SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.38 issue2GENERIC INDICATORS OF CHANGE IN THE PSYCHOTHERAPEUTIC PROCESSSUICIDE AND GROSS DOMESTIC PRODUCT IN CHILE:: TOWARD A PREDICTIVE MODEL author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

Related links

  • On index processCited by Google
  • Have no similar articlesSimilars in SciELO
  • On index processSimilars in Google

Share


Revista Latinoamericana de Psicología

Print version ISSN 0120-0534

rev.latinoam.psicol. vol.38 no.2 Bogotá May/Aug. 2006

 

ARTICULOS

LA COMUNIDAD COMO FUENTE DE APOYO SOCIAL: EVALUACIÓN E IMPLICACIONES EN LOS ÁMBITOS INDIVIDUAL Y COMUNITARIO1

THE COMMUNITY AS A SOURCE OF SOCIAL SUPPORT: EVALUATION AND IMPLICATIONS AT THE INDIVIDUAL AND COMMUNITY LEVELS

ENRIQUE GRACIA2

Universidad de Valencia, España

JUAN HERRERO

Universidad de Oviedo, España

1Esta investigación se ha realizado con el apoyo de un proyecto de investigación (BSO2001-3182) financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de España.

2 Correspondencia: ENRIQUE GRACIA, Facultad de Psicología, Universidad de Valencia. Avda. Blasco Ibáñez, 21, 46010 Valencia, España. E-mail: enrique.gracia@uv.es


ABSTRACT


This paper presents results from three studies. In Study 1, we analyze the factor structure and psychometric properties of the Community Support Questionnaire. In Study 2, we examine the relations among community support and several indicators of psychological adjustment. In Study 3, we compare levels of community support across two types of residential areas: low and high risk residential areas. Results confirm both that perception of community support is associated with psychological adjustment and that community support also varies across different types of residential areas. We discuss the results implications for the analysis of community support both at individual and community level.

Key words: social support, community support, social integration, psychological adjustment.


RESUMEN


En este trabajo se presentan tres estudios. El estudio 1 se llevó a cabo con el objetivo de explorar las propiedades psicométricas y estructura factorial del cuestionario de apoyo comunitario percibido. El estudio 2 examina la relación del apoyo comunitario con diversos indicadores del ajuste psicológico. El estudio 3 se realizó para comprobar si existen diferencias en la percepción de apoyo comunitario entre participantes de áreas residenciales normales y de alto riesgo. Los resultados confirman que la percepción de apoyo comunitario está relacionada positivamente con en el ajuste psicológico, así como que las condiciones de la comunidad de residencia influyen en la percepción de apoyo comunitario de sus residentes. Se discuten las implicaciones de estos resultados para el análisis del apoyo comunitario tanto en el nivel individual como comunitario.


Palabras clave: apoyo social, apoyo comunitario, integración social, ajuste psicológico.


INTRODUCCIÓN

El concepto de apoyo social ha ocupado un lugar central en el análisis de los determinantes sociales de la salud y el bienestar, y está estrechamente vinculado al ámbito de la intervención comunitaria (Cohen, Gottlieb & Underwood, 2000; Eckersley, Dixon & Douglas, 2001; Gracia, 1997; Montero, 2003; Ramírez & Cumsille, 1997). Sin embargo, el análisis de las comunidades como fuente de apoyo social ha sido un aspecto descuidado en la literatura, cuyo principal interés se ha dirigido al análisis de la percepción de apoyo en las relaciones íntimas y de confianza y sus efectos en la salud y el bienestar (Cohen & Wills, 1985; Schwarzer & Leppin, 1989). No obstante, la interacción social con los miembros y organizaciones de la comunidad constituye una potencial fuente de apoyo para las personas. A partir de estas relaciones no sólo se pueden obtener importantes recursos, información y ayuda, sino también se deriva un sentimiento de pertenencia y de integración a una comunidad más amplia con importantes implicaciones para el bienestar individual y social (Cohen et al., 2000). El apoyo social en el nivel comunitario es, por tanto, un constructo que exige un nivel de análisis distinto al del apoyo en el nivel de las relaciones íntimas y de confianza (Lin, 1986). Este trabajo tiene, en este sentido, el objetivo de presentar un instrumento de evaluación del apoyo comunitario y, a partir de él, analizar, en primer lugar, la influencia del apoyo comunitario en diversos indicadores del ajuste y bienestar individual, y en segundo lugar, examinar la influencia que las características de una comunidad tienen en la percepción de apoyo comunitario de sus residentes.

El apoyo social en los diferentes niveles de las relaciones sociales

Diversos autores han propuesto diferentes estratos o niveles de análisis de las relaciones sociales a partir de los cuales identificar las fuentes de apoyo social. Así por ejemplo, Benjamin Gottlieb (1981) propone tres niveles de análisis del entorno social vinculados al concepto de apoyo social: los niveles macro (integración y participación social), meso (redes sociales) y micro (relaciones íntimas). En esta división, el nivel que nos interesa para nuestro análisis del apoyo social es el acercamiento basado en la integración/participación social que se centra en cómo "las personas se involucran en instituciones, asociaciones de carácter voluntario, y la vida social informal de sus comunidades" (p. 32). Asimismo, en su taxonomía del apoyo social, Laireiter y Baumann (1992) también incluyen la integración social, un constructo que hace referencia a la participación e implicación de una persona en la vida social de su comunidad y de la sociedad. Para estos autores entre los criterios que definen la integración social de una persona se encuentran, entre otros "estar en contacto regular con los vecinos", "tener amigos o conocidos en el vecindario" y la pertenencia a grupos sociales.

