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Revista Latinoamericana de Psicología

Print version ISSN 0120-0534

rev.latinoam.psicol. vol.40 no.3 Bogotá Sept./Dec. 2008

 


IMPLICACIÓN DE LAS ACTITUDES Y DESESPERANZA EN LA PARTICIPACIÓN ELECTORAL DE ESTUDIANTES ESPAÑOLES Y LATINOAMERICANOS

INVOLVEMENT OF ATTITUDES AND HOPELESSNESS IN ELECTORAL PARTICIPATION IN SPANISH AND LATIN-AMERICAN STUDENTS


JOSÉ JUAN VÁZQUEZ1

Universidad de Alcalá, España
SONIA PANADERO
Universidad Complutense de Madrid, España
y
PAULINA PAZ RINCÓN
Universidad de Concepción, Chile

1 Correspondencia: JOSÉ JUAN VÁZQUEZ, Área de Psicología Social, Facultad de Documentación y Psicopedagogía, Universidad de Alcalá. AULARIO MARÍA DE GUZMÁN. C/ San Cirilo, s/n. 28801 Alcalá de Henares. Madrid. España. Correo electrónico: jj.vazquez@uah.es


ABSTRACT

This paper describes a research study carried out with 709 psychology students from different universities from Nicaragua, El Salvador, Chile and Spain. Electoral participation of the students and its relationship with different variables such as sociodemographic characteristics, hopelessness, number of stressful life events, attitude towards politics and institutions, etc., were analyzed. Nationality, financial situation, interest about politics, gender or to be far from home predicts the electoral participation of the participants. But hopelessness is not an important variable to explain electoral participation.

Key words: Political elections, hopelessness, politica attitudes, Latin America.

RESUMEN

Se recogen los resultados de un estudio realizado con 709 alumnos de psicología de diferentes universidades de Nicaragua, El Salvador, Chile y España. Se analiza la participación electoral de los estudiantes y su relación con diferentes variables como características sociodemográficas, desesperanza, número de sucesos estresantes vividos, actitudes hacia la política e instituciones, asociacionismo, etc. Los resultados muestran que los mejores predoctores de la participación electoral se encuentran relacionados con nacionalidad, situación económica, interés por la política, género o separación del domicilio. La desesperanza no parece jugar un papel relevante en el ejercicio del derecho de voto.

Palabras clave: Elecciones políticas, desesperanza, actitudes políticas, latinoamérica.


INTRODUCCIÓN

La participación electoral ha sido área de gran interés en la mayor parte de estados, fundamentalmente cuando éstos se autodefinen como democráticos. Especial atención se ha prestado a los aspectos referentes a la participación electoral de los nuevos votantes, sobre todo cuando se observa un declinar en el interés y la motivación de los jóvenes hacia la acción política, que podría derivarse, entre otros aspectos, de factores como su escasa autopercepción como agentes de cambio. Esto parece incidir en un mayor involucramiento en actividades políticas de baja implicación (solicitar firmas, donar dinero) que en el trabajo activo por un cambio social positivo (Ellis, 2004).

Ellis (2004), señala entre las principales barreras de los jóvenes para convertirse en agentes de cambio la consideración de que no es su responsabilidad ni su problema y, sobre todo, la sensación de incapacidad para ayudar, aspecto tradicionalmente asociado a desesperanza. La desesperanza -percepción negativa de las personas sobre su futuro- es considerada una importante inductora de comportamientos disfuncionales (Beck, Brown, Berchick, Stewart & Steer, 1990; Sullivan, 2003), a la vez que inhibidora de conductas (Kelly, Rollings & Harmon, 2005) y de la implementación de estrategias de afrontamiento activo (Poch, Villar, Caparros, Juan, Cornella & Pérez, 2004). Paralelamente, afrontar un elevado número de sucesos vitales estresantes -aspecto asociado a la emoción de desesperanza-, o padecer sucesos estresantes severos, puede inducir percepciones de indefensión (Oatley & Bolton, 1985) e inhibir conductas orientadas a modificar situaciones, entre otras, la participación electoral. A excepción de lo referente a la conducta suicida, la literatura refiere pocos trabajos sobre los efectos de la desesperanza y los sucesos vitales estresantes en la conducta, no existiendo trabajos que aborden el efecto de estas variables en la participación electoral. Sin embargo, se ha constatado que tanto la desesperanza como la vivencia de sucesos vitales estresantes inciden en la eficacia percibida y la autoconfianza, recursos psicológicos relacionados con la participación política (Rosenstone & Hansen, 1993).

