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Ideas y Valores

Print version ISSN 0120-0062

Ideas y Valores vol.66 no.165 Bogotá Sep./Dec. 2017

https://doi.org/10.15446/ideasyvalores.v66n165.68477 

Reseñas

James R. O'Shea, ed. Sellars and His Legacy. Oxford: Oxford University Press, 2016. 266pp.

Sebastián Sánchez Martínez* 

* Universidad del Valle - Cali - Colombia, sebastian.sanchez.martinez@correounivalle.edu.co


La última década ha supuesto un renovado interés por la filosofía de Wilfrid Sellars. Este libro representa el paradigma de este renovado interés, si bien no es el único. Gracias al trabajo editorial de James O'Shea, la mayoría de las presentaciones de la Sellars Centenary Conference, que tuvo lugar en la University College Dublin, en 2012, fueron editadas y compiladas en este volumen.1 En la mencionada conferencia, varios herederos de Sellars hicieron explícita su influencia, elaboraron críticas concienzudas, o extendieron algunas de las ideas del que para muchos de ellos es su principal mentor intelectual. De ahí el título del volumen, del que la mayoría de las contribuciones adopta una línea parricida. En esta reseña quiero destacar la trama principal de cada una de las contribuciones, de forma que sea visible la diversidad de las cuestiones filosóficas en las que se juega la influencia de Sellars.

En la introducción del editor, James O'Shea presenta la distinción entre sellarsianos de izquierda y de derecha. Lo que caracteriza a cada uno de estos bandos es la apreciación particular del rol de las ciencias en la investigación filosófica. Mientras que para los izquierdistas este rol no es fundamental, para los derechistas sí lo es. Aunque los izquierdistas consideran que el ejercicio de la filosofía debe estar informado por y no debe ser incompatible con los resultados de la investigación empírica, ellos no toman estos resultados como dictados para el filósofo, lo que sí hacen los derechistas. Como muestra O'Shea, si bien no es controvertido que Sellars fue un defensor de un realismo científico acerca de los inobservables, entre sus herederos se disputa si de aquí se sigue un naturalismo al estilo de la filosofía experimental. Este asunto no estaba claro ni siquiera para el mismo Sellars.

Lo que sí estaba claro para Sellars era que la filosofía debe ser sinóptica, no analítica. Es cierto que él es analítico, en el sentido de que persigue el ideal regulativo de la claridad (en cuanto precisión tanto como inteligibilidad) y del consenso racional, valiéndose del desarrollo de aparatos conceptuales técnicos, muchas veces algebraicos. Sin embargo, el ideal sellarsiano de la filosofía es sinóptico, no analítico. Para él, la mejor comprensión filosófica no está del lado de las minucias, sino de la visión sinóptica del mundo y de nuestro lugar en él. El ideal de lograr una visión semejante es el de fundir en una sola imagen coherente dos imágenes de la humanidad en el mundo que son en principio incompatibles: una científica y otra manifiesta. Esta introducción de O'Shea tiene la virtud de rastrear este ideal hasta los inicios de Sellars en la filosofía.

En "Sellarss Metalinguistic Expressivist Nominalism", Robert Brandom hace una crítica del nominalismo ontológico de Sellars. Brandom se involucra de cerca con tres ensayos claves: "Grammar and Existence", "Namingand Saying" y "Abstract Entities".2 La ontología sellarsiana resulta ser una extensión del proyecto metalingüístico de Carnap, en el cual los universales son interpretados de forma metalingüística. Brevemente, para Carnap, al utilizar expresiones como "tigre" o "triangular", no estamos hablando de propiedades existentes o de tipos de cosas ("tigreidad" o "triangularidad"), ejemplificadas por particulares (tigres o triángulos particulares). En cambio, este vocabulario ontológico expresa una característica sintáctica del lenguaje o del pensamiento, a saber, que estamos usando nombres comunes o expresiones sortales.