Pero quizás, la idea de tener en cuenta los diferentes niveles de las relaciones sociales para el análisis de apoyo social ha encontrado su mejor articulación en el trabajo de Nan Lin (1986), quien plantea que el vínculo de una persona con el entorno social puede representarse en tres niveles distintos: la comunidad, las redes sociales y las relaciones íntimas y de confianza. Para este autor, el apoyo social se define como las provisiones expresivas o instrumentales -percibidas o reales- proporcionadas por la comunidad, las redes sociales y las relaciones íntimas y de confianza. Cada uno de estos ámbitos proporciona diferentes sentimientos de vinculación. Así, el estrato más externo y general, la comunidad, hace referencia a las relaciones con la comunidad más amplia. La participación en este estrato se refleja en el grado en que la persona se involucra en la comunidad y las organizaciones de carácter voluntario. Este tipo de vinculación refleja la integración en la comunidad de la persona y proporciona un sentimiento de pertenencia a una estructura social amplia y un sentido general de identidad social. El siguiente estrato, más cercano a la persona, consiste en las redes sociales a través de las cuales se accede directamente a un número relativamente amplio de otras personas. Estas tienen un grado elevado de especificidad y tienden a construirse a partir de características como las relaciones familiares, el mundo laboral o la amistad. Este tipo de relaciones proporciona sentimientos de vinculación. Estas relaciones requieren de la interacción interpersonal y de un mayor esfuerzo que la mera participación ya que se debe mantener las relaciones con una frecuencia y nivel de compromiso razonable (de este modo, una relación basada en el vínculo es más sólida que una relación basada en el sentido de pertenencia). Finalmente, el ámbito más próximo al individuo lo constituye el conjunto de sus relaciones íntimas o de confianza, del que deriva un sentimiento de compromiso, y donde se asume una serie de normas de reciprocidad y de responsabilidad por el bienestar del otro (véase Figura 1).

Para Lin "el estrato más externo contiene las relaciones con la comunidad más amplia y refleja la integración y el sentido de pertenencia a una estructura social más amplia. La participación en organizaciones de carácter voluntario (por ejemplo, iglesia y escuela, actividades deportivas o de ocio, clubes, asociaciones cívicas o políticas) indican la medida en que la persona se identifica y participa con su entorno social más amplio" (p. 19). Esta orientación incorpora tanto elementos objetivos (participación) como elementos subjetivos (sentimientos de integración y la percepción de estas organizaciones como un recurso a los que acudir) y recoge, por tanto, los dos elementos de la distinción general entre integración socialestructural e integración sociopsicológica o emocional (Moen, Dempster-McClain & Williams, 1989; Myers, 1999).

Siguiendo esta orientación teórica, en este trabajo nos centraremos en el nivel más externo de las relaciones sociales, utilizando como indicadores del apoyo comunitario los sentimientos de integración en la comunidad, el grado de participación en actividades de la comunidad y la percepción que se tiene de las organizaciones de carácter voluntario en la comunidad como fuentes de ayuda.

Apoyo comunitario: Niveles de análisis individual y comunitario

El apoyo comunitario es un concepto relevante tanto en el nivel individual como en el nivel comunitario. Tanto desde el punto de vista de la investigación como de la intervención resulta útil analizar este constructo (1) como una característica de los individuos y (2) como una característica de comunidades concretas.

En el nivel de análisis individual nos interesan las percepciones individuales sobre el grado de integración, rol activo y recursos de apoyo disponibles en la comunidad de pertenencia, así como los efectos de estas percepciones en el ajuste y bienestar individual. Para Sarason (1974), la percepción de pertenecer a una comunidad, el sentimiento de que se es parte de una estructura estable en la que confiar, el sentimiento de compromiso mutuo que vincula a los individuos en una unidad colectiva es un elemento importante del bienestar individual. Además, de acuerdo con Thoits (1983), la identidad de las personas está vinculada a los roles sociales que emergen del entorno social donde se interactúa, y la comunidad de pertenencia constituye uno de los principales escenarios sociales de interacción. Las expectativas asociadas a esos roles sociales infunden un sentido de predictibilidad a la persona y al cumplirse esas expectativas las personas tienen la oportunidad de desarrollar un autoconcepto más diversificado y mejorar su autoestima (Palomar & Lanzagorta, 2005). En este sentido, Cohen et al. (2000) consideran que los efectos beneficiosos de las relaciones sociales en el bienestar individual se producen a través de su influencia en el autoconcepto, los sentimientos de valía personal, de control personal y la conformidad con las normas conductuales que tienen implicaciones para nuestra salud. Así, por ejemplo, Wandersman y Florin (2000) subrayan que la participación y contribución al desarrollo de una comunidad puede llevar a cambios en los sentimientos individuales acerca del self. También en su revisión, Shinn y Toohey (2003) hacen hincapié en la importancia que tienen escenarios comunitarios como grupos de ayuda mutua, las parroquias u organizaciones de carácter voluntario para la formación de roles, el sentido de identidad y la mejora del bienestar.

En el nivel de análisis comunitario el apoyo comunitario puede entenderse también como el resultado de las características particulares de una comunidad determinada (Abello & Madariaga, 1997; Reimel de Carrasquel & Jiménez, 1997). En este sentido, las diferencias individuales en los niveles de apoyo comunitario percibido pueden estar reflejando también diferencias en las comunidades donde residen esas personas (Brissette, Cohen & Seeman, 2000). Por ejemplo, las personas que viven en vecindarios deprivados y con altos niveles de riesgo puede que no se beneficien tanto de las redes sociales en la comunidad como lo puedan hacer aquellas personas que viven en vecindarios más seguros y de mayor calidad (Palomar & Lanzagorta, 2005). En comunidades donde predomina la pobreza, el apoyo que puede proveer una red social sometida ya a altos niveles de estrés puede estar comprometido por las demandas que esas mismas personas realizan y, como consecuencia, los costos de mantener una implicación activa en las actividades y organizaciones de esas comunidades puede sobrepasar sus beneficios potenciales (Ceballo & McLoyd, 2002). En este sentido, Leventhal y Brooks-Gunn (2000) han subrayado la importancia que tiene la comunidad local o vecindario de residencia en los niveles de apoyo comunitario percibido porque los recursos no se distribuyen igualmente entre los vecindarios de una comunidad, ya que existen amplias diferencias espaciales en los niveles de ingreso, educación, calidad de la vivienda, estabilidad residencial y empleo en las comunidades.

El presente trabajo presenta un instrumento elaborado con el propósito de operacionalizar las dimensiones del apoyo social comunitario y describe los resultados de diversos estudios empíricos en los que se utiliza este instrumento, lo que permite contrastar y comprobar su utilidad práctica. Nuestras hipótesis de trabajo son, de acuerdo con las consideraciones anteriores:

1) En el ámbito individual: mayores niveles de apoyo comunitario percibido estarán relacionados con diversos indicadores de ajuste psicológico (menores niveles de estrés percibido, mayores niveles de autoestima).