Si bien son muchos los factores que pueden incidir en el comportamiento electoral, la literatura ha prestado especial atención a las cuestiones relacionadas con aspectos socioeconómicos (clase social, situación económica), destacándose, al menos en Estados Unidos, una relación directa entre capacidad socioeconómica (con lo que ello implica: dinero, educación, recursos personales) y participación política (Leighley, 1995), siendo los individuos con mayor capacidad socioeconómica quienes afrontan más fácilmente los costos asociados con la participación electoral: registrarse, recoger información, desplazarse hasta las urnas, etc. (Johnson, Stein & Wrinkle, 2003).

Las cogniciones relacionadas con la política (ideología, intereses) han sido una de las variables en mayor medida empleadas al analizar el comportamiento electoral. Junto a ellas, parecen influir en el comportamiento electoral aspectos como la percepción de eficacia y la confianza en determinadas instituciones, así como la pertenencia a asociaciones, organizaciones, etc. Este aspecto, señalado desde los años sesenta por Almond y Verba (1963), se convirtió en una importante área de atención tanto en el mundo anglosajón (Moyser & Parry, 1997; Parry, Moyser & Day, 1992; Verba, Schlozman & Brady, 1995) como en Europa (Dekker, Koopmans & Van de Broek, 1997; Stolle & Ronchon, 1999) o Centroamérica (Seligson, 1999), observándose correlación positiva entre la pertenencia a asociaciones u organizaciones y la actividad política de sus miembros. La formación de capital social derivada de la adscripción a organizaciones aparece como uno de los mecanismos más relevantes en la explicación de la actividad política de los individuos (Bekkers, 2005; Teorell, 2003).

Nicaragua, El Salvador, Chile y España, países con muy diferentes niveles de desarrollo, celebraron las primeras elecciones libres tras procesos dictatoriales con un margen de diferencia de 13 años: España en 1977; El Salvador, 1984; Chile, 1989 y Nicaragua, 1990. Actualmente, los procesos electorales en dichos estados se ajustan a patrones democráticos, sin que ello impida que ocasionalmente surjan denuncias de fraude electoral (Vázquez, Panadero & Rincón, 2005). Estos estados presentan diferencias en su organización institucional (sistemas presidencialistas en Chile, Nicaragua y El Salvador, monarquía parlamentaria en España; sistemas monocamerales en El Salvador y Nicaragua y bicamerales en Chile y España) y en sus sistemas electorales (obligatoriedad del voto e inscripción previa en Chile, voto a partir de los 16 años en Nicaragua, etc.) que pueden tener incidencia en la participación electoral. Las tasas oficiales de participación electoral oscilan entre las elevadas tasas chilenas (86,6% -presidenciales y parlamentarias de 2001- y 87% -presidenciales de 2005-) y las más bajas de El Salvador (67,4% -presidenciales de 2004-) o España (68,7% -parlamentarias de 2000- y 75,6% generales de 2004-). La participación electoral en Nicaragua se situó en el 76,4% y 75% en las presidenciales de 1996 y 2001 respectivamente.

Junto a dichos factores políticos, existen otros aspectos que diferencian notablemente a estos países, algunos de las cuales se recogen en la Tabla 1, (PNUD, 2005; World Bank, 2005).