Como Brandom ilustra y patrocina, Sellars extiende y defiende este expresivismo metalingüístico de Carnap, valiéndose de la introducción de expedientes técnicos como la citación de puntos, la noción de término singular distributivo o la concepción del revoltillés, un lenguaje sin expresiones relacionales. A partir de ahí, Sellars quiere concluir que las configuraciones de objetos pueden ser expresadas solo a través de configuraciones de términos singulares (una tesis tractariana), y que los objetos que entran en estas relaciones son solo objetos singulares (no hay un solo universal entre ellos). Brandom objeta que existe la posibilidad de defender un expresivismo metalingüístico acerca de las entidades abstractas, sin adoptar un nominalismo. Tal como él ve las cosas, la tesis metalingüística de Sellars tiene que ver localmente con una dimensión pragmática del uso de expresiones sortales, a saber, con la dimensión del nominalizar; extraer una tesis global semántica y ontológica de ello es posible, pero necesita de un argumento que Sellars no ofrece. En últimas, Brandom invita a extender el expresivismo metalingüístico de Sellars por las líneas de su Between Saying and Doing (cf. Brandom 2008).

En "Images, Descriptions, and Pictures: Personhood and The Clash", Willem DeVries presenta algunas preocupaciones relacionadas con la célebre distinción sellarsiana entre una imagen científica y una imagen manifiesta de la humanidad en el mundo. La principal de estas tiene que ver con la completitud de la imagen científica. DeVries cita una de las tesis centrales de "Philosophy and the Scientific Image of Man",3 según la cual el choque entre las imágenes habría de resolverse en últimas con un reemplazo de la imagen manifiesta por parte de la imagen científica. La plausibilidad de un eventual reemplazo depende de la posibilidad de completitud de la imagen científica. Si no es posible una imagen científica definitiva del carácter de persona (personhood), este remplazo es implausible, de modo que DeVries enfoca sus críticas hacia la completitud de la imagen científica de la humanidad en el mundo.

Uno de los aspectos más notables de la contribución de DeVries es su énfasis en aclarar que la célebre distinción sellarsiana no es una diferenciación entre dos imágenes del mundo sin más, sino entre dos imágenes de la humanidad en el mundo. De esta manera, al tiempo que DeVries critica ciertas lecturas que entorpecen apreciar este matiz de la distinción, ataca también la idea de la completitud misma de la imagen científica de la humanidad, haciendo notar que descansa en una concepción del lenguaje basada en un cimiento descriptivo en el cual la relación pictórica entre lenguaje y mundo es fundamental. En general, la crítica de DeVries apunta a la tensión que existe entre la idea de un cimiento descriptivo del lenguaje y la pluralidad de funciones semánticas y pragmáticas que Sellars mismo reconoce en su filosofía del lenguaje. Esto, finalmente, conduce a DeVries a proponer que la relación entre las dos imágenes debe ser de acomodación mutua, más bien que de reemplazo de la imagen manifiesta y el predominio de la imagen científica.

"Norm and Object: How Sellars Saves Metaphysics From The Pragmatist Onslaught", de Robert Kraut, es un ensayo que, a diferencia del de Brandom, extrae una consecuencia positiva del tratamiento de Sellars de las entidades abstractas. Este trabajo hace eco de una preocupación según la cual un punto de vista en términos generales pragmatista propone eliminar el trabajo en ontología y metafísica. Kraut cita las inquietudes antimetafísicas de autores como Huw Price, Simon Blackburn, Richard Rorty, Robert Brandom y Mark Johnston. El espíritu de estas inquietudes consiste en que el discurso metafísico sirve como legitimación de prácticas sociales; estas, sin embargo, se legitiman en virtud de las demandas de personas, no de las de entidades abstractas, por lo cual la metafísica es la pretensión perversa de extraer demandas de entidades que, por su naturaleza, no pueden hacer demandas.

Kraut, sin embargo, lee el trabajo de Sellars sobre las entidades abstractas como un modo de neutralizar esta arremetida pragmatista. Kraut expone el dispositivo sellarsiano de la citación de puntos para mostrar cómo se hace esta movida. En resumen, la citación de puntos permite explicar nuestra habla de entidades abstractas a partir de la verdad de oraciones corrientes mediante una maniobra metalingüística. Esto es invertir el orden de explicación. En palabras de Kraut, "la normatividad explica la ontología, no al contrario" (O'Shea 76). De acuerdo con esta estrategia, los "Yoes" Cartesianos, los Derechos Naturales Lockeanos, los significados y los universales, por citar solo algunos ejemplos, son formas de explicar teóricamente prácticas normativas corrientes, no de legitimarlas. Asumiendo que la lectura de Kraut sea correcta, podría emprenderse el proyecto de examinar qué tipos de discurso metafísico son interpretables de esta manera y reivindicarlos a los ojos de los pragmatistas combatientes.