2) En el ámbito comunitario: las condiciones del vecindario (nivel de riesgo, problemas sociales, disponibilidad, accesibilidad y calidad de los servicios y recursos) influirán en los niveles de apoyo comunitario percibido por sus residentes, de forma que a mayor deterioro y peor calidad del vecindario sus residentes percibirán menores niveles de apoyo comunitario.

En este trabajo se presentan tres estudios. El estudio 1 se llevó a cabo con el objetivo de explorar las propiedades psicométricas de este instrumento y su estructura factorial. El estudio 2 examina la relación del apoyo comunitario con diversos indicadores del ajuste y bienestar individual. El estudio 3 se realizó para comprobar si existen diferencias en la percepción de apoyo comunitario entre participantes de áreas residenciales normales y de alto riesgo.

ESTUDIO 1 EL CUESTIONARIO DE APOYO COMUNITARIO PERCIBIDO: ESTRUCTURA FACTORIAL Y PROPIEDADES PSICOMÉTRICAS

MÉTODO

Participantes

Para este estudio se seleccionaron 1051 sujetos de ambos sexos y un rango de edad de 18 a 80 años a partir de un conjunto de vecindarios representativos en términos sociodemográficos de un área urbana (Valencia, España). Un 54% de los participantes eran mujeres. La media de edad era de 39 años, los estudios promedio de bachiller (hasta los 18 años) y los ingresos medios familiares de 21500 euros (ver Gracia & Herrero, 2004a; para una descripción más detallada de la muestra).

Instrumentos de medida

Cuestionario de apoyo comunitario percibido. Este cuestionario proporciona una medida de la integración y participación comunitaria así como un índice del apoyo percibido en organizaciones voluntarias de la comunidad -grupos sociales, clubes, asociaciones deportivas, comisiones de festejos, etc. El cuestionario se compone de tres escalas con categorías de respuesta que van de (1) Muy en desacuerdo a (5) Muy de acuerdo (ver Apéndice 1).

1. Integración comunitaria. Escala de 4 ítems que evalúa el sentimiento de pertenencia e identificación con la comunidad. 2. Participación Comunitaria. Escala de 5 items que evalúa el grado de implicación en las actividades sociales de la comunidad. 3. Organizaciones Comunitarias. Escala de 5 items que evalúa el grado de apoyo que la persona percibe en las organizaciones voluntarias de la comunidad.

RESULTADOS

Se realizó un análisis de componentes principales en el que 3 componentes con autovalores mayor que 1 se rotaron oblicuamente (Promax, K4). Con este procedimiento, contrastamos un modelo factorial acorde con la revisión teórica expuesta, en el que las diferentes dimensiones del cuestionario se relacionan entre sí en la medida que son indicadores de un mismo constructo: apoyo comunitario percibido. Por tanto, en el paso 1 estimamos el modelo factorial de primer orden y en el paso 2 analizamos si esos factores reflejan una estructura con un factor de segundo orden (el apoyo comunitario percibido). Posteriormente calculamos la consistencia interna (alfa de Cronbach) para la escala global y cada una de las dimensiones. Los resultados se presentan en la Tabla 1.

Se observa en Tabla 1 que la estructura de primer orden agrupa consistentemente a los 14 items en 3 dimensiones: Integración Comunitaria, Participación Comunitaria y Organizaciones Comunitarias; y que estas tres dimensiones reflejan una estructura de segundo orden: el apoyo comunitario percibido. Aunque no se muestra en la Tabla 1, ningún ítem saturó más de .40 en dos ó más factores. La consistencia interna para el cuestionario completo (α = 0,87) y las diferentes escalas fue adecuada (α 3 0,76).

DISCUSIÓN

En conjunto, los resultados sugieren que los 14 items son indicadores fiables de una medida multidimensional de apoyo comunitario. Además, los análisis muestran que existe una estructura de segundo orden con un solo factor: apoyo comunitario percibido. Una vez mostrado que el instrumento posee unas propiedades psicométricas satisfactorias, pasamos a analizar los efectos del apoyo comunitario en el ajuste psicológico individual.

ESTUDIO 2 APOYO COMUNITARIO Y AJUSTE PSICOLÓGICO

La evidencia empírica disponible sugiere que las situaciones vitales estresantes ejercen una influencia negativa en el ajuste psicológico de las personas (estrés, depresión, baja autoestima, etc.); sin embargo, la literatura sobre apoyo social ha mostrado consistentemente que las personas que atraviesan por situaciones no deseables a menudo pueden mantener un nivel de ajuste psicológico adecuado si disponen además de apoyo social. Si bien esta propiedad del apoyo social ha sido frecuentemente comprobada con medidas de apoyo en las relaciones íntimas y de confianza, el efecto del apoyo social comunitario ha sido relativamente desatendido (ver Lin, Dean & Ensel, 1986, para una excepción). El objetivo de este estudio es analizar la contribución del apoyo comunitario en el ajuste psicológico. No obstante, es importante distinguir los efectos del apoyo social de las relaciones íntimas y de confianza del apoyo en el nivel comunitario. Para analizar la contribución específica del apoyo comunitario en el ajuste psicológico se hace necesario identificar qué parte de esa contribución se debe a una mayor disponibilidad de apoyo en las relaciones íntimas y de confianza y qué parte se debe a los niveles de apoyo comunitario.

MÉTODO

Participantes

De los 1051 participantes del estudio 1, 780 respondieron cuestionarios 6 meses después. La tasa de respuesta fue del 74% y no se observaron diferencias significativas en edad, género, estudios, e ingresos familiares entre los participantes que continuaron en el estudio a los seis meses (N = 780) y aquellos que causaron baja (N = 271) (ver Gracia & Herrero, 2004a).

Instrumentos de medida

Eventos vitales no deseables. Se utilizó un listado de 33 situaciones estresantes basada en el trabajo de Lin et al. (1986) y adaptada por Gracia y Herrero (2004a). Este listado proporciona información sobre conflictos y problemas durante los últimos seis meses en áreas como el trabajo/ estudios, hogar, finanzas o problemas legales. El análisis de fiabilidad para este tipo de listados no es apropiado, debido a que están diseñados para evaluar la acumulación de experiencias vitales estresantes relativamente independientes (Cohen, 1988). Los eventos vitales no deseables fueron medidos en T1.

