SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.56 issue135Urphänomen and its transpotition: Benjamin and the goethean idealismThe husserlian Lebenswelt and the semantic conception of theories author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Ideas y Valores

Print version ISSN 0120-0062

Ideas y Valores vol.56 no.135 Bogotá Sep./Dec. 2007

 

Casos Gettier y razonadore s norm ales1

 

Gettier cases and normal reasoners

 

Carlos Emilio García*

Universidad de Caldas · Manizales, Colombia discufilo@ucaldas.edu.co

 


Resumen

Como bien se sabe, la caracterización del conocimiento en términos de "creencia verdadera justificada" (CVJ) se ha considerado fallida desde la popularización de contraejemplos tipo Gettier. En este artículo se revisa el trabajo seminal de Gettier y sus argumentos. Se sostiene que los contraejemplos de Gettier se basan en movidas de sustitución ilegítimas, que uno de sus argumentos luce persuasivo porque confunde validez sintáctica con verdad, que por tales razones su caso es más débil de lo que aparenta, y que en realidad hay una salida para el partidario de la CVJ. Se sostiene que los casos tipo Gettier no constituyen contraejemplos genuinos para la caracterización del conocimiento en términos de CVJ, y que, en consecuencia, dicha caracterización no resulta seriamente amenazada.

Palabras claves: Gettier, creencia, conocimiento, razonador normal.

 


Abstract

As it is well known, the characterization of knowledge in terms of "Justified True Belief" (JTB) has been deemed unsuccessful since the popularization of Gettiertype counterexamples. This paper revisits Gettier’s seminal work and examines his arguments carefully. It holds that Gettier counterexamples are based on unwarranted substitution moves; that one of his arguments seems persuasive because it conflates syntactic validity with semantic truth; that for such reasons his case is weaker than it appears; and that there is, in fact, an avenue for escape open to the supporter of JTB. In short, I shall contend that Gettier’s cases are not genuine counterexamples to the standard characterization of knowledge in terms of JTB and that, consequently, such characterization is not seriously affected.

Keywords: Gettier, belief, knowledge, normal reasoner.

 


Los intentos de caracterizar el conocimiento en términos de "creencia verdadera justificada" (en adelante CVJ) se han considerado fallidos desde la publicación del artículo seminal de Gettier:

"Is Justified True Belief Knowledge?" En efecto, los contraejemplos tipo Gettier parecen derrumbar propuestas como las que han hecho Chisholm y Ayer, entre otras. Encuentro un tanto sorprendente que casi todo el mundo en el área de la epistemología haya aceptado plenamente el desafío de Gettier, y haya terminado por ocuparse de intentar salvar las definiciones de conocimiento de este tipo de crítica, asumiendo que Gettier está en lo correcto2. Se ha dedicado una considerable cantidad de esfuerzo a diseñar caracterizaciones alternativas de conocimiento que puedan ser inmunes a los contraejemplos Gettier, pero son escasos los autores que se han resistido a la línea de argumentación de Gettier. Tras considerar cuidadosamente los argumentos de Gettier, no consigo descubrir su fuerza. Aun a riesgo de azotar un caballo muerto, en este artículo deseo intentar una aproximación diferente. Me propongo mostrar que la caracterización estándar de conocimiento en términos de CVJ no se ve seriamente amenazada por los contraejemplos de Gettier. Para conseguir esta meta, argumentaré que los contraejemplos de Gettier se basan en movidas de sustitución ilegítimas; que uno de sus argumentos parece persuasivo sólo porque confunde validez sintáctica con verdad semántica; que por tales razones su caso es más débil de lo que parece; y que en realidad hay una vía de escape abierta para el defensor de la definición tripartita de conocimiento. En resumen, sostendré que los casos tipo Gettier no constituyen contraejemplos genuinos a la definición de conocimiento en términos de CVJ3.

Primer caso

Gettier comienza con una caracterización tradicional que procura establecer las condiciones necesarias y suficientes para que haya conocimiento en términos de CVJ, a saber:

(a) S conoce que P sii

(i) P es verdadera

(ii) S cree que P, y

(iii) S tiene justificación para creer que P (Gettier 58-9).

