Introducción
La Organización Mundial de la Salud 1 propone que la sexualidad constituye un aspecto central del ser humano, un estado de bienestar físico, emocional, mental y social y no solo la ausencia de enfermedad, disfunción o intimidad. Esta se vivencia a lo largo de la vida y, además de las actividades sexuales propiamente dichas y de sus funciones erótica y reproductiva, también comprende las identidades, los roles de género y la orientación sexual. La sexualidad se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas y relaciones interpersonales; dentro de este marco, la masturbación es una práctica sexual de gran relevancia.
Una definición integral de la masturbación es la propuesta por Alzate 2, quien plantea que es la autoestimulación manual o instrumental de los órganos sexuales con el fin de lograr el orgasmo. Esta práctica es tan antigua como los primeros seres humanos, pero continua como un tema poco estudiado y mal entendido, a menudo condenado pero universalmente practicado 3. La mayoría de los escritores occidentales afirman que la palabra masturbación se formó a partir de una combinación de la palabra latina manus que significa "mano", con la palabra stupro, que significa "que contamina", dando así un estigma a esta práctica que se fortaleció por una fuerte hostilidad de la cultura occidental cristiana. Algunos estudios sugieren que estas restricciones influyen más en la población femenina 4,5.
Los sexólogos han sido demasiado complacientes en su enfoque de la masturbación, al parecer porque el asunto no fue retomado con fuerza después de que la ciencia la rescató de su larga asociación con vergüenza y descrédito al identificarla como completamente normal e incluso esencial para el desarrollo sexual saludable 6. La masturbación es a menudo utilizada como un marcador de deseo sexual biológico y ha sido muy recomendada por sexólogos y feministas como una manera para que las mujeres aprendan sobre sus cuerpos y placeres; para superar mensajes culturales negativos de la imagen del cuerpo y de los genitales, al punto de no dar prioridad al placer, y para el desarrollo de una mayor autoestima 7. La masturbación puede estar vinculada a los indicadores de la salud sexual y ser un buen marcador de la función sexual femenina, en parte debido a su función educativa y al (re)conocimiento del propio cuerpo 8.
En la actualidad, las mujeres han aprendido sobre la masturbación a edades más tempranas y de una forma más detallada que en el pasado, en su mayoría a través de libros, revistas o películas 9. Algunos estudios afirman que muchas mujeres dicen tener mejores orgasmos con la masturbación que con el coito 10-12; en parte porque en esta la mujer se toma todo el tiempo que quiere, estimula exactamente sus áreas más sensibles y lo hace de manera más eficiente, por lo que en algunos casos de anorgasmia secundaria la mujer no puede sentir el orgasmo durante el coito, pero sí con la masturbación 11,12.
A pesar de este panorama, las investigaciones en Colombia no abordan directamente el estudio de la masturbación ni su relación con otros elementos socioculturales que permitan explicar su frecuencia. Por lo anterior, el objetivo de este estudio es contribuir a llenar un vacío de información de esta expresión de la sexualidad femenina que ayude a explicar la prevalencia de la masturbación y sus características sociodemográficas.
Materiales y métodos
Se realizó un estudio descriptivo transversal utilizando una encuesta diseñada por los autores. No se utilizó ninguna escala, pues no se buscaba establecer diagnósticos específicos sino caracterizar la masturbación femenina y su prevalencia. Se encuestaron mujeres mayores de edad matriculadas en pregrados de carreras profesionales en alguna de las 13 instituciones de educación superior (IES) de Bucaramanga registradas en el Ministerio de Educación de Colombia.
El estudio cumplió con los parámetros de la Declaración de Helsinki 13 y tuvo la aprobación del Comité de Ética de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Acta No. 0084/2011 del 06 de diciembre de 2011) y el permiso de las directivas de las IES. Después de la aceptación del trabajo, se ingresó a las instalaciones educativas, donde se le informó verbalmente los objetivos del estudio a las participantes; esta información también estaba por escribo al inicio de la encuesta, la cual presentaba introducción, objetivos y datos de los investigadores. Las participantes expresaron su aceptación mediante la recepción y diligenciamiento de la encuesta. Con el fin mantener la privacidad de las participantes y aumentar la confiabilidad en las respuestas, no se realizó un consentimiento firmado; para garantizar aún más la confidencialidad, no se preguntaron datos de identificación y cada mujer depositaba la encuesta en una urna sellada.