Apoyo social en las relaciones íntimas y de confianza. Se utilizó el Cuestionario de Apoyo Social Percibido (Relationship-specific Social Support Scale- RSS) de Gracia y Herrero (2004b). Este instrumento proporciona información sobre el grado en que se percibe apoyo de cada uno de los miembros de la red social. Las ventajas de medir el apoyo social a través de las relaciones específicas han sido señaladas por numerosos autores (Davis, Morris & Kraus, 1998, para un análisis) ya que existe evidencia empírica de que las medidas globales de apoyo social (sin referencia explícita a las personas que lo proporcionan) pueden reflejar características de personalidad estables (ver Gracia & Herrero, 2004b, para una discusión). Esto es especialmente relevante en estudios (como el presente) que incluyen variables que reflejan también características personales estables del individuo (por ejemplo, autoestima), pudiendo dar lugar a problemas de interpretación de las relaciones empíricas observadas. Las dimensiones del apoyo social percibido que proporciona el RSS son: emocional (a =0,88), instrumental (a =0,88) y consejo (a =0,93). El apoyo percibido fue medido en T1.

Estrés percibido. Se utilizó la Escala de Estrés Percibido (Perceived Stress Scale -PSS) de Cohen, Kamarck y Mermelstein (1983) que evalúa el grado en que los participantes percibieron las situaciones del último mes como impredecibles y fuera de control (a =0,83). El estrés percibido fue medido en T2.

Autoestima: Se utilizó la Escala Rosenberg (1965) que evalúa la autoestima global a través de 10 items con categorías de respuesta que van de (1) muy en desacuerdo a (5) muy de acuerdo (a = 0,78). La autoestima fue medida en T2.

>RESULTADOS

Se utilizó la técnica de análisis de ecuaciones estructurales para analizar simultáneamente múltiples relaciones entre las variables del estudio. En la Figura 2 se presenta el modelo estimado. Este modelo permite controlar el error de medida para las variables latentes a la vez que permite analizar simultáneamente diferentes indicadores de la validez de la medida de apoyo comunitario percibido. Las variables latentes del modelo son: Apoyo Social (configurada
a partir de las dimensiones emocional, instrumental y ayuda como indicadores del factor) y Apoyo Comunitario (configurada a partir de las dimensiones integración, participación y organizaciones comunitarias como indicadores del factor). En la tabla 2 se presenta la matriz de correlaciones para las variables observadas del modelo.

En el modelo de la Figura2 se analizan simultáneamente ambos efectos. Por una parte, el apoyo comunitario debería estar positivamente relacionado con la autoestima y negativamente relacionado con el estrés percibido. Por otra parte, el apoyo social percibido, debería ejercer unos efectos similares. Además, al correlacionar ambas medidas de apoyo, el modelo permite estimar el efecto del apoyo comunitario en el ajuste psicológico independientemente de los niveles de apoyo social en las relaciones íntimas y de confianza. Esta propiedad del modelo es importante, ya que la evidencia empírica sugiere que las personas con niveles elevados de apoyo social se sienten más integradas y suelen implicarse más activamente en las actividades de la comunidad (véase Gracia & Herrero, 2004a) y probablemente sus niveles de apoyo comunitario son más elevados.

Debido a la desviación significativa de la multinormalidad de los datos (estimador normalizado de Mardia = 16,55) se utiliza la corrección de Satorra-Bentler para el cálculo del c2, errores típicos y estimación de la significación de los parámetros del modelo (Bentler, 1995). El modelo de la Figura 2 presentó un ajuste satisfactorio: S-Bc2 (20, N = 664)= 30,01, p = 0,06, CFI = 0,99, CFI robusto = 0,99, GFI = 0,99, AGFI = 0,98, SRMR= 0,025; RMSEA robusto = 0,027 (intervalo de confianza del 95%, 0,000-0,047). El test de c2 no fue significativo, indicando que es poco probable que el modelo obtenido en la muestra no se encuentre también en la población. Con respecto a los restantes índices de ajuste, el modelo cumple con los requisitos señalados por Hu y Bentler (1999): CFI > 0,95, RMSEA < 0,05 y SRMR < 0,08), sugiriendo que el modelo reproduce correctamente las matriz original varianzas-covarianzas. Todas los "paths" estimados son estadísticamente significativos.

De acuerdo con los resultados de la Figura 2, el apoyo comunitario se relaciona de forma negativa con el estrés percibido (β = -0,28, p < 0,01) y positivamente con la autoestima (β = 0,19, p < 0,01). Esta relación tiene en cuenta además el efecto del apoyo social y los eventos en el estrés percibido y la autoestima. Como era previsible, el apoyo comunitario y el apoyo social de las relaciones íntimas y de confianza están significativamente relacionados (r = 0,32, p < 0,01). Las restantes relaciones del modelo son consonantes con la literatura científica y, para los objetivos de este estudio, tienen una importancia secundaria: los eventos influyen positivamente en el estrés percibido y negativamente en la autoestima; estrés percibido y autoestima están fuertemente correlacionados; y el apoyo social en las relaciones íntimas y de confianza se relaciona positivamente con la autoestima y negativamente con el estrés percibido.

Atendiendo a los efectos totales de los eventos en el ajuste psicológico (estrés percibido y autoestima) podemos analizar el papel mediador del apoyo comunitario. Estos efectos totales no se muestran en la Figura 1 pero fueron significativos para el estrés percibido (β = 0,18, p < 0,01) y la autoestima (β = -0,21, p < 0,01). Si comparamos el efecto directo de los eventos en estrés percibido y autoestima (0,14 y -0,16, respectivamente) con sus efectos totales (0,18 y -0,21) observamos que una parte del efecto de los eventos vitales en el ajuste psicológico se debe precisamente a la disminución que los eventos provocan en los niveles de apoyo comunitario y apoyo social. Estos son los efectos indirectos (β = 0,05, p < 0,01 para estrés percibido y β = -0,07, p < 0,01, para autoestima).

DISCUSIÓN

Los resultados del estudio indican que la medida de apoyo comunitario presentada en esta investigación se relaciona de forma positiva con el bienestar psicológico (autoestima) y de forma negativa con el distrés psicológico (estrés percibido). Además, el hecho de que los resultados se hayan obtenido tras controlar la influencia del apoyo social en las relaciones íntimas y de confianza, nos sugiere que (a) apoyo comunitario y apoyo social en las relaciones íntimas y de confianza son constructos independientes pero fuertemente relacionados, y que (b) el apoyo comunitario ejerce una influencia en el ajuste psicológico específica, más allá de que otros recursos psicosociales estén disponibles (por ejemplo, apoyo social en las relaciones íntimas y de confianza).