"Speaking and Thinking" de Rebecca Kukla y Mark Lance es el único ensayo del volumen que no proviene de una de las conferencias de 2012. En este trabajo, Kukla y Lance hacen una fuerte crítica a una célebre tesis general según la cual es posible hacer una analogía entre lenguaje y pensamiento: entre su estructura sintáctica, su semántica y su pragmática, de modo que se pueda investigar la naturaleza del pensamiento con la ayuda del conocimiento que tenemos del lenguaje. Ellos mismos defendieron esta tesis en su libro, por lo cual este ensayo tiene una importante vena autocrítica (cf. Kukla y Lance 2009 caps. 2 y 3). Esta tesis, según interpretan Kukla y Lance, se puede encontrar en los pasajes de "Empiricism and the Philosophy of Mind" en los que entra en escena el Mito de Jones. En estos pasajes, el mítico Jones postula episodios internos parecidos a reportes observacionales, con el objetivo de explicar la conducta inteligente de agentes que no profieren episodios verbales manifiestos. Y, según lo leen Kukla y Lance, en estos pasajes Sellars se compromete con cuatro tesis:

(1) el isomorfismo entre lenguaje y pensamiento; (2) el internismo esencial del pensamiento; (3) la idea de que, para cada acto de habla, existe un evento correlativo de pensamiento que lo causa y comparte su contenido [y] (4) que estos correlatos internos sean concebidos, de forma útil, como "proferencias internas". (O'Shea 82-83)

La crítica que hace a estas tesis, crítica deudora inconfundiblemente de Austin, es minuciosa. Dicen Kukla y Lance que

el punto es que los actos de habla son los actos que son en virtud de estar plantados al interior de y constituidos por un rico contexto social, contexto que no puede ser recreado al interior de la propia mente. (O'Shea 86)

Así, hacer análogos lenguaje y pensamiento es más desorientador que útil. El argumento no se apoya solo en que los actos de habla sean esencialmente públicos y sociales, sino en que no hay nada distintivamente interno en la naturaleza del pensamiento. Por medio de un análisis conceptual del pensamiento, se concluye que este no es interno, ni en un sentido geográfico (de localización), ni en un sentido epistémico (de accesibilidad). Aunque esto es convincente como intento independiente de distinguir lenguaje y pensamiento, falta evidencia textual que muestre que Sellars defiende, de hecho, las tesis (1) a (4).

"A Sellarsian Blind Spot", de John McDowell, es una crítica a la epistemología de la percepción de Sellars. Parte de que la herencia que dejó este filósofo fue la pavimentación de la vía para una correcta filosofía de la percepción que evitara el Mito de lo Dado. Este Mito consiste en definir el contenido de la percepción sin apelar a elementos conceptuales. Así, aunque el contenido de la percepción se presenta como desprovisto de conceptos, sirve, según los defensores del Mito, para justificar nuestros conocimientos. En "Empiricism and the Philosophy of Mind ",4 Sellars arremete contra el Mito, y contribuye así a lo que McDowell considera una correcta filosofía de la percepción. Esta permite que lo dado (con minúscula) juegue un papel justificatorio. Matiz: lo Dado (con mayúscula) carece de elementos conceptuales, mientras que lo dado (con minúscula) posee algún elemento conceptual que le permite entrar al espacio de las razones.

La postura que McDowell sostiene como correcta involucra apelar a algo dado, por ejemplo, a algo rojo y triangular, que le posibilita a un sujeto adquirir conocimiento en virtud de "presentarle una realidad ambiental (environmental reality) tal que, al tenerla presente, posee respaldo conclusivo (conclusive warrant) para creer que tiene algo rojo y triangular frente a sí" (O'Shea 101). Sin embargo, en este texto McDowell se involucra de cerca con otros textos de Sellars para encontrar una falencia intolerable, a saber, que la inferencia que va del contenido de la percepción al conocimiento es meramente inductiva, y da lugar a preocupaciones escépticas, de acuerdo con las cuales, aunque el respaldo para el conocimiento sea bueno, existe la posibilidad de que lo que percibimos como real sea una mera apariencia. Dejar esta puerta abierta es intolerable para McDowell, quien hace énfasis en que el respaldo para el conocimiento debe ser conclusivo.