Acto seguido, él cita las variantes de Chisholm y de Ayer, que introducen la noción de "contar con la evidencia adecuada para P" y la de "tener el derecho a estar seguro de que P es verdadera", respectivamente (cf. Chisholm y Ayer). De acuerdo con Gettier, lo que se puede argumentar contra (a) también se puede argumentar contra estas variantes si se sustituyen los anteriores cualificadores por "tiene justificación para creer que P"4.

Gettier sostiene que los requisitos que se plantean en (a) no logran proporcionar una "condición suficiente para la verdad de la proposición de que S conoce que P" (Gettier 58), y que tal fallo hace que (a) sea falsa. Además, él hace notar que: (1) es posible que un sujeto particular (S) tenga justificación para creer una proposición (P) que de hecho es falsa, y (2) que la creencia justificada se puede transmitir de las premisas a la conclusión de operaciones inferenciales válidas. Tras plantear estos dos puntos, él afirma que está en capacidad de mostrar que es posible satisfacer las condiciones establecidas en (a) y sin embargo producir una situación donde sea falso que "S conoce que P". Para facilitar nuestro propósito, permítanme reconstruir en detalle el argumento de Gettier.

Smith y Jones se han postulado para un trabajo (presumiblemente el mismo trabajo en la misma compañía), y el presidente de la compañía le ha dicho al primero de ellos que Jones obtendrá el puesto. Smith ha contado las monedas que hay en el bolsillo de Jones y sabe que son diez. Por lo tanto, Smith tiene buenas razones para creer en las proposiciones: (Q) "Jones es la persona que obtendrá el puesto" y (R) "Jones tiene diez monedas en su bolsillo". Representemos a "Q & R" mediante "(d)". De acuerdo con Gettier, (d) implica a (e): La persona que obtendrá el puesto tiene diez monedas en su bolsillo.

Pero sin que él lo sepa, Smith es la persona que obtendrá el puesto y además ocurre que, sin saberlo, él tiene diez monedas en su bolsillo. Por lo tanto, aunque Smith tenga justificación para creer que (e) es verdadera sobre la base de que él capta la implicación que lleva de (d) a (e), que él considera verdadera a (d) y que de hecho (e) resultará siendo verdadera, no podemos decir bajo las nuevas condiciones que (hablando en sentido estricto) Smith conoce5 que (e) es verdadera, ya que su creencia en la verdad de (e) se basa en su aceptación previa de la verdad de (d), pero (d) es falsa. Por otro lado, él no ha contado las monedas que tiene en su propio bolsillo e ignora que él, al igual que Jones, también tiene diez monedas. Para usar las propias palabras de Gettier:

Entonces, en nuestro ejemplo todo lo que sigue es verdadero: (i) (e) es verdadera, (ii) Smith cree que (e) es verdadera, y (iii) Smith tiene justificación para creer que (e) es verdadera. Pero es igualmente claro que Smith no sabe que (e) es verdadera; pues (e) es verdadera en virtud del número de monedas que hay en el bolsillo de Smith, y Smith no sabe cuantas monedas hay en su bolsillo, y basa su creencia en (e) en la cuenta de las monedas que hay en el bolsillo de Jones, de quien él cree falsamente que es el hombre que obtendrá el puesto. (Gettier 59)

Este argumento parece seguirse limpiamente de la reconstrucción de Gettier. No obstante, considero que le puedo hacer al menos tres objeciones. La primera es que la movida de (d) a (e) se puede garantizar sólo si consideramos que (e) es una proposición donde ocurre una descripción definida. Pero, como es de público conocimiento, las descripciones definidas no pueden ser ambiguas, se tienen que referir a un sujeto de una manera única6. De hecho, la forma natural de entender (e) es "uno, y sólo un hombre obtendrá el puesto, y ese hombre tiene diez monedas en el bolsillo", pero en este ejemplo el predicado "tiene diez monedas en el bolsillo" se aplica tanto a Smith como a Jones, por lo tanto contiene una ambigüedad que torna su uso en inapropiado, pues ¿cuál sería la razón para usar un predicado tan vago, que podría ser satisfecho por varios sujetos, con la intención de transmitir información que se podría haber expresado más claramente recurriendo al enunciado molecular (Q & R)?7 Sin lugar a dudas, este es el caso del ejemplo de Gettier, ya que el predicado "tiene diez monedas en el bolsillo" se aplica igualmente bien tanto a Smith como a Jones8.