ESTUDIO 3 COMUNIDADES DESFAVORECIDAS Y PERCEPCIÓN DE APOYO COMUNITARIO

En este estudio, nuestro objetivo consistía en analizar hasta qué punto la medida de apoyo comunitario presentada en esta investigación estaba relacionada con características residenciales observables. Para ello, comparamos los niveles de apoyo comunitario percibido de los residentes en vecindarios normales con el de los residentes en un área de alto riesgo. Nuestra hipótesis de trabajo fue que en el área residencial de alto riesgo (servicios e infraestructuras de baja calidad, desempleo, delincuencia, pobreza, violencia familiar y drogadicción, etc.) habría un menor nivel de apoyo comunitario percibido. Paralelamente, queríamos comprobar hasta qué punto el apoyo comunitario y el apoyo social al nivel de las relaciones íntimas y de confianza constituyen procesos independientes. Así, el área residencial es previsible que influya en el apoyo que se obtiene de otros residentes; sin embargo, la distribución del apoyo en las relaciones íntimas y de confianzas no tiene que seguir necesariamente ese esquema. En este sentido, la red de apoyo no se limita al área residencial aunque puede haber personas del área residencial que formen parte de esta red.

MÉTODO

Participantes

Para este estudio seleccionamos un área residencial de alto riesgo con el objeto de comparar los niveles de apoyo comunitario percibido entre sus residentes y los de áreas residenciales no consideradas de alto riesgo (participantes de los estudios 1 y 2). Para ello, fuimos asesorados por las autoridades locales (Departamento de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Valencia, España) para el establecimiento de los criterios para definir alto riesgo:

1) Servicios e infraestructuras de pobre calidad.

2) Carencia de recursos y servicios en general, y en particular de recursos sociales y actividades culturales.

3) Bajos niveles educativos y altos niveles de fracaso escolar.

4) Presencia de problemas sociales como desempleo, delincuencia, pobreza, violencia familiar y drogadicción.

Añadimos el requisito adicional propuesto por Keller (1968) de que un área residencial de alto riesgo es ampliamente reconocida y delimitada con precisión por la población (ver también Altschler, Somkin & Adler, 2004; Macintyre, Maciver & Sooman, 1993; Sampson, Raudenbush & Earls, 1997, para un acercamiento similar).

Un total de 214 participantes completaron los instrumentos ya descritos de apoyo comunitario percibido y apoyo social en las relaciones íntimas y de confianza. Los participantes que residían en el área de riesgo no se diferenciaron en género y edad con los participantes de los estudios 1 y 2. Sí mostraron, como era previsible, menores niveles de estudios e ingresos. En este caso, los estudios promedio fueron de escuela secundaria (hasta los 14 años) y los ingresos familiares de 15.000 euros. Por cada 100 euros disponibles en una familia del área de alto riesgo, aproximadamente 143 estarían disponibles si la familia no residiera en esa área, lo que da una idea de la diferencia de recursos económicos. Junto a los datos de estos 214 participantes, se utilizaron los datos completos de 763 participantes en el estudio 2.

RESULTADOS

Se realizó un ANOVA con la pertenencia a zona residencial de riesgo como factor (1, no riesgo, 2 riesgo) y el apoyo comunitario percibido como variable dependiente. También incluimos las tres dimensiones del apoyo social en las relaciones íntimas y de confianza (emocional, consejo e instrumental) como covariables en el modelo. Con esta estrategia pretendíamos estimar las diferencias en apoyo comunitario en zonas residenciales teniendo en cuenta la relación del apoyo comunitario con el apoyo social (ver estudio 2). Adicionalmente, esto permitiría analizar también la relación entre área residencial y apoyo social en las relaciones íntimas y de confianza.

El efecto del área residencial en el apoyo comunitario es significativo (F1, 939 = 7,64, p <0,01). Las medias en apoyo comunitario para los grupos de bajo y alto riesgo son 43,31 y 41,39 respectivamente. Estos resultados tienen en cuenta la relación que las covariables (apoyo social emocional, instrumental y consejo) tienen con el área residencial. Es interesante señalar que mientras el apoyo emocional e instrumental no se relacionan con el área residencial (F1, 939 = 0,79,p > 0,05), el apoyo de consejo sí (F1, 939 = 17,70, p <0,01). Las medias en apoyo de consejo para los grupos de bajo y alto riesgo son 3,91 y 3,79 respectivamente, lo que indica que las personas que viven en el área residencial de alto riesgo disponen de menor apoyo de consejo.

DISCUSIÓN

Los resultados del tercer estudio sugieren que las condiciones residenciales adversas (servicios e infraestructuras de baja calidad, desempleo, delincuencia, pobreza, violencia familiar y drogadicción, etc.) se relacionan negativamente con el apoyo que los residentes perciben en esas comunidades. Sin embargo, estas diferencias en el apoyo no se extienden al apoyo social derivado de las relaciones sociales íntimas o de confianza, a excepción del consejo.

DISCUSIÓN GENERAL Y CONCLUSIONES

Este trabajo tenía como objetivos el estudio de las características psicométricas del cuestionario de apoyo comunitario percibido, el análisis de los efectos de la percepción de apoyo comunitario en diversos indicadores del ajuste y bienestar individual, así como la exploración de la influencia de las características de las comunidades en la percepción de apoyo comunitario de sus residentes. Los resultados obtenidos confirman las hipótesis planteadas en el sentido de un efecto positivo de la percepción de apoyo comunitario en el ajuste y bienestar, así como de la influencia de las condiciones de la comunidad de residencia en la percepción de apoyo comunitario de sus residentes.

La percepción de apoyo comunitario refleja los sentimientos de integración y de ser parte de una comunidad, el sentimiento de ser un miembro activo de esa comunidad y la percepción de las organizaciones comunitarias de carácter voluntario como una fuente potencial de apoyo social. Esta idea de la comunidad como fuente de apoyo está estrechamente vinculada al concepto de "lazos sociales débiles" (Granovetter, 1973), un concepto que cubre un amplio rango de relaciones sociales que se encuentran más allá de la red primaria de relaciones constituida por familiares y amigos íntimos y que pueden tener un importante valor instrumental al facilitar el acceso a recursos e información no accesibles a través de estas relaciones. Por ejemplo, para Dalton, Elias y Wandersman (2001) la diferencia entre una red social y la comunidad más amplia es precisamente la presencia de lazos débiles entre aquellos que no se conocen necesariamente pero que se reconocen como miembros de una misma comunidad. También para Wellman (1999), los lazos débiles y el apoyo que proporcionan son importantes puesto que proporcionan un amplio rango de recursos e información, incrementan el capital social, fortalecen la identidad, influyen en la conducta y refuerzan los vínculos entre individuos, hogares y grupos.