"Confessions of a Renegade Daughter", de Ruth Millikan, es un ensayo en parte crítico y en parte defensor del proyecto de Sellars. Tal como Millikan pone las cosas, el proyecto filosófico de Sellars involucró esencialmente dos objetivos: explicar la intencionalidad a la manera en que lo hace la psicología cognitiva, y analizar las reglas del uso del lenguaje de modo que se iluminara la manera como funcionan realmente el lenguaje y el pensamiento; esto último implicaba un compromiso fuerte con el inferencia-lismo. Millikan adopta integralmente la primera tarea, mientras que rechaza la segunda. Más aún, rechaza la tarea analítica porque adopta integralmente la explicativa. Para ella, desarrollar una teoría empírica sobre la intencionalidad involucra rechazar varios supuestos del análisis filosófico que son empíricamente falsos, a saber, supuestos sobre la naturaleza del lenguaje y del pensamiento que riñen con los resultados de la investigación en lingüística y psicología.

La parte del proyecto sellarsiano que Millikan adopta consiste en el desarrollo de una teoría empírica de la intencionalidad. Específicamente, Millikan desarrolla una noción no prescriptiva de Norma, con mayúscula, derivada de la selección natural, de forma tal que la normatividad del lenguaje y del pensamiento sea vista como fenómeno biológico, más que como psicológico. Una Norma es expresada por medio de descripciones "de procesos y resultados que ocurren cuando un sistema opera de una forma que explica por qué fue seleccionado por selección natural, por entrenamiento, por ajuste perceptual, entre otros" (O'Shea 118). De esta forma, el balance para Millikan resulta en que, a pesar de los muchos aspectos importantes que rechaza del proyecto sellarsiano (todos los relacionados con su inferencialismo y con su epistemología analítica), la parte que adopta es el corazón mismo, a saber, el de elaborar una teoría empírica que explique la intencionalidad.

En una vena completamente distinta a la de Millikan, en "What to Take Away From Sellars's Kantian Naturalism", James O'Shea discute la posibilidad de elaborar una lectura centralista de Sellars en la que se evite la discusión entre izquierda y derecha. Debido a que el proyecto de este pensador quiso conciliar la imagen científica y la imagen manifiesta, su legado no debe considerar la distinción como un dualismo. Esta idea se elabora siguiendo un hilo kantiano que atraviesa toda la obra de Sellars, y que además es posible integrar con un naturalismo al estilo de Millikan. El hilo kantiano de Sellars comienza rechazando el argumento de Kant a favor del idealismo trascendental, y continúa con una adopción de sus posturas en los Paralogismos con respecto a la estructura a priori del conocimiento humano y de la agencia racional, que pudiera apoyarse en el marco de la investigación empírica.

O'Shea defiende que hay una buena razón para que sean los Paralogismos el punto de apoyo que encuentra el proyecto sellarsiano de integrar una imagen manifiesta con una científica de las personas. Esta integración involucra la idea de las personas como un "sujeto lógico" unitario "que no es representado como un aspecto de algo más básico", pero que, sin embargo, "puede que sea un aspecto de algo más básico" (Sellars 1972 I § 31). O'Shea incluso defiende que en este proyecto de integración se encuentran "hipótesis empíricas que vale la pena que sean exploradas ulteriormente" (O'Shea 138). Acá, sin embargo, no se discuten los detalles de esta prometedora propuesta sellarsiana, y se nos remite, más bien, a otros trabajos en los que sí entra en detalles. Este último rasgo es elocuente, porque indica la complejidad de los aportes de Sellars, y permite que el lector interesado se guíe por las pistas bibliográficas.

En "Quality Spaces, Relocation, and Grain", David Rosenthal defiende un fisicalismo acerca de las impresiones sensibles. Un tratamiento como el que Sellars hace de las cualidades mentales implica un rechazo al fisicalismo, puesto que rechaza de entrada que cosas como los colores puedan ser tratadas científicamente. De esta forma, la rojez de una manzana en la imagen manifiesta es una propiedad de nuestra mente, no de la manzana, y así, mutatis mutandis, para el resto de objetos físicos particulares macroscópicos. Los objetos físicos exhiben propiedades de reflectancia, pero no colores. Rosenthal denomina a este tipo de estrategia un "relato de recolocación" (relocation story), que tiene lugar solo si consideramos que todas las cualidades mentales son conscientes. Si admitimos la idea de cualidades mentales no conscientes, podemos dar un tratamiento fisicalista de las impresiones sensibles como los colores, los sonidos, los olores y, en general, todos los sensibles propios aristotélicos.