La encuesta diseñada por los autores del presente artículo y con validez facial y de contenido consta de 76 preguntas, pero solo 20 se tuvieron en cuenta para la presente investigación. Las variables analizadas estaban organizadas en aspectos sociodemográficos como edad en años cumplidos; estrato socioeconómico medido como variable ordinal desde 1 hasta 6; estado civil según la propuesta del Departamento Administrativo Nacional de Estadística-DANE; ocupación en términos de si solo estudia o si estudia y trabaja; semestre académico que está cursando actualmente; número de hijos; orientación sexual, y religiosidad medida como si pertenece a alguna religión, qué tipo de religión y nivel de práctica de su religión. En cuanto a las características de la masturbación, se preguntó si había tenido dicha experiencia, su frecuencia, la edad de inicio de actividades masturbatorias y si se acompañaba o no de placer orgásmico.
El tamaño de muestra se calculó para una prevalencia esperada de orgasmo femenino del 25%, lo que indicó que se debían encuestar mínimo 540 mujeres con un 10% de reposición, dando como total 594 universitarias. Según el tamaño potencial de estudiantes en cada IES, se estatificó entre <2 000 o ≥2 000, lo que permitió encuestar un número ponderado de 80 mujeres para el primer grupo y de 160 para el segundo. El tamaño se tomó de la información reportada ante el Ministerio de Educación de Colombia.
La información captada se digitó en una base de datos creada para tal fin en el programa de Epi Info 2012. Los resultados fueron analizados según el tipo de variable de forma descriptiva con medidas de tendencia central y dispersión según eran cualitativos o cuantitativos. El análisis bivariado se realizó teniendo como variable -independiente de las sociodemográficas- la edad, el estrato socioeconómico y la religión. Como variables dependientes se tomó la prevalencia de masturbación, para ello se calculó OR con su respectivo intervalo de confianza al 95% (IC95%). Asimismo, se planteó un análisis multivariado que se construyó con las variables más relevantes identificadas en el análisis bivariado. A todas las medidas de relación se les calculó su valor p y se consideraron significativos los resultados con valores p<0.05.
Resultados
Se encuestaron 1 039 mujeres mayores de edad de siete IES de Bucaramanga. Las características sociodemográficas se registran en la Tabla 1; allí se encuentra la variable semestre -entendida como el tiempo académico que se encuentra cursando en la carrera profesional- y la variable 'estrato' -referente a la clasificación de la residencia en que vive y determinada por el nivel socioeconómico de la zona en la que está ubicada su vivienda-. La población estaba comprendida entre los 18 y 49 años, con una mediana de 20 años y un recorrido intercuartil (RIC) de 4 años.
Con respecto al deseo sexual, 956 (92.6%) mujeres refirieron que 10 han sentido. De ellas, 396 (41.4%) no recuerdan la edad en que iniciaron a sentirlo; las que refirieron edad tenían como mediana 16.5 años (RIC=2 años). Con respecto a la frecuencia del deseo, de las 1 032 que contestaron, 66 (6.4%) indicaron que 10 sentían de una a varias veces al día, 394 (38.2%) de una a varias veces a la semana, 356 (34.5%) de una a varias veces al mes y 140 (13.6%) de una a varias veces al año. Con respecto al orgasmo, se pudo identificar que 794 mujeres (76.42%) han tenido orgasmos en su vida; de ellas, 253 (31.86%) no recuerdan la edad del primer orgasmo, las otras expresaron que fue entre los 5 y 38 años, con una mediana de 18 (RIC=3 años).
De las 1 039 mujeres encuestadas, 704 (67.8%) no se han masturbado; y de las 335 (32.2%) que 10 han hecho, 245 (73.1%) llegan al orgasmo mediante esta estimulación. Por 10 anterior, la prevalencia de masturbación en esta población es del 32.2% y de masturbación con orgasmo es del 23.6%. De las que sí se han masturbado, 39 (11.6%) no recuerdan la edad de inicio y el resto refirieron una mediana de 16 años (RIC=4 años).
En la Figura 1 se aprecia la edad acumulada de inicio de la masturbación femenina. Se resalta que el 9.95% de las mujeres que se han masturbado iniciaron a los 10 años y el 54.97% 10 hicieron antes de los 17 años.
De las mujeres que se masturban, 9 (2.7%) refirieron que 10 hacen de una a varias veces al día, 39 (11.6%) de una a varias veces a la semana, 117 (34.9%) de una a varias veces al mes y 167 (49.8%) de una a varias veces al año. Cuando se les consultó sobre la última masturbación, 89 (26.6%) refirieron que fue hace menos de una semana, 74 (22.1%) hace menos de un mes y 173 (51.6%) hace más de un mes.
Se encontró una asociación significativa entre masturbarse y la edad, el estado socioeconómico, el estado civil, la ocupación, la religión, el nivel de religiosidad y la orientación sexual. La masturbación fue más frecuente en las mujeres mayores de 35 años, de estratos socioeconómicos altos, que estudian y trabajan de forma independiente, no religiosas o católicas pero con un nivel de religiosidad poco o nulo y que se autoidentifican como bisexuales (Tabla 2).