De acuerdo con Cohen et al. (2000), el apoyo social, en sentido amplio, se refiere a cualquier proceso a través del cual las relaciones sociales puedan promover la salud y el bienestar. Desde esta perspectiva, y tal como se hipotetizaba en este estudio, esperábamos que el apoyo al nivel comunitario tuviera también una influencia positiva en el bienestar. Los resultados obtenidos confirman esta relación entre el apoyo comunitario y el ajuste psicológico (mayores niveles de autoestima y menores niveles de estrés percibido a mayores niveles de apoyo comunitario percibido). Además, esta relación se mantiene una vez controlados los efectos del apoyo social percibido en las relaciones sociales íntimas y de confianza, así como los niveles previos de eventos sociales estresantes, lo que añade validez a los resultados obtenidos. Puesto que el apoyo social al nivel comunitario ha sido escasamente analizado, consideramos que este hallazgo constituye una contribución significativa al debate acerca de los orígenes sociales de la salud y el bienestar (Eckersley et al., 2001), apuntando al apoyo comunitario, en términos de Cowen (2000), como una importante vía para el bienestar psicológico.

Estar socialmente conectado es una condición previa para acceder y experimentar el apoyo social. Los contactos con la comunidad, la pertenencia activa a grupos formales e informales, así como el uso de las organizaciones comunitarias constituyen por tanto escenarios donde también se movilizan y se accede al apoyo social. Los vínculos comunitarios ofrecen una variedad de escenarios y entornos que pueden facilitar el acceso a nueva información y la exposición a un conjunto variado de roles, subculturas y, por lo tanto, a fuentes alternativas de influencia y apoyo con un impacto positivo en el bienestar psicológico de la persona. Una mayor integración en la comunidad y mayores niveles de participación en actividades y organizaciones comunitarias reflejaría la participación de la persona en esferas más amplias de la sociedad, y de acuerdo con diversos autores puede considerarse como una forma de ejercer el sentimiento de competencia y control, constituyendo por sí mismo un importante componente del bienestar psicológico (Antonovsky, 1979; Moos, 2005; Ortiz-Torres, 1999; Turner & Turner, 1999; Zimmerman, 2000). Los resultados obtenidos en este estudio se suman al corpus de literatura disponible que ha señalado las relaciones entre variables comunitarias y un diverso conjunto de variables conductuales y sociales. Por ejemplo, las personas con un sentimiento de vinculación a su comunidad elevado proporcionan con mayor probabilidad apoyo social a otras personas (Haines, Hurlbert & Beggs, 1996) y los miembros de asociaciones vecinales tienden a mostrar mayores sentimientos de competencia y control, y menores sentimientos de alienación (Carr, Dixon & Ogles, 1976; Chavis & Wandersman, 1990).

Por otra parte, es importante tener en cuenta las posibles variaciones en el apoyo social y comunitario que se pueden producir en función de variables culturales (Sánchez, 1998). Estas diferencias pueden deberse a variaciones transculturales en las dimensiones de colectivismo e individualismo (Triandis, 1990). En sociedades más colectivistas, frente a las más individualistas, existirían redes sociales más interdependientes y recíprocas y se esperarían mayores niveles de participación comunitaria. Así, por ejemplo, se han observado mayores niveles de participación y de pertenencia a la comunidad y una mayor confianza en organizaciones como la iglesia y la escuela como fuentes de apoyo en muestras Colombianas que en muestras Españolas (Gracia & Musitu, 2003). Así mismo, diferencias en los niveles de desarrollo socioeconómico entre sociedades también pueden explicar diferencias en los niveles de apoyo comunitario. Así la confianza en sistemas informales de apoyo en la comunidad sería mayor en sociedades con menores recursos económicos que en otras sociedades con mejores condiciones económicas, donde las necesidades pueden ser satisfechas más fácilmente de forma individual (Abello & Madariaga, 1997; Gracia & Musitu, 2003; Palomar & Lanzagorta, 2005).

Finalmente, y con respecto a la relación observada entre las características de la comunidad y la percepción de apoyo comunitario de sus residentes, nuestros resultados indican que el deterioro de una comunidad influye negativamente en la percepción de apoyo comunitario de sus residentes. Estos resultados serían consistentes con la hipótesis del empobrecimiento social (Garbarino & Sherman, 1980), según la cual, entornos de alto riesgo reducen la calidad de la vida social de las personas que los habitan. En estos vecindarios los residentes pueden inhibirse de tomar un rol más activo en sus comunidades, apartándose de la vida comunitaria (Palomar & Lanzagorta, 2005; Wilson & Kelling, 1982). La presencia de mayores niveles de problemas sociales pueden también crear un sentimiento de peligro e inseguridad entre sus habitantes que no sólo deteriora su vida social sino que también puede incrementar los sentimientos de impotencia (Ross, Mirowsky, & Pribesh, 2001). Como han señalado Sampson et al. (1997), los sentimientos de impotencia y desconfianza también pueden reducir la voluntad de los residentes para ejercer el control social informal en sus comunidades e intervenir en los problemas comunitarios a través de la participación colectiva y el uso de las organizaciones comunitarias de carácter voluntario (Sampson et al., 1997).

La comunidad como sistema geográfico y social actúa como un elemento de conexión entre la persona y la estructura social más amplia y es, asimismo un vehículo a través del cual se canaliza el apoyo social. El deterioro de una comunidad puede afectar a los recursos de apoyo disponibles en ella generando un clima de desconfianza, una reducción del sentido de comunidad, del capital social disponible para sus habitantes, así como de la eficacia colectiva de esa comunidad para resolver sus problemas o lograr sus aspiraciones. En este sentido, nuestros resultados sugieren la importancia de políticas de intervención dirigidas específicamente a aquellas comunidades más deprivadas y desfavorecidas, donde las condiciones negativas no sólo deterioran la calidad de vida de sus habitantes sino que también impiden crear y acceder a los recursos de apoyo que se generan en la interacción cotidiana en una comunidad, con lo que ello implica en términos de su ajuste y bienestar psicológico. Estas intervenciones, como han señalado Leventhal y Brooks-Gunn (2000), debería dirigirse a proveer elementos fundamentales como son los recursos, la estabilidad y la seguridad.