MÉTODO

Participantes

Participaron 709 estudiantes de psicología de Nicaragua (Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua y Universidad Autónoma de Chinandega), El Salvador (Universidad Centroamericana José Simeón Cañas y Universidad Evangélica de El Salvador), Chile (Universidad de Concepción y Universidad Santo Tomás) y España (Universidad Complutense de Madrid). Dado que se excluyeron los estudiantes que por motivos de edad no pudieron ejercer su derecho de voto en las últimas elecciones celebradas en su país, la muestra final se compone de 656 estudiantes: 208 nicaragüenses, 193 salvadoreños, 139 Chilenos y 116 españoles.

Los participantes son mayoritariamente mujeres (80,3%), la edad media fue de 22,41 años (dt=4,456), en su mayoría solteros (87,0%).

Procedimiento

Se empleó un cuestionario autoaplicado, diseñado en España y adaptado semánticamente a las distintas variantes del español utilizadas en América. La aplicación del cuestionario fue colectiva, se realizó en las aulas y no se estableció un tiempo límite de tiempo para responderlo.

De la información recogida por el cuestionario, en el presente trabajo se utilizaron los siguientes aspectos:

1. Datos sociodemográficos, incluyendo la percepción sobre clase social de pertenencia.
2. Proyección profesional, emigración y satisfacción con la situación económica de familiar.
3. Actitudes hacia la política, ejercicio del derecho de voto y participación en organizaciones.
4. Orgullo por la propia nacionalidad y grado de confianza en las instituciones.
5. Sucesos Vitales Estresantes, utilizando una adaptación del LTE-Q (List of Threatening Experiences Questionnaire; Brugha & Cragg, 1990).
6. Escala de Desesperanza (Beck, Weissman, Lester & Trexler, 1974).

Análisis de datos

Mediante el sistema de análisis estadístico y de gestión de datos SPSS (versión 12.0) se realizaron comparaciones en diferentes variables, entre quienes ejercieron su derecho de voto y aquellos que no lo hicieron. Para las variables nominales se utilizó el estadístico Chi-cuadrado mientras que para las variables continuas se aplicaron pruebas t de Student para muestras independientes.

Los análisis discriminantes realizados emplearon el método de inclusión por pasos con el procedimiento Lambda de Wilks, definiéndose la variable dependiente como Ejerció su derecho de voto, con dos valores: 0, no ejerció su derecho; 1, ejerció su derecho de voto. Los análisis de las diferencias entre quienes ejercieron y no ejercieron este derecho orientaron la selección de variables independientes, incluyéndose las variables en que diferían de forma estadísticamente significativa ambos grupos.

Debido al tamaño desigual de los grupos, se seleccionó para el análisis discriminante un subgrupo aleatorio (n = 151) entre quienes votaron.

RESULTADOS

El 76,2% de la muestra (483 estudiantes) había ejercido su derecho de voto en las últimas elecciones celebradas en su país, si bien se observan niveles de participación muy diferentes en los diferentes países (c2 = 236,855; p<0,001): los estudiantes chilenos presentan un porcentaje de participación electoral (26,9%) significativamente menor que los españoles (81,7%), nicaragüenses (87%) y salvadoreños (95%). La Tabla 2 recoge algunas características sociodemográficas de quienes votaron y de aquellos que no lo hicieron.

Tal como se observa en la tabla 2, aunque ambos grupos están formados mayoritariamente por mujeres, el porcentaje de mujeres es significativamente mayor entre quienes votaron (83% frente al 71,5%). Igualmente, el grupo formado por quienes votaron se caracteriza por presentar una media de edad mayor (22,6 años frente a 21,4 años) y un porcentaje menor de solteros (86,4% frente a 95,3%). La Tabla 3, recoge algunas características socioeconómicas de quienes ejercieron el derecho de voto y de aquellos que no lo hicieron.

Como se deriva del análisis de la tabla 3, quienes votaron se encuentran en un mayor porcentaje insatisfechos con su situación económica familiar, se ubican en mayor medida en las clases media-baja y baja, compatibilizan en un mayor porcentaje estudios con actividad laboral y sienten un mayor orgullo nacional. No se observaron diferencias significativas en el ejercicio del derecho de voto en función de variables tales como, la posibilidad percibida de poder ejercer la profesión de psicólogo en el futuro, la consideración de que fuera del país mejorarían sus posibilidades profesionales o haber valorado la posibilidad de emigrar. La Tabla 4 recoge las diferencias entre quienes ejercieron y no ejercieron su derecho de voto en función de su ubicación en el espectro político y grado de interés por la política.