Se podría decir que, ya que Smith no sabe que él mismo tiene diez monedas en su bolsillo, él toma este predicado como una atribución adecuada de la descripción definida. Sin embargo, sin demasiado esfuerzo Smith podría comprender que dicho predicado puede ser satisfecho fácilmente por muchos sujetos y estar en posición de rechazarlo. Como lo sabemos por los detalles del ejemplo, el predicado "tiene diez monedas en su bolsillo" es verdadero tanto con respecto a Jones como a Smith, y esto es lo que permite a Gettier construir su argumento. Pero, a mi juicio, hay cierto descuido al elegir esta clase de predicados vagos para caracterizar un sujeto9. No estoy cuestionando la implicación que lleva de (d) a (e). Lo que deseo argüir es que la implicación por sí sola no proporciona una buena caracterización de la situación epistémica, a menos que "tener diez monedas en su bolsillo" fuese una característica única y apropiada de Jones. Mutatis mutandis, la lista de implicaciones triviales sería extraordinariamente nutrida si agregáramos predicados como "es un hombre", "tiene cabeza", "ha leído tal o cual libro" etc. En otras palabras, sostengo que la sustitución que se da en (e) es significativa sólo si elige una característica única del sujeto. De otro modo, desde el punto de vista del sentido común, sería preferible quedarse con la proposición original10.

Por otra parte, no considero que (e) represente de manera muy precisa lo que Smith cree. Él no cree simplemente que "el hombre que obtendrá el trabajo tiene diez monedas en su bolsillo", de la forma muy general y anónima en que esta descripción "definida" lo sugiere, él cree que ese hombre es Jones11. Gettier nos quiere persuadir de que Smith cree lo primero, porque su argumento depende de la aceptación de este punto. En una primera lectura, esto parece correcto, pero en realidad es el resultado de una maniobra astuta. Él ha hecho colapsar el enunciado molecular (Q & R) en su simple y conveniente (e).

Mi segunda objeción es que en el caso de Gettier se ignora de manera injustificada un par de proposiciones que juegan un papel importante en todo el argumento. Deseo referirme a las proposiciones: (T) "Smith es el hombre que obtendrá el puesto" y (U) "Smith tiene diez monedas en su bolsillo". Para que el caso de Gettier sea exitoso es preciso entender el enunciado "el hombre que obtendrá el puesto tiene diez monedas en su bolsillo" como igualmente capaz de referirse tanto a Smith como a Jones. Más aún, este enunciado tiene que construirse como un compuesto de dos enunciados-tipo o como un enunciado-instancia. Si se hace de la primera forma, entonces cada componente no puede contener más de una proposición. En tal caso, el complejo tiene que expresar las proposiciones (T) y (U) o las proposiciones (Q) y (R). Si se hace de la segunda forma, entonces puede expresar cualquiera de las dos conjunciones, pero una vez que decidamos instanciar una de las dos conjunciones, el significado del compuesto resulta fijado y no es posible realizar de manera arbitraria la conjunción (Q) y (U) o (T) y (R) so pena de incoherencia.

Llamemos a la conjunción "(T) & (U)" d’. No es difícil ver que (d’) también implica a (e). Si Smith hubiera estado consciente de que (d’) era verdadera, mientras (d) era falsa, habría formado una creencia diferente. En realidad él cree que (e) porque tiene evidencia razonablemente buena para apoyar esta creencia, y el alegato de Gettier parece persuasivo, porque (e) se puede referir tanto a Smith como a Jones. De hecho, (e) se puede analizar como una traducción corta de cualquiera de las conjunciones "Q & R" o "T & U", pero los estados de cosas que determinan la verdad o falsedad de cada par de proposiciones son radicalmente diferentes, y a fortiori lo son las proposiciones expresadas por el enunciado. Hay buenas razones para pensar que (e) es ambigua, en cuyo caso no es una proposición genuina, sino una oración que puede representar diferentes proposiciones (aunque consistentes semánticamente). Infortunadamente, el análisis de Gettier descansa en la inconsistencia sintáctica de las proposiciones (Q) y (T), ya que bajo las restricciones del ejemplo (Q) implica a (~T) y (T) implica a (~Q).