APENDICE 1


CUESTIONARIO DE APOYO COMUNITARIO PERCIBIDO


A continuación encontrará una serie de frases. Lea cada una de ellas cuidadosamente y conteste según su criterio poniendo un circulo alrededor de la respuesta que considere adecuada. Tenga en cuenta que:

1. Significa que usted está muy en desacuerdo
2. Significa que usted está en desacuerdo
3. Significa que usted está en parte de acuerdo y en parte en desacuerdo
4. Significa que usted está de acuerdo
5. Significa que usted está muy de acuerdo

Recuerde que toda la información es anónima y en nada le compromete

ESCALA 1
1. Me siento identificado con mi comunidad/barrio 1 2 3 4 5
2. Mis opiniones son bien recibidas en mi barrio o mi comunidad 1 2 3 4 5
3. Muy pocas personas de mi comunidad saben quién soy yo 1 2 3 4 5
4. Siento el barrio como algo mío 1 2 3 4 5

ESCALA 2
5. Colaboro en las organizaciones y asociaciones de mi comunidad 1 2 3 4 5
6. Participo en actividades sociales de mi barrio o comunidad 1 2 3 4 5
7. Participo en algún grupo social o cí¬vico 1 2 3 4 5
8. Acudo a las llamadas de apoyo que se hacen dentro de mi comunidad 1 2 3 4 5 9. No participo en las actividades socio-recreativas de mi comunidad 1 2 3 4 5

ESCALA 3
Como vd. sabe, asociaciones deportivas o culturales, grupos sociales o cívicos (asociaciones de vecinos, amas de casa, de consumidores, comisión de fiestas, etc.), la parroquia, agrupaciones políticas o sindicales, ONGs, etc. son organizaciones en las que se desarrolla una parte importante de la vida social de las personas. En estas organizaciones:

10. Podría encontrar personas que me ayudaran a resolver mis problemas 1 2 3 4 5

11. Encontraría alguien que me escuche cuando estoy decaído 1 2 3 4 5
12. Encontraría una fuente de satisfacción para mí 1 2 3 4 5
13. Lograría animarme y mejorar mi estado de ánimo 1 2 3 4 5
14.Me relajaría y olvidarí¬a con facilidad mis problemas cotidianos 1 2 3 4 5

REFERENCIAS

Abello, R. & Madariaga, C. (1997). Redes sociales como mecanismo de supervivencia: un estudio de casos en sectores de extrema pobreza. Revista Latinoamericana de Psicología, 29, 115-137.         [ Links ]

Altschler, A., Somkin, C. P. & Adler, N. E. (2004). Local services and amenities, neigborhood social capital, and health. Social Science and Medicine, 59, 1219-1229.         [ Links ]

Antonovsky, A. (1979). Health, stress, and coping. San Francisco: Jossey-Bass.         [ Links ]

Bentler, P. (1995). EQS Structural Equations Program Manual. Encino, CA: Multivariate Software.        [ Links ]

Brissete, I., Cohen, S. & Seeman, T. E (2000). Measuring social integration and social networks. En S. Cohen, L. G. Underwood & B. H. Gottlieb (Eds.), Social support measurement and intervention: A guide for health and social scientist (pp. 53-85). Oxford: Oxford University Press.        [ Links ]

Carr, T. H., Dixon, M. C. & Ogles R. M. (1976). Perceptions of community life which distinguish between participants and nonparticipants in a neighborhood self-help organization. American Journal of Community Psychology, 4, 357-366.        [ Links ]

Chavis, D. M. & Wandersman, A. (1990). Sense of community in the urban environment: A catalyst for participation and community development. American Journal of Community Psychology, 18, 55-81.        [ Links ]

Ceballo, R. & McLoyd, V. C. (2002). Social support and parenting in poor, dangerous neighborhoods. Child Development, 73, 1310-1321.        [ Links ]

Cohen, L. H. (1988). Life events and psychosocial functioning. Theoretical and methodological issues. Newbury Park, CA: Sage.         [ Links ]

Cohen, S., Gottlieb, B. H., & Underwood, L. G. (2000). Social relationships and health. En S.Cohen, L. G. Underwood & B. H. Gottlieb (Eds.), Social support measurement and intervention: A guide for health and social scientists (pp. 3-25). Oxford: Oxford University Press.         [ Links ]

Cohen, S., Kamarck, T., & Merlmestein, R. (1983). A global measure of perceived stress. Journal of Health and Social Behavior, 24, 385-396.         [ Links ]

Cohen, S. & Wills, T. A. (1985). Stress, social support, and the buffering hypothesis. Psychological Bulletin, 98, 310-357.         [ Links ]

Cowen, E. L. (2000). Community psychology and routes to psychological wellness. En J. Rappaport & E. Seidman (Eds.),Handbook of community psychology (pp. 79-99). Nueva York: Kluwer /Plenum.         [ Links ]

Davis, M. H., Morris, M. M. & Kraus, L. A. (1998). Relationship-specific and global perceptions of social support: Associations with well-being and attachment. Journal of Personality and Social Psychology, 74, 468-481.         [ Links ]

Dalton, J. H., Elias, M. J. & Wandersman, A. (2001). Community psychology: Linking individuals and communities. Stamford, CT: Wadsworth/Thompson Learning.         [ Links ]

Eckersley, R., Dixon, J., & Douglas, B. (Eds.) (2001). The social origins of health and well-being. Nueva York: Cambridge University Press.         [ Links ]

Garbarino, J. & Sherman, D. (1980). High-risk neighbourhoods and high-risk families: The human ecology of child maltreatment. Child Development 51, 188-198.         [ Links ]

Gottlieb, B. H. (1981). Social networks and social support in community mental health. En B. H. Gottlieb (Ed.), Social networks and social support (pp. 11-42). Londres: Sage        [ Links ]

Gracia, E. (1997). El apoyo social en la intervención comunitaria. Barcelona: Paidós.         [ Links ]