Ambos grupos son muy similares en cuanto a su ubicación en el espectro político, sin diferencias estadísticamente significativas a este respecto. La mayoría de los estudiantes se ubican en el centro o centro-izquierda en su orientación política. Quienes votaron, muestran un significativamente mayor interés por la política, reconociendo prácticamente la mitad un interés alto o muy alto, porcentaje que se reduce a un tercio entre quienes no votaron.

No se observaron diferencias estadísticamente significativas entre quienes votaron y aquellos que no lo hicieron en el grado de confianza manifestado sobre el sistema legal o las cámaras de diputados y senadores. Sin embargo, aparecen diferencias significativas en el grado de confianza en la policía y los funcionarios públicos o burócratas, en ambos casos mayor entre quienes no votaron (Tabla 5).

En la Tabla 6, se observa que quienes pertenecen a iglesias y organizaciones religiosas, grupos educativos o artísticos, partidos o grupos políticos, organizaciones en pro de los derechos humanos, y ONGs o grupos de voluntariado muestran una mayor participación electoral.

El análisis de los sucesos estresantes vividos por los entrevistados (Tabla 7) indica que quienes han padecido problemas económicos importantes tienden en mayor medida a votar. Por su parte, los estudiantes que se encuentran alejados de su domicilio parecen mostrar menor participación electoral. No se observan diferencias estadísticamente significativas entre votantes y no votantes en cuanto al número de sucesos vitales estresantes vividos.

El análisis de las puntuaciones de la Escala de Desesperanza (Tabla 8), indica que los entrevistados que votaron presentan puntuaciones medias significativamente más elevadas en desesperanza que quienes no lo hicieron.

Los resultados del análisis discriminante indican que las variables independientes que proporcionan la mejor discriminación entre quienes votaron y no votaron en las últimas elecciones (permitiendo predecir el grupo de pertenencia) son grado de interés por la política, orgullo de la propia nacionalidad, ser chileno, ser salvadoreño y encontrarse separado de su domicilio. La inclusión de las otras variables no contribuye de modo significativo a la discriminación entre ambos grupos, por lo que no fueron introducidas en la función discriminante.

La Tabla 9 revela una función estadísticamente significativa que correlaciona con las variables de grupo en (0,672) y cuyo valor de Chi-cuadrado resulta estadísticamente significativo. Los centroides de los grupos son (0,905) para el grupo formado por quienes no ejercieron su derecho a voto y (-0,905) para quienes sí lo hicieron:

Los coeficientes estandarizados recogidos en la Tabla 9 muestran el signo y la magnitud asignada a cada una de las variables incluidas en la función discriminante, cuyo valor Lambda de Wilks es 0,548 (p < 0,001). Esta función clasifica correctamente al 80,0% de los casos, cifra que supera el criterio de máxima aleatoriedad. El 94,6% del grupo que ejerció su derecho de voto y el 65,5% del grupo que no lo hizo fueron asignados al grupo de pertenencia correcto. En ambos grupos se cumple el criterio de precisión clasificatoria un cuarto mayor que aquella obtenida por aleatoriedad (Hair, Anderson, Tatham y Black, 1999).

Así, la combinación que mejor explica la participación electoral es: interés alto o muy alto por la política, sentir orgullo alto o muy alto por la nacionalidad, ser chileno, ser salvadoreño y no encontrarse separado del domicilio.

Se realizó un segundo análisis discriminante excluyendo nacionalidad, cuyos resultados indicaron que las variables independientes que proporcionan la mejor discriminación posible entre quienes votaron en las últimas elecciones y aquellos que no lo hicieron son: grado de interés por la política, separación del domicilio, compatibilización de estudios y actividad laboral, sexo y haber padecidos problemas económicos importantes.