Las cualidades mentales pertenecientes a los sensibles propios aristotélicos no pueden ser solamente conscientes, según argumenta Rosenthal, quien exhibe dos poderosas razones a favor de su postura: en primer lugar, si se concibieran las cualidades mentales solamente como conscientes, entonces estaríamos adoptando una versión del Mito de lo Dado, en la medida en que sería una cualidad intrínseca de ellas que tengamos acceso privilegiado de primera persona; en segundo lugar, existe evidencia empírica que muestra que tenemos cualidades mentales no conscientes, y que nuestro acceso de primera persona a ellas no es una cualidad intrínseca suya. Por último, Rosenthal muestra cómo es posible dar un tratamiento fisicalista de las cualidades mentales inspirado en la intuición sellarsiana, según la cual las similitudes y diferencias entre impresiones sensibles son análogas a la forma en que las propiedades mismas de los objetos se asemejan y se diferencian.

A diferencia de las demás contribuciones, que se centran en aspectos familiares y tratados de forma extensa en la literatura secundaria, el texto de Johanna Seibt, "How to Naturalize Sensory Consciousness and Intentionality within a Process Monism with Normativity Gradient", se concentra en seguir las pistas de lo que Sellars denominó una "ontología de los procesos puros". Intentando resolver el problema de la intencionalidad, Sellars desarrolla, desde una época temprana, sus reflexiones sobre los procesos puros, con el objetivo de desarrollar una metafísica monista de la mente que diera cuenta del aspecto cualitativo de la experiencia perceptual y, por tanto, librara a la filosofía de la mente de la necesidad de un dualismo. El aspecto problemático de los procesos puros, para Sellars, fue que en su época eran postulados especulativos de poltrona sin soporte en la investigación empírica.

Seibt señala que esta idea sobre los procesos puros en la obra de Sellars es infundada. Su texto rechaza lo que ella denomina una "interpretación tradicional" que pierde de vista la relación entre los procesos puros y el proyecto enorme de la naturalización de la conciencia. Para Seibt, los procesos puros sellarsianos son categorías no meramente especulativas, sino proyecciones a partir de las "determinaciones lógicas" de la ciencia actual. Con esta idea, se despliega toda una estructura de "metafísica proyectiva" y una serie de referencias a la ciencia empírica contemporánea. Ambos elementos, en el texto de Seibt, fundamentan su opinión de que los procesos puros son el camino a seguir en la naturalización de la conciencia, y construyen una estructura teórica que intenta superar el dualismo entre naturaleza y norma, entre causas y razones, por medio de una explicación de cómo los procesos físicos elevan gradualmente su complejidad hasta llegar a ser elementos normativos como el pensamiento y el lenguaje.

El último texto de este libro, "Pragmatism, Sellars, and Truth" de Michael Williams, ubica a su ascendiente en un punto peculiar del panorama actual del neopragmatismo de corte rortyano. Sellars es una referencia ineludible en lo que Rorty ve como un despeje del camino para que la filosofía analítica pudiera "salir de su fase humeana para entrar a su fase kantiana" (1997 3). Sin embargo, Rorty se aleja de él cuando presenta su teoría de la verdad. Rorty y los pragmatistas contemporáneos, como Williams mismo, están más cercanos al deflacionismo de la verdad representado en teorías como las prooracionales o incluso la Teoría Mínima de Paul Horwich, mientras que Sellars presenta una noción de verdad entendida como afirmabilidad de acuerdo con ciertos criterios que se presentan solo superficialmente como semánticos, pero que en último análisis son epistémicos.

