los ejercicios entre 50% y 80% de 1Rmáx, es decir cargas que van de nivel bajo (≤60%) a moderado de intensidad (60-80%).
Intervalos de descanso: el 60% de los estudios utiliza entre 1 y 3 minutos de descanso entre series.
Recuperación: en 2 de los 49 estudios revisados se hizo referencia al tiempo requerido para la recuperación muscular después del entrenamiento de fuerza; en ambos artículos se utilizó un periodo de 5 minutos como intervalo de descanso entre ejercicios.
Muestra de población utilizada: debido a que en el 96% de los estudios seleccionados no se utilizó una metodología estadística para la selección de una muestra representativa de la población, no es posible extrapolar los resultados obtenidos a una población en particular. La proporción de sujetos utilizados como muestra para los experimentos de los artículos seleccionados oscila, en su mayoría, entre 10 y 30 sujetos, es decir, el 62% del total de los estudios; solo el 2% de las investigaciones utiliza una muestra representativa de la población (>500 individuos).
Género de los sujetos de estudio: el 38% de los estudios analizados tiene como sujetos de estudio al género masculino, seguido de cerca con 32% los experimentos con muestra poblacional mixta; continúa en menor medida el estudio en mujeres con 22% y en el que no se especifica el género de los sujetos con 8%.
Riesgo de sesgo en los estudios: el 57% de los estudios utilizó un método de aleatorización para la asignación de los sujetos, bien fuera a un grupo experimental en particular o a un grupo control; solo uno de los estudios explicó el método de randomización utilizado y ninguno hizo referencia al uso o no del método de enmascaramiento u ocultación de la secuencia de aleatorización. No se hizo claridad sobre si los evaluadores se mantuvieron ciegos frente al tratamiento recibido por cada sujeto de estudio tanto en la evaluación inicial como final, esto generó que los investigadores sobreestimaran el efecto de las intervenciones hasta en un 40% 19.
Nivel de evidencia y de fuerza: en vista de que ningún artículo fue calificado con nivel de evidencia 1++ (58% fue clasificado entre los niveles de evidencia 1+ y 1- y el 42% entre los niveles 2++ y 2-) y que tan solo 24% obtuvo como resultado final un nivel de fuerza de grado A (76% fue clasificado entre los niveles de B y C), se evidencia un alto riesgo de sesgo en el proceso metodológico de los artículos seleccionados (Tablas 5 y 6).
Tabla 5 Nivel de evidencia de los estudios incluidos en la revisión sistemática.
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Fuente: Elaboración propia.
Discusión
A pesar de que el sedentarismo se constituye como el cuarto factor de riesgo cardiovascular a nivel mundial y representa el 9% de las muertes prematuras, tan solo el 29% de la muestra de los artículos seleccionados estudió el efecto del entrenamiento de fuerza sobre sujetos sedentarios. Además, se evidenció que los parámetros de evaluación para determinar si un sujeto es sedentario, no entrenado o activo recreativamente difieren entre los artículos analizados, lo que genera problemas a la hora de generalizar esos resultados.
Los estudios incluidos describen que existen efectos positivos sobre el sistema neuromuscular como resultado de un entrenamiento de fuerza, lo cual da cuenta de la adaptabilidad y plasticidad del tejido neuronal y muscular. Lo anterior permite contar con una alta gama de herramientas metodológicas al momento de plantear los objetivos de la prescripción de la actividad física; sin embargo, se debe tener precaución con la aplicación de los protocolos expuestos en cada uno de estos artículos, ya que en su mayoría no exponen cómo influye el efecto cruzado, la coordinación de intramuscular, la velocidad del movimiento y los tiempos de intervalo o descanso entre ejercicios, factores cruciales al momento de diseñar un protocolo de intervención.
Respecto a las categorías de los resultados, a continuación se discuten los hallazgos:
Duración de la sesión, intervalos de descanso y tiempo de recuperación
Llama la atención que no se considere como factor fundamental en la prescripción de ejercicio la duración de la sesión de entrenamiento, ya que esto implica dejar a la deriva el control sobre la velocidad de contracción o movimiento de un segmento corporal, así como los tiempos de descanso entre series, repeticiones y ejercicios, factores que se relacionan directamente con el tipo de fibra muscular. Los estudios que reportan el tiempo de descanso entre series o repeticiones también dejan de controlar la velocidad del movimiento corporal, así como la duración total de la sesión.