Los resultados recogidos en la Tabla 10 revelan una función estadísticamente significativa que correlaciona con las variables de grupo en (0,391) y cuyo valor Chi-cuadrado resulta estadísticamente significativo. Los centroides de los grupos son (-0,423) para el grupo formado por quienes no ejercieron su derecho al voto y (0,423) para el grupo de personas que sí lo hizo.

Los coeficientes estandarizados recogidos en la tabla 10 muestran el signo y la magnitud asignada a cada una de las tres variables incluidas en la función discriminante, cuyo valor Lambda de Wilks es 0,847 (p < 0,001). Esta función clasifica correctamente al 64,7% de los casos, cifra que supera el criterio de máxima aleatoriedad. El 66,4% del grupo que votó y el 63,0% del grupo de aquellos que no lo hicieron fueron asignados al grupo de pertenencia correcto, observándose que se cumpliría para ambos grupos el criterio de precisión clasificatoria (Hair, Anderson, Tatham, & Black., 1999), si bien en este caso por un margen más estrecho que en el caso anterior. Al excluir la nacionalidad, la combinación que mejor explica el ejercicio del derecho de voto es: interés alto o muy alto por la política, compatibilización de estudios y actividad laboral, ser mujer, haber tenido problemas económicos importantes y no encontrarse separado del domicilio.

DISCUSIÓN

Mientras se observa una participación electoral muy elevada entre los estudiantes salvadoreños -25 puntos superior a la tasa de participación electoral oficial del país-entre españoles y nicaragüenses -más de 10 puntos superior a las tasas de participación electoral oficiales sus respectivos países-, la participación electoral de los estudiantes chilenos resulta notablemente baja: 60 puntos por debajo de la participación electoral oficial de Chile. Estos datos resultan especialmente relevantes si se considera que Chile es el país que oficialmente presenta la mayor participación electoral de los cuatro. El sistema de inscripción electoral chileno junto a la obligatoriedad en la participación electoral de los inscritos, frente al registro automático y la participación voluntaria de los otros tres países, parece desincentivar la conducta de voto de los estudiantes, pese a que manifiestan un elevado interés por la política. Sin duda, y como ha sido señalado desde diferentes instancias (Fuentes & Villar, 2004), para incentivar la participación electoral de los nuevos votantes - al menos universitarios- parece interesante revisar los requisitos de inscripción previa y obligatoriedad a la hora de votar.

Las estudiantes presentan una mayor tasa de participación electoral, si bien esta diferencia no se observa entre los estudiantes centroamericanos tomados por separado (Vázquez, Panadero & Rincón, 2005, 2006, en prensa), siendo las estudiantes chilenas y españolas las que tienden a votar en mayor medida que sus compañeros varones. Los estudiantes de mayor edad y quienes conviven en pareja (quizás por su mayor estabilidad y edad) tienden a votar en mayor medida. El paso de los años y la estabilidad personal, acorde a lo observado por Hritzuk y Park (2000) entre la población latina de Estados Unidos, parecen asociadas a un incrementando en la participación electoral.

A diferencia de lo señalado por Leighley (1995), quien observa una relación directa entre capacidad económica y participación política, en este trabajo se aprecia que los estudiantes más satisfechos con su situación económica, los pertenecientes a las clases sociales más altas y quienes no compatibilizan sus estudios con actividad laboral -probablemente los más satisfechos con el status quo-, presentan una menor participación electoral. Por el contrario, una peor situación económica parece impulsar la conducta de voto entre los estudiantes de psicología. De hecho, al analizar los diferentes sucesos estresantes vividos por los entrevistados, se observa que haber padecido problemas económicos resulta más habitual entre quienes votaron. La necesidad percibida de incidir en la situación política para favorecer una mejora personal pudiera impulsar la participación electoral.