Como Williams justifica, un pragmatista contemporáneo no puede comulgar con una noción epistémica de verdad, y tiene que desmarcarse de Sellars en este punto. Los principales argumentos que presenta Williams son dos. El primero es que, simple y llanamente, una teoría epistémica de la verdad no tiene salvación, porque requiere de que tengamos como verdadero lo que sería verdadero en un escenario utópico de una ciencia natural acabada y unificada en la cual todo lo que está apropiadamente justificado se identifica con lo verdadero. El segundo argumento es que la teoría de la verdad de Sellars echa mano del recurso dudoso a la pictoricidad de las expresiones lingüísticas. Este recurso es innecesario, porque la teoría del lenguaje de Sellars permite explicar el contacto entre el lenguaje y el mundo a partir de los reportes observacionales. Williams concluye diciendo que la teoría de la pictoricidad en Sellars es "una quinta rueda" (O'Shea 254).

Quiero finalizar esta reseña destacando las perspectivas que las anteriores contribuciones permiten anticipar. En primer lugar, como intenté mostrar a lo largo de toda la reseña, hay una diversidad grande de canchas filosóficas en las que se juega (todavía) el legado de Sellars. Las lecturas de su obra en ocasiones son fragmentarias e incompletas, y desarrollan posturas que riñen con planteamientos oficiales de Sellars, o que desarrollan nuevas teorías que van en contravía de algunas suyas. Esto es evidente en contribuciones tan diversas como la de Brandom, la de Rosenthal y la de Williams. Sin embargo, no parece estar en cuestión que Sellars tiene algo que decir sobre casi cualquier asunto filosófico, y que su obra es una valiosa herramienta que da qué pensar. El legado de Sellars se sigue conformando y es tarea nuestra seguir conversando para decidir cuál es.

En segundo lugar, el legado de Sellars está lejos de ser unidimensional, poco controvertido o estándar. A diferencia de autores clásicos en la tradición analítica, como Frege o Wittgenstein, su influencia no se restringe a ámbitos temáticos específicos, como la filosofía del lenguaje o de la mente. Sellars contribuyó también a temas de metafísica, metaética, metafilosofía, estética, historia de la filosofía y proporcionó el vocabulario para la discusión actual de temas como el inferencialismo o el Mito de lo Dado, que hoy por hoy siguen provocando discusiones y alentando proyectos filosóficos creativos. Como muestra Johanna Seibt, si bien existe algo que podría llamarse una "interpretación estándar" de Sellars, existen elementos, como su metafísica de los procesos puros y su teoría de los sensa, que todavía no se comprenden bien, incluso entre los estudiosos de su obra, y que podrían configurar una nueva Gestalt de su obra como un todo.

En última instancia, quiero destacar el hecho de que está más o menos decantada una escuela de alumnos directos suyos que, a través de su trabajo investigativo y formativo, están patrocinando intelectualmente a las nuevas generaciones de filósofos que tratamos de mantener la discusión viva. Esta escuela, en lugar de predicar un dogma, continúa haciéndose las preguntas que animaron la obra de Sellars, y que quedaron o bien con respuestas insatisfactorias o bien sin contestar, circunstancia que espolea, en lugar de aquietar las almas.

Bibliografía

Brandom, R. Between Saying and Doing: Towards an Analytic Pragmatism. Oxford: Oxford University Press, 2008. [ Links ]

Kukla, R. y Lance M. 'Yo!' and 'Lof The Pragmatic Topography of the Space of Reasons. Cambridge, MA: Harvard University Press, 2009. [ Links ]

O'Shea, J., ed. Sellars and His Legacy. Oxford: Oxford University Press, 2016. [ Links ]

Rorty, R. Introduction. Ed. Wilfrid Sellars. Empiricism and the Philosophy of Mind. Cambridge, MA: Harvard University Press, 1997. 1-12. [ Links ]

Sellars, W. Ciencia, percepción y realidad. Trad. Victor Sánchez de Zavala. Madrid: Tecnos, 1971. [ Links ]

Sellars, W. "... this I or He or It (the Thing) which Thinks." Proceedings of the American Philosophical Association 44 (1972): 55-31. [ Links ]

1 Brillan por su ausencia las contribuciones de Huw Price y de Paul Churchland, que, aunque presentadas en la conferencia, no resultaron compiladas en el volumen.

2 De los dos primeros ensayos existe una traducción castellana realizada por Víctor Sánchez de Zavala (cf. Sellars 1971).

3 Con versión castellana en Sellars 1971.

4 Con versión castellana en Sellars 1971.

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