Mi tercera objeción es que, contrario a lo que arguye Gettier, Smith no está en posición de asentir a la verdad de (e) sobre la base de la implicación que lleva de (d) a (e), más la verdad de (d), porque no dispone de la pieza crucial y pertinente de evidencia que la situación demanda. Recuérdese que el presidente de la compañía le ha informado de manera falsa sobre la contratación de Jones, de modo que él cree falsamente que (d) es verdadera. Además, nótese que Smith tiene derecho a asentir ante la implicación que lleva de (d) a (e) y de (d’) a (e), ya que (dada la falsedad de (d)) la primera es verdadera de manera vacua y la segunda es conforme a los hechos. Sin embargo, las condiciones del ejemplo violan una regla general de la comunicación: la suposición de que damos y recibimos información cierta y que nuestros interlocutores no nos engañan a propósito.

Segundo Caso

El segundo ejemplo de Gettier es más simple, pero está lejos de ser menos objetable. En este caso, Smith tiene fuerte evidencia a favor de la proposición (f) "Jones tiene un Ford," pero ignora totalmente el paradero de su amigo Brown. De manera sorprendente, Smith elige los nombres de tres lugares (¡al azar!) y construye las siguientes proposiciones:

(g) O bien Jones tiene un Ford, o Brown está en Boston.

(h) O bien Jones tiene un Ford, o Brown está en Barcelona.

(i) O bien Jones tiene un Ford, o Brown está en Brest-Litovsk (Gettier 59).

De acuerdo con Gettier, Smith comprende la implicación que lleva de (f) a cada una de las tres proposiciones anteriores y procede a aceptar (g), (h) e (i) sobre la base de (f). Puesto que él cree en la verdad de (f), parece estar justificado en creer que (g), (h) e (i) son verdaderas, porque él sabe que una disyunción es verdadera siempre que una de las alternativas sea verdadera, y él cuenta con "fuerte evidencia" a favor de la verdad de (f). Smith no sabe dónde está Brown, pero esto no es crucial para la inferencia. Él podría haber construido cualquier otra proposición a partir de (f) y la situación sería igual mientras considere a (f) verdadera. Ahora bien, resulta que (f) es falsa (Jones ya no tiene un Ford) y que coincidencialmente (h) es verdadera porque Brown está en Barcelona. En este caso, aunque Smith cree (h) (por la misma razón que creyó (g) e (i)) y (h) es verdadera, no conoce que (h). En consecuencia, estamos frente a un caso en el que alguien cree de manera justificada una proposición verdadera, pero no la conoce.

No me ocuparé, por ahora, del carácter extraño de este caso. Enfoquémonos exclusivamente en sus condiciones formales. Gettier desea argüir que Smith, o bien no sabe que (h) es verdadera (aunque este sea el caso) o que él lo "sabe" por la razón incorrecta, y como resultado no lo sabe. Prima facie, así parece, y si Gettier quiere excluir los golpes de suerte como candidatos para conocimiento, no tengo nada de que quejarme. Nótese, sin embargo, que se supone que Smith dispone de "fuerte evidencia" a favor de la verdad de (f). Más aún, si hubiera tomado un curso de lógica elemental, como lo podemos suponer de manera razonable, sabría que la relación de implicación que lleva de (f) a cualquiera de las tres proposiciones que ha construido es del tipo en que los valores de verdad de (g), (h) e (i) no importan. Ya que la implicación es sintácticamente válida, o bien uno o bien ambos componentes de la disyunción pueden ser falsos. En otras palabras, Smith sabe que las tres implicaciones que ha construido (que yo supongo es lo que soporta el planteamiento de Gettier) son verdaderas en sentido vacío. Por esta razón él puede elegir nombres de lugares "al azar", y podría haber elegido cualquier proposición, ya que en lo que realmente está interesado es en una reiteración disfrazada de (f). Puesto que Smith está convencido de la verdad de (f), entonces, desde el punto de vista de la ejecución de operaciones lógicamente válidas a partir de (f), se puede considerar que lo que está haciendo es replanteando su proposición original en la tautología "(f) entonces (f)". Creo que podemos distinguir dos etapas en este ejemplo. Permítanme plantear la primera:

Smith dispone de "buena" evidencia a favor de (f), la considera verdadera, y luego procede a aplicar la regla de introducción para la adición, mediante la que obtiene las proposiciones (1)-(3):

1. f ⊃ (f v s)

2. f ⊃ (f v o)

3. f ⊃ (f v t)

(1)-(3) son tautologías, y por tanto verdaderas en sentido vacío. No tengo nada que objetar en este punto. Sin embargo, en una maniobra muy sutil, Gettier se mueve de (1)-(3) a las disyunciones aisladas (g)-(i) y afirma que Smith tiene derecho a creer cada una de ellas sobre la base de que, en lógica proposicional, cualquier disyunción en la que al menos uno de sus componentes es verdadero, es ella misma verdadera. Obviamente, las tres disyunciones que siguen, en las que se supone que (f) es verdadera, satisfacen este criterio.

4. f v s (g)

5. f v o (h)

6. f v t (i)

Ahora viene la segunda etapa. Olvidémonos de (1)-(3). Resulta que (f) es falsa, pero por pura coincidencia (o) es verdadera, lo cual hace a (h) verdadera. Pero ahora tenemos que olvidarnos de cómo llegó Smith a creer que (h) y concentrarnos en los valores de verdad de (f) y (o). Podemos ver que en la primera etapa, mientras Smith estaba ejecutando operaciones lógicamente válidas, estaba interesado sólo en la validez sintáctica, y súbitamente en la segunda etapa ya no se interesa más por estas operaciones. Ahora está interesado en la verdad semántica. Puesto que las creencias y las operaciones de Smith son estipuladas por Gettier, me parece que se podría decir que Gettier ha saltado de la validez sintáctica a la simple verdad (o de operaciones que conservan el valor de verdad, a las tablas de verdad), puesto que el hecho de que (f) sea falsa, impide la aplicación de la regla de introducción a las proposiciones (4)-(6). La regla de introducción se puede aplicar a (5) dada la verdad de (o) para producir (h). Considero, entonces, que estoy autorizado a hacer los dos planteamientos siguientes: (i) que si seguimos cuidadosamente el argumento, y Smith forma nuevas creencias ejecutando operaciones formalmente válidas, entonces, si es cuidadoso, tendría que haber obtenido (h) a partir de (o), pero esto no es posible porque él no sabe dónde está Brown. (ii) que incluso si Smith (el lógico) está interesado en los valores de verdad de (f),(s),(o) y (t), entonces tiene que aceptar que las tres implicaciones que siguen son verdaderas (sin importar el valor de verdad de (f), porque son formalmente verdaderas):

f ⊃ (f v s)

f ⊃ (f v o)

f ⊃ (f v t)

Mi queja, entonces, es que Gettier pasa de movidas inferenciales en las que se preserva el valor de verdad (y que pertenecen al reino de la validez) a la determinación de los valores de verdad de disyunciones simples. De nuevo, si sólo estamos interesados en la verdad semántica de las disyunciones, entonces tenemos que rechazar a (g) y a (i) y limitar nuestra evaluación favorable a (h). Pero (h) se puede obtener también de (o) "Brown está en Barcelona". En efecto, si (h) se ha de entender como una inferencia, y tenemos razones para sospechar de la verdad de (f), se tiene que obtener mediante ese procedimiento, que con toda seguridad no corresponde con la intención argumentativa original de Smith. Me parece, entonces, que hay un defecto en la forma como está estructurado el caso. Uno se pregunta, por ejemplo, ¿por qué no habría de quedar satisfecho Smith simplemente con saber que las tres implicaciones anteriores son verdaderas en sentido vacío (lo que significa que son verdaderas inclusive si (f) es falsa)? ¿Por qué tiene que preocuparse sobre la verdad de (g)-(i)? ¿Por qué parece razonar de una manera más bien inusual? Don Levi sugiere que el problema con todos los ejemplos tipo Gettier que se construyen vía implicaciones lógicas formales es que no representan a los razonadores reales: "lo que Gettier nos dice, lo que infiere o concluye, no es algo que él tenga razón para pensar que alguien pueda inferir realmente" (Levi 1995)12. Concuerdo totalmente con este punto. Sostengo que lo que Gettier nos proporciona no representa apropiadamente la manera como actúan los razonadores normales. Uno no anda por ahí construyendo disyunciones a partir de las proposiciones que uno sabe, excepto, tal vez, por propósitos pedagógicos o retóricos.