Gracia, E. & Herrero, J. (2004a). Determinants of social integration in the community: An exploratory analysis of personal, interpersonal and situational variables. Journal of Community and Applied Social Psychology, 14, 1-15.         [ Links ]

Gracia, E. & Herrero, J. (2004b). Personal and situational determinants of relationship-specific perceptions of social support. Social Behavior and Personality, 32, 459-476.         [ Links ]

Gracia, E. & Musitu, G. (2003). Social isolation from communities and child maltreatment: A cross-cultural comparison.Child Abuse & Neglect, 27, 153-168.         [ Links ]

Granovetter, M. (1973). The strength of weak ties. American Journal of Sociology, 78, 1360-1380.         [ Links ]

Haines, V. A., Hurlbert, J. S. & Beggs, J. J. (1996). Exploring the determinants of support provision: Provider characteristics, personal networks, community contexts, and support following life events. Journal of Health and Social Behavior, 37, 252-264.        [ Links ]

Hu, L. & Bentler, P. M. (1999). Cut-off criterion for fit indexes in covariance structure analysis: conventional criteria versus new alternatives. Structural Equation Modeling, 6, 1-55.         [ Links ]

Keller, S. (1968). The urban neighborhood. Nueva York: Random House.         [ Links ]

Laireiter, A. & Baumann, U. (1992). Network structures and support functions-theorical and empirical analysis. En H. Veiel & U.         [ Links ]

Baumann (Eds.), The meaning and measurement of social support (pp. 33-55). Nueva York: Hemisphere.         [ Links ]

Leventhal, T. & Brooks-Gunn, J. (2000). The neighborhoods they live in: The effects of neighborhood residence on child and adolescent outcomes. Psychological Bulletin, 126, 309-337.         [ Links ]

Lin, N. (1986). Conceptualizing social support. En N. Lin, A. Dean, & W. Ensel (Eds.), Social support, life events, and depression (pp. 17-30). Nueva York: Academic Press.         [ Links ]

Lin, N., Dean, A., & Ensel, W. (Eds.) (1986). Social support, life events and depression. Nueva York: Academic Press. Macintyre, S., Maciver, S., & Sooman, A. (1993). Area, class and health: Should we be focusing on places or people? Journal of Social Policy, 22, 213-234.         [ Links ]         [ Links ]

Moen, P., Dempster-McClain, D., & Williams, R. M., Jr. (1989). Social integration and longevity: An event-history of women's roles and resilience. American Sociological Review, 54, 635-647.         [ Links ]

Moos, R. H. (2005). Contextos sociales, afrontamiento y bienestar: Lo que sabemos y lo que necesitamos saber. Revista Mexicana         [ Links ]

Myers, S. M. (1999). Childhood migration and social integration in adulthood. Journal of Marriage and the Family, 61, 774-789.         [ Links ]

Montero, M. (2003). Teoría y práctica de la psicología comunitaria: La tensión entre comunidad y sociedad. Barcelona: Paidós.         [ Links ]

Ortíz-Torres , B. (1999): El empowerment como alternativa teórica para la América Latina.Revista Interamericana de Psicología, 33, 49-66. Palomar, J & Lanzagorta, N. (2005). Pobreza, recursos sociales y movilidad social. Revista Latinoamericana de Psicología, 37, 9        [ Links ]         [ Links ]

Ramírez, V. & Cumsille, P. (1997). Evaluación de la eficiencia de un programa comunitario de apoyo a la maternidad adolescente.Revista Latinoamericana de Psicología, 29, 267-286.         [ Links ]

Reimel de Carrasquel, S. & Jiménez, Y. (1997). Calidad de vida percibida en una comunidad cooperativa Venezolana. Revista Latinoamericana de Psicología, 29, 303-319.         [ Links ]

Rosenberg, M. (1965). Society and the adolescent self image. Princeton, NJ: Princeton University Press.         [ Links ]

Ross, C. E., Mirowsky, J., & Pribesh, S. (2001). Powerlessness and the amplification of threat: Neighborhood disadvantage, disorder, and mistrust. American Sociological Review, 66, 568-591.         [ Links ]

Sampson, R. J., Raudenbush, S. W., & Earls, F. (1997). Neighborhoods and violent crime: A multilevel study of collective efficacy. Science, 277, 918-924.         [ Links ]

Sánchez , E. (1998). Hacía una psicología social de la participación ciudadana en América Latina. Revista Interamericana de Psicología, 32, 123-135.         [ Links ]

Sarason, S. B. (1974). The psychological sense of community: Prospects for a community psychology. San Francisco: Josey-Bass.         [ Links ]

Schwarzer, R., & Leppin, A. (1989). Social support and health: A meta-analysis. Psychology and Health, 3, 1-15.         [ Links ]

Shinn, M., & Toohey, S. M. (2003). Community contexts of human welfare. Annual Review of Psychology, 54, 427-459.         [ Links ]

Thoits, P. A. (1983). Multiple identities and psychological well-being: A reformulation of the social isolation hypothesis. American Sociological Review, 48, 174-187.         [ Links ]

Triandis, H.C. (1990). Cross-cultural studies of individualism and collectivism. En J.J. Berman (Ed.), 1989 Nebraska symposium on motivation: Vol. 37. Cross cultural perspectives (pp. 41-133). Lincoln: University of Nebraska Press.         [ Links ]

Turner, R. J & Turner, J. B. (1999). Social integration and support. En C. C. Aneshensel, S. Carol & J. C. Phelan (Eds.), Handbook of the sociology of mental health (pp. 301-319). Nueva York: Kluwer /Plenum.         [ Links ]

Wandersman , A. & Florin, P. (2000). Citizen participation and community organizations. En J. Rappaport & E. Seidman (Eds.), Handbook of community psychology (pp. 247-272). Nueva York: Kluwer /Plenum.         [ Links ]

Wellman, B. (1999). The network community. En B. Wellman (Ed.),Networks in the global village(pp. 1-48). Boulder, CO: Westview Press.         [ Links ]

Wilson, J. Q., & Kelling, G. (1982). Broken windows: The police and neighborhood safety. Atlantic Monthly, 29-38         [ Links ]

Zimmerman, M.A. (2000). Empowerment theory: Psychological, organizational and community levels of analysis. En J. Rappaport & E. Seidman (Eds.), Handbook of community psychology (pp. 43-63). Nueva York: Kluwer /Plenum.         [ Links ]

Recepción: septiembre de 2004

Aceptación final: abril de 2006

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License