* Datos faltantes (derivados de la no respuesta parcial).
† Prueba χ2 de Pearson.
‡ Prueba exacta de Fisher.
Fuente: Elaboración propia.
Por otro lado, 1 de cada 3 mujeres que no se masturba reporta incapacidad para alcanzar el orgasmo, siendo la probabilidad de tener un orgasmo 8 veces mayor en las mujeres que se masturban en comparación con las mujeres que no lo hacen (IC95%: 4.9-14).
Discusión
Respecto a la sexualidad femenina, es importante resaltar que histórica y socialmente el papel de la mujer ha sido definido como pasivo y reproductivo, excluyendo el placer. De forma paradójica, se ha culpabilizado, discriminado y en extremos violentado a aquellas mujeres que ejercen su sexualidad de manera libre, desviándose de los patrones normativos de comportamiento sexual. En este caso, la masturbación como conducta ha sido catalogada como inaceptable e inmoral, no solo en las mujeres, sino también en los hombres; sin embargo, en estos últimos guarda una mayor aceptación moral y social 14.
Teniendo en cuenta lo anterior, en el presente estudio se encontró una prevalencia de masturbación de solo el 32.2% de las universitarias encuestadas (1 de cada 3). La mediana de edad de las mujeres que practican la masturbación como parte de su actividad sexual es de 16 años, encontrando que a los 10 años solo el 9.95% habían iniciado esta práctica, pero que antes de los 19 años el 84.8% ya lo había hecho, confirmando que la masturbación es una actividad sexual propia de la adolescencia que contribuye de manera positiva a su desarrollo psicosexual 15,16.
En general, las muj eres informan una menor actividad masturbatoria comparada con los hombres 17; Kinsey et al.18 encontraron que en promedio las jóvenes entre 18 y 24 años se masturbaban cerca de 21 veces al año. De las mujeres que participaron en dicho estudio, el 8% recordó haberse masturbado hasta llegar al orgasmo desde los 10 años y el 12% desde los 12 años. En la Encuesta Nacional de Salud Sexual y Comportamiento en EE. UU., el 42% de las mujeres reportaron haber tenido masturbaciones durante el año anterior 19.
En España, Serrano et al.20 aplicaron una encuesta a 7 580 mujeres en 1996 y encontraron que a los 18 años el 74% nunca se habían masturbado. En 1998, Sharmaa & Sharmaa 21 realizaron una investigación en India sobre la prevalencia de la masturbación en 530 mujeres estudiantes, esto para evaluar el rol de los factores socioculturales, y encontraron que solo 30% admitió haberse masturbado y que el 81% inició entre los 12 y los 15 años. El estudio de Carvalheira & Leal 22, realizado en una comunidad portuguesa, encontró que durante el último año el 34% de las mujeres se habían masturbado al menos una vez al mes, pero solo 4% casi todos los días. La mayoría de las mujeres fueron capaces de alcanzar el orgasmo durante la masturbación, solo 7.6% nunca lo alcanzó, y casi la mitad inició la masturbación entre los 10 y 14 años 22.
A nivel latinoamericano, Acuña et al.23 realizaron en Colombia un estudio entre 1995 y 1997 con un comparativo entre 2007 y 2008 en el cual encontraron que la prevalencia masturbatoria de las mujeres en las dos franjas de tiempo era estadísticamente no diferenciable con un porcentaje aproximado de 46.74%. La investigación realizada por Quintero et al.24 en una población universitaria de Medellín evidenció 3.3% de anorgasmia y que solo el 10% de las mujeres tuvieron necesidad de autoestímulo para conseguir el orgasmo, lo que puede implicar desconocimiento de técnicas que mejoren la respuesta sexual.
Por otro lado, como se observa en la Tabla 2, la masturbación es una práctica predominantemente baja en las mujeres entre los 18 y 24 años y va aumentando conforme la edad. Así como en la adolescencia hay un inicio de la actividad sexual, también hay una enseñanza y transmisión de información directa o indirecta por parte de los diferentes entes sociales sobre los significados de la sexualidad y su forma de ejercerla, lo que conlleva a que actitudes negativas hacia esta, como la culpa, lleven a que las adolescentes oculten sus deseos y prácticas sexuales o las ejerzan de forma tardía o nula y por tanto al no disfrute pleno de las mismas 25,26.
Las actitudes hacia la sexualidad repercuten en las conductas de las personas, así como en su psiquis y salud emocional; cuando estas son positivas, los individuos suelen tener mayor satisfacción sexual 27. A pesar de que varios estudios evidencian que las mujeres consideran el estímulo masturbatorio como el más apropiado o el único medio para alcanzar un orgasmo 11,23, la presente investigación revela que, de la población que se masturba, solo el 73.1% llega a experimentar un orgasmo, o sea que 1 de cada 4 mujeres no lo consigue con este estímulo, hallazgo que es un indicador preocupante de la salud sexual femenina.