Otro reparo que se puede expresar sobre este caso es que lo que se presenta al comienzo como "fuerte evidencia" a favor de la verdad de (f) llega a ser una evidencia muy débil, después de todo. Si Smith está en capacidad de realizar inferencias válidas, probablemente es consciente de que los enunciados empíricos triviales (como el que atribuye la propiedad de un automóvil de una marca particular a un individuo) no se pueden generalizar a través del tiempo de manera segura. ¿Cómo puede tener tanta confianza en la adecuación de esta inferencia inductiva particular? Como lo sugería arriba, creo que se debe a que no está interesado aquí solamente en la verdad sino también en la validez.

La naturaleza de los ejemplos tipo Gettier

Aun si mi análisis de los ejemplos de Gettier fuera patentemente erróneo, es preciso aceptar que dichos ejemplos funcionan sólo si concedemos que un agente puede engañar voluntariamente al sujeto (primer caso) o que el sujeto actúa con descuido en el proceso de sopesar la evidencia (segundo caso), y me pregunto si bajo estas condiciones todavía podemos hablar de CVJ. En mi opinión, las condiciones que acabo de mencionar son suficientes para destruir cualquier apelación a la justificación. Uno no tiene justificación para creer información proposicional cuando es víctima del engaño. Uno no tiene justificación para creer que una proposición es verdadera, si no ha hecho todo el esfuerzo razonable para eliminar la falsedad. De hecho, si hay espacio para la duda (razonable), entonces no resulta apropiado hacer planteamientos de conocimiento13. No deseo defender una epistemología dogmática. No obstante, una caracterización del conocimiento en términos de CVJ no parece ser vulnerable a los contraejemplos tipo Gettier, si se excluye el engaño y se asegura que el adjetivo "justificado" se atribuye de manera apropiada a la evidencia y a las proposiciones que hay en el trasfondo, de tal modo que lo que se considere como justificado sea, o bien incorregible, o verdadero desde el punto de vista fáctico14. El buen sentido y una teoría del error adecuada proporcionan una salida del reto de Gettier al defensor de la CVJ.

Creo que Gettier ha puesto demasiada energía para hacer un planteamiento que no es muy controversial, a saber, que cualquier pieza de conocimiento se puede desafiar mediante la objeción adecuada. Como lo probó Descartes, siempre es posible arrojar duda sobre creencias que parecen estar justificadas, pero todos tenemos que aprender a lidiar con estos casos apelando a diferentes estrategias epistémicas. Si uno de los objetivos de Gettier es impedir que los golpes de suerte o las puras coincidencias se consideren como conocimiento, entonces estoy completamente de acuerdo con él. Por otra parte, si él considera que sus ejemplos amenazan seriamente la caracterización de conocimiento en términos de CVJ, me temo que se confía demasiado al momento de evaluar su fuerza.