Recomendación general: seguir las normas internacionales de 150 minutos de práctica de actividad física centrada en el componente muscular para sujetos principiantes y aumentar a 250 minutos para practicantes de nivel intermedio y experto acorde a lo que se viene sugiriendo en las guías y recomendaciones internacionales 69.
Fuerza de la evidencia: 57% de los estudios soportaron la recomendación con niveles de evidencia 1+ y 1-.
Intensidad
De acuerdo a la revisión sistemática, se estableció que la mayoría de las actividades básicas cotidianas se desarrollan con un grado de fuerza submáxima, lo que significa que la intensidad del entrenamiento promedio para un programa de fortalecimiento está entre 50% y 80% de 1Rmáx; esto explicaría los niveles de intensidad seleccionados para el entrenamiento de la población sedentaria o no entrenada, ya que lo que se busca para este tipo de población es un acondicionamiento físico que permita mantener y elevar la salud y la calidad de vida. Además, se pudo establecer que el incremento de carga es progresivo, lo cual garantizó adaptaciones significativas a nivel neural y estructural.
Recomendación general: diseñar los programas de actividad física sobre intensidades entre el 50% y el 80% (moderada-alta intensidad) para favorecer la obtención de resultados positivos sobre la funcionalidad donde se resalta el mantenimiento e incremento de la masa magra muscular, el mejoramiento de los patrones de activación agonista-antagonista, el incremento de las expresiones de tensión muscular, entre otros parámetros.
Fuerza de la evidencia: 58% de estudios soportan la recomendación con niveles de evidencia entre 1+, 1- , 2++ y 2-.
Frecuencia semanal del ejercicio, número de series y repeticiones
La presente revisión sistemática evidenció que el entrenamiento de fuerza se debe realizar con una frecuencia de 2 a 3 veces por semana, distribuyendo el volumen de entrenamiento por cada ejercicio entre 3 y 4 series, cada uno con un número de repeticiones inversamente proporcionales a la intensidad utilizada; esta nunca debe ser <5 repeticiones por ejercicio y por grupo muscular.
Recomendación general: ajustar las 2-3 sesiones por semana con una suma total de las sesiones que oscile entre 150 y 250 minutos acogiendo las guías y recomendaciones internacionales 69,70.
Fuerza de la evidencia: 57% de los estudios soportan la recomendación con niveles de evidencia 1+ y 1-.
Duración de la intervención
La heterogeneidad del tiempo de duración del entrenamiento de fuerza no permitió establecer cuál es la intervención mínima para evidenciar cambios neuronales y estructurales; sin embargo, sí permitió establecer que desde la primera sesión de entrenamiento, incluso desde la familiarización, se comienzan a presentar adaptaciones neuronales y estructurales, lo que lleva a medir la efectividad del entrenamiento durante las primeras 2 a 3 semanas de intervención con herramientas de valoración no relacionadas con la evaluación de la masa muscular o el área transversal muscular.
Recomendación general: resaltar que la fuerza muscular puede incrementar de forma significativa desde la primera semana de entrenamiento y que periodos adicionales potencian dicho cambio por adaptaciones de la función neural y el área de sección transversal muscular. Considerando los estudios analizados, los beneficios podrían agruparse en inmediatos, a mediano y largo plazo; de hecho, solo una sesión de actividad física altera la síntesis proteica manteniendo sus valores elevados hasta 24 horas pos sesión 71, un fenómeno que se suma entre sesiones y el total de duración del programa para modificar positiva o significativamente la fuerza (4-6 semanas) y la masa magra muscular (12-24 semanas) 72.
Fuerza de la evidencia: 20% de los estudios soportan la recomendación general con nivel de evidencia 1+.
Género y edad de los sujetos de estudio
Se encontró que los efectos del entrenamiento de fuerza en población femenina sedentaria o no entrenada representan un vacío de conocimiento, ya que en su mayoría los estudios se concentraron en la población masculina o mixta.
Recomendación general: es necesario analizar los efectos de los programas de entrenamiento de fuerza sobre diferentes componentes de la funcionalidad por edades de maduración y desarrollo y por género y raza. De manera particular, se sugiere revisar un factor no mencionado en los estudios analizados relacionado a la adherencia por género, ya que diversos componentes motivacionales podrían explicar las diferencias de participación y compromiso por género y edad, algo que invita a evaluar aspectos aplicativos de los programas sin perder el objetivo fundamental para el cual son diseñados, pues estos están relacionados al mantenimiento y preservación de la calidad funcional.
Fuerza de la evidencia: 22% de los estudios no contaron con la participación de mujeres.