De igual forma, el ámbito religioso tiene un rol dentro de este contexto, en parte asociado a sentimientos de culpabilidad sexual, que se definen como la tendencia a sentirse culpable por la violación o por la anticipación de la violación de los estándares o normas acerca de lo que se considera una conducta sexual apropiada 28. Al respecto, se encuentra que aquellas universitarias que expresaban no practicar alguna religión presentaron mayor prevalencia de masturbación, así como las que expresaron tener una, pero que se consideraban poco o nada religiosas; este hallazgo es concordante con otros estudios de la influencia de la religión en la satisfacción sexual y la masturbación como el de Laumann et al.19, quienes encontraron que 79% de mujeres sin afiliación religiosa obtenían orgasmos mediante la masturbación, comparado con el 53% y 67% en aquellas que pertenecían a un grupo religioso. Asimismo, el nivel socioeconómico presentó un efecto significativo en los resultados, siendo las mujeres de estratos socioeconómicas bajos quienes presentaron una prevalencia menor de masturbación.
Gerressu et al.29 informaron que las actividades masturbatorias son más frecuentes en las clases sociales más altas y educadas, con una asociación negativa con las creencias religiosas. Hallazgos similares fueron encontrados por Avendaño-Arana 30 en una academia preuniversitaria en Lima; allí se evidenció que existe una relación entre religión y actitudes hacia la masturbación, presentando los no creyentes actitudes más positivas. En el 2011, un estudio cubano encontró que la masturbación femenina tiene una incidencia elevada en el logro de la satisfacción sexual y está directamente relacionada con el nivel educativo, el estrato socioeconómico y la edad, identificando que el 57.8% de las mujeres anorgásmicas eran menores de 19 años con bajo nivel económico y escolar 31.
Por otra parte, se sabe que las disfunciones sexuales femeninas son un problema complejo y relativamente común 32,33; dentro de estas se encuentran las disfunciones excitatorias y orgásmicas, las cuales causan altos niveles de angustia y serias dificultades interpersonales 34. Asimismo, las actitudes negativas hacia la masturbación han mostrado su capacidad para predecir una menor frecuencia de orgasmos 35,36; por todo esto, es un hallazgo muy relevante de este estudio el encontrar que las más altas tasas de incapacidad para alcanzar el orgasmo se correlacionaban con las más bajas tasas de masturbación, pudiendo concluir que 1 de cada 3 mujeres que no se masturban reporta anorgasmia.
Dentro de las limitaciones de esta investigación está el acceso al 54% de la población de mujeres universitarias de la ciudad, esto debido a que las IES de orientación confesional no autorizaron la aplicación de las encuestas. No obstante, las características sociodemográficas de las IES no encuestadas son similares a las encuestadas y la proporción de instituciones públicas y privadas se mantuvo. Otro aspecto limitante es que se utilizó como instrumento de estudio una encuesta no validada, previamente en constructo, lo que podría dificultar la extrapolación de los resultados obtenidos.
Dentro de las fortalezas de esta investigación se encuentra que tiene un tamaño relevante de muestra y que las acciones de confidencialidad y aceptación de la encuesta favorecieron a tener un bajo riesgo de sesgos de información, identificado por el escaso número de datos perdidos. Asimismo, el hecho de que la encuesta no tuviera datos personales y fuera aplicada por pares y entregada en una urna sellada facilitó que el número de preguntas sin contestar fuera muy bajo (2%) y la confiabilidad buena.
Conclusiones
Las mujeres universitarias de Bucaramanga tienen una prevalencia baja de masturbación, actividad que es iniciada en su mayoría antes de los 19 años (en la adolescencia), que es más frecuente en las mayores de 35 años de estratos económicos altos y con un nivel de religiosidad poco o nulo y que hay una correlación de esta práctica con la incapacidad para alcanzar el orgasmo.
De igual forma, 1 de cada 3 mujeres que no refieren masturbarse reportó disfunción orgásmica; de esta forma las actividades masturbatorias son un factor protector de la disfunción. De acuerdo con lo anterior y considerando los resultados evidenciados, una mujer que se masturbe tiene ocho veces más probabilidad de tener un orgasmo. La satisfacción durante el orgasmo contribuye de manera directa al desarrollo integral de la mujer y es importante en la calidad de vida de estas.
Es clara la importancia de la masturbación como marcador de la función sexual femenina y su pesquisa contribuirá a facilitar el establecimiento de algunas pautas para la futura elaboración de programas de promoción y prevención de la salud sexual y de futuras investigaciones.