Pero todavía queda una queja por presentar. Encuentro la mayoría de los ejemplos en la literatura sobre CVJ tan artificiales15, que me recuerdan a los libretistas de telenovelas. Ellos bosquejan situaciones posibles, en el sentido de que no son ni físicamente imposibles, ni contradictorias, pero parecen tan traídas de los cabellos que a duras penas se asemejan al curso de los eventos ordinarios. Ya que defiendo el sentido común y creo que nuestro conocimiento del mundo exterior se puede ajustar de manera progresiva, opino que la manera en la que filósofos como Gettier construyen sus ejemplos no ayuda a clarificar nuestras intuiciones sobre la materia en discusión. Semejante grado de artificialidad, por ejemplo, puede impedir que capturemos la esencia misma de lo que está involucrado en el proceso de articular y poner a prueba una caracterización del conocimiento. Los razonadores normales (y creo que esto se puede generalizar al caso de los sujetos cognoscentes humanos normales) no obtienen, usan o evalúan el conocimiento proposicional de la forma en que lo sugiere Gettier. Ellos tratan de asegurarse de que los planteamientos de justificación se sostengan, y emplean estrategias apropiadas para aceptar, modificar y rechazar creencias. Además, hay ciertas creencias ordinarias que se pueden considerar tan firmemente establecidas como algunas verdades formales, y no veo que los ejemplos de Gettier pongan en peligro esta actitud razonable.

Permítanme finalizar este ensayo con una anotación breve sobre un ancestro ilustre de la CVJ. Cuando Teeteto, en el bien conocido diálogo de Platón, sugiere esta caracterización de conocimiento, hay sólo un aspecto que molesta a Sócrates, y le impide aceptar la definición tripartita de conocimiento como adecuada. Y este aspecto es el significado que se le puede atribuir al término "justificación" en la fórmula. Sócrates examina tres posibles significados de "justificación" y los encuentra a todos insatisfactorios. Pero en el Menón, está dispuesto a aceptar que la creencia se torna en conocimiento cuando ha sido apoyada y refinada mediante el logos, ya que desde el punto de vista de Platón el conocimiento se puede traducir como "la aprehensión infalible del ser". Tal vez la clave para defender de manera exitosa la CVJ contra los casos Gettier pase por una muy cuidadosa definición del término "justificado".

 


1 He presentado las ideas aquí contenidas en diversos escenarios. Quiero agradecer especialmente a Don Levi (University of Oregon) y Gene Witmer (University of Florida) por sus comentarios críticos sobre mi trabajo. También agradezco las sugerencias de Juan José Botero. Cualquier error que subsista es de mi entera responsabilidad.

2 Levi constituye una excepción notable. Sin embargo, en correspondencia personal, Levi me ha advertido sobre la recepción desfavorable que tienen proyectos como el que he emprendido aquí.

3 En este artículo me ocuparé exclusivamente de los dos ejemplos originales de Gettier. Sin embargo, creo que se puede desarrollar una estrategia crítica similar para muchos contraejemplos del tipo de Gettier, y que tras el análisis se revelarán como contraejemplos ilegítimos de la CVJ.

4 Es posible objetar esta sustitución y ésto bastaría para cuestionar el análisis de Gettier. Como este es un problema secundario, sin embargo, creo que podemos conceder la sustitución y aceptar que la estrategia general de crítica que emplea Gettier es igualmente buena contra la caracterización estándar de conocimiento y las variantes de Chisholm y de Ayer.

5 Lenguas como el español o el francés cuentan con dos verbos distintos (conocer/saber) que pueden traducir adecuadamente el verbo inglés "to know". He intentado hacer un uso consistente del vocablo "conocer" a lo largo del texto, pero en algunos pasajes me he visto forzado a recurrir al verbo "saber" por razones puramente estilísticas. Debo advertir al lector que no hay ninguna diferencia filosóficamente interesante entre estas dos palabras en el contexto de mi artículo.

6 En lo que sigue me ciño a la teoría de las descripciones definidas de Russell tal como se expone en su artículo "Descriptions". Vale la pena anotar que él distingue entre descripciones definidas y descripciones indefinidas (ambiguas). Más aún, él define las proposiciones en las que ocurre una descripción definida como aquellas sobre "el tal y tal" y escribe: "Lo único que distingue "el tal y tal" de "un tal y tal" es la implicación de unicidad." Y agrega: "Así, las proposiciones sobre ‘el tal y tal’ siempre implican las proposiciones correspondientes sobre ‘un tal y tal’ con el añadido de que no hay más que un tal y tal" (Russell 21).

7 Una posible razón es el deseo deliberado de parecer enigmático. Pero esta clase de intenciones es completamente ajena al proyecto epistemológico en que está embarcado Gettier.