Edad de los sujetos de estudio
Los estudios que cumplieron con todos los criterios para el desarrollo de una revisión sistemática de alta calidad fueron aquellos que analizaban adultos jóvenes, quizás por el menor riesgo de lesiones osteoneuromusculares en este tipo de población sedentaria.
Recomendación general: la preservación y el mejoramiento de la función neuromuscular entre adultos jóvenes y sujetos de edad media son necesarios como mecanismos de protección temprana a fallos, accidentes, caídas, traumas y fracturas donde una de las causas está estrechamente ligada a la pérdida de fuerza y masa magra muscular. En ese sentido, es importante diferenciar aspectos propios de las variables de programación (intensidad, volumen, recuperación, velocidad de ejecución, frecuencia de práctica, entre otros) y contenidos por edad y género, nivel de actividad física, entre otras variables, a fin de proteger la salud e integridad de los participantes, así como garantizar adaptaciones positivas sobre la salud.
Análisis cualitativo de las características metodológicas
No toda la evidencia científica que estudia el efecto del entrenamiento de fuerza sobre el sistema neuromuscular tiene la robustez metodológica requerida para soportar el desarrollo de protocolos de entrenamiento orientados a la obtención de efectos positivos sobre el movimiento corporal humano; por esto, es pertinente realizar la evaluación de la calidad metodológica de los estudios experimentales que analizan dicho fenómeno de cara a evitar decisiones profesionales basadas en experimentos sesgados y con un alto grado de error.
Recomendación general: el proceso de diseño, control e implementación de programas de entrenamiento centrados en la función neuromuscular con transferencia a la funcionalidad general requiere de la incorporación de unos parámetros comunes mínimos que permitan replicar dichas prácticas y asegurar los mejores resultados. Si bien hay evidencia de base que es coherente con las guías y recomendaciones internacionales, es claro que la posibilidad de replicar dichas experiencias queda anulada por la mala aplicación o el desconocimiento de aspectos metodológicos clave.
Fuerza de la evidencia: el 58% de los estudios revisados son metodológica y procedimentalmente coherentes con lo sugerido en las guías y recomendaciones internacionales; el 42% restante presenta fallos o vacíos metodológicos parciales que incrementan la incertidumbre frente al desenlace descrito.
A modo de síntesis general, las limitaciones metodológicas de la presente revisión sistemática pueden ser agrupadas así: a) el idioma inglés fue el único lenguaje utilizado para el rastreo de la información; b) no se buscó literatura gris ni se verificaron los trabajos referenciados en cada artículo; c) la revisión se centró en estudios de corte experimental y cuasi experimental; d) no se consideraron las investigaciones con diseño exploratorio, descriptivo, correlacional u observacional; e) no se evaluó el efecto global de cada variable, pues el objetivo del trabajo se centró en la determinación de parámetros de programación comunes a todo tipo de entrenamiento de fuerza, y f) solo se seleccionaron artículos de los últimos cinco años.
Si bien las características metodológicas descritas son de vital importancia para configurar la validez interna de un estudio, se debe destacar que más del 70% de los artículos seleccionados presentaron solidez metodológica en áreas como la similitud de los grupos de estudio al inicio y al final del ensayo y el análisis estadístico utilizado.
Lo anterior permitió obtener calificaciones del nivel de evidencia ≥1- y de fuerza ≥C, suficientes para orientar con precaución programas de intervención dirigidos a la capacidad-fuerza y para establecer, por un lado, áreas de incertidumbre que deben ser exploradas y, por el otro, potenciales errores sistemáticos de los investigadores que ponen en riesgo la salud de los practicantes.
Conclusiones
Los estudios clasificados con nivel (58%) permiten establecer efectos positivos de los entrenamientos centrados en el sistema neuromuscular sobre calidad y economía del movimiento evaluadas a través de pruebas de resistencia máxima dinámica o contracción máxima voluntaria, con rutinas aplicadas entre 2 y 3 días a la semana, de mínimo 12 semanas de duración, con intensidades entre 50% y 80% respecto al esfuerzo máximo y con tiempos totales semanales de mínimo 150 minutos.
No obstante, es evidente que en una parte importante de la información científica circulante se detectan errores metodológicos que se suman a los errores sistemáticos (cometidos por los investigadores), lo cual incide en la fuerza de los resultados publicados; esto debe ser identificado de forma periódica a fin de no motivar la implementación de programas o prácticas con beneficios dudosos o potencialmente riesgosos para la salud y la calidad de vida del practicante.