De otra parte, se observa que ejercen en mayor medida su derecho de voto quienes manifiestan un mayor interés por la política, la ubicación en el espectro político no parece influir en el comportamiento electoral, votando en similar medida quienes se consideran de izquierda y de derecha. Sin embargo, a pesar de no existir diferencias estadísticamente significativas, los estudiantes que manifiestan ser de centro reflejan una menor tendencia a votar, tal vez porque la ubicación en el centro político es interpretada por los estudiantes no como una cuestión ideológica, sino como una no identificación con los partidos tradicionales y una falta de confianza en las fuerzas políticas. Con todo, este aspecto no parece tener influencia decisiva en la participación electoral, muy elevada incluso entre quienes se consideran ubicados en el centro político, mientras que de hecho, la confianza en el sistema legal o en las cámaras legislativas no parece guardar relación con la participación electoral. Sin embargo, quienes manifiestan más confianza en la policía y en los funcionarios públicos presentan las menores tasas de participación electoral. De nuevo, la satisfacción con el status quo puede ayudar a explicar una cierta desmotivación en el ejercicio del derecho de voto.

Formar parte de organizaciones religiosas, grupos educativos o artísticos, partidos políticos, organizaciones en pro de los derechos humanos u ONG's se encuentra relacionado con mayores tasas de participación electoral. Estos datos avalan la correlación observada por diferentes autores (Bekkers, 2005; Vázquez, Panadero & Rincón, 2005, en prensa) entre la pertenencia a asociaciones, grupos u organizaciones y la actividad política de sus miembros, reforzando la teoría señalada por Teorell (2003) según la cual los mecanismos de formación de capital social derivados de la adscripción a organizaciones, suponen uno de los mecanismos más relevantes en la explicación de la actividad política individual.

Los estudiantes alejados de su domicilio presentan una menor participación electoral. La necesidad de desplazarse al lugar habitual de residencia para votar o, en su defecto, prever con antelación la conducta de voto para hacerlo por correo, parecen reducir la participación electoral entre estos jóvenes.

Si bien los problemas económicos y la separación del domicilio inciden en la partición electoral, no se observan diferencias a este respecto en función del número de sucesos vitales estresantes vividos, pese a su impacto negativo en las emo ciones. Sin embargo, una variable tan asociada al padecimiento de sucesos vitales estresantes como es la desesperanza, parece presentar cierta influencia en el comportamiento electoral. Ahora bien, en contra de lo esperado a partir de la literatura sobre las consecuencias de la desesperanza en el comportamiento (Beck et al., 1990; Sullivan, 2003), especialmente en las respuestas de afrontamiento (Poch et al., 2004) -entre las que podría englobarse la participación electoral- los entrevistados que votaron presentan puntuaciones medias significativamente más elevadas en desesperanza, que quienes no ejercieron ese derecho. La desesperanza parece presentar una influencia positiva en la conducta de voto, si bien este dato de difícil explicación debería ser confirmado en trabajos posteriores, dado que variables no controladas (cambios legislativos en relación a la profesión de psicólogo en España o presión social hacia la participación electoral en Nicaragua -a la que resulta más difícil hacer frente en situaciones emocionalmente negativas-) pudieran permitir explicarlo. En cualquier caso, la desesperanza no parece ser un factor determinante del comportamiento electoral en función de lo observado en los análisis discriminantes realizados.

En línea con lo anterior, los análisis discriminantes señalan como mejores indicadores de la participación electoral el elevado interés por la política, el orgullo por la propia nacionalidad y la no separación del domicilio. Esta última circunstancia, nuevamente, surge como un fuerte factor de inhibición del ejercicio del derecho de voto. En este sentido, facilitar el voto por correo podría favorecer la participación electoral de algunos de los nuevos votantes.

La reducida participación electoral de los estudiantes chilenos, en contraposición a la muy elevada participación de los salvadoreños, vuelve a verse desatacada en el análisis discriminante. Algo similar sucede con la compatibilización de los estudios con alguna actividad laboral, o el haber tenido problemas económicos importantes, factores asociados a un incremento en la conducta de voto.


REFERENCIAS

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Recepción: Noviembre de 2006
Aceptación final: Marzo de 2008

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