8 Por otra parte, Russell sugiere que un atributo que no sea único no se puede usar en una descripción definida. Además, él afirma que "una proposición que contiene una descripción no es idéntica a lo que dicha proposición deviene cuando se sustituye un nombre, incluso si el nombre denomina al mismo objeto que la descripción describe" (Russell 20). Desde este punto de vista "Jones es el hombre que obtendrá el puesto, y Jones tiene diez monedas en su bolsillo" no es equivalente a "el hombre que obtendrá el puesto tiene diez monedas en su bolsillo", y si no son equivalentes, la movida inferencial de Gettier se torna ilegítima.

9 "Con las descripciones definidas, por otra parte, la forma correspondiente de la proposición, a saber, ‘x es el tal-y-tal’ (donde «x» es un nombre), sólo puede ser verdadera para un valor de x a lo sumo" (Russell 19).

10 Mi sugerencia se puede plantear de la forma siguiente: (d) es realmente la conjunción de (Q) y (R), pero (R) es obviamente trivial, (y por esta razón se puede sustituir por muchas otras proposiciones triviales y verdaderas con respecto a Jones, que también pueden resultar verdaderas respecto a Smith) y los razonadores normales no tienden a ejecutar este tipo de operación en el proceso cotidiano de formación de creencias.

11 Se podría argüir, a favor de Gettier, que en tanto estamos interesados en conocimiento proposicional, lo que cuenta aquí es la validez de las inferencias y no la plausibilidad pragmática de que un razonador normal realice las operaciones. Aunque esta parece ser una réplica adecuada, es preciso anotar que, cuando se trata de formación de creencias, solemos conferir mayor importancia al contenido que a la forma, y que, para el caso que nos ocupa, las particularidades del contenido hacen virtualmente inaceptables las jugadas lógicas de Gettier.

12 No puedo recalcar apropiadamente cuán fuertemente apoyo a Levi en esta acusación. Cuando terminé el primer borrador de mi artículo no había leído el ensayo de Levi, pero tras hacerlo me encontré en la posición de quien ve muchas de sus preocupaciones expresadas con toda elocuencia.

13 Este punto se puede plantear de una manera más articulada: si hay buenas razones para dudar de P, entonces uno no conoce que P. Las "buenas razones" se pueden cualificar en términos de significatividad, pertinencia, plausibilidad, etc. Para una discusión sobre este tópico ver el artículo de Klein "A Proposed Definition of Propositional Knowledge". Gene Witmer considera que esta posición me conduce al escepticismo. En efecto, ese es un posible resultado, pero no creo que este problema sea irremediable y estoy preparado para asumir el riesgo. Por otra parte, no exijo certeza absoluta para contar una creencia como justificada, simplemente afirmo que debemos ejercitar nuestra habilidad racional para criticar y excluir enunciados claramente dudosos que se puedan emplear como base para formar creencias.

14 Los argumentos radicales que apelan a engañadores universales poderosos (el genio maligno de Descartes) o a situaciones anormales concebibles (el cerebro en una cubeta) requieren una respuesta desarrollada con más cuidado, pero está claro que no son invencibles.

15 Y no parezco estar solo en esta opinión sobre la naturaleza artificial de los ejemplos. El mismo Klein, cuando discute el caso del mago (el que involucra engaño eventual, pero generalizado) lo considera "muy artificial e inusual".

 


Bibliografía

Ayer, A. The problem of Knowledge. London: Pelican, 1976.        [ Links ]

Chisholm, R. Perceiving: A Philosophical Study. Ithaca: Cornell University Press, 1957.        [ Links ]

Gettier, E. "Is Justified True Belief Knowledge?". Analysis (1963) In: Epistemology: An Anthology. Sosa, E. and Kim, J. (Eds.) Oxford: Blackwell, 2000.        [ Links ]

Klein, P. "A Proposed Definition of Propositional Knowledge". The Journal of Philosophy, Vol. 68, No. 16. (1971).        [ Links ]

Levi, D. "The Gettier Problem and the Parable of the Ten Coins". Philosophy, 70. (1995).        [ Links ]

Russell, B. "Descriptions". In: Classics of Analytic Philosophy. New York: McGraw Hill, 1965.        [ Links